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La Ciudad de los Muertos II : Vestigios de esperanza por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Y seguimos con esta maratón...resubiendo todos los fucking capítulos e.e

Si eres nuevo: Hola! Bienvenido y disfruta :) Tienes suerte, vas a poder leer 13 capítulos en un corto periodo de tiempo. La estúpida de la autora eliminó sin querer el fic y ahora lo está resubiendo xD

Capítulo 5
 
  

 —¿Estás mejor? —noté que mis manos apoyadas sobre el pecho de Terence ya habían dejado de temblar. Estaba volviendo en mí, debía recuperar la compostura que había perdido luego de explotar en llanto. Respiré hondo una última vez.

   —Siento como si hubiese bajado cinco kilos.

   —Supongo que es el peso de todo lo que tenías guardado.

   —En realidad… —Me separé de él y sequé un rastro de lágrimas que aun manchaban mi rostro—. Lo que produce esa sensación de liviandad es la liberación de endorfinas, prolactina y adrenocorticotropi....

   —¿Q-Q-Qué? —balbuceó. Suspiré.

   —Hormonas anti estrés que sirven como relajantes naturales —aclaré y él me lanzó una mirada que estaba seguro quería decir “¿Me estás tomando el pelo, verdad?”. Carraspeé la garganta—. De todas formas, lamento que me hayas visto así.

   —Yo no lo hago —sonrió y aquella sonrisa produjo cosquillas en mi estómago.

Otra vez una estupidez me estaba poniendo de los nervios.

   —Creo que deberíamos volver… —dije, apartando la mirada y posándola una última vez sobre aquella piedra apenas tallada que llevaba el nombre de David. No me gustaban los cementerios, nunca le había hablado una tumba, pero tenía que admitir que lo que acababa de pasar había sido liberador. Pero ya era momento de dejarlo—. ¿Ya conociste la isla?

   —Hombre, este lugar es espectacular.

   —Cualquier lugar es espectacular al lado del Desire.

   —¿El Desire? —preguntó y yo tardé un par de segundos en recordar que él no sabía quién era ni como había llegado aquí. Me puse de pie y le hice una seña para que me acompañara a caminar. Le debía algunas explicaciones. Él me siguió.

   —Es un barco… —comencé—. Un buque militarizado, para ser exactos, uno muy grande.

   —¿Estabas ahí antes de llegar aquí?

   —Estábamos.

   —¿Los dos?

   —Bueno, tú estabas hecho un muerto.

   —Claro…lo había olvidado. M-Muerto. —Sus ojos multicolor me mostraron algo parecido a la angustia. Bajé mi ritmo para caminar a su lado y le di una palmada en la espalda en señal de apoyo. Era capaz de empatizar con él, no debía ser fácil despertar sin saber nada de ti mismo y enterarte que antes estabas muerto—. ¿S-Sabes…sabes si yo, ya sabes, si yo maté a…?

   —No, no, no —negué con la cabeza repetidas veces—. No te atormentes con eso.

   —No puedo evitarlo.

   —Bueno, si quieres mi opinión creo que no alcanzaste a devorar a nadie. Tus dientes estaban limpios y no tenían rastro de carne en ellos. Bueno, salvo los que me arrancaste del hombro, claro. —Acaricié distraídamente la venda que aún seguía ahí.  

Se detuvo.

   —¿Entonces es verdad que te mordí? Creí que Aiden estaba…

   —¿Y cómo crees que te curaste? Me habías atacado dentro del barco antes, estabas encerrado junto a otro grupo de muertos en uno de los calabozos del Desire, intentaste morderme cuando bajé allí a colocar las bombas y luego, cuando llegamos a la isla, me mordiste… —Él sacudió la cabeza.

   —Detente, no entiendo nada.

Explicarle todo lo que había pasado en el barco iba a ser difícil.

   —Solo debes saber una cosa. Ambos estuvimos atrapados en el Desire, el hombre que lo comanda es un tipo muy malo que mantenía a un montón de gente secuestrada y las obligaba a trabajar para él. Ese hombre te capturó en algún momento y te encerró para usarte como arma, pero gracias a las explosiones que preparamos durante el motín y que colocamos en el calabozo de los muertos, tú y un grupo de ellos lograron escapar, de alguna forma. —Sus ojos se abrieron sorprendidos.

   —¡Los que llegaron ayer…!

   —Creo que también eran del Desire.

   —¿Le dijiste a Aiden?

   —No he tenido la oportunidad.

   —¡Oigan! —Una voz nos obligó a detenernos—. ¿¡Ustedes son Reed Breathe y el chico zombie!? —Tres hombres junto a dos perros estaban de pie en medio del camino, apuntando en nuestra dirección, a unos metros de distancia. Reconocí a Ethan entre ellos, parecía algo distinto a como le había visto en la mañana, se había cambiado de ropa y ahora vestía completamente de blanco, además llevaba el cabello amarrado en una coleta alta. Por un momento creí que su pelo no era tan largo como para peinarlo así. Terence me dio un codazo.

   —Creo que somos famosos en este lugar.

   —Ya lo creo…—Le tomé del brazo y le obligué a caminar junto a mí. Los perros, una pareja de pastores alemanes, corrieron hacia nosotros.

   —Cuidado…—Terence me obligó a detenerme cuando los perros se hallaron demasiado cerca.

   —¡Abercrombie! ¡Sandy! ¡Sentados! —gritó Ethan y los dos animales se detuvieron, justo frente a mí, obedeciendo y sentándose uno al lado del otro, firmes como un par de estatuas. Los tres hombres se acercaron a nosotros.

   —Por un momento creí que iban a atacarnos… —suspiró Terence.

   —¿Atacarles? —El mayor de los tres hombres se acercó al perro más grande y le acarició el lomo—. Solo iban a lanzarse encima para jugar, son unas dulzuras. —Me miró y sonrió—. Soy Marshall Evans, un gusto. —Le tomé la mano mecánicamente y le saludé. Estaba seguro de haber oído ese nombre antes—. Éstos son Jack y Ed…

   —¿Todo bien, chicos? Veo que ya conocieron al jefe… —giré sobre mis talones cuando alguien me dio una fuerte palmada en la espalda. Viví un breve lapsus de confusión.

   —¿E-Ethan? —tartamudeé. Le miré a él y luego miré hacia atrás, donde juraba haberle visto antes, junto a esos dos hombres—. Tú…tú, él… —Eran dos. Ethan dejó escapar una risita y caminó hacia donde estaban los demás, quedándose de pie, junto a su réplica. Tardé varios segundos en procesar que seguramente lo que tenía frente a mí era un caso de gemelos. Uno de los hombres, el que Marshall había presentado como Jack, rió en voz baja.

   —Suelen causar esa impresión —Se burló—. Pero tienes que saber que hay mucha diferencia entre Ethan y Eden —pasó su mano por la cintura del Ethan-coleta alta para abrazarle—. Él es Eden y a él le debes el plato que seguramente acabas de comer. Él logra hacer que la mierda sepa a caviar.

   —Jack, no es para tanto.

   —Claro que lo es —Los ojos de Jack, que eran de un extraño color violáceo parecieron reír—. Lo es, para el mundo en el que estamos ahora. —asentí con la cabeza automáticamente en signo de aprobación.

   —Lo es. —afirmé—. Sobre todo para mí que he comido algas, ratas y pescado crudo durante los últimos cinco años —Una mueca de asco se dibujó en el rostro del gemelo de Ethan cuando dije eso. Le tendí la mano—. Mucho gusto, Eden. Soy Reed —Y le lancé una última mirada curiosa a él y a su hermano. La verdad, viéndoles de cerca, a pesar de ser gemelos ambos eran muy diferentes. No era solo el peinado ni la opuesta forma de vestir. Los ojos de Eden, a pesar de ser tan negros como los de Ethan se veían mucho más serenos, sin esa pesada capa de oscuridad extra que tenía su hermano, esa, que te hacía experimentar la incómoda sensación de estar mirando al vacío.

   —¿Gemelos, eh? Menuda sorpresa —Terence aún parecía algo sorprendido—. ¿Tú también haces magia en la cocina, Ethan?

   —Eh…yo no… —Una carcajada ruidosa se escuchó tras nosotros.

   —¡Ethan es igual de mágico! —gritó Aiden que llegaba junto a Cassandra, sin parar de reír—. ¡Él logra hacer que el caviar sepa a mierda pura!

   —¡Oye! —Ethan le lanzó una mirada furiosa desde donde estaba, una mirada que perfectamente pudo haber cortado el aire. Aiden pasó por mi lado y caminó hacia Ethan para entregarle algo.

   —Vamos, cariño, lo sabes. Tú lo cazas, Eden lo cocina… —Y dejó sobre las manos del pelinegro un paquete de cigarrillos—. Le encargué esto a Chris en la última excursión que hicieron, son mentolados.

  —Gracias…cariño —detecté algo de molestia en la voz de Ethan al decir la palabra “cariño” y recordé la conversación que habíamos tenido hace algunas horas atrás. Carraspeé la garganta, ver este tipo de situaciones tensas me ponía increíblemente nervioso.

   —¿Cómo les fue en esa revisión? —Marshall, el mayor de todos los que estábamos ahí, se acercó a Cassandra para darle un cariñoso abrazo. Él había dicho que su apellido era Evans, la chica debía ser su hija.

   —Ah, muy bien… —sonrió ella, una sonrisa deslumbrante—. Aiden dijo que falta muy poco para que nazca. Pero no me cree cuando le digo que son dos las criaturas que llevo aquí dentro… —acarició su barriga, que de hecho, me parecía bastante grande.

   —¿Aiden?

   —A-Ah bueno, es difícil precisar algo así si no tenemos un ecógrafo… —Aiden apartó un mechón de cabello que caía sobre su cara y lo dejó tras su oreja. Estaba nervioso, pude notarlo.

   —Si te dieras el tiempo de sentir a tus hijos sabrías que…

   —¡Ah, joder! ¡Ya tuve suficiente de esto!—Ethan se apartó de Aiden bruscamente y pasó entre todos nosotros para largarse.

   —¿E-Ethan…? —El rostro de Aiden empalideció mientras todos observábamos como el pelinegro se alejaba. Jack le dio un codazo.

   —¿Qué esperas, idiota? ¡Ve! —La figura de Ethan desapareció tras un grupo de árboles que estaban fuera del camino.

   —Uhm…Y-Yo…

   —¡Que vayas por él, demonios! —Eden le tomó del brazo y le empujó, Aiden, aún algo confundido, se alejó trotando para alcanzar a Ethan. Todo quedó en silencio.

   —Y-Yo…siento si dije algo que no debía. —La voz de Cassandra escapó quebrada por lágrimas que estaban a punto de salir. Su padre la abrazó.

   —No es tu culpa, amor.
 
   —Quizás yo no debí… —La chica siguió moviendo sus labios, pero el sonido de su voz fue tapado por el agudo ruido de una especie de alarma que retumbó en mis oídos. Los ojos de Terence y los míos cruzaron una mirada nerviosa e inconscientemente me agarré de su brazo.

   —¿Q-Qué es eso?

   —¡Han llegado más zombies! —gritó Marshall—. ¡Cassandra! ¡Ve a esconderte! ¡Ustedes dos, quédense con ella! ¡Eden, Jack! ¡Acompáñenme a la armería! —Todo mi alrededor comenzó a moverse, la gente que pasaba por los caminos corrió hacia sus casas y el señor Marshall y los dos chicos se largaron corriendo. Sin entender demasiado lo que estaba pasando, tomé a Cassandra del brazo y comencé a correr junto a ella y a Terence. Aún recordaba el camino hacia la cabaña donde Aiden dijo que podíamos quedarnos, si llegábamos ahí estaríamos seguros.

De pronto, algo me oprimió el pecho.

   —Ada… —suspiré con la garganta temblándome por el creciente miedo—. Tengo que buscar a Ada.

   —¿Estás loco? —Terence gruñó mientras seguíamos corriendo. Ya estábamos cerca—. Han levantado una alerta ¿Y tú pretendes salir sin estar armado?

   —Tengo que buscarla, Terence. Es mi sobrina. —Nos detuvimos, habíamos llegado a las cabañas.

   —¿Qué pretendes, Reed?

   —Sé cómo moverme. Solo necesito saber dónde está e ir a buscarla.

   —Pondrás en riesgo a los dos, seguramente ella está bien.

La puerta de la cabaña que estaba junto a la mía se abrió de pronto. Una señora de edad salió de ella.

   —¿Qué sucede, niños?

   —Oh, señora Isabel… —Cassandra se adelantó—. Tiene que quedarse en casa… —Me lanzó una mirada nerviosa y yo asentí con la cabeza—. Vamos a quedarnos junto a usted, vamos, entre, entre —Vi como la confundida anciana y Cassandra entraban a esa casa.

   —¿S-Sabes qué? —tartamudeé, estaba nervioso. La última vez que había sentido ésta adrenalínica sensación de peligro fue cuando llevamos a cabo el motín en el Desire, y definitivamente no todo había salido bien. David había muerto. No podía perder a Ada ahora—. De seguro esa anciana debe tener algún cuchillo en su cocina, se lo pediré prestado y…

   —Escúchame… —Terence me tomó de las manos—. Yo buscaré a Ada, conozco la isla mejor que tú. 

   —¿¡Estás loco!? —grité, eso no era propio de mí. Últimamente me estaba costando trabajo mantenerme calmado—. ¿¡Y si te pasa algo ahí afuera!? ¡No quiero sentirme culpable de otra muerte más!

¿Y Por qué me estaba preocupando?

   —¡Oye! —Terence alzó la voz—. Si me pasa algo no importará, si te pasa algo a ti todo se va la mierda.

   —Y-Yo no… —intenté protestar.

   —Tú…—El pelirrojo tomó mis mejillas con sus manos y sus dedos se adhirieron a mi piel tan fuerte que la hicieron arder. Un extraño escalofrío corrió por mi espina dorsal, hace un par de días él me había tomado de la misma forma para intentar devorarme—. Tú me salvaste… —susurró apenas y acercó su rostro al mío—. Tú puedes salvar lo que queda de nuestro mundo, pero para eso te necesitamos vivo, no en pedazos. 

«Tranquilo, Reed» recité para mí mismo. Él iba a estar bien. Le había visto luchar.

   —Está bien, ve. —dije y los labios me temblaron por la adrenalina—. Pero si te muerden tienes que volver inmediatamente. —Él dejó escapar una carcajada—. ¿Qué es tan gracioso?

   —¿Planeas salvarme la vida por tercera vez?

   —Planeo salvártela cuantas veces sea necesario.

Terence mantuvo una sonrisa y sus dedos se arrastraron con lentitud por mis mejillas cuando él se acercó aún más. No pude evitarlo, no fui capaz de reaccionar en el momento que sus labios sellaron los míos en un beso corto, apenas un tope entre nuestras bocas que me estremeció y me dejó aturdido.

   —Bien… —Se separó de mí como si nada hubiese pasado—. Te veo luego. —No logré reaccionar tampoco cuando le vi alejarse corriendo, en busca de Ada. Me quedé quieto en mi lugar, confundido.

¿Qué había sido eso?

   —¡Reed! —La voz de Cassandra me llamó desde la puerta—. ¡Reed! ¿Está todo bien?

   —S-Si, todo bien, iré enseguida. —vi cómo la cabellera escandalosamente rojiza de Terence desaparecía entre la gente que corría hacia todos lados. Me adentré en la casa, cerré las ventanas y tranqué la puerta con una silla.

Minutos después de haberle visto marchar, aún podía sentir el peso de sus labios sobre mí.

Notas finales:

¿Críticas? ¿Comentarios? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review

Abrazos <3


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