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Nuestro tentador mundo. por xGoldenDreamsx

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Notas del capitulo:

adv: lenguaje crudo, violación, etc. Ya saben.

 Había mentido.

Y no lo había hecho por un buen motivo. No, no había buenos motivos en una persona como él, una persona que camina por la oscuridad con una perfecta visión sobre dónde avanza. Alguien que cayó tan, pero tan profundo, que odiaría usar una escalera para salir de un lugar más familiar que la mismísima realidad. En parte si había salido a comer, pero no por los motivos que todos pensaban.

Él no tenía hambre. No tenía sed.

Pero allí se encontraba, mordiendo el brazo de una delgada presa de piel blanquecina y estirada, la cual había cortado mal, la sangre había salpicado en distintas partes sin querer. Se había manchado parte de los brazos y dedos, lo cual era molesto. Sintió la presa contraerse debajo de él mientras le sujetaba la cintura con una brutal fuerza, enterrando sus uñas en su piel, pequeños suspiros salían de la boca de esa inconsciente mujer mientras iba perdiendo poco a poco toda su belleza, y la vida misma se burlaba de eso.  

Qué pena.

Con cuidado acostó a la mujer en el frío suelo de manera elegante, ésta tenía el cabello negro y los ojos del mismo color, solo que no tenían ni el mínimo brillo de vida, los dedos de ella se movían temblorosos en direcciones contrarias mientras su boca se abría, ella tenía sed, y se estaba desangrando.

—Ya no me sirves. —Susurró el azabache, viéndola fijamente—Te lo advertí, te pedí información sobre él. No estamos para traiciones… —Sus garras se enterraron con lentitud en el brazo de ella, provocándole un dolor inmenso, eran como pequeñas cuchillas maliciosas que jamás dudaban en atacar. Ella quería gritar pero su garganta no se lo permitía, tenía mucha sed, sus colmillos salían a flote desproporcionadamente—…tsk.

—San…gre…

Los ojos de la mujer estaban desorbitados, su sangre le manchaba la ropa creando una extraña escena que vista desde el cielo podría ser hermosa, una mujer con flores rojas en el pecho. Una mano esquelética se estiró, y justo cuando ya no le quedaban fuerzas, un pie aterrizó en su cabeza. La destrozó sin esfuerzo.

—Ella era tan, tan molesta… —Rió Suigetsu— Ya no quedan vampiros los cuales confiar.

—Esto es un desastre.

Sasuke lamió sus dedos inexpresivamente. No sabía mal pero no se comparaba con la sangre de una persona, pero muchas personas decían que el canibalismo volvía a los vampiros más fuertes. Y él, por su puesto, necesitaba ser más fuerte.

—¡Lo bueno es que no tendremos que limpiar! —Suigetsu seguía con esa mirada macabra, pero él ya estaba acostumbrado. Una vez que cruzas una línea y no te sucede nada dejas de ser tú— Lo malo es que esta puta no nos dijo nada sobre Akatsuki.

Sasuke no dijo nada, abandonó el lugar como si nada hubiera pasado, ¿Cuántas veces ha hecho eso? ¿Desde cuándo la vida se volvió algo tan superficial para él? Ahora sólo tenía que encontrar a Orochimaru, él no realiza ninguna acción sin tener certeza de que recibirá algo a cambio, y ahora era uno de esos momentos en que cada acción que hacía jugaba por un objetivo.

Encontrar a Itachi. Matar a Itachi.

Empezó a pensar en cierto rubio que había dejado solo en su cuarto, para ser sincero no se preocupaba en absolutamente nada por él, pero había algo… un secreto que necesitaba conservar. Recuerda perfectamente como le ordenó a Karin cuidar que nadie entre a su pieza, y ella como la ciega palomita le obedecerá, ella siempre le obedece en todo. Es tan molesta.

—¿Por qué no me cuentas el interés que tienes con Na-ru-to? ~

Escuchó la voz melosa y desagradable de Suigetsu tras de él. Es un idiota si piensa que realmente le diría algo, es sólo una tonta pieza en su cabeza, ni si quiera es su amigo. Todo este tonto juego… todos estos encargos… transformarse en un monstruo… todo es por beneficio propio. Sasuke sonrió de lado.

—Lo conozco de pequeño. —Admitió cautelosamente— Va a ser más placentero matarlo.

—¿Ah, ¿sí? —Un brillo malicioso cruzó por su mirada, no, más bien, siempre ha estado allí. — Qué raro… ¡Me parece una casualidad, incluso!

—¿Qué cosa? —Volteó a verlo inexpresivamente, como si fuera una escoria.

—¿No estabas tú y Orochimaru hablando sobre un tal Naruto hace unas semanas? —Por fin lo dijo, saboreando cada palabra toxica— Todo este asunto me parece extraño.

—Escuchaste mal.

No dijeron nada en todo lo que siguieron caminando, cada uno inmerso en sus pensamientos. A Sasuke le venían recuerdos como ráfagas, cosas que en su momento lo hacían sentir, sufrir, pero que ahora no producían nada, se acostumbró a ese estilo de vida tan falso que terminó perdiéndose a sí mismo. Y le encantaba eso. ¿Cómo fue que se convirtió en un vampiro…?

Era solo un niño.

Un niño resentido, un niño que odiaba a cada persona existente, un niño que lloraba tanto que un día olvidó por qué lo hacía. No le costaba integrarse con las demás personas, simplemente aborrecía las relaciones, las sonrisas despreocupadas de todos los niños... como si los problemas no existieran… lo sacaban de quicio. Sus ojos solían desviarse hacia la ventana, y eso fue lo que lo condenó.

—¿Por qué nunca me prestas atención?

—¿Sasuke? Estaba pensando en que podíamos ir juntos a casa… ¿Sabes qué? ¡Te seguiré igual, Dattebayo!

—Te preparé algo, espero que te guste.

—Creo… creo que eres igual de imperfecto que yo. Por eso quiero ser tu amigo.

Naruto. Ese adorable niño rubio de ojos azules, que también lo había perdido todo en esa época, era el único que se esforzaba en hablarle todos los días. Incluso cuando lo trataba mal, el rubio se enojaba y comenzaban ambos una discusión que sacaba de lugar a todos los de la clase porque yo era callado, pero sólo Naruto me sacaba de quicio. Su amabilidad, su optimismo, su sonrisa, todo él. Y no entendía cómo era que las personas seguían amándome a mí cuando Naruto era el único que intentaba siempre ganarse a todos, aunque era un idiota.

Él y yo llegamos a ser grandes amigos de la infancia. Después conocí a Orochimaru, y entendí que no podía ser amigo de él… cada vez la venganza me consumió más y más. Él era un vampiro, como mi hermano, y yo un simple humano. ¿Por qué querría imaginar que todo saldría mejor? Como si la vida en algún momento me sonreiría.

Fui el primer niño en, conscientemente, dejar que me convirtieran en vampiro. Después de eso me fui sin decirle adiós a nadie, pues no tenía a nadie a quién extrañar.

De repente Suigetsu comenzó a reír a carcajadas descontroladamente, Sasuke fingió no escucharlo.

—¿Orochimaru no vendrá, no? —Suigetsu intentaba dejar de reírse, pero todo le parecía tan estúpido y sencillo… no podía parar— Quieres matarme.

Se estaban mirando fijamente, uno intentando entrar en la mente del otro, y el otro completamente indiferente a su repentina locura.

—Vas a matarme… no, él te ordenó matarme. ¿Crees que no sé dónde estamos? Se supone que deberíamos habernos juntado con ellos hace más de una hora… conozco las tácticas… lo mismo que le hacemos a los demás me lo harás a mí… Joder, necesito un cigarrillo.

Sasuke le lanza repentinamente lo que él desea, ni si quiera lo está mirando, sus manos están metidas en los bolsillos y se conforma con observar la maldita luna burlesca. Suigetsu lo prende y comienza a fumar, tiene unas horribles ojeras.

—Antes de qu-…

El arma culpable señalaba al chico de cabello blanco con maldad, el ruido fue casi un segundo, el vampiro ni si quiera se inmutó por la repentina aparición. El disparo había sido certero, justo en el centro de la frente, el cuerpo de su amigo se desplomó instantáneamente mientras el mundo aun no lograba procesarlo. Una figura culpable sonreía de entre los arboles cual serpiente.

—Te demoraste.

—Bueno, digamos que hay un incendio en la ciudad. Además, tuve que pararme a charlar con un viejo amigo…

—No había necesidad de matarlo.

—Iba a ser un estorbo más adelante. —Orochimaru se acercó al fallecido chico y ladeo levemente la cabeza, su sangre no se veía apetecible— Quiero tu informe.

—Tenemos un 10% de hombres infiltrados entre los policías, cada cuartel está siendo vigilado, el colmillo blanco sigue en posición. Titán fue descubierto y destruido, los pocos miembros que sobraron se unieron a nosotros. Sigue sin haber rastros de Akatsuki, suponemos que destruyeron los clanes más pequeños y están formando una organización más grande con eso. Las fuerzas armadas están multiplicándose, es difícil movilizarse, pero podemos controlarlo, también sé que trajeron nuevas autoridades especializadas desde el extranjero, al parecer con experiencia… nada comparado a lo que hay aquí.

—¿Nombres?

—Mei Terumī, Maito Gai, Danzo shimura, Killer Bee, El Raikage, aun no me han llegado todas las identidades… quieren mantenerlo lo más secreto posible. También he oído que los de Sunagakure están muy observadores.

—Eso tendré que hablarlo con Gaara.

—No creo que Gaara sea de confianza.

—¿Y tú sí?

No, claramente él no es de confianza, pero por lo menos él tiene un objetivo. Haría cualquier cosa por cumplir ese objetivo, ese maldito de Gaara no, él solo lo hace por diversión… por crueldad, y eso es algo difícilmente de controlar. Por suerte Orochimaru siempre ha sido persuasivo, siempre tiene algo bajo la manga, por eso no se meterá más en el tema.

Orochimaru suelta una risa por lo bajo al no escuchar una respuesta.

—¿Qué hay del Uzumaki?

Por un segundo, duda en responder.

—Controlado.

Sin más la misteriosa serpiente se fue en silencio, aunque claro, no olvidaría dejarle un pequeño obsequio a su cachorro.

—Sasuke… ¿A ti no te importa lo que le pase a Uzumaki, verdad?

—Si me importara, no habría dejado que viviera.

….

No sé.

N-Ngh...

No sé cómo esto estaba pasándome.

N-Ngh...

Sentí un dolor inmenso recorrer mi cuerpo, como si se estuviera despedazando y no pudiera detener mi propio peso, desvaneciéndome inmediatamente. Oía respiraciones, no sabía cuándo mi cuerpo había quedado debilitado ante ese monstruo, mi visión se nublaba cada cierto tiempo por la crisis que estaba sufriendo, era algo nuevo en mí.

N-Ngh…

Gemí agarrando las sabanas con los dedos mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza, mientras las lágrimas impulsadas la ardiente desesperación caían con fuerza. Mis caderas eran controladas por un desconocido, mi cuerpo también estaba siendo desvirgado por un desconocido. No podía pensar bien, y tampoco quería hacerlo, si pensaba sólo iba a ser peor e iba a sufrir más. Sólo había sangre a mi alrededor… mi sangre.

Sentí una punzada de dolor en el hombro, grité, y luego ésta se trasladó en la parte baja de mi cuello. Ya no podía mover ninguna parte del cuerpo con facilidad, abrí la boca para gritar, pero solo llegaba a jadear, mi corazón latía muy rápido... y sentía que en cualquier momento dejaría de latir. Sentía que la vida se extinguía a medida que el pelirrojo chupaba, mis sentidos dejaban de responder, pero lo que más pánico y desconcierto me causaba en el interior era la sensación de placer cuando lo hacía, sentía un éxtasis masoquista en todo su cuerpo.

Sasuke… ¿p-por qué me dejaste solo…?

Quería más, que mi sangre se escurriera por el cuello mientras seguía gozando de esa sensación utópica, como si me encontrara en otro mundo, en otro momento, con un bienestar falso dentro de mí.

T-Todos… siempre me han dejado solo…

Él me estaba quitando la vida de una forma maravillosa y yo le quería dejar. Rubio y rojo mezclándose en una guerra de besos, mordidas, arañazos, y sensaciones encontradas. Uno pensando en su único mejor amigo: la muerte. Y otro pensando en el poder siendo amarrado a la soledad. El odio, la maldad invisible que sus cuerpos desprendían se reflejaba en sus miradas. Nadie podía parar este acto tan bajo e inhumano, ni si quiera Sasuke, Sasuke no estaba para ayudarlo. Él... nunca tendría esas intenciones.

Un último aliento asomaba a la vida. Un último adiós.

Una diminuta sonrisa de auxilio dando paso a la muerte.

Y.… los ojos rojos despertaron.

“Naruto… Naruto”  Escuché que alguien decía mi nombre, o sonidos similares, una voz dulce y armoniosa. Hace tiempo que no escuchaba mi nombre ser pronunciado así, por lo que sentí que ese llamado no era para mí, que era para otra persona, pero la voz se hizo más clara. Era mi madre, la voz de mi madre llamándome. Pero… ¿por qué sentí algo malo hacia esa voz? Sentí terror.

Mi madre jamás habría provocado esos sentimientos en mí, como si poco a poco la voz se transformara en la de una bestia… un monstruo de ojos rojos. Mi cuerpo se estremeció y un dolor lo golpeó, no solo físicamente, no podía hablar y estaba sufriendo… como si me arrancaran las alas de a poco. Entonces lo vi frente a mí, un monstruo con diversas colas… y ojos rojos. Me había atrapado completamente, yo era él, él era yo.

Cuando tomé consciencia de la realidad tenía los ojos abiertos, no era como si me hubiera dormido, solo como si yo… hubiera desaparecido. Estaba en la habitación de Sasuke mirando hacia el techo profundamente, como si eso fuera más importante que nada. Me senté en la cama y mi cuerpo seguía doliendo, al examinarme tenía varias heridas abiertas de las que brotaba sangre… pero estaban mucho mejor. Tenía cicatrices de mordidas en todo el cuerpo. Me vestí rápidamente, por impulso a dejar de ver mi cuerpo en ese estado, avergonzado de mi mismo.

No me di cuenta hasta que una gota cayó en mi dedo que estaba llorando, me lleve las manos a las mejillas y me las acaricie mientras temblaba. Estaba consternado, sin poder reaccionar, mi respiración se iba acelerando a medida que recordaba, pero no era capaz de salir del shock.

—¿Qué eres tú? —Oí esa voz.

No fue un sueño, no fue mentira, ese sujeto estaba delante de mí, mirándome con diversión. Su sonrisa estaba torcida, sus ojos eran oscuros, y su cabello rojo simplemente me aterraba. Me hice hacia atrás y apoyé mi espalda contra la pared mientras lo veía débilmente.

—¿Qué eres tú? —Preguntó con más fuerza, acercándose a mí.

—G-Gaara… déjame en paz… —Susurro, temblando. ¿Por qué no me mató? ¿Por qué no estoy muerto? ¿Dónde está…? ¿Dónde está Sasuke?- Sasuke no está… s-solo déjame… ya hiciste… tú…

¿Por qué no se va? Ya me hizo lo que quería, ya me dañó. ¿Por qué no dejo de llorar?

—Te mordí, lo hice cientos de veces… ¿sabes? —Su voz no era amable, ni si quiera indiferente, era… sepulcral— Tú moriste. Tú deberías haber muerto… ¿Crees que te dejaría con vida después de tomarme la molestia de venir aquí y vengarme del Uchiha? No, me pareces un humano patético y traumado con su asquerosa vida.

Me levantó el mentón con un dedo seriamente, mis lágrimas mojaron sus dedos tristemente, solo pensé que su contacto había sido muy dulce. Cerré los ojos, era extraño como los sentimientos que siempre he tenido poco a poco florecieran, esa inestabilidad mía de atraer el dolor y reconfortarse en sus brazos.

El vampiro veía con interés el perturbado rostro del chico, había cambiado. Sus ojos eran de un profundo color rojo, ajenos a la naturaleza normal, y de su boca sobresalían pequeños colmillos. No se parecía a un vampiro en absoluto, además que seguía “viviendo” y teniendo sangre normal… lo comprobó muchas veces mientras lo poseía.

Así que por eso Uchiha lo quería tanto.

¡¿Creían que podrían ocultárselo a él?!

Ja…. ¡Ja... JAJAJAJAJAAJ!

Todos ellos… recipientes de almas… acabaría con ellos… ¡con todos! Sí, ¿verdad? ¡Verdad! Él era el monstruo… lo único que le importaba de las personas era su sufrimiento, su vida, y por eso… destruiría a todos.

Sonrió macabramente mientras entrecerraba los ojos, siempre había tenido un aspecto demencial controlado, pero ahora iba camuflado de ideas oscuras. Lo que ese chico era no era para nada común, podría salvar la humanidad, o destruirla si es el caso. Por su puesto, tomaría el pastel para él.

—Tú eres un híbrido.

Naruto no pareció impresionado, estaba inexpresivo mirándolo.

—¿Ah, sí…?

Gaara frunció el ceño. Pero antes de hablar, o golpearlo, el rubio colocó las manos en sus hombros y apoyó la cabeza entre su cuello temblorosamente, no dejaba de llorar y eso era placentero, pero ese gesto hizo que se callara momentáneamente. Ese humano era extraño.

—¿V-Vas a llevarme a otro lugar, n-no es así…? —Susurró.

La sonrisa psicópata volvió a estar en su lugar.

—Sí. Y no te preocupes, ahora que sé que no puedes morir… no me contendré si intentas escapar… —Clavó sus uñas en el hombro de Naruto, provocando que se asomara levemente un líquido carmesí. Se lamió los labios— Y Sasuke no aparecerá, así que no te ilusiones.

Naruto reaccionó levemente, pero volvió a su estado vacío.

—¿P-Por qué…?

Al contrario de lo que dicen, después de la paz, llegó la tormenta. Sintió un fuego acumularse entre sus puños.

¿Por qué?

Esa pregunta era la esencial: ¿Por qué le pasaba eso? ¿Por qué tenía que aguantar esas cosas? ¿Por qué tenía que vivir en un mundo tan maldito como ese? ¿Por qué no podía abandonarlo en paz, siendo feliz? ¿Por qué Sasuke lo llevó a eso? ¿Por qué no tiene amigos, ni familia?

Apretó los dientes y de un impulso lanzó un puñetazo hacia Gaara, estrellándose en toda su cara, no lo pensó dos veces y salió corriendo de la habitación. Gaara quedó estático un momento porque no se lo vio venir, de pronto pasó su mano por su boca: estaba sangrando. La furia se hizo presente y miró a la puerta con diversión.

Sonrió con demencia.

—¿Tú crees que puedes escapar?

Notas finales:

Perdón por no actualizar! Estoy editando un poco la historia, etc. Si tengo faltas de ortografía por favor díganme, es que las busco y busco pero no las veo D:

¡Vivan las vacaciones!

xGoldendreamsx fuera.

:3


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