—Ruby es un buen chico.
Comentó Wallace en un tono suave e inclinándose levemente para ver un poco mejor a su amigo mientras sonreía levemente, como una especie de dar consuelo.
—Al menos, deberías de pensar en darle una oportunidad.
Alzó la vista, aun tirado encima de su escritorio y con una mueca de molestia tras recordar cosas no muy agradables, consciente de que su mejor amigo solo quería ayudarlo. Cerro una vez más los ojos antes de escuchar como su amigo se movía en su lugar, lo más probable es que se estuviera levantando para retirarse.
Suspiró con molestia al darse cuenta —una vez más— que ya había terminado todo el trabajo y podía retirarse finalmente de la empresa.
—Nos están esperando—comentó Wallace quien pacientemente esperaba alguna reacción por parte de Steven.
—Ya voy, ya voy.
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—¡Ruby!
Exclamó una vez más Sapphire mientras zarandeaba a su amigo, totalmente desesperada e impaciente por la plática que tenían, la cual obviamente no había llegado a ningún lado y posteriormente se habían quedado en silencio.
Con el hijo de Norman deprimiéndose cada segundo más que duraba aquel silencio.
—Si fueras valiente no estuvieses pasando por esto—dijo la de ojos azules mientras se cruzaba de brazos.
—Tu eres la que debería de entender que esto no es fácil—se quejó el de ojos rojos, ligeramente ofendido por el comentario, pero consciente de que es verdad.
—¿No es fácil? ¿Que tan difícil es decirle lo que sientes? No es como si los sentimientos fuesen a desaparecer de un momento a otro.
Ambos vecinos se miraron fijamente, enojado cada uno con la actitud del otro debido al sentimiento de incomprensión que nacía entre ambos.
—Tu no lo entiendes—soltó finalmente Ruby, desviando su vista hacia la poké ball donde tenía a Coco.
—¿Entenderlo?—repitió molesta Sapphire, quien le continuaba mirando—¿Que es lo que necesito entender, según tu?
Una vez más sus miradas se encontraron, cada uno ardiendo con la llama del enojo y la molestia que las palabras del otro les ocasionaban.
—No es fácil decir lo que siento... ¿Y si no siente lo mismo? ¿Y si soy rechazado?—reveló en voz baja, la suficiente como para que su voz dejase de resonar en la vacía sala de espera.
—Eres un cobarde—reclamo Sapphire, también bajando la voz en el proceso—Si Steven no siente lo mismo sería natural, pero eso no significa que debas rendirte.
Ruby miró fijamente a Sapphire, sin saber que contestar con exactitud y mucho menos sabiendo como reaccionar, simplemente se le quedó observando fijamente, con la sorpresa tatuada en la mirada, admirando con curiosidad como los ojos azules poco a poco se iban llenando de lágrimas.
—Dudo mucho que seas rechazado...—admitió en un susurro y en algo parecido a un tono triste—El es una muy buena persona, y estoy segura que es más que capaz de ver la maravillosa persona que tu eres, por eso, dudo mucho que te rechace.
El de ojos rojos abrió la boca para decir algo, aun sin tener idea de que decir con exactitud.
—Finalmente he terminado—anunció con un tono ligeramente alegre y falso el heredero de la empresa Devon mientras abría la puerta y salió en compañía de Wallace de su oficina—Lamento mucho el haberles hecho esperar.
Sapphire y Ruby brincaron en su lugar cuando finalmente los mayores se hicieron presentes, Steven se veía mucho más seco que cuando llegó, pero seguía sin ponerse su saco y parecía tener alguna especie de problema con su cabello. Debido a la forma continua en que lo peinaba hacia atrás.
—Realmente no es necesario que me acompañen...
Comenzó Steven finalmente dejando de cepillar su cabello, y mirando el rostro de los presentes. Los niños —porque no importaba que hubiesen salvado al mundo, seguían siendo niños de 11 años— parecieron desconcertados ante el extraño tono de voz utilizado.
—En realidad sí lo es—respondió Wallace con una falsa sonrisa, ligeramente disgustado—Tanto a mi, como a tu padre, nos sería beneficioso saber donde esta exactamente tu departamento, no vaya a ocurrir algo similar o te necesitemos con más urgencia, así al menos ya sabemos a donde mas ir a buscarte.
El de cabellos plateados sonrió tímidamente, totalmente consciente de que su mejor amigo no le dejaría librarse de ninguna manera. Suspiro antes de acomodar mejor el saco en su brazo.
—Steven...
El de ojos plateados alzó la vista cuando escucho su nombre siendo susurrado, notando el sonrojado rostro de Ruby, junto al nervioso movimiento de sus pequeñas manos.
—Si no quieres, no es ninguna obligación que vayamos contigo.
El mayor no pudo evitar enternecerse, cuando escucho al menor de ojos rojos dirigirse a su persona en aquel tono tan adorable y suave, que las comisuras de sus labios se movieron por sí solas y le hicieron sonreír con ternura, sin dejar de verlo y haciendo que —inconscientemente— se sonrojara aun mas. Steven movió su mirada hacia su mejor amigo, quien le estaba observando de forma que le hacía sentir culpable por lo anteriormente dicho.
Finalmente, no le quedó otra cosa más que suspirar y dejar caer los hombros ligeramente con gesto cansado.
—Razor.
Llamó a su secretaria la cual apenas se estaba acercando, caminando de forma tan tiesa—como si alguien la estuviese observando de forma que le daban nervios o algo similar— que se hubiera reído en su cara de no ser que había gente alrededor, haciendo sonar ruidosamente los tacones con cada paso que daba, produciendo una especie de "eco" que llamaba la atención de la gente a su alrededor.
—Necesita algo, Joven Stone.
Respondió educadamente la joven de cabello pulcramente arreglado que parecía dar la sensación de que no se movía ni un pelo, al ojo crítico de Ruby —porque le era imposible no escanearla— parecía que la joven utilizaba cera para mantener su cabello en aquel estado.
El de ojos rubíes hizo un gesto de desagrado ante la confianza de ella para acercarse a Steven, como si fuesen amigos que se conociesen desde hace mucho tiempo. Mantuvo aquel gesto mientras ambos platicaban sin dejar de observarlos —prestando nula atención a lo que hablaban— la palabra "celos" floto por sus pensamientos cuando escucho la silencioso risa de Sapphire a su lado, sintiendo a su vez un ligero golpecito en el brazo por parte de su maestro.
Se sonrojo una vez más posando nuevamente su mirada en el suelo, en la hermosa loseta de vinilo que parecía brillar a sus ojos, sin duda alguna quien se encargaba de la limpieza debía estar haciendo un excelente trabajo.
—Todo listo—habló una vez más Steven mientras el sonido de los tacones se alejaban una vez más—Ya podemos irnos.
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Tomaron rumbo al complejo de apartamentos donde Steven les comento que era donde vivía, el lugar estaba lo suficientemente lejos como para hacer un mínimo de casi cuarenta minutos caminando —sin prisa y con un ligero tráfico de gente— pero lo suficientemente barato como para que la renta no fuese un desperdicio. Debido a que tenía una casa en Mossdeep City, la compra del apartamento pasaba a dar la sensación de que era un gasto extra e innecesario, pero debido a los constantes viajes y vueltas que solía realizar, tanto al ser campeón, como arqueólogo y al ser un trabajador más en la empresa Devon, vivir tan lejos no resultaba tan fácil como parecía a simple vista.
—¿Y porque no vivir con su padre?—preguntó Ruby con curiosidad y ligeramente sonrojado.
Se encontraba caminando al lado izquierdo de Steven, a la derecha del mayor se encontraban tanto Sapphire como Wallace, aunque poco a poco se podía notar cómo iban caminando más lento y les dejaban avanzar únicamente a ellos dos, de forma obviamente a propósito.
—Fue poco después de convertirme en campeón cuando finalmente tomé la decisión de vivir por mi propia cuenta—respondió amablemente Steven quien no prestaba atención a otra cosa que ver al frente—La idea de volver a vivir con mi padre al darme cuenta de los problemas que acarreó el vivir tan lejos no era ni muy agradable y tampoco sonaba muy bien en mi cabeza.
—Aun así, creo que desde hace un buen tiempo que debiste de haber dado la dirección—Wallace regaño tranquilamente a su amigo, quien no hizo otra cosa que sonreír como y haciendo el gesto de no estarlo escuchando—O al menos el teléfono de dicho lugar.
—Si, en eso tienes toda la razón, mi padre también me regaño por no haber dicho nada en su momento—comentó Steven riendo nerviosamente—Le acabo de decir recientemente que tengo un departamento aquí, en Rustboro City, aunque ya tengo casi como un año con el.
—¿Un año y no le había dicho a nadie?—pregunto ahora Sapphire ligeramente asombrada, no creía que fuese posible mantener algo así como un secreto por tanto tiempo.
—Bueno, al principio sí tenía la intención de dar el anuncio, pero luego me compre un libro y después unas flores...—conforme mencionó aquello la voz de Steven se desvaneció, dejando salir una ligera y agradable risa—Y se me termino olvidando totalmente. Cuando menos me lo esperaba, me terminaba acordando cuando ya era demasiado tarde.
—¿Tienes flores?—pregunto casi incrédulo Wallace, cuando finalmente había sido capaz de procesar la información.
—¡Por supuesto! Yo cuido de ellas—comentó alegremente Steven, ignorando la mirada y los suspiros de las mujeres a su alrededor que estaban de chismosas en al conversación, probablemente cautivadas ante su "sensibilidad" al momento de mencionar que tenía plantas—Están en el balcón del apartamento, son peonias blancas.
—¿Y qué es lo que significan?—finalmente volvió a hablar Ruby, ante la curiosidad por aquella flor de la cual el mayor parecía muy orgulloso de tener.
—Soy afortunado de tener.
Los ojos rubíes brillaron de adoración al oír la voz de Steven Stone diciendo aquellas palabras, en aquel tono serio y maduro, tal vez ligeramente soñador mientras su mirada se perdía en el horizonte. Sintió los molestos y cliché Beautifly volar en su estómago, de la forma más molesta posible que podría sentir. Dio un ligero salto mientras miraba ligeramente hacia atrás al sentir como alguien le pellizcaba el brazo, Sapphire le sonrió a la vez que alzaba el pulgar, mientras tanto ella como Wallace se iban quedando atrás, sin alejarse demasiado pero dándoles el espacio que necesitaban.
Ruby suspiro para intentar tranquilizar los molestos y furioso latidos de su corazón, de forma segura —como nunca antes había estado— se detuvo de forma repentina mientras sujetaba a Steven del brazo izquierdo, tomándolo por sorpresa y haciendo que se girara para quedar frente a frente, la gente a su alrededor ya había disminuido considerablemente por lo que no había tantos fisgones a su alrededor, curiosamente la gente de ahi parecia muy familiarizada con ver al campeón —probablemente porque él era un lugar cercano al apartamento— fijo sus rubíes en la plateada y curiosa mirada de Steven quien no parecía comprender la razón por la cual había sido llevada a cabo tal acción, y simplemente devolvió la mirada, notando finalmente la falta tanto de Wallace como la de Sapphire.
—¡Steven!—grito Ruby sin querer, totalmente excitado y nervioso por lo que se encontraba a punto de hacer—¡Yo...!¡Quiero decirte algo importante!
El mayor ni siquiera contestó cuando fue jalado nuevamente por el brazo, forzándole a agacharse para finalmente quedar a la altura y ligeramente más cerca de Ruby, su mirada se desvió por un momento para observar la mano, siendo capaz de sentir y ver el obvio nerviosismo que estaba teniendo el menor ,probablemente, incluso miedo.
Regreso su mirada al menor, buscando —por inercia y curiosidad— la mirada de Ruby que daba la sensación de estar llena de determinación, justo a tiempo para notar como el menor agarraba aire y finalmente abría la boca para gritarle aquello que debía de haber estado guardando desde hace un tiempo.
—¡Me gustas!
Sus ojos se abrieron aún más al oír la declaración, captando el momento justo en el que Ruby pasaba de la tonalidad normal, a una tan roja que parecía como si estuviese a punto de sufrir alguna especie de colapso debido al calor que debía estar sintiendo.
Tan distraído estaba que fue incapaz de notar el momento justo en el cual Ruby se alzó ligeramente de puntillas, acercando su rostro al mayor de forma que dejaba un beso —casto, suave e inocente, justo como el de un niño, totalmente de acuerdo a la edad que ostentaba— en su mejilla, cerca, demasiado cerca de la comisura de sus labios. De forma lejana escucho como si algo caía al suelo, aunque el sonido pareció ligeramente amortiguado por algo que no logro distinguir. Aun así su mente no reaccionó ante aquello, únicamente fue capaz de volver en sí cuando el menor se había separado de él, con una leve sonrisa y todavía igual de rojo —probablemente feliz de que su inocente beso no hubiese sido rechazado— esperando alguna especie de respuesta por parte del mayor.
Confundido y atontado, el mayor continuó todavía en aquella extraña posición, aun cuando su brazo finalmente había sido liberado del —asombrosamente— fuerte agarre del menor, su boca se abrió ligeramente, probablemente para soltar alguna pregunta o el nombre del menor.
Pero, esta nunca llegó.
En su lugar, un fuerte grito fue lo que rompió con la agradable atmósfera que se había creado entre ellos dos.
—¡Steven Stone!
El fuerte grito asustó a los dos presentes, el recién nombrado se giró rápidamente hacia su derecha, únicamente para observar las puertas de la tienda abiertas de par en par, y ahí, con una sola bolsa de plástico con diversos productos para consumir —y otra en el suelo— se encontraba el adolescente de quince años de edad y cabello verde, que parecía temblar como una hoja.
Drew LaRousse