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Un canguro para Renji por 67vMikah

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Notas del capitulo:

Comienza el mpreg n//n


 Bueno acá va otro caps, espero que les guste, y les pido que comenten plss espero que les guste, y si no les gusta tmbn... 

Capítulo cuarto: El dolor de Byakuya

 

(ADVERTENCIA: quizás algo bastante de occ =O peeero n.n  espero que igual lo disfruten y comenten como para saber qué les parecio plss XD )

 

 

Hasta cuando, al fin, Renji fue a buscar a la pequeña Abarai mantuvo su posición desinteresada ante ese arrebato infantil de parte del teniente. Esperó a que de una vez el portazo ya no fuera eco en la oficina, sólo entonces sonrió Byakuya, más relajado sacándose en ese instante esa actitud de frialdad y rectitud dándose ese momento, sólo por estar a solas. esas actitudes.

Pasó luego  negando suavemente con la cabeza, sintiéndose muy ligeramente estúpido al provocarlo de esa manera. Pero no podía evitarlo, le divertía que fuese así de temperamental.

Qué predecible  e irritable era su pelirrojo.

Dejó el pincel a un lado tomando la taza de té entre las manos percatándose de algo.

Byakuya no había reconocido ese sentimiento de añoranza de poder volver a ver a la pequeña pelirroja hasta que se había llegado horas atrás, incrementándose cuando había llegado Rikichi a la oficina. Ese sentimiento quizás había aflorado en él hace muchísimo tiempo, pero no lo deseaba sacar a flote ni dar mucha importancia para evitar conflictos en el matrimonio de su hermana adoptiva.

Ichika... una traviesa bebe que eructaba por cualquier toque en la espalda.

Realmente el no la había visto así de grande, sólo lo que había alcanzado a espiar por la ventana.  ¿Si él sabía de su existencia? Sí, si sabía de su existencia desde que los mismos padres sabían. ¿Si él la conocía antes de ese día?, claro que si, él la conocía desde el mismo día del parto siendo casi el mismo quien fuese el encargado de sacarla del vientre materno para traerla al mundo de las almas. Luego de eso, la había visto de bebé hasta unos días de nacida, quizás el primer mes completo de vida, pero luego se había retirado de la historia de vida de la pequeña, y siendo esa la razón por lo que no conocía su rostro de niña.

Sabía que era inevitable que su mente no comenzara a evocarse en un mundo paralelo a este, en un universo alterno en donde podía ver claramente, con su imaginación, en donde en un futuro no muy lejano pudiera estar junto a su "amor" de todas sus horas y completos sus fines de semana, en donde podrían crear una familia pequeña justo como la que el teniente ya había hecho con su hermana menor. No podía evitar verse a sí mismo entregando la mamila tibia a esa criatura encantadora. No podía evitar soñar en ese mundo ideal donde se veía a sí mismo y su antigua pareja cuidando, jugando alimentando y criando juntos a ese hermoso bebé.

Sentía que se volvía un viejo, y lo peor para el clan, un soñador de esperanzas rotas.

Pero, aterrizando nuevamente en su propio mundo, en la realidad en donde él era un hombre noble viudo, con deberes, muchas responsabilidades y pocas libertades, en donde su hermana adoptiva era la hermana biológica de su difunta esposa y la primera era esposa del único hombre que había logrado amar  por completo. Soñar con que ellos volverían a estar juntos y en frente de todos a la luz del sol era soñar disparates. Por su rango en la sociedad, por su familia y su clan, por su orgullo que le deseaba la vida llena de felicidad, a pesar de todo, y por sobre todo su tan marcada consciencia que la tenía al borde del colapso por lo recientemente vivido, pues era prudente en mantener en mente siempre, día a día desde que terminaron, que volver con Renji  jamás podría realizarse, jamás habría de ser nuevamente un hombre engañado o que le mintieran y se rieran en sus narices.

¿O no?

¿O se estaba equivocando en darse una oportunidad y darle una oportunidad como todos la merecían?

Ya había quebrado tantas reglas que si el código hamurabi funcionara aún le pediría que se auto destruyera, a toda su descendencia.

– No, no – se decía a si mismo sacudiendo un poco su cabello refrescando su cabeza. El calor aún estaba insoportable. Y no deseaba atribuir a eso su tan poco estructurado comportamiento.

-El mintió, engaño a Rukia, me engañó a mi y ahora ...- no todo estaba mal él no podría volver jamás.  Ya había entregado suficientes oportunidades.  

Todo se había terminado para él y su relación de años en las sombras cuando supo que Rukia había comenzado con una relación más cercana con Renji, y abiertamente a la luz de todos con él teniente, fue tras el anuncio de que la shinigami del treceavo escuadrón de los Kuchiki había quedado esperando un bebé de Abarai, y que no planeaban casarse, siendo él mismo, Byakuya kuchiki, el que los alentara a formalizar su relación. 

 Rukia no sabía, ella jamás supo que habían sido pareja. Por lo que Byakuya  no pudo decirle nada, por Orgullo.

Pero ¿Cómo había sido?

Un escalofrío recorrió su cuerpo pensando en todos los hechos. Si su clan supiera todas las cosas que había hecho con Abarai Renji, no sólo lo desterrarían del clan Kuchiki, sino lo mandarían desheredado, desmembrado, castrado y moribundo a un mundo que no conociera a su suerte.

Todo por ser bisexual, pero en esta relación de pareja... él era  el problema.

Chasqueó la lengua con suavidad. Eran un problema sus preferencias, sus gustos e ideas. Todo para ellos era un problema, se acomodó en la silla, ellos eran un grupo de viejos homofóbicos tradicionalistas pedantes que preferían su propio interés antes que lo que realmente necesitara el Clan. Eso lo sabía muy bien y por eso podía seguir sus reglas, de hecho había sido entrenado para mantenerse en la rectitud que solicitaba el circulo del clan.

 Por todo eso tuvo tantas precauciones en su anterior relación, no era un chiquillo de teta como había sido con Hisana, ya no le tolerarían otro arrebato.  ¿Todo  para qué? Para  acabar con su orgullo y honor siendo pisoteado en el suelo,  engañado y tirado como vil carne podrida al depósito de basura.

-Basura que luego fue a dar al bosque- Murmuró apretando los ojos conteniendo la respiración, guardando el dolor que amenazaba con salir por sus poros y sus lágrimas.

Abrió los ojos pero no vio el desastre que quedaba por ordenar ni las manos de Sen tocando los documentos por hacer.  Sólo estaba una imagen, aquella que    llegó a su mente  tan nítida como si lo viviera nuevamente. Su respiración se descontroló como nunca lo hacía pero volvía a ver a sus manos llenas de sangre y su vientre abierto de par a par de forma horizontal.  Y un llanto agudo que fue lo único que quedó de su recuerdo de ese minuto, todo el resto cuerpo alama y sangre estaba perdidos.  Las lagrimas fueron más rápidas que sus impulsos en detenerlas, podía sentir el olor, a sangra fresca y  a tierra mojada, el aullido de los hollows a su alrededor, el dolor vivo en su piel en aquel gran  bosque oscuro de menos y menos grandes. 

Cerró los ojos, no podía volver a ese recuerdo, no debía y no lo haría.

Se tocó su vientre plano entristecido por sobre el yukata azul abajo del obi, recordando los movimientos de vida que algún día llegó a albergar bajo un sutil bulto e intentó proteger con su vida

¿Cómo había olvidado su promesa de que no iba a volver a cometer el mismo error? ¿Cómo un momento de placer podía más que sus propias reglas y restricciones?

- Simple, eres un caliente sin remedio - susurró Sen en su oído le abrazaba por la espalda haciendo que su amo se reconfortara con su compañía y se quedó allí en ese abrazo privado que sólo a él le permitía.

-¿Esa es tu respuesta para todo, verdad?- Dijo Byakuya cerrando los ojos, dejándose guiar por el mar de recuerdos, apoyando su cabeza en el hombro del joven idéntico a él mismo.

Entonces Sen sintió a su amo derramar lágrimas silenciosas.

–Estoy aquí..- murmuró Senbonsakura, mirando con odio el puesto del teniente pelirrojo. Pero algo tenía ese pelirrojo, que siempre acababan por encontrar un momento preciso para verlo correr con los soldados, verlo crecer como shinigami, como persona y ahora como padre. Realmente debía tener algo por que por Renji Byakuya Kuchiki haría cualquier cosa...

.-Dos años y meses atrás.-

La habitación en la que estaba la Abuela Chi era en extremo hermosa. Era una sala para tomar el té con invitados importantes. Estaba con las puertas, las que daban al jardín, abiertas a media altura a pesar que hacía un poco de frio esa mañana por el otoño que se retiraba invitando a la siguiente estación ser un poco menos benevolente con la sociedad de almas.

A pesar de eso, la vista era maravillosa. Era el jardín de la familia Kichiki un sueño hecho realidad, ya que estaba pintado con colores otoñales armoniosamente cultivado. Sobresaliendo los tonos rojos, amarillos y anaranjados. Y en donde todo antes de ese otoño eran hojas verdes ahora estaban los hermosos arbustos de hoja perenne, contrastado con los arboles caducos de gingo viloba mientras que estaban desprendiendo sus hojas para quedar en invierno sólo con sus ramas.

Las puertas deslizadas permitían ver todo desde la comodidad del interior de la habitación. En los cojines grandes y mullidos en frente del juego de loza estaba la Abuela de Byakuya kuchiki, sirviendo un par de tazas especiales mientras esperaba a su nieto.

Byakuya salió de la pequeña puerta que estaba en el fondo de esa habitación en las espaldas de la señora de cabello cano y kimono de gran valor en tonos otoñales. Tras él su espada Senbonsakura lo seguía como sombra a su amo, sin su acostumbrada armadura con el pero con el mismo gesto del jefe familiar. Para sorprender a la Abuela estaban vestidos exactamente iguales justo como a ella siempre le gustó. La espada se quedó en pie cerca de la puerta de baño haciendo un gesto de desagrado al ver a la abuela que le sonreía.  A él no le agradaba mucho esa mujer y tras bufar se sentó junto a ella. sintiéndose como un niño regañado.

La abuela suspiró mirándolos, eran idénticos cuando se lo proponían, justo  como ahora, haciendo que su corazón saltara de alegría y añoranza. Cerró los ojos evadiendo los pensamientos antiguos de su familia adorada. Por como caminaba su nieto de un lado a otro, sabía que algo importante iba a comunicar.

Al llegar a su lado molesto pero mas calmado, con un pequeño paquete de cartón en las manos que dejó sobre la mesa los miró con esos ojos penetrantes a ambos. Les pedía paciencia y comprensión sin decir nada, siendo Sen quien asintiera en forma de respuesta para la tranquilidad del otro.

- Abuela...- Dijo tras sentarse en donde había unos cuantos cojines a un lado de su espada y miró con seriedad a la mayor. El hombre estaba pálido con los labios secos y grandes ojeras bajo los ojos que habían perdido su brillo y vida. Dado a que nadie pronunciaba nada más, en ese silencio incomodo, sólo se escuchó cómo era servido el té con flores de cerezas y jazmín en el fondo de la taza.

-Ahora sólo habrá que esperar un poco... reza por su resultado te sea favorable- Miró a su nieto con un profundo dolor. ¿Por qué le sucedían esas cosas justo a él? Se preguntó. Más este al no contestar nada continuó- Aunque yo veo, por tu estado, y advierto que no lo será- Dijo muy segura de sí y su experiencia por siglos acumulada, tras un suspiro la señora habló con menos dureza murmuró un "lo siento bebé... " Y mirando a Byakuya, quien sólo miraba su taza de porcelana antigua humeante, perdido en sus pensamientos, le acarició la mano como sólo una abuela podría consolar a un nieto. Sea lo que sea que sucediera, ella estaría con él al igual que su espada que lo miraba tranquilo ya sabiendo el resultado de todo eso.

Ninguno de los presentes se inmutó al escuchar como la puerta corrediza era deslizada con delicadeza por unas manos jóvenes pero expertas en esa casa. - Ha llegado el teniente del sexto escuadrón del Gotei 13, Abarai Renji mi señora...- era anunciado el teniente del sexto escuadrón por otra de las muchachas que ayudaban a la mayor de esa habitación mientras afuera contenían al muchacho de piel tatuada.

La abuela asintió dando permiso para que el Teniente del sexto escuadrón entrara en su habitación de reunión del té...

Renji se quedó de pie lejano de la escena que mantenían los Kuchikis, alienado en sus propios pensamientos.

-Oh Abarai Renji- siseo molesta- querido, cómo haz estas?  has llegado justo a tiempo.- Habló la señora con un ligero toque de enojo y maquiavelismo en su voz al ver el pelirrojo con una expresión de pocos amigos. Luego dirigió su mirada a su nieto observando su nulo movimiento, el que no comentase nada, era raro para ella. Observó muy bien cómo esos ojos que pertenecían al capitán no se levantaron de la taza, parecía inmerso en las hojas de las flores delicadas moverse danzante al movimiento del vapor salir. Luego observó a Sen que hacía exactamente lo mismo.

¿Se habían atrevió a irse a su mundo interno en frente de ella?  Qué grosería.

– ¿Byakuya...?- Consultó con firmeza.

-No, no es necesario...- Pronunció al final, mira

ndo a su confidente de igual color de ojos, rostro y cabello, que colocaba una sonrisa torcida a un lado de su abuela. Sen siempre lo calmaba, se fijó en sus manos para luego  mirar a la taza de té,  pues ya parecía haber terminado su conversación secreta. Levantó la vista parecía más determinado, mas resuelto, no pensaba dar la noticia a menos que estuviesen completamente seguro, y este estuvo a punto de tomar el primer sorbo al té de jazmín cuando un alarmante sonido salió de la caja de cartón pequeña color café que estaba sobre la mesa haciendo sobresaltar a todos los presentes, menos al Teniente.

Byakuya se levantó con prisas, tomó la caja con seguridad apagando el móvil que estaba en su interior, soltándolo sin molestarse mucho que este cayera al piso revotando un poco el cual se encargó Sen de atrapar. Lo que parecía realmente importarle era lo que mantenía su mano algo temblorosa. Respiró con profundidad hasta que sacó lo que parecía una varilla alargada, blanca, mojada con algo liquido transparente. 

Lo que hizo que sus ojos se abrirán a mas no dar, fue al mirar en la punta que indicaba un lindo color rosa y tres marcas rojas. Siendo este el motivo que el resto de los colores que le quedaban en el rostro al jefe familiar se fueran en un abrir y cerrar de ojos.

- Es Positivo...- murmuró casi inaudible Sen perdiendo la voz en ese instante, mas la anciana dejó su taza con fuerza en el platillo mirando a su pseudo-nieto conflictivo con un poco de molestia indicándole que se quedara callado. Luego el temblor de las manos de Byakuya hizo que esa molestia que sentía la Abuela Chi se volviera enojo, en conjunto con algo mezclado entre decepción y algo nuevo, que no se podía identificar en ese instante, pero millones de veces se fueron a su cabeza las veces que había ayudado al par de novios del sexto escuadrón en encontrarse en secreto.

-Ya está hecho- Finalizó tanta tensión-  ahora deberías decirle-habló fieramente la Abuela Chi, con el rostro mostrando sus emociones diferentes pasando por todas en un segundo. No era la señora serena de siempre. No tras la noticia.

-No-

-Es también su responsabilidad, no?.-

-No, no lo es, y lo sabes...-

-Oh, ¡claro que si querido! O acaso será que ¿es de otro...?- indagó aún mas enojada.

Byakuya la fulminó con la mirada como sólo él sabía hacerlo, esa situación parecía sacarlo de las casillas, por lo que con la poca energía que le quedaba aplastó todo indicio de lo que había hecho recientemente. Todo rastro de existencia de la bendita prueba.

- Espero que nadie sepa jamás esto...- murmuró.

- No lo harás..- Habló ella con sus ojos grandes azules  impresionada de las palabras de su nieto

- Lo que sea por mantener el honor del clan.-

- No te atreverías...-

Para entonces Renji no entendía nada, con la jaqueca que mantenía por la borrachera de la noche anterior le impedía concentrar su atención en los pequeños signos que le daban la pareja  que charlaba en un bajo tono, no entendía qué era lo que se refería su capitán con sus palabras ni acciones pero tampoco era algo que le interesase mucho a esa hora de la mañana, mas tampoco no le prestó mucha atención cuando el noble arrugó aquella caja de cartón dejándola en una sola mano. Lo vio cómo pronunció un kidoh de destrucción sobre la caja quedando sólo humo en esa mano que en un minuto estaba la única prueba de lo que habían hablado quedando lastimada pero sin mostrar que fuese mucho dolor... Pero como él no era un hombre chismoso, al menos no en ese minuto sin Rangiku a su alrededor, y sumando a eso, el sentirse molesto debido a su dolor de cabeza y nauseas matutinas hizo que su sentido de curiosidad desapareciera por completo, se ausentara en su máxima expresión, por lo que no preguntó de qué hablaban.


Abarai sólo estaba intentando recordar el porqué había despertado tan temprano en su día de descanso. Él, Abarai Renji debía darle una noticia no muy justa ni mucho menos agradable, por que ¿cómo le decía a su pareja y su jefe que se habían acostado con su hermana menor?, que ambos no recordaban mucho de lo que habían hecho esa otra noche, hace ya cuatro meses atrás había sucedido eso, que sólo recordaba que la había pasado muy bien en el bar, en la cama y con su mejor amiga con su cuñada secreta.

Pero para que fueran justos, era las consecuencias que eso había acarreado por lo que era lo que él debía informar. El retraso de Rukia de tres meses los mantenía nerviosos y las pruebas de sangre confirmaban lo que ya ambos sospechaban hacía ya dos meses. Y era que ahora sabían que ella estaba embarazada de cuatro meses.

Pues si hubiera habido alguna salida convencional la tomaría no deseaba decirle precisamente a su novio que había ido infiel y que ahora tendría su primer sobrino. Seguro debería enfrentarse a los escarmientos máximos del enojo y cabreo que su bankai podrán ofrecer.

Y sólo por el hecho que había salido positivo el estado de Rukia había hecho que tomara la determinación, luego de una agradable última noche de parranda junto a sus amigos, más bien una noche de despedidas y juerga se sentía listo para hacerlo. Había sido una buena vida, habría deseado vivir más. Ya que el plan era que él, Renji, debía enfrentar a su novio, Byakuya Kuchiki , terminar con él, enfrentarse a todo lo que le fuera posible salir vivo de eso para pedirle la protección de su mejor amiga en el circulo del clan y hacerse responsable de lo que ya habían hecho, aunque no deseaban realmente casarse.

Qué lio habían causado con un par de tragos de más. Seguro lo mataría sin piedad y lo daría de comer a los hollows.

– Renji...– Ese nombre resonó en toda la habitación, la voz de Byakuya sonaba con un alto grado de cansancio. Abarai percibió eso en el instante que su mirada azulada se puso sobre la suya, seguro se enojaría como los mil demonios, pues se notaba ya con algo de cabreo.

– ¿A qué has venido? – Preguntó el noble con calma pues su voz no reflejaba lo que en verdad sentía, eso había aprendido el teniente luego de muchos años de observaciones de cómo comportaba intachablemente pero por dentro sentía como todos. Habían sido años de que el ocultaba esa admiración insana y luego de cuatro años de un "noviazgo" supo en carne propia que el noble Kuchiki también tenía su lado sentimental, su lado humano, su poca paciencia y el que más le gustaba era ese recóndito lugar de su ser, ese oscuro y vulgar.

Mantuvo entonces su mirada, desafiante ante la de Byakuya que lo escudriñaba por completo e incluso algo extrañado. Lo estaba observando en cómo Renji se levantaba de su asiento, que estaba lejos de donde la pareja de nobles tomaban algo de Té, y que antes de caminar se terminaba de acomodar ese kimono fino con el que se había presentado en esa habitación. Se dio cuenta Renji, sólo entonces, de la diminuta y poco apreciable mueca de sonrisa, supo la razón.

Había acertado en la decisión esa vestimenta. Renji llevaba el kimono que le había regalado Byakuya quizás así no le matase, ya que debía pensar ahora en su futuro retoño.

- y bien, no me hagas repetir las cosas...-

-Necesito hablar a SOLAS con usted capitán, es algo urgente.-


Luego de eso la abuela con calma y con pasos lentos se había retirado dejando al muchacho espada allí sentado atento a todo lo que sucedía , viéndose casi invisible pues no sentía que fuese algo bueno lo que el pelirrojo y supo la noticia, guardándose la suya propia. Se enfrentaron, Byakuya cerró los ojos apretando los dedos contra su Yukata aún en el vientre plano.

Casi lo mata con su bankai nuevamente, habían peleado  destrozando todo en la casa y a todo lo que se cruzara en su camino. Peor logró hacer jurar a Renji que se casaría con Rukia y que además no lo buscara mas. Spolo así se detuvo, además  que Rukia llegó alertada por las sirvientas... Y con esa tristeza y rabia se fue a perderse algunos días al bosque de los menos grandes, en hueco mundo todo su autocontrol había sido eliminado junto a esa prueba de embarazo en frente de Renji. 

Esas noches que pasó fuera de casa senbonsakura eliminó más hollows que en toda su historia de batallas, protegiendo a quien debía hacerlo mientras intentaba encontrar su calma y paz odiando y desgarrando su frustración contra todo lo que se moviese en frente suyo . Una vez tranquilo la mente de Byakuya encontró la calma volviendo en si, auto gobernadose de impulsos y rabietas, gobernando su mente de la infinita tristeza que se había apoderado de cada rincón de aquel mundo interno...

 Desde el exterior, todo había vuelto a una normalidad. 

Fue entonces ese mismo día que volvió de hueco mundo cuando su mente se dividió en dos y se auto eliminó una parte de la misma por miedo a llegar a sentir celos, por miedo a sentir algo más allá de lo que podría suceder. Había comprendido que el sobraba en esa relación, que habían jugado con sus emociones y sentimientos. Por lo que decidió que debían cortar con ese lazo que habían creado con su teniente. 

Ocultándole a  todos su proceso de primerizo.

Comenzó con el cambio de casa, de su hogar de la infancia a uno más privado, siempre dentro de los terrenos del Clan Kuchiki, pero un poco más apartado. De esa forma no lo iba a ver todos los días, además de la oficina, para tener momentos de soledad. Podría odiarlo y amarlo en la oscuridad de su cuarto sin sentir la presencia de su familia obligándolo a estar junto a los recién casados y el futuro retoño familiar...

Otra medida que tomó fue cuando luego del parto volvió más exigente con Abarai, ya no aceptaba sus invitaciones dado a que ahora formaban una "Familia", ni de Rukia ni de sus Abuelos, logrando, por lo pronto, que acabaran por mantener sólo una relación de estricto trabajo.

– Todo volvió hacer como siempre debió ser...–

– Sólo hasta este día caluroso de verano – Sen y sus comentarios se soltó del abrazo. Debía volver a la normalidad su vida, a como todo estaba ayer. Abrió el cajón que estaba con llave del escritorio. Tomó la caja de pastillas de color blanco y azul, esas que eran sólo para momentos especiales, como el de esa tarde, sacando dos y las bebió con su té amargo que había solicitado a la persona que tenía de mayor confianza.

- Sen- Murmuró – ¿Le ha colocado todo lo que te pedí?-

-Claro...- dijo esa espada sirviendo nuevamente la taza.

Se cumplieron dos años de su extraña noticia, dos años de su pequeño milagro y su mayor secreto. Pero esta vez no deseaba dejar secuelas de nada. No lo permitiría de nuevo. Se tomó dos más con té, hasta llegar a la caja completa.

-No podría volver a pasar por lo mismo....-

-Lo sé- Habló desasiéndose en miles de pétalos rosas que bailaron en frente del escritorio hasta desaparecer por completo.


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