Cada día despierto con un beso en mi frente, no tengo que abrir los ojos para saber quien me lo da, sonrió y de forma exagerada me levanto y le abrazo con todas mis fuerzas.
“Vamos Kanae… es hora de que disfrutes este bello día” Me susurra mientras me toma en brazos y me acompaña al baño. Después me ayuda a vestirme, a ordenar mi bolso y cuando bajo al primer piso, me encuentro con mi desayuno tal cual me gusta. Siempre que me despido y lo hago queriendo que ya sea la hora de salida para que venga por mí, quiero estar siempre con mi mami.
Cuando le veo, corro con todas mis fuerzas y de nuevo le abrazo, riendo me pregunta cómo fue mi día, si tengo más amigos y si me porte bien Me toma de la mano, mientras le comento todo con lujo de detalles, me escucha atento y me felicita.
Mientras conduce le pido que me compre un juguete nuevo o que me deje comer algo especial, mami me mira y de forma graciosa me pregunta: “¿Y te lo mereces pequeño travieso?” yo le grito que sí, pero mami me dice: “No te escucho”, le vuelvo a gritar y se ríe… siempre se ríe. Adoro ver a mi mami… feliz.
Aquella era mi vida… ayer era un buen día, pero ahora es una pesadilla. Mami siempre me dijo que debía ir en el asiento de atrás, pero le suplique que me dejara ir a su lado, fue lo más tonto que pude haber pedido en toda mi vida. En el trayecto, escuchamos un fuerte ruido y de pronto una camioneta y un auto se cruzaron en nuestro camino. Grite asustado, porque ya estaban prácticamente sobre nosotros, pero mami se quito el cinturón de seguridad y tardo solo un segundo en abrazarme con todas sus fuerzas.
Todo fue muy rápido, ruido y después oscuridad, lo único que sentía era algo cálido junto a mí. Mami me susurro de forma débil y dolorosa: “Necesito pedirte una cosa… de ahora en adelante debes llevarte bien con tu padre… lo vas a necesitar más que nunca… esto no es nada, tienes que seguir adelante… lo lamento… Kanae”
De pronto su abrazo cedió por completo, ya no sentí que estuviera junto a mí, mis lagrimas se mezclaron con mis gritos, estaba tan nervioso que no recuerdo cómo, pero nos rescataron. El hombre que me inspecciono de forma rápida dijo: “Un milagro” pero no dijo lo mismo de mi mami, varias personas estaban a su alrededor y uno de ellos grito: ¡desfibrilador! No sé qué es eso y no entendí porque todos estaban tan nerviosos, no pude seguir viendo porque pese a que no quería, me llevaron lejos del lugar.
Mientras el doctor me evaluaba, no dejaba de repetir que era un milagro que solo tuviera unos cuantos rasguños, pero eso no me importaba, le pregunte por mi mami y él solo me contesto: “Por ahora no puedes verlo… esperemos que mejore… esperemos”
No paso mucho para mi papá llegara, lucia nervioso y era la primera vez que lo veía así, entonces supe… que mami estaba más grave de lo que pensé por lo que no pude contener las lagrimas y menos desobedecer lo que mami me había pedido, me baje de la camilla y corrí hacia él, le abrace con fuerza y con miedo, tenía mucho miedo de perder lo que mas quería en el mundo.
“Kanae” Me dijo de forma dolorosa y me tomo en brazos, cuando vi su rostro me di cuenta, de que a pesar de que ellos se separaron, mi papá aun quería a mami. Sus ojos azules estaban sufriendo al igual que los míos.
“Mami me protegió… me abrazo… yo… no quiero que muera… ¡no quiero!” Grité mientras nuevamente sentía que era el peor día de todos.
“Lo sé… lo sé… todo estará bien, lo prometo” Me abrazo con fuerza mientras nadie más en el mundo, puede sentir lo que nosotros sentimos… desamparo.
En el pasillo, mi papá me dijo que iría hablar con el médico, que debía esperarle sentando justo como lo estaba ahora. Yo quería ir con él, pero se negó, con firmeza me dijo que no, le obedecí, pero aun así, le seguí con la mirada y trate de escuchar lo que decían, no pude lograrlo pero sus caras no eran nada buenas. Mi papá es alguien de carácter fuerte, pero de pronto, le vi derrotado… lucia destruido.
“Mami… tengo miedo” Susurre mientras me orine en los pantalones. Agache la mirada tan avergonzado que no pude evitar llorar.
Cuando papá regreso por mí, me observo y noto lo que me había pasado, de forma rápida se saco su chaqueta y me cubrió con ella las piernas, me tomo en brazos y con un beso en la frente me dijo: “No es nada, todo estará bien… ya lo conoces… es fuerte… Hanamichi es fuerte, estoy seguro que no se rendirá” Le escuche decir con seguridad pero al verle, sus palabras no concordaban con sus lagrimas, tal parece… que mami se despidió de mi antes de que su abrazo desapareciera.
Cuando llegue a mi cuarto, sobre mi cama había un regalo, me acerque lentamente y leí la nota: “Con amor, Hana” Apreté la tarjeta con rabia, rabia porque mami no estaba aquí conmigo. No quise abrir el regalo mientras no sea él quien me lo de personalmente.
“Ven… debes bañarte, comer algo y dormir. Mañana será otro día” Dijo papá y quise creerle.
Así fue como hoy jueves, mi vida cambio. No pude dormir al darme cuenta de que extrañaba su voz, sus sonrisas, sus caricias, su beso en mi frente y sus deseos de buenas noches. No quiero vivir así, no quiero que me falte cada día de mi vida, quiero a papá, pero… nada se compara con mami, nada.
A media noche y pese que le tengo miedo a la oscuridad, me levante de mi cama y escape al único lugar en el cual me podía sentir seguro, el cuarto de mami, me acosté en su cama y al hacerlo sentí su aroma, me alegraba, pero no lo suficiente, aun así, abrace la almohada y use toda mi imaginación hasta que obtener lo que deseaba, solo así… me pude dormir tranquilo.
Papá me preparo el desayuno, pero no sabe que me gusta, no le dije nada porque, de todas formas, no tenía hambre. Ya estaba preparado para que me llevara al hospital, pero para mi sorpresa, me obligo a ir a la escuela. Me enoje con su decisión y más aun con él, le grite con todas mis fuerzas, pero no cedió, me miro de forma seria y dijo: “ve por tus cosas” Siempre es así, frio, por eso muchas veces le odio.
Mientras la maestra nos hacia dibujar, tome mi lápiz de color rojo y pinte su cabello, tome un color café y resalte sus ojos… me detuve cuando note algo horrible, quizás desde ahora en mas, mami será alguien a quien yo recordare solo por fotos y dibujos. Dejé todo lo que hacía y mi cabeza cayó sobre la mesa, apreté con fuerza mis ojos, pero aun así, mis lagrimas se escapaban de la prisión de mi dolor. Moje mi dibujo… distorsione mi creación hasta el punto, de que todo el papel parecía estar bajo el agua de mi miedo.
A medio día, le pedí a la maestra que llamara a mi papá, por suerte, lo hizo, pero me dijo que su teléfono estaba apagado. “¿Por qué esta apagado?” pensé nervioso. Mi cuerpo comenzó a sudar y mi corazón quería correr una maratón por lo rápido que latía.
“Kanae, solo falta unas horas para que tu padre venga por ti, estoy segura que tendrá buenas noticias, ya verás” Me consoló, pero no era suficiente, no para mí.
Mis amigos sabían lo que había pasado y trataron de animarme, me dejaron ganar en todos los juegos y me contaron sus mejores bromas, pero lo único que en verdad necesito es que papá me diga que mami está bien y que puedo visitarle, eso es lo único que necesito. Me aparte de ellos y me dedique a esperar que el tiempo pasara, apoye mi cabeza en mis brazos y observe el cielo. Ayer también era un día cálido de verano, ayer era un día perfecto… pero…
Cuando por fin llego la hora de que viniera por mí, papá no me llevo a casa enseguida, fuimos a ver una señora que de forma extraña me comenzó a preguntar cosas, como por ejemplo si me gusta la escuela, sobre mis calificaciones, sobre los deportes que me gustan, cuantos amigos tengo… no entendía por qué le interesaba tanto mi vida, pero por cortesía, porque mami me enseño, conteste todo lo que me pregunto.
“Kanae, soy la sicóloga de la escuela… tu padre me comento la difícil situación que están viviendo y me pidió ayuda. ¿Sabes por qué?” Me miro fijamente
“Si… por el accidente” La mire a ella y después a él. Papá se mantenía en su propio mundo, como siempre no dice mucho.
“Así es, tu padre converso con los médicos y ellos le dijeron que Hanamichi no está bien… ¿entiendes lo que eso significa?” Volvió a preguntarme, pero esta vez, uso un tono de voz más amoroso… es como si me tuviese pena
Me quede callado y baje la mirada, ¿acaso me trata de decir que mami... me dejara?, comencé a llorar en silencio y el mundo, todo el mundo, enmudeció.
“Estamos tratando de que esto sea lo menos doloroso posible… lo lamento Kanae, pero debes entender que solo es cuestión de tiempo... por eso quiero que escribas en una hoja todo lo que quieras decirle a tu mami y se la pases a tu papá, él se lo leerá y así, Hanamichi estará contento de saber que su adorado hijo, le quiere mucho”
Levante la mirada y quise decirle que no lo haría, pero… si es verdad que mami me dejara, entonces lo único que puedo hacer es… despedirme. Cuando prometí que lo haría, pudimos salir de esa pieza en la cual el aire me faltaba. Mientras caminaba tomándole de la mano, le roge que me dejara estar con mami, pero nuevamente se negó, me dijo que, aunque fuera, los médicos no me dejarían entrar por mi edad. Aquello fue otro golpe que no pude recibir sin que me duela.
Todo el viaje a casa fue en silencio, ni él no yo tenía motivos para tan siquiera pronunciar alguna frase motivadora en este momento difícil. Mami es quien nos une y sino esta… papá y yo… estamos uno al lado del otro, pero a cientos de kilómetros a la vez.
Corrí hacia mi habitación y me encerré en ella. Al mirar a mí alrededor no supe que hacer, en mi mundo solo había juguetes y más juguetes, mami se había encargado de hacer de mi vida un lindo sueño a pesar de que enfrento un divorcio un poco difícil con mi papá. Se esmero tanto porque yo no sufriera que velo por mantener una buena relación con él, de ese modo los fines de semana, los tres nos sentábamos en la mesa para jugar a una cosa y otra.
“Hana tenía un terrible genio… cuando le conocí daba miedo” Acoto papá y mami le miro con un gracioso gesto plasmado en el rostro.
“Ah ya veo… ¿quieres desprestigiare en frente de mi propio hijo?... ¡no te resultara!” Se cruzaba de brazos e infantilmente decía miles de cosas negativas que tenía mi papá cuando era joven.
Siempre me reí divertido mientras que ellos fingían pelear, pero en verdad, solo me entretenían. A pesar de estar separados, ambos se mantenían juntos por mí… pero… si mami no está… todo será un infierno.
Me acosté y observando el regalo, recordé como aprendí sobre la vida o la muerte. A papá siempre le gustaron los gatos, por eso nuestra mascota era uno de ellos. Era un lindo gato, aunque a veces no quería que nadie le tocase por lo que mami decía que tenía el mismo genio de su dueño.
Había regresado de la escuela y lo único que quería era verlo para ponerle el collar nuevo que había hecho con mis propias manos, le busque hasta que lo encontré en lo profundo del closet del cuarto de mis papás, le llamé, pero no reacciono, le toque, pero no se movió. No entendí porque me ignoraba, fue así que lo único que se me ocurrió fue llamar a mami, cuando vio lo que sucedía me miro triste. Se agacho a mi altura y me explico: “A veces… los animalitos se duermen y no despiertan mas, a eso se le llama morir… cuando eso sucede, algo dentro de ellos se va al cielo y sus cuerpos se quedan aquí… ¿sabes lo que hay que hacer?” Cuando le dije que no a mami, me dijo: “Se deben dejar en la tierra para que descansen. Sé que es triste, pero haremos todo lo posible para que quede bonito su lugar ¿te parece?”
Aquello me estuvo dando vuelta dentro de mi cabeza por días, mami me había dicho que los animalitos morían… pero… “¿Nosotros también podemos morir?” Le pregunte y me dijo que sí. “¿Tú puedes morir?” Y otra vez me dijo que sí. Aquello me molesto mucho, me enoje y me fui, pero al poco tiempo regrese con la solución perfecta para aquel posible problema.
“Mami… quiero que me prometas que no morirás” Le mire atento y esperando que me dijera: lo prometo. Pero su silencio me puso nervioso y me enoje otra vez, cuando estaba por irme, mami me tomo del brazo y atrayéndome hacia su cuerpo, me abrazo con fuerza.
“No puedo prometer algo que no puedo cumplir… Kanae… así son las cosas” Me removí tratando de huir, pero de pronto escuche: “Lo que si te puedo prometer es que no moriré tan fácilmente, luchare por vivir hasta donde mis fuerzas puedan resistir más” Me sonrió y al ver mi alegría me beso en la frente.
Mientras observaba el regalo, note que era eso lo cual necesitaba, debía recordarle a mami su promesa. Fue eso lo que escribí en el papel y le supliqué a papá que me dejara acompañarlo al hospital, por fin entre tanta suplica cedió a lo que le pedí. Cuando llegamos, el médico nos dijo: “Como están las cosas… deje que el pequeño se despida” Papá inconscientemente me apretó la mamo con fuerza y le mire, pero él no a mí, su rostro decía mucho, me decía que estaba asustado.
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