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No puedo dormir por SweetCupcake

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 12. En la Luna

 

Hay determinado tipo de cosas que solo pueden notarse cuando con la ausencia de otra, como el brillo de la estrellas cuando no hay luna, el propio respirar de uno en medio de la nada, y los pensamientos que no puedes callar cuando solo estás a solas contigo mismo.

 

Segunda Caída.

 

Lunes.

Pov. Lavi.

 

Soplaba el viento con suavidad temprano a la mañana, traía consigo una melodía fantasmagórica y el frío del norte, este colaba por los recovecos entre los pliegues de la ropa. Escondí la nariz debajo de la bufanda roja con la esperanza de no perderla ante el congelamiento. Así, encorvado como una tortuga con ambas manos metidas en el abrigo, caminaba con pasos torpes, y sentía la terrible respiración humedecer la bufanda que se pegaba a mi labios de forma pegajosa.

Casi tan húmeda como los pensamientos que bailoteaban en mi cabeza últimamente, extrañando estar dentro de alguna chica, hacerla jadear, en silencio... O al menos era eso lo que quería interpretar de todos aquellos confusos sentires... Mi cerebro estaba demasiado vago para hacer el esfuerzo de crear un personaje a interpretar para antes, durante y después del acto con la chica de turno. Estaba cómodo tras esa línea donde era realmente yo, mirando con algo aburrimiento a los demás. Todo lo que era interactuar ese día me causaba una somnolencia que podría matarme. Ese era exactamente mi problema con el invierno y sus cielos grises que amenazaban con romper a llover de un momento a otro. Cargando el ambiente de humedad, de electricidad y pesadez.

Más que nunca, se sentían los bostezos en el aula, las faltas a la primera hora de la mañana... Y solo una persona con la crudeza de Yu era capaz de resistirlo y aun así, entrenar al aire libre como habituaba, con o sin lluvia... Nunca lo he visto enfermarse de un tonto resfriado.

"Hoy no tenía que haber venido a clase." Me dije con reproche cuando anunciaron la ausencia del profesor al cual le tocaba asistir hoy. ¿Ahora qué iba hacer con toda una hora libre? Debería estar durmiendo en mi cama.

En vez de intentar escapar, dejé que los minutos muertos pasaran de forma lenta, encontrando entretenimiento de forma casual en observar la palma de mi mano como si aquella pudiera darme la respuesta a algo de todo lo que ocurrió anoche. En ese momento Allen solo apartó mi mano sin siquiera mirar atrás... como si yo no estuviera ahí. Estaba claro que no podía nada contra el pesar que ocupaba su propia alma. Aunque al principio no le di importancia a aquel gesto, fue después que este sentimiento de impotencia caló en mí mente. Y comencé a recordar de forma vaga la silueta solitaria de su espalda, dejando expuesta el área vulnerable de su nuca cuando recostaba la cabeza sobre la almohada. Se veía tan inalcanzable. Y yo estaba fuera de ese mundo...

Me pareció oírle murmurar algo más... ¿qué era?

Toda esta verborrea mental es completamente inútil. Es agotadora cuanto menos... y era necesario rellenar aquellos espacios en blanco que se producían con algo verdaderamente importante.

Ese día era lunes 23, hacía aproximadamente 49 días que no visitaba a Panda, estoy seguro que ese viejo cascarrabias debe estar extrañándome y como todo buen nieto debería dar la cara de vez en cuando.

"Sí". Me reafirmo a mi mismo convencido, "haría eso mismo, mañana mismo si era necesario". Y cuando estaba satisfecho de haber reencontrado el camino dentro de mí mente, otra vez acude a mí la sensación de rechazo de su mano, y la silueta solitaria que mostraba su espalda. No parecían querer desaparecer. Como si mi conciencia me estuviera torturando... Chasqueé la lengua disconforme mientras apretaba el puño con fuerza.

Solo necesitaba un pequeño empujoncito más...

Unos extraños golpesitos contra el suelo se hicieron presente. Fue cuando me di cuenta que una chica que había posicionado justo a mi lado sin que me diera cuenta, y lucía como si hubiera estado allí hablándome mucho más tiempo de lo que mi orgullo podía permitir.

— ...Lavi. — Sonrió terminando alguna oración que desconozco, y asentí dándole toda la razón aunque no estaba muy seguro de si realmente era una pregunta. Al menos coló, porque se veía satisfecha. — Entonces... ¿Me prestas tus apuntes?

— Por supuesto. — Dije con exceso de júbilo y con algunos movimientos exagerados. Rebusqué (o al menos fingí) una libreta de cualquier asignatura, cuál sea, química mismo... Y se lo tendí simulando la sonrisa más amable.

— Gracias. — Ella lo aceptó de igual forma, sin reconocer que aquella probablemente no era la asignatura que necesitaba.

Recién caí que era una compañera de mi clase (¿Lógico no?) La voz femenina era suave, y tímida, no llamaba lo suficiente la atención, e incluso de haber de estado tan solo un poco más perdido en mis pensamientos la habría ignorado. Su nombre no tiene importancia, podía llamarse a Ana o Paquita y no habría diferencia... Y me sentí mal por ella un momento al notar el leve rubor en sus mejillas y su notable atracción hacia mí (normal, soy un pelirrojo caliente) y estaba seguro que más de una vez habré tonteado con ella desperdigando esperanzas en vano...

¿Y Allen? ¿Qué hay de Allen? Puesto que es gay ¿cabía la posibilidad de que se enamorara de mí? Mirándolo por ese lado, en lugar de sentir lástima por él al ser obviamente sentimientos no correspondidos, todo lo contrario, creo que sería interesante. Allen, el chico de la sonrisa "perfecta", desarrollando debilidad por mí... sería algo... muy adorable de presenciar.

— ¡Eh, Lavi, te pedí los deberes de historia! — Ella giraba con rapidez la páginas echándole un vistazo por encima, y ponía un rostro adorable de sorpresa.

— ¿Cómo? — Otra vez, me interrumpió mis pensamiento ¿Tan rápido me había vuelto a ir a la Luna?

— Está libreta es de Química avanzada. — Me la mostró, bueno, ya lo sabía. Quizás era mejor que se diera cuenta ahora que le había dado gato por liebre, por culpa de estar en la Luna, antes de que se fuera.

— Uhm... ups, me confundí. — Dije con tono inocente mientras rascaba mis cabellos.

— ¿Estás bien? — Se inclinó sobre mi mesa mientras pasaba uno de los bucles de su cabello castaño tras su cabello tras la oreja y entornaba las largas pestañas hacia mí (una vez Lenalee me confesó que no eran naturales como yo creía, sino máscara de pestañas, lo que me hizo perder un poco la ilusión en aquel momento, en una tontería lo sé. Y quizás esta chica tenía una pestañas naturales, es algo que nunca podría descubrir por mi mismo), se veía como un movimiento estudiado, intentando verse más linda, lo consiguió, no lo dudo, ella era estupenda, pero no estaba interesado en ese momento... y parecía que el intercambio de palabras se hacía cada vez más y más largo sin tener estos algún contenido interesante. — Te veo un poco... lejos de aquí.

A lo mejor no solo intentaba atraparme con el brillo de su cabello, o sus pestañas (falsas o no) si no también, la inclinación dejaba una buena vista de sus senos... y no iba a caer en una treta tan infantil como esa, aun si tenía mis arranques de chico pervertido ya había madurado, el año que viene entraría a la Universidad con las mejores notas e intentaría olvidarme de estos temas de amoríos tontos. El pecho izquierdo tenía un coqueto lunar... O mierda, ya lo arruiné todo.

— Lavi. — Me reclamó aun más impaciente. Sonreía coqueta y divertida (orgullosa de lograr su cometido). Cuando estaba a punto de decir algo inteligente (o eso quisiera yo pensar) pasó algo extraño. No sé cómo explicarlo, pero mi di cuenta del color de sus ojos, eran grises... y solo eso logró que un horrible escalofrío recorriera toda mi columna vertebral. Me levanté de golpe dejándola un poco pasmada.

— Sí, verás, eh... Los días nublado me adormecen. — Dije con nerviosismo y ella levantó aún más las cejas haciendo un pequeño movimiento de cabeza hacia adelante ayudándome a seguir en mis balbuceos nada convincentes. — Y... ehm... — Realmente, parecía ese tipo de chico que sale en las películas que nunca a mojado el churro hablando con la rubia caliente del instituto. Así de patético. Lo peor que no estaba nervioso por ella, era mejor que Paquita o Ana lo creyese así... Descubrir la verdad sería un golpe bajo. — Y tengo el culo cuadrado de tanto estar en la silla ¿comprendes lo que te digo? — Se rió ante las palabras "culo" y "cuadrado". Aparentar ser graciosillo tampoco estaba salvando mi dignidad. — Lo mejor sería que me despejara un poco, y dar una vuelta... por ahí, por ahí. — Señalé con el dedo cualquier dirección.

Abrazó la libreta contra su pecho y cambiando el peso de un pie a otro. — ¿Quieres que te acompañe a despejarte...? — Hablaba calmada, en un tono que solo los dos escuchábamos, un tono insinuante, invitando a probar.

No solo hacía muchos días que no iba a ver a Panda sino... ¿cuándo fue la última vez que toqué una teta? No saber la respuesta me da entender en lo poco interesado que estaba por la misma labor. Me aterraba. Y de verdad no importaba ir detrás de esta chica, pero la humedad está por todas partes, el clima se siente denso y pesado, cuesta respirar, anoche no logré dormir muy bien, y luego están esos ojos grises... y...

Pensándolo bien, si Allen estuviera enamorado de mí (o se llegara a enamorar) y yo le dijera que no... probablemente, pondría sus ojos grises tristes...

Eso no sería nada agradable. Supongo, era mejor vivir en un tonta fantasía.

A esta chica, tampoco encontraba la suficientes razones para rechazarle en su invitación.

Estoy mal.

.

.

.

Martes.

Dos horas en tren y 15 minutos en autobús me distanciaba de casa. ¿Todo para qué? Para darle vueltas en la silla de ruedas completamente aburrido mientras Panda me soltaba una charla de las suyas.

—Panda, solo he venido a verte, quería ver como estabas... estás tan viejo y senil que me preocupas. — Ese mismo viejo senil no dudó en saltar ágilmente y patearme contra el suelo.

— ¿¡A quién llamas Panda!? ¡Mocoso ingrato!

— Eso a dolido, viejo. — Me froté la nuca sintiendo gran escozor. Parecía una idea disparatada, pero había extrañado hasta gesto como esos, estar tan lejos de casa siempre me hizo sentir nostalgia.

En serio, trabajada demasiado. Es bibliotecaria en la Universidad.

Fui a visitar a Panda, para velar un poco por su salud y evitar que deje de comprar por amazon lociones para el crecimiento del cabello. Es un viejo Panda al fin y al cabo. Si el no hubiera insistido tanto en que me matricule en Black Order, nunca me hubiera separado de él.

Al fin y al cabo, es mi abuelo y mi único lazo familiar.

Volví a sentarme en la silla, cuando él me miró seriamente. — ¿A qué has venido?

— Ya te lo he dicho pesado.... — Suspiré apoyando el mentón sobre el respaldo.

— Solo te has sentado ahí no has hecho nada. Eso siempre lo haces cuando tienes un problema.

¿Problema? ¿Qué problema? Yo no tengo ningún problema, es más me va todo tan bien, que me incomoda lo que la vida esté preparando para mi para hacerme sufrir, esas cosas siempre pasan. Panda insistió tanto que termine marchándose de ahí de que su retahíla de cuestionario privado tocara realmente un punto débil.

No tenía pensado hacerlo, pero estaba cerca y mis pasos me guiaron sólo. Una vez frente a la tumba de mi padres me pregunté porqué estaba ahí, si era la peor persona para este tipo de cosas. Golpeé suavemente contra mi frente el ramo de rosas rojas que había comprado en el pequeño quiosco de flores que se hallaba en frente de la entrada del cementerio. — Ugh. — Espeté.

Algunas personas frente a lápida de sus seres queridos lloran, rezan, hablan con ellos como si pudieran oírlos. Yo era incapaz de hacer ninguna de esas cosas. Y me hace sentir incómodo, me invade cierta culpabilidad por no demostrar la clase de sentimientos que uno esperaría en una situación así.

Lo único que sé, es que hubo momento que dolió tanto, por tantos años, tanto tiempo sangrando... que secó. Todo se secó... y ya no podía, ni quería sentir nada más.

No sé cuanto tiempo me quedé allí, simplemente parado... más horas de lo que podría admitir. El lugar estaba demasiado tranquilo, rodeado por una gran naturaleza, una jardinería totalmente cuidada... y lancé el ramo de rosas frente a la tumba, de ninguna forma fue movimiento brusco, al contrario. Simplemente no me vi acomodándolas ahí como quien arropa a un niño.

Una rosa, tan delicadas y llenas de espinas. El rojo siempre fue mi color favorito, el rosal que reposaba cerca de mi casa antiguamente siempre florecía con viva fuerza antes de la lluvia, y se destruían esperando la llegada de esta. Uno no podía mirar con pena, y un ahogado comentario "estaban tan bonitas".

La última vez que pase por ahí, el nuevo dueño lo había cambiado por un muro de piedras.

Antes de saltar de un pensamiento otro, unas gotas frías y sucias cayeron del cielo contaminado por la atmósfera de la Ciudad.

No volví con prisa, pero tampoco deseaba acabar calado hasta los huesos del agua. Tan solo faltaba aproximadamente unos veinte minutos para que mi autobús me regresara de vuelta a la residencia estudiantil. Así que me quedé dentro de una pequeña tiendo de libros de segunda mano para resguardarme. Desde allí, vi la multitud de ofertas debido a la liquidación por cierre. Ver todos esos libros con los lomos desculados amontonado sin cuidado fue tan lastimero como quien contempla a cachorritos abandonados, y desea con todas sus ganas adoptarlos a todos. No podía hacer eso. El deber estudiantil no me estaba otorgando el suficiente tiempo para mi lista de adquisición que cada vez se hacía más y más larga y la amenaza de Panda diciéndome "tienes más libros de los que podrías llegar a leer en tu vida" Sonreí un poco amargamente recordando aquello tiempo donde prefería esconderme tras aquellas páginas en vez de ir a jugar con los niños cuando tan solo tenía 8 años.

La chica que estaba ahí con el mostrador se veía sufridamente aburrida, no dejaba de teclear su móvil como si fuera el fin del mundo, mientras devoraba una pipa tras otra. Me dedicó una mirada sujerente cuando me vio entrar mientras se acomodaba el escote. Estaba demasiado bronceada para el época de año.

Todo el local olía a humedad, y de fondo sonaba la radio muy suavemente con una canción de los Beatles cuando me acerqué una curioso pirámides de libros con títulos muy llamativos, o más bien diría... calientes. Y yo me preguntaba ¿no se supone que esto está justo al lado de la sección para niños? Incluso sobraba la pequeña bandera multicolor que acompañaba una de las esquinas

Pero la verdad, no me sorprende porque eso estaba ahí, nadie querría comprar algo tan bizarro, a no ser que sea algún pervertido/pervertida.

Todo iba sobre sexo, drogas, cowboys, o prostitutos o padecían de cáncer. Arqueé una ceja divertido cuando la imagen de Allen acude a mi mente, siendo la imagen totalmente opuesta al contenido homosexual que intenta describir este tipo de literatura. * Al final, por curiosidad, terminé comprando uno de ellos, él más calienta pollas si era posible, la miradas de asco y terror que me dedicó la dependienta cuando le enseñé orgullosamente lo que me iba a llevar fue lo más apremiante. No tenía ningún interés en esa chatarra en realidad, leerlo en el viaje de regreso ocasionó en mí el mismo tipo de reacción que se tiene uno al estar contemplando una telenovela mejicana - con respeto a su gran séquito de fans - de las malas, solo que con pepinillos.

Largo y abundantes pepinillos por todas partes.

— ¿Uh? Lavi, estás empapado. — Exclamó Allen volteando hacia mi cuando entré a la habitación, me pareció atisbar una media sonrisa macabra en su rostro ante mi temblor por el frío. Esta habitación con paredes de calcar era tan gélida.

— Bueno. — Intenté hacer algún comentario ingenioso, pero no se me ocurrió nada. Ni yo mismo me esperaba que la pequeña llovizna sucumbiría a una horrible tormenta con ventisca. — Sí, es posible que esté un poco mojado...

Literalmente, podía tomar un trozo de mi ropa y estrujarlo sacando una cascada de agua. Colgué el abrigo y la bufanda en el perchero improvisado tras la puerta.

— Espera. Creo que tengo una toalla por aquí. — Mientras él buscaba alguna toalla seca de su armario, me acerqué a la luz de la lámpara del escritorio para ver qué es lo que estudiaba y sonreía al ver sus apuntes de filosofía lleno de dibujitos mal hecho de Tim. Allen volvió hacia mí, rodeando mi cabeza con la toalla que era mucho más grande de lo que esperaba apartándo mi atención sobre sus estudio para dirigirla hacia él, al parecer, temía que el goteo constante de mi cabellos terminara arruinando el papel, y con las mismas comenzó a revolver mi pelo con energía. Si reproches infantiles, solo me dejé hacer por esta vez, en vez de tomar la labor por mi cuenta, como sería habitual... algo tan sencillo como sacarse de la lluvia, o simplemente alegar con tomar un baño para volver a entrar en calor.

Supongo que ante el adormecimiento que me causan estos días grises, un recibimiento así por parte de Allen se sentía demasiado acogedor para poder negarlo.

Y además, ya nos habíamos acostumbrado demasiado los dos al espacio reducido de nuestro rostros, por lo que ni una mirada observadora molestaba, ni siquiera la pequeñas brisas productos de la respiración en un intervalo de silencio.

— ¿Mh? — Se detuvo un momento solo para extraer con delicadeza algo que se enredaba entre mi flequillo. Extrajo de entre mis cabellos unos pocos pétalos completamente camuflado. — ¿Esto es de una flor? — Abrió su palma entre los dos, mostrando sobre esta un pétalo de rosa. También pregunté muy superficialmente cómo había llegado eso hasta ahí, si en cada momento había tenido el ramo de rosas en la mano hasta abandonarlo sobre la tumba de mis padres. Pero la risita de Allen me pareció algo mucho más digno de atención.

— Je, que raro. Florecen rosas de tu pelo...

— Mmh... ¿Allen?

— ¿Qué?

Hubo una idea, asaltó mis pensamientos como una pequeña revelación. "Allen es demasiado puro". Fue lo que pensé. Difícilmente podía retratar alguna de las tantas cochinadas que describía en el libro en él. Es más ¿cuanto tiempo llevamos viviendo juntos? ni una sola vez lo he pillado masturbándose.

Y es imposible que un chico de su edad no tenga ese tipo de necesidades - a todo esto, sueno como un viejo, pero dos años de diferencia se nota muchos entre los 15 y los 18 años-.

Lo que realmente quería preguntarle. —" ¿Piensas en alguien cuando te tocas?"

Pero además de que sabía que era muy arriesgado hacerlo, probablemente no obtendría respuesta.

— ¿Quieres que te ayude a estudiar?

Sentí un chispazo de felicidad en sus ojos, tal vez conformado por el alivio..., aquel contacto visual tan cercano me dio un calambre a la altura del vientre, lo cual me hizo contener la respiración, disimulando aquellas emociones.

No me cabe ninguna duda, los ojos grises de mi compañera de clase no tiene ni punto de comparación con los de Allen. Y me alegré de manera inconsciente el haber desechado a último momento la tentadora idea de acostarme con ella. Pero eso no me lo dije a mi mismo.

.

.

.

Miércoles.

 

 

— "Soy gay" — Esas fueron las mismas palabras en boca de Allen, las cuales no fueron ninguna revelación a la hora de la verdad. Ya lo sabía de alguna manera... pues es la clase de cosa con la cual con un poco de observación se pueden intuir.

Con esto me refiero a ahora mismo, cuando toda su falta de atención en lo estudios se desvió cuando un chico pasó por su lado, no era difícil adivinar cómo había catado su trasero respingón de forma sutil, dejándose así en total evidencia. Ya tenía suficiente con que juguetera constantemente con la cola de Timcanpy y bostezara tan sonoramente a mis lecciones para que ahora el culo de un tipo cualquiera (si ese chico era guapo o no, no lo sé, pero creo que debía levantar pesas en el gimnasio como mínimo) dejándome a mi relegado a un segundo plano totalmente. Me había esforzado por preparar los mejores apuntes de filosofía en vano.

Incluso, era mucho más fácil crear una comunicación directa con Timcanpy con este su propio dueño. Me bastó un pequeño movimiento con el dedo y Tim agitó sus alas comprendiendo. Fue directo a mordisquear la oreja de Allen a modo de regaño.

— ¡Auch! — Gritó sorprendido y miró enfurruñado como un niño chico al golem dorado mientras se cubría la oreja afectada. — ¿Por qué has hecho eso Tim? Eso ha dolido...

— Allen eres mucho más idiota de lo que creía... 

— ¿Perdón? — Murmuró notablemente ofendido. Suspiré.

— Platón está aquí, no en ese culo. — Le di golpecitos al libro. Era tan, tan fácil avergonzar a este chico, pero a veces él mismo se dejaba en evidencia tan simplonamente. Sus cabellos se pusieron como escarpias.

— ¡Yo no estoy...!

— Está bien, estoy seguro que Froid tendría una interesante conversación contigo.

— Eres tan tonto. — Dijo al final sin encontrar ningún argumento con el cual contradecirme. Era capaz de responderle aun cuan cualquier tipo de provocación, sin embargo solo le dediqué una de mis más coquetas sonrisas mientras se cruzaba de brazos. Tomé a Timcanpy para que dejara de distraerlo y lo invité nuevamente a concentrarse, amenazandole con que iba a preguntarle después.

Allen resopló inclinando su espalda sobre la silla, tomando el libro para volver a releer el texto, ha ver si quizás a la cuarta lograba entender, o como mínimo, memorizar algo. Se mantuvo así por un buen rato con el libro cubriendo su rostro. Debido a la lluvia, había bastante gente dentro de la biblioteca, así que habíamos buscado el sitio más apartado del inevitable ruido, y ni aun así Allen era capaz de concentrarse por un periodo más largo de diez minutos. Lo lógico para mí sería estar en un estado mucho más estresante con la fecha del examen tan amenazantemente cerca... pero él se veía tan molestamente despreocupado. Quizás, tantas malas calificaciones una detrás de otra lo había anestesiado moralmente...

Cuando mira tan profundamente a la nada me hace preguntarme... ¿acaso estará pensado en esa persona?

Mientras revisaba un poco la tonterías de Instagram Allen con un movimiento lento y disimulado bajó el libro hasta asomar apenas sus ojos grises, ese texto filosófico era demasiado para él, prefería mil veces espiarme a escondidas... cuando me di cuenta de eso lo delaté con un resoplo que terminó en una risita.

— ¿Qué estás haciendo ahora Moyashi? — Dio un respingo.

— N-nada. — Respondió tan nervioso que incluso se olvidó de protestar por haberlo llamado Moyashi. Estaba bien así, prefería mil veces a que se fijara en mí que en otro chico... porque... bueno, seguramente, ese tio con culo de deportista no sea gay, y si hay alguien quien vaya a romperle el corazoncito a este pobre chico... prefiero ser yo, seguramente sea mucha más comprensivo.. o eso quiero creer. — Me muero de hambre... — Volvió a acostarse sobre la mesa con un sonoro bostezo. — Estudiar es tan aburrido...

— Yo lo encuentro emocionante.

— Solo tú podrías... En primer lugar ¿por qué este señor le da tantas vueltas a las cosas solo para definir qué es una mesa o una silla...?

— Bueno, no creo que sea importante entender cuál es la esencia de una mesa. Pero solo es un ejemplo de algo mucho más onírico. Por ejemplo ¿nunca te has preguntado qué es el amor?

Allen se había mantenido normal hasta ahora (solo muy aburrido) y ante la mención de esa palabra sus mejillas se tiñeron un poco de rojo mostrando un poco de sorpresa.

— "Esa ha sido una reacción tan inocente... pero linda". — Pensé. No objetó nada, y retiró el rostro levemente. Lo que podía haber sido una interesante conversación casual y banal murió allí. Puesto que Allen insistía mucho en lo vacío que estaba su estómago le propuse ir en busca de algo a la cafetería, ascendió feliz, pero no con esa usual energía que utilizaba para todo lo relacionado con comida.

¿Aun esa pregunta calaba hondo en su cabeza... tal y como yo?

Me mordí un poco el labio, y fui yo quien me puse un poco nervioso. Solo era un ejemplo, podría hablado de tristeza, o de soledad... pero en su lugar todo lo que salió de mis labios fue la palabra amor. Como si fuera la idea que más domino en el mundo.

Pero ya no tengo nada que perder habiendo llegado hasta ahí, de todas maneras, no me caracterizaba demasiado por alguien que pensara demasiado en las consecuencias de hablar de más.

— Hagamos un juego, Moyashi, supongamos... — Estiré los brazos con energía por delante para luego cruzarlo tras mi cabeza.

— Es Allen.

— Supongamos que te llegas a enamorar en mí.

— Eso es imposible. — Fue aterrador lo rápido que contestó, casi interrumpiendo la oración y mirándome como si estuviera loco.

— ¿Eh? ¿¡Por qué!?

Esta vez tardó un poco más en contestar, pero no pareciera que se estuviera pensando demasiado la respuesta. Parecía retratar una obviedad invisible a mis ojos. — Pues... porque no eres para nada mi tipo. Y además eres un bruto. — Sudó un poco frío desviandome la mirada.

Un momento... eh...

¡No es que sea bruto! Solo tengo la ideas claras.

— Bromeas ¿verdad? No me has visto bien, soy un chico muy atractivo, un buen partido. — Para no dejarlo escapar, rodeé el brazo en torno en su hombro, y le puse mi mejor cara de cachorrito abandonado.

— ¡Él único que no habla en serio eres tú! Por favor, apártate, me asfixias. — Comenzó a pelear con mi brazo enroscado a su cuello. Si realmente no le ponía más empeño no iba a alejarme tan fácilmente. Se veía tan disgustado que ofendía...

— ¿¡Es porque no tengo un culo de escándalo!? — Se puso rojo por completo al recordar el incidente anterior.

— ¡Cállate Lavi! ¡No es por eso! ¿Además, qué sentido tiene para ti ser atractivo para alguien gay?

— Me sube el ego.

— Eres tan idiota... — Se puso la mano en la frente, como si tuviera dolor de cabeza, dejando de luchar contra mi cuerpo para luego comenzar a reírse... Y escuchar la melodía de su risa me dejó con el corazón desbocado. Si podía hacer reír a Allen podía dar por completado mi misión en el día.

— Vamos Allen, somos amigos, entre nosotros no debería haber secretos.... — Le supliqué con unas lágrimas de cocodrilo. — Si no es por mi trasero ¿por qué es? ¡Es porque ese chico era moreno! ¿Tu tipo de chico son los morenos? — Lo primera imagen que se me vino a la cabeza fue la larga cabellera de Yu y sus ojos azabaches. ¿Yu no tiene también un cuerpo esculpido perfecto de gimnasta? — ¡Entonces tu tipo de hombre ideal es alguien como Yu! Ahora lo entiendo... no tengo oportunidad contra eso...

Ante el mentado Yu, Allen me pegó un codazo muy fuerte en el estómago el cual me dejó sin aire y lo solté para doblarme en dos.

— Ay... eso me ha dolido Moyashi... — Cuando alcé la cabeza me di cuenta del gran aura demoniaca que emanaba de su cuerpo y la mirada fría y cabreada, incluso juraría ver asomar uno diabólicos cuernos a cada lado de su cabeza. Allen sonrió de forma macabra.

— No vuelvas a insinuar algo como eso, o te mato Lavi. — Sentí verdaderos escalofríos...

Allen verdaderamente no soporta a Yu... y viceversa...

— ¡Uah! ¡Espérame Allen! — Corrí tras él alzando el brazo cuando comenzó a dejarme atrás como si yo también fuera basura. — ¡Sabes que los que se pelean se desean! No es necesario por sentirte culpable porque sientas atracción por el culo de Yu!

Cuando Allen se volteó para volver a gritar, se detuvo a causa de alguien que estaba a mis espaldas... y supuse que debía ser alguien verdaderamente imponente para detener el enfado de Allen, y de hecho, así fue cuando también me giré para comprobarlo. Era Alma, quien nos miraba sin expresión alguna en su rostro, sus ojos sin ni una chispa de vida a la que estábamos acostumbradas se imponía con fuerza, creando un desagradable vacío. Cuando al fin me callé y se hizo el silencio, Alma habló.

— Perdona que interrumpa... ¿Lavi, estás insinuando que a Allen le gusta Yu?

— ¿Qué...? No... Bueno — Allen levantó ambas manos, intentando defenderse sin mucho éxito. — Lavi solo estaba bromeando, como siempre, ya sabes como es él... hay que tenerle paciencia. Perdón si eso te molestamos...

— De hecho sí, es molesto que lo esteis acosando sexualmente... — Alma se cruzó de brazos y honestamente... no sé qué es lo que le había realmente molestado, pero iba muy en serio. Allen cogió un trozo de mi jersey y tiró con fuerza de él mandándome al frente, ya que prácticamente los había dejado cara a cara. No sabía qué decir, ver a Alma así me ponía un poco nervioso, así que le dí en todo a la razón a Allen intentando calmar un poco la extraña situación.

— Lo siento Alma, de verdad, solo estaba molestando a Allen... — Intenté sonar lo más convincente poniendo una mano sobre mi pecho. Lo cual funcionó, porque tan rápido como vino la tormenta se asomó el sol y Alma volvió a sonreír como si nada hubiera pasado.

— Ah vale. Disculpas aceptadas. ¿Van para la cafetería? ¡Vamos! — Señaló con el dedo y nos adelantó. Allen quien se sujetaba a mi espalda casi escondiéndose y solo asomando la cabeza me miró buscando un porqué, y le devolví la mirada con la misma confusión, y estoy seguro que lo dos estábamos pensando lo mismo ¿Era siquiera posible que Alma pudiera enfadarse? Siempre dando ese aire de tonto y despistado... y resulta que el chico sabe amenazar con sólo imponer su presencia.

La sola idea de creer que a lo mejor... Alma se había puesto muy celoso de Yu me mareó para lo que restó de tarde. Eso no podía ser posible... ¿verdad?

.

.

.

Jueves.

Algo extraño me olía cuando mi compañera de clase solo para devolverme los apuntes me citó en un lugar tan apartado. Ella volvía a balancear un pie sobre otro, agradeciendo el favor aun con mi libreta fuertemente sujeta contra su pecho. 

— No es nada. Lo increíble es hayas podido entender mi letra de médico... — Se rió suavemente y se quedó contemplándome por un momento, lo cual significaba que ni tenía ninguna intención de marcharse todavía, "no es buen momento para comportarse como un galán" pensé queriendo huir de allí.

Cabía una pequeña posibilidad de que sus intenciones no tuvieran nada que ver con lo que estaba pensando, decidí dar el paso. — ¿Ocurre algo?

— Ehm, bueno, quería decirte algo...

Lo sabía.

Balancea un pies sobre otro, ahora que mira el suelo analizó su excesivo maquillaje.

— Te escucho.—

— Me gustas Lavi. — La confesión ocurrió mucho más deprisa de lo que creía, usualmente los silencio eran eternos, llenos de titubeos. Aunque esa no era la parte más problemática de todas, si no cómo llegar a decir "No" si herir los sentimientos a la chica de turno... Había tantas y tantas formas, ninguna de estas opciones parecían las adecuadas en ningún tipo de circunstancias.

Estaba completamente que esta chica me conocía mucho más de lo que yo podría conocerla a ella. Cuando entré a este instituto Panda me amenazó de diversas formas que no tontearía en serio con ninguna chica. Para él, los estudios era mucho más importante que cualquier otra cosa. Yo crecí de alguna manera con ese mismo concepto en mente... podía darme alguna libertad de vez en cuando, sin dejar de quitarle toda la prioridad a los libros de texto.

No necesito ningún romance juvenil... esa era la idea.

— Lo siento mucho. — Primero sonreí nervioso para terminar con una patética disculpa. — Verás, yo...

— ¡Lo sé! — Me interrumpió. — Lo sé... en realidad... — Más tambaleó de un pie a otro, su rostro cada vez estaba más encendido. — No pretendía forzarte a darme una respuesta, soy... plenamente feliz por haberte lo dicho y... — Dio un paso hacia mi, para tomar por banda mi camiseta y allí de puntillas, plantar y simple beso sobre mis labios. — ¡Gracias por tú tiempo!

Y se fue. Espera ¿así de fácil? Aunque solo fuera con un simple beso, uno no podría estar satisfecho con tan poco, no es como si quisiera que a partir de ahora vaya detrás de mí pero... es cuanto menos impactante. Incluso, alguien desde afuera afirmaría con total seguridad que eso no es amor. Me pareció una actitud tan madura y valiente a diferencia de mí, que estaba aterrado por una simples lágrimas femeninas y quería salir huyendo... Me siento un poco mal por siquiera haberme molestado en aprender su nombre.

Me limpié los labios con la manga de mi jersey, aquel simple beso ya formaba parte del pasado, tenía una cierta pesadez en el pecho... un vacío extraño donde el Lavi del pasado, por importaba cual fuera la circunstancia se hubiera aprovechado al máximo de la situación...

El aire está demasiado helado para ser simple otoño.

.

.

.

Viernes.

Cuando quise darme cuenta, estaba envuelto bajo esas mismas sábanas, cuando miraba hacia arriba en lugar de la textura de la tela se abría ante un camino estrellado, y los colores azul y morado de la galaxia se fundía tan bien entre sí. ¿Había visto antes un cielo nocturno tan hermoso, o estaba soñando?

Había algo más, un sonido profundo y relajante... una percusión que marchaba desde el recoveco más oscuro y se adentraba en mí, cuyo movimiento palpitante emulaba a la perfección los latido un corazón, solo interrumpido por un pequeño susurro el cual encerraba mi nombre, fue cuando con un movimiento ondeante apareció Allen, una de sus manos contenía sobre su cabeza la sábana y sonreía de manera segura.

"Es una Luna" Pensé razonando de forma lógica. "Brilla tan evanescente".

— Eres el trozo de la noche que me faltaba. — Le dije y cerró sus ojos. Las pestañas de Allen son... blancas y largas ¿siempre fueron así? Nunca me había fijado hasta ahora.

— Cursi. — Susurró sonrojado pero nada sorprendido.

Oh, espera... Yo ya he vivido esto antes. Recuerdo a la perfección estar los dos con las manos entrelazadas, también recuerdo haber dicho que este lugar era la fortaleza de Allen, su corazón... Por eso late así, tan acompasado con cada respiración profunda... Estaba tan asombrado de todos aquellos momentos juntos... quizás si era un cursi.

— Lavi. — Su voz sonaba tan suave y encantadora, de una forma tan impropia que me costaba reconocer, se acercó aún más sin dudar con un movimiento de cabeza, levantando suavemente sus caderas. — ¿Puedo besarte? — Continuaba hablando en voz baja, aun si estábamos lo dos solo en aquel universo.

— ¿¡Be-!? -— Me atrapó otra vez con sus ojos grises, me atrapó colocando su mano rojiza en mi mejilla y formulando un hechizo mágico con sus palabras.

— Y con un beso, el niño despertó.

¿A qué saben los labios de un chico? Saben a sorpresa, a polvo de estrellas y a curiosidad, a una eterna primavera en el vientre, saben a... — Me gustas mucho, Lavi.

Saben a promesas vacías.

¡ESTOY SOÑANDO!

Solté un ahogado grito de exclamación, las bocanadas de aire vinieron una tras otras, junto a las gotas de sudor se deslizaban por mi cien. Cuando abrí los ojos en medio de la oscuridad de mi cuarto solo podía temer porque mi corazón saliera de mi pecho. Ese sueño había sido tan real... simplemente había mezclado diferentes eventos más y menos relevantes en mi día a día, y mi subconsciente me había regalado la imagen que tanto había estado cuestionando últimamente sobre la posibilidad entre un millón de que Allen se enamorara de mí.

Y si Allen se enamorara de mí, y me mirara tan seductoramente como en mi sueños, sé que estaría completamente perdido.

Lo peor, si aquella chica no se hubiera declarado, si no me hubiera robado ese beso... no tendría que estar pasando por esta clase de crisis existencial. Creo.

— Calma... Lavi, solo fue... un sueño. — Aún estaba demasiado alterado, tanto que ni siquiera podía sentir la circulación pasar por mi brazo, intenté moverlo pero un peso se recargaba sobre mi pecho. Cuando oí un pequeño murmullo me temí lo peor... Y así fue. Cuando giré mi cabeza, ahí estaba Allen, abrazado a mi como si yo fuera su almohada predilecta, y Timcanpy se encontraba regado de igual forma sobre mi estómago. Como era de esperar para cualquiera que sintiera un ataque nocturno grité empujándolo lejos de mi. Allen estaba tan dormido que solo reaccionó cuando su cuerpo salió despedido de la cama junto con Tim.

— Ah....

Apoyé mi espalda contra el marco de la ventana, sosteniendo mi brazo donde aún sentía el excesivo calor de su abrazo, y la escena del beso volvió a acudir a mi cabeza lo cual me puso aun más nervioso.

Allen se incorporó aun adormilado, apoyando la cabeza sobre el colchón dejando el resto de su cuerpo lacio. — ¿Qué te pasa? — Hablaba como si tuviera un calcetín en la boca, debido a tener su mejilla aplastada por todo el peso.

— ¡Tú... tú me besaste, me besaste en mi sueños sin permiso, y no solo eso, te aprovechaste de mi brazo...!

— ... ¿Qué? — Me miró sin mutar apenas su rostro... tal vez siquiera había entendido la mitad de todo lo que había dicho, pero ahí estaba él tan relajado mientras yo me encontraba tan alterado por una nimiez.

Ahora mismo, debo de parecer muy patético... al darme cuenta de ello, llevé una mano a mi rostro completamente caliente... esto no me pasaba desde la última maratón que corrí.

— Vale... — Cerró lo ojos. — Pero no dejes que mi maestro se lleve mi dinero... — Definitivamente no había entendido nada, de inmediato se quedó dormido en aquella postura, con la babilla colgado de la comisura de los labios.

Guardé silencio durante un buen rato, aun manteniendo la distancia de precaución cuando me dí cuenta que todo era inútil.

— Allen... — Me asomé un poco, solo para verlo soñar tan tranquilamente, completamente ajeno al fuerte latido de mi corazón. Acaricié un mechón de su cabello... Blanco, ese color encajaba tan bien, y se sentía tan puro.Se veía tan apacible, y tan inocente... si tuviera que describirlo con un color, sería blanco...Puro de corazón. Allen no iba a levantarse, ni tampoco iría a besarme con tal iniciativa... Más que nada, porque Allen no estaba en lo absoluto enamorado de mi, no de la forma en la cual yo comenzaba lentamente a enamorarme de él e intentaba ocultarla con estas ideas estúpidas de las cuales me había estado alimentando hasta ahora.

Había caído muy profundamente dentro de la madriguera mágica del conejo. Y mi tiempo con Allen se acababa por haberlo derrochado en comportarme tan estúpido, y creer que podía reírme de mis propios sentimiento y fingir no tener corazón para el amor.

Duele...

 

Notas finales:

Notas de la autora la vaga:


Hola! Hola sí no me morí ni me olvidé del fic, es solo que... bha, no os voy a contar mi vida.


Pasaré a decir que estoy contenta con el resultado de este cap, Lavi no solo se dio cuenta ya de sus sentimientos, sino que ha madurado bastante y se está redescubriendo a sí mismo. Muchas de las cosas que a llegado a pensar Lavi no son para nada lo que yo pienso o viceversa, por eso a veces es un poco complicado manejar al personaje y que no se aleja tanto del Lavi original xD así que estoy muy contenta con la evolución. 


Por cierto dije que este cap remontaría en Polvo de Estrellas, pero una vez más decidí partilo por la mirad lo siento. Igualmente nos vamos acercando lentamente al final. 


Próximo capítulo: "No digas por favor". 


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