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Meleth Nin por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

XDDD van a matarme, pense que no tenia escrito este cap ay!

llevaba desde el año pasado listo!

Eru!!

 

XD bueno aqui les traigo este cap

Gracias a que el reino se extendía subterráneamente, el invierno no llegaba con fuerza en el reino de los elfos verdes, claro que debía de llenar sus almacenes de alimentos y reforzar las entradas al reino,  el comercio seguía igual con la ciudad de Lago, por lo que no se agobiaban tanto como reinos vecinos.

 

 

Esa misma tarde se llevaba a cabo una junta con nuevas de los guardias de las fronteras, habían avistado un grupo de orcos cerca de la frontera sur, sin embargo tan rápido como fueron vistos desaparecieron  en dirección contraria del reino, la regla era simple, si no atacaban el reino, no era asuntos de ellos, era así como había mantenido la paz y tranquilidad no inmiscuyéndose en asuntos ajenos.

 

 

**

 

 

Thranduil caminaba hacia su despacho, tenía que firmar los contratos de venta con el reino de los humanos, su reino estaba en calma, su día a día cobraba la paz que tres meses atrás le había sido arrebatada por un elocuente y ocurrente Celeborn, ciertamente aquel teleri había hecho mella en su reino con su sola presencia, siempre estaba en todo, siempre rendo y haciendo reír, quizás en ocasiones cometía muchas estupideces pero siempre encontraba la forma de solucionar las cosas.

 

 

Ingreso a su despacho, en este un pequeño jarrón con Simbelmynë  ya con indicios de marchitarse lo esperaba, miro con cierta nostalgia la flor, en su habitación sucedió lo mismo con las otras flores que Celeborn le había regalado, se habían marchitado y el en su ajetreo de Rey solo atinó a botarlas y dejar los jarrones vacíos.

 

 

Tomo asiento con pesadez al saberse pensando en el teleri. ¿Cómo era posible que ese ser en tan poco tiempo haya logrado calar tanto en su mente?  Cada mañana por inercia revisaba su despacho esperando hallar algún ramo de flores, en sus largas estancias en su despacho miraba inconscientemente la puerta esperando que la voz cantarina del teleri irrumpiera su concentración, cuando leía en la biblioteca extrañaba debatir y filosofar.

 

 

Negó levemente volviendo a concentrarse en los documentos, borrando se su mente la imagen sonriente del teleri.                                                                                                                                                   

 

 

“Yo te esperaré Thranduil, el tiempo que sea necesario esperare a que aceptes estos sentimientos, ya esperé, puedo seguir aguardando por ti.”

 

 

La voz de Celeborn parecía taladrar su mente.

 

 

“Me enamore lentamente de ti, de cada gesto de cada acción. Me cautivaste, cautivaste mi corazón”

 

 

Desde ese día lo supe había caído ante ti y ni el tiempo ni la distancia ha cambiado ese hecho”

 

 

Irritado dejo los documentos sobre la mesa , le era imposible concentrarse, se colocó el abrigo de color plata y salió al balcón, el paisaje de Mirkwood estaba bañado en un hermoso blanco.

 

 

Como el cabello de Celeborn

 

 

Bufo molesto. Todo lo relacionaba con el teleri, ese hecho lo molestaba de sobre manera, ¿Por qué pensaba tanto en él? Por qué ahora le era difícil sacarlo de su mente si en más de dos edades lo había hecho con facilidad.

 

 

Cerró los ojos encontrándose con la imagen de Celeborn sonriéndole.

 

 

Él había dicho que lo amaba ¿Realmente lo amaba?

 

 

¿Por qué espero tanto para confesarlo?

 

 

No le desagradaba tener al Lord como pretendiente…sin embargo, era un Rey muy respetado y admirado y estaba de por medio la bruja de Galadriel, simplemente no podía pasar algo entre ellos.

 

 

Sin embargo ya había pasado.

 

 

Los labios de Celeborn eran dulces y adictivos, sus manos cálidas y en contra de todo pronóstico, era sumamente suave, quizás a que se la pasaba mayormente redactando informes o escribiendo poemas que empuñando una espada. Su meliflua voz, desconocía el talento oculto para cantar del teleri, nunca antes, cuando salían de paseo, Celeborn había dado señales de saber cantar, había sido una gran, pero grata sorpresa.

 

 

Un suspiro abandono sus labios, volviéndose vaho, perdiéndose en el viento frio.

 

 

Thranduil estaba confundido, un gran debate se llevaba a cabo en su interior, una revolución de sentimientos contra la razón y el único causante era ese teleri.

 

 

Bufo al darse cuenta del dilema en el que estaba metido, volvió a bufar por haber sido tan débil y dejarse llevar por los ojos inocentes del mayor y bufo por no saber cómo actuar en tal situación.

 

                                                        

─¡Majestad! ─

 

 

La mano de Finnrial; uno de los elfos más jóvenes de la corte, a servicio de uno de los consejeros más antiguos, Isimel,   sobre su hombro logró sacarlo de su reflexionar. El rostro del elfo pelinegro era de susto cosa que extraño al Rey.

 

 

─¿Majestad, se encuentra usted bien? ─ El aludido acomodo su abrigo mientras ingresaba a la estancia.

 

 

─¿A qué se debe tu pregunta Finnrial? ─

 

 

─Lo he llamado más de cinco veces majestad y usted no respondía, solo lo hizo cuando lo toque─ Thranduil arqueo una ceja ─ Es muy extraño que usted no conteste, me disculpo por mi accionar, pero me preocupe─

 

 

─Solo estaba pensando, no te preocupes─ El Silvano asintió y le entrego el documento que necesitaba la firma del Rey.

 

 

─Los humanos ordenaron más barriles de vino,  mi señor Isimel ordenó que trajese este documento ante usted, se necesita su autorización majestad, para aumentar los barriles que normalmente se comercializan ─

                                                                                                                          

 

─El precio seguirá siendo el mismo─  Con la pluma en mano, Thranduil firmo el dichoso documento y se lo entrego al Silvano que con una reverencia se retiró de la estancia.

 

 

Debía concentrarse y sacarse al estúpido teleri de la cabeza.

 

 

Sin embargo volvió a salir al balcón, divagando entre los labios del teleri y sus dulces palabras.

 

 

**

 

 

─Parece que Finnrial tenía razón─

 

 

Giro al escuchar la voz de Isimel en su despacho, desconocía cuanto tiempo había estado ahí, no lo había escuchado entrar y menos sentarse. Frunció el ceño ante tan grande descuido, estaba por entrar cuando el peli marrón se levantó y salió al balcón.

 

 

─Ha estado muy distraído últimamente majestad─ Thranduil seguía con la vista fija en el bosque─ Muy  absorto en sus pensamientos, que incluso pasa por alto detalles como estos─

 

 

─Isimel. ¿Qué tratas de decir?─ Este sonrió amigablemente.

 

 

─Desde que Lord Celeborn se marchó. Usted está…diferente─ 

 

 

─¿Diferente? ─

 

 

─No sabría cómo decirlo, su semblante es otro, ciertamente creo que todos nos acostumbramos a la calidez y buen humor del Lord, su ausencia se siente en el reino─

 

 

─Ese teleri es tan extraño─ Los ojos de Isimel se abrieron de la sorpresa, esa expresión en su Rey era completamente nueva, era como si hubiese soltado un pensamiento de forma accidental.

 

 

─Pero es muy agradable, no siendo de este reino se encargó de muchas cosas e incluso implemento otras, el reino quedo encantado con el señor de Lothlorie─ Sonrió disimuladamente, tenía la atención de su Rey─ Sobre todo los jóvenes elfos silvanos─

 

 

─¿Los jóvenes? ─ El consejero asintió,

 

 

─¿Puede creer que llovieron un sinfín de piropos al Lord? Incluso uno que otro elfo descarado se le insinuó, tuve que auxiliar al pobre Lord─

 

 

─Parece que el Lord es muy cotizado─  Casi, casi las palabras fueron escupidas con mal disimulados celos.

 

 

Isimel ya tenía sus años encima, pero no era tonto. Había observado a su señor y al de Lórien pasar gran parte del tiempo juntos,   incluso mientras tomaba te; cortesía de su servicial Finnrial, en uno de los jardines escucho la voz de su Rey, este gritaba injurias y entre estas pudo distinguir el nombre de Celeborn, para seguidamente verlos llegar del bosque, ambos montando el mismo caballo,  o la vez que había enviado a Finnrial al despacho del Rey por unos documentos, este había regresado asustado  y con los documentos aun en mano, cuando le pregunto qué sucedió este dijo que su Rey y el señor de Lórien discutían fuertemente, Isimel preocupado fue a ver que ocurría, sin embargo  al llegar escucho todo menos lo que había esperado.

 

 

El señor de Lórien pretendía al gran Rey de Mirkwood.

 

 

Su sorpresa fue realmente grande, casi que creyó que lo había alucinado, sin embargo  la reafirmación por parte del teleri lo hizo caer en cuenta de lo que ocurría y por respeto se alejó del lugar conmocionado.

 

 

 

─Pero el corazón del Lord yace ocupado─ La mirada de Thranduil se tornó seria.

 

 

─Cierto, él está casado─ Pudo distinguir el desazón en las palabras del Rey.

 

 

─ ¿Cree usted en el amor verdadero? ─

 

 

─¿Qué clase de pregunta es esa Isimel? ─Este levanto los hombros. ─ No lo sé─

 

 

─¿Cree que para amar existe impedimentos? ─  Thranduil miraba extrañado a su consejero.

 

 

─¿No? ─

 

 

─Exacto, solo debe escuchar lo que su corazón desea, si es correcto las soluciones para las dificultades vendrán con el tiempo─

 

 

 

─¿Qué? ─

 

 

─Son solo consejos, no se lo tome muy enserio─ Realizo una pequeña venia para comenzar a retirarse─ Por cierto, acaba de llegar una lechuza de Lothlorie, el remitente…─ Sonrió al ver la rapidez con la que su Rey giro.

 

 

─¿Celeborn? ─ El Silvano asintió, pudo ver cierto brillo en los ojos de su Rey.

 

 

─Traeré de inmediato la carta─

 

 

─Hazlo─

 

 

Isimel asintió para retirarse, una sonrisa nostálgica adornaba sus labios, su Rey no podía ser menos obvio.

 

 

“A pesar de que trató de separarlos por todos los medios mi señor Oropher, ellos lograron juntarse”.

 

 

**

 

 

Thranduil mordió su labio inferior de manera inconsciente mientras sus dedos golpeaban la mesa de su escritorio, sus agudas elfas escucharon los pasos que se aproximaban, por lo que antes de que este  tocase la puerta pronuncio un “adelante”. Finnrial apareció con una carta en manos, la dejo sobre la mesa y se retiró con una reverencia. Ni bien desapareció, Thranduil miro la carta, espero unos minutos para luego coger la carta abriéndola con –disimulado- desespero.

 

 

Bufó al saberse tan ansioso.

 

 

Mi bello elfo.

 

Mi amado Rey.

 

Han pasado cerca de tres meses y no sabes cómo desespero por volver a verte, poder sentir tu suave piel en mis manos, poder perderme en los profundo y misterioso de tus ojos, poder escuchar tu voz, cual canto de los valar, son melodía para mis oídos, poder besar tus labios aun si eso representa poner en juego mi vida.

 

 

Te extraño como las flores a los rayos de Anar, como el mar a su oleaje,  como las abejas a la miel, como las mariposas al polen, te extraño como no pensé extrañar a alguien.

 

 

¿Cómo ha estado mi radiante sol?

 

Espero que bien y que la prosperidad este en tu reino.

 

 

En Lothlorie las cosas van bien, lamentablemente llegue con el invierno, pero mis consejeros actuaron con rapidez y se logró almacenar comida para el invierno así como el reforzamiento de los talanes, realmente el invierno ha llegado con fuerza a este reino, espero que en Mirkwood la situación sea diferente.

 

Ocurrió un problema en las fronteras al norte, orcos nos asedian día y noche, creímos que por el invierno se alejarían, fuimos ingenuos, se tuvo que reforzar las defensas, pero de momento no tenemos bajas. A lo que quería llegar es a disculparme.

 

Te pido me disculpes por no haberte escrito hasta ahora, pero los problemas me dieron alcance ni bien llegué y el papeleo amenazaba con tocar el techo de mi despacho.

 

Sin embargo, no he olvidado mi promesa, falta poco para la primavera.

 

Espero impaciente el pasar de los días para volver a verte.

 

Gi melin

 

Celeborn

 

 

Thranduil observó por unos momentos la carta para luego doblarla y dejarla sobre la mesa. Por un momento sus ojos se perdieron en el ventanal, un suspiro abandono su cuerpo tan despacio y sutil, casi imperceptible.

 

 

La primavera se acercaba y con ella el regreso de Celeborn a su vida.

 

 

¿Estaba bien dejarlo volver?

 

 

Eso implicaba demasiadas cosas que Thranduil prefería no pensar, pero taladraban su conciencia.

 

 

No podía permitir tal romance.

 

 

Eso lo sabía, sin embargo  Celeborn se encargaba de que olvidase todo.

 

 

─Celeborn… ─

Notas finales:

 

 

Un Celeborn en mi vida por favor!

Feliz año nuevo retrasado!

<3


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