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Cuidados especiales. por LaGataenelTejado

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Notas del capitulo:

¡Feliz Navidad! :)

Responderé todos mis reviews pendientes en mis historias a partir de mañana. Gracias por todo el apoyo ^^

Capítulo 3. Kira.

 

Elle respira, tomando aire de forma agitada y sintiendo hasta el último músculo de su cuerpo temblar y temblar, adolorido pero satisfecho.

 

Han pasado dos meses desde que ha comenzado a rehabilitarse y ahora puede moverse con ayuda de unas muletas, que aunque le terminan agotando al cabo de un rato breve, puede descansar sobre su silla cuando lo necesita. Observa la silueta de Light plantado a la entrada de la clínica, como un maldito reloj puntual y como cada día desde que su madre les presentó en casa. Admite que si hay algo que al chico se le da bien es cumplir su horario de trabajo.

 

-¿Ya has terminado?. - sonríe y se adentra en la sala cuando la fisioterapeuta le da paso, con un gesto coqueto y acariciándose el pelo por inercia.

 

Elle pone los ojos en blanco, cansado y harto de tener un cuidador que parece romper las bragas de las chicas tan solo con mirarlas. Aunque admite que...bueno...Light es muy guapo.

 

-Si. Vámonos. - la voz urgente y el tirón que le da con los dedos en la tela de la camisa, hace que Light se despida rápidamente de la muchacha.

 

-¿A que viene tanta prisa?.

 

El moreno no contesta, simplemente se sienta agotado en la silla y cierra los ojos un par de segundos para tomar aire y sentirse aliviado cuando Light ya está empujando y saliendo de la sala. Realmente, tiene ganas de tumbarse en la cama y ver algo absurdo en televisión.

 

Light no le cuenta que mientras él ha estado en la clínica, ha aprovechado para pasarse por la agencia de contratación y hacer una breve entrevista oral sobre la familia Lawliet. Siempre que pasa un plazo de dos meses como cuidador, les suelen hacer unas preguntas para asegurarse de que está cómodo y todo marcha correctamente con la nueva familia. Es ahí cuando descubre que le ha cogido muchísimo cariño a Elle, considerándolo casi como a un hermano pequeño. Uno muy borde y con malas pulgas, pero adorable a su manera.

 

Se ha dado cuenta de que puede pasarse los días enteros pensando en el chico. De una forma u otra, de una manera mas o menos tierna, excesiva o insistente. Incluso Mikami le ha dicho que está demasiado distraído en sus entrenamientos, y ha quedado demostrado con el puñetazo que no pudo esquivar aquel día del muchacho que acababa de subirse al ring de entrenamiento por segunda vez. Le costó una bolsa de hielo y una crema para los hematomas desinflar el golpe de su cara. Pero al menos no ha dejado marca.

 

-¿Te vas a largar cuando me dejes en casa?.

 

Esa voz malhumorada camufla una petición especial, y Light lo sabe. Ha aprendido a reconocer el timbre de la voz de Lawliet, dándose cuenta de que cuando intenta sonar indiferente es cuando mas interés tiene sobre algo.

 

-No. Me quedaré contigo.

 

-Que cansino eres, Yagami.

 

Y el castaño sonríe, conteniendo una risita cuando nota el alivio en aquellas palabras del moreno. Sabe perfectamente que han adquirido con el paso de las semanas la tradición de ver juntos “Casos sin resolver” en televisión y que si Light hace un cuenco de palomitas de caramelo, mejor.

 

Cuando llegan a la casa de los Lawliet, Light ayuda a Elle para bajar del taxi. Tira de su silla y empuja, dejando que sea el moreno quien lleve las muletas sobre sus piernas. Le escucha tararear una canción y sonríe al ver que el adolescente parece ir recuperando una pizca de su buen humor escondido poco a poco. Todo parece normal, el jardín exquisitamente bien cuidado, las flores hermosas y todo en orden, excepto el coche negro aparcado junto a la puerta. Uno que Light no ha visto nunca desde que ha comenzado a trabajar para ellos.

 

-¿Reconoces ese coche?.

 

-No. No me suena. - Elle no deja de mirar el vehículo incluso cuando Watari les abre la puerta cediéndoles el paso al interior de la mansión.

 

-Bienvenido, señorito Elle.

 

La voz del viejo resulta...rara. Y es algo que ambos chicos notan pero omiten cuando el sonido de las risas procedentes de la biblioteca hacen sonar las alarmas del moreno.

 

-Llévame a la sala. Ahora.

 

-A lo mejor tu madre está reunida, no debe...

 

-Light, te he dado una orden. - los dientes apretados y el rechinar ansioso. Dos señales de que Elle empieza a sentirse alterado.

 

No le queda mas remedio que obedecer, entrando junto a él en la biblioteca donde la señora Lawliet está sentada de piernas cruzadas y riendo alegremente junto a un hombre al que Light no conoce. Los dos tardan unos segundos en darse cuenta de que los están observando. Elizabeth se pone en pie, alterada y nerviosa. Light se pregunta el por qué de sus mejillas tan ruborizadas.

 

-¡Elle!, cielo, que temprano has vuelto. - mueve las manos agitadamente, con las palmas seguramente sudorosas.

 

El hombre de la butaca les mira y avergonzado, aparta la vista. Elle no tiene mucho tacto compasivo a la hora de abrir la boca.

 

-¿Quien mierda es este tío?, ¿que hace aquí?.

 

-Cariño...¿puedes comportarte con amabilidad, por favor?. - Elizabeth sonríe, intenta rebajar el nivel de tensión que parece flotar sobre los presentes en la sala. - Él es Carl, ¿recuerdas que te hablé de él en mas de una ocasión?, es un compañero del trabajo.

 

Lawliet aprieta los dientes, los dedos sobre el reposa manos de la silla y el gesto arisco que compone su boca al cabo de dos segundos.

 

-¿Te lo follas?, ¿te lo estás tirando?. - hay tantísimo odio en su voz que hasta Light se encoge un poco en el lugar, completamente atónito.

 

El ruido de la bofetada chocando contra el rostro del adolescente es como una jarra de agua fría que siembra el silencio sepulcral en la biblioteca. Enseguida, la señora Lawliet se cubre la boca algo asustada.

 

-Mi vida, lo siento, lo siento mucho.

 

-No me toques.

 

Light se aparta del camino que toma Lawliet tirando de la silla, dispuesto a dirigirse sin mucha demora hacia el ascensor para huir a su dormitorio. Cuando el castaño se queda a solas con su jefa y su acompañante, suspira e intenta sonreír como si nada hubiese ocurrido.

 

-Lo siento, señora Lawliet. Subiré a su dormitorio y me quedaré hasta que se tranquilice. - le hace un gesto educado a Carl. - Un gusto conocerle.

 

Le da unos minutos de margen, usando las escaleras y llegando con rapidez al dormitorio de Lawliet. Toma aire antes de entrar cuando escucha la música estridente sonando en el interior, una clara señal del agobio que debe de sentir el chico. Ha aprendido rápido a conocer sus hábitos con respecto a sus estados de ánimo.

 

Cuando cierra la puerta, apaga la música.

 

-¿Otra vez tocando mis cosas?. Joder, Light. - está sentado aún en la silla, y se limpia una y otra vez las lágrimas que salen de sus ojos con la ayuda de la manga de la camiseta. - Lárgate.

 

-¿Por que eres tan desagradable con tu madre?. No ha estado nada bien lo que has dicho ahi abajo, Elle. Y lo sabes.

 

Light se ha puesto de cuclillas, con las manos sobre las rodillas del moreno y mirándole a los ojos fijamente. Lawliet tiende a enfadarse cuando alguien le mira de aquella manera, pero Light le ha acostumbrado a que al menos, con él, ni se le ocurra evadir su mirada. Le agarra con los dedos la barbilla cuando él la gira, huyendo de lo que ahora mismo le está carcomiendo por dentro.

 

-Se folla a todos los tíos que conoce. Es una zorra.

 

Light aprieta su agarre, mordiéndose el labio. Sin pedir permiso se pone en pie y sujeta con fuerza al chico desde la cintura, elevándolo y haciendo que por inercia o miedo a resbalarse, Elle rodee las caderas de Light con las piernas. Sisea debido al dolor que siente por la caída que sufrió y que aún está en fase de recuperación.

 

-Bájame.

 

-No. No hasta que me cuentes por qué piensas eso de tu madre. - sus manos le sujetan con firmeza, dándose cuenta de nuevo de lo poco que pesa su cuerpo.

 

Elle baja la mirada. No se ha percatado que dos de sus dedos están jugando con el cuello de la camisa de su cuidador, y sus ojos se deslizan distraídos sobre la piel de su cuello.

 

-Yo era pequeño, pero no era idiota. La vi, Light. La vi tirándose a un hombre desconocido sobre el escritorio de mi padre. - sus dedos aprietan el tejido de la camisa y cuando se da cuenta de lo que está haciendo, le suelta como si aquel contacto quemase.

 

Ha echado medio cuerpo hacia atrás, mirando con incredulidad los ojos de Light. Se pregunta como es que el castaño le está mirando tan fijamente a los ojos y durante un par de segundos, se pierde en la tonalidad color miel que cambia según la luz del dormitorio.

 

-Siento que tuvieses que ver eso.

 

Light le deja sobre la cama, palmeando un par de veces sus rodillas y sintiendo su corazón acelerado. ¿Que diablos acaba de pasarle?. Los ojos del adolescente le observan de una manera especial, como si intentase adivinar sus pensamientos tan solo con una mirada.

 

-¿Te vas a ir y me vas a dejar solo?, todo el mundo lo hace. - su voz seca y rencorosa hace suspirar a Light.

 

-No voy a irme.

 

-Puedes irte si quieres, se que me odias porque soy un adolescente difícil de tratar. - tuerce el gesto cuando ve al chico pasearse por el dormitorio, con las manos en los bolsillos y como si fuese ajeno a la conversación.

 

-La verdad es que eres desagradable y engreído. Pero te he cogido cariño. - le sonríe y le revuelve el cabello con rapidez, antes de que Lawliet pueda apartar la cabeza.

 

Elle asiente con la cabeza, moviendo las manos nervioso y sintiendo como su corazón se altera cuando Light se sienta a su lado, rodeándole los hombros con el brazo. Los dos guardan silencio hasta que las risas de la señora Lawliet llegan con claridad hasta el dormitorio. Los puños del adolescente están apretados en su regazo, y Light puede jurar que si no deja de morderse el labio terminará sangrando.

 

-No hagas mas eso. - sus dedos se posan sobre ellos, rozándolos y provocando un pequeño sobresalto en el muchacho.

 

-Tengo hambre. ¿Me traes una bolsa de chucherías?.

 

Light ríe entre dientes, porque en su cabeza esas peticiones aun le resultan bastante adorables.

 

-Claro, ahora vuelvo.

 

Sale del dormitorio con tranquilidad y cuando Elle vuelve a estar a solas, se lleva los dedos al puente de la nariz gimoteando y aguantándose las ganas de llorar. La sensación de ansiedad y vacío se hace eco en su cuerpo, agrandándose hasta el punto de sentir dolor. Está seguro de que el día en el que su padre se mató debido al accidente de tráfico, fue por una fuerte discusión con su madre.

 

Ni siquiera se da cuenta del ruido del teléfono móvil que suena en su bolsillo. Vagamente, suspira y pulsa el botón de llamada.

 

-¿Mello?.

 

-Ya era hora. ¿Por que no respondes a mis llamadas?.

 

-¿Por que tienes que llamarme a altas horas de la madrugada casi siempre?.

 

-Que agradable eres. - escucha el chasqueo de su lengua. - Near me contó como es tu cuidador. Y además, cuando me mandaste su foto...

 

-Te pusiste muy pesado con eso. Tienes una obsesión extraña con la gente que cuida de mi.

 

-Oh, perdona por preocuparme. Desagradecido. Pero eso no es lo que quiero contarte, es acerca de Light. Yo sabia que había visto a ese chico antes, sabia que su cara me resultaba jodidamente familiar.

 

-Suéltalo ya.

 

Por alguna razón, a Elle le molesta enormemente que alguien hable de Light. Que sepan cosas que él no sabe, y eso le asusta mucho. Porque lleva días preguntándose a si mismo por qué está dejando atrás su coraza de hierro, esa que levantó contra la gente desde su niñez y que Light ha ido derribando poco a poco. Es como si sintiese que el castaño le pertenece, que es valioso como para ir exhibiéndolo por ahí. Y lo que comenzó borrando un simple mensaje del móvil de Light, se convirtió en varios más en cuanto tuvo oportunidad de hacerlo.

 

-Light es Kira.

 

-¿Y quien diablos es Kira?. - observa temeroso la puerta, escuchando como Watari charla con Light en las escaleras. - Habla de una puta vez.

 

-Kira es el boxeador ilegal mas famoso de la ciudad. He ido un par de veces a combates clandestinos y él siempre se ha proclamado vencedor.

 

-Eso es imposible. - rió irónicamente, sin creerse nada de aquello. ¿Como iba el bueno y correcto Light Yagami boxear en la clandestinidad?. - Tengo que cortar la llamada.

 

Más rápido que el rayo, Elle tira su móvil sobre las sábanas, sonriendo falsamente cuando Light entra en el dormitorio con la bolsa de golosinas en la mano.

 

-Anda, toma. Watari había comprado de varios sabores. Te he traído un combinado especial.

 

-Bien. Gracias.

 

Elle no puede evitar mirar al chico, que camina de un lado a otro para preparar todo lo necesario y ver juntos “Casos sin resolver”. Aprieta los labios, notando un calor excesivo recorrerle cada músculo del cuerpo. Se imagina a Light boxeando, dejando atrás aquella imagen de chico correcto y bueno que no ha roto un plato en su vida. ¿Como se verá sobre un ring prohibido?, ¿sudando, golpeado, cansado?. Jadea muy débilmente ante la imagen mental que se proyecta en su cabeza, y cuando Light le mira extrañado y chasquea los dedos ante él, Lawliet traga saliva.

 

-Te has quedado atontado. Mas de lo normal. - se ríe de él con cariño, como si fuesen dos hermanos gastándose una broma.

 

Antes de alejarse, Lawliet consigue moverse para sujetar la muñeca de Light, provocando que el castaño se gire. Y sin decir nada, sus manos buscan con urgencia las del cuidador, inspeccionando con la yema de los dedos las marcas cicatrizadas que tiene en los nudillos.

 

-¿Que pasa?.

 

-Light. ¿Quién es Kira?.

 

Aquello provoca que de nuevo, un silencio horrible se apodere de la estancia. Light tiembla unos segundos, de forma leve y casi imperceptible. ¿Como podía Lawliet conocer su otro nombre?, ese que adoptaba de noche, cuando su vida era un cúmulo de mierda que era incapaz de resolver por si mismo.

 

-¿De que estás hablando?, el azúcar te afecta al cerebro. - ríe con dificultad, negando con la cabeza y omitiendo la pregunta.

 

-¿¡Quien es Kira!?, ¿es verdad eso de que boxeas por ahí como un gilipollas de los que se creen los dueños del lugar?. - está tan alterado que ahora sus puños se cierran sobre las sábanas de la cama.

 

Light se mantiene de espaldas a él, revolviéndose el pelo agobiado. La necesidad de salir de allí es bastante urgente.

 

-Mira, debo irme. Lo siento... mañana te veo, Elle.

 

-¡No!, ¡espera Light!, ¡vuelve aquí!.

 

Cuando consigue ponerse en pie gracias a las muletas, Light seguramente ya debe de haber bajado las escaleras huyendo hacia la salida de la casa. Elle grita frustrado, dejándose caer sobre la silla y llevándose las manos al rostro. ¿Por que la gente le oculta las cosas?, su madre fue incapaz de portarse bien, de ser sincera con su padre y con él cuando aún estaba a tiempo de serlo y ahora...ahora el chico sobre el que parecía depositar parte de su confianza le está ocultando un secreto de ese calibre. ¿Y qué si es un boxeador?, a Elle le duele más que el chico no haya sentido esa confianza que él siente, pareciendo que es el único al que parece importarle la extraña amistad que están construyendo juntos. Claro, Light se gana un sueldo bastante elevado aguantando sus berrinches y fingiendo que le soporta, cuando la realidad es que simplemente trabaja para los Lawliet.

 

Y Elle gime, como un perrito abandonado cuando se da cuenta de que seguramente aquella relación ni existe, simplemente es algo efímero que solo le ha importado a él mismo.


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