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Entre burbujas y peluches | Hunhan por LYhobbit

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Notas del capitulo:

Holi!! Espero les haya agradado la parte 1, aquí está la dos más suculenta xD

Enjoy :3

Era un día de Halloween cuando Sehun se disfrazó de vampiro y Luhan de fantasma. A ambos les quedó muy bien su traje de monstruos con pálido color, puesto que la pareja de amigos compartían la misma piel: blanca como los copos de nieve en invierno. Luhan lucía demasiado tierno y dulce. Su traje era un poco gracioso, una sábana con dos agujeros para poder dejar ver a sus ojos. El disfraz de Sehun constaba de una camisa blanca, una capa negra, un moño negro y unos colmillos dentro de su pequeña boca.

 

¡Hannie! —gritó a lo lejos.

 

Empezó a correr, soltándose del agarre de su madre y quedar de frente al tierno fantasma de sábana blanca.

 

—¿Cómo me reconociste?

 

No podía responder el pequeño vampiro, pero si hubiera dicho algo, hubiera sido lo más sincero desde el fondo de su corazón: “reconocería tus ojos en cualquier lugar”. Extrañamente no dijo absolutamente nada. Solo latió fuertemente su corazón y sus mejillas tomaron el color de los dulces labios de su amigo. Luhan pudo apreciar, solo un poco, el mar rosa que había invadido el rostro de Sehun. Se sintió realmente conmovido porque él sí lo pudo reconocer y no se burló como los otros.

 

—¡Vamos por dulces!

 

Los dos corrieron dentro de uno de los salones. Había tantos dulces como siempre lo habían imaginado, una caja tenía decenas y decenas de paletas en forma de espiral y de corazones, otra caja tenía churros de miel y azúcar, sobre la mesa había chiclosos de distintos sabores, había de uva, fresa, cereza, mango, sandía y otros sabores que tal vez ellos en sus sueños ya habrían inventado. Galletas de chocolate y vainilla. Era tanta variedad, y por tanto no evitaron la tentación de hacer alguna travesura.

 

—Escondamos algunos —susurró Luhan a Sehun.

 

—Pero y si…

 

—Nadie nos verá, será nuestro secreto.

 

Escondiéndose debajo de la mesa comieron y degustaron de todos aquellos sabores, aciditos y muy azucarados. Nadie se daría cuenta, pues muy aparte de estar bajo la mesa, Luhan cubrió a Sehun con su traje de fantasma. Estaban demasiado cerca, tan cerca del uno del otro, como no lo habían estado en otros días. Luhan se arriesgó a perder toda una amistad con Sehun, porque de pronto, sus pequeños labios ya estaban tocando los de Sehun, y tan pronto como lo hizo se despegó.

 

—Lu, solo los novios pueden hacer eso… —murmuró casi calladamente sin mirarle.

 

—Entonces seamos novios —propuso con toda la confianza del mundo.

 

—Pero también deben de gustarse —dijo, pues no estaba tan seguro de gustarle a Luhan.

 

Afortunadamente resultó todo lo contrario.

 

—Tú me gustas, ¿yo te gusto? —devolvió con una mueca algo triste y a la vez desesperada por escuchar la respuesta de su menor.

 

—S-sí.

 

Solo ese día compartieron algo más que dulces, burbujas, alegría y sonrisas, compartieron algunos besitos que inocentemente repartían sobre las suaves mejillas, frente y uno que otro, sobre los labios.

 

ooo

 

Quizás las lluvias se habían vuelto más fuertes, tan igual a sus cariños y mimos, y aun así veían cada tormenta como un paraíso entre gotitas de dulce y arcoíris de más de siete colores. Ambos niños adoraban compartir todo lo que pudiesen para hacerse siempre sonreír. La prueba más grande, según el menor, llegó un viernes debajo de las estrellas. Sehun había llevado su osito de peluche, aquel muñeco dándole la valentía necesaria para no tener miedo en las noches de lluvias y truenos inclementes ante sus inocentes miedos,  y también trajo consigo su siempre infaltable manta de gatitos. Luhan, por otro lado, llevó una cobija de peluche con un estampado de Kitty, uno de sus personajes favoritos.

 

Algunos niños comenzaron con las burlas hacia el niño de gustos anormales. Para los padres y los maestros de Luhan era muy normal, solo eran gustos pasajeros, y de no ser así, siempre era respetable porque era solo un niño.

 

“¡Es niña, es niña, es niña!”

 

Luhan, entonces, lanzó lejos su cobija, cerca del bote de basura. Con el corazón partido salió del salón y se sentó cerca del mismo lugar en donde, en el pasado,  encontró a aquel niño llorando por su mamá.

 

Hannie…

 

Hunnie… —secó rápidamente sus lágrimas con el dorso de su muñeca, no quería que le viera llorar, él debía mostrar fuerza ante el niño a quien consoló en un día lluvioso.

 

—Yo creo que es muy bonita tu cobija, esos niños son unos tontos —extendió su brazo con el objeto en mano.

 

—Pero…

 

—Vamos ya casi va a empezar la búsqueda del tesoro, debemos ganar.

 

Aunque ambos perdieron porque estaban más ocupados abrazándose a escondidas y jugando con sus manos entrelazándolas y uniéndolas a cada momento mientras nadie les veía. En verdad no les importó en lo mínimo el no ganar nada solo deseaban aprovechar el tiempo a solas. No es que tuviesen miedo de que alguien descubriera su inocente romance, era solo que no querían compartirlo con alguien más, y de aquella manera, mantenerlo como uno de sus más especiales secretos.

 

Cuando llegó la hora de dormir, Luhan y Sehun tuvieron que ser separados, pues ambos estaban en salones distintos. Si algo no admitía Luhan, era que le tenía pavor a la oscuridad. Muchas veces tenía pesadillas y le era difícil poder dormir en su habitación, por eso su madre y padre debían dejarlo dormir en medio de los dos. Así Luhan se sentía más seguro. Lamentablemente, esa noche debía dormir en el suelo, muy lejos de sus compañeros, y pese a estar rodeado de personas, seguía teniendo miedo.

 

Sehun notó los miedos en Luhan cuando el cuerpo comenzó a emanar temblores.

 

—Ten, te regalo mi osito, con él nunca tengo miedo.

 

—No puedo aceptarlo, tendrás miedo si no estás con él.

 

—Está bien, yo te lo estoy regalando, ya no lo necesito si estoy contigo.

 

Por esa noche, Luhan no tendría miedo; además tendría a su lado el muñeco con la loción que usaba Sehun todos los días y eso le hizo tranquilizarse, y por unos segundos, reír. Abrazó a su nuevo juguete y se aferró a él como si se tratase del pequeño de quien siempre estaba muy pendiente. Sehun fuera ya del salón, y mientras una maestra se lo llevaba de regreso a su grupo, miró desde la ventana el tierno acto. Tuvo un poco de celos cuando su osito era quien tenía los brazos de Luhan, su Luhan. Por eso, se atrevió a mentir. Al cabo de unos segundos, el nuevo dueño de aquel peluche miró con tristeza cómo regresaba el dueño anterior. Se sintió mal por haber separado a Sehun de su juguete preferido. Muchas veces escuchó anécdotas sobre la valentía que Sehun sentía cuando dormía con aquel oso y del miedo que poco a poco perdía cuando lo abrazaba demasiado fuerte.

 

—Luhan, tu amiguito tiene mucho miedo, dice que si se puede dormir contigo.

 

—S-sí.

 

Aprovecharon toda la noche para estar aún más juntos de lo que estuvieron aquella esa noche de brujas. Enredaban sus piernas y se tomaban de las manos mientras contaban algunos cuentos de terror y trivialidades graciosas y extrañas para olvidar las historias paranormales. El mayor de los dos entendió el porqué del regreso del niño. Después de todo, Sehun era un niño muy, muy valiente.

 

—Gracias por tu osito.

 

—Gracias a ti —devolvió con un gesto cálido.

 

No hubo el mínimo problema cuando la madre de Sehun se enteró de la situación, y aunque la mamá de Luhan intentó devolverlo, ella no lo aceptó, porque probablemente su hijo se enojaría con ella.

 

—Está bien, mi hijo aprecia mucho a Luhan, mi pequeño antes no era muy compartido y me alegra ver este hermoso cambio.

 

—Luhan está muy alegre con el osito, dale las gracias a Sehunnie.

 

Luhan sintió una caricia en su corazón, ahora veía por qué le gustaba mucho Sehun.

 

ooo

 

Para el siguiente año, ya no había besos inocentes escondidos bajo la mesa, los almuerzos compartidos se desvanecieron a nada más que solo recuerdos y memorias de una linda infancia en el jardín de niños, los saltos sobre los charcos desparecieron a solo deseos, las pláticas sobre travesuras y lindos animalitos callaron en únicamente respiraciones, los postres y galletas dejaron de ser dos y cuatro para volver a ser como antes: uno y dos. El campamento escolar no se volvió a repetir para poder decir una mentira más. Las lluvias ya no eran más paseos alrededor de la escuela, ambos tomados de la mano bajo un paraguas en medio de brisas y lluvias torrenciales. Porque Luhan ya no estaba, Luhan se había ido para siempre de esa escuela. Era lógico, Luhan era un año más grande que Sehun y ya se había graduado, justo en verano, estación en la que ambos se conocieron.

 

No obstante, no hubo despedidas…

 

La familia de Luhan se había mudado a una casa cerca de la de Sehun. Y allí continuaron los besos bajo las sábanas en las noches de pijamada rodeados de juguetes de peluche. Las tardes de té, pasteles, dulces y anécdotas pasaron del kínder al jardín de sus casas donde siempre eran más que solo bienvenidos. Los paseos bajo el manto de un rojo atardecer o saltos sobre más charcos en un parque muy cerca de donde ellos vivían siempre los siguió acompañando, ahora ya no eran solo de gotas de agua, sino también de más flores amarillas y otros colores. Riendo, divirtiéndose y compartiendo nuevos recuerdos entre burbujas, peluches y también, el más dulce amor.

 

 

 

FIN

Notas finales:

Cursi?, tierno? kawaii? feo?? molesto? X'D

Nah! Espero les haya gustado y hayan disfrutado esta peque-dosis de azúcar, flores, burbujas y muchos peluches/? Ok, me calmo .___.

{Algún comentario, review, mensaje, sugerencias, críticas es más que recibida con los brazos abiertos, eso me haría muy muy-muy feliz :D}

Los espero en otras historias que por ahí tengo o a algunas nuevas que vaya a subir :´3 (claaaaaro, si es que así lo desean ;__;).

Nos leemos!!!!!!!!!!!!

Lyhobbit<3


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