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El trono de los reyes por alessa san

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Notas del capitulo:

Un poco más de un mes, gracias por el apoyo. Un capítulo más para esta historia que avanza lento.

Mil gracias por sus reviews, y ya sé que pasó, pero gracias a Kurenai por hacer ese hermoso fanfic con parafilias, y también gracias por a todos los que participaron. Yo solo contribui con dejar reviews ajaja

Espero y disfruten del nuevo capitulo.

El investigador miró una vez más las expresiones faciales de Chihiro, quería encontrar algún indicio de que se sintiera culpable, triste o traumatizado por lo acontecido hace cinco noches. En sus prácticas había visto a asesinos no tener ningún sentimiento o expresión en su rostro cuando relataban lo acontecido durante sus asesinatos, y el chico frente a él parecía ser uno de ellos. Sin embargo, su primer año de trabajo como investigador no le había dado la suficiente experiencia como para tratar a una persona tan aparentemente fría como él. Pero la evidencia marcaba lo contrario, él era una víctima más del encapuchado.

- Entonces, dices que el policía fue asesinado por estas flechas que, según tú, fueron lanzadas por el encapuchado. Sin embargo, ¿Cómo explicas que una de ellas haya llegado por su espalda? – sus ojos azul marino trataron de persuadir a Chihiro, sin obtener ningún resultado.

- No vi la trayectoria. Simplemente cuando reaccioné él ya estaba en el suelo con flechas en su cuerpo –.

- ¿Qué hiciste tú? – intentó una vez más, pero obtuvo el mismo resultado.

- … Escapé… –.

El cuaderno del segundo investigador -de una apariencia más adulta- se llenaba de apuntes, cada que hablaba o se movía este anotaba algo en su libreta. Era claro quién de los dos de traje era el más experimentado.

“Oh… ¿Por qué simplemente no les dices que estás participando en una guerra mágica? Tal vez así simplemente te dejen.”

No había un cuerpo presente, pero Chihiro escuchaba claramente la voz de Himuro en su cabeza, posiblemente por medio de telepatía.

“Tal vez si agregaran al reporte que eres un pésimo invocador y un pésimo mago no estaría de más.”

- Lárgate – susurró suavemente y ambos investigadores le vieron de manera extraña.

- Mayuzumi, cuando lo encontraron en el callejón cerca de usted había un par de brazos ¿podría explicar eso? – dijo el más viejo de los tres.

Lo recordaba muy claramente, así que simplemente sonrío forzadamente queriendo parecer un chico que tiene un mal recuerdo, algo borroso y nada claro, alguien que trataba de superarlo. Para ese momento decidió actuar como la victima indefensa.

- Solo no se burle de mí. El encapuchado me atacó, pero antes de que me volviera a lastimar con esa… espada… alguien más llegó y le cortó los brazos, y después el encapuchado salió corriendo – relató con una voz afligida, presionando las sábanas en su mano.

El investigador volvió a apuntar cosas en la libreta – Dime, ese misterioso salvador tuyo ¿se lastimo peleando contra el encapuchado? –.

- No… ¿Por qué pregunta? –.

- Se encontraron muestras sanguíneas de alguien más en la escena… ¿sabe a quién podrían pertenecer? – mencionó el investigador más joven. El veterano golpeo sin disimular el costado del contrario con un codazo.

- Tal vez no me crea, pero… le dije que al encapuchado le cortaron ambos brazos, sin embargo, después de un rato, el encapuchado volvió con sus brazos como si nada, con otra arma en sus manos, parecían haberse… regenerado –.

Ambos se miraron por un momento, pareciendo hablar entre ellos solo con la mirada – ¿Estás diciendo que hay más de un encapuchado? – volvió a cuestionar el mayor.

- Podría ser, realmente no lo sé… Es solo la opinión de un estudiante –.

Los investigadores se miraron por última vez y se levantaron – Gracias por tu tiempo joven Mayuzumi, recupérate pronto, los jóvenes no deben pasar mucho tiempo en cama flojeando –.

- Investigador… de casualidad… ¿se podría saber quiénes eran mis agresores? –.

- Me gustaría decirte chico, pero es confidencial – ambos hombres abandonaron el cuarto.

- Decirles casi toda la verdad no estuvo tan mal – Himuro aparecía sentado en el borde de la cama, su sonrisa altanera solo molestaba a Chihiro.

- ¿Qué es tan gracioso? –.

- Créeme, es mejor que me veas así que enojado. Pero, en fin, tus palabras de victima me conmovieron, pero también me llevaron a una conclusión… el famoso encapuchado es una proyección –.

- ¿Proyección? –.

- Realmente no sabes nada de esta guerra –. Bufó molesto – Por el momento solo debes saber que yo soy una invocación de demonio, y que consumo mucha magia de ti… así que ahora, descansa –.

- Si mi hermano llega, desaparece –.

- ¿El cuatro ojos? No te preocupes, nunca me ha encontrado – y como si fuera bruma, Himuro desapareció ante la vista de Mayuzumi.

 

*****

 

El doctor Okamura sonreía ampliamente, los papeles sobre la tablilla le indicaban que Chihiro estaba más que listo para enfrentar al mundo de nuevo, metafóricamente hablando. Todo indicaba estar normal en el chico, así que esa misma tarde le dio de alta y después de un par de reverencias de agradecimiento, Mayuzumi y Hyuga se alejaban del hospital.

- Te dije que era raro que saliera en solo una semana, hubo momentos en los que el doctor Okamura dudaba en creer los análisis que le daban –.

- No te preocupes… para él siempre hemos sido unos niños muy sanos –.

- Y que lo digas –.

El pequeño silencio nada incomodo se colocó entre ambos, pero fue Hyuga el encargado de romperlo.

- Creo que deberías de ir con la abuela… Si ese sueño significa algo, ella es la única que puede decirte que quiere decir –.

- No he pisado esa casa en años. De seguro me saca a escobazos gritándome de cosas –.

- No tienes nada que perder. Solo la dignidad del nieto favorito –.

- Estupideces. Por ahora solo quiero comer algo y llegar a casa –.

- En ese caso te dejo estar solo. Me he saltado un par de veces el entrenamiento y el entrenador no está muy contento por eso –.

- No lo creo. Sabiendo que tú eres el capitán de seguro saltarte un par de veces el entrenamiento no es tan malo –.

Hyuga golpeó el hombro de Mayuzumi suavemente, soltando un par de risillas – Aun así, piensa en lo que te dije, hermano –.

Ambos sonrieron y Hyuga corrió para alcanzar el autobús en la parada.

Por un momento Chihiro pensó en ir directo con su abuela. Aunque él sabía que la señora no estaría para nada enojada si fuera a visitarla, pero no tenía ganas de entablar una conversación demasiado cansada en una vieja casa de estilo japonés, con un muy fuerte olor a incienso de lavanda, teniendo que redactar sus últimos tres años de vida.

Lo primero que hizo cuando volvió en si fue ver la hora, aún tenía tiempo de ir a comer todo lo que el doctor Okamura le había prohibido durante su estancia en el hospital.

 

*****

 

El olor de la comida rápida despertaba su apetito. La pizarra de los combos le hacían dudar en momentos que tomar. Al final tomó la recomendación de la cajera y terminó comprando algo sencillo, aun tomaba en cuenta que solo hace un par de horas había salido del hospital, y que en las recomendaciones del doctor tenía que ir acostumbrando de nuevo a sus intestinos.

Tomó asiento en una mesa desocupada al rincón del establecimiento. Siempre iba a comer en lugares donde no podía ser visto tan fácilmente, ciertamente le daba calma hacer eso.

Habían pasado casi dos meses de la última vez que comió en un Magi Burger. Aunque sus hamburguesas no eran las mejores, hacían buenos batidos, sobre todo uno muy excelente de chocolate.

- ¿Puedo acompañarte? –.

Su rostro se levantó hasta el dueño de la voz. Entonces sus ojos se conectaron justo como lo hicieron en el techo del hospital.

Por un breve momento iba a gritar de la impresión, pero el chico frente a él parecía más normal de lo que recordaba. Miró a ambos lados de él y no había rastro de pequeños pájaros azules, navajas o algún hombre vestido de gladiador.

El chico puso su mano a un costado de su boca para poder susurrar: – No te preocupes. No soy como aquellos desquiciados que atacan frente a mucha gente. Además, no sería capaz de lastimar a alguien ajeno a esto –.

A pesar de haber pedido permiso terminó por sentarse en la misma mesa que Mayuzumi. Dio un largo sorbo al batido que traía en sus manos y después sonrió amablemente a Chihiro.

- He estado pensando un poco sobre algo. Aunque no sé si mis palabras te interesen – volvió a poner la pajilla sobre sus labios.

Ignóralo. Termina de comer y vete. Cuando estemos en la calle lo atacaré. Su maldita proyección no puede ganarme.”

- Cállate – para Chihiro, el acostumbrarse a esa voz en su cabeza todavía era molesto. Tatsuya hablaba cada vez que quería y siempre decía cosas absurdas, molestas o que arremetían contra la moral social – No sé qué quieras decirme, pero ¿por qué debería de creerte?... trataste de matarme –.

- Créeme, no era lo que parecía, hubo un ligero error en mi plan inicial. Además, no te arrepentirás de lo que te tengo que decir – hizo una breve pausa en lo que volvía a tomar de su batido – ¿conoces las noticias sobre el secuestrador y asesino “el encapuchado”? aunque no lo creas, es un peleador por el trono de los reyes –.

- Ya lo sé. Himuro me dijo casi lo mismo –.

- No me sorprende, se nota que es un demonio muy perspicaz. Sin embargo, ¿no te interesa saber quiénes eran aquellos que te atacaron en esa noche? – él sabía que con esas palabras había captado su atención, la expresión en su rostro se lo dejaba más que claro. Aunque para los demás Mayuzumi pareciera tener una expresión fría y seria como una cabeza de pascua, alguien como él, que se podría decir su igual en cuestiones de demostrar sus sentimientos, podía leerle con facilidad – si te interesa saber más, a unas cuadras de aquí hay una cancha de baloncesto. Te esperaré, aunque no tengo todo el tiempo, las noches son peligrosas – tomó su batido y se levantó de la mesa – y no tienes de que preocuparte, no te atacaré de sorpresa-.

Sin más, el chico de cabellos celestes se marchó, llevando solo su batido.

Mayuzumi miraba su hamburguesa con solo un par de mordidas. Las dudas inundaban su cabeza y no iba a dejar pasar la posible oportunidad de respuestas.

 

*****

 

Se sentía un tonto ahora estando caminando fuera del establecimiento directo a la cancha que le había dicho aquel extraño chico.

Es una trampa, idiota.”

- Ya lo sé. Por eso en cuanto aparezca su proyección, tú te harás cargo de él… solo cuando te llame, no te precipites –.

“¿Oh?… ¿Me estás dando órdenes, escoria?

- Solo si lo quieres ver así. Sí, es una orden –.

“Es una lástima que no pueda demostrarte quien es el que manda.”

En el centro de la cancha estaba el chico de cabellos celestes, lanzando despreocupadamente el balón en sus manos, fallando el tiro cuando el balón golpeó el aro. Cuando se percató de su presencia sonrío muy tenuemente, pero lo suficiente para que Chihiro reconociera que agradecía que hubiera llegado.

- Estaba a punto de irme –.

- Pensaba si creerte o no. Pero antes de cualquier cosa, ¿Cuál es tu nombre? –.

- Un placer en conocerte. Mi nombre es Tetsuya Kuroko– la formalidad con la que se presentó impactó un poco a Chihiro. Su inclinación era perfecta y sus palabras corrieron fluidamente con un tono seguro y formal. Cuando se irguió llevó su mano al bolsillo trasero de su pantalón y sacó una credencial de estudiante universitario. Era original, Chihiro conocía perfectamente esa credencial pues él mismo había escogido ir a la misma que Kuroko asistía; el relieve en el escudo y el nombre de la universidad se sentía al contacto, y sabía perfectamente que ese era el sello distintivo en las credenciales de los alumnos de aquella institución.

- Yo soy Mayuzumi Chihiro – trató de imitar lo de la credencial, pero fue detenido por el mismo Kuroko.

- Te creo, Mayuzumi-kun. Lo revisé en la tablilla el día de nuestra inesperada pelea –.

- Dejando de lado las presentaciones, me interesa lo que sabes –.

- ¿Se te hacen conocidos los nombres de Atsuko Satoshi y Miki Shirahama? – Chihiro solo negó con la cabeza – Al menos deberías saber que Satoshi era una alumna de tu escuela. Por otro lado, Shirahama era alumna de Shotoku. Ellas desaparecieron hace semanas con sospecha de que fueron secuestradas por el encapuchado. Sin embargo, las muestras obtenidas del callejón: aquellos brazos que Kagami cortó, y la sangre regada que de seguro tu demonio logró sacar del otro encapuchado pertenecen a ambas chicas, respectivamente –.

- ¿Cómo es que sabes eso? –.

La mano de Tetsuya se extendió y en ella apareció una diminuta mosca, de un color azul celeste igual al del pájaro que lo guio aquella vez – el pájaro dejó un par de estos en tu habitación, y después de tu entrevista con los investigadores decidí que sería buena idea seguirlos. A esos hombres les gusta hablar mucho de trabajo en el auto. Además, necesitaba como convencerte de hablar conmigo, hacerlo en la azotea no funcionó –.

- Tu proyección iba a matarme y tú también –.

- Mi error, Kagami sintió hostilidad y decidió atacar por su cuenta. Y yo no te iba a matar, simplemente iba a cortar tu contrato de golpe –.

“Así que este mago posee algo como un anulador… interesante. Tal vez pueda ayudarnos después de todo.”

“Cállate Himuro” pensó – ¿A qué quieres llegar, Kuroko? –.

- El peleador que creemos es el encapuchado, ha estado secuestrando chicas para cubrir su rastro. ¿a ti no se te hace sospechoso? ¿Por qué tener tantos como él? Aquí hay algo que no me gusta, sobre todo cuando gente inocente es mezclada en todo esto. Pero hacer algo por cuenta propia es peligroso… es aquí donde entra mi propuesta: Mayuzumi, forma una alianza conmigo en esta pelea por el trono de los reyes–.

La expresión de Chihiro cambió por una de sorpresa por algunos segundos. No tenía entendido como funcionaría la dichosa alianza si al final ambos tendrían que enfrentarse para ser solo un ganador. Sabrían las virtudes del otro, así como sus defectos. No tenía caso hacer tal pacto.

- A decir verdad, no me interesa. Puede seguir secuestrando y matando chicas como se le antoje. Lo que le pase a los demás no es de mi incumbencia – para Mayuzumi, el sentir que participaba menos en toda esa locura era mejor. Estuvo al filo de la muerte, y no pensaba volver a estarlo.

- Entonces me estás diciendo que no te importa un poco tu amiga ¿cierto? ¿Qué pasará con ella? A puesto a que él la usará como a esas otras chicas para manda matar a alguno de los otros peleadores, y como te habrás dado cuenta, nadie va a llegar a un dialogo civilizado. Las armas chocarán, y los humanos no están diseñados para una pelea tan fiera como esta. Ni siquiera contra una proyección. Tú mismo te diste cuenta en el hospital, la intensidad de los golpes en esas peleas. Reacciona de una vez, ese tipo está haciendo trampa teniendo a personas inocentes trabajando para él. Lo único que te estoy pidiendo es que me ayudes a detenerlo, evitar que más gente sufra – su mano se extendió por un momento, esperando su respuesta, pero lo único que logró fue cansarse de estar como un tonto con su mano hacia él – dejo la decisión en tus manos ahora, – Kuroko tomó sus cosas y caminó hacia la salida de la cancha – Haces una alianza conmigo y terminamos con el temor de las calles, o te vas con tu hipocresía a pelear solo cuando tu invocación sienta hostilidad contra ti… Las personas, no deberían ser afectadas por esto –.

- Tu no entiendes nada. Yo no soy fuerte. No soy capaz de entender lo que pasa con este evento. No pedí ser parte de esta maldita locura. Yo no quería nada de esto. Yo solo iba caminando a casa. Si lo pones así ¡también soy víctima de este maldito loco juego! ¡Me gustaba mi patética vida! Sin embargo, ahora tengo una compañera perdida, mi vida está en juego, la sociedad en peligro, y temo porque algo pueda pasarle a mi hermano, a mi familia… Tu realmente no entiendes nada... Pero, aunque tenga miedo, y el sentimiento de odio comience a crecer por mis venas, por una fracción de segundo, pensé en estirar mi brazo, y aceptar tu absurda alianza –.

En ese momento Kuroko no supo cómo leer la expresión de Mayuzumi. Frustración, miedo, desesperanza. Un sinfín de emociones se reflejaban en sus facciones. Sin embargo, en sus ojos tenía ese brillo de determinación. Pero aun así le comprendía, también conocía esa mezcla de sensaciones en su pecho que le hacían dudar.

- Pero que palabras tan más conmovedoras –.

Ambos chicos voltearon hacia uno de los postes de luz en la cancha, sobre este, un sujeto se encontraba sentado, meciendo su pie en el aire y observando divertido la conversación. Sus manos chocaban en aplausos lentos y sarcásticos.

La noche había consumido por completo la ciudad mientras ellos platicaban.

- Un humano que quiere salvar personas y otro que, aunque sus ideales no son los de un héroe, luchará a su lado como una buena persona. Parecido a los pensamientos de un niño – la sonrisa en su rostro se amplió más, un extraño casco parecía cubrir sus ojos y frente, pero dejando descubierto el resto de su cabeza y cabellos castaños – ahora que me doy cuenta, en esta absurda guerra, al fin hay alguien que puede hacerme frente ¿No lo crees? –.

Su dedo claramente apuntaba a un costado de Chihiro, donde parecía no haber nadie. En segundos, Himuro hizo acto de presencia en el lugar donde el sujeto apuntaba.

- ¿¡Qué crees que haces!? Regresa a ser invisible – ordenó Mayuzumi.

- Que no sintieras esta cantidad de peste no me sorprende, pero que Kuroko no lo sintiera si me quita las palabras de la boca. ¿Cuántas peleas por el trono llevas? Te escuchas tan seguro hablando frente a Chihiro, pero no eres capaz de saber cuándo hay una invocación cerca de ti –.

Kuroko no contestó, no tenía palabras para hacerlo, y aunque las tuviera, no era el momento de reclamar.

- ¿Ahora das clases de magia? Convivir con humanos te ha vuelto muy amable, Ira – su voz sonó sarcástica.

- Te mostraré mi amabilidad, Lujuria. Aunque estoy sorprendido de que decidieras aparecerte tan rápido. Siempre has sido un cobarde – Himuro sonrió, apareciendo su armadura en un instante – “escucha Chihiro, aléjate en cuanto puedas. Su invocador no está cerca, sin embargo, esto es diferente a la vez del techo. Él es un demonio. Y llévate a Kuroko, que ni siquiera su proyección se meta en esto. Es un asunto entre los dos” – mencionó por telepatía.

Mayuzumi dio un par de pasos hacia atrás, la voz de Himuro sonaba seria, como si fuese grave el asunto. Pero no se quedaría a comprobar eso, de inmediato dio media vuelta tomando la mano de Kuroko para salir corriendo.

En un segundo una briza pasó a su lado y aquel demonio castaño se paró frente a él. El arma en su mano aparecía mientras más se acercaba a su cuerpo, una espada negra con marcas rojas. En la misma fracción de segundo Tatsuya interpuso su arma y el choque sacó volando a ambos magos.

La presión del aire fue lo suficientemente fuerte como para doblar la mallacorla que estaba cerca de ellos. La fuerza que ambos ejercieron se notaba alrededor de sus pies, donde el concreto se había cuarteado y comenzado a hundirse. Ambos aun juntando sus espadas seguían presionando al contrario para que cediera.

Chihiro estaba sorprendido, la altura de aquel demonio no era tanta. De hecho, si la comparaba, podía ser casi la misma que la de Kuroko. Sin embargo, este podía hacerle frente a Himuro sin ningún problema en cuestión de velocidad y al parecer también en fuerza.

El choque de sus armas resonó ampliamente cuando se separaron.

- Realmente son lentos – Tatsuya regañó a ambos chicos.

- ¿Qué se supone que hiciera? Era la única salida –.

Himuro chasqueó los dientes. Ver la molesta sonrisa falsa del demonio le fastidiaba.

El viento sopló moviendo tanto las copas de los arboles como la extraña armadura del demonio. Una armadura de metal de color plata y raros grabados en color negro, pero su ropa era blanca, sus hombros estaban descubiertos, su cuello llevaba una malla metálica que parecía perderse debajo de la armadura en su pecho, el pecho y su espalda se cubrían por más metal sólido, y sus miembros superiores comenzaban a ser resguardados a partir de la mitad de sus brazos. De la cintura para abajo parecía llevar una falda blanca larga que le llegaba casi a los tobillos con armadura cubriéndola desde la cintura, con aperturas a los costados mostrando sus piernas enfundadas en más metal sólido.

- Tu eres hasta ahora el que al parecer me dará problemas – las marcas rojas de su espada brillaron con intensidad.

- Eso quiere decir que estas subestimando al resto de los competidores – Himuro aseguró el agarre en su espada. La sensación vibrante de los ataques aún se sentía en sus manos.

- No realmente. Pero de todos, tú eres el que más me interesa – aquel tono de voz que utilizó para decir su última frase se escuchaba muy provocadora – Aunque para tu mala suerte, no eres mi tipo –.

- Yo digo lo mismo – la espada de Himuro de igual manera comenzó a brillar en sus marcas rojas.

Por un momento hubo una tensión horrible en el ambiente que se cortó cuando ambos demonios chocaron armas en medio de la cancha. La potencia era devastadora, trozos de concreto salían volando por todos lados y el polvo se alzaba como una niebla café, cuando sus armas se tocaban se sentía una vibración fuerte que incluso hacia estremecer al suelo.

De repente uno de los aros de la cancha cayó, y el muro posterior de cemento fue hecha añicos.

Ambos comenzaron a moverse de lugar, sumergidos en su propia batalla. El rastro que iban dejando era sorprendente. Destruían todo a su paso sin ni siquiera tocarlo.

En cada ataque, Himuro procuraba alejar al demonio de Mayuzumi, pero, en un movimiento erróneo Tatsuya fue pateado por lujuria y lanzado lejos. Rodó por el suelo para ponerse de pie, pero en cuanto su cuerpo estuvo un poco erguido, lujuria ya estaba casi sobre él blandiendo su espada.

El nuevo choque de armas hizo una presión increíble, el suelo donde Tatsuya estaba arrodillado se hundió en ese instante formando un cráter.

Molesto, Himuro pudo quitarse de encima a lujuria empujándolo con su propia espada, logrando que retrocediera unos cuantos metros.

- Siempre quise decirte que esa armadura tiene un pésimo diseño –.

- Ni un poco. Para mi es perfecta – su mano tocó su hombro derecho, donde en ese último movimiento Himuro le había logrado hacer una herida. La primera en todo el intercambio de ataques. De la misma herida comenzó a salir un humo negro, empezando a borrarse de su piel – Esto se está poniendo interesante, sin embargo… – la espada desapareció de sus manos y sus brazos regresaron a sus costados– me temo que será todo por ahora. Una simple ronda de observación terminó en una buena pelea – su mano derecha tocó su pecho e inclinó de esta manera su cuerpo haciendo una reverencia – Nos volveremos a ver… Ira –.

Y como si fuera un montón de llamas desapareció hasta extinguirse, dejando el eco de una risa burlona.

Himuro estaba seguro de que su encuentro con lujuria se iba a repetir. Si él decía que era el único interesante en esa competencia, eso solo significaba una cosa para él. Eran los únicos demonios, lo cual, ciertamente le molestaba.

- ¡Himuro! –.

La voz de Mayuzumi le sacó de sus pensamientos, el arma en su mano y la armadura negra desaparecían mientras el chico se acercaba. Detrás de él se encontraba Kuroko, junto con su proyección Kagami.

- Es demasiado peligroso que lo vean. Desaparécelo –.

- Después de esto, creo que Kagami-kun no es lo suficientemente fuerte como para protegerme –.

Para Himuro el chico estaba en lo correcto, sin embargo, incluso a él esa proyección le dio batalla en el hospital. Kuroko parecía ser un chico débil, pero no lo era. Su proyección de Kagami no sabía quién era o que representaba para el chico, pero si podía saber que su lazo con su proyección es fuerte, y eso le hace más peligroso que cualquier otro.

Chihiro llamó al de cabellos celestes – No te preocupes. Kagami es tan fuerte como tu decidas que sea. Así que tenle más fe –.

Himuro y Kuroko vieron directamente a Mayuzumi con una expresión de sorpresa. Después de unos segundos ambos rompieron en una risa tratando de que no sonara muy fuerte.

- Decir ese tipo de palabras solo demuestran lo cuan novato eres, Chihiro. Das pena –.

- Mayuzumi, no sabes nada –.

Por alguna razón Chihiro se volvió motivo de burla, aunque él se sentía bien con sus palabras, no entendía que era lo gracioso.

 

*****

 

La oscuridad era alejada con el centenar de velas que estaban encendidas alrededor del altar. Una enorme cruz en medio, y un hombre rezando sus plegarias de cada noche. Pedía por la paz y el bienestar del mundo, pedía por los que tienen hambre, por los pobres y por aquellos que pasan frio. Pedía por los niños del mundo y también por aquellos en el orfanato que se encontraba en esa misma iglesia.

Las cuentas de su rosario pasaban entre sus dedos mientras la soledad del lugar esparcía su oración hasta el más diminuto rincón.

-… No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal… –.

- Amén –.

Abrió sus ojos con lentitud, dejando caer la cruz de sus manos y que volviera a colgar de su muñeca. Levantó su alto cuerpo y volteó al balcón del segundo piso de la iglesia, justo el lugar donde los niños se reunían para cantar en el coro de la iglesia cada fin de semana de misa, solo para ver a aquel que le había interrumpido en su rezo.

En el amplio barandal se encontraba sentado su invocación de demonio: lujuria.

Su amplia sonrisa demostraba cierta superioridad. Apoyaba su mano derecha en el mismo barandal donde estaba sentado, teniendo también arriba su pie izquierdo, dejando el otro colgado y moviéndolo juguetonamente.

- ¿Encontraste lo que necesitabas? –.

- Si, y mucho más de lo que esperaba. Regocíjate padre, esta guerra por el gran trono de los reyes no será tan aburrida como me lo esperaba –.

- Entonces, haz lo que quieras, y no me molestes a mí y a mi gente, demonio –.

- Oh… un simple humano con las suficientes agallas como para decirle a un demonio que hacer, ¿tendrá alguna oportunidad bajo el filo de mi espada? –.

- No –.

- Entonces te pregunto, padre, ¿Qué pasaría si alguno de esos magos se entera de casualidad que mi invocador es un bondadoso hombre, y, sobre todo, que está al cuidado de un pequeño orfanato? –.

- No te atreverías a traicionar a tu invocador –.

- No me tiente padre. El contrato dice que no puedo lastimarlo, ni mandando a otros a hacerlo, sin embargo, los cercanos a usted no corren con la misma suerte. Este mundo es un amplio patio de juegos. Pero el juego en el que usted está involucrado, es uno de los más peligrosos. Necesita un as bajo la manga para poder salir ileso junto a los suyos, y quien mejor que yo para garantizarte tu seguridad –.

No tuvo respuesta, simplemente la profunda mirada café del padre se clavó en su ser.

El demonio dio un hábil brinco hasta caer en el suelo, arrodillándose ante el padre.

- ¿Tienes alguna queja para tu perro? –.

- Desobedeciste la orden de solo observar. Pero no tengo porque castigarte, al parecer encontraste algo que te hizo ponerte de buenas –.

- Deberías de alegrarte. Tu patio de juegos tiene un individuo muy interesante –.

- Ya veo. Y este individuo ¿Qué opinas de él? –.

- Lo mismo que el resto de ellos… le atravesaré el corazón con mi espada… así que, dime que es lo que tu mente desea ahora –.

- Ahora esperaremos el momento indicado, cuando llegue podrás actuar. Pero primero necesitamos un plan para que esto funcione –.

La sonrisa del demonio se amplió por un instante y después desapareció. Al ponerse de pie su armadura comenzó a desvanecerse lentamente, dejándole en una ropa casual y algo moderna. Su cabello castaño se acomodó sobre su frente y su rostro de apariencia juvenil mostraba cierto temor. Sus ojos mostraban un pequeño iris café que seguía los pasos del padre.

- ¿Qué haremos ahora? – cuestionó con verdadera curiosidad. El lugar en donde residía se sentía como una pequeña prisión para él.

- Ya te lo dije, puedes hacer lo que quieras. Pero no vengas a molestar por un rato, cuando pase algo más te llamaré – el padre se alejó lentamente con sus manos detrás de su cuerpo, por ahora era hora de descansar – una cosa más. Deja de poner esa cara de chihuahua miedoso cuando te quitas la armadura, Furihata –.

Y de nuevo, la sonrisa nada modesta apareció en la boca del pequeño castaño.

 

 

Acto 3.
Alianza.

Notas finales:

"¡Kuroko habla demasiado!" estoy segura de que muchos pensaron eso. Siento que era necesario, aunque puede que no.

Ahora, les dije que iba a haber un poco de OOC y Furihata es el primero.

¡Pero juro que es para la trama nada más!

En fin. Gracias y nos leemos

saludos!


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