-Hola Shitagi- lo saludo
-¿Qué haces aquí Yamcha?- pregunto serio
-Bueno, creí que podríamos salir un rato-
-Por el momento no quiero estar contigo, espero que lo puedas entender- dijo molesto
-¿Aún sigues enojado?-
-¿Cómo quieres que éste? ¿Acaso esto te parece un juego?-
-Claro que no pero… esperaba que me hubieras perdonado-
-Pase por alto muchas cosas Yamcha, pero esto fue demasiado- dijo triste
-Vamos, mi intensión no fue lastimarte-
-¿Y entonces? ¿Crees que olvidaría de un día para otro el hecho de que te hayas metido de nuevo con otra mujer?-
-Shitagi, solo fue un arranque de locura ¡Ella no significa nada para mí!- intentó disculparse.
-¿Un arranque de locura? ¿De nuevo? Bien, eso debiste pensar antes de engañarme- contestó sollozando.
-No amor, no llores- pidió acercándose a él.
-¿Qué demonios sucede aquí?- pregunto Vegeta molesto apareciendo de pronto.
-Nada que te importe Vegeta- contestó Yamcha
El guerrero vio al chico llorando y de pronto sintió mucha ira – ¿Acaso no tienes algo más que hacer, insecto?-
-No vine a hablar contigo- respondió Yamcha molesto.
-¡A mí no me hablas a sí gusano!-
-¡Ya cállense los dos!- exclamó Shitagi sollozando aún – ¡No quiero escuchar más discusiones-
-¿Por qué no nos dejas solos Vegeta? Shitagi y yo tenemos cosas que hablar- contestó Yamcha.
Shitagi estaba por contestar pero fue interrumpido por el saiyajin.
-¿Acaso no te das cuenta de que él no quiere estar contigo?- intervino el guerrero –¿Por qué mejor no te largas de aquí? ¿Tanto te gusta molestar a un niño?-
-¿Cuál es tu punto, eh? ¡Para empezar tú no tienes por qué intervenir entre nosotros!- se defendió Yamcha.
-¡Claro que lo tengo! Es exasperante que vengas a irrumpir mi tranquilidad-
-No me iré de aquí hasta hablar con Shitagi y nadie, ni siquiera tú, me lo impedirá-
-Eso está por verse- sonrió el guerrero con malicia.
-¡BASTA YA!- grito Shitagi –¡No quiero escuchar a ninguno de los dos!- agregó llorando mientras corría a su habitación.
-¡Shitagi, espera!- exclamo Yamcha siguiéndolo.
Vegeta no pudo controlarse y también subió.
-Shitagi, oye, escúchame- pidió Yamcha.
-¡No Yamcha! ¡No te quiero escuchar!-
-Te prometo que esto no volverá a suceder-
-Ahora es demasiado tarde para prometer, ya no te creo-
-Pero Shitagi…-
-Por favor vete Yamcha, nada de lo que me digas podrá cambiar mi opinión- pidió él.
-¿Estás seguro?-
El chico asintió.
-Entonces, supongo que… te veré otro día-
-Quizá entonces podamos hablar-
-Solo quiero que sepas que, lo siento mucho- agrego mientras se daba la vuelta, observando al guerrero en la puerta.
Avanzó y pasó junto al príncipe sin verlo para luego salir de la Corporación Capsula.
Shitagi miro al guerrero cuando se quedaron solos, limpiando las lágrimas de sus ojos –¿Cuál fue el punto de lo que hiciste Vegeta?-
-¿Qué?-
-Llegar a sí, de la nada ¿Qué intentabas hacer?-
-Deberías agradecerme el hecho de alejar a ese idiota de ti-
-¿Y por qué te interesaba tanto alejarlo, eh?-
-Porque me molestaba que estuviera aquí-
-No fue porque ¿No querías que lo perdonara?- preguntó de manera retadora.
-¿Qué? ¡Vaya tontería!-
Shitagi se acercó a él y se detuvo justo en frente, sonriéndole de una manera en la que no acostumbraba hacerlo –¿Estás seguro?-
Vegeta lo miro. Se sintió bastante molesto por la actitud que empezó a tomar el chico aún después de que él lo hubiera ayudado -¿Qué es lo que pretendes hacer al provocarme de esa manera?-
-Lo que sea ya no vale la pena-
-Oh ¿Eso crees? ¿Entonces te da igual lo que haga?-
Shitagi lo miró y entendió cómo estaba actuando. No era decente atacar a Vegeta con sus problemas –No me siento bien- sollozó –Han pasado tantas cosas que ya no sé qué es correcto y qué no-
-Supongo que no solamente te refieres a ese gusano-
El chico negó con su cabeza –Es por todo… nunca creí llegar a tener tantos problemas con mis relaciones-
-Más bien es porque no sabes elegir pareja-
-Lo dices como si fuera tan sencillo- se quejó -¿Crees que es fácil para mí siendo hombre? ¿Crees en verdad que no me duele que Yamcha me haya engañado tantas veces con mujeres? No tienes ni idea de cuántas veces desee ser una mujer en esos momentos…-
-Oh ¿De verdad? Bueno, eso se puede solucionar- le dijo Vegeta mientras lo sujetaba de su brazo y lo arrojaba sobre la cama –Si ese es tu problema entonces podemos solucionarlo justo ahora-
-¡N-No! ¡Vegeta! ¿Qué vas a hacer?-
-Te haré sentir como una mujer- le sonrió desgarrando su ropa de un solo zarpazo.
-¡No, no lo hagas! ¡Espera!- alcanzó a quejarse antes de que Vegeta lo besara.
Aquel beso fue muy similar al anterior. Tan intenso y fiero pero suave y cariñoso que no le dejó otra opción a Shitagi más que la de dejarse llevar por las sensaciones que ya invadían su cuerpo.
Vegeta comenzó a bajar su mano hacia su cintura, mientras él tomaba sus hombros, acariciando su cabello negro, abrazándose entre sí. Se separaron unos segundos pero sin mover sus rostros. Shitagi miro sus ojos, unos profundos y misteriosos ojos negros que lo hacían estremecerse. El guerrero hizo lo mismo, encontrando una enorme tranquilidad y dulzura en los brillantes zafiros de él.
No pudo soportarlo mucho y lo volvió a besar, esta vez, jalándolo suavemente a su cuerpo, acariciando su espalda. Poco a poco ambos fueron sucumbiendo ante la pasión que sentían y del calor que comenzaban a sentir entre sí, acomodándose lentamente sobre la cama.
Se besaron y acariciaron por varios minutos hasta que su propio deseo los hizo continuar a un nivel más alto. El chico le resultaba sumamente delicado. Ahora no le parecía para nada masculino y por lo mismo optó por no ser tan rudo con él a pesar de que esa fuera su intención principal.
Vegeta se sentía extraño, le resultaba maravilloso tener a ese humano por fin entre sus brazos, poder acariciarlo sin ningún tipo de remordimiento o culpa más que el de haberlo tomado a la fuerza en un principio.
Shitagi también correspondía los cariños del príncipe con dulces caricias y masajes a sus brazos y espalda. Por alguna razón, su cuerpo se estremecía cada vez que sentía sus manos tocando su piel, presa de la intensa sensación de tener los labios del guerrero besando los suyos, probando su delicioso sabor, jugueteando con su lengua en su boca. Sintió como él se hacía para atrás, sentándose en la orilla de la cama mientras lo colocaba sobre sus piernas, sujetándolo por su espalda, a pocos segundos de terminar de devorar sus labios.
Ambos separaron sus rostros tan solo un poco, logrando respirar libremente de nuevo pero aun sin dejar de mirarse. Para Vegeta resultaba penoso que él lo viera de esa forma además de que no sería lo correcto siendo que él lo estaba obligando a tener relaciones con él, por lo que de nuevo unió sus labios, dándoles un tierno beso, marcando un camino por su mejilla, avanzando peligrosamente hasta su cuello; Shitagi gimió mientras apretaba su piel con sus dedos, embargado por un escalofrío que recorrió todo su cuerpo. A decir verdad, estaba nervioso: no sabía que estaba pasando realmente ni qué tan intenso podría ser un saiyajin, o hasta qué punto podría volverse peligroso para él, pues realmente lo había tomado de manera violenta y, hasta ahora, sus movimientos eran bruscos y pesados.
-Vegeta…- susurró su nombre mientras cerraba sus ojos, un tanto por temor y por placer.
El saiyajin lo escuchó, pero bajo ningún motivo podría detenerse ahora. Lo sujetó por su cintura y se giró lentamente, recostándolo sobre la cama, hincándose frente él mientras comenzaba a retirar de manera apresurada su playera, exponiendo cada vez más su pecho. Shitagi lo tomo con cariño por sus hombros, apretando su piel con sus dedos. Gimió al sentir como el saiyajin rompió en dos partes su ropa, asustándose un poco.
Vegeta se percató de ello y se acercó a su mejilla. Si bien no tenía planeado ser dulce con él, tampoco quería angustiarlo –Ya te dije que no te lastimaría… no tienes que asustarte- le susurró.
El chico se tranquilizó un poco y de nuevo tomó su rostro y lo unió con el suyo, sintiendo como él comenzaba a ascender lentamente por sus costados hasta cruzar por sus hombros y pecho. Al sentirlo, un escalofrió recorrió el cuerpo de Shitagi. Aún no lograba entender cómo es que se sentía tan bien estando con Vegeta, como es que se había logrado enamorar de él tan intensamente.
Vegeta lo besó en su boca, probando sus labios, bajando por su cuello, llegando hasta su pecho para degustarlo, reconociendo su forma y textura lentamente con suaves caricias hechas por su juguetona lengua alrededor de sus pezones y acompañada de sus manos, tocándolo con cariño, pellizcando su piel suavemente.
-Ah… Vegeta… Ve-Vegeta…- susurró en un débil gemido mientras apretaba su espalda, invitándole a seguir con sus cariños mientras sentía cómo comenzaba a bajar su ropa interior para dejarlo desnudo.
El saiyajin siguió así un poco más, deleitándose con el delicioso sabor de su cuerpo, uno que poco a poco lo obligaba a liberar diversas sensaciones en su cuerpo. Ya no podía soportarlo más, tenía que sentirlo unido a él de inmediato; el tenerlo de esa forma, totalmente expuesto, rozando su piel húmeda, besándolo, acariciándose… ya no podía soportar su propio deseo y decidió ponerle un fin a sus jugueteos.
Regresó a su rostro, envolviendo sus lenguas en un delicioso beso mientras suavemente tomaba sus piernas y las separaba con gentileza para colocarlas a cada lado de su cuerpo. Con una de sus manos alzó ligeramente la cadera del chico mientras lo abrazaba por su espalda con la otra, acomodándose de la mejor forma posible. No lo pensó dos veces y se acercó a su entrada, descubriendo el delicado fluido que lo cubría como consecuencia del pre semen que había resbalado de su miembro durante todo ese tiempo, realmente satisfecho de que fuera así; no solo porque eso significaba que aquel chico estaba disfrutando tanto como él, sino porque así le causaría el mejor daño posible.
Movió su cadera y entro tan solo un poco en él, abriendo paso con la punta de su miembro en su interior. Shitagi se separó de sus labios para expulsar un gemido, abrazándolo con fuerza, presa de un delicioso pero doloroso cosquilleo. El saiyajin sonrió y con un nuevo movimiento terminó por entrar en su cuerpo, volviéndose uno al fin.
A Shitagi le resultó muy incómodo al principio, al grado de soltar lágrimas por sus ojos puesto que el guerrero era demasiado grande para él, más aún por la manera en la que había entrado.
Vegeta suspiró. No pudo evitarlo, se sentía demasiado bien, todo lo que habían hecho en ese momento, absolutamente todo le había causado una increíble sensación que nunca antes había tenido. De igual manera para él hubo una ligera presión en su miembro (no era para menos) pero poco a poco se fue convirtiendo en un bonus de su placer.
–Está caliente- susurró Shitagi aferrándose a su espalda con fuerza “Y es… muy grande” pensó, evitando decirlo para no enaltecer más el orgullo del guerrero. No tenía caso negarlo, Vegeta era un hombre perfectamente dotado, y cuando estaba excitando, era aún mayor.
El príncipe sonrió y lo besó con actitud dominante, de forma ruda pero gentil, acariciándolo por su espalda mientras comenzaba a moverse hacia delante, empujando suavemente en él, rozando su interior de una forma increíblemente placentera para ambos. Shitagi casi no lograba corresponder su beso, pues el gozo que lo embargaba era demasiado.
Llegó un momento en el que incluso Vegeta se separó de su boca para colocar su rostro junto al de él sin detenerse, embriagado por esa sensación de placer y gozo.
Escuchaba como él susurraba su nombre varias veces, pidiéndole que no se detuviera, escuchándolo decir que lo quería, pero Vegeta sabía que esas palabras solo eran resultado del placer que le estaba haciendo sentir. Aquello lo llegó a molestar demasiado, tanto, que por un momento olvidó que en un principio había prometido no ser demasiado brusco con él.
Lo sujetó por su cadera y se giró junto con él, recostándose sobre la cama para colocarlo sobre su cuerpo, sentándolo sobre su pelvis y logrando una penetración aún más profunda sin detener los movimientos de su cadera, permitiéndole al chico soportarse en su perfectamente formado abdomen. Ninguno lograba evitar sentir esa increíble sensación de gozo en su cuerpo, correspondiendo cada movimiento con otro aún más intenso.
-N-No… Vegeta, espera, así no…- pidió Shitagi inquieto.
-¿Acaso no te gusta más de esta manera?- respondió el guerrero.
-Me duele… es muy profundo…- se quejó sollozando, sin embargo Vegeta no hizo caso.
Empujaba en un interior de manera continua, firme, ayudándolo a soportarse sin dejar de acariciar sus piernas, su cintura, apretando cariñosamente la piel de su abdomen con sus pulgares, subiendo de vez en cuando hasta su pecho para masajearlo con gentileza; pasaron algunos minutos cuando Shitagi empezó a corresponder con ligeras caricias a sus perfectamente formados pectorales, agachándose hacia su rostro para besarlo mientras controlaba el movimiento de su cadera sobre su miembro, bajando y subiendo su intensidad al hacer una penetración lenta y profunda o rápida y gozosa. A esas alturas el dolor inicial ya había pasado y ahora solo quería disfrutar del momento lo más que pudiera.
Se mantuvieron en esa posición por un tiempo, hasta que por fin, Vegeta los giro una vez más para quedar en su posición inicial, colocándose sobre él y continuando sus intensos movimientos.
-Vegeta… ya no puedo más- gimió él -Q-Quiero correrme… por favor-
Ante esto, el príncipe intensificó sus movimientos, rozando lo más que podía su cuerpo haciéndolo gemir suavemente. No pasó mucho hasta que por fin escuchó un profundo grito de puro placer emitido por Shitagi, sintiendo como lo abrazaba fuertemente contra él mientras su abdomen era cubierto por su semen. Vegeta también se vio obligado a quejarse en voz baja mientras terminaba por eyacular, llenando su tembloroso cuerpo con su semilla.
Sus cuerpos se mantuvieron juntos después de eso.
La sensación de placer que corrió por sus cuerpos fue tal que ninguno de los dos se dio cuenta del momento en el que cayeron dormidos sobre la cama.