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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Y por fin hago mi aparición!!!

Espero de corazón que el capítulo de hoy les agrade.

Disfrutenlo~

¿Qué tan fácil sería hacer lo que tenía en mente?

 

¿Luhan se enojaría mucho?

Lo más seguro es que lo odiaría pero…

¿Valía la pena arriesgarse?

Después de todo, no tenía mucho de haberlo recuperado, sólo habían pasado un par de semanas apenas de las cuales Sehun todavía no se recuperaba por completo, pero claro, él había pensado que Luhan no iba a volver a dirigirle la mirada siquiera.

Sin embargo, todo fue muy extraño luego de que las lágrimas se acabaron. Luhan no dijo nada tras eso y simplemente lo acompañó a su casa y se marchó sin decirle nada, ni siquiera adiós dijo, y obviamente, él creyó que eso había sido todo, que Luhan únicamente había querido cerrar ese mal capítulo en su historia y ya lo había hecho, así que…

Básicamente ya no lo necesitaba más.

Lo que él nunca se esperó fue que a la mañana siguiente, luego de aquella noche, Luhan se aparecería muy temprano; con el uniforme escolar puesto y con una preciosa sonrisa, frente a la puerta de su casa pidiéndole que fueran juntos a la escuela. Sinceramente, Sehun sintió cuatro cosas en ese momento, la primera; que quería llorar una vez más, la segunda; que estaba por desmayarse, la tercera; que podría chillar de alegría cual niña emocionada y la cuarta; que sería muy fácil empujar a Luhan contra la pared, empotrarlo ahí y borrar de sus labios las huellas que Seohyun había dejado.

Ahora bien, para ese momento el último de sus pensamientos se estaba haciendo más y más insistente muy a pesar de saber que Luhan podría odiarlo pero…

Sería realmente tan fácil.

Luhan estaba sentado en su cama, tan cerca suyo que únicamente le bastaba con alargar la mano para sujetarlo, luego le arrancaría la ropa que usaba y finalmente lo haría suyo hasta la saciedad, claro, sería muy dulce con él considerando que sería su primera vez; ¡tampoco era un monstruo!

¿Luhan pondría mucha resistencia?

Se hizo esa pregunta mientras sus ojos miraban la camisa escolar de Luhan y su mente comenzaba a imaginar lo rápido que sería abrirla cuando lo tuviera inmóvil bajo su cuerpo. Lamentablemente la razón y todo su auto control volvieron a él cuando nuevamente volvió a mirar esos preciosos ojos que lo tenían al borde de cometer una locura.

Porque joder, Luhan tan sólo le había hecho una pregunta y él ya estaba maquinando la idea de violarlo ahí, ¡en su propia casa!

Estaba tan tentado, tan celoso, quería desesperadamente borrar aquella estúpida idea de la cabeza del castaño, nadie lo sabría si lo hacía porque al fin y al cabo estaban solo los dos ahí y Luhan parecía no darse cuenta de absolutamente nada tampoco. Él tan sólo seguía sin moverse, mirándolo fijamente con las mejillas sonrojadas, ignorando el hecho de lo que eso estaba causándole a su corazón y a su entrepierna.

— ¿Entonces? —murmuró tímidamente Luhan, que esperaba su respuesta desde hacía un buen rato.

— Bueno, yo…

¡Mierda!, no tenía ni puta idea de que decir que no dejara al descubierto que estaba hirviendo de celos. ¡Luhan era suyo, maldita sea! Él debería ser la única persona con la cual el castaño quisiera perder la virginidad pero en cambio estaba ahí preguntándole sobre sexo para así ir a revolcarse con esa perra.

— N-no tienes q-que decirme todo —balbuceó furiosamente sonrojado—. Ta-tan sólo dime si… si crees que estoy listo.

Sehun frunció el ceño de forma inmediata y sus puños, que descansaban sobre su regazo, se apretaron con demasiada fuerza pero él nunca dejó de mirar a Luhan. Odiaba tanto la maldita idea, quería gritar y luego tal vez lanzarse sobre Luhan y hacerlo suyo, sin embargo, le tenía demasiado miedo a su odio y rechazo.

— Mira, Luhan —comenzó cuando logró conseguir que su voz saliera normal y no en forma de un gruñido posesivo—. El sexo…

— No será sólo sexo —corrigió el castaño con el ceño levemente fruncido.

— Bueno… —masculló aún más molesto que antes—, lo que sea que tú y ella van a hacer no es algo que se pueda simplemente agendar, si va a pasar lo hará y ya está —finalizó.

— Pero…

— Luhan, eso es algo espontáneo y más si se supone que será algo especial, como es su caso. No es como que puedas decir: “me la follo a las siete con cinco y las ocho diez ya estaré libre para hacer la tarea”; simplemente no funciona de esa forma.

— Yo jamás dije algo como eso —se defendió ya algo irritado.

— Ya lo sé, pero así de mal se escucha —explicó.

— Pero… he investigado y todo —murmuró avergonzado.

— La teoría no es lo mismo que la práctica —sentenció, sonando más rudo de lo necesario pero en su defensa él estaba controlándose lo mejor que podía—. Tienes que tener en cuenta un montón de cosas antes, por ejemplo; ¿qué si ella no está lista? Tú tan sólo estás tomando está decisión por tu cuenta.

— Y-yo…

— ¿Y si la lastimas por tu falta de experiencias y urgencia por hacerlo? ¿Qué harás si su calentura resulta en un embarazo? —cuestionó rudamente.

Luhan no pudo responder nada para defenderse de aquello, sus labios se apretaron en una rígida línea y su cabeza se fue agachando de a poco, haciendo sentir a Sehun como un bastardo sin sentimientos pero él tan sólo no podía aceptar aquello; nadie podía tener a su Luhan de esa forma.

— Aún no estás listo —le dijo en voz baja y con más suavidad.

— Pero… —frunció el ceño—, ¿cuándo fue tu primera vez? —interrogó curioso.

Sehun no respondió inmediatamente y únicamente se mantuvo mirando a la nada, aquello era algo que recordaba bien pero no significaba que lo hiciera con demasiada emoción a pesar que Jessica era una persona demasiado especial, para él aquello había sido algo que no buscó o quiso experimentar realmente, tan sólo se había dado y ya.

— Cuando tenía catorce —respondió con voz monótona.

— ¿En serio? —inquirió el sorprendido castaño, tenía los ojos muy abiertos en una expresión muy graciosa en ese momento.

— Sí.

— ¿Y con quién fue?, ¿cómo pasó?, ¿te gusto?, ¿te pusiste muy nervioso? —interrogó muy curioso.

— Bueno…, veamos—murmuró pensativamente—, fue con una chica que en ese entonces era la amante de mi padre. Él como pasó no voy a decírtelo porque se supone que has investigado y sabes bien como funciona —respondió juguetonamente, haciendo al otro sonrojar—. Y no, no estaba nervioso porque fue algo que simplemente me dio igual y que no desee realmente, no digo que ella me obligó pero ella no era la persona indicada y no, no tuve nervios porque para mí aquello no fue más que sexo, algo físico y nada más.

— ¿Por qué lo hiciste entonces? —preguntó confuso.

— Porque… —suspiró—; en realidad no lo sé, lo único que sé es que ese día Jun Hyeok encontró entre mis cosas algunas revistas porno que en realidad estaba guardándole a Chanyeol, pero él inmediatamente decidió que eran mías, me llenó de felicitaciones luego de eso y… ese mismo días me llevó con ella para que me “estrenara” porque ya estaba en edad —explicó.

— Sehun, eso no…

— Ella fue muy amable conmigo desde el inicio, me preguntó varias veces si yo estaba seguro de hacerlo y yo en todas dije que sí, tal vez por miedo a la paliza que me daría el hombre que aguardaba afuera por mí si yo no llegaba a hacerlo o probablemente fue porque ella me gustaba un poco, no lo sé —se encogió de hombros—. Sin embargo, no me arrepiento y ella incluso me dejó usar un nombre diferente para llamarla en todo momento —suspiró luego de recordar aquello.

« Luhan… »

Ese había sido el nombre que había dicho en todo momento aquella noche y a Jessica no pareció importarle en absoluto. Aquel día ella había sido realmente dulce con él e incluso le había ofrecido una escapatoria que él rechazó.

— De alguna forma… —pausó unos segundos—, sigue sin sonar como algo consensuado —masculló con el ceño fruncido.

— Ella no me violó —afirmó.

Luhan no dijo nada luego de lo dicho por el rubio, sin embargo seguía sintiendo como si aquello estuviera demasiado mal. Su rostro volvió a dirigirse nuevamente a Sehun sólo cuando él suspiró pesadamente.

— El punto aquí, Luhan, es que no creo que estés listo para el sexo —dijo seriamente.

— Pero…

— Espero que tomes en cuenta mi punto de vista antes de hacer nada —interrumpió antes de tomar su mochila y ponerse de pie—. Me voy ya —anunció, caminando rápidamente hacia la salida.

— Sehun, espera —pidió—. Yo no he terminado de…

La frase terminó en el aire mientras que él bajaba las escaleras a toda prisa en un intento de huir de ahí y no regresar a hacerle a Luhan algo realmente malo. Salió igual de apurado de la casa del castaño e ingresó a la suya, su mochila fue arrojada a algún sitio y segundos después un chillido de dolor lo alertó e hizo correr hacia la sala.

— ¿Ya no eres tan feroz, o sí maldito animal de mierda? —soltó con suficiencia Minho, sin dejar de mirar al sollozante animal en el suelo.

El tubo de metal seguía siendo empuñado por ambas manos pero el herido animal no pudo hacer nada por alejarse pese a los intentos que dio por ponerse en pie y alejarse del hombre que seguía avanzando a él con ese objeto en sus manos. Gimoteó suplicando ayuda y como si de un milagro se tratase, su amo apareció y empujó lejos al cruel sujetó que había lastimado su cuerpo antes.

— ¡Aléjate de Jiāo Táng! —advirtió el rabioso rubio.

Un golpe fuerte se dejó oír en la habitación y cada figura de cristal, que adornaba el gran mueble de madera al centro de la sala, tembló luego de que el cuerpo de Minho impactará contra él. Un bajó gruñido escapó de los labios del mayor antes de que volviera a empuñar fuertemente el tubo de metal e intentara golpear al menor con dicho objeto.

Un bonito jarrón blanco terminó hecho trizas luego de que fuera el blanco alcanzado por Minho. Una mirada feroz le fue enviada del menor hacia él y una vez más su interminable guerra se reanudó.

***

¿Le habría molestado su pregunta?

Se cuestionó Luhan a sí mismo luego de que Sehun se hubiera marchado. Porque desde su punto de vista su pregunta no había sido algo con el objeto de ofender al rubio y sin embargo él realmente había lúcido muy molesto con el tema.

«  Fue algo que simplemente me dio igual y que no desee realmente… »

— Pero que imbécil eres Luhan —se recriminó a sí mismo luego de recordar aquella línea dicha por el rubio.

Era entonces que todo tenía sentido y también resultaba realmente obvio que aquello había sido un tema sumamente incómodo para el otro, porque Sehun no había querido nada de lo que había pasado con aquella mujer y aun así se había visto obligado a hacerlo muy en contra de sus propios deseos.

Rápidamente la culpa comenzó a atormentarlo y en un gesto nervioso comenzó a morderse las uñas, notó entonces que Sehun había olvidado ahí su sudadera favorita y no dudó en tomarla para así tener un pretexto para ir a verlo y disculparse con él de paso.

Bajó de a dos las escaleras que daban al primer piso de su casa y prácticamente corrió hacia la puerta, abriéndola de golpe únicamente para toparse de frente con la expresión sorprendida de Cherry la cual tenía la mano elevada en el aire seguramente con la antigua intención de tocar el timbre.

Le dirigió una linda sonrisa a su amiga y sin decir nada más, la tomó de la mano y la llevó con él hacia la casa vecina. Ella no demoró mucho en sonreír también pero con algo de timidez y comenzó a juguetear con sus dedos cuando él llamó a la puerta de la residencia de los Oh.

Los minutos comenzaron a transcurrir y nadie atendía a su llamado luego de tres intentos más. Ambos chicos se miraron entre sí completamente extrañados pero Luhan fue el único que se animó a poner su oído sobre la puerta en intentó de escuchar algo que proviniera del interior.

Un fuerte estrenado y los ladridos insistentes de la mascota de Sehun fue lo que escuchó y supuso lo peor. Su memoria apenas le dio una borrosa imagen del lugar en donde Sehun solía ocultar la llave de repuesto de su casa de cuando eran niños y sus ansiosas manos comenzaron en segundos a revolver la tierra de aquella maseta sin planta alguna en ella.

Sentía el corazón a punto de salírsele por la boca mientras que peleaba por poder insertar la llave en la jodida cerradura y cuando por fin pudo hacerlo no se detuvo ante nada y empujó la puerta, corriendo al interior con el alma en un hilo entre más se acercaba al lugar de donde provenía todo el ruido.

Algo hizo click en su interior en cuando vio a Sehun aturdido en el suelo y a Minho de frente a él con un tubo metálico elevado por sobre su cabeza. No registró bien el momento pero sabía que había atravesados la habitación y empujado lejos a Minho.

— ¡No! —gritó rabioso al estar frente a frente con el mayor.

La acción dejó a Minho pasmado, haciéndolo retroceder un par de pasos mientras sus ojos se mantenían fijos en los dos centelleantes orbes avellana del pequeño castaño.

— Pero qué demo…

— ¡Aléjate! ¡Aléjate de él o te mataré! —amenazó ferozmente.

Un rugido salió de los labios de Minho ante el atrevimiento del menor, sus manos se estiraron hacia él en un intento de alcanzarlo pero nunca pudo hacerlo ya que su muñeca fue atrapada por su hermano menor del cual recibía una mirada mortal.

— ¡Luhan! —llamó la angustiada voz femenina y antes de darse cuenta, el castaño ya se encontraba en los brazos de su madre—. ¿Te encuentras bien?, ¿te hizo daño? —interrogó preocupada.

— Yo…

— Sehun, suéltalo —decía el padre de Luhan—. Ya estamos aquí, no sigas, no vale la pena.

Sin embargo y pese a sus palabras el menor no liberaba la muñeca ajena y el espacio a su alrededor se sentía cada vez más hostil. Ellos eran una bomba de tiempo esperando a ser detonada y ninguno daba señales de querer retroceder.

Luhan llevó sus ojos entonces hacia Sehun y pudo ver en sus oscuros orbes todo el odio que no había visto en nadie nunca en su vida, había en ellos una promesa de algo que no pudo identificar y aun así le provocó un escalofrío. Era como ver a un animal salvaje con la mirada fija en la presa a la cual estaba listo para darle muerte y eso lo angustió.

— Vamos Sehun, deléjalo ir —pidió Zhao—. Saquemos a tu mascota de aquí, está herido —dijo en un intento de disuadirlo.

— No hubieras podido protegerlo —escupió con burla Minho, su mira desafiante clavada en el menor y una sonrisa maliciosa pintada en sus labios.

Un gruñido quedo escapó de los labios del rubio y únicamente fue así que Luhan pudo reaccionar y hacer algo. Su mano avanzó hasta donde se hallaba la de Sehun y se posó suavemente sobre ella, obteniendo su inmediata atención.

— Vámonos —pidió suavemente.

Los ojos del rubio se clavaron entonces en los ajenos y poco a poco todo lo negativo se fue disipando, devolviéndole ese peculiar brillo que poseían sus ojos. Un simple asentimiento por parte del más alto fue lo que siguió y lentamente su mano fue deshaciendo el agarre que mantenía en la muñeca de su hermano mayor.

El pelinegro frunció el ceño al ver aquello y fue su turno de tratar de aprisionar a su hermano menor, porque simplemente no lo dejaría así como así. Sin embargo, sus intentos fueron inútiles y antes de poder sujetar la mano del menor, una pequeña y suave mano tomó la suya.

—Ni se te ocurra pequeña alimaña —advirtió ferozmente la señora Wu para luego empujar lejos la mano de Minho.

Su ceño fruncido se acentuó todavía más al ver la mirada que las familia china le dirigía, todos trasmitiéndole la silenciosa advertencia de que ellos no iban a quedarse con los brazos cruzados si él llegaba a tocar a Sehun; él no era estúpido y sabía bien que había perdido, por lo que lo único que le quedó fue darle una mirada de advertencia a su hermano menor y salir de ahí en silencio.

Sehun parpadeó un par de veces algo incrédulo con aquella situación porque no sólo Luhan había corrido a defenderlo como cuando niños sino que toda su familia estaba ahí dando la cara por él y aun cuando sabía que Minho se iba a cobrar eso, él no podía sentirse más dichoso en ese instante. Un gemido de dolor lo hizo despertar de su mundo de fantasía y sintió su corazón apretarse cuando vio a su querido amigo en el suelo, con la mirada suplicante y su hocico fruncido en un gesto de puro dolor.

— Jiāo Táng —llamó alarmado y se apresuró hacia donde él estaba, ignorando la expresión sorprendida de Luhan luego de escuchar el nombre de su mascota—. Tranquilo chico, todo irá bien, ya lo sabes. Tú eres casi inmortal —dijo al tiempo que lo alzaba en sus brazos y caminaba a toda prisa a la puerta.

— Papá —llamó Luhan e inmediatamente ambos salieron tras Sehun.

Luhan tomó la delantera y salió primero de la residencia de los Oh, Cherry aún aguardaba a fuera y al ver su expresión preocupada Luhan sólo pudo decirle que fuera con su madre y que aguardará ahí. Abrió la puerta trasera del auto de su padre y ayudó a Sehun a abordar y acomodar al herido canino.

Su padre los siguió casi inmediatamente y pronto el auto avanzaba con destino al veterinario que había a un par de calles de ahí. Luhan, quien había ocupado el asiento del copiloto, no hacía otra cosa más que mirar a través del espejo retrovisor a Sehun y a Jiāo Táng.

— Ya casi estamos ahí, vas a recuperarte igual que siempre —aseguró el rubio.

Un débil sonido fue emitido por el debilitado animal y seguidamente su cabeza se recargó sobre el regazo de su amo, dejando ir un gran suspiro. La preocupación y temor se reflejaba claramente en los oscuros ojos del rubio y su mano temblaba levemente mientras acariciaba la cabeza del valiente perro que se esforzaba mucho para no cerrar los ojos.

— Estará bien —murmuró inconscientemente Luhan. Sus ojos se toparon con los de Sehun y sus pulmones dejaron de funcionar ante la desolada imagen del rubio—. Vamos a salir de esta, Hunnie —prometió.

Él asintió sin dudar y volvió a dirigir su mirada a Jiāo Táng. Cuando el auto por fin se detuvo Luhan tomó nuevamente la delantera y saltó del interior para ir a abrir la puerta trasera del vehículo, permitiéndole a Sehun salir con su mascota aún en brazos. Entraron apresurados al modesto local y en cuanto el veterinario los vio, corrió a socorrerlos, llevándose con él a Jiāo Táng y pidiéndoles esperar ahí.

El rubio no despegó su mirada de la puerta por la cual el veterinario había desaparecido y no fue hasta que sintió la mano de Luhan sobre su hombro que recordó que él continuaba ahí. Una sonrisa pequeña y dulce le fue dirigida y se moría de ganas por abrazarlo pero era un cobarde y le daba pavor recibir un rechazo de parte del castaño.

— Estará bien —repitió una vez más—, si pudo con lo de antes esto para él no será nada —afirmó.

— Tienes razón —sonrió lo mejor que pudo—. Gracias por estar aquí.

— No hay problema, para eso están los amigos —dijo sonriente.

Y a pesar de lo amarga que le resultó la palabra ‘amigos’, no podía negar que también se sentía afortunado y muy feliz, porque aunque ya nada era lo mismo entre los dos, a Sehun por lo menos le resultaba una bendición el hecho de poder tenerlo cerca.

— También lamento haberte hecho aquella pregunta antes —susurró el muy sonrojado castaño.

— Ah, sí… —murmuró incomodo—, no importa ya —le restó importancia aunque la realidad es que quería estrangularlo por volver al mismo tema.

— De cualquier forma yo… no debí preguntar de todas formas, es decir, eso incomodaría a cualquiera pero, yo… era tan sólo que quería que volviéramos a tener la misma confianza de antes y… pensé, yo pensé que al preguntarte cosas así nosotros volveríamos a tenernos toda la confianza que nos teníamos antes —confesó tímidamente.

Un mini infarto seguido de cuatro más fue lo que Sehun supuso experimentó luego de escuchar aquella confesión, su garganta se secó tanto como debía estar el desierto del Sáhara y tuvo que desviar la mirada y aferrarse con uñas y dientes a la cordura que lo detenía de lanzarse sobre Luhan y meterle mano por todas partes.

— Sí sólo era eso debiste decirme —musitó sin mirarlo.

— Sí, bueno… —murmuró, sintiéndose enrojecer hasta las orejas—, eso no es tan fácil, ¿sabes? —farfulló como un niño pequeño.

Una sonrisa curveó los labios del rubio debido al puchero que Luhan había formado inconscientemente y pronto una idea vino a su cabeza.

— Oye —llamó, captando su atención de inmediato—, ¿qué harás mañana?

— ¿Mañana?

— Sí —asintió—, es sábado y pensé que tal vez quieras acompañarme a un lugar.

— ¿A dónde?

— Al estudio de Lay hyung —respondió—. Quiero hacerme una nueva perforación y sería genial si me acompañas —dijo sonriente.

— ¿Te harás una nueva perforación? ¿En dónde? —preguntó asombrado.

— En la lengua.

Los ojos de Luhan se ampliaron cómicamente haciéndolo sonreír aún más ampliamente. Sin estar seguro si era por lo lindo que él lucia de esa forma o si se debía a la emoción que aún sentía por sus antiguas palabras.

— ¿Me acompañarás, entonces? —preguntó.

— ¡Claro! —exclamó efusivamente, cubriéndose la boca segundos después al percatarse de su exceso de emoción.

— Perfecto, te veré mañana a las nueve en tu casa —indicó.

— Bien —murmuró aun bastante sonrojado.

No pasó mucho, tras su pequeña charla, para que el veterinario saliera para darles informes sobre el estado Jiāo Táng, consiguiendo así que Sehun dejará ir todo el aire que había estado reteniendo durante todo ese tiempo ya que afortunadamente lo único que su perro tenía era una fractura en una de sus patas delanteras.

— Es un perro muy valiente y fuerte, lo único que va a necesitar es reposo durante un tiempo —explicó amablemente el veterinario.

— Genial, ¿puedo llevármelo ya o tiene que quedarse aquí? —preguntó algo más tranquilo—. Lo que sucede es que él realmente odia estar en lugares y con personas que no conoce, por eso quiero saber si puede venir a casa conmigo —explicó.

— No hay problema alguno si quieres llevártelo —aseguró.

— Bien, ¿dónde puedo pagar la cuenta? —preguntó, recibiendo una sonrisa y asentimiento de parte del profesional que seguidamente señaló hacia el mostrador y la chica tras él.

Sehun asintió de vuelta y caminó hacia allí seguido de Luhan, no demoró mucho en hacer todo el papeleo y un rato más tarde ya se encontraba dentro de la habitación donde su dóberman aguardaba por él. La emoción brilló en los ojos de Jiāo Táng en cuanto cruzaron la puerta, sin embargo, Sehun no sabía si le emocionaba verlo a él o a Luhan, quién tan sólo entrar había corrido hacia el gran animal y había comenzado a acariciarlo.

— ¿Fuiste bueno? ¿Fuiste bueno? —preguntaba Luhan con voz melosa—. Claro que fuiste bueno, ¿no es así?

El emocionado perro ladró en respuesta y Sehun únicamente pudo rodar los ojos ligeramente divertido con la situación; porque se suponía que ese perro odiaba ese tipo de cosas pero estaba ahí sumamente feliz con los mimos que Luhan estaba dándole.

Claro que Luhan era realmente lindo y cualquiera estaría más que dispuesto a recibir ese trato de su parte, incluso él y… ¡joder!, estaba tan celoso de su mascota en ese momento.

— Bien, hora de irnos —anunció, haciendo a Luhan a un lado y cargando una vez más a su rebelde mascota que incluso se tomó el atrevimiento de gruñirle.

Le dio una mala mirada al grosero animal y este únicamente lo ignoró al desviar su mirada a otro sitio. Los tres salieron sin más contratiempos y se reunieron pronto con el señor Wu y una vez más Sehun y su perro ocuparon los asientos traseros, sin embargo, en esa ocasión un lindo castaño se les unió.

— Le pusiste el nombre que te sugerí —comentó Luhan en algún momento del viaje, rompiendo el silencio que habían mantenido.

— ¿Eh?

— Jiāo Táng —dijo suavemente—, ese fue el nombre que te dije aquella noche cuando lo llevaste a casa —explicó.

Sehun sintió todos los colores subírsele al rostro pero afortunadamente había mantenido el rostro ocultó de Luhan por el hecho de parecer más concentrado en la ventanilla y el camino que seguían. Abrió la boca y la cerró sin saber que decir debido a la estúpida timidez que repentinamente se había apoderado de él.

— Sí, bueno —murmuró—, lo que pasa es que me daba pereza pensar por mí mismo y  ya me habías ahorrado eso, así que… me aproveche de ello —dijo, dirigiendo su mirada a Luhan y sonriéndole.

El castaño se echó a reír con ganas antes de darle un golpe muy leve en el brazo y fue ese el inicio de una charla que duró varios minutos entre miradas divertidas del padre de Luhan y caricias sutiles hacia Jiāo Táng.

— Bueno niños —llamó entonces el señor Wu—, llegamos.

Ambos menores asintieron y en esa ocasión Sehun contó con la ayuda de Luhan para bajar a su mascota del auto y una vez fuera del vehículo una punzada de preocupación le borró la sonrisa que había tenido segundos atrás, cosa que Luhan no demoró mucho en notar.

— ¿Qué sucede? —preguntó desconcertado.

— Es que sucede que me acabo de dar cuenta que tal vez por el momento mi casa no sea un lugar seguro para Jiāo Táng —respondió seriamente.

— ¿Por qué? —inquirió confuso.

— Porque en este estado él no será capaz de defenderse y nadie en ese lugar lo quiere ahí y… podrían hacerle cualquier cosa —explicó con el ceño fruncido.

El ceño del castaño se frunció también y entonces una idea llegó a su cabeza como la solución perfecta que además lo iba a ayudar a ser más cercano a Sehun, deseaba desesperadamente esa relación que el rubio mantenía con Kyung Min y era por ello que sentía que debía demostrarle que podía confiar en él tanto o más que en Min.

— Jiāo Táng puede quedarse conmigo hasta que se recupere —propuso.

— ¿Lo dices en serio?

— Sí –asintió de forma inmediata—. Yo puedo cuidarlo y él también parece aceptarme bien —dijo tranquilamente—, no debes preocuparte que yo puedo hacerme cargo e incluso también tú puedes quedarte con nosotros las veces que quieras mientras él se recupera —propuso.

Sehun no dijo nada y lo miró atentamente durante varios minutos. Luhan tuvo que desviar la mirada en el último segundo debido a lo expuesto que la mirada ajena lo hacía sentir y no recordaba haberse sentido así de nervioso luego de habérsele declarado a Seohyun.

— De acuerdo, te tomaré la palabra  —respondió por fin el rubio.

Luhan llevó su mirada rápidamente hacia él y asintió antes de correr a la puerta de su casa y abrirla para ambos, el señor Wu los seguía de cerca, riendo ligeramente. Lo primero que vieron al entrar fue la sonrisa cariñosa de la madre del castaño y sus hermanos también estaban ahí, dándole la bienvenida como lo habían hecho años atrás.

Aquello para él resultó agradablemente nostálgico y especial ya que, aunque ya había entrado antes al hogar de Luhan luego de que se arreglaran sus problemas, en todo ese tiempo él nunca se había encontrado con toda su familia, sólo un par de veces con la señora Wu pero ella siempre estaba visitándolo mucho antes.

— Bienvenido a casa, HunHun —dijo dulcemente la señora Wu.

Una sonrisa se dibujó en sus labios y un sentimiento demasiado cálido y agradable se instaló en su pecho, la sensación de volver al lugar al que pertenecía estaba presente en cada rincón a su alrededor y en el momento en que Luhan le dedicó la más bonita de sus sonrisas, sintió que una vez más todo en su vida podía mejorar.

— Vamos, tenemos que poner cómodo a Jiāo Táng —indicó Luhan y él no pudo hacer algo diferente a asentir como un idiota.

Lo siguió a su habitación como de una mascota siguiendo a su amo se tratara y su aturdimiento no lo abandonó desde ahí, sin embargo, fueron las horas más maravillosas que había pasado desde la última vez que habían estado de esa forma.

Lo escuchó reír más de una vez y su risa seguía pareciéndose la más bonita de todas, también charlaron de todo y nada; era como volver a conocerlo, descubriendo cada nuevo detalle y gesto que había adquirido con el pasar de los años para darse cuenta al final que seguía pareciéndole tan hermoso como cuando eran niños.

Luhan, en el fondo, seguía siendo el mismo dulce chico de antes, sus bonitos ojos se iluminaban de la misma forma cuando veía algo que le gustaba, su risa tenía el mismo sonido, todavía hacía pucheros de forma inconsciente al sentirse disgustado y se avergonzaba tan fácil como cuando era el tímido pequeño que lo invitaba a jugar todas la tardes cuando aún estaban en primaria.

Claro que había también cosas nuevas como el hecho de que había adquirido el hábito de golpear a las personas cuando se reía con ganas, se mordía los labios cuando se ponía nervioso y aunque era un gran cobarde igual estaba mirando aquella película de terror que en realidad había sido sugerencia suya en primer lugar; Sehun no podía estar más divertido, y fascinado, con toda esa situación.

Sehun simplemente no podía dejar de observarlo mientras se cubría el rostro con la almohada y daba saltitos de sorpresa cada vez que el fantasma de la película aparecía y al final no pudo contener la risa cuando el castaño dejó ir un grito muy poco masculino ante la repentina aparición del fantasma.

— ¡Ya! —chilló con el rostro completamente rojo—. Deja de reírte —exigió avergonzado.

— Lo siento pero… ¿por qué pediste que viéramos esta película si te da miedo? —preguntó entre risas.

— No me da miedo —farfulló infantil menor, cruzándose de brazos en el proceso.

— Has gritado ya como siete veces —señaló divertido.

— No es cierto —afirmó totalmente rojo debido a la vergüenza.

— Sabes que sí —rió.

Luhan masculló un par de malas palabras dirigidas hacia él antes de desviar la mirada y comenzar a morderse los labios en un nervioso gesto que le hizo saber a Sehun que él le quería preguntar o decir alguna cosa.

— ¿Dónde estuviste todo este tiempo? —preguntó con un tímido murmullo.

— Wow, cambio radical de tema —bromeó—. ¿Para qué quieres saber? —preguntó desconcertado.

— Para entender por qué razón nunca te hallé por mucho que salí a buscarte —murmuró con la mirada clavada en el suelo.

Sehun se quedó sin habla entonces y se vio en la necesidad de desviar su mirada para así no sentirse el peor de los bastardos por haber hecho pasar por eso a la persona que más atesoraba en su vida. No dijo nada más, no se atrevía y debido a su cobardía se mantuvo completamente callado lo que restó de la película.

 Sin embargo, no pudo dejar de darle vueltas al asunto y finalmente terminó por dar un largo suspiro antes de atreverse a hablar por fin.

— No me encontraste porque no estaba aquí, estaba en un internado militar —confesó.

Luhan no dijo nada y él decidió continuar.

— Fue la condición que me puso ella y tuve que hacerlo aunque no quería, yo ni siquiera puedo recordar lo mucho que la maldije por hacerme aquello pero al final igual me marché —dijo con un murmullo—. No sé, supongo que su objetivo era que sufriera mucho y al principio yo mismo pensé que sería horrible pero al final no fue así. Mi tío resultó ser un gran hombre, ¿sabes?

Sus labios esbozaron una sonrisa al recordar aquel día en el que subió al autobús que de lo llevaría lejos, ese día no pudo contener las lágrimas y llegó a pensar que el militar haría lo mismo que su padre le hacía cuando este lo vio llorar pero no fue así de ninguna forma.

«  Tranquilo Sehun, estás salvo ahora... »

Esas palabras y un abrazo protector fue lo que realmente tuvo y no paró ahí, ese hombre se convirtió para él en un guardián y figura paterna, le enseñó miles de cosas y lo adiestro para superar  a cualquier obstáculo; lo entrenó para sobrevivir y Sehun lo admiraba hasta el punto de aspirar a ser alguien como él.

— Él siempre me ayudó y apoyó en todo, llegando incluso al punto de jugarse su puesto por mí, y la academia tampoco fue tan mala e hice varios buenos amigos, sin embargo, ese no era mi hogar y tenía que volver.

« Quédate, yo pediré tu custodia y te daré la vida que esos hijos de perra te van a negar… »

— Mi tío incluso me pidió demasiadas veces que me quedara y siempre me recalcaba el hecho de que aquí mi vida sería una mierda pero ni siquiera de esa forma pudo convencerme y no tuvo más opción que apoyarme y facilitarme las cosas para que yo volviera aquí luego de finalizar mi primer año de secundaria —relató—. Y debo confesar que en realidad estuve demasiado tentado a quedarme ahí pero…

Pauso únicamenter03; para tomar valor y deshacerse del nudo en sus entrañas que le impedía hablar.

— Tú no estabas ahí —confesó con un susurró—, porque tal vez tú no vayas a creerme pero en realidad no había ni un solo día en el que yo no te tuviera presente en mis pensamientos —musitó—. Durante todo este tiempo yo nunca dejé de recriminarme todo lo que te hice y mi único deseo era el de volver para decirte lo arrepentido que estaba y cuando por fin lo hice, yo… yo no tuve el valor para acercarme y simplemente decidí mirarte desde lejos pero en realidad no sabía que más hacer y tú parecías odiarme tanto que yo no supe cómo…

Fue hasta entonces que Sehun se tomó la molestia de girarse hacia Luhan únicamente para descubrir que el castaño estaba profundamente dormido y que en realidad no había escuchado nada de su elaborado discurso. Suspirar con pesadez fue todo lo que pudo hacer y se levantó de la cama para así poder acomodar mejor el cuerpo del castaño y cubrirlo con las mantas.

Se sentía decepcionado de alguna forma, sin embargo eso no fue impedimento alguno para que terminara sonriendo al ver los adorables y graciosos gestos que Luhan hacía al dormir, tuvo incluso el valor de acercar su diestra al rostro ajeno y acariciar levemente su bonito rostro, sintiéndose derretir cuando él presionó más su mejilla contra su mano.

El ritmo cardíaco se le disparó en segundos y antes de poder pensar con claridad, su rostro ya se hallaba a casi inexistentes centímetros del de Luhan. Tragó con dificultad y se obligó a prestarle atención a las órdenes que su cerebro y sentido común le daban acerca de alejarse del castaño y aun así, no pudo con la tentación y cortó la distancia, presionando sus labios contra los dulces labios impropios.

Probó de sus labios el delicioso sabor del caramelo de cereza que minutos atrás se había comido y cuando más perdido se hallaba, un quedó quejido lo devolvió a la realidad y lo hizo alejarse de golpe de la vulnerable figura de Luhan, quién sólo hizo una mueca y dio vuelta sobre la cama. Su respiración estaba agitada y una desagradable sensación le oprimió el pecho ante el peso de sus acciones además del remordimiento que su excitación le provocaba.

Se sintió como el peor de los hombres, tomó su sudadera además del poco autocontrol que le quedaba y se apresuró a salir de ahí antes de hacerle algo peor a su inocente Luhan. Permaneció con la frente recargada en la puerta un poco más de lo necesario y cuando finalmente se dio la media vuelta para salir de ahí, su corazón se paralizó y un sudor frío comenzó a recorrerle la espalda ante la sonrisa maliciosa que tenía frente a sus ojos.

— Sé lo que hiciste —dijo maliciosamente la joven de largo cabello negro.

Un escalofrío viajo por todas las terminaciones nerviosas de su sistema cuando la sonrisa de YanYan se ensanchó y le hizo un ademán con la mano, indicándole que debía seguirla y lo hizo, parecía un cachorro regañado yendo tras su amo y sería un mentiroso si no admitiera el pavor que sintió cuando ella abrió la puerta de su habitación y le indicó entrar con un movimiento de cabeza.

Ingresó a la habitación con temor y apenas pudo contener el grito que casi se le escapó cuando se topó de frente con el cuerpo de plástico de una muñeca blanca, sin ojos, con los labios cosidos y un corte que iba desde el agujero donde debía estar su ojo izquierdo hasta su cabeza, perdiéndose en su largo y enmarañado cabello negro. YanYan en cambio únicamente pudo reírse luego de verlo dar un salto de sorpresa y tragarse el grito de terror que casi suelta al ver al a la muñeca.

— ¡Joder! —exclamó por el susto—. ¿Qué carajos es eso? —preguntó, señalando a la muñeca.

—No es obvio —respondió divertida la extraña chica—, es mi muñeca Rin, la viste antes cuando niños —explicó.

— Pues hasta donde yo recuerdo era más bonita —masculló.

— ¡Pero qué dices! —exclamó—. Ella es hermosa, es arte ahora —aseguró con orgullo.

Sehun la miró como si estuviera loca y tal vez lo estaba pero él no quiso averiguarlo, lo único que él quería era saber qué era lo que debía hacer para así conseguir que ella se quedara callada respecto al hecho de que casi había abusado de Luhan mientras dormía.

— Como sea —bufó—, ¿qué quieres a cambio de tu silencio? —cuestionó sin más rodeos.

Una sonrisa enigmática se dibujó en sus pequeños labios rojos y el miedo no tardó en hacer presente, ella comenzó a acercarse y él no dudó en retroceder hasta que sus piernas chocaron con la cama y terminó sentado sobre ella, con la pequeña chica frente a él, mirándolo tan fijamente que lo hacía sentir como un niño pequeño ante la mirada reprobatoria de su madre.

— Quítate la chaqueta de la escuela y lo que sea que uses bajo ella también —ordenó.

Los ojos de Sehun se abrieron desmesuradamente, su boca se abría y cerraba pero nada salía de ella mientras su vista se mantenía fija en la chica de negro cabello.

— ¿Q-qué? —consiguió balbucear.

—Ya me oíste —dijo con simpleza.

— No… YanYan noona, yo no puedo… tú… Luhan… tu familia… yo no…

— No hay nadie en casa, no hay problema con eso, así que date prisa y haz lo que digo —exigió.

— Pe-pero…

— ¿Qué prefieres? —cuestionó ya fastidiada—. ¿Ser bueno y obedecer a noona o… qué Xiǎolù se entere de lo que hiciste? —soltó con malicia.

Los puños de Sehun se apretaron con fuerza y todo su cuerpo se puso rígido, se puso lentamente de pie dándose cuenta entonces que era varios centímetros más alto que ella y aun así procedió a dejar su sudadera en la cama, retirando después su saco escolar, dejándola caer por sus hombros y liberando sus brazos para ponerlo sobre la cama al igual que su sudadera.

Ella sonrió más ampliamente y él sabía que era debido a la visión de sus tatuajes pero no hizo comentario alguno y siguió observado atenta hasta que su camiseta terminó en el mismo lugar que las primeras dos prendas.

— ¿Xiǎolù no ha visto eso, cierto? –señaló sus tatuajes—.Supongo que no debido a que siempre estás usando esa ridícula sudadera o traes la chaqueta del uniforme –comentó divertida.

— Eso no te incumbe –gruñó—. ¿Ahora qué hago? —preguntó entre dientes; él simplemente no quería hacer eso.

Las delicadas y pequeñas manos se posaron sobre sus desnudos hombros y él sintió su estómago revolverse ante la idea de lo que estaba por suceder, ella presionó sus hombros y él solamente se dejó hacer, terminando una vez en más sentado en la cama y con la mirada fija en el suelo de la habitación.

Esperó durante varios minutos luego de que ella retirara sus manos y cuando nada sucedió, él elevó la vista sólo para hallarla sentada sobre la silla azul de su escritorio y con un blog de dibujo y lápiz sobre sus manos. Parpadeó desconcertado, ganándose una mirada burlona de parte de la extraña chica.

— ¿Qué? —habló con voz burlesca—. ¿Pensaste acaso que iba a violarte o algo así? —se mofó, causando el rubor del menor.

— Me pediste desvestirme —argumentó el abochornado rubio.

— Eso no significa nada, yo únicamente tenía algo en mente desde hace un tiempo y resulta que tú tienes la constitución adecuada para ser mi modelo y, en todo caso, yo no me enredaría contigo —afirmó, sin dejar de pasar el grafito por la blanca hoja de papel.

— ¿Debo tomar eso como una ofensa? —preguntó algo ya más relajado.

— Tómalo como quieras —se encogió de hombros mientras miraba fijamente algo en el blog y fruncía el ceño—. A lo que yo me refería es que no soy una idiota y conozco bien tus antecedentes además de que sé que aun cuando yo tuviera la intención de querer algo contigo, tú no me tocarías ni un cabello —explicó tranquilamente mientras volvía a comenzar con los trazos.

— ¿Qué te hace estar tan segura? —inquirió con una sonrisa ladina—. Eres extraña pero linda.

— Y también soy la hermana mayor de Luhan y te cortarías el pene antes de hacer una vez más algo que lo hiciera o molestara —sonrió mordaz.

El ceño del rubio se frunció pero no trató de defenderse de ninguna forma y únicamente se quedó ahí muy quieto mientras YanYan trabajaba. Al final no estuvo muy seguro de cuánto tiempo pasó antes de que ella finalmente sonriera ampliamente y elevará el cuaderno muy en alto para admirar su obra.

— ¿Está terminada? —preguntó curioso.

— Síp, ¿quieres verla? —Sehun asintió y ella rápidamente le dio la vuelta, haciéndolo fruncir el ceño.

Y no, no era que fuera un feo dibujo sino que simplemente él no comprendía cómo era qué había pasado lo que él sintió como millones de horas sentado como un imbécil cuando ese dibujo era todo menos un retrato suyo.

— ¿Qué rayos?, ¿qué no se supone que estabas dibujándome a mí? —preguntó ofendido.

—Eres tú, o bueno, son tus ojos. ¿Lo ves? —señaló la parte central de la imagen.

— Esos ni siquiera se parecen a mis ojos —bufó molesto.

— ¿A no? —inquirió confusa, mirando con atención su dibujo.

— ¡No! —exclamó molesto y comenzó a vestirse—. Por lo menos espero que con esto te abstengan de abrir la boca —farfulló.

— ¿Eh?

— No te hagas la desentendida.

— Mmm…, supongo que esta debe ser la parte en la que te confieso que en realidad no vi nada pero tú estabas actuando todo raro y en realidad fuste tú solito quién admitió que había hecho algo —comentó tranquilamente.

— ¡Argh, eres odiosa! —soltó exasperado y se apresuró hacia la puerta para largarse cuanto antes.

— Sin embargo, yo sí he querido hacerte una pregunta desde hace un buen rato —dijo, frenando la salida del menor que únicamente se mantuvo de pie frente a la puerta.

Un pesado silencio inundó la habitación mientras YanYan únicamente se limitaba a apreciar su dibujo en completo silencio hasta finalmente suspirar.

— ¿Hasta cuándo planeas dejar que el siga jugando con esa chica a la parejita perfecta? —soltó finalmente ella.

— No sé de que hables —respondió seriamente.

— Oh, vamos —resopló—. Conmigo no tienes que fingir nada que sé desde un principio lo que sientes por Luhan, lo supe desde que éramos niños, ambos se pertenecen y deberías hacer algo al respecto.

— Vaya, sí que eres rara —rió ligeramente al tiempo que negaba con la cabeza.

— ¿Entonces realmente estás dispuesto a dejar que lo dañen? —preguntó, sonriendo levemente al verlo tensarse—. Yo no conozco bien a esa chica, únicamente la he visto un par de veces desde lejos y aun así sé que ella va a romperle el corazón, así que te pregunto… ¿realmente permitirás que Luhan pase por eso únicamente por temor? —cuestionó seriamente.

— No sé de qué rayos hables, estás loca —masculló, abriendo la puerta para irse.

— De acuerdo —habló nuevamente, deteniendo lo antes de que saliera—, pero si en algún momento dejas de ser tan estúpido recuerda que yo estoy de tu lado.

El rubio no respondió a eso y no siguió escuchando más, simplemente se fue de ahí directamente hacia el hogar de la única persona capaz de ayudarlo; su mejor amigo y confidente, Lay.

No necesitó más que un par de golpes en la puerta antes de que el chino le abriera y sin esperar invitación de adentró y se dejó caer en el sofá más grande seguido de él.

— Pasaré la noche aquí contigo —anunció y Lay no se molestó en decir nada porque igual el menor haría su voluntad.

Ambos padrón un par de minutos mirando la televisión, Sehun tratando de acomodar sus pensamientos y Lay esperando a que el menor le dijera cual era el problema que lo estaba atormentando, sin embargo, era obvio que él no se atrevería a hablar nunca así que tomó la decisión de tomar el asunto entre sus manos entonces.

— ¿Qué hiciste? —interrogó sin más.

— Ni idea de a que te refieres —se encogió de hombros despreocupadamente.

— Traes en toda la cara escrita la culpa, habla —ordenó.

El menor se quedó callado nada más.

— Sehun —advirtió.

— Yo… creo que estoy enloqueciendo —dijo finalmente.

— ¿Por qué? ¿Qué sucedió?

— Yo… ni quiera lo sé —bufó, cubriéndose el rostro con ambas manos—. Tan sólo perdí el control de mis pensamientos y aunque pude controlarme la primera vez, la segunda…

— Deja de darle tantas vueltas, ¿qué hiciste? —exigió saber.

— Lo besé mientras estaba dormido —admitió dejando sorprendido al otro—, y lo peor es que creo que de haber pasado un poco más de tiempo no hubiera podido detenerme y le habría hecho algo realmente horrible.

— ¡Joder! ¿En qué rayos pensabas, Sehun? —espetó el mayor.

— En nada, esa es la respuesta correcta.

— Bien, esto se te está saliendo de las manos y se está volviendo demasiado peligroso, tú no puedes volver a quedarte a solas con él —sentenció.

— Bien, eso será un problema —se rascó la nuca en un gesto nervioso—. Luhan quiere que volvamos a ser tan cercanos como cuando éramos niños e incluso vamos a salir mañana.

— ¡Mierda! —exclamó—. ¿Eres idiota acaso?, ¿cómo se te ocurre hacer eso sabiendo que tan mal estás?

— Ya lo sé, lo sé —se revolvió el cabello—. Sé que estoy jugando con fuego pero podré controlarme, además, voy a traerlo aquí a tu estudio, estrategia bien —prometió.

Lay lo miró con desconfianza un largo rato antes de asentir resignado y hacer prometer al menor de que haría lo posible por no volver a quedarse solos los dos en un lugar privado. Para la mañana siguiente Sehun se sentía tan estúpido como un chiquillo en su primera cita ya que no sólo le había tomado dos horas elegir su ropa sino que también sentía las manos sudándole mientras tocaba el timbre de los Wu. Estaba internamente rogando porque esta fuese abierta por cualquier menos Luhan pero una vez más su suerte le escupió en la cara y además casi se atragantó con el aire al verlo tan hermoso y tentador frente a él.

—Justo a tiempo, ya estoy listo —dijo sonriendo divinamente y provocando en Sehun un montón de cosquillas en su estómago y otras partes de su anatomía—. Entonces… ¿a dónde vamos?

Y fue en ese momento que se preguntó a sí mismo que tan malo sería decirle a Luhan que ya lo había pensado bien y que en lugar de ir a hacerse su perforación prefería llevarlo a conocer su cama.

¡Mierda, estaba más que jodido!

Notas finales:

Y llegamos al final de este cap.

Ojala que les haya gusta y de verdad muchas gracias por leer, y por la paciencia que me tiene, saben que las amo por eso.

Y bueno, eso es todo por mi parte, hasta la próxima y cuídense mucho por favor <3


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