You got me hooked up on the feeling
You got me hanging from the ceiling
Got me up so high I'm barely breathing
So don't let me, don't let me, don’t let me, don't let me go.
Las luces estroboscópicas lanzan destellos aturdiéndonos a todos y cada uno de los ahí presentes, el aire es tan denso y trae consigo un aroma picante a marihuana mezclada con alcohol y sexo desenfrenado. La estridente música golpea los tímpanos de todos mientras nos movemos salvajemente, frotando cada vez más nuestras pieles expuestas.
Después de que Eustass-ya se despachara al general Vergara (¿o acaso era comandante? Ya no recuerdo) varios de sus matones intentaron hacernos la vida de cuadros y digo intentaron porque no les funcionó, muchos terminaron como mis sujetos de prácticas en las planchas de la necróteca. Ahora estamos celebrando que Eustass-ya hizo un gran trato con el presidente de México para ser el que maneje el mercado de drogas, claro que a ellos les va a tocar una buena suma de dinero y a cambio ellos harán de la vista gorda por un buen rato. Ahora tenemos el más grande imperio de tráfico de drogas y prostitución.
Gracias a mis ideas ahora también estamos incursionando en el tráfico de órganos. Nos ha ido bien, sabemos movernos y atraer a muchos de los altos gobernantes, como moscas a la miel.
-Oye, hace tiempo que no veía este trastero tan apretado enfundado en unos pantalones-brinco por la sorpresa de sentir una mano sobre mi retaguardia a la vez que escucho la tan característica voz de Eustass-ya.
-Oh, no toques si no vas a comprar-me giro dándole una de mis sonrisas más lujuriosas la cual no tarda en ser respondida con un beso ardiente que me roba cada gramo de respiración.
-Cállate, niño bonito, yo puedo comprar no sólo tu culo sino todo este maldito lugar-señala las luces estroboscopicas y la gente que se enreda en una salvaje orgía.
-¿No me digas?
-¿Quieres que te lo demuestre?-y de nuevo me sonríe mostrándole sus dientes blancos y perfectos.
Por todos los cielos, me tiene como loco. Hace que me queme con cada toque y lo peor es que no me importa, hago hasta lo imposible para volver a sentir el ardor de sus besos por toda mi piel. Es demente, es insano y aun así lo amo.
Cada caricia es un mar de pecaminosas sensaciones, vienen y van como si se tratasen de olas que llegan a la bahía. Nada de romanticismo ni delicadezas. Así es como me gusta. Siento los filosos dientes de mi pelirrojo enterrándose con saña en la piel sensible de mi cuello haciéndome gritar. Claro nadie podrá oírle con el volumen de la música a tope, ni siquiera pueden oírse ellos mismos cuando hablan.
-Ahhh...Eustass-ya...-me aferro con fuerza a sus cabellos disfrutando de los gruñidos que vibran sobre mi piel cuando de pronto un estruendo seguido de gritos y el desenfreno total nos hace apartarnos. Han volado una de las puertas principales con cargas de explosivos. Toda la pista de baile se llena de escombros y el polvo blanco del yeso que recubría las paredes.
Me levanto con rapidez del regazo de Eustass-ya preparándome para una escena por demás conocida. Los enemigos que ambos hemos acumulado en estos meses se han puesto de acuerdo para tendernos una emboscada, nada nuevo en el horizonte.
Rápidamente sacó de su funda una pistola que no hace más de dos semanas me dio, bajo la excusa de que me veía sexy con ella; claro las clases de tiro sólo fueron una mera formalidad; rápido le doy una mirada que parece trasmitir más que mil palabras. Él asiente sacando otra arma de entre sus saco, ambos apuntamos directo a donde cientos de hombres con metralletas que descargan su contenido en los cientos de personas que se arremolinan en la pista, tratando de encontrar un lugar para escapar.
-¡Muéranse...malditos!-estoy por tirar del gatillo cuando de la nada uno de los guardaespaldas me sale por detrás torciéndome la muñeca haciendo que grite y tire el arma.
Tal parece ser que hasta nuestros esbirros nos han traicionado.
-!oh, me parece que alguien va a terminar sin pelotas el día de hoy!- como siempre Eustass-ya no se amedrenta, logra derribar a dos de los captores y le rompe la nariz a un tercero cuando de pronto y sin previo aviso una manada de hombres con protecciones en la cara y unos muy pesados chalecos antibalas le caen encima dándole de golpes con la culata de sus pistolas. Eustass-ya es muy fuerte, pero contra tantos no puede, como quisiera ayudarle pero otra manada de hombres me retiene lográndome esposar por las muñecas y los pies limitando así mis movimientos. Aun así no me mantengo quieto, intento liberarme hasta que un piquete en mi brazo me hace gritar, siento como un líquido entrar en mi torrente sanguíneo. Me giro furioso viendo como un tipo de camiseta blanca y corbata negra saca una jeringa de mi brazo.
-Esto te tranquilizará, niño bonito-y tal como dice la droga empieza a actuar rápido dejándome cierta sensación de mareo y debilidad- llevárselos a ambos, pronto sabrán que no deben de meterse con los malos.
Todo se vuelve negro cuando me arrojan en la parte trasera de una de esas camionetas de seguridad. Cuanto tiempo estuve ahí y donde me llevaron no lo sé, cuando vuelco en mi estoy atado en el frio piso de lo que parece ser una bodega llena de grandes contenedores de acero.
-Ya despertó el niño bonito-a unos pasos de mi un tipo con un bigote bastante poblado y con un chaleco antibalas, que dicta en uno de sus hombros: policía federal, se levanta para hacerle una señal a otro tipo que sale de entre los contenedores- avísale al jefe.
El hombre sale de ahí dejándome sólo con el otro, claro yo ni caso le hago, estoy más preocupado por saber dónde carajos estamos. Un extraño olor lo rodea todo, huele como a amoniaco mezclado con vapor y tierra...sin embargo me resulta conocida. Hay tuberías por todos lados y los contenedores esos...
-Es una fábrica, por si te lo preguntas- la voz de su dichoso "jefe" me hace mirar a la puerta donde aparece un hombre alto, algo maduro y de cabellos negros- una de las tantas que tengo a mi mando.
-¿Así que el senador Beltrán ha hecho un hueco en su agenda para visitarme? ¡ Pero que honor!-el hombre me sonríe descarado antes de que sus sirvientes le pongan una silla frente a mí y se siente con total calma.
-Me conoces.
-Todos en el jodido país le conocen.
-Así es, pero me conocen como el dirigente más recto de todos Trafalgar, ¿puedo llamarte así? -Ni siquiera espera mi respuesta pues sigue hablando cual imbécil- como sea, tú y tu noviecito me están causando problemas.
-No recuerdo haber hecho algo contra usted...
-Ah, tu no, pero resulta que tu noviecito si -de su saco tomo una cajetilla de cigarros y encendió uno- y resulta...que ya me harté de tratar con gente como ustedes.
-Oh...¿Nos va a castigar acaso?
-Mejor aún...-trono sus dedos a la par que una retorcida sonrisa se dibujaba en sus labios, acto seguido los dos policías que estaban ahí me levantaron, no sin cierta dificultad pues empecé a repartir patadas y mordidas. Claro que con las manos inmovilizadas no pude hacer mucho y terminaron llevándome por varios pasillos llenos de herramientas y trastos, subimos por unas escaleras de metal por al menos unos tres o cuatro pisos.
Mi mente ya está pensando como librarme de esos tipos cuando de la nada un fuerte sonido seguido de un policía tirado en el piso me hace girarme notando que alguien le disparó directo en la cabeza. El otro policía y el senador se giran sacando sus armas cuando otros proyectiles salen de la oscuridad volándole la cabeza al segundo policía, claro el senador salió corriendo cual niña.
-Siempre me causas problemas, tal vez deba de ponerte una correa al cuello y amarrarte a la cama- la voz de Eustass-ya sale de entre la oscuridad.
-Eustass-ya, ¡Te tardaste bastante en venir a por mí!
-Cállate de una buena vez -sale de entre unos contenedores con una pistola en la mano- voltéate, voy a quitarte las esposas- me giro bastante animado de al menos verle vivo, en la cara trae moratones y marcas, de seguro se divirtió haciendo papilla a sus captores- anda, vámonos de aquí, algo me dice que ese maldito va a regresar con refuerzos.
-¿Eso sería un problema?
-Teniendo en cuenta que solo tengo esta arma y a una zorra muy bocona a mi lado, yo diría que si. Es un gran problema.
-¿A quien le llamas zorra? - le miro molesto mientras le quitó a uno de los guardias una de las pistolas para usarla en contra de los cientos de matones que seguro llegarían cuando vean que se habían escapado.
-A ti, ¿Acaso ves a alguien más usando pantalones entallados y esas camisetas transparentes?-me dedica una de sus típicas sonrisas que me hacen sentir que las rodillas me tiemblan.
-Cállate de una buena vez y sacarme de aquí. Ya que no pudiste al menos mantener un reino del crimen lo mínimo que puedes hacer es sacarme de esta estúpida fábrica llena de químicos tóxicos.
-Oh, así que la nena sabe dónde estamos ¿Por qué no me sorprende eso?- empieza a caminar por entre varios tanques de tamaño industrial cuyas tapas no puedo ver, pero lo que si veo son montones de nubes de vapor y humo que ascienden hasta el techo.
-No se necesita ser un genio para saberlo, aquí huele a amoníaco y azufre. Además la corrosión en los tanques me dice que lo que sea que guarden ahí no es algo a lo que quiera arrojarme y nadar.
-Tsk, si que eres una diva- no decimos nada más, sólo nos concentramos en deslizarnos con sigilo por entre las gruesas tuberías y los tanques que hay por ahí. Varias veces tenemos que apretujarnos el uno contra el otro en algún rincón para esquivar a los hombres armados que ya se están empezando a movilizar. Parece ser que se dieron cuenta que matamos a unos cuantos de los suyos.
Ahora todo se va a poner mucho más interesante.
Podemos avanzar con bastante sigilo logrando esquivar a varios grupos de matones, Eustass-ya parece bastante confiado, pero yo no tanto. Hay una pequeña pero muy molesta sensación en mi pecho que me dice que debemos andar con cuidado. Y si, debí hacer mucho más caso a ese sexto sentido, pues unos metros más adelante un grupo de hombres armados hasta los dientes nos cierran el paso. Eustass-ya intenta deshacerse de todos los que puede pero son tantos y tienen tantas armas que a los pocos minutos nos logran desarmar.
-Maldita sea- la sangre escurre por sus labios de Eustass-ya y varias contusiones adornan su cara. Nos han esposado e inmovilizado con cadenas para que no podamos ni defendernos.
Claro que intentamos al menos poner algo de resistencia que de nada sirve pues son más. Al final terminamos siendo amagados y arrastrados por todo el piso magullándonos aún más.
-Pero quién lo diría- oh no, esa voz carrasposa se me hace demasiado conocida- adelante, adelante, sean bienvenidos a esta humilde fábrica- un hombre bastante robusto, con la cara desfigurada por un corte transversal y unos lentes obscuros está parado en una plataforma de rejillas. Por debajo de nosotros unos enormes tanques de líquido apestoso se agitan y vomitan grandes cantidades de vapor.
-Ah, General Anaya- pese a los golpes aún tiene suficiente fuerza para burlarse- creí que ya había pasado a mejor vida.
-Sí, sí, varios lo pensaron, la explosión casi me manda al otro mundo, pero -alzó un dedo nudoso- heme aquí, más que listo para agradecerle el que haya cuidado de mis negocios en todo este tiempo.
-Ha sido un placer- claro que no, Eustass-ya mando matar a ese hombre, todo con tal de adueñarse de sus empresas y negocios, cosa que había logrado pero parece ser que un pequeño error de cálculo hizo que el bastardo sobreviviera.
-Soy un hombre muy generoso- la barandilla se metió ante el peso del hombre- y no me gusta dejar favores sin pagos- de su grueso saco de piel sacó una pistola engarzada en oro que no tarda en apuntar contra Eustass-ya, esté ni se inmuta siquiera- pero si algo he aprendido en este sucio negocio, es que para matar al perro hay que apuntar primero hacia lo que más aprecia.
Pese a que lleva lentes oscuros puedo sentir su asquerosa mirada sobre de mí. Avanza de forma depredadora guardando de nuevo la pistola en su saco. Eso es mala señal. Eustass-ya no habría dudado en dejar que me mataran, hemos llegado a ese acuerdo tácito entre nosotros. No respondería si el imbécil ese me hubiera matado, pero cuando este pone sus manos en mi cara y de forma descarada y asquerosa lame desde la barbilla hasta mi pómulo, eso...eso sí que encendió la fiera en su interior.
-¡Quita tus asquerosas manos de él!- se revuelca y trata de liberarse ganándose un par de golpes por parte de los captores.
-Veamos que se siente el que otro hombre toque lo que es tuyo- dicho eso me arrancó la camisa de un sólo jalón dejando mi torso desnudo. Claro yo me removí y trate de evitar que me tocara. Patee y lance mordidas, escuchaba los gritos y gruñidos de Eustass-ya. No sé cuánto tiempo me resistí, sólo sé que de pronto, cuando ya sentía las fuerzas abandonarme y la cara del otro estaba a pocos centímetros de la mía, un manchón de sangre me salpica directo a la cara.
Alguien le había disparado volando la tapa de los sesos y dejándome todo embarcado de sangre.
-¿Qué...?- los hombres que nos mantenían ahí yacen en el suelo con la cabeza perforada por las balas de Eustass-ya.
-Tsk, juro que si no supiera de quien son esos sesos ahora mismo te estaría follando la boca.
-Oh, eso me excita sin duda Eustass-ya-lo digo con todo el sarcasmo del que soy capaz- pero en este momento lo único que quiero es que me sueltes.
-Que aguafiestas-con algo de dificultad me quita las esposas. Una vez libre me masajeo mis muñecas pues están muy adoloridas- anda mejor irnos antes de que...
No acaba la frase cuando escuchamos más voces y un montón de pies subiendo por las escalerillas de metal. Ambos sabemos lo que eso significa, nos miramos tratando de averiguar que hacer, los cuerpos ahí tienen armas pero no son suficientes para poder defendernos.
Retroceso un par de pasos topándome con el borde de la plataforma, abajo solo hay un montón de tanques con químicos. Ahora si no hay escape, sólo tenemos dos opciones...
-Eustass-ya...
-Dime algo Trafalgar- me quedo callado mirando su espalda, él está mirando hacia la escalerilla esperando a que llegaran- estas dispuesto ¿A morir por mí?
Es como un deja vu, la noche en que di la espalda a todo y me quedé a su lado, la noche en que decidí seguir hasta las últimas consecuencias a ese desquiciado pelirrojo.
- Eustass-ya...yo moriría por ti - me acerco y tomo su mano mirándole a los ojos, comprendiendo en un santiamén lo que debemos de hacer- después de todo...-doy un paso atrás jalándole conmigo- la muerte es más divertida contigo a mi lado...
You got me hooked up on the feeling
You got me hanging from the ceiling
Got me up so high I'm barely breathing
So don't let me, don't let me, don’t let me, don't let me go
I need a gangsta
To love me better
Than all the others do
To always forgive me
Ride or die with me
That's just what gangsters do
They do, they do, they do oh
To always forgive me
Ride or die with me
That's just what gangsters do
-Deja de decir cursilerías- da un paso más dejando nuestros pies al borde. Los gritos y el sonido de pisadas es más fuerte, ya están muy cerca.
No apartó mis ojos de los de Eustass-ya, ambos damos un paso más hacia atrás dejando que nuestros pies se separen de la plataforma. Sólo un segundo de ingravidez y después podemos sentir el viento y la caída libre.
Y después...
La oscuridad...