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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hola mundo!!!

Espero que el capítulo de hoy les guste.

<3

Estaba exhausto al llegar a casa y aún tenía que ir a trabajar más tarde.


Era una mierda y a esas alturas esperaba que no se pusiera peor, aun cuando era totalmente consciente de que la probabilidad de que su día empeora era como de un 1000%, aunque en realidad no podía pensar en algo peor que lo sucedido con Luhan.


Porque todavía le molestaba lo sucedido con el tema del imbécil bastardo de Jackson y estaba totalmente seguro de que cuando Luhan se había acercado a él en la escuela era con la intención de arreglarlo, pero simplemente no había podido olvidarse de todo y fingir que nada pasaba. No iba a ceder tan fácil en esa ocasión.


— Llegamos —anunció al ver la puerta de ese lugar al que todavía llamaba hogar de alguna forma.


Chanyeol, que antes caminaba a su lado y que parecía completamente en su propio mundo, asintió.


Algo estaba sucediendo con su amigo, porque usualmente él no podía estar en silencio y en esa ocasión no había dicho absolutamente nada durante todo el trayecto. Tenía que ver con el niño Byun y no, no tenía que ser un genio para saber eso porque era tan simple como sumar dos más dos, además de ser una completa basura.


Debía hacer algo cuanto antes y era esa la principal razón de que lo hubiera invitado a su casa en primer lugar. Planeaba tener una larga charla con él tan pronto entraron a su hogar, sin embargo, no esperó que su madre fuera lo primero que encontraría al cruzar la puerta.


Ella se hallaba sentada en el sofá principal de la sala de estar, sosteniendo algo que él imaginó que era una taza de té. Se veía muy tranquila muy a pesar de la pelea que habían tenido esa mañana y Sehun sabía ya muy bien que nunca era una buena señal.


Sus ojos escanearon todo a su alrededor pero todo lucía tan impecable y en orden que cualquiera pensaría que ahí no podía haber algún error posible, sería tonto incluso considerarlo de ser cualquier otra persona, pero Sehun conocía como era su familia de primera mano y estaba completamente seguro de que ahí tenía que pasar algo pero él no podía verlo aún.


— ¿Sehun? —llamó confundido Chanyeol.


— ¿Qué hiciste? —preguntó el pelinegro entre dientes, con los ojos fijos en ella.


Ella lo miró de vuelta sin una sola emoción dibujada en su rostro y eso únicamente lo hacía todo mucho peor.


— No sé de qué me hables, hijo —respondió con calma.


— Jiāo Táng —murmuró  y corrió a su habitación en el preciso segundo que todas las piezas encajaron por fin.


La puerta chocó con fuerza contra la pared tras su intempestiva entrada pero ahí no estaba su dulce doberman ladrando ante su llegada ni agitando la cola en señal de alegría. Su corazón se hundió al darse cuenta de ello y aun a pesar de la obvia revelación, terminó revolviendo su habitación en busca de su mascota y sin embargo ahí no había señales de él.


Chanyeol ya estaba ahí en el pasillo para cuando salió de su habitación y corrió a la habitación de sus padres a pesar de saber que el resultado sería inútil, hallándola vacía como había imaginado en un principio.


La ansiedad comenzó a inundarlo mientras abría puerta por puerta todas las habitaciones de la casa y llamaba a su mascota en voz alta, pero él simplemente ya no estaba ahí. Chanyeol estaba tras él preguntando sin parar que era lo que estaba pasando y no dejó de seguirlo hasta que estuvieron de vuelta en la planta principal, donde lanzó su mirada llena de desprecio y rabia a su madre.


— ¡¿Dónde está?! ¡¿Qué le hiciste?! —gritó.


— ¡Sehun, no lo hagas! —intervino Chanyeol tan pronto lo vio ir hacia su madre.


Ella se había levantado tan pronto lo había visto acercarse a donde ella estaba, sus ojos llenos de miedo miraron en todas direcciones sin saber qué hacer ante lo que ella misma había provocado y dándole a Chanyeol una mirada que pedía que no soltara a Sehun.


— ¡Dime dónde está! —exigió fuera de sí.


— ¡Lo saque de la casa, él nunca debió estar aquí en primer lugar! ¡Era una molestia que no planeaba seguir manteniendo! —respondió ella con una voz entre asustada y enojada.


— ¡Es mío! ¡Nunca te pedí ni una mierda para mantenerlo!


— ¡Era una molestia!


— ¡Lo odias simplemente porque no soportas ver que algún otro ser vivo me tenga un poquito de afecto! ¡Te jode que tenga siquiera una mísera pizca de felicidad al vivir en esta puta casa!


Las palabras del más joven la dejaron pasmada, sus ojos pronto se cristalizaron y no pudo hacer más que abrir y cerrar la boca sin poder articular palabra alguna.


— Hijo…


— ¡Vete al diablo! ¡Nunca has sido mi madre, no te atrevas a usar esa palabra conmigo!


— ¡Sehun, es suficiente! —exclamó Chanyeol.


— ¡¿Pues adivina qué, maldita bruja?! ¡Tú tampoco eres nada para mí, nunca lo has sido y no puedo esperar para encontrar la forma de largarme lejos donde jamás puedas tocarme a mí y a todo lo que amo!


— ¡Sehun! —insistió Chanyeol al verla llorar.


Sehun se deshizo bruscamente de la sujeción del más alto y caminó a la puerta sin mirarla más.


— Ruega porque  Jiāo Táng aparezca sano y salvo —advirtió.


Estaba tan enfurecido mientras avanzaba, mirando en todas direcciones en espera de encontrar a su mascota.


— ¡Sehun, espera! —escuchó la agitada voz de Chanyeol tras él.


— No, debo encontrarlo —masculló entre dientes, en parte por la rabia de la pasada discusión y en parte por la impotencia de no haber estado ahí para Jiāo Táng.


— Lo sé, pero debemos parar y pensar con la cabeza fría —pidió.


— No hay tiempo, él me necesita.


— Eso lo sé, pero de esta forma no vamos a llegar a ningún lado.


— ¡Tú no lo entiendes! —exclamó, deteniéndose en seco—. ¡Jiāo Táng, no podrá hacerlo solo, me necesita! —soltó angustiado—. Yo le juré que nunca iba a permitir que nada malo le pasara porque a pesar de como se ve, él es noble y manso, lo harán pedazos en la calle y no puedo dejar que eso pase cuando prometí protegerlo y nunca permitir que nadie más lo hiriera. ¡Joder!, él ni siquiera estaba hecho para las estúpidas peleas y seguían haciendo que él peleara. —La frustración lo sobrepasaba y no tenía idea de por dónde comenzar a ir.


— Lo entiendo —dijo con calma Chanyeol, poniendo su mano en el hombro contrario—. Es por ello que debemos pensar bien las cosas. Vamos a buscar primero a los lugares que frecuentaban en lugar de buscar a ciegas —sugirió.


— Tienes razón —murmuró el pelinegro, un poco más tranquilo—. Gracias Yeol —le sonrió a medias.


— Ni lo menciones —devolvió el gesto—. Ahora vamos —animó, dándole un par de palmaditas en la espalda.


Sehun lo siguió, rezando internamente para encontrar pronto a su mascota.


***


« ¿Este tipo no va a cansarse? »


Se preguntó el joven, que seguía mirando su celular vibrar y moverse por la mesa que ocupaba. Había recibido ya cerca de nueve llamadas que no había respondido y el otro parecía no cansarse.


— ¿No planeas contestar, cariño? —le susurraron al oído, poniéndole la piel de gallina.


Se giró tan rápido para encarar al hombre a sus espaldas que se sintió algo mareado. Una sexy sonrisa ladina le fue mostrada y sus mejillas se calentaron levemente mientras se giraba en dirección a su móvil y fingía que el tipo no lo afectaba en lo más mínimo.


— Yo decido cuándo responder —farfulló infantilmente.


— Muy bien, es tu decisión, pero sin duda me pondré muy celoso si continúan llamando con esa insistencia —dijo, ocupando la silla frente a él.


Su sonrisa pícara seguía extendida y lo hizo fruncir el ceño mientras se giraba a mirar en otra dirección en el bar desierto a esas horas tan tempranas para un negocio como ese.


— Eres un estúpido, Kai —masculló molesto—. ¿No deberías estar haciendo otras cosas en lugar de estar aquí perdiendo el tiempo en todo caso? — bufó.


— Oye, más respeto para tu novio. Yo podría romper contigo —dijo divertido.


La expresión del menor se volvió un poema, se giró rápidamente para enfrentar al moreno y nuevamente el sonido de su móvil lo obligó a mirar hacia la mesa entre ellos.


— Jodete —farfulló.


— Hey, yo estoy dejando mis muchas tareas de lado para estar contigo. —Minseok alzó la vista, todo era realmente incomodo ahí—. Por ejemplo, yo en este momento debería estar vigilando al estúpido segundo al mando de Minho y también encontrando una forma para darle a tu caprichoso amo la relación con Luhan que tanto desea,


Minseok frunció el ceño tanto por la insinuación de él siendo la mascota de Baekhyun como por la mención del chico chino.


— Esa relación no va a funcionar —bufó.


— Es lo que yo digo, pero Baekhyun simplemente no escucha a nadie —suspiró fastidiado.


— Baekhyun no lo hará esta vez, está realmente encaprichado con ese chico y no se da cuenta que no hay oportunidad alguna cuando es obvio que los ojos del chino están en alguien más. Él simplemente parece obsesionado con su tonta idea cuando él mismo sabe que una vez que una persona ya tiene sentimientos por alguien más, ya sea consciente o inconscientemente, es imposible que los cambie —habló seriamente.


— Justo como te paso a ti conmigo, ¿cierto? —soltó con arrogancia.


El menor sintió su cara hervir y le envió una mirada fulminante al moreno, notando entonces como la mano del mayor se extendió hacia su móvil y en un movimiento sorprendentemente veloz, Minseok lo alcanzó primero para alejarlo del otro.


— Es Baekhyun, imbécil —dijo antes de contestar la llamada—. ¿Qué sucede Baekhyun?


¡Lo conseguí, Minnie! —chilló alegremente Baekhyun al otro lado. Minseok hizo una mueca, sus ojos seguían fijos en los de Kai, quien le sonreía seductoramente haciéndolo sonrojar.


El imbécil era tan irritante.


— ¿Supongo que este es el momento en el que yo pregunto a qué rayos te refieres? —resopló.


A lo que me sugeriste antes obviamente, bobo —bufó.


— Te he sugerido muchas cosas en estos días —le recordó.


Minseok no mentía en absoluto, le había sugerido un montón de cosas a su amigo; como que limpiará su habitación, que controlará a su jodido perro de mierda, dejar de ser tan estúpido, alejarse del imbécil llamado Chanyeol que seguramente solamente quería follar, que fuera menos escandaloso y la lista seguía por mucho.


¡Sobre Luhan, obviamente! —chilló fastidiado—. Finalmente encontré la forma de volvernos cercanos —anunció felizmente.


— ¿De verdad? —inquirió un tanto incrédulo.


¡Sí! —exclamó emocionado.


— ¿Estás seguro de esto? ¿De qué trata el plan de todos modos? —interrogó.


Es infalible, Min —afirmó—. Tienes que venir a casa para que te cuente.


— Mmmm, sobre eso... —miró a Kai que no le había quitado los ojos de encima ni un segundo.


El moreno seguía sonriéndole de esa maldita forma e incluso se atrevió a guiñarle coquetamente, poniéndolo de los nervios y consiguiendo que casi tirara su celular al suelo.


— Es-estoy algo ocupado —murmuró.


¿Ocupado? ¿En qué si hace horas que saliste de clases? —interrogó y Minseok casi podía verlo entrecerrando los ojos.


— Bue-bueno yo… —seguía mirando a Kai, mordiéndose el labio inferior en un gesto sexy e irritante.


Espera un minuto… —murmuró—. ¡Estás en una cita con Kai! —exclamó entusiasmado.


— ¡Po-por supuesto que no! —su rostro se volvió rojo y Kai se rió por lo bajo.


Oh, Minnie —dijo melosamente—, a mí no me engañas, te conozco perfectamente.


— Baekhyun, en serio que…


Tranquilo, te contare todo más tarde, así que continua con tu cita y diviértete mucho —dijo risueño—. Pórtate bien, ¿de acuerdo?


— ¡¿Acaso estás loco?! —chilló, pero nada tenía que ver con Baekhyun y sus tonterías sino más bien con el hecho de sentir una de las manos de Kai acariciar su muslo por debajo de la mesa del bar.


Escuchó a Baekhyun reírse y le envió una mirada fulminante a Kai que también lo hacía. Estaba perdiendo la paciencia y seguramente pronto iba a lanzarle algo al moreno en su estúpido, arrogante y atractivo rostro.


No veremos más tarde y ya podrás contarme todo. Diviértete mucho —le deseó y la llamada finalizó.


Minseok suspiró pesadamente antes de volver a mirar con molesta al moreno por ser un idiota total. El tipo lo hacía todo a propósito y ni siquiera intentaba disimularlo en absoluto, Minseok lo detestaba tanto por eso.


— No te molestes, cielo —sonrió coqueto—. De todas formas Baekhyun ya lo sabe, no hace falta ocultarnos —dijo con arrogancia.


— Eres un idiota —bufó.


— Y te encanto de esa forma, ¿no es verdad? —soltó burlón. Minseok le gruñó y estaba más que listo para darle un par de buenos golpes pero al final no fue necesario.


— Kai —advirtió alguien más.


Minseok se puso de pie de un solo salto, girandose en dirección del hombre que entraba a la habitación, tenía el ceño fruncido y solamente eso bastó para ensanchar la sonrisa estúpida de Kai, lo cual solamente lo empeoraba todo siempre.


— Oh, vamos —sonrió divertido—. Únicamente estoy pasando tiempo de calidad con mi enamorado —comentó risueño y Minseok sintió su piel erizarse.


— Tú… —gruñó, dejando incompleta su amenaza al final al ver al otro elevar su mano como pidiendo que guardara silencio.


— ¿Cuántas veces te he dicho que te mantengas lejos de Minseok? —masculló entre dientes el recién llegado.


— Mmmm…, no lo recuerdo con exactitud, pero voy a ahorrarte la molestia de advertirlo porque definitivamente no me voya alejar, es demasiado divertido meterse con tu novio —sonrió ladino.


El otro le gruñó a Kai, pero a Minseok ya hasta se le había olvidado que el idiota estaba ahí tan pronto había decidido poner toda su atención en el pelinegro que tenía poco de haber cruzado la puerta y ahora estaba ahí defendiendolo.


Él era un sueño para Minseok y sí, también estaba enamorado como un idiota del tipo.


Tan afectado estaba que únicamente basto una mirada del otro para hacer que su cuerpo entero se volviera de gelatina y su corazón se acelerara cual colegiala viendo a su amor platónico por primera vez y cuando le sonrió…


Dios, Minseok podría pagar un millón de dólares solamente por verlo sonreírle de esa forma por toda su vida.


— Ven aquí, pequeño —lo llamó y Minseok fue sin dudarlo siquiera.


La cara debía estarle brillando de color rojo mientras caminaba, no se atrevía ni a respirar mientras llegaba hasta donde él estaba y casi se desmaya al sentir su mano en la mejilla, acariciando gentilmente antes de sellar sus labios con un beso que pronto iba a dejarlo inconsciente.


— ¿Qué tal la escuela? —preguntó una vez separó sus labios.


— Bi-bien —balbuceó apenas.


— Lo imagine, mi chico es muy inteligente —dijo con orgullo, o por lo menos para Minseok sonó como eso y estaba muy feliz por ello.


— Harás que el niño se desmaye, JongDae —se burló Kai.


— Jodete, imbécil de mierda —gruñó el otro, poniendo toda su atención en el menor después—. ¿Por qué no salimos de aquí y vamos a tomar algo? —preguntó dulcemente, mirando a Minseok de una forma tan linda que lo hacía sentir como el chico más especial y guapo del mundo.


— De acuerdo —susurró tímidamente.


— Vamos, entonces —sonrió, tomando su mano y volviendo el mundo de Minseok de cabeza por ese acto tan simple.


— No vayas, es una trampa —dijo divertido Kai—. No volverás inocente si sales por esa puerta, cielo —se burló.


— Vete a la mierda —gruño JongDae—. Abre esa boca tuya una vez más y tu entrepierna sabrá lo que es una bala —advirtió.


Minseok no prestó atención a Kai en lo absoluto, daba igual ir por un helado o ir por algo más que eso, porque sabía lo que significaba y cómo funcionaba a la perfección. Kai era un idiota si pensaba que seguía siendo tan inocente solo por el hecho de que se ponía nervioso por su culpa.


Además, no era como que no pensara de esa forma en el hombre que abría la puerta de su auto para él y le sonreía de esa forma tan bella.


— Min —llamó su novio, sacándolo de sus pensamientos—, no es que sea fan de la idea, pero… ¿estás seguro de que todavía no quieres que tu tarado amigo sepa sobre nosotros? —preguntó, una vez había ocupado el asiento del conductor.


— Sí —respondió sin vacilar—. Adoro a Baekhyun, es mi mejor amigo y es la primera vez en la vida que le ocultó algo, pero a él no le caes nada bien y no va a dudar en tratar de persuadirme de alejarme de ti. Además, también es muy ruidoso y puede que vaya con papá para decirle que su hijo de diecisiete años sale con un hombre diez años mayor tan sólo por separarnos —bufó fastidiado.


— ¿De verdad? ¿No era que estaba demasiado ocupado acosando al amigo de Lay? —preguntó curioso.


— En parte sí, pero pronto va a darse cuenta de que es inútil y entonces será realmente un fastidio para ti —resopló.


— ¿Y eso es por…?


— Es Hyunnie y yo no lo dejaré solo cuando se dé cuenta de su error. Tal vez te vas a enojar, pero me quedaré a su lado para que pueda llorar y patalear todo lo que necesite. Es por eso que quiero aprovechar nuestro tiempo solos —explicó, dándole una mirada de disculpa.


— De acuerdo —asintió—. Yo lo entiendo perfectamente, pero de verdad debes decirle que deje de insinuar que te gusta Kai o hará que termine por matar al maldito bastardo si lo vuelvo a ver cerca de ti —resopló. Minseok rió por la declaración, consiguiendo un tierno beso en los labios que lo derritió por completo.


Haciéndolo aún más consciente de que definitivamente estaba muy enamorado de ese hombre y que real, pero realmente le debía un agradecimiento a Baekhyun por haberle dado el empujoncito que falta para que pudiera confesarle sus sentimientos a JongDae.


***


« La peor idea del mundo entero. »


Era esa frase la que Luhan se repetía sin cesar tras las eternas horas que había tenido que verse obligado a pasar en compañía de Baekhyun aclarando los puntos de su nueva amistad, realmente había sido muy estúpido al haber aceptado aquel trato tan descabellado, pero no sabía qué más hacer y admitía que lo había aceptado todo en un momento de desesperación.


En aquel preciso momento Baekhyun había parecido un vaso de agua en medio del desierto. Lástima que nadie le había dicho que tomarla sería algo de lo que podría arrepentirse por mucho, pero mucho tiempo.


« No hay nada que yo no pueda conseguir. »


Eso había dicho y Luhan tan sólo esperaba que todo eso fuera totalmente cierto o iba a golpear su cabeza contra la pared por no haber escuchado a su sentido común.


Suspiró pesadamente tras esos pensamientos y un ladrido familiar llamó su atención un segundo después. Su mirada se levantó y sonrió ampliamente para saludar a Jiāo Táng, sin embargo, en lugar de ver al simpático doberman saltando y moviendo su cola con alegría; lo encontró muy lejos de donde él estaba, en posición de ataque y mirando con ansiedad al grupo de perros extraños que lo rodeaban.


Luhan miró en todas direcciones por algún rastro de Sehun, porque sabía que él nunca permitiría que Jiāo Táng resultara herido de ninguna forma, pero era más que obvio que el perro estaba solo y a punto de ser atacado.


— ¡Jiāo Táng! —gritó Luhan cuando lo escuchó aullar de dolor luego de que dos de los canes comenzarán a atacar.


Las personas cercanas a la pelea corrieron tan lejos como les fue posible mientras que él corría en dirección a la feroz pelea sin ninguna idea de que era lo que haría para alejar a los dos perros de Jiāo Táng.


— ¡Deténganse! —Fue lo único que pensó en decirles mientras tiraba de uno de ellos en un intento de alejarlo del doberman.


— ¡Chico, sal de ahí! —gritó alguien a lo lejos.


Luhan no lo escuchó y continuó intentando sacar a la dulce mascota de Sehun de ahí sin importar que sucediera.


— ¡Basta! —vociferó imponente mientras que solo podía escuchar a Jiāo Táng llorar de dolor.


Se sentía más que inútil al estar ahí, sin poder apartarlos de él sin importar cuánto los empujaba y tiraba de ellos. Nada parecía funcionar y sin importar a donde mirara, no había nadie dispuesto a ayudarlo a sacar al doberman de ahí.


— ¡Déjenlo ya! —gritó desesperado antes de ser empujado al suelo por alguno de ellos.


Un dolor agudo y punzante atravesó su pierna, haciéndolo gritar y apenas pudo registrar que Jiāo Táng lo estaba mordiendo seguramente en su desesperado intento de defenderse a como diera lugar, se zafó como pudo y se arrastró tan lejos como logró llegar, pero no antes de que uno de los perros desconocido se percatara de él y comenzara a acercarse.


El feroz animal le ladró y Luhan apenas pudo cerrar los ojos con fuerza ante la imagen de los colmillos del perro que se acercaba a él. Un gruñido feroz resonó en sus oídos y más chillidos lo acompañaron, pero él estaba paralizado por el dolor y el miedo.


Sintió un duro impacto y Luhan no podía pensar en nada mientras que un poderoso ladrido retumbaba, haciéndolo abrir los ojos, únicamente para encontrarse con el negro pelaje de Jiāo Táng frente a sus ojos protegiéndolo, en posición de ataque y mostrando los colmillos a los callejeros.


Los dos perros que antes lo habían atacado estaban tratando de incorporarse, gruñendo mientras lentamente comenzaban a retroceder junto con el resto de la jauría. Luhan lo veía todo con el corazón en la garganta, rezando para que ellos se fueran del todo y no tomarán la decisión atacar todos juntos.


Jiāo Táng seguía firme en su lugar mientras que todo pasaba, como un escudo protector para él y tan pronto la jauría se retiró, se volvió hacia él, cojeando y mirándolo con lo que parecía arrepentimiento.


El castaño se mantuvo aturdido hasta que una cálida lengua se pasó por la herida en su pierna, provocando que se quejara y devolviéndolo a la realidad. Jiāo Táng por su parte parecía llorar mientras olisqueaba su pierna herida y lo miraba como pidiéndole perdón por haberlo herido.


— No, esto no es tu culpa, pequeño —le dijo, dándole la mejor sonrisa que pudo formar en medio del dolor en su pierna—. Sé que no lo hiciste a propósito, dulce cachorro.


El doberman siguió haciendo aquel sonido de culpa y Luhan sonrió con dulzura entre tanto se acercaba a él para acariciar su cabeza y abrazarlo levemente, contento por verlo sano y salvo tras todo aquello.


— Hey, yo estoy bien —aseguró, incorporándose como pudo para mostrarle al arrepentido animal que todo estaba bien—. ¿Lo ves? —dijo, tragándose el grito de dolor que amenazaba con escapársele.


Jiāo Táng se puso alerta tan pronto lo vio levantarse, observando con atención que no se cayera o mostrará signo alguno de dolor.


— Tranquilo, soy un hombre fuerte —aseguró, poniendo un pulgar arriba con una sonrisa radiante—. Ahora, me gustaría saber cómo es que llegaste aquí tú solo. ¿Dónde está Sehun? —preguntó, a pesar de saber que él doberman no era capaz de responderle.


El en cambio lo miró fijamente y ladeó lentamente la cabeza. El castaño sonrió a cambio y observó a su alrededor, como esperando algo. Sin embargo, era obvio que Sehun no estaba por los alrededores y que el doberman estaba ahí por su cuenta.


— Bueno, supongo que no podemos quedarnos aquí para siempre —suspiró algo cansado.


El perro lo miró con tristeza cuando dio el primer e inseguro paso, él lo siguió quejándose con cada pasito que daba, haciendo detener en seco a Luhan. Su vista fue a la herida en una de sus patas traseras y la culpa lo golpeó al instante, porque de haber hecho más, Jiāo Táng no hubiese sido lastimado.


— Esto no está bien —se dijo a sí mismo y se apresuró como pudo hasta el doberman.


Lo observó durante varios minutos sin hacer absolutamente ningún movimiento, como pensando en cuál era su mejor opción hasta que finalmente suspiró y tan rápido como pudo moverse, levantó en brazos al gran perro, escuchándolo gruñir como forma de protesta y moverse para intentar que lo pusieran en el suelo.


— Oye, tranquilo —pidió el castaño, dando el primer paso de prueba.


Su pierna, manos y brazos le enviaron varios latigazos de dolor y sin embargo se las ingenió para sonreírle a Jiāo Táng a modo de tranquilizarlo, porque de ningún modo estaba permitiendo que Jiāo Táng caminara con esa herida en su pata. Él en cambio debía ser ya algo más resistente tras las varias palizas que recientemente le habían dado.


— Lo ves —le dijo sonriente—. Soy un chico fuerte, así que no hay nada de qué preocuparse. Además, tú estás con dolor y yo no voy a ignorar eso, por lo que sólo debes relajarte mientras yo nos llevo a casa —indicó.


Jiāo Táng por su parte no parecía conforme con ello e hizo un extraño y lindo sonido que Luhan tomó como su demostración de preocupación y en respuesta él únicamente pudo reír ligeramente.


— Oh, vamos, todo saldrá bien —prometió—. Tan sólo confía en mí y lo veras. Te llevare con Sehun y él va a cuidarte igual que siempre. Yo incluso voy a contarte un cuento y todo —rió ligeramente, haciendo su mejor esfuerzo por no caer de rodillas en cada paso que daba y manteniendo la sonrisa para ocultar el esfuerzo que estaba significando para él toda la situación.


Sin embargo, estaba más que dispuesto a hacerlo si eso era lo único con lo que podía ayudar a Sehun.


***


— ¿Lo encontraste? —preguntó ansiosamente el pelinegro tan pronto vio a Chanyeol llegar al punto de encuentro.


Chanyeol por su parte hizo una mueca y negó derrotado, consiguiendo de esa forma que la ansiedad de Sehun diera un paso más cerca de la desesperación tras llevar varias horas buscando a su mascota sin resultado alguno.


— Revisé en cada rincón cercano al veterinario donde sueles llevarlo e incluso pregunté a todas las personas que encontré si de casualidad lo habían visto por ahí pero nadie lo reconoció —explicó con pesar.


Sehun negó repetidamente, pasándose las manos por el cabello en un gesto de frustración. Sentía un nudo en el estómago desde hacía horas y era algo que estaba seguro no iba a irse hasta que tuviera con él a su perro y estuviera completamente seguro que nada malo le había pasado.


— Lo vamos a encontrar —continuaba diciéndole Chanyeol.


Sehun sentía que solamente estaba tratando de ser engañado por su amigo ya para esas alturas. Es decir...


¿Y si no lo encontraban?


¿Cómo sabía Chanyeol que no había sido tomado por alguien más y llevado para volver a las peleas?


¿Qué tal si algún auto lo había arrollado?


Sehun sabía que esas serían de las últimas cosas que debería estar pensando, pero no podía evitarlo. Así como tampoco podía dejar de pensar que antes también había sido incapaz de proteger a Vivi y que seguramente estaba escrito que iba a fallarle a Jiāo Táng.


El dulce ladrido de su dulce mascota le devolvió el aliento de pronto y lo hizo girarse en menos de una fracción de segundo en dirección a él. Consiguiendo que el aire regresara y abandonara sus pulmones en menos de un parpadeó mientras veía la preocupante escena un par de metros lejos de él.


— Tranquilo, estoy bien —dijo Luhan con la voz algo temblorosa—. Estamos ya casi ahí —sonrió apenas a través de la mueca de dolor y cansancio.


Estaba de rodillas, con el sudor empapando su frente y los brazos apenas sosteniendo ya al doberman y, pese a todo lo que se notaba que le estaba costando, luchaba por ponerse de pie.


— Yo puedo con esto —se dijo más a sí mismo—. No dejaré que nada te suceda, no puedo permitir que la historia se repita otra vez —mascullaba, entre su lucha por ponerse de pie y seguir adelante—. Me asegurarme de ello —sentenció, poniéndose de pie finalmente.


— ¡Jiāo Táng!


Fue lo único que Sehun logró hacer salir de su boca y corrió hacia ellos, arrancando a su mascota de los brazos de Luhan tan pronto estuvo lo suficientemente cerca. Sintiendo como que todo volvía a su sitió cuando su perro lo reconoció y frotó su cabeza contra él en un gesto cariñoso.


— Sehun —murmuró apenas Luhan.


— Gracias al cielo que estás bien —suspiró aliviado, al saber que tenía de vuelta a su compañero y amigo.


— Yo… —musitó Luhan, aclarándose la garganta poco después—. Tal vez lo quieras llevar al veterinario para que lo vea, tiene una pata herida —recomendó.


— Chanyeol —llamó al instante Sehun.


— Bien, yo ya hice lo que debía hacer, así que…


— Cállate, tan solo cierra la boca —ordenó el pelinegro, sin saber qué más hacer al verlo herido, pero estando tan agradecido porque le había regresado a su mascota.


El castaño lo miró sorprendido cuando lo vio entregar a Jiāo Táng a los brazos de Chanyeol mientras que tomó su brazo izquierdo y lo pasó por sus hombros para permitirle apoyar su peso en él. Se miraron a los ojos al estar tan cerca, con sus rostros apenas a centímetros, lo que hacía a Sehun sentir la cursi sensación de que el mundo entero se desvanecía, dejándolos solamente a él y a Luhan.


Él, igual de estúpidamente hipnotizado por sus preciosos ojos castaños y Luhan, que trataba de entender lo que estaba sucediendo y que jamás iba a darse cuenta de sus sentimientos.


Lo amaba tanto que comenzaba a sentirse como algo doloroso y amargo que luchaba por dejar de sentir y, sin embargo, Luhan siempre conseguía hacer que él sentimiento creciera más y más.


— ¿Sehun? —llamó Chanyeol con inseguridad. Devolviendolo al momento en el que estaban y haciendo que recordara que debía retirar la mirada.


— Vamos, debemos ir a la casa —indicó.


Chanyeol asintió sin queja y avanzó rápidamente hacia donde Sehun le indicaba con Jiāo Táng en sus brazos, mientras que él ayudaba a Luhan, deteniéndose en seco al llegar a la puerta. Recordando solamente en ese momento que bien su madre, o inclusive Minho, podrían estar dentro y él los había llevado ahí sin pensarlo bien antes.


— Esperen aquí —le ordenó más específicamente a Chanyeol e ingresó a la residencia para asegurarse de que era un lugar seguro tanto para Luhan como para Jiāo Táng.


El lugar estaba visiblemente vacío cuando se adentró, pero no podía arriesgarse y confiarse de una forma tan tonta, por lo que revisó cada habitación hasta asegurarse de que estaba totalmente vacía antes de volver a salir para indicarle a Chanyeol que entrara y ayudar a Luhan a hacerlo también.


Dejó a Luhan sentado en el sofá más próximo a ellos y vio a Chanyeol poner a su mascota en el suelo. Ambos estaban heridos y asustados, ambos lo miraban con sus brillantes ojos como pidiendo una disculpa y Sehun los quería matar a ambos por hacer que se preocupara tanto.


Luhan era su mayor preocupación en ese momento y estaba tan nervioso que eso no podía terminar bien de ninguna forma posible si decidía tratar con él primero.


— Lleva a Luhan arriba —se dirigió al pelirrojo que asintió en un segundo.


— Pero…


— No discutas —masculló entre dientes, dándole una mirada que no admitía réplica alguna.


Lo vio encogerse como un pequeño que acababa de ser reprendido por su padre, pero decidió dejarlo pasar mientras que Chanyeol lo ayudaba a estar de pie y comenzaba a conducirlo a su habitación. Su atención se dirigió entonces a Jiāo Táng, quien se echó en el suelo y cubrió sus ojos con ambas patas, mientras hacía algo parecido a pequeños gimoteos.


— Estás en muchos problemas, Jiāo Táng Oh —dijo con el ceño fruncido.


Jiāo Táng gimoteó un poco más y descubrió apenas sus ojos para mirarlo como pidiendo una disculpa, con la promesa de jamás volver a ser malo.


— ¿En qué demonios estabas pensando al salir de casa? Ya te he dicho mil veces que está prohibido salir de mi habitación cuando no estoy —lo regañó, mientras iba a la cocina en busca de algo para ayudar con las heridas de su perro.


Su mascota lo recibió con un par de grandes ojos tristes y sus orejitas aplastadas contra su cabeza. Un gesto adorable y lastimero que era el punto más débil de Sehun.


— Ni siquiera lo pienses —advirtió con los ojos entre cerrados y procedió a revisar cada parte del cuerpo de su perro, limpiando con mucho cuidado sus heridas—. Me tenías muy preocupado. Tuve toda clase de pensamientos horribles y por un segundo pensé que jamás te volvería a ver —murmuró—. Estaba muy angustiado y de no ser por Luhan seguramente yo...


Jiāo Táng frotó su cabeza contra el rostro de su amo, lamiendo su mejilla tras eso, consiguiendo que le diera una sonrisa.


— Nunca vuelvas a hacerlo, no vuelvas a preocuparme ni a conseguir a Luhan lastimado, porque tú sabes que él es tan tonto que haría cualquier cosa por nosotros. ¿De acuerdo? —El doberman ladró a modo de respuesta y Sehun suspiró pesadamente—. De acuerdo, iré a revisar a Luhan y en un rato más enviaré a Chanyeol contigo, porque sin duda alguna irás al veterinario.


Lo escuchó hacer un sonido de decepción y rió por ello, acariciando su cabeza suavemente y tomando una profunda respiración antes de correr escaleras arriba y entrar a su habitación sin tomarse la molestia de llamar antes.


Era su habitación después de todo y si Chanyeol estaba haciendo a Luhan algo que no le agradara, iba a castrarlo y dejarlo sin oportunidada alguna con el estúpido niño Byun. Su amigo, más sin en cambio, estaba sentado en la cama con la mirada en el suelo en una clara señal de que su concentración estaba en otro lugar muy apartado de ahí.


— ¿Dónde está? —inquirió sin rodeos.


— Le dije que fuera a despejarse al baño, tiene en la pantorrilla una mordida que no se ve muy preocupante, pero hubo algo de sangre y comienza a ponerse morado en la zona, aunque sin duda le dolera por algún tiempo —explicó de un modo un tanto mecánico.


— ¿Y sabes eso por tan sólo mirarlo? —preguntó con una ceja arqueada.


— Sehun, soy hijo único de un par de padres consentidores que difícilmente me dijeron que no en muchas cosas, créeme que yo sé de qué habló cuando se trata de mordidas de perros y la sala de urgencias de un hospital —sonrió ladino.


— Entiendo —sonrió divertido—. Mejor ve abajo y hazte cargo de Jiāo Táng, necesito que lo lleves al veterinario y una vez que lo revisen, quiero que te quedes un con él por un rato mientras que yo me hago cargo aquí —pidió. Chanyeol rió ligeramente y negó con la cabeza mientras se ponía de pie, dirigiéndose a la salida.


— Amigo, definitivamente aquí necesitarás algo más que solo un rato —comentó burlón—, pero tú tranquilo que yo te daré el tiempo suficiente e incluso voy a llevarme a Jiāo Táng conmigo de ser necesario —se burló—. En todo caso, mejor pregúntale a Luhan quien fue que lo mordió y avísame si al final tiene que ir al hospital por algunas vacunas contra la rabia.


Sehun rodó los ojos ante la sonrisa burlona que nunca desapareció de los labios de Chanyeol y cerró la puerta tan pronto él estuvo fuera. Ya suficiente tenía con no tener ni la más remota idea de cómo lidiar con la situación como para aguantar las bromas de su amigo.


Caminar hasta la puerta y tomar el picaporte fue lo más fácil de todo, abrir la puerta en cambio era algo totalmente diferente. Tarea que al final le tomó aproximadamente veinticinco minutos y varias respiraciones profundas antes de que finalmente abriera la puerta e ingresará a la habitación.


Sus ojos se abrieron desmesuradamente y todo lo que había estado planeando decirle se borró de su mente en tanto Luhan lo miraba con sorpresa y sostenía con fuerza la toalla alrededor de sus caderas que se encargaba de dejar su cuerpo húmedo totalmente expuesto.


El impulso de salir corriendo fue lo primero que vino a la mente de Sehun, pero en su lugar la puerta fue lentamente cerrada a sus espaldas, asegurándose de tener todo el tiempo su mirada en el suelo sin tener idea alguna de que era lo que debía hacer a continuación.


— Yo… Chan-Chanyeol dijo que entrara y tomara un baño, así que… —murmuró apenas el castaño.


¡Imbécil, hijo de puta!


El muy bastardo había estado tan sonriente que debió haberlo sabido, iba a matarlo cuando lo viera. Le cortaría el pene para que así el mundo no tuviese la desdicha de que pudiera engendrar a algún individuo igual de idiota que él.


La situación no podía ser más incómoda que eso y el pelinegro no tenía idea alguna de a donde debía mirar que no fuera la esbelta figura de la persona que había deseado en secreto desde que había descubierto lo que la palabra misma significaba. Temía tanto que algo pasara y él no consiguiera controlarlo, hasta el punto en que no se atrevía ni a mirarlo directamente.


— Sehun —lo llamó con un susurro.


Lo miró de reojo, notando que Luhan estaba más dolido ante su actitud que avergonzado por estar ahí apenas cubierto por una toalla, pero eso era porque él no sabía nada.


Luhan no tenía idea alguna de lo que podía provocarle muy a pesar de saber que su atención debería estar completamente en el hecho de la herida en su pierna y no el resto de su cuerpo o lo lindo que se veía con su cabello húmedo.


— Siéntate donde puedas para que revise tus heridas —ordenó, sin mirarlo más de lo que considero prudente.


— De acuerdo —susurró.


Los nervios lo estaban consumiendo mientras se movía hasta la repisa donde el botiquín descansaba, las manos le estaban sudando y temblaban ligeramente mientras lo tomaba y caminaba hasta donde Luhan esperaba por él.


« Por favor, quien sea, no me permitan hacer algo estúpido. »


Pidió a nadie en particular mientras se arrodillaba frente a Luhan, evitando su mirada y concentrándose en el blanco suelo de su baño. Sus manos se volvieron puños y algo en su cerebro le impedía moverse para tocar a Luhan de ninguna forma posible.


— Sehun —llamó su dulce voz y todo lo que pudo hacer él, fue mirarle las manos que descansaban sobre sus rodillas.


Ambas cubiertas por rasguños y cortes de aspecto doloroso, consiguiendo que recordara el porqué era estaba ahí en primer lugar, pero aun de esa forma sus manos temblaban cuando finalmente tomó las de Luhan para verlas.


Las dos suaves, pequeñas y frágiles.


— Perdón.


Levantó el rostro para preguntarle porque estaba disculpándose, pero él ya estaba de rodillas, con sus brazos envueltos firmemente en su cuerpo, dejándolo atónito e inmóvil ante la impensable acción que lo tenía al borde de un ataque cardiaco.


Mil alarmas explotaron dentro de su cerebro, todas ellas diciéndole que saliera de ahí, que estaba demasiado cerca y que corría un alto riesgo de cometer una estupidez irreparable.


Empujarlo era la orden directa que su cerebro enviaba sin tregua alguna y por otro lado aferrarse a su cálido cuerpo, bañarse en su perfume y besarlo hasta quitarle el aliento era lo que su corazón exigía que hiciera con prontitud.


Tomó la decisión de escuchar a su cerebro sin darle vueltas.


— Por favor —musitó suplicante Luhan y sus brazos se estrecharon un poco más fuerte a su alrededor, antes de que por fin hiciera su movimiento.


« ¡Aléjate! »


Se gritó a sí mismo y en lugar de eso sus brazos envolvieron el pequeño cuerpo ajeno, con las manos temblando y el corazón a segundos de salir disparado de su pecho. Notando entonces que la piel de Luhan era cálida y que en realidad no había nada que temer porque tenerlo cerca de esa forma era más que suficiente.


Solo ellos dos, abrazados.


No había necesidad real de nada más.


Era perfecto de esa forma, aun a sabiendas de que Luhan solamente lo pensaba como su mejor amigo y nunca vería en su dirección de la misma forma estúpida y enamorada en la que él lo miraba. No importaba a final de cuentas, para él estaba bien con únicamente esos pequeños instantes robados.


Se conformaba con ese simple acto con el cual podía grabar en la memoria el dulce aroma y la suavidad de su piel, para poder soñar después con una realidad donde Luhan también lo amaba y era suyo.


— Lo siento mucho —habló el castaño, obligándolo a prestar atención cuando únicamente quería perderse en ese momento—. Realmente lo lamento.


— Lo entiendo. Vamos a curarte ahora —indicó y trató de deshacer el abrazo entonces.


— No —se aferró a él—. Yo fui demasiado injusto contigo y lo lamento mucho, nunca debí decirte nada de aquello.


— No importa —mintió, retirando lentamente los brazos de Luhan que rodeaban su cuello.


— No, tú no lo entiendes. —Sus bellos ojos reflejaban desesperación y él no sabía cómo tomar eso—. Yo fui un idiota contigo y te hice responsable de todo aun cuando te conozco y ya debería saber que tenía que haber algo más en todo el asunto.


— Vamos a hablar sobre ello —prometió, aunque no tenía idea de que iba lo que Luhan estaba diciendo—. Ahora vuelve a sentarte —pidió con una pequeña sonrisa.


Luhan obedeció finalmente y volvió a su lugar, permitiendo que Sehun tomará nuevamente sus manos y las revisará con cuidado, antes de comenzar a limpiar cada rasguño en ellas, escuchando como se quejaba por el escozor que el agua oxigenada provocaba.


— Yo realmente quería conocerte —murmuró de la nada.


— ¿Conocerme? —preguntó sin mirarlo a los ojos y centrándose en lo que hacía.


— Me sentí muy feliz y agradecido cuando el señor Kim me dijo que había alguien que empezaría realmente a ayudarlo —dijo en un murmullo—. Esa persona inmediatamente fue un ángel para mí.


— ¿Cómo te hiciste esto? ¿Quién te mordió? —preguntó, fingiendo que Luhan no había dicho aquello y necesitando saber también si debían ir a un hospital


— Siempre me contaba lo bueno que eras y lo mucho que estabas esforzándote por sacarlo adelante, yo te admiraba tanto por ello y comencé a pedirle que me dijera tu nombre —continuó.


— Luhan, esto es importante —lo reprendió.


— Nunca me dijo nada de ti hasta que te vi la noche anterior y sentí todavía más admiración por ti. Yo debí recordar eso cuando tú me dijiste lo de Jackson, debí escucharte pero no lo hice y lo lamento mucho.


— Luhan —gruñó.


— Fue Jiāo Táng, fue un accidente y voy a estar bien, no duele en lo absoluto ya —aseguró—. Ahora, por favor tan solo escúchame —suplicó, forzándolo a mirar a los ojos tras poner una de sus manos bajo su mentón para que elevara la mirada—. Lo único que te pido es que me escuches y después puedes continuar molesto conmigo.


— Yo no…


— Lo estás, igual que estabas molesto conmigo cuando éramos niños y tan sólo decidí invitar a Cherry a nuestra mesa durante el almuerzo sin decirte nada.


La declaración lo sorprendió demasiado y lo hizo verlo un tanto atónito, debido a que pensaba que Luhan recordaba casi nada respecto a su infancia juntos.


— Lo que intento decirte es que lamento mucho haberte tratado de esa forma, porque se supone que te conozco lo suficiente como saber que no eres así y que debía haber algo más ahí, pero en ese momento, yo… tan sólo no tengo ni idea de que pasó, Sehun —negó varias veces—. Después de la pelea yo fui a ver a Jackson esa noche, pero yo tan sólo no podía seguir molesto contigo aunque él estaba tan lastimado frente a mí, simplemente algo no dejaba de decir que tú no podías ser el causante y… y… yo me sentía tan mal porque Jackson estaba frente a mis ojos y yo únicamente quería pedirte disculpas a ti y… y entonces Lay g“ dijo que no habías querido hacer nada de eso, haciéndome sentir aún peor por ser tan estúpido contigo. ¿Tiene algún sentido? —preguntó contrariado—. Sé que no, para mí tampoco lo tiene en absoluto, lo único que yo sé es que no quiero perderte, por favor —pidió suplicante.


La declaración lo tenía boquiabierto y la respuesta a su pregunta anterior era muy simple…


Todo su discurso no tenía sentido y era más que confuso pero lindo a la vez.  Veía la sinceridad, arrepentimiento y lucha en sus preciosos ojos avellana y nada podía ser más dulce para él a pesar de las mil preguntas que quería hacer luego de todo lo dicho.


No las hizo y en su lugar besó la herida que los colmillos de Jiāo Táng habían dejado en la pantorrilla de Luhan, sonriendo tiernamente ante el rubor que cubrió su rostro y sus ojos cómicamente abiertos.


No parecía disgustado o asqueado por el beso, sino más bien sorprendido y eso era más que bueno para Sehun. Significaba que había posibilidades para él y era tan feliz de saberlo por mucho que su raciocinio quisiera arruinar el momento diciéndole que eso no significaba nada.


— Gracias por traer a Jiāo Táng de vuelta —sonrió para él.


— Tú ya no…


— Estaba a punto de enloquecerme justo cuando apareciste con él, de verdad que te lo agradezco.


— ¿Cómo no iba a hacerlo? —murmuró, aún con las mejillas levemente ruborizadas y jugando con sus dedos en gesto nervioso—. Él te ama y tú lo amas a él, no podía dejar que estuvieran triste, ninguno de los dos.


— Gracias —repitió, moviéndose hasta poder colocar un beso en la frente del castaño—, pero no vuelvas a salir lastimado de esta forma —pidió—. Más tarde hablaremos sobre lo que pasó para que terminaran así ambos.


Luhan asintió rápidamente, viéndose total y completamente adorable a los ojos de Sehun. Su mano se posó sobre su suave cabello castaño y lo revolvió levemente antes de ir hasta donde la ropa de Luhan estaba doblada, sorprendiéndose gratamente cuando la tuvo en sus manos.


— ¿De dónde sacaste esta ropa? —preguntó, dándole una mirada curiosa.


— Lay g“ me la dio —respondió un poco confundido—. Aunque no estoy muy seguro de porqué él tendría un uniforme de nuestra escuela.


— ¿Y te quedaba bien? —inquirió, esbozando una sonrisa que trataba de ocultar su emoción.


Lo cual era estúpido, considerando que su emoción venía de saber que Luhan había estado usando su ropa, pero él también era un tonto enamorado por lo que para él algo tan simple y sin significado alguno, era un motivo de alegría.


— Un poco grande, pero nada que no pudiera resolverse fácil —respondió confundido—. Aunque de todas formas tendré que pedirle una disculpa a Lay g“ por arruinar el pantalón.


— Está bien, no importa en lo absoluto —aseguró.


— Sehun, tú no puedes decir eso, la ropa era…


— Mía, Luhan —lo cortó y apenas pudo evitar reírse de su atónita expresión—. Me quedo algunas veces con Lay, es por eso que dejó una muda de ropa en su casa, incluso deje esto, aunque ahora es obvio que tendré que reemplazarlo —sonrió.


— Oh, Dios —se cubrió la boca en una expresión adorable—. L-lo lamento mucho, yo…


— Da igual —lo cortó—. Es ropa nada más.


— Pero…


— De verdad Bǎobèi. Lù, no importa —aseguró.


La expresión de Luhan cambió por completo tras escuchar el mote que Sehun le había puesto y terminó por asentir finalmente, con un suave rubor en las mejillas y una pequeña sonrisa de alegría en los labios.


— Espera un poco aquí, te voy a traer algo de ropa —indicó, viéndolo asentir y finalmente salió del baño para correr a su armario a buscar algo de ropa.


Había una sonrisa realmente estúpida en sus labios cuando se enfrentó al espejo y no podía estar más satisfecho con ello. Estaba demasiado feliz considerando el día que había tenido, lo para esas alturas comenzaba a pensar que era una especie de recompensa.


— Aquí tienes —extendió la ropa en dirección al castaño que asintió levemente—. Estaré afuera mientras te cambias —indicó y Luhan asintió.


Hubo un suspiró cuando nuevamente salió del baño y en esa ocasión se apresuró a salir hasta estar en el pasillo en lugar de quedarse a admirar su sonrisa de imbécil enamorado en el espejo. Era más seguro estar ahí mientras Luhan se ponía su ropa y también debía hacer una llamada.


— Eres el mejor amigo del mundo y te adoro —le dijo a la persona al otro lado de la línea tan pronto le contestó.


¡Jódete, bastardo hijo de perra! —exclamó Lay al otro lado—. Esta es la última vez que hago esta mierda por ti —advirtió.


— Lay, por favor…


Vete a la mierda, Sehun —gruñó—. Por tu culpa ahora me siento una basura por haber tenido que mentirle a ese dulce chico y además por hacerle algo así a Jackson —bufó.


— Lo lamento mucho Lay, de verdad que sí —dijo avergonzado—. Te juro que te lo compensare.


Tan sólo no vuelvas a hacer una locura así nunca, por favor —suspiró resignado y Sehun sabía que su amigo no podía estar enojado con él por mucho tiempo—. No sólo por el hecho de que está muy mal ir por ahí lastimando personas, sino también porque algún día conseguirás que te maten y entonces yo voy a matarlos a todos —suspiró cansado.


— Lo prometo, pensaré antes de actuar la próxima vez —aseguró.


No lo harás. Dios, yo sé que no lo harás y por eso voy a patearte el trasero si no logras ganarle al maldito imbécil con el que estés peleando —resopló.


Sehun rió levemente al escuchar su amenaza, aunque decidió no meterse demasiado con el tema a sabiendas que Lay podría cortarlo en pedacitos la próxima vez que se vieran.


En fin —suspiró—. ¿Cómo está Luhan?


— ¿Cómo es que…? No, olvidado, porque seguramente el idiota de Chanyeol te dijo —bufó.


Sí, de hecho el idiota está aquí y todo —rió.


¿Podrían dejar de llamarme idiota? Estoy aquí —escuchó a Chanyeol quejarse y fue turno de Sehun para reír.


— Luhan está bien. Jiāo Táng lo mordió pero él dice que no es nada y tampoco me pareció grave, estaré al pendiente de él de todos modos —explicó un tanto agobiado.


Ah~ —suspiró Lay—, ese dulce chico es un imán para los problemas, pareciera que no puede estar feliz sin meterse en uno. —Sehun asintió a sabiendas de que no era visto por Lay—. Sin embargo, sólo parecen interesarle los problemas que te involucran a ti.


— Y esos generalmente son los peores —suspiró pesadamente.


Lo sé, pero tiene mis respetos por eso —rió ligeramente—. Yo incluso antes dudaba sobre qué lo quisieras a él, pero luego de lo de anoche… —Lay silbó.


— Bien, sobre eso —frunció el ceño—. Vamos a hablar después sobre ese tema, porque definitivamente me dirás cómo es que Luhan y tú terminaron en el mismo lugar que Jackson, y como llegaron ahí en primer lugar


No hay problema —aceptó de buena gana—, pero desde ya te advierto que yo planeo patearte el trasero si lastimas Luhan.


— Jodete, idiota —bufó.


Hablo en serio —rió—. Incluso Chanyeol pareció cambiar su percepción de él un poco. Debiste ver llegar hace un rato con toda esta historia de Luhan llegando heroicamente con Jiāo Táng en brazos luego de haberse metido en una pelea de perros por él.


— ¡¿Una qué?! —exclamó horrorizado.


Ah, creo que él todavía no te contaba de eso —murmuró—. En fin, yo te dejo para que hablen a gusto —se despidió apresuradamente y cortó la llamada antes de que Sehun consiguiera protestar.


Sehun siguió mirando su móvil espantado, era inconcebible lo que Lay le acababa de contar y como de costumbre su cerebro se encargó de mostrarle los más horribles escenarios en los que la locura de Luhan hubiera podido terminar.


Sehun quería estrangularlo en ese preciso momento.


— ¿Sehun? —escuchó su llamado desde dentro de su habitación.


Estaba furioso cuando cruzó la puerta y lo miró fijamente, sus bonitos ojos de ciervo se agrandaron y dio un par de pasos atrás por inercia.


— ¿Has perdido la cabeza? —soltó un tanto histérico—. ¿Cómo demonios se te ocurrió meterte en una pelea de perros? —exigió saber.


— Y-yo… ¿Có-cómo es que tú…?


— ¡Eso no importa! —exclamó—. Lo que es importante aquí es que estás lo suficientemente loco como para meterte en una pelea donde bien pudiste perder una extremidad.


— No podía dejar a Jiāo Táng ahí —murmuró apenas.


— ¡Lo sé! —chilló al borde de un ataque.


Luhan lo miró completamente confundido y lo único que Sehun atinó a hacer fue colocara sus manos sobre los hombros ajenos y mirarlo a la cara como si de alguna forma eso lo pudiera ayudar a comprender el funcionamiento de la mente de Luhan. Todo le daba vueltas en ese momento, de la nada también tenía náuseas y lo quería matar por ser tan estúpido.


— Sehun, estoy bien —susurró luego de verlo agachar la mirada derrotado.


— Lo sé —musitó.


— Sehun, de verdad…


— ¿Podrías dejar de hacerlo? —preguntó con un hilo de voz—. Es lo único que te pido, Luhan. Porque definitivamente yo ya no sé qué más hacer además de pedírtelo o definitivamente tomarte y encerrarte en una urna de cristal rodeado de algodón y todavía así, viveré aterrorizado de que tú llegues a romperla y lesiones con algún trozo de cristal o incluso con el algodón.


— Sehun, tú…


— He vuelto mi objetivo protegerte a toda costa, pero no importa cuánto me esfuerce porque al final yo terminaré fallando —explicó afligido.


— Pero protegerme no es tu obligación Sehun, yo puedo hacerlo por mí mismo —aseguró.


— ¿Y cómo? —espetó, mirándolo a los ojos finalmente—. Porque déjame decirte que hasta ahora no hay segundo que yo no sienta que si me descuido un poco tú podrías… —apretó los labios.


— Lo lamento —susurró, agachando la cabeza y ocultando sus ojos de él—. Nunca quise ser una carga para ti.


— ¡Joder, no eres una carga! —exclamó frustrado—. Yo quiero hacer esto, yo lo he decidido así.


— ¿Por qué? —levantó la vista para enfrentarlo—. ¿Por qué es tan importante mi seguridad para ti?


— Porque… —se detuvo a medias, mirándolo a los ojos con intensidad.


Estaba harto.


Harto de las mentiras y verdades donde él solamente fingía una amistad nada más, pero también sabía que Luhan no estaba listo para la verdad de todo, por lo que decidió tomar una ruta diferente.


— ¿Alguna vez te has preguntado qué hago yo aquí? —preguntó seriamente.


— ¿Hablas de vivir aquí? —inquirió confundido.


— No —negó levemente—. Me refiero a algo más, sin embargo, sé que no lo puedes entender en este momento y por eso tampoco puedo decirte el porqué de todo lo que hago.


— Pero…


— Te lo diré pronto —prometió—. Dame un poco de tiempo y lo sabrás.


Luhan no parecía tan convencido con eso, asintiendo al final de todas formas. Sehun dio un paso atrás finalmente, retirando sus manos de los hombros del castaño y observando cómo tomaba asiento en su cama, sin despegar sus ojos de él tampoco.


— ¿Quieres hablar sobre lo de Jackson ahora? —preguntó seriamente.


— No estoy seguro, ni siquiera sé lo que pasó ahí anoche —respondió inseguro.


— ¿Por qué te molestaste tanto conmigo en primer lugar?


— Porque lo golpeaste, Sehun. Es mi amigo y por supuesto no estoy a favor de la idea de que nadie le dé una paliza como esa —bufó.


— ¿Y si hubiera sido al revés? ¿Qué hubiera pasado si el de la paliza fuera yo?


— Yo… —Sus puños se apretaron y sus ojos cayeron al suelo con una expresión de vergüenza absoluta—. Probablemente Jackson ya ni siquiera sería mi amigo —confesó afligido.


— ¿Qué soy para ti, Luhan? —interrogó sin rodeos.


— Tú…


— ¿Tu mejor amigo al igual que Jackson?


El castaño guardó silencio, tenía una mueca de concentración en el rostro y se perdió en algún lugar lejano por algún tiempo antes de separar los labios.


— No —musitó—, es decir sí, quiero decir... —Luhan se humedeciendo los labios en un gesto nervioso.


— Déjalo así —pidió el pelinegro.


—No —dijo apresuradamente—. Yo tan solo no lo sé, Sehun. Lo he pensado tanto porque todo el mundo dice que es tan extraño que yo tenga tanto miedo a que me dejes atrás y…


Luhan cerró los ojos con fuerza.


— Ahora me doy cuenta de que no es como antes, porque siento que el pecho me duele cada vez que algo malo pasa entre nosotros, siempre estoy temiendo que tu me digas que ya estás cansado de mí y no lo sé. No sé qué signifique y no sé porque razón anoche estaba tan seguro de que yo fácilmente podría darle la espalda a Jackson si se trata de ti, lo cual eso es horrible porque Jackson siempre ha estado para mí, pero…


— ¿Pero…? —lo animó a continuar cuando se detuvo.


— Pero yo simplemente siento que prefiero mil veces traicionarlo a él que tú me dejes. ¿Qué es, Sehun? ¿Por qué me siento tan confundido?


Sus asustados ojos le pidieron una respuesta que ni él tenía pero que ayudaba a sus absurdas ilusiones. Tenía algo sin nombre, así como tenía la oportunidad la oportunidad de convertirlo en justo lo que él deseaba.


— ¿Significa esto que soy una mala persona? —inquirió con tristeza.


— En absoluto — respondió al instante, avanzando hasta él—. Eres demasiado bueno si me lo preguntas a mí y también una mala persona es diferente, Luhan.


— ¿Cómo?


Sus manos lo empujaron con suavidad sobre la cama y su propio cuerpo siguió el movimiento de Luhan mientras caí en la suave superficie. Posó las manos a cada lado del bello rostro de Luhan con sus rodillas también a cada lado de sus caderas. Lo tenía a su merced en una casa que ambos sabían estaba totalmente vacía y pese a todo eso Luhan no parecía tener miedo de él en lo absoluto.


— Se ve como yo —respondió, esbozando una lenta sonrisa ante la mirada confundida del castaño.


— Tú no eres malo —replicó, riendo suavemente.


— ¿Estás seguro de ello? —inquirió con una mirada divertida y una ceja arqueada.


Luhan rió alegremente y asintió sin titubear.


— Completamente.


Sehun notó justo en ese momento, donde podía ver tan de cerca su precioso rostro y esos brillantes ojos suyos, que le daba exactamente igual ya. Estaba ya dispuesto a tomar el riesgo y todas las consecuencias que le trajeran su pérdida de cordura. De igual forma lo besaría y averiguaría que pasaba tras eso.


— ¿Sehun? —llamó algo preocupado, acariciando su rostro suavemente para llamar su atención.


¡Al diablo con todo!


— Sehun —llamaron tras la puerta.


El sonido de esa voz le congeló la sangre y de primera mano vio el terror brillar en los preciosos ojos de Luhan. La mano del castaño cayó rápidamente y apenas pudo girar el rostro en dirección a la puerta, embargado por el miedo y a un paso de un ataque de pánico.


— Hannie —llamó con un murmullo, pero él siguió mirando la puerta.


— Sehun, sé que estás ahí, así que deja de hacerte el interesante y abre la maldita puerta —ordenó el mayor.


El cuerpo de Luhan comenzó a temblar en ese preciso instante y Sehun lo podía sentir claramente.


— Luhan, mírame —susurró angustiado.


Él lo miró en ese momento, las lágrimas llenaban sus ojos y su respiración estaba agitándose más y más.


— ¡Sehun, abre la puta puerta! —rugió Minho al otro lado.


Luhan dejó salir un lamento ahogado y tiró de su cuerpo con una fuerza que Sehun desconoció por completo, aferrándose a él al punto de que era doloroso.


— ¡Ya voy! —ladró furioso—. Luhan, escúchame —pidió suplicante, completamente consciente de que, si no salía, Minho iba a entrar—. Quédate aquí y no hagas ningún ruido, haré que él se vaya —habló lentamente, deshaciéndose del abrazo de Luhan que negaba frenéticamente—. Está bien, Bǎobèi Lù. No voy a demorarme —susurró dulcemente.


Luhan se incorporó a la par que él lo hizo, seguía negando con la cabeza y rogándole con la mirada porque no se fuera. Estaba demasiado pálido y salir de la habitación fue algo que Sehun apenas pudo soportar.


Abrió la puerta y la cerró en segundos, antes de enfrentarse al ceño fruncido de Minho que obviamente había tratado de mirar en el interior sin éxito alguno, o al menos eso rogaba para sus adentros Sehun.


— ¿Por qué tardaste tanto? —interrogó Minho.


— ¿Qué carajos es tan importante que no me dejas ni ir al puto baño en paz? —masculló entre dientes, ignorando la pregunta inicial del mayor.


— El imbécil de tu amigo está abajo con tu perro —respondió.


— Dile que ahora voy —gruñó, sintiéndose cada vez más nervioso.


— No soy tu jodido mensajero —soltó mordaz, dirigiéndose sin más hasta su habitación.


Sehun esperó hasta que lo vio cerrar la puerta para poder girarse a la puerta de su propia habitación y cerrarla con llave antes de bajar tan rápido como pudo para reunirse con Chanyeol. Apenas intercambió palabras con él; pidiéndole que por esa noche llevará a Jiāo Táng de vuelta con Lay, corriendo nuevamente hasta su habitación para reunirse con Luhan.


Todo su mundo tembló cuando vio la puerta abierta desde la mitad del pasillo y corrió como si su vida dependiera de ello, hasta estar dentro justo en el segundo que Minho abría la puerta del baño con intenciones de entrar a revisar.


— ¡¿Qué mierda estás haciendo aquí?! —rugió, tirado de la chaqueta del mayor para alejarlo de la habitación.


Luhan no estaba ahí, por lo que lo más probable era que estuviera oculto en el baño. Su mirada feroz se clavó en su hermano y se movió velozmente hasta colocarse entre Minho y la puerta del baño.


— ¡Sal de aquí ahora! —exigió.


— Hey, tranquilo —sonrió con malicia—. Te alteras mucho por nada, yo solamente entre porque escuche un ruido y tú dijiste que no estabas con nadie —dijo con calma.


— ¡Lárgate! —gritó rabioso, apuntando hacia la puerta.


—  Okay, okay —rió mientras se encaminaba a la puerta—. Solamente asegúrate de que la próxima vez que traigas a alguien, esa persona no haga ruido —se burló.


La mirada que Sehun le disparó fue letal y cerró la puerta violentamente una vez estuvo fuera, cerrándola con llave nuevamente a sabiendas que si Minho quería podría abrirla de nuevo. Ese solo pensamiento tenía a su corazón atorado en su garganta e hizo que sus manos tiraran de su cabello en un intento vano de disipar el miedo que acababa de experimentar.


Un quedo sollozo lo devolvió al momento en el que estaba, obligando a ir hasta el baño que parecía vacío una vez entró y hubiera pensado lo pero de no ser por el gemido estrangulado que escuchó a un costado de la puerta.


Terminó de entrar a prisa y encontrar a Luhan sentado en el suelo, con los ojos cerrados con fuerza y ambas manos cubriendo su boca. Él estaba totalmente petrificado por el miedo, gruesas lágrimas descendían por sus pálidas mejillas y su cuerpo entero estaba temblando sin control.


La imagen le partió el alma y apenas logró reaccionar, acercándose con cuidado e intentando tomar sus manos primero. Aquello solamente provocó que Luhan se tensara y se alejara tanto como fuera posible aún sin abrir los ojos, asustado por lo que podría encontrar al decidir mirar.


— Shhh, está bien Bǎobèi Lù —susurró, consiguiendo tomar sus manos finalmente—. Soy yo, soy solamente Hunnie —le habló despacio.


Los ojos de Luhan poco a poco se abrieron, reflejando puro miedo y derramando más lágrimas mientras estiraba sus brazos hacia él. Sehun no lo dudó ni un segundo y lo atrajo hasta él, encerrándolo entre sus brazos y arrullándolo con ternura al escucharlo llorar con su rostro enterrado en su pecho.


— Está bien, estoy aquí — susurró, besando su cabello una y otra vez.


Luhan no fue capaz de responderle con palabras y en su lugar lo abrazó tan fuerte como le fue posible, clavándole las uñas en el proceso. Sehun no se quejó en absoluto y permitió que hiciera lo que quisiera para sentirse más seguro, aguardando con paciencia hasta que se tranquilizara un poco.


Sin embargo, eso no parecía estar por suceder sin importar cuanto tiempo se quedaron ahí; abrazados en el suelo frío de su baño. Intentó alejarse entonces para así poder trasladarse a la habitación y ponerlo en la cama.


— No —suplicó, aferrándose tanto como le fue posible.


— Luhan, por favor —susurró afligido—. Debemos salir y ponerte en la cama.


— No quiero volver allá —pidió alterado.


— Está bien, yo estaré ahí contigo —aseguró.


— Él va a volver. —Su voz temblaba y Sehun estaba asustado al no saber qué hacer.


— 不,宝贝。怪物消失了。(Bù, bǎobèi. Guàiwù xiāoshīle.)* —le susurró al oído.


— ‘很害怕 (W’ hěn hàipà)* —musitó apenas.


— Lo sé, cariño —susurró—, pero te juro que no dejaré que él te ponga ni un dedo encima. —Luhan lo miró a los ojos tan asustado y a la vez reflejando tanta confianza en él que casi lo hizo llorar—. Andando —indicó.


El castaño se levantó con las piernas temblando y las manos aferradas a las de Sehun, todavía lucía aterrado e inseguro cuando dieron el primer paso hacia afuera. Él miró todo como esperando que Minho apareciera en cualquier instante, pero eso no iba a pasar.


El pelinegro abrió las mantas para él y lo vio meterse bajo ellas; cubriéndose por completo, dándole la espalda y haciéndose un ovillo como queriendo hacerse lo más pequeño posible que pudiera.


— Quiero ir a casa —musitó tras eternos segundos de silencio.


— No puedes, tendrás que quedarte esta noche —respondió con pesar.


— ¿Y qué le diré a mamá? —interrogó.


— Yo hablare con ella, no te preocupes.


Él no respondió en ese momento y eso le partió el corazón al ser más que consciente de lo que la presencia de Minho le provocaba a Luhan y aun así tenerlo bajo el mismo techo que él. Sin embargo, sacarlo sería todavía peor, porque sabía que el maldito lo vigilaría toda la noche con el propósito de descubrir qué era lo que estaba ocultándole.


Se apartó de su lado, sacando su móvil para hacer la llamada y avisarle a la señora Wu que Luhan iba a pasar la noche con él. Nunca dejó de mirar a Luhan mientras hablaba con ella, que se negaba a permitir que Luhan pasara una noche más fuera de casa aun cuando se trataba de él, hasta que finalmente ella accedió con la condición de que él estaría en casa muy temprano. Sehun se comprometió a ello, iba a buscar una forma de sacar a Luhan antes de que algún miembro de su familia notara que él estaba ahí.


Decidiendo que tenía que hablar con Luhan sobre el tema de Minho, con la esperanza de que tal vez Luhan le dijera que había pasado aquella noche y lograra desahogarse de alguna manera. Le tomó un largo suspiró poder volver al lado de Luhan para sentarse con cuidado a un costado del castaño, colocando una mano en su cabello, que era lo único que sobresalía de la manta en la que Luhan se había envuelto.


Algo tan simple que provocó un estremecimiento en el castaño y lo hizo girarse asustado para ver quien lo estaba tocando.


— Soy yo, Bǎobèi Lù. —Luhan asintió apenas—. ¿Qué pasa, Luhan? ¿Por qué tienes tanto miedo? —preguntó con cuidado.


Luhan lo miró y segundos después miró en dirección a la puerta, negando rápidamente antes de tirar de las mantas para ocultarse. De solo verlo Sehun podía sentir algo quebrándose en su pecho.


— No es normal esto —continuó—. Sé que Minho siempre ha sido alguien a quien temes, pero nunca te había visto así. Habla conmigo por favor —suplicó.


— No es nada —musitó.


— No mientas, esto…


— Cuando éramos niños —lo interrumpió—, ¿recuerdas que yo siempre te pedía abrazarme en las noches cuando tenía miedo?


— Por supuesto —sonrió levemente ante el recuerdo—, pero eso…


— Te mentí —confesó.


— ¿Qué? —inquirió desconcertado.


— Había veces en las que yo realmente no tenía miedo pero me gustaba que tú me abrazaras, ya que también creía que tú ibas a pensar que yo era realmente molesto y por eso yo te mentía —dijo quedito.


— Luhan, yo nunca…


— Pero ahora realmente estoy asustado —confesó con la voz rota y una de sus manos empuñó la camiseta que Sehun utilizaba—. Así que por favor…


— Siempre me gusto abrazarte —admitió el pelinegro, acomodándose a su lado en la cama.


Ambos se fundieron en un abrazo que buscaba tranquilizar sus corazones, por mucho que Sehun no pudiera negar que le dolía que Luhan no le hubiera confesado lo sucedido con Minho y sin en cambio sintiéndose contento al saber que Luhan se sentía seguro solamente a su lado.


Sentía la respiración de Luhan en su cuello volviéndose cada vez menos agitada mientras él se encargaba de acariciar su espalda con lentitud, esperando con eso estar transmitiendo algo de calma y que pudiera olvidarse de donde estaba.


— Dentro está lo que una vez fue un árbol de los deseos —murmuró Luhan justo cuando Sehun comenzaba a pensar que estaba dormido finalmente.


— ¿De qué hablas? —Lo miró a la cara para asegurarse de que estaba despierto y no hablando dormido.


— De la caja de madera que estoy seguro YanYan jiějiě te dio —murmuró.


— ¿Cómo es que tú sabes que...?


— Vi la caja al salir del baño, cuando me dejaste a solas para cambiarme —respondió seriamente.


Sehun tuvo el gran deseo de golpear su cabeza contra una pared por su estúpido descuido, ni siquiera tenía idea de que iba a decirle a Luhan sobre eso.


— Lo recuerdas, era como el que pusimos nuestra última navidad juntos.


*~*~*


— ¿Árbol de los deseos? —preguntó el curioso y confundido pelinegro.


Viendo con extrañeza lo que a sus ojos no parecían ser más que ramas secas puestas en una bonita macetita verde y con varias pequeñas notas unidas a copos de nieve que colgaban de sus secas ramitas.


— ¡Es un árbol mágico, Hunnie! Mamá dice que tú tienes que escribir una nota con tus deseos y colgarlo, así como las esferas de navidad para que se hagan realidad —dijo emocionado.


— ¿Y realmente funciona? —preguntó un tanto escéptico.


— ¡Por supuesto! —chilló el feliz niño—. Ven, tú también tienes que escribir tus deseos en él —lo animó, tomando su mano para llevarlo hasta donde el árbol estaba.


Tenía serias dudas sobre eso, pero la sonrisa de Luhan lo valía todo y él tenía un único deseo para el árbol. Uno que se apresuró a escribir y que colocó al igual todas las demás notas que colgaban de las secas ramitas.


“Deseo quedarme para siempre junto a Luhan”


Eso era lo que estaba escrito en el pequeño trozo de papel que colocó justo al lado del de Luhan.


*~*~*


Recordaba muy bien eso, a decir verdad, sobre todo por el hecho de que el maldito árbol no había cumplido el único deseo que había puesto en una de sus ramas. Sin embargo, eso era el pasado y en ese momento debía estar más bien preocupado de la situación en la que estaba metido que en seguir maldiciendo al árbol que no había concedido su deseo.


— Luhan, te juro que yo no sabía que era, ni siquiera la he abierto aún —aseguró.


— No estoy molesto, solamente quería decirte que era —suspiró, acurrucándose más en su calor.


— ¿De verdad?


— Sí —bostezó—. Puedes ver el interior de la caja cuando quieras, es tuya.


— ¿Estás seguro? —preguntó dudoso.


— Sí —rió levemente—. Mi deseo se cumplió a final de cuentas —su voz fue somnolienta.


— ¿Tu deseo?


— Al principio me preocupo porque las ramas comenzaron a caerse poco después de haberlo hecho, y también todos decían que debía dejarlo. —Su voz lentamente se iba apagando, evidenciando su cansancio—. Papá y mamá estaban muy preocupados, y mi psicólogo dijo que era mejor si yo me olvidaba de ti…


— ¿Olvidarme? ¿Es por eso que antes dijiste que tú ya no recordabas nuestra infancia? —preguntó desconcertado.


— El psicólogo dijo que era mejor y más sano para mí. Yo no recuerdo qué pasó entonces, pero para cuando todas las ramitas se habían ido, también mis recuerdos sobre ti. Todos ellos menos uno; fue por eso que yo lo oculte todo y solamente sabía que no quería volver a verte jamás en mi vida.


— Luhan —murmuró sin saber qué más decir.


— Creo que están volviendo —sonrió somnoliento—. Eso me hace feliz.


— Lo siento —murmuró—. Esto no habría pasado si yo no...


— No importa ya —restó importancia—. Por ahora será mejor dormir —sugirió.


Sehun asintió obedientemente, sin lograr conciliar el sueño a final de cuentas. Sentía un malestar en el estómago que no le permitía cerrar los ojos, todo provocado por el temor de que la puerta de su habitación fuera abierta en cualquier segundo y algo horrible sucediera.


Sus brazos se apretaron más contra Luhan ante el solo pensamiento y en respuesta el castaño se presionó más cerca, consiguiendo que el rostro del pelinegro se volviera levemente rojo. Todo tras recordar que antes Luhan no sabía que él estaba ahí en realidad, pero en ese momento el mismo Luhan se lo había pedido conscientemente y ellos jamás habían estado así de cerca tampoco.


Pasos en el pasillo lo devolvieron a la realidad, robándole el aliento. Su madre y ese hombre habían llegado justo en ese momento, aumentando sus nervios y haciéndole saber en ese preciso instante, que no iba a poder dormir sin importar qué.


¡Maldita fuera su jodida familia!


***


5:00 AM.


Su ceño se frunció tras mirar que eso era lo que marcaba el reloj, lanzándole una mirada fulminante al hombre sentado en el asiento del piloto justo al lado suyo. Era demasiado temprano y ni siquiera tenía alguna maldita idea de porqué demonios Minho lo había ido a buscar a esa hora.


— ¿Me dirás ya por qué mierda estamos estacionados vigilando tu maldita casa a esta hora? —gruño molesto.


— Necesito que veas algo —respondió con simpleza.


— ¿Y qué mierda se supone que vea? ¡La maldita calle está vacía! —bufó, cruzándose de brazos.


— Lo sabrás en cuanto lo veas —aseguró.


— Jodete, yo me voy ahora mismo —escupió entre dientes.


— Agáchate —ordenó el mayor y tiró de su brazo para que hiciera lo que decía.


Kyungsoo miró sin entender a todos lados antes de mirar en dirección a su amigo, quien le hacía señas para que mirara al frente. Rodó los ojos fastidiado y llevó la mirada donde él le indicaba, sintiendo que algo crujía dentro de su pecho tras obedecer.


Era muy temprano y apenas había luz pero hubiera reconocido a Sehun a kilómetros en la más oscura noche, así como también hubiera reconocido en cualquier momento y lugar a la persona a su lado. Su estómago se retorció ante la escena de Sehun rodeando a Luhan por la cintura mientras caminaban con él, mirándolo como si fuera los más precioso del mundo.


Sus dientes rechinaron al tratar de contener su rabia y lanzó su vista a su amigo que también miraba la escena que esos dos protagonizan.


— Así que fue con él con quien pasó la noche —dijo distraídamente.


La sangre de Kyungsoo hirvió, sabía que su cara reflejaba lo furioso y celoso que estaba por la expresión que Minho le estaba dando, pero no le importaba.


— Quiero…


— Nada, Kyungsoo —lo cortó tajante—. Te lo advertí, te dije que estabas perdiendo el tiempo con el estúpido de Sehun muchas veces y aun así preferiste siempre seguirme desafiando a mí y protegiéndolo a él.


— ¡Ese imbécil no se lo merece! —vociferó rabioso.


— Pues el imbécil ahora es intocable, así que resígnate y ya —sentenció.


Kyungsoo quería llorar de coraje, Minho seguía hablándole y pidiéndole que se calmara, pero él no podía hacerlo.


— Espero que esto te haya servido para darte cuenta que Sehun no es para ti —dijo su mejor amigo—. Te llevaré a casa ahora.


Kyungsoo lo ignoró y bajó del auto, para ocultar lo herido que se sentía. Tan sólo quería destrozar algo y de paso lastimar seriamente al maldito estorbo chino que no dejaba de meterse en su camino.


— ¡Kyungsoo, ven aquí! —ordenó Minho.


Él no se detuvo en absoluto.


— Kyungsoo, basta —exigió, sujetando su brazo para detenerlo—. Él no vale la pena.


— ¡Cállate, tú no sabes nada! —vociferó con la voz rota.


— Kyungsoo —murmuró con tristeza.


— Yo lo quiero —musitó débilmente, sintiendo vergüenza de saber que su voz se oía tan lastimera.


Minho maldijo entre dientes, jalándolo a sus brazos para consolar su lastimado corazón. Le devolvió el abrazo a su mejor amigo, ocultando su rostro en el amplio pecho del mayor y aguantando como podía sus ganas de llorar.


— ¡Joder! ¿De todos los imbéciles en el mundo por qué te fuiste a fijar en él? —gruñó. El menor únicamente negó con la cabeza—. Esto es una jodida mierda —bufó—, pero haré lo que quieras que haga.


Kyungsoo lo miró atónito, a sabiendas que Minho preferiría cortarse una mano antes de meterse en cualquier tipo de problemas con Suho y aun así estaba ofreciéndole lo que fuera que él quisiera hacer.


— Quiero que se aleje de Sehun —masculló entre dientes.


— Y eso tendrás, tan sólo dame tiempo para idear algo —sonrió para tranquilizarlo.


El pelirrojo asintió, cerrando los ojos todavía envuelto en los brazos de su mejor amigo, con la plena confianza de que Minho cumpliría su palabra como fuera.


***


— ¿Estás seguro que quieres ir a la escuela, Xiǎolù? —interrogó con preocupación su mamá.


Luhan la miró a los ojos, dándole su mejor sonrisa. Tenía apenas una hora que Sehun lo había traído a su hogar, diciéndole a su madre que su mascota lo había mordido por accidente y disculpándose varias veces por el incidente en el cual en realidad no había tenido nada que ver, ni siquiera había estado ahí cuando pasó.


Sin embargo, no había podido decirle eso a sus padres luego de prometerle a Sehun que iba a mantener la boca cerrada. Sus padres se habían preocupado mucho naturalmente, pero afortunadamente habían restado toda culpa a Sehun e incluso habían dicho que sabían que Jiāo Táng jamás lo habría lastimado intencionalmente.


Sehun se había ido después de eso, sin permitir que se despidiera siquiera, algo que en realidad lo tenía un tanto decepcionado pero ya intentaría hablar con él más tarde en la escuela. Era principalmente esa su razón para asistir.


— Estaré bien —le prometió a su mamá para tranquilizarla—. No tienes nada de qué preocuparte.


— Pero estás cojeando —señaló con un tierno puchero.


— Mamá, voy a estar bien —sonrió ampliamente.


Golpes en la puerta distrajeron un poco a su madre, pero no el tiempo suficiente luego de que Zhao se ofreciera a abrir y ver quien era. La mirada de su madre volvió entonces a él, suplicándole de esa forma que se quedara para que ella pudiera cuidarlo el resto del día.


— Mamá, de verdad…


— ¡Espera, no puedes entrar! —escuchó a Zhao elevar la voz.


Todo mundo se giró en un segundo al pasillo y Luhan por poco escupe la leche de su desayuno al ver a Baekhyun entrar al comedor, mirando en todas direcciones hasta que reparó en él y sonrió de forma brillante al verlo.


— Buenos días —saludó con su resplandeciente sonrisa, fingiendo que no acababa de meterse sin permiso a su casa.


— ¿Q-qué haces aquí? —balbuceó incrédulo, porque definitivamente él no le había dado la dirección de su casa a Baekhyun.


— ¿Xiǎolù? —habló muy confundida su madre.


— Y-yo…


— Usted deber ser la mamá de Hannie —se adelantó el peli-plata—. Casi no me di cuenta, es realmente joven y hermosa, por un segundo pensé que era su hermana mayor —rió encantadoramente—. Mucho gusto señora Wu, me llamo Byun Baekhyun y soy el mejor amigo de Hannie —anunció con entusiasmo e hizo una perfecta reverencia.


— Oh, ya veo —murmuró confundida ella—. Mucho gusto Baekhyun y gracias por los cumplidos —sonrió levemente.


— No hay porque, yo solamente digo la verdad. Por cierto, su hogar es precioso —alagó.


— Gracias —respondió apenas su mamá.


— ¿Qué no tu mejor amigo es Sehun? —soltó sin contemplación YanYan, dándole a Baekhyun una mirada amenazante.


— Bu-bueno… —tartamudeó sin saber qué decir. La situación era simplemente una locura y Baekhyun riéndose no ayudaba.


— Por supuesto que lo es, Hunnie y yo también somos amigos —aseguró.


Toda su familia se giró para mirarlo y Luhan no quería nada más que la tierra se abriera para tragárselo.


— Hannie —llamó Baekhyun—, puedo esperar por ti afuera si así lo prefieres.


— N-no, ya estoy listo, so-solamente déjame cepillarme los dientes —balbuceó nervioso.


— De acuerdo, te espero aquí —sonrió divinamente.


Luhan se puso de pie tan rápido como su todavía dolorida pierna se lo permitió y fue con rapidez al baño para terminar de asearse. YanYan y Baekhyun se mataban con la mirada para cuando volvió a la sala de estar y sus padres todavía no parecían comprender nada.


— ¡WOW! ¿Ese auto es tuyo? ¡Es increíble! —soltó un emocionado Zhao.


Sus padres y hermana volvieron a mirarlo interrogantes. Luhan apenas logró sonreír y cojear apresurado hasta donde Baekhyun le daba una mirada de preocupación bastante extraña, a decir verdad.


— ¿Qué le pasó a tu pierna, Hannie? —inquirió.


— En el camino te cuento —respondió apresurado, tomándolo del brazo para sacarlo de ahí antes de que su hermana mayor decidiera prenderle fuego al peli-plata.


Afuera un lindo, costoso y muy, pero muy llamativo automóvil estaba aparcado frente a su puerta, con tres grandes e impresionantes camionetas tras él. Había como seis hombres de aspecto escalofriantes alrededor de los vehículos y todos sus vecinos ya estaban asomándose para ver qué pasaba.


— Joven Byun —saludaron ellos, con perfectas reverencias.


Luhan se tragó un gemido de angustia y comenzó a empujar al peli-plata para que entraran al auto cuanto antes. Eso era una maldita pesadilla y en ese momento su mayor deseo era golpear su cabeza contra alguna pared de concreto por siempre tener las peores idea del mundo entero.


— ¿Joven Byun? —habló el chofer una vez estuvieron a bordo del vehículo.


— A la escuela —respondió Baekhyun, dirigiendo sus ojos a él poco después—. ¿Ahora sí me dirás qué te pasó? —interrogó seriamente.


— Me caí.


— ¿Te caíste? —arqueó una de sus perfectas cejas—. ¿Dónde y cómo? —inquirió.


— Eso no te importa —gruñó—. Mejor explícame porque rayos te apareciste en mi casa así. ¿Cómo sabes mi dirección de cualquier forma? —soltó molesto.


Los lindos ojos ajenos lo observaron atentamente por varios minutos para que después él le diera una gran sonrisa y volviera la mirada al frente.


— Oye, te acabo de preguntar…


— Ya llegamos —anunció, bajando del auto aprisa y tendiéndole una mano.


Luhan vio su mano dubitativo antes de tomarla y dejar que él lo ayudará bajar. La sonrisa en los labios de Baekhyun creció más y pronto sus dos brazos se enredaron en uno de los suyos, con su cabeza recargada en su hombro de forma embarazosa.


— ¿Qué estás…?


— Es parte del trato —le recordó muy contentó, comenzando a caminar justo hasta el recinto donde todo mundo los observaba sin comprender—. Ahora, aquí viene tu primera lección.


— ¿De qué hablas? —murmuró confundido.


— De Sehun —sonrió ampliamente y solamente entonces Luhan notó la mirada atónita del pelinegro sobre ellos.


— Yo…


— Cierra la boca y sigue avanzando, ten por seguro que luego de esto él vendrá a ti —prometió.


Luhan tragó pesadamente, mirando en dirección a los destellantes ojos del peli-plata que decían que siguiera con el plan y, sin embargo, Luhan sabía que eso no estaba bien.


— No, esto no está bien. Yo no…


— ¡Buenos días Chanyeol! —chilló un muy feliz Baekhyun.


Solamente entonces Luhan notó que estaba frente a Sehun y Chanyeol, ambos tenían el ceño fruncido y eso simplemente lo ponía de los nervios.


— ¿Ya conocen a Hannie? —preguntó con entusiasmos.


— Buenos días Baekhyun, por supuesto que lo conocemos —respondió Chanyeol con la voz ligeramente tensa.


Luhan por su parte no podía dejar de mirar a Sehun.


— No debiste venir hoy a la escuela, tu pierna necesita reposo —dijo Sehun seriamente.


— Yo… en realidad me siento bien, así que…


— Es lo que también yo le dije cuando fui a recogerlo a su casa, es por eso que tambien lo estoy ayudando a andar —habló Baekhyun.


— A mí en realidad me parece que te estabas colgando de él, lo cual solamente empeorará todo —gruñó Sehun.


— No hacía tal cosa —protestó peli-plata.


— Sehun, estoy seguro que Baekhyun no estaba haciendo nada malo —intervino Chanyeol.


— Caminar prendado de su brazo no ayuda en absoluto —masculló entre dientes.


— No fue de esa manera —gruñó el peli-plata.


— Baekhyun, basta —ordenó Luhan.


— ¿Por qué? Es él quien está siendo grosero —resopló.


— Sehun solamente está preocupado por mí.


— Eso no significa que él deba…


— Vamos —interrumpió Sehun—, Chanyeol puede llevar tu mochila y yo te ayudaré a llegar al salón de clases.


El más alto de todos le dio una mirada ofendida pero terminó obedeciendo lo que Sehun había dicho. Una sonrisa fue esbozada por el pelinegro hacia él cuando uno de sus brazos rodeó su cintura y permitió que descansara su peso en él, calentando su corazón con ese gesto.


Algo en medio de su emoción le dijo que todo era gracias a Baekhyun y le dio una mirada agradecida al otro, quien sonrió levemente para él.


Aunque a final de cuentas en el fondo sabía que eso no significaba nada, pero no podía evitar sentirse contento. Sin embargo, esa alegría se fue pronto lejos una vez que las primeras clases habían terminado y Baekhyun prácticamente lo había arrastrado tan lejos como pudiera de cualquier lugar concurrido de la escuela, llevándolo a la azotea del edificio que albergaba los laboratorios.


Varios pares de ojos estaban sobre él tan pronto habían cruzado la puerta. Eran las amigas de Baekhyun y ninguna de ellas lo veía con agrado, en realidad sus ceños estaban fruncidos hacía él.


— Chicas, él es Luhan y desde hoy es mi mejor amigo —anunció Baekhyun.


— ¿De verdad? —interrogó una de ellas, con una de sus perfectas cejas arqueadas—. Pensé que esa era yo.


— Oh HyoJun, por supuesto que tú eres mi mejor amiga —aseguró Baekhyun—, pero por si no lo notaste, Luhannie es un chico y yo también, por lo tanto, algunas veces yo necesitaré más de su compañía —explicó como si fuera lo más simple del mundo.


— Si tú lo dices —bufó ella.


— Sí, yo lo digo —sentenció.


Luhan no podía sentirse más incómodo con el desarrollo de los hechos, es decir, ellas ni siquiera disimulaban que su presencia no era bienvenida y Baekhyun no ayudaba en absoluto. La melodía un teléfono móvil pronto interrumpió cualquier otra cosa que cualquiera fuera a decir y el peli-plata frunció el ceño al ver la pantalla.


— Debo atender esto, así que los dejó a solas para que se conozcan más y se acostumbren a pasar el rato juntos —dijo antes de marcharse, dejando a Luhan con las tres chicas que lo miraban con desdén.


Era una pesadilla total.


Ellas comenzaron una charla, fingiendo que él no estaba ahí en absoluto y para Luhan estaba más que bien. El trato era solamente con Baekhyun y él jamás había dicho que tenía que llevarse bien con ellas ni nada.


Sabía que tenía que esperar al peli-plata, así que prefirió acercarse un poco hasta el barandal que lo separaba de caer directo al vacío y se mantuvo ahí para al menos admirar un poco el paisaje. Sin embargo, comenzó a aburrirse pronto y Baekhyun tampoco daba señales de volver, pensando entonces que podía ir con Cherry y con eso en mente decidió dar la media vuelta y largarse, por lo menos ese fue el plan hasta que sus ojos captaron algo más adelante de donde estaba.


La figura de Sehun era inconfundible, estaba rodeado de un pequeño grupo de chicas al igual que Chanyeol. Ambos parecían bastante entretenidos y pronto se encontró a sí mismo frunciendo el ceño por ello.


Algo no estaba bien en esa situación y resultaba desagradable en muchos aspectos.


No pudo explicarlo cuando simplemente su estómago se volvió un nudo y un sentimiento de malestar se instaló muy dentro. Algo pareció despertar y gritar que ellas no debían estar ahí, que ver a Sehun en ese lugar no le gustaba en absoluto y que debía hacer algo al respecto.


— ¿Algo interesante para ver? —preguntó de la nada HyoJin.


Luhan dio un pequeño respingo por el repentino acercamiento.


— Na-nada en absoluto —respondió apenas. Luchando con sus ganas de volver para mirar qué era lo que Sehun estaba haciendo luego de que repentinamente recordara las anteriores costumbres de Sehun.


Una chica por semana, no importaba quién fuera porque solamente sería para entretenerse un rato y ella cambiara para la siguiente semana.


No le gustaba en absoluto. Era inaceptable.


— ¿De verdad? —inquirió ella para nada convencida, llamando nuevamente su atención—. Porque parecías muy entretenido en algo —comentó.


Luhan agachó la mirada sintiéndose ansioso, necesitaba saber qué era lo que estaba haciendo Sehun y al mismo tiempo quería dejar de sentir su estómago en una revolución que no podía explicar. Solamente quería a Sehun lejos de ellas.


— ¿Baekhyun va a volver en algún momento? —soltó con brusquedad, ganándose una mirada confundida y molesta.


— No lo creo —respondió con fastidio.


— Perfecto, entonces me largo de aquí —masculló entre dientes.


Ella resopló molesta y le importó un bledo mientras cruzaba la puerta, azotándola tras él. Su madre le había dicho que jamás debía correr en las escaleras jamás y mucho menos cuando estaba cojeando, no lo tomo en cuenta de todas formas y se encontró bajando las escaleras de a dos.


No podía explicar lo que estaba sintiendo porque no recordaba haberlo experimentado antes. Al menos no de esa forma, ya que nunca había sido un secreto para sí mismo que no le gustaba ver a Sehun con alguna chica en el pasado, ni siquiera con Cherry.


Sin embargo, antes sabía que era porque estaba molesto con Sehun, pero en ese momento no podía explicar qué sucedía y mucho menos sabía por qué era así de confuso y abrumador.


¿Sería por tal vez por qué había pasado tanto tiempo que no lo veía de esa manera?


No, no podía ser eso porque antes Sehun siempre estaba con Cherry y aunque el malestar existía entonces también, no era nada como en ese momento porque ella era su amiga y sabía que Sehun jamás le haría daño a ella.


Era algo más y por más que buscaba en sus recuerdos no podía explicárselo.


« No, bebé. El monstruo ha desaparecido… »


La voz de Sehun en su oído lo hizo estremecerse, aunque sabía que eso había sido la noche anterior y que él estaba muy lejos de estar ahí. Algo diferente se instaló en su pecho y lo puso todo de cabeza, no comprendía nada a pesar de que, desde que lo había conocido, la presencia de Sehun siempre lo había hecho sentir cálido.


« Aquí estoy Bǎobèi Lù, aunque no podamos estar cerca el uno del otro, yo siempre voy a estar aquí… »


¿De dónde había salido eso?


— Luhan —llamaron, colocando una mano sobre su hombro.


Se giró espantado, había estado demasiado distraído para notar que Cherry se había acercado siquiera. Ella lo miraba con preocupación y él penas le pudo sonreír un poco para fingir que estaba bien.


— Hola —saludó, intentando calmarse un poco más.


— ¿Estás bien? —inquirió la preocupada chica.


— Claro —sonrió lo mejor que pudo—, estaba un poco distraído y me sorprendiste, es todo —aseguró.


— Oh, en ese caso lo siento mucho —rió avergonzada—. Es solamente que he estado buscándote pero no te encontraba por ningún lado —explicó.


— ¿Has estado buscándome? —dijo algo confundido.


— Sí, lo que pasa es que hoy llegaste con ese chico llamado Baekhyun y me quede preocupada por eso, ya que antes pensaba que él no te agradaba.


Luhan sabía que todo era demasiado extraño pero no podía explicarle a ella que estaba desesperado y había aceptado un trato con Baekhyun en un momento donde no tenía ni la más remota idea de qué hacer.


— Sé que es extraño —admitió—, pero Baekhyun es un buen chico y estamos tratando de ser amigos —sonrió ampliamente para convencerla de sus palabras.


— Ya veo —lo miró con desconfianza—. Supongo que está bien entonces —sonrió apenas.


— Sí —asintió—. ¿Y qué hay de ti? ¿No estabas con Sehun cuando lo vi hace un momento? —habló sin poder evitarlo, arrepintiéndose en ese mismo instante.


— Oh, eso —suspiró—. Veras, es porque ahora tengo una nueva amiga y ella es muy tímida. Además, quiero poder conocernos más antes de presentarla con ustedes y todo eso. —La emoción brillo en sus ojos y Luhan no pudo evitar sonreír por eso.


Cherry nunca había podido hacer una amiga por sí misma, era demasiado temerosa y tímida, por lo que Luhan estaba muy feliz de saber que ella estaba consiguiendo a una nueva amiga por sí misma.


— Pero tú puedes venir a pasar el tiempo con nosotras si tú quieres —ofreció.


—No, yo no quiero incomodarte, tú misma acabas de decir que todavía quieren conocerse más y no quiero interferir —respondió Luhan honestamente, aun cuando también estaba el hecho de estar atado con Baekhyun.


— De acuerdo, pero todavía espero que nos podamos reunir más tarde para ponernos al día, si tú quieres claro —murmuró tímidamente.


No pudo evitar sonreír ante eso para después darle a ella un ligero abrazo.


— Por supuesto que quiero —rió—. Es más, te propongo llegar justos a la escuela e irnos juntos también. ¿Qué dices? —Ella asintió de inmediato.


La vio elevar su mano para saludar a alguien a lo lejos, tenía una sonrisa resplandeciente en los labios y le dio un efusivo abrazo antes de despedirse del todo y apresurarse hasta donde una pequeña chica rubia ya la esperaba.


Luhan sonrió hasta verla desaparecer, suspirando pesadamente y pasándose la mano por el cabello en un gesto de frustración. Se sentó en uno de los escalones que había bajado hacía poco tiempo y cerró los ojos. Sus recuerdos estaban regresando y esperaba que sirvieran en lugar de empeorarlo todo.


Porque al menos sabía en ese momento que tenía una larga semana por delante.


Lo cual solamente se fue volviendo una desagradable realidad con el pasar de los días siguientes, y para cuando finalmente llegó el viernes, Luhan estaba listo para golpearse a sí mismo por siempre tener las peores ideas del mundo.


Simplemente porque era la realidad, ya que se suponía que había aceptado el trato de Baekhyun con la promesa de que él iba a ayudarlo para acercarse a Sehun, pero el peli-plata hasta ese momento no estaba haciendo nada en absoluto, además de dejarlo atrapado con sus groseras amigas.


Para ese momento lo más cerca que estaba de Sehun era poder verlo desde la azotea donde Baekhyun siempre lo dejaba, y el pelinegro siempre en compañía de Chanyeol e ignorante de su existencia. Lo cual era otra cosa, porque Sehun simplemente ahora parecía ignorarlo más que nunca y él siempre terminaba con un dolor en el pecho cada vez más grande además de la maldita sensación extraña que siempre volvía cuando Sehun era agradable con otras personas.


Había descubierto para entonces que era lo mismo que había sentido cuando Kyung Min había estado cerca pero multiplicado por cien, lo cual no ayudaba. Así como su trabajo tampoco ayudaba puesto que Jackson no estaba en condiciones para ir y con Rin cuidando de él, el señor Li solamente contaba con él para sobrellevar todo. Incluso cuando Suho se presentaba ahí, lo cual también era un asco porque él todavía se olvidaba del altercado que habían tenido. Luhan incluso estaba sorprendido de no haber recibido una paliza o al menos de haber sido despedido ya.


Actualmente Luhan se sentía como una presa a punto de desbordarse y, siendo honesto con sigo mismo, tenía algo de miedo para cuando eso finalmente sucediera.


— ¿Otra vez mirando a Oh Sehun? —habló la inconfundible voz de HyoJin.


El calor llenó la cara de Luhan, quien se volvió de inmediato hasta la impresionante chica; todas ellas muy guapas pero tenían una actitud del asco, lo que en su opinión restaba por mucho su belleza.


— N-no estoy mirando a Sehun.


Sí, seguramente tartamudear no ayudaba mucho a que lo dicho fuera algo creíble.


— No soy estúpida, cariño —sonrió arrogante—. Todo mundo aquí se da cuenta que te la pasas aquí en nuestra compañía solamente para estar viéndolo a él. La pregunta aquí es… ¿por qué? —lo miró seriamente.


— No tengo idea de lo que hablas —bufó, controlando mejor sus nervios para entonces.


— ¿De verdad? —rió con diversión—. Yo también te he estado observando y no puedes engañarme, así que dime…


Dio un paso más cerca, invadiendo su espacio personal y poniéndole los nervios de punta al entrecerrar los ojos.


— ¿Acaso te da envidia? —preguntó burlona.


— Por supuesto que no —respondió rápidamente—. ¿Por qué tendría envidia de cualquiera de esas chicas?


Tanto él como ella hicieron una mueca de pura incredulidad ante sus palabras, ella sonrió de lado poco después cuando la sorpresa la había abandonado y justo cuando Luhan sintió su rostro arder y la confusión apoderarse por completo de él. ¿Qué había sido eso de todos modos?


— ¿Estás celoso de ellas y no de que él sea tan popular? —soltó con mucha diversión—. Entonces siempre ha sido a ellas a las que parece que les quieres prender fuego —rió con ganas al igual que las otras dos.


— ¡Eso no es así! —negó rápidamente.


La cara seguramente debía estar brillando de un rojo tan intenso que llamaría la atención de cualquier persona. La confusión iba en aumento y de algún modo sus burlas se sentían dolorosas porque no tenía idea de cómo defenderse, no tenía idea ni siquiera de lo que él mismo sentía.


— Niégalo todo lo que quieras, niño. Da igual, porque de todas formas él ni siquiera sabe que tu existes siquiera —soltó con malicia.


La declaración dolía más que las burlas, porque era cierta de alguna forma y eso era peor que cualquier otra cosa que ellas pudieran decirle.


— Además, es obvio que se la pasa mejor con cualquiera de ellas. Ya sabes —se encogió de hombros—, no por nada su reputación de jugador.


— ¡Sehun no es así! —explotó, mirándola con enojo—. Lo era antes pero dejó eso atrás —sentenció con firmeza.


— ¿Y tú realmente lo crees? —se rió—. Porque hasta donde yo sé, Fay es la prueba más fiable de que te equivocas. ¿No es así Fay?


— No es caballero en lo absoluto, pero a quién le importa eso si lo que menos te interesa es una cita romántica. —Ella se mordió el labio inferior—. Él ha sido por mucho mi mejor experiencia y dudo olvidarla pronto —sonrió con malicia.


Luhan negó varias veces. No estaba dispuesto a creer en nada que ellas dijeran, porque ellas no conocían a Sehun y él sí.


— Mejor date por vencido —aconsejó HyoJin—. Es decir, ¿por qué él perdería el tiempo con alguien tan simple como tú? Ni siquiera eres lindo en lo absoluto —bufó.


— Te equivocas, yo no veo a Sehun de esa…


— No lo ves de esa manera y sin embargo estás aquí discutiendo conmigo como si fueras su novio o tuvieras algún derecho sobre él —dijo con lo que Luhan interpretó como asco—. Mejor acepta ya que él te gusta pero jamás vas a tenerlo.


Luhan cerró los ojos con fuerza, no podía defenderse en absoluto. Su cabeza era un caos y de alguna forma sus palabras le estaban haciendo mal. Algo andaba muy mal con él y lo único de lo que estaba seguro era de que ellas mentían sobre Sehun.


— Ríndete ya, eres muy poca cosa para alguien como Oh Sehun y seguramente para cualquier otra persona —rió.


— ¡HyoJin! —rugió Baekhyun, mirando a su amiga con furia.


Luhan miró en su dirección completamente sorprendido mientras que HyoJin retrocedía más que asustada por la mirada que el peli-plata estaba enviándole. El castaño estaba sin habla para cuando Baekhyun se plantó frente a él para defenderlo de ella.


— ¡¿Qué mierda se supone que estás haciendo?!


— Baek-Baekhyun, yo…


— ¡Les deje muy claro que Luhan es ahora mi mejor amigo y por ello no voy a tolerar que ninguna de ustedes le hablen mal de ninguna forma! —vociferó.


— Pero Baekhyun…


— ¡Pero nada! —sentenció—. Esta es la única y última vez que se los digo, Luhan será tratado con respeto, me importa una mierda si ustedes están de acuerdo con ello o no. Así que más les vale no volver a meterse con él o van a lamentarlo —advirtió—. ¿Les quedo claro?


— Sí, Baekhyun —escupió entre dientes HyoJin.


— Ahora lárguense de mi vista antes de que decida cumplir con mi amenaza. —Ellas asintieron sin chistar y desaparecieron en menos de un segundo, dejando solamente al peli-plata y a un muy sorprendido Luhan.


— Baekhyun, tú…


— Lo lamento muchísimo Hannie —dijo, girándose en su dirección—. No debí dejarte a solas con ellas.


— N-no, está bien —sonrió levemente, todavía procesando lo que acababa de pasar—. Entiendo que estabas ocupado.


— De todas formas —negó levemente—. Estás aquí porque te dije que quería que fuéramos amigos y en lugar de estar aquí contigo, yo siempre estaba en otro lugar, perdón por eso —murmuró avergonzado.


— Descuida, no importa —dijo algo más repuesto, esbozando para él una sonrisa más amplia.


Tal vez había juzgado mal a Baekhyun, tal vez ellos sí podían ser amigos después de todo.


— Oh, Hannie —chilló, abalanzándose sobre él para abrazarlo con fuerza—. ¡Eres el mejor!


Luhan apenas pudo permanecer de pie tras la sorpresiva acción del peli-plata, sintiendo poco después un escalofrío recorrerlo que lo hizo disparar su mirada hasta donde Sehun había estado cuando él había estado observándolo, ahí no había nadie en absoluto.


— De todas formas, me gustaría compensarte de alguna manera —habló Baekhyun, obligándolo a regresar su atención al peli-plata que se alejaba de él y sonreía ampliamente—. ¿Qué dices de asistir a una fiesta hoy por la noche?


— ¿Una fiesta? —arqueó una ceja en dirección al otro.


— Sí —asintió con entusiasmo—. Lo he estado planeando todos estos días para presentarte oficialmente a todo mi circulo social —anunció con emoción.


— No lo sé, yo...


— Oh, vamos —insistió—. Mañana es sábado, por lo que no hay que preocuparse por la escuela. Por favor, di que sí —hizo un puchero para persuadirlo.


Era aterrador si se lo preguntaban a Luhan, pero no encontraba algo para decirle que no a Baekhyun. Además, él se había tomado muchas molestias por organizar la fiesta y no podía haber nada de malo en ir a pasar un rato seguramente en la casa de Baekhyun o de alguna de sus amigas.


— De acuerdo. Primero hablaré con mis padres para que ellos me den permiso y después yo te llamo para confirmar.


— ¡Espléndido! —chilló, tomando sus manos—. Pasaré por ti a eso de las siete.


Luhan pensó en decirle que todavía ni siquiera tenía el permiso, pero no pudo decirle al verlo tan feliz, por lo que únicamente sonrió. Algo comenzaba a decirle que él y Baekhyun iban a volverse buenos amigos después de todo.


***


— Oye, HyoJin —llamó tan pronto vio a la chica salir del baño.


Ella se detuvo, mirándolo bastante sorprendida y él a cambio le dio su mejor sonrisa coqueta. HyoJin sonrió también en respuesta y se acercó hasta donde el pelirrojo llevaba esperándolo desde hacía diez minutos.


— Chanyeol, es una sorpresa verte —dijo, colocando una de sus manos sobre sus caderas.


— Sí, claro —se obligó a sonreír—. Necesito hablar contigo sobre algo.


— ¿Qué exactamente?


— Es sobre Luhan —respondió sin rodeos.


La chica frunció el ceño tan pronto dijo aquel nombre y Chanyeol sabía que la tenía. Si a ella no le gustaba Luhan, él sin duda alguna iba a obtener la información que quería y podría conseguir que Sehun dejara de joder sobre toda la maldita situación.


— ¿Y qué te hace pensar que yo te diré algo? —inquirió, cruzándose de brazos y exhibiendo sus pechos de esa forma.


Era obvio que le gustaba ser el centro de atención a cualquier costo, para él, sin embargo, no era atractivo en lo absoluto.


— No lo sé —se encogió de hombros—. Sin embargo, algo me dice que tú y yo podríamos ayudarnos mutuamente a conseguir algo que de verdad queremos —sonrió con malicia.


Chanyeol no era estúpido y había estado jugando bien sus cartas, por lo que sabía perfectamente que a HyoJin no le gustaba para nada que Baekhyun hubiera puesto sus ojos sobre Luhan, ella estaba segura de que Baekhyun iba a fracasar con la idea de Luhan siendo su novio y sabía que no había nada que ella disfrutara más que tener la razón.


— No tengo ni idea de lo que estés hablando pero supongo que podría escuchar. —Lo miró con interés y solamente con eso Chanyeol sabía iba a conseguir justo lo que quería de ella.


— Entonces, vamos —indicó.


— ¿A dónde? —preguntó con desconfianza.


— A un lugar donde podamos hablar a solas. Ya que estoy seguro de que no quieres que nada se sepa, ¿cierto?


Ella lo consideró por un instante antes de asentir e ir hasta donde él estaba. Chanyeol sonrió complacido, colocando un brazo sobre sus hombros para comenzar a caminar hacia su destino; el laboratorio que era su escondite personal.


Recibiendo una mirada de confusión tan pronto se abrió la puerta y se toparon con Sehun sentado sobre una de las mesas de trabajo. Chanyeol no estaba contento con eso pero no lo iba a exteriorizar, así que simplemente se limitó a guiar a HyoJin dentro y ofrecerle un banco para que se sentara.


— ¿Qué hace él aquí? —preguntó ella con el ceño fruncido.


— Tranquila, él nos va a ayudar —aseguró.


— ¿A qué, exactamente? —interrogó con cautela.


— Verás, preciosa —comenzó Chanyeol—. He estado haciendo bien mi tarea y sé del interés que Baekhyun tiene sobre Luhan, así como también sé que tú no estás de acuerdo con ello —comenzó el pelirrojo.


— Eso no…


— Yo tampoco estoy de acuerdo con ello —dijo de golpe—. Así que tengo un trato para ti —ofreció con una sonrisa sensual que la dejó un tanto aturdida.


— ¿Qué tipo de trato? —inquirió sin poder apartar sus ojos de él.


— Sé que odias no tener la razón, por lo que yo te ofrezco toda mi ayuda para que Baekhyun se dé cuenta también de que tú no te equivocas.


— ¿De verdad? —interrogó sorprendida.


— De verdad —rió ligeramente.


— ¿Y cómo harías eso?


— Saboteando sus planes obviamente, y para eso te necesito a ti —la señaló.


— Digamos que yo acepto este plan tuyo —agitó su mano con desdén—. No soy una idiota y sé que tú querrás algo a cambio. La pregunta es… ¿qué me pedirás? —interrogó con los ojos entrecerrados.


— Yo… —sonrió de lado—. Yo quiero a Baekhyun.


Los ojos de la chica se abrieron ampliamente y Chanyeol sintió la mirada de Sehun taladrando, pero después podría encargarse de él.


— Baekhyun jamás estaría contigo —bufó con obvio disgusto—. No con Minseok en el juego, al menos.


Chanyeol frunció el ceño. ¿Quién jodidos era Minseok a final de cuentas?


— Deja que yo me encargue de eso, por el momento solamente quiero a Luhan fuera del camino —sentenció.


Ella permaneció pensativa durante unos minutos, antes de nuevamente alzar su mirada hasta el pelirrojo y sonreírle de vuelta.


— Estoy dentro.


— Muy buena elección —rió coqueto—. Desde ahora serás nuestra informante, así que espero que nos digas cada cosa que Baekhyun planee para conseguir que Luhan se fije en él.


— No hay problema —asintió.


— También espero tu completa lealtad, porque cosas muy feas pasaran si nos traicionas —advirtió.


La chica arqueó una ceja en su dirección antes de mirar hacía Sehun y terminar asintiendo sin chistar, algo intimidada por el pelinegro con obviedad.


— Necesitamos entonces que nos digas porque ellos ahora están con esta mierda del mejor amigo si hasta hace unos días Luhan no lo soportaba —intervino Sehun y Chanyeol rodó los ojos por su impaciencia.


— Es por ti —respondió sin rodeos, dejándolos atónitos a ambos—. Baekhyun le propuso a Luhan un trato donde si él aceptaba ser su amigo, a cambio Baekhyun iba a conseguir que tú dejaras de ignorarlo —explicó.


La sonrisa de estúpido de Sehun no pudo ser más grande en ese momento y Chanyeol solamente rodó los ojos ante ello. Aunque por lo menos eso significaba que Sehun iba dejar de ser un jodido dolor en las bolas cada vez que veía a Luhan en compañía de Baekhyun, justo como hacía un rato que los habían visto abrazarse tan efusivamente.


— Sin embargo, puedo imaginar que el plan de Baekhyun es todo lo contrario, ¿no es así? —Ella asintió.


— Lo que Baekhyun busca es que Luhan y él se vuelvan más cercanos y con el tiempo lograr que Luhan se olvide de ti.


Sehun dejó de sonreír y gruñó en su lugar. Chanyeol comenzaba a sentir un dolor de cabeza viniendo, aunque de alguna forma sentía que Baekhyun lo valdría al final.


— ¿Algo más que debamos saber? —preguntó el pelirrojo.


— No por el momento, hasta ahora eso es todo lo que Baekhyun nos ha dicho —aseguró.


— De acuerdo —asintió—. Es todo entonces, esperaremos hasta que tengas alguna otra información.


— Muy bien —asintió—, pero desde ya les diré que si Baekhyun llega a descubrir algo sobre esto yo le diré que ustedes me amenazaron —advirtió.


— Me parece justo y ten por seguro que nosotros vamos a respaldar eso —prometió Sehun, algo que no lo tenía muy feliz pero lo aceptaría.


HyoJin sonrió complacida mientras se ponía de pie, andando hasta la puerta y guiñando coquetamente en su dirección antes de abandonar la habitación del todo. Dejándolo solamente a él y la sonrisa de imbécil del pelinegro.


— Quita la cara de idiota, Sehun —bufó.


— Cierra la boca —ordenó sin borrar la muestra de su felicidad—. Todavía vamos a hablar sobre Baekhyun, pero más tarde porque quiero disfrutar un poco más de esto.


Chanyeol resopló, sabía que iba a tener problemas, así que también estaba a favor de que la conversación fuera pospuesta hasta nuevo aviso.


***


Un suspiro pesado salió de sus labios antes de mirar más de cerca su imagen en el espejo luego de terminar de arreglarse. Asintió ante su reflejo porque suponía que estaba perfecto para una fiesta cualquiera.


Había conseguido el permiso de sus padres sin problema luego de que Baekhyun hubiera irrumpido nuevamente en su casa y prácticamente le hubiera rogado a su madre de rodillas que lo dejara ir y que además lo dejara pasar la noche en su casa para que así no tuviera que regresar a casa corriendo el riesgo de que algo le sucediera.


Sorprendentemente su madre había puesto miles de peros y aún más sorprendente fue que Baekhyun los había derribado todos y cada uno de ellos, consiguiendo el permiso al final y marchándose con la promesa de volver a las siete en punto a buscarlo.


Era por ello que estaba justo revisando su atuendo justo a las 6:45 pm. YanYan lo miraba con el ceño fruncido desde la puerta de su habitación y Luhan ya no sabía qué más decirle para que quitara ese ceño fruncido.


— No vayas —pidió ella cuando oyeron a su madre avisando que Baekhyun había llegado ya.


— YanYan jiějiě — sonrió ante la tierna sobre protección de su hermana—, estaré bien — aseguró—. No es la primera vez en la vida que salgo a una fiesta, además de que seguramente solamente será una reunión cualquiera en casa de Baekhyun.


—  Ese chico no me gusta — farfulló.


— Sé que es muy…, fuera de lo común — dijo al no saber qué más decir sobre el peli-plata—, pero te prometo que es un buen chico —sonrió para tranquilizarla.


Ella no parecía feliz o más tranquila tras sus palabras, pero terminó suspirando pesadamente y sonriéndole finalmente. Luhan estaba feliz con ello porque sabía que significaba que su hermana confiaba plenamente en él.


— Tan sólo prométeme que me llamaras si decides que quieres volver a casa —pidió.


— Lo haré —respondió sonriente, dejando un beso en la mejilla de su hermana antes de abandonar la habitación e ir hasta el primer piso para despedirse de sus padres. Baekhyun lo esperaba afuera en su auto, porque Luhan sin duda alguna lo había hecho prometerle que ya no irrumpirá en su casa como un loco.


Vio al chofer asentir en su dirección antes de que la puerta se abriera para él, permitiéndole abordar el vehículo. Sorprendiendo al ver a Baekhyun, porque, aunque sabía que Baekhyun era un tanto extravagante, no había imaginado que el chico se vistiera como para una pasarela de modas para un simple reunión en su casa.


— ¿Listo? —preguntó el peli-plata, mirándolo de pies a cabeza con una sonrisa radiante.


— Supongo que sí —murmuró, sintiéndose un tanto fuera de lugar.


— De acuerdo —asintió, asintiendo en dirección al chofer—. Te ves muy bien, por cierto —alagó.


— Gracias —dijo un tanto extrañado.


Ninguno dijo nada más tras eso. Luhan tan sólo esperaba que el viaje a casa de su amigo no demorara mucho, pero muy pronto descubrió que algo no iba como debía cuando el auto se adentró a una avenida abarrotada de jóvenes, luces de neón y nada de lo que una zona residencial tenía.


— ¿Dónde estamos? —preguntó un tanto espantado cuando el auto se detuvo finalmente.


— En Hell —respondió con una sonrisa traviesa.


Luhan bajó indeciso, mirando con duda el enorme letrero neón de aquel antro. Todo en él gritaba que diera la vuelta y se largara de ahí, pero descubrió que no tenía ni idea de cómo regresar luego de mirar calle abajo sin reconocer nada en ese lugar.


— ¿Qué hacemos aquí? —preguntó nervioso.


— Te lo dije, vinimos a una fiesta —le recordó.


— Pero pensé que te referías a una reunión en tu casa con algunos amigos, no venir a un antro —señaló la fachada—. Baekhyun, nosotros ni siquiera tenemos la edad para entrar ahí.


— Tranquilo, estás conmigo —sonrió de forma deslumbrante.


Luhan por su parte no le creía en absoluto, no cuando podía sentir el suelo bajo sus pies vibrando por la alta música y cuando sentía mil miradas fijas en él. Quería largarse cuanto antes y no pudo hacerlo al final luego de que Baekhyun lo tomara del brazo y tirara de él hasta la entrada de aquel lugar.


— Baekhyun, yo no…


— Déjanos pasar —ordenó con simpleza y el cadenero obedeció sin chistar.


Dios, eso estaba tan mal y nada tenía que ver la masa de gente que bailaba frenética en la pista de baile, ni los olores extraños que atacaron a su nariz, tampoco la música que debía estar muy por encima del nivel incluso para un lugar como ese, o las chicas que bailaban en tarimas con trajes de baño brillantes y muy diminutos.


Luhan simplemente quería salir corriendo y tal vez incluso vomitar un poco.


— ¡Llegó su Dios! —gritó Baekhyun a todo pulmón.


Todos ahí se giraron para verlo y vitorearlo, antes de que alguien elevará su mano para llamarlos desde la segunda planta del lugar. Luhan apenas pudo caminar por entre el mar de gente que, si no estaban saludando a Baekhyun, se giraban en su dirección con miradas curiosas y sonrisa maliciosas.


Luhan chilló más de una vez y miró en todas direcciones tras sentir manos ajenas en lugares que él nunca había dado su consentimiento para ser tocados. Quería largarse más que nada en el mundo para cuando llegaron a las escaleras pero ni loco volvería a pasar por la pista de baile de nuevo.


— Hey, Baek —saludó un chico rubio, sentado junto a otro chico peli-rosa, o por lo menos era ese el color que Luhan creí ver.


Aunque para ser honesto, de los seis ocupantes de esa mesa, Luhan únicamente reconocía a Yuna, Fay y HyoJin; las amigas de Baekhyun.


— ¿Quién es él? —preguntó un chico con el cabello negro y ligeramente largo.


— ¡Él es Luhan! —lo presentó con emoción.


Los tres hombres en la mesa arquearon una ceja en su dirección, dos de ellos poniendo expresiones de irritabilidad poco después mientras que el rubio le sonreía de una forma un tanto espeluznante.


— Luhan —gritó por sobre la música—, ellos son G-Dragon —señaló al peli-rosa—, SeungRi  —señaló al rubio— y mi primo Heechul —finalizó con el pelinegro.


— ¿Así se llaman? —le preguntó a Baekhyun, susurrándole al oído.


Baekhyun rió con ganas y negó, antes de también susurrarle que en realidad eran apodos que ellos mismos se habían puesto, a excepción de su primo.


— Mucho gusto —gritó tan alto como pudo antes de hacer una reverencia.


— El gusto es todo mío —respondió de vuelta el rubio, poniéndose de pie para besarlo en ambas mejillas.


Luhan estaba en estado de shock para ese momento y no pudo moverse antes de ser arrastrado al sofá semicircular justo a un costado del rubio que le daba una mirada preocupante.


— SeungRi —gruñó el peli-rosa.


El tipo lo ignoró por completo y Luhan elevó su vista a Baekhyun para pedir ayuda, el peli-plata tenía el ceño fruncido y no lo decepcionó. Alejando rápidamente al rubio y ocupando su lugar justo a su lado para tranquilidad de Luhan.


— ¿Qué quieres tomar? —preguntó poco después a Luhan.


Luhan notó solamente entonces a la chica pelirroja con un diminuto traje de baño que seguramente esperaba su orden. Sinceramente él no tenía ni idea de que responder porque dudaba mucho que ahí hubiera nada que no se sirviera con alcohol.


Era horrible y quería largarse.


— Agua —respondió al verse observado por todos.


— ¿Agua? ¿Es enserio? —inquirió el primo de Baekhyun, incluso la camarera lo miraba como si viniera de otro mundo.


— ¿No quieres otra cosa? —habló en esa ocasión Baekhyun


— Yo, no tomó —explicó.


Había tenido suficiente para el resto de su vida luego del fiasco de aquella vez con Jackson.


— Pero seguro algo te gustará, yo puedo pedir por ti si tú quieres —ofreció Baekhyun.


— No, gracias —forzó una sonrisa. Todo estaba siendo demasiado incómodo para él.


— Vamos, Hannie —insistió—. Únicamente pruébalo y si no te gusta lo dejas.


— No, de verdad no quiero —sentenció con firmeza, porque ni de broma iba a dejar que lo obligarán a hacer nada.


Todo en la mesa evidenciaron su fastidio pero poco le importó. Baekhyun hizo su pedido, marcando así el inicio de una horrible noche para él y pronto supo que los amigos de Baekhyun lo veían como alguien que jamás encajaría.


Se lo hacían saber con cada mirada de fastidio y mueca de desagrado que le dieron luego de negarse a tomar cualquier cosa que Baekhyun le ofrecía, o cuando lo rechazó para ir a bailar porque ni muerto iba a volver a la maldita pista de baile a ser manoseado por una bola de extraños. El mismo Baekhyun también parecía bastante molesto por su actitud.


Luhan por su parte estaba harto y aburrido, para esas alturas estaba más que decidido que nunca volvería a dejar que Baekhyun lo convenciera de ir a ninguna fiesta nuevamente.


— Realmente odias estar aquí, ¿verdad? —Le habló Yuna.


Luhan la miró algo sorprendido pero le sonrió al final. Ella había sido la única que había sido más o menos agradable durante todo ese tiempo. Incluso antes, ella era la que menos se había mostrado grosera con él cuando Baekhyun lo dejaba solo con las tres chicas en la azotea durante el descanso.


— Lo siento, sé que estoy siendo antipático, pero de verdad no me gusta estar aquí, no me siento cómodo —admitió.


— Eso no tiene nada de malo —aseguró con una sonrisa—. Baekhyun debería entenderlo también en lugar de estar molesto. —Luhan asintió y miró en dirección a la pista de baile, donde el peli-plata bailaba con su primo—. ¿Algo de tomar? —ofreció.


— No, yo no…


— Es soda —sonrió, mostrándole la botella antes de verterla en un vaso limpio—. Fui a buscarla hace un momento para ti.


— Muchas gracias —sonrió levemente, tomando el vaso que ella le ofrecía y bebiendo un poco del contenido—. En realidad, me quiero ir ya.


— Apuesto que sí —rió—. Yo puedo hablar con Baekhyun si tú quieres, él siempre me escucha.


— ¿De verdad? —preguntó esperanzado.


— Claro —asintió Yuna—. Solamente dejemos que se divierta un rato más y hablaré con él —prometió.


— Te lo agradecería mucho —suspiró aliviado.


— No hay problema —volvió a reír—, pero mientras tanto, ¿qué tal si charlamos y nos conocemos mejor? —propuso.


Luhan asintió, era lo menos que podía hacer por ella, quien resultó ser realmente muy agradable. Sé reía casi de todo y luego de un rato Luhan también se encontró a sí mismo riéndose de todo también.


Así como se dio cuenta que su visión comenzaba a volverse extraña y estaba un paso más allá para llamarlo un simple mareo cuando todo a girar a su alrededor. Su alrededor comenzaba a tornarse distorsionado tanto para sus ojos como para sus oídos y su respiración estaba tan agitada como si hubiera corrido kilómetros.


No están seguro de tener frío o calor, pero estaba seguro de que quería vomitar y que apenas distinguía a Yuna. Algo iba muy mal y se dio cuenta muy tarde de ello.


— ¿Luhan? —lo llamó.


Luhan quiso hablar pero nada tenía sentido en su cabeza, apenas recordaba que había estado haciendo apenas unos segundos atrás.


— ¿Qué… qué me hi-ciste? —balbuceó.


Apenas lo distinguió pero estaba seguro de que ella sonreía.


— ¿Ya le hizo efecto? —escuchó a lo lejos a HyoJin, o al menos creía que era ella.


— Por supuesto.


¿Quién era la dueña de esa voz?


No sabía, todo estaba muy confuso. Su cuerpo apenas le respondió cuando se puso de pie y dio dos pasos antes de besar el suelo, escuchándolas reír a sus espaldas. Tenía que salir de ahí, era lo único que tenía sentido para él mientras bajaba o intentaba bajar las escaleras, chocando con todos los que subían o con las paredes.


Terminando en el suelo en los últimos escalones. Las lágrimas se aglomeraron en sus ojos y gateó hasta lo que esperaba fuera el baño. Necesitaba vomitar y echarse un poco de agua en la cara.


— Oh, amigo —hubo risas—. Creo que a este chico se le fue la mano. —Más risas extrañas.


Luhan apenas registraba lo que estaba pasando a su alrededor y solamente sabía que si era el baño el lugar al que había entrado. Distinguió eso una vez estuvo adentro y se apoyó en las frías paredes para ponerse de pie y llegar al espejo.


Su estómago lo expulsó todo de golpe y no pudo evitar las lágrimas luego de sentir algo húmedo derramarse en su camiseta. Era humillante, tenía miedo y quería estar en casa y no haber salido como YanYan le había pedido.


— Sehun —sollozó.


Una puerta. Había escuchado una puerta tras él y se giró para ver de quien se trataba, consiguiendo apenas enfocar su visión en la persona que lo miraba fijamente.


— ¿Hu-Hunnie? —balbuceó.


Logrando a duras penas dar dos pasó antes de caer duramente, levantándose con dificultad para alzar la mirada directo al individuo de pie frente a él. Nuevamente tuvo que gatear hasta él y sujetarse de sus piernas para levantarse.


Él sostuvo su cintura una vez estuvo a su alcance, Luhan sentía su corazón acelerado cuando lo miró a los ojos y acunó su rostro.


— ¿Hunnie? —susurró, esforzándose por enfocar su mirada.


Tenía las mismas facciones, apenas lo distinguía pero sabía que era así. Sus ojos sin embargo…


Ese no era Sehun.


— ¡No! —gritó e intentó empujarlo.


— ¿Ahora te resiste, maldita puta? —gruñó Minho, tirando dolorosamente de su cabello.


Luhan sollozó de dolor.


— Sehun no vendrá a salvarte —rió perversamente.


— ¡No! —Fue la única cosa coherente que su boca dejaba salir.


— ¿Qué mierda crees que estás haciendo, Minho?


Todo se detuvo y Luhan no tuvo que esforzarse en reconocer eso voz, era Baekhyun sin duda alguna.


— Baekhyun, ¿qué haces aquí?


— No tengo porque explicarte nada —masculló Baekhyun—. Sin embargo, me gustaría saber que mierda le estás haciendo a mi cita.


Terminó en el suelo tan pronto las palabras de Baekhyun fueron dichas. Alguien lo ayudó a ponerse de pie con cuidado pero Luhan no pudo distinguir quién era por más que trató de hacerlo.


— Baekhyun, escucha, yo no sabía que ese chico…


— Cierra la boca —ordenó—. Sabes bien que nadie toca lo mío.


¿De qué demonios estaba hablando Baekhyun? Luhan se preguntó cuando estuvo a su lado, aunque eso era una suposición que había hecho cuando él perfumes del peli-plata llegó a su nariz.


— ¿Cuáles son sus órdenes, joven Byun?


— Saquen a Luhan de aquí —respondió seriamente—, y hagan que Minho aprenda que no puede acercarse a lo mío.


Algo pasó, Luhan no sabía qué, pero estaba de vuelta donde la música le hacía retumbar la cabeza. Escuchó lo que creyó eran voces y poco después aire frío golpeó su rostro y la música comenzó a alejarse.


— ¿Ba-Ba-Baek? —balbuceó.


— Ni de broma, niño —le respondió alguien totalmente desconocido.


¿Quién era entonces? ¿Qué estaba pasando?


Trató de alejarse con eso en mente pero él extraño lo obligaba a moverse sin problemas, manteniéndolo a raya sin esfuerzo alguno.


— Mierda, quédate quieto —gruñó—. Ya veremos si das tanta pelea cuando el general llegue —bufó.


¿Había dicho general?


El miedo lo golpeó como una tonelada de concreto pero apenas conseguía moverse bajo los efectos de lo que quiera que había en su sistema. Las lágrimas fueron su única respuesta.


— Oye, no llores —pidió con un tono…


¿Él estaba angustiado?


— Estás a salvo ahora, yo soy Bobby.


¿Dónde había escuchado ese nombre antes?


— T-tú…


— Mierda —tragó con dificultad—. No me mires de esa forma, por favor. Él va a matarme si nos ve así y piensa cosas extrañas —dijo nervioso.


***


— ¡Haz que esta mierda vaya más rápido! —exigió alterado Sehun.


— Oye, no le hables a mi chofer de esa forma —gruñó Chanyeol.


Eso le importó un bledo al pelinegro, suficiente tenía ya con estarse comiendo las uñas tras la llamada de Bobby diciéndole que Luhan se había presentado en el puto antro de su hermano en compañía de Baekhyun justo cuando el bastardo de Minho también estaba ahí.


Sumado a eso sabía por la última llamada de su amigo, que estaba en muy mal estado y que tenía que darse prisa antes de que todo fuera a peor.


— Ahí están —señaló la esquina antes de entrar a la calle que llevaba a Hell.


Bajó del auto sin que este se detuviera del todo y caminó rápidamente hasta donde Bobby estaba, abrazando a Luhan, con los ojos clavados en el castaño y el rostro totalmente rojo.


— ¡Bobby! —ladró sin poder contenerse.


— ¡Yo no hice nada! —exclamó espantado, soltando a Luhan como si estuviera en llamas.


Sehun apenas logró sujetarlo antes de que golpeara duro en el pavimento, enviándole a su amigo una mirada fulminante.


— Lo siento, estoy muy nervioso —explicó apenado.


— ¿Luhan? ¿Luhan, puedes oírme? —preguntó preocupado, tras notar lo perdido que Luhan estaba—. ¿Qué mierda le hicieron allí adentro? —gruñó.


— No lo sé, él jamás se separó de Baekhyun y su grupo. Lo que sea que le hicieron, fueron ellos y nadie más —respondió seriamente.


Sehun maldijo por lo bajó, poniéndose de pie con Luhan en brazos. Lo único en que podía pensar era en que iba a matar al imbécil de Baekhyun cuando le pusiera las manos encima por lo que sea que le había hecho a Luhan.


— ¿Hu-Hunnie? —murmuró confundido el castaño.


— Hey —sonrió levemente cuando Luhan acarició su rostro—, ¿cómo estás, bebé?


Luhan negó para después asentir. Obviamente él estaba más que mal.


— Ellos seguramente lo drogaron de alguna forma, tú sabes cómo es eso —comentó Bobby.


— Gracias Bobby —miró a su amigo—. Lo mejor es que vuelvas con Minho antes de que se dé cuenta que te fuiste.


— Lo haré —asintió—. Espero que Luhan se recupere. —Sehun asintió y lo vio marcharse antes de subir al auto donde Chanyeol lo esperaba.


El pelirrojo lo ayudó a subir a Luhan al auto puesto que el castaño era totalmente un peso muerto y solamente balbuceaba incoherencia.


— ¿A dónde? —preguntó preocupado el pelirrojo luego de que Sehun ocupará su lugar junto a Luhan.


— A dónde siempre —le dio una mirada a Luhan—, y que sea rápido. —El más alto asintió, haciéndole una señal a su chofer para que se movieran.


— Oye, ¿no creerás de verdada que Baekhyun hizo esto o sí? —habló Chanyeol.


— No te atrevas a defenderlo —masculló entre dientes, mientras revisaba que Luhan no tuviera alguna lesión—. Tú sabes con qué fin se hace algo como esto en lugares como la pocilga de Minho.


— Pero Sehun…


— Voy a matarlo Chanyeol, a menos que tenga una muy buena explicación para que esto pasara —sentenció, sin dejarle oportunidades a su amigo de replicar.


No prestó más atención a su amigo luego de lo dicho. Su concentración estaba totalmente en Luhan, quien trataba de salir de la bruma de confusión en la que estaba metido. El castaño no paraba de parpadear como si eso fuera a ayudar en algo y fuera de eso parecía estar tranquilo con él.


— Luhan, ¿puedes entenderme? —preguntó—. ¿Sabes quién soy?


Luhan asintió y luego negó sin dejar de parpadear.


— Mierda, Luhan mírame —ordenó.


Él lo hizo y después sonrió tontamente, dejando a Sehun totalmente confundido.


— Hunnie.


Sehun resopló frustrado, colocando sin esfuerzo a Luhan sobre su regazo para obligarlo a mirarlo a la cara. En su lugar los brazos de Luhan le rodearon el cuello y recibió un beso en el cuello que le puso la piel de gallina.


Chanyeol soltó una carcajada sin pena alguna ante su expresión de asombro y confusión total.


— Luhan —gruñó, empujándolo bruscamente por los hombros. El castaño llevó ambas manos a su cabeza e hizo una mueca de dolor que dejó su corazón en un hilo.


— No… bien… no…


— Lo sé, lo sé nene —lo consoló, jalándolo a sus brazos nuevamente—. Vas a estar bien —prometió.


— Señor Park —llamó el chofer.


— Gracias por traernos Yong —respondió el pelirrojo, siendo el primero en bajar para de esa forma ayudarlo a sacar a Luhan del auto y llevarlo dentro del bloque de apartamentos frente a ellos—. ¿Tienes idea de lo mal que se ven dos tipos llegando con un chico drogado a las tres de la madrugada? —señaló Chanyeol al llegar al elevador.


— Cállate Chanyeol —gruñó, presionando el botón del cuarto piso.


— Voy a decir que todo fue plan tuyo si alguien llama a la policía —bufó.


Sin embargo, sabía que su amigo no hablaba enserio y que mucho menos estaba molesto, o de lo contrario no lo habría ayudado a llevar a Luhan al apartamento y mucho menos habría abierto la puerta de entrada y mucho menos la del dormitorio para él.


— ¿Qué más necesitas? —inquirió con preocupación el más alto.


— Espera afuera, te llamaré si te necesito —instruyó.


Luhan apenas colgaba a un costado suyo e iba a caer al suelo si Sehun decidía soltar su brazo que pasaba por sus hombros. Tenía que llevar a la cama y ponerlo en ella antes que ninguna otra cosa. Luhan por su parte comenzó a reírse a carcajadas justo en ese momento, dificultándole su tarea y confundiéndolo a un punto que era aterrador.


— Luhan, basta —ordenó sin saber qué más hacer o decir.


Luhan en cambio continuó riéndose, una risa nada normal y un tanto histérica que asustó por completo al pelinegro, dejándolo con la única opción de sostenerla por los hombros y agitarlo esperando darle algo de lucidez.


— Luhan, regresa —exigió.


El castaño paró de reírse y se quedó mirándolo fijamente a los ojos, plantando sus pies lo mejor que pudo aun cuando Sehun tuvo que sostener sus caderas para evitar que cayera.


— ¿Sehun? —musitó, entrecerrando lo ojos como si le costara verlo.


— Hola —sonrió el pelinegro—. ¿Cómo te sientes, cariño? —preguntó.


Las manos fueron hasta las mejillas del pelinegro, volviendo todo desconcertante para Sehun que simplemente ya no sabía qué más esperar a esas alturas.


— Hermoso —murmuró.


— ¿De qué hablas, Hannie? —preguntó confundido.


— Sehun —susurró tan cerca de sus labios que le provocó un cosquilleo con su dulce aliento.


— Luhan, ¿qué…?


Todo se fue al demonio cuando Luhan lo besó y él únicamente pudo quedarse ahí, totalmente petrificado mientras todo sucedía y los labios de Luhan acariciaban los suyos con ternura.


— Sehun —volvió a susurrar su nombre—, por favor —pidió antes de volver a sellar sus labios.


¡Qué se joda el mundo entero!


Fue su último pensamiento antes de despedirse de la cordura y dejarse arrastrar por completo.

Notas finales:

Y bueno...

Espero que les gustara y aquí abajo les dejo la traducción de lo que Sehun y Luhan hablan en chino.

Recuerden que los amo con toda mi alma.

Bye Bye

Sehun: *No, bebé. El monstruo ha desaparecido.

Luhan: *Tengo miedo.


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