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Orgullo vs Amor por Shinjimasu

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Cuando los padres de Shitagi recibieron la noticia de que serían abuelos se alegraron mucho, pues no era para menos; sin embargo, la relación que tenía él con Vegeta no mostraba cambio alguno desde ese día: ellos eran muy distantes y casi no se veían. Por más que  intentaba ser amable con él, Vegeta no mostraba interés en su embarazo.

Por el contrario, el saiyajin se enfocaba cada vez más en su entrenamiento. Durante el tiempo que estuvo “sentimental” con Shitagi se había descuidado de sus asuntos y su deseo de convertirse en súper saiyajin había disminuido, pues encontraba sentirse bien a su lado y no tenía otra preocupación: se encontraba en paz.

Pero ahora tenía un retraso considerable y la llegada de los androides se acercaba cada vez más, provocando que él casi no saliera de la cámara de gravedad. Esto no solo lo afectaba a él, quien casi no comía ni dormía, sino también al chico quien se preocupaba mucho por él.

Y de esa manera pasaron los meses hasta que por fin llegó el momento de que el pequeño saiyajin naciera.

Vegeta supo que el momento había llegado, pero no se molestó en ir con él y sus padres al hospital. No le interesaba lo que pudiera pasar después, no le interesaba nada en lo absoluto y prefirió quedarse en la cámara de gravedad.

Mientras tanto, Shitagi ya se encontraba con sus padres en espera de entrar a la sala de parto. Nunca antes había estado tan agitado y nervioso como en ese momento.

-Tranquilo cariño, todo estará bien, no tienes que preocuparte- le dijo su madre con dulzura.

-¿D-Dónde está Vegeta?- preguntó.

-Hijo, tal parece que  Vegeta esta en algo muy importante, le avise antes de venir pero no me contestó y se encerró en la cámara de gravedad… supongo que vendrá más tarde- respondió su padre con cariño –No te angusties, yo lo mantendré informado-

Shitagi respondió con una débil sonrisa y fue llevado a la sala de parto un par de minutos después.

 Como el guerrero le había dicho, el nacimiento del bebé no era sencillo. El dolor era demasiado; a pesar de ser muy pequeño, era demasiado fuerte y las contracciones eran intensas, obligando al chico a dar un doble esfuerzo: uno para el parto y otro para no desmayarse.

Por su parte, Vegeta seguía en la casa. El Dr. Brief le había avisado su partida hacia el hospital pero él prefirió cerrarle la puerta. Había pasado casi una hora y el teléfono había sonado  cuatro veces, de las cuales no contestó ninguna. ¿Por qué tanta urgencia en contactarlo? ¿Acaso le había sucedido algo a Shitagi o al bebé? No, él podía sentir su KI, agitado pero estable.

Transcurrieron otros 30 minutos y el chico aun no terminaba. Una vez estuvo a punto de perder la conciencia pero se recuperó casi enseguida y aumento su energía. Vegeta ahora estaba preocupado. Sabía que Shitagi era un hombre fuerte pero sin duda el niño lo sería más.

Recordó por un momento que la esposa de Kakarotto también era humana y había sobrevivido al parto en su momento. Intentó tranquilizarse con eso, pero no lo lograba: a pesar de que Gohan también era un hibrido saiyajin, era hijo de un guerrero de clase baja, y cuando lo concibieron, Kakarotto era demasiado débil como para que su hijo mostrara algún tipo de complicación. Por el contrario, él era demasiado fuerte además de que era un saiyajin de elite,  y el bebé no dejaría de serlo también, por lo que las gestaciones y el parto no podían compararse. Además de que Shitagi era un hombre.

Temía que él no lo soportara ¿Qué haría si Shitagi… si él fallecía? No podría soportarlo, sería demasiado doloroso para él perderlo a pesar de que una y otra vez se intentara convencer de que no sería así. La vida del bebé no le importaba tanto, pero estaba seguro que Shitagi preferiría dar la suya con tal de que ese niño lograra vivir.

Pasaron tan solo unos minutos para que Shitagi volviera a decaer peligrosamente. Sabía que todo eso era muy peligroso para un humano, pero a pesar de todo se empeñó por aparentar que nada le importaba aunque no fuera completamente cierto.

Habrán pasado algunos segundos hasta que sintió algo: su hijo por fin había nacido.

Su pequeño KI era fuerte y estable, apto para un saiyajin de clase alta y el de Shitagi aún estaba débil, pero se encontraba bien.

En ese momento hubiera esperado sentir algo, pero nada pasó.

Cuando Shitagi despertó estaba agotado y fue llevado a una habitación para que pudiera descansar. Había tenido la esperanza de encontrar a Vegeta ahí… pero no fue así. Aún muy adolorido se sentó ligeramente sobre la cama, recargándose en su almohada mientras pasaba su cabello para ajustarlo atrás de su oreja, observando la ventana, esperando ver llegar al saiyajin en cualquier momento, pero claramente eso no pasó. Una dolorosa lágrima bajó por su mejilla justo antes de que una enfermera le llevara a su bebé.

Shitagi se alegró mucho al verlo, tanto que olvidó por completo la tristeza que sintió hace un momento. Lo tomó entre sus brazos, encontrando en él la imagen de Vegeta. El bebé despertó y miró a su padre, dándole la oportunidad de fijarse en los perfectos ojos azules que había heredado de él, además del color lila de su cabello. Lo abrazó suavemente mientras el pequeño extendía sus brazos hacia su cuerpo, mostrándole una tierna sonrisa. Ahora sentía que todo había valido la pena, absolutamente todo.

Lo que Shitagi intentaba aceptar, que Vegeta pensaba en él era una realidad. El saiyajin, entre sus entrenamientos, recordaba que seguía en el hospital junto con su hijo, probablemente preguntándose porqué él no estaba ahí.

Pasaron algunos días hasta que por fin los dieron de alta y pudieron regresar a casa. Encontró la cámara de gravedad encendida y le pidió a sus padres que no molestaran al príncipe. Sabía que no tenía caso.

Al llegar la noche, el guerrero subió a su habitación, pasando frente a la del chico quien lo llamo cuando lo vio pasar.

-¿Quieres acercarte un momento? Por favor- pidió sentado en su sillón.

Vegeta, aunque de mala gana, avanzó y se paró frente a él, bajando un poco su mirada para ver por primera vez a su hijo. Sobra decir que no le agradó en lo absoluto el tono de su cabello pero no lo podía esperar negro. Se sintió extraño al verlo, claro, sin que su rostro lo notara.

-Se parece a ti- dijo el chico dulcemente, haciendo que él se sonrojara –Debemos escoger un nombre-

-Llámalo como quieras, eso no me importa-

-Estaba pensando algo como… Trunks-

-Como quieras- contestó serio –Supongo que fuiste lo suficientemente precavido como para ordenar que le cortaran su cola-

-Sí, era lo mejor- contestó él observando como Vegeta salía de la habitación, haciéndolo recostar al pequeño en su cuna para detenerlo –No tienes que irte- le dijo antes de que entrara a su antigua habitación –Después de todo esta es nuestra habitación-

-¿Por qué querría quedarme?- contestó tomando la perilla de su puerta –Te dije claramente que yo NO aceptaría a ese mocos ni mucho menos lo trataría con cariño, no me importa cuidarlo ni  desvelarme por sus lloriqueos-

-No entiendo porque le tienes tanto rencor Vegeta- le dijo triste y asustado por el nivel de indiferencia que podría mostrar el saiyajin –Solo es un bebé y… tampoco entiendo tu abandono hacia mí. No recuerdo haber hecho algo para que estés molesto conmigo, mi intensión nunca fue humillarte al darte un hijo con sangre humana…- continuó mientras cristalizaba sus ojos haciendo una pequeña pausa –¿Pero sabes qué?- le dijo evitando que las lágrimas bajaran por su mejilla –Creo que después de todo es mejor así. Si quieres dormir en tu propia habitación puedes hacerlo, no tengo porqué obligarte a quedarte conmigo si no quieres, con nosotros. Tampoco voy a intervenir en tus asuntos que, al parecer, son más importantes que nosotros, ni voy a exigirte que pases tiempo con Trunks: tu no dejarás de ser su padre y podrás estar con él cuando quieras (si es que quieres), después de todo es TU HIJO y…  tampoco me preocuparé por lo que hagas- agregó mientras se volteaba ante la mirada perpleja del saiyajin.

Antes de que entrara a la habitación, Shitagi lo miró –Yo no decidí embarazarme Vegeta, pero acepto que fue lo mejor que pudo haberme pasado en la vida. Siempre quise formar una familia con alguien que me amara tanto como yo a él… pero creo que no se puede tenerlo todo ¿Verdad? Ahora Trunks lo es todo para mí y aunque me duela decirlo, tu y yo ya no estamos unidos por nada más que por él… así que puedes hacer lo que quieras- dijo cerrando la puerta tras de sí.

Vegeta estaba sorprendido, no podía pensar en nada más que en lo que le había dicho. Sabía pues, que sin duda ahora todo cambiaria.


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