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EL VELO DE CRISTAL por Princesa Doll

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Notas del capitulo:

Bien tardé mucho, pero he tenido complicaciones cn world, disculpen la demora, supuestamente debi subirla ayer, bueno sin mas que decir los dejo leer.

La noche estaba fría, aun más de lo normal, eso extrañaba en cierta forma ya que era verano, pero eso no quitaba el hecho de que el oscuro cielo estuviera despejado.
Sus blancos y largos cabellos se mecían al compas de la brisa nocturna, al igual que su vestimenta roja, sus labios sellados guardaban el silencio de su voz y su rostro expesaba la neutralidad en la que su alma reposaba, inmutable y serena.
Sus ojos dorados fijos en la inmensidad de aquel cielo nocturno, adornado con estrellas que tintineaban a luz platina a lo lejos, y aquella luna llena, brillante, en color anaranjado.

Estaba solo, ¿cúando fué que decidió sumergirse ante aquella soledad embriagadora?... fue hace unas semanas, cuando ya no aguantaba la espera, cuando sus esperanzas de volver a verla se hacian lejanas, allí fué cuando decidió aquel camino, dejando atrás la aldea humana, a la anciana Kaede, a sus amigos con los que vivió tantos momentos felices, tristes y peligroso...
Pues, sin Kagome no tenia motivos para seguir esperando aquel regreso que se disolvía como la nula esperanza que aún albergaba su endurecido corzón... tampoco podía seguir atado a una aldea humana, él es un hanyou despues de todo... ése no era su lugar... ya no estaba Kikyo tampoco, solo él en un desierto sin malantial.

Cerrar su corazón a sus amigos, aquello fué una decisión dificil, ¿pero que podía hacer? si estaba condenado y encerrado en aquella tortuosa soledad...

Un suspiro ahogado salió de sus labios, aquellos que ya no articulaban palabra alguna desde hacía días, el sonido solo se perdó en la quietud de la noche.

La pradera en la que estaba era silenciosa. no habia nada, todo parecía tetrico...vacío y sin nada como un cementerio, una tumba vacía, un alma en agonia que se pudre en las sabanas de la eternidad, así estaba él... sin motivos en la vida y a la vez con tanto por vivir...

¿Qué era lo que lo ataba a ése mundo?, si ya no tenia nada... ¿qué era lo que lo aferraba a la vida, al mundo terrenal?.
Su orgullo, el cual marcaba en cada parte de sus entrañas de que él era superior a un humano, no se dejaría vencer por sus estúpidos e infantles sentimientos...

Olvidar a esa odiosa colegiala...
Una sonrisa divertida se curvó en sus labios y seguido de ésto soltó una estruendosa carcajada que rompió la silenciosa cortina de la noche.

-jajajaja!!, ¡¿pero qué patetico?!- su mirada casi se asemejaba a un psicópata, observó sus manos, aquellas tan parecidad y tan diferentes a los humanos al mismo tiempo...

¿qué es lo que pasaba?... no lo sabía, se sentía adormecido, el frío no lo sentia...
Levantó su rostro nuevamente contemplando aquel cielo, refugiandose en él...

Calma, solo su respirar y el cristal que cubría su corazón, solo eso se escuchaba, pero su sonrisa sarcástica no se borraba de su rostro, cerró sus ojos tratando de sentir aquel frio.

Otra vez, no lo sentía tan penetrante, resignado se puso de pie y fijó aquellos ojos dorados al frente.

Y por muy extraño que pareciera, el sonido de una melodía se escuchó a la distancia, y un aroma extraño, pero no desagradable inundó sus fosas nasales, sus orejas se levantaron tratando de captar aquel sonido que era hipnotizante, sus tensos musculos se relajaron y comenzó a caminar en aquella dirección, tracionado por sus pies, no tenia control de su cuerpo, sus movimientos eran involuntarios, esta vez su rostro mostraba incredulidad...

A cada paso que daba podía verse un bosque de árboles enormes y tupidos, recobrando un poco su cordura y cayendo en cuenta de lo que estaba haciendo se detuvo de golpe, podía verse a lo lejos en la profundidad de aquel bosque un resplandor, y la melodía era delicada, atrayente...

A pesar de recuperar la conciencia de sus acciones, la curiosidad era demasiado fuerte que empezaba a molestar, debia saciarla de una u otra forma.
Sus pies descalzos abanzaron, siendo guiados por el sonido y el aroma.

A cada paso que se acercaba podía percibir mas fuerte aquella musica...

Una flauta de caña de bambú finamente diseñada, Inuyasha detuvo su caminar y sus ojos se abrieron de par en par, impresionado, estupefacto por lo que estaba viendo, era una cascada enorme de aguas cristalinas y rocas en color grises, que más que rocas parecían marmol pulido por su belleza, dió algunos pasos con la vista gacha observando las pequeñas puedresillas bajo sus pies, y una que otra flores de lirio, segun recordaba lo que hablaban algunas doncellas de la aldea humana, aquellas flores representaban la belleza y la armonía, por lo visto, ese lugar parecía ser sagrado, se podía percibir tranquilidad...
Levantó su rostro y pudo ver pequeñas lucesitas plateadas que parecian pequeñas criaturas, más, estas no lo eran...
El recuerdo melancólico lo invadió por unos segundos..."Kikyo".

Aquello le recordaba a ella en cierta forma, más lo dejó de lado, importandole muy poco aquello.

Ya nada importaba, los humanos no podían amar como lo hacia un hanyou o un youjai, ellos eran criaturas que olvidaban y daban la espalda facilmente...

Su amor era tan corto por que su vida era efímera. En cambio, él no podía dejar de amar, o eso era lo que creía, despues de todo, con la sinceridad a la que se referia la cosa, él las estaba olvidando... ademas ¿de que servía seguir envuelto en algo pasado?. si, Kikyo y Kagome eran un hecho pasado... ahora ya eran hechos sin importanca alguna, debía superarlo... seguro que Kagome ya lo habia hecho, ahora de seguro estaba con aquel muchachito...

-pmf, como si eso me importara- murmuró.

Una extraña sensación y el impulso de querer fijar su mirada al centro de aquel rio que se extendia gracilmente lo invadió.

Sus ojos dorados así lo hicieron y miraron hacia el centro de aquel enorme y maravilloso lugar... no había nada, o eso fue lo que creyó pues... de la nada alguien salió a la superficie, una cabellera plateada, larga y hermosa de movió con el impulso que hizo aquella persona al salir a la superficie, el agua cristalina salpicó como la gracia de pequeños cristales, y aquella persona como la gracia de una sirena que encantaba y tentaba a su presa.

Inuyasha estaba prendado en aquella visión, lo habia reconocido, el aroma imperceptible de aquel muchacho, aquellas marcas tan caracteristcas... era él... ¿por qué siempre se tenian que encontrar?.

-Sesshomaru- murmuró, pero en vez de gruñir, solo se quedó estupefacto observando la belleza masculina frente suyo, se ocultó tras las rocas grisaseas...
¿cómo fue que no captó su presencía?, era extraño...




Sesshomaru tenia los ojos cerrados, pasó sus manos acariciando sus cabellos, ese lugar siempre lo tranquilizaba, un lugar secreto que nadie conocía, excepto él, un lugar sacado de un cuento de hadas...

Abrió sus ajos color ámbar observando la noche que era ilumnaba por aquellas luces platinadas que bailaban a su alrededor.

Sonrió levemente, cosa que nunca hacia, era extraño, pero su alma, en aquel lugar siempre estaba en paz, nunca tenia que estar en guardia, le brinadaba aquella tranquilidad que su imponente corazón necesitaba... lejos de todo, de su molesto autonombrado sirviente, lejos de sus obligaciones... lejos de las preocupaciones que tania con Rin, aquella niña pequeña que habia conciderado y cuidado como si su propia hija se tratase.
Pero... su corazón aun era irracional, no queria dejar de lado a ese estupido hanyou que lo tenia perdida e irracionalmente enamorado a tal punto de dejarse llevar por la pasion y el amor que senta por su medio hermano, una relación mal vista, un amor prohibido... no por el hecho de que ambos fueran hombres, o por que fueran hermanos, ese en sí no era el problema. El problema era que... el era un youkai e Inuyasha un hanyou.

Pero esto no impedia su amor incondicional y secreto que sostenia por ese tonto... sonrió de manera amarga sintiendo la hiel recorrer su garganta como el amargo trago de veneno.

Simple hanyou... simple youkai... ¿qué eran ambos? ¿eso importa en verdad?.

La melodia nunca cesaba de escucharse, era constante que causaba alegría o resaltaba las tristezas, melodia que limpiaba el alma quebrantada y solitaria.
Agachó su reflejo, ¿que le hacia falta?... ¿por qué Inuyasha nunca lo miraba con los mismos ojos que a aquellas despreciables humanas?.

Si tan solo pudiera haber algo que los pudiera unr a ambos, una sola oportunidad, un dulce ruego que pronunciaba a cada noche en el silencio de su castillo, gritando en la inmensa noche el ser escuchado por la luna, pidiendo humilladamente la mirada de su hermano, el amor de su hermano, años y años... no queria endurecer su corazón.

Sonrió al recordar los momentos que tuvo la oportunidad de estar cara a cara con Inuyasha, ¿qué hicieron?, pelear, gruñirse... insultarse, incluso le habian arrancado su brazo...
Despues de todo era su culpa, jamás tuvo el valor de gritarle, decirle lo que realmente sentia... no... nunca se lo dijo, lo amaba de sobremanera pero era un grandisimo idiota como para hacerselo saber...

Algunas veces tenía la fantasía en la que podía besar aquellos labios que ya habian sido profanados por aquellas asquerosas humanas, sentir aquel cuerpo, acariciarlo... sentir... esa mirada sobre él, no una mirada de odio, de rencor o desprecio... él queria sentir su ternura, su amor y calidez... jamas la tendría cierto?.
Él tenía el orgullo que gritaba en su interior, él era un youkai demasiado temido... en cambo Inuyasha no... pero si podría asegurarse de que el albino lo amaba de la misma manera en la que él lo hacia, no tendría dudas respecto a ello... dejaria todo, incluso si aquello lo marcara en humillación y desgracia ¿qué importaba aquello si podía estar con la persona que amaba?.


Se giró lentamente y caminó con parsimonia hacia la orilla.

-pero la realidad es otra, él jamas me verá a mi con otros ojos, solo soy un arrogante youkai- murmuró, despreciandose así mismo.
Si tuviera que admitir todo lo que hacia en secreto por Inuyasha... de seguro todos se burlarían. Despues de toso... él, por mas patetico que se escuchara... se mantuvo "puro" para Inuyasha, se hizo la promesa de entregarse unicamente a ese hanyou, solo a él y a nadie más...

Una vez que llegó a la orilla, tomó su ropa y comenzó a vestirse lentamente, ignorando aquellos jos drados que lo bservaban fijamente. Sesshomaru comenzó a colocarse su armadura, tomo aquellas espadas y la puso amarradas en su cintura como siempre. Y con esto terminado, unicamente caminó alejandse de aquel lugar.





Inuyasha, tragó gueso ¿qué habia estado viendo?, no podia creerlo, estuvo largos minutos observando a su odiado hermano escondido... y estaria mintiendo si dijera que no le habia agradado aquella visión completa de su cuerpo desnudo, la blanca piel que el youkai tenia, tan tersa y cremosa, cabellos plateads y húmedos pegados a su cuerpo... pero, lo que se le hacía extraño era aquella mirada triste que tenia ¿qué habia pasado?.
Por alguna razón sintió rabia, rabia por ver aquella tristeza... no, odiaba ver esa tristeza en aquellos frios y calculadores ojos ámbar.

-pero que demonios estoy pensando?- se preguntó asi msmo, eso era estupid de su parte, pensar que estuvo observando a su hermano con otros ojos, con otra intesión... mas sabiendo quje éste era un hombre...

Se giró sobre sus talones dispuesto a marcharse, pero justo cuando dio los primeros pasos se detuvo de golpe.
No fue hasta recien que cabió en cuanta de algo... el esta alli, el solo tener a Sesshomaru en su mente... hizo que olvidara a lo que tanto lo agoviaba...

Su rostro marcaba sorpresa, se habia dado cuenta de aquello, Sesshomaru era lo que necesitaba, lo que estaba buscando para deshacerse de una buena vez del hilo rojo que lo unia a aquella malcriada colegiala.
-Sesshomaru...-susurró al aire, y sus labios formaron una pequeña e imperceptible sonrisa de la que ya se estaba olvidando...

Al fin habia encontrado, a quien rompiera aquel cristal que cubría su corazón. La primera grieta estaba hecha...






CONTINUARÁ

Notas finales:

Bien, etto, solo los miercoles subiré esta historia.

solo mercoles. Hoy fue unicamente una excepcion.


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