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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

¡Estoy de vuelta!

 

Cuando estás enamorado se dice que hay varias señales que son prueba de ello. Ellas existen para ayudarte a no confundir las cosas, porque será inevitable para la persona en cuestión detenerlas cuando esté frente a la persona a la que ama y era justo por esa razón que Luhan estaba ahí, pensándolas mentalmente una a una.


1.- Aumento de la frecuencia cardiaca. Eso indiscutiblemente estaba ahí, Luhan incluso sentía que todo el mundo en el autobús en que viajaban, era capaz de escuchar los latidos atronadores que golpeaban fuerte en su pecho.


2.- Mariposas en el estómago. Eso no lo entendía muy bien, pero sin duda sentía un cosquilleo en el vientre cada vez que veía a Sehun o tan sólo con pensar en él.


3.- Te ruborizas fácilmente. Bien, respecto a eso, Luhan llevaba ruborizado desde el segundo que Sehun había tomado su mano hasta la actualidad, era peor cuando él lo miraba.


4.- Cualquier gesto suyo causa alguna reacción. Eso estaba más que confirmado y Luhan estaba ya totalmente convencido de que la sonrisa de Sehun o bien lo mataría de un ataque al corazón, o haría que se desmayara.


5.- Lo que sientes te asusta, pero no quieres dejar de sentirlo. De eso era más que consciente, Luhan estaba teniendo una dura batalla con ello inclusive.


A ese punto, él podría seguir enlistando punto a punto todo, únicamente para darse cuenta que no tenía caso y que descubriría que todo estaba ahí. Sin embargo, no iba a saber qué hacer con ello de todas formas, al no saber a ciencia cierta si Sehun sentía lo mismo.


Baekhyun había dicho que se arriesgara sin más, pero Luhan no podía hacerlo por temor a lo que podría perder al hacerlo.


Volvió a mirar a Sehun de reojo, descubriéndolo con toda su atención en la pantalla de su móvil. Y tal vez, probablemente era debido a que estaba aburrido, debido a que técnicamente Luhan apenas y había abierto la boca en todo el viaje.


Sabía que debía hablar sobre algo, a esas alturas cualquier tontería iba a estar bien. El problema era que Luhan no se atrevía y simplemente sentía que había algo obstruyendo su garganta, sumándole la sensación de que cualquier cosa que dijera sería una gran tontería.


Pese a ello, sabía que no podía simplemente sentarse ahí y mirar a cualquier otro lado que no fuera Sehun durante todo el día. Estaban en una cita, a final de cuentas.


— Se…


— Hey, Lay —habló felizmente el pelinegro, dejando a Luhan paralizado—. No, por el momento no estoy regresando. Así que necesito que cuides de Jiāo Táng por mí durante unas horas. —Hubo algunas risas—. De acuerdo, de acuerdo. Te prometo que te llevaré a comer como compensación por irme así como así.


Sehun volvió a reír alegremente, haciendo la sangre de Luhan hervir mientras que luchaba contra el impulso de arrancar el móvil de las manos de Sehun y arrojaron por la maldita ventana del bus.


— Sabía que podía contar contigo, tú jamás me defraudas.


Luhan apretó los puños tras eso, aunque bien sabía que era estúpido sentirse molesto con dicha declaración cuando él mismo sabía que era cien por ciento real. Pese a ello, no podía evitar sentirse sumamente celoso de eso que ambos tenían, de lo importante que Lay era para Sehun y sobre todo, de que la sonrisa en sus labios en ese momento fuera causada por Lay.


— No sé qué haría sin ti.


Casi dejó ir un grito de frustración y rabia, su único deseo era que la maldita llamada terminara de una vez por todas.


— ¿Pasar la noche en tu casa? ¿Es que acaso te da miedo dormir solo o planeas algo en especial? —Sehun bromeó pero para Luhan fue todo.


Tan sólo le importó menos que nada, dejó que aquel horrible sentimiento tomará el control y le arrebató el móvil al pelinegro, dándole una mirada enfadada cuando este frunció el ceño.


— Se supone que estás conmigo, no con él —masculló.


El pelinegro arqueó una ceja extrañado con su actitud, pero de todas formas Luhan mantuvo el móvil con él. Sintiéndose enojado y avergonzado en la misma medida.


Sehun lo miraba sin parpadear siquiera, como si buscara algo y de esa forma fuese a encontrarlo. Algo que hizo a Luhan ruborizarse hasta las orejas y apartar la mirada, luchando por seguir manteniendo su ceño fruncido muy a pesar de solamente querer cubrirse el rostro para ocultar su, muy seguramente, embarazoso semblante.


— ¿Me devolverás mi móvil? —Preguntó serenamente Sehun.


— No —farfulló enfurruñado, cruzándose de brazos incluso.


— De acuerdo —aceptó el más alto tranquilamente—, pero entonces tú también debes darme tu móvil.


Luhan regresó sus ojos al pelinegro, encontrando una sonrisa divertida en sus labios y su diestra extendida en espera de que le entregara su propio celular. El rubor en su rostro aumento, al darse cuenta que sus manos temblaban notablemente cuando se dispuso a hacer lo que Sehun pedía.


Un suspiro tembloroso se escapó de sus labios, en un inútil intento de calmarse para al menos poder mirar a los ojos de Sehun, para ese momento, sentía que los nervios estaban por volverlo loco.


— A-aquí —balbuceó.


— Gracias —sonrió complacido, tomando el aparato sin más—. Sí recuerdas que Lay es solamente mi amigo, ¿verdad? —Inquirió con una sonrisa ladina en los labios.


La vergüenza de Luhan se intensificó a la millonésima potencia, se giró tan rápido que su cuello dolió pero su necesidad de señalarle al pelinegro que estaba equivocado era más fuerte. Pese a ello, al final nada salió y lo que fuera que había pensado decir para defenderse, se perdió en algún lugar lejano en el segundo que vio la preciosa alegría plasmada en el rostro del más alto.


— Puedes estar tranquilo —aseguró. Luhan seguía sin habla, a pesar de que su cerebro le decía que debía decir algo puesto que Sehun ya estaba desbloqueando su móvil como si fuera el propio—. Sonríe.


Fue esa la única advertencia que tuvo, antes de que Sehun le rodeara los hombros con el brazo derecho, estrechándolo cerca para finalmente escuchar el sonido de la cámara.


— Nos vemos bien —dijo sonriente—. ¿Te gustaría que la ponga como la imagen de fondo?


Luhan negó rápidamente, y pasarían mil años antes de que tuviera el valor suficiente para atreverse a ver esa fotografía, sin recordar que estuvo a punto de chillar como una niña.


— ¿Seguro? —Asintió bruscamente—. Porque te ves precioso en ella.


— Dios, tan sólo cállate —gimoteó el abochornado castaño y no se detuvo en esa ocasión, cubriendo su sonrojado rostro con ambas manos.


La melódica risa del pelinegro le aceleró el corazón y produjo un calorcito en su interior. Haciéndolo olvidar que hasta hacía un momento estaba molesto porque estuviera llamando a Lay en su presencia.


Parpadeó confundido, en el preciso instante en el que el más alto se puso de pie y le extendió la mano. Haciendo reír a Sehun solamente un poco más, antes de que sujetara su mano por iniciativa propia al notar su confusión.


A partir de ese punto todo fue realmente desconocido a Luhan, no reconoció absolutamente ninguna de las calles por donde pasaron, así como tampoco reconoció absolutamente ninguno de los rostros de las pocas personas que Sehun llegó a saludar en el camino. Luhan se sentía confundido y emocionado a la vez, mirando solamente de vez en vez a sus manos unidas.


Se detuvieron finalmente varias cuadras más lejos de la parada del bus, frente a un enorme y descolorida portón.


— No será exactamente la cita que te prometí, pero vas a divertirte —aseguró, antes de llamar al timbre. Dejando a Luhan sin oportunidad para oponerse.


— Sehun, hombre, casi pensé que no venias. —Un sonriente joven les abrió, hablando animadamente con Sehun para luego fijar sus amables ojos en él, dedicándole una sonrisa inmensa—. Trajiste un amigo, eso es genial.


— M-mi nombre es Luhan —dijo torpemente, mirando a Sehun con duda mientras hacía una reverencia como saludo.


— Oh, vaya —rió ligeramente—. Él es muy educado. ¿Estás seguro que es tu amigo? —Preguntó bromista, recibiendo una mirada fulminante de Sehun de la cual solamente se rió—. Como sea, yo soy Lee Hoon Jung, pero dime me puedes decir Jung solamente —se presentó con entusiasmo.


— Jung —gruñó Sehun por lo bajo.


— ¿Qué? Yo solamente estoy siendo educado —se defendió—. En fin, es la primera vez que te veo, así que se cordialmente bienvenido al orfelinato Deditos pintados, Luhan —anunció.


— ¿O-Orfelinato? —Balbuceó, enviándole a Sehun una mirada de total confusión.


— Pero no se queden ahí —tomó sin más la mano del castaño, arrastrándolo al interior—. Los niños están ansiosos por ver a Sehun desde que les prometió venir a jugar hoy, y seguramente se emocionaran muchísimo cuando vean que trajo un amigo —anunció risueño—. Tú incluso eres súper guapo, serás un sueño para las chicas.


La información lo atacó sin piedad y no lograba procesarla en absoluto, por mucho que su cerebro estaba trabajando casi a la misma velocidad en la que Jung lo arrastraba por los largos pasillos, hasta que finalmente llegaron a un gran jardín.


— ¡Hunnie llegó y trajo un amigo! —Chilló alegremente el joven rubio.


Varios pares de pequeños ojos curiosos, todos ellos llenos de inocencia y vida, se giraron en su dirección y tan pronto vieron a Sehun, gritos de pura alegría aturdieron a Luhan, casi tanto como ver la pequeña estampida ir directo hasta donde ellos estaban de pie.


— ¿Por qué no habías venido antes, hyung?


— ¿Nos trajiste dulces, oppa?


— Sehun hyung, ayer pase de nuevo a la pared de jirafa y ya soy dos centímetros más alto.


— ¿Te quedarás a jugar con nosotros, Hunnie oppa?


— Oppa, mira el vestido nuevo que Jung oppa trajo para mí. ¡Es azul y tiene flores!


— Trajiste a Jiāo Táng, hyung.


Luhan se sintió mareado por el bombardeo de las alegres vocecillas que peleaban por la atención de Sehun todas a la vez.


— ¡Chicos! —Exclamó Sehun, para hacerse oír entre todo el ruido.


Todos ellos guardaron silencio al unísono, mirando al pelinegro con toda la atención del mundo y recibiendo una sonrisa cálida como recompensa.


— Él es Luhan —apuntó en su dirección, e inmediatamente todas las curiosas miradas estaban sobre él.


Ellos lo rodearon entonces, todos sonrisas gigantescas y miradas emocionadas, lanzando miles de preguntas a diestra y siniestra.


— ¿Desde cuándo eres amigo de hyung?


— ¿Vas a venir siempre con Hunnie oppa?


— ¿Te gusta el chocolate?


— ¿También tienes un perro como Sehun hyung?


— ¿Quieres jugar a las muñecas conmigo, oppa?


— ¿Nos trajiste dulces, hyung?


— Oppa, es muy guapo.


— ¿Estudias en la misma escuela que Sehun hyung?


— Niños, niños —intervino Jung, al notar que Luhan no sabía a quién mirar para responder—. Lo van a espantar —rió y los niños lo imitaron—. ¿Recuerdan nuestra regla especial? —Todos asintieron.


— No asustar a las visitas para que ellos regresen para jugar con nosotros —dijeron todos en coro.


— Muy bien —asintió complacido—. Ahora vayan a terminar su lección con Eun Hye noona para que puedan jugar con Luhan y Sehun.


Todos volvieron a chillar al mismo tiempo, avanzando en estampida hasta la joven mujer de sonrisa maternal, quien rápidamente volvió a reanudar sus lecciones aprovechándose de tener la atención de todos.


— Son unos demonios —suspiró dramáticamente Jung—. Aunque son unos muy lindos sin duda alguna —rió por su propio comentario, soltando por fin la muñeca de Luhan para correr a asistir a la profesora.


Luhan todavía se sentía algo fuera de sí, para cuando miró a Sehun en busca de una respuesta a todas las incógnitas que la situación le provocaban. Él, por su parte, le sonrió ampliamente como si eso lograra explicarlo todo.


— Seguramente esto no era lo que esperabas, pero no podía romper mi promesa. Ellos han esperado por mí desde hace dos semanas —explicó algo apenado.


— No, está bien —sonrió levemente—. Par mí lo único que importaba era poder estar contigo.


Alcanzó con cuidado la mano del más alto, esperando con el corazón agitado que él no lo alejara e inhalando bruscamente cuando Sehun devolvió su gesto. Algo que causó que Luhan tuviera que mirar en dirección a sus manos unidas para asegurarse de que no era una ilusión suya.


— En ese caso, no había necesidad de abandonar a Lay —comentó con tono bromista. Luhan, sin embargo, frunció el ceño.


— La había —sentenció, terminando bruscamente con el agarre y girándose enfurruñado en otra dirección.


Los infantiles ojitos miraban curioso en su dirección, obligándolo a sonreír solamente para obtener a cambio sus alegres risitas.


— Les gustas mucho —aseguró Sehun—. Sobre todo a las chicas.


— Parecen todos niños muy buenos.


— Lo son. Todos ellos son niños fuertes y excepcionales.


— Parecen amarte también —comentó, recibiendo una mirada extrañada—. ¿Vas a decirme que no notas sus miradas todas llenas de admiración y afecto? —Inquirió un tanto sorprendido.


— ¿No todos los niños ven así a las personas que son mayores? —Interrogó, haciendo reír al chino.


— No, ellos no lo hacen.


Las enérgicas risas volvieron a hacerse presentes, la estampida fue hacía ellos y Luhan se encontró a sí mismo apresado por pequeñas manos exigiendo atención. Bajó la mirada, encontrándose con los dulce ojitos del más adorable grupo de niñas y les sonrió divinamente, escuchando un chillido grupal.


Miró de reojo a Sehun, quien se burlaba un poco de él y de igual forma le sonrió, antes de dejarse guiar por las pequeñas preciosidades que no dejaban de repetirle lo lindo que era y que debía ver todas sus muñecas.


Minutos después, él estaba en medio de una importante fiesta del té, rodeado de princesas de diferentes reinos y siendo el hijo menor del gran rey oso panda, proveniente del lejano reino de los algodones de azúcar. Jung era el mayor aparentemente, además de que también ambos estaban en busca de una princesa para juntos gobernar su reino.


— ¿Más té, Luhan oppa? —Preguntó la pequeña Haneul, la mayor de ellas. Luhan asintió en respuesta.


En total, Jung le había dicho que Deditos pintados tenía bajo su protección a dieciocho pequeños, ocho niñas y diez niños entre los ocho y 19 meses de edad. Todos ellos huérfanos o abandonados por los familiares que no habían querido hacerse cargo de ellos.


Pequeños e inocentes niños que, en su momento, habían llegado ahí asustados y vulnerables, encontrando ahí una familia real que les había devuelto la sonrisa a sus tiernos rostro.


— ¿Tienes novia, oppa? —preguntó Min Rin.


Luhan la miró, desviando de forma inconsciente su vista hasta Sehun, en ese momento él estaba jugando con los niños, quienes gritaban y corrían por todos lados. Volvió su mirada rápidamente a los bellos y curiosos ojos que esperaban con interés su respuesta, sonrojándose levemente al ver la sonrisa cómplice que Jung le daba.


— N-no tengo una novia —musitó.


Todas ellas gritaron emocionadas y aplaudieron con alegría, repitiendo sin cesar que ellas podían ser sus novias. Jung negó entre risas ante la situación, tomando un poco más de su jugo de uva, que se suponía era su té.


— Niñas, ¿no han pensado que tal vez Luhan oppa tenga su propio príncipe? —Comentó Jung.


Luhan se tensó, ya que las niñas eran muy pequeñas y probablemente no iban a saber sobre lo que Jung quería decir. Ellas podrían encontrarlo extraño y Luhan no iba a saber que decirles si ellas preguntaban al respecto.


— ¿Es verdad, oppa? ¿Tú tienes un príncipe como Jung oppa? —Preguntó la pequeña Yuri, con sus ojitos destellando de emoción.


La aceptación y la emoción que ellas mostraban por eso, tomó con la guardia baja al castaño y aun así no siendo impedimento para que su cara se volviera rojo brillante justo en el segundo que sus traicioneros ojos fueron directo al pelinegro. Ellas también miraron al mismo punto gritando eufóricas.


— ¡Hunnie oppa es su príncipe! —Chillaron a todo pulmón.


Jung se rió a carcajadas de eso y Luhan estaba corriendo tan lejos como lograra llegar en el preciso instante que vio a Sehun mirar en su dirección. Todas las niñas gritaron su nombre al verlo emprender su dramática huida pero no estaba dispuesto a detenerse.


Entró a la primera habitación que encontró, cerrando la puerta rápidamente, esperando por el momento no ser encontrado cuando varios pasos se dejaron oír, acompañados de risas melodiosas y la voz de Jung repitiendo que Luhan quería jugar a las escondidas y que debían encontrarlo.


Dejó escapar una gran bocanada de aire cuando escuchó que se alejaban, prestando mayor atención al lugar donde estaba, notando en primer lugar la infantil decoración y la desgastada cuna blanca al otro lado de la habitación.


En ella, Luhan encontró una pequeña cabellera castaña y los más lindos ojos miel, viéndolo desde el interior. Su pijama azul y su expresión somnolienta indican que él acababa de despertar de su sueño, y cuando él balbuceó, Luhan le sonrió dulcemente.


Una risita fue su respuesta junto con una de sus pequeñas manos estirándose a través de los barrotes de la cuna. Luhan no estaba seguro de acercarse, haciéndolo de todos modos cuando un pucherito se formó en sus labios.


— H-hola —murmuró vacilante.


Otra suave risotada con muchos balbuceos lo saludaron y su uno de sus dedos fue rodeado en un suave puñito cuando él alcanzó su mano derecha.


— Eres muy lindo, ¿sabes eso?


El infante parpadeó, antes de soltar un pequeño gritito de alegría, algo que de algún modo lo hizo perder el equilibrio y terminar sentado sobre la suave superficie de su cuna. Sus ojitos miel parpadearon nuevamente, un puchero se formó en sus labios y lágrimas se derramaron de sus bellos orbes.


El castaño miró nerviosamente en todas direcciones sin tener idea alguna de que debía hacer, comenzando por hacer sonidos y gestos que pensó lo harían reír pero que en su lugar parecieron asustarlo. Trató de hablarle, siendo inútil al solamente alentar más el llanto del bebé, al cual Luhan también quería unirse con sus propias lágrimas.


— Oh, vamos —pidió angustiado—. No hay necesidad de llorar —le habló en vano.


Decidiendo recurrir entonces a su última opción, que también era la que menos quería tener que usar. Con mucho cuidado, sus manos tomaron al niño, sintiendo que su corazón estaba por salir disparado de su pecho por el maldito pensamiento de que podría dejarlo caer.


Ambos se miraron fijamente a los ojos, entre tanto Luhan lo sostenía de frente a él a pesar de saber que no era la forma en que se suponía debería estar cargando a un bebé. El infante parpadeó, derramando más lágrimas mientras hacía un pronunciado pucherito.


— Sé que no estoy haciéndolo bien —sonrió apenado—, pero eres el primer bebé que he sostenido. Así que…


— Má —musitó, aún con su ceño fruncido.


— ¿Quieres a tu mamá? —Inquirió confundido.


— Má —repitió el menor, estirando sus manos en su dirección


— ¿Có-cómo me llamaste? —Soltó un tanto espantado—. Yo no soy tu mamá —sentenció.


El llanto volvió con fuerza, tomándolo con la guardia totalmente baja y lo único que hizo fue dar vueltas por la habitación con el bebé aun siendo sostenido sólo con sus manos bajo las axilas. Con el pleno conocimiento de que estaba a tan sólo segundos de un inminente ataque de pánico.


— ¡Arg, de acuerdo! —Exclamó derrotado—. Soy tu mamá.


El pequeño lo miró con su pequeño ceño fruncido, estirando una vez más las manitas hacia él y Luhan poco a poco comenzó a acercarlo, hasta sentir como se acurrucaba en su pecho. Decidiendo entonces que los bebés no eran tan lindos como todo mundo decía.


— Má —suspiró tranquilamente.


— Voy a recordar esto y cuando estés graduándote de la universidad, yo apareceré para decirles a todos que me llamabas mamá —refunfuñó, mientras continuaba arrullándolo.


— Veo que ya conociste a pequeño Jeong Hyun.


El sonido de la voz de Jung sobresaltó a Luhan, haciéndolo girar de golpe para encontrarse con su sonriente rostro. Sus brazos se extendieron para que pudiera entregarle al niño, pero al notarlo, el pequeño se quejó, apretando más cerca de Luhan.


— Vaya, eso es nuevo —murmuró desconcertado—. Generalmente él solamente permite que Eun Hye noona y yo lo abracemos.


— Sí bueno, por alguna extraña razón él cree que soy su madre —dijo con una mueca.


— ¿Su madre?


— Má —gimoteó el bebé, acurrucándose más cerca suyo.


Luhan suspiró, frotando suavemente su espalda. A él eso siempre lo había hecho sentir mejor cuando era pequeño y lloraba, su madre siempre iba a hacer eso para hacerlo sentir mejor y eso, le recordó aún más que ese pequeño no tenía a una madre que hiciera eso por él.


— Mmm, lo más probable es que al verte se activara algo en su memoria con respecto a su madre —explicó—. El pequeño Hyun solía tenerla a ella antes de un accidente de tráfico. Por eso disculpa si es incómodo para ti, pero él…


— Está bien —interrumpió, estrechando al pequeño levemente—. No me desagrada en absoluto, simplemente me tomó por sorpresa pero no pasa nada si Hyun me sigue llamando de esa manera por ahora —aseguró. Jung sonrió sin poder evitarlo, asintiendo también a las palabras de Luhan.


— Entonces… —Habló, señalando para Luhan la merecedora cerca de la cuna y recargándose en una pequeña mesa al otro lado—. Significa que te veremos muy a menudo, ¿cierto?


El castaño dirigió su vista al mayor, sin tener idea alguna de que responder exactamente a esa pregunta.


— Oh, pero que boba pregunta —rió lindamente—. Por su puesto que tú vendrás mucho puesto que Sehun y tú…


— Él y yo todavía no…


— Pero no estás negándolo —señaló con una sonrisita traviesa—. También lo he visto mirarte, así que simplemente es cuestión de tiempo.


— ¿Lo dices de verdad? —Murmuró temeroso—. Es decir, él y yo ahora mismo…


— Es tu primer amor, ¿no es así? —Luhan asintió apenas, sintiéndome ridículamente tímido—. Es por eso que da miedo, Luhan. Las primeras veces de lo que sea, siempre son algo que nos da un poco de inseguridad, pero ten por seguro que no pudiste escoger a una mejor persona en el mundo que Sehun.


Luhan ya sabía eso, así como también sabía que, si aquello no llegaba funcionar, su corazón tal vez no podría recuperarse nunca.


— ¿Có-cómo se conocieron Sehun y tú? —Preguntó, deseando más que nada cambiar de tema.


— Bueno, la institución estaba pasando un mal momento en ese entonces. Nadie lo decía en voz alta, pero todos sabíamos que el lugar podría cerrar y entonces los niños serían llevados lejos de nosotros, teníamos mucho miedo a decir verdad. Sehun llegó entonces —dijo seriamente, mirando directamente a sus ojos, intentando transmitirle algo que no podía decir abiertamente—. Fue gracias a su generosidad que este lugar pudo salvarse e incluso al día de hoy, él continúa donando para que Deditos pintados pueda continuar con su labor.


— Espera un segundo —pidió confundido—. Sí Sehun salvó el lugar con una donación, eso debió ser mucho dinero. ¿De dónde él sacó tanto? —Inquirió seriamente.


Jung desvió la vista, comenzando a juguetear nerviosamente con los dedos de sus manos mientras masticaba sin piedad su labio inferior.


— No lo cuestione, Luhan. Nosotros necesitábamos desesperadamente el dinero porque nadie más quería ayudar, por eso yo… —Sus ojos conectaron con los de Luhan, en una silenciosa súplica para que comprendiera—. Sehun es una maravillosa persona, Luhan. Los niños lo aman y él es muy bueno con ellos, siempre pregunta por cómo ellos están y hasta el día de hoy se asegura de que ninguna cosa les falte. Así que lo que sea que esté haciendo, no importa en lo absoluto porque yo decidí al final confiar en un alguien que merece la pena y que hace esto por ayudar y nada más —sentenció.


Todo aquello dejó a Luhan sin palabras, dándole muchas cosas para procesar y muchas preguntas al aire. Sin embargo, un montón de cosas tuvieron sentido para Luhan también, su corazón se oprimió dolorosamente e, internamente, se recriminó por no haber visto todas ellas antes.


— Sehun es una buena persona —aseguró—. Hiciste bien en confiar en él.


— Lo sé —asintió, con su sonrisa de vuelta en los labios.


— ¿Alguno de ustedes me puede decir por qué ustedes están aquí encerrados? —Interrogó Sehun, mirando con ojos entrecerrados a ambos.


— Nos conocíamos mejor —respondió tranquilamente Jung—. Puesto que ahora será la madre de nuestro bebé, es importante para mí conocerlo bien —explicó con un tono bromista.


— ¿La madre de quién? —Soltó totalmente confundido.


— Muy gracioso, hyung —bufó el castaño—. A lo que Jung hyung se refiere es a que estaba presentándome al pequeño Hyun —explicó, mirando de Sehun al bebé dormido en sus brazos.


— ¡Y él lo llamó mamá! —Exclamó divertido.


— ¿Te dijo mamá? —Inquirió visiblemente asombrado.


— E-eso no importa, mejor vamos afuera. Hace un buen día como para quedarnos aquí solamente —dijo nerviosamente, prácticamente corriendo fuera de la habitación.


Sin embargo, la charla con Jung nunca dejó de repetirse en su mente y tenía mil preguntas que quería hacer pero que sabía no debía. No sólo porque iba a molestar a Sehun al interrogarlo, sino porque tenía el enorme presentimiento que eso solamente iba a fisurar más lo que tenían.


Y tal vez, para bien o para mal, no tuvo oportunidad alguna de pasar tiempo a solas con Sehun durante el resto de su visita. Los niños realmente pedían su atención, lo cual además de ser realmente adorable, también le daba el tiempo para pensar sobre todo muy a pesar de saber que la respuesta era la misma.


No iba alejarse de Sehun pasara lo que pasara.


— Luhan —llamó Sehun, interrumpiendo su juego con princesas y dragones.


Luhan detuvo a su mini ejército que anteriormente marchaba a la guarida del feroz dragón para mirar en dirección a su príncipe. Un pensamiento que decidió pronto que era muy tonto y que además tenía sus mejillas sonrojadas.


Lo cual probablemente también se debía a tener la mirada de Sehun fija en él, cuando estaba vestido con cosas que los niños habían sacado del salón de artes, sumada a esa sonrisa suya y lo consciente que Luhan era de lo guapo que el pelinegro era.


— ¿Interrumpo algo? —Preguntó visiblemente divertido con la visión.


— ¡Hannie oppa me salvara del dragón! —Gritó emocionada la pequeña castaña sentada a un costado del feroz dragón, Jung en su caso.


— Vaya, no sabía que eras así de valiente —bromeó, provocando en Luhan un tifón solamente con su sonrisa.


— Bu-bueno…


— ¡Lo es! ¡Incluso tiene una capa, Sehun hyung! ¡Una capa! —Chilló un emocionado niño, como si el hecho de usar una cortina vieja fuera la cosa más impresionante del mundo.


—Eso es realmente genial—aseguró, esbozando una sonrisa cálida para el pequeño—. Lamentablemente, ya es hora de irnos. Se está poniendo oscuro afuera y a Luhan no le dieron permiso para salir hasta tan tarde —informó, recibiendo un coro de quejidos y protestas.


— Pero Hannie oppa todavía no me salva.


— Okay, esperare a que Luhan te recate y después nos vamos.


Todos los niños chillaron, regresando a sus puestos para seguir con el juego entre risas y exagerados gritos de batalla. A diferencia de Luhan, quien era totalmente consciente de la mirada del pelinegro sobre él, volviéndolo torpemente tímido. Lo cual, al menos tenía a los niños sumamente divertido y le ayudaba a continuar adelante a pesar de haber ya dejado caer su espada, diez veces.


Hasta, finalmente, lograr rescatar a la bella princesa del feroz dragón, el cual Luhan estaba seguro, no había peleado en serio solamente para ver a los chicos felices. A ese punto, Luhan ya estaba más que completamente seguro de que nadie podría no decirles que sí a algo que esos pequeños pudieran.


Cosa que probablemente era la principal razón de que estuviera ya prometiéndoles volver mientras se despedía uno a uno de todos ellos. Con la mirada de Sehun fija en él durante todo ese tiempo.


— Buenos niños, yo no diré adiós porque de todas formas nos veremos pronto —dijo el pelinegro.


— Tienes que traer a Jiāo Táng, hyung —pidió uno de los pequeños, secundado de los chillidos de emoción de todos los demás.


— Hannie oppa también debe venir —agregó la pequeña Haneul con voz suplicante.


— Igual Yixing hyung —pidió con un pucherito un lindo castaño—. Él prometió venir a jugar con nosotros y no lo ha hecho.


Todos los niños estuvieron de acuerdo, comenzando un coro de súplicas para que Lay asistiera también. Algo que hizo a Luhan fruncir el ceño y definitivamente tuvo a esa vocecilla maliciosa riéndose a carcajada de él por tontamente pensar que era la única y primera persona a quién Sehun tenía la confianza de invitar a ese lugar tan importante para él.


— Hablaré con él y veré que se puede hacer —sonrió, escuchando a los menores celebrar por su respuesta.


A diferencia de Luhan, quien era más que consciente de que no estaba teniendo ningún éxito escondiendo su inconformidad, debido a la mirada divertida que Jung le daba. Decidió salir primero al final, luego de que uno de los pequeños preguntará si se sentía bien debido a su agria expresión y, para cuando Sehun estuvo con él, comenzaron a andar sin dirigirse la palabra, tratando de concentrarse sin éxito en las calles iluminándose de a poco con las farolas. Hecho que, tras un par de segundos, tenía a Luhan un tanto preocupado y molesto a la vez.


— Disculpa por lo de hoy —habló finalmente Sehun, minutos más tarde—. Sé que esto no es exactamente lo que prometí pero no podía fallarles, fue una promesa.


La voz ajena lo hizo reaccionar de golpe, llevando su vista por fin al pelinegro para construir en sus labios una sonrisa medio creíble. Algo de lo que Sehun pareció darse cuenta y de igual forma dejó pasar por completo.


— Es-Está bien —dijo apresuradamente—. Realmente me divertí mucho. Los niños son maravillosos —sonrió sinceramente entonces, recordando las bellas sonrisas de aquellos pequeños.


— Aun así…


El oxígeno desapareció de los pulmones de Luhan en el preciso instante en el que Sehun tomó suavemente su mano. Sus ojos chocaron, haciendo que Luhan se olvidara por completo de todo lo demás, centrando toda su atención en lo que sea que Sehun fuera decirle, incluso si era una tontería.


— Déjame compensarte, sé que es un poco tarde y tal vez ya deberías estar en casa pero no puedo dejarlo así nada más —pidió con un tono de voz realmente neutral pero que para Luhan sonó como el más seductor que había escuchado nunca.


— Sí —murmuró, preso de su dulce magia. Más que seguro de que en ese momento Sehun podría pedirle cualquier cosa y él la haría sin dudarlo.


— Estupendo —sonrió encantado—. Andando entonces —tomó su mano, comenzando a tirar de él en dirección contraria al camino por el cual habían llegado.


— ¿A dónde vamos? —Preguntó inseguro, al estar en un lugar totalmente desconocido pero sin dejar de caminar de todas formas.


— No te preocupes, te va a gustar —afirmó, esbozando una sonrisa traviesa.


Una acción lo suficientemente devastadora para Luhan, quien con solo eso había experimentado una corriente eléctrica que iba de la cabeza hasta los dedos de sus pies. Tenía la sensación incluso de que su voluntad se había ido y que Sehun lo había puesto bajo una clase de magia de la que sinceramente él no quería escaparse.


— ¿Qué es este lugar? —Inquirió curioso, cuando Sehun finalmente se detuvo en la puerta de lo que parecía una casa muy vieja.


— Un restaurante por su puesto —respondió como si fuese la cosa más lógica del mundo, entrando al lugar sin más.


Luhan lo siguió sin preguntar nada más, mirando con extrañeza el interior medio vacío del lugar, además de su evidente deteriorado inmueble. Avanzando ya no tan convencido hasta la mesa que Sehun señaló para ellos.


— Es un restaurante de comida china —habló Sehun, dándole la respuesta a la pregunta que no había hecho—. No te puedo decir que será tan buena como la que tú preparas, pero sigue siendo muy buena.


El comentario lo tomó desprevenido, dibujando en su rostro una expresión sorprendida que hizo reír al pelinegro.


— Sueles preparar la comida para el señor Kim. ¿Lo recuerdas? —Luhan asintió torpemente, avergonzado por olvidar algo así, además de el hecho de que Sehun hubiera hecho un cumplido sobre su forma de cocinar.


— ¿Qué van a ordenar? — Interrogó una ceñuda mujer mayor.


Sehun hizo el pedido por ambos. prometiendo que le encantaría el platillo y Luhan no tenía la voluntad para decirle al pelinegro que lo había comido antes y que, además de ello, el platillo no le gustaba en absoluto.


Sin embargo, para esos momentos ya estaba más que resignado y plenamente consciente de que era incapaz de decirle que no a cualquier cosa que él propusiera o pidiera con esa hermosa sonrisa dibujada en los labios.


Y por un pequeño instante, todo parecía igual que antes, como si Sehun jamás se hubiera marchado y ellos continuarán siendo inseparables. Luhan no podía ser más feliz en ese momento, lo cual tenía un nudo en su garganta y la única cosa que podía hacer era sonreír a cada palabra que salía de la boca de Sehun.


El castaño se preguntó entonces si realmente todo hubiera seguido igual a como antes si Sehun nunca se hubiera marchado en ese entonces, dándose un muy obvio sí en respuesta. Pero entonces ellos simplemente serían amigos, ¿cierto?


— ¿Sehun? —Esa voz lo empujó de vuelta y llevó su vista a quien hablaba. Encontrándose con la imagen de una bella chica castaña antes de centrar sus ojos en la mueca desagradable que Sehun tenía—. ¿Por qué pones esa expresión? — Ella rió con una muy falsa actitud adorable—. No vas a decirme que no te acuerdas de mí, ¿cierto?


Sehun se removió incómodo en su asiento, provocando con esa simple acción que Luhan sintiera sus entrañas retorcerse.


— Soy Jia, estábamos juntos en la fiesta de anoche. ¿Lo recuerdas? —Ella sonrió coqueta.


Eso fue para Luhan como un baldazo de agua helada, empeorando en enorme escala en el momento que tuvo la brillante idea de observar con mayor atención a la recién llegada. Descubriendo que obviamente ella era una belleza con un rostro de ángel y una figura digna de envidiar por cualquier modelo; justo del tipo de Sehun.


— Me acuerdo a la perfección —habló finalmente Sehun, colocando con ello una sonrisa radiante en los llamativos labios de la chica.


— Genial, porque de verdad quería volver a verte. Es decir, te fuiste muy temprano de la fiesta ayer, ni siquiera me diste tu número para contactarnos y, tal vez, terminar lo de anoche —dijo con voz seductora.


Algo ardió en su interior luego de escuchar eso y ver como Sehun sonrió incómodamente, desviando su mirada a la mesa, como si el hecho de centrar su enojo en ella hiciera que todo desapareciera. No lo hizo más sin en cambio, y él seguía deseando que ella se marchara cuanto antes y dejará de arruinar el momento, o lo que quedaba de él por lo menos. Aunque francamente, Luhan no estaba muy convencido de que si ella se iba, él iba a dejar de sentirse tan enojado y celoso.


— Sí, bueno… —habló Sehun—. ¿Te parece si hablamos otro día? Hoy estoy algo ocupado y…


— Oh, vamos —rió con un tono realmente irritante a los oídos de Luhan—. No creo que a tu amigo le moleste, ¿verdad? —Ella lo miró con una gran sonrisa en los labios que Luhan tan sólo deseaba no tener que ver nunca más.


— Jia, de verdad no es el momento, así que…


— Por supuesto que me molesta —intervino Luhan, sin ocultar su ceño fruncido de la irritante chica.


Ambos miraron en su dirección, los dos totalmente confundidos por su respuesta y probablemente por lo molesto que debía verse en ese preciso momento.


— No veo porque razón debas estar enojado —argumentó—. Es decir, no creo que mi presencia sea un problema dado que tú puedes ver a tu amigo todos los días y no dañara su comida que yo hablé con él un momento.


— Esto es una cita, no una comida —soltó, dándole una mirada desafiante.


El pelinegro se tensó en su asiento, entre tanto la molesta mujer abría y cerraba la boca, alternando su mirada entre ambos chicos con una expresión de total shock.


— ¿Acaso ustedes dos…? —Negó con la cabeza, no teniendo el valor de terminar su pregunta—. ¿Qué se supone que son ustedes dos? —Interrogó con obvio desagrado.


— Soy la razón de que ayer te mandara al diablo. Así que, ¿qué crees tú? —Soltó irritado.


— Sehun, ¿esto es alguna clase de broma? ¿De verdad eres de esa clase? —Frunció el ceño disgustada, evidenciando su repulsión al hablar.


Quiso afirmar y demostrarle que podía irse al carajo con sus prejuicios, pero no lo hizo, no cuando Sehun parecía estar más que furioso por el rumbo en que todo había ido. Algo que para Luhan fue como un golpe en el estómago que se encargó de arrasar con su antigua seguridad.


— Jia, de verdad...


— ¿Sabes? Ahora que lo recuerdo, ya he probado la comida aquí y no me gustó tanto, pero si tú te quieres quedar por mí está bien. —El castaño se puso de pie sin más, caminando a rápidamente hasta cruzar la puerta e ir más allá para así tal vez sentirme menos estúpido y herido.


Atravesando las transitadas y desconocidas calles tan rápido como podía sin correr, pensando que probablemente de ese modo se vería menos patético de lo que se sentía. Con la vocecilla de su cabeza, riéndose a carcajadas y torturándome con el hecho de que era imposible que Sehun lo preferiría a él, un chico sin mayor atractivo, sobre aquella bella chica.


Parando pon fin cuando accidentalmente chocó con un hombre mayor, quien furioso comenzó a reprenderlo frente a los ojos curiosos de un montón de personas mientras que lo único que él podía hacer era continuar repitiendo que lo sentía.


— Tus disculpas no arreglan nada, mocoso estúpido. ¿Acaso eres tan idiota que ni siquiera puedes caminar por las calles correctamente? —Gruñó, restando muchos puntos a la paciencia de Luhan—. ¿Puede siquiera tu diminuto cerebro darse cuenta de que pudiste haberme hecho daño? —Escupió entre dientes, golpeando con un de sus dedos la cabeza de Luhan, como si quisiera que algo entrara en ella con eso.


— Señor, estoy tratando de ser cortés y no faltarle al respeto. Por lo que mejor dejemos esto aquí —masculló irritado, apartando la mano del hombre suavemente.


— ¡¿Qué has dicho?! —Vociferó indignado—. ¿Quién mierda te crees tú, maldito niño chino? —Gruñó, empujando con fuerza al castaño, quien en ese punto comenzaba a preguntarse qué tan mal se vería si golpeaba a un anciano.


— Le repito que no quiero faltarle al respeto, así que absténgace de tocarme —advirtió.


— ¡Repite lo que acaba de salir de tu impertinente boca! ¡Atrévete! —Gritó rabioso, empuñando con fuerza la camiseta de Luhan.


— ¿Qué mierda crees que haces, imbécil? —La mano del sujeto fue golpeada lejos y Sehun se plantó frente a él.


— ¿Se-Sehun? —Balbuceó incrédulo.


— ¿Quién demonios eres tú? —Bufó—. Ni siquiera sabes lo que está pasando, el problema es entre ese idiota insolente y yo.


— ¿De qué puto problema hablas? ¿De ti intimidándolo frente a este grupo de cobardes que simplemente observan mientras te aprovechas de alguien más? —Escupió entre dientes, provocando que la multitud desviara la mirada—. Él ya se disculpó y aun así continúas jodiendo como si un simple choque pudiera matarte.


— ¿Y quién mierda te llamó a ti? ¿Por qué demonios te entrometes dónde no tienes nada que ver?


— Me entrometo porque si en los próximos cinco segundos no desaparece de mi vista, voy a romperte la cara si continúa metiéndose con mi chico —advirtió.


La expresión del hombre se quedó en blanco y Luhan podría jurar ante cualquier persona, cosa o divinidad, que fue como si algo cobrará vida dentro de él, como si una puerta que hubiera permanecido cerrada fuese abierta por fin, dejando salir entonces miles de sentimientos que jamás había ni imaginado sentir, todos ellos maravillosamente dulces y desconocidos.


Devolviéndole también, algo de su ser que había creído perdido cuando aquel suceso había roto su corazón siendo apenas un niño, pero entonces lo tenía de vuelta.


— ¿Acaso están enfermos? Jodidos anormales —escupió asqueado.


— Tú…


— Sehun, vámonos —pidió, sujetando su brazo para detener cualquier cosa que planeara hacerle al hombre mayor.


— ¡Debería darles vergüenza salir a la calle! —Exclamó el perverso sujeto.


— ¡Váyase al carajo, intolerante de mierda! —Rugió Sehun.


Luhan miró alrededor con horror, sintiendo las miradas ajenas en ellos como si fueran alguna clase de sustancia corrosiva. Sus manos seguían aferradas al brazo de Sehun y su único pensamiento era el de sacarlo de ahí, alejarlo de las desdeñosas miradas de todas aquellas desagradables personas.


— Sehun, por favor —insistió.


Sehun lo escuchó en esa ocasión, dándole un último gruñido al hombre que había comenzado con todo aquello para finalmente sujetar sus manos e ir en dirección opuesta. Aun sin borrar la expresión de furia de su rostro, provocando que Luhan se preguntara si era en su contra o contra la situación.


Sin embargo, para él cualquiera de las dos respuestas era mala, porque de ser la primera de ellas; el hecho de que Sehun estuviera molesto con él podría significar que la brecha entre ellos se hiciera todavía más grande. Mientras que la segunda, podría significar que el pelinegro se diera cuenta de lo erróneo que sería el estar juntos y terminar aquello antes de empezar siquiera.


— ¿Por qué te fuiste de esa manera? —Interrogó Sehun de la nada, deteniendo su andar varias calles lejos de aquel sitio.


El castaño no se atrevió a responder nada, estando casi seguro de que su respuesta simplemente empeoraría el estado de ánimo de Sehun. Ya que a final de cuentas era su impulsividad la que los había llevado a ese desagradable suceso a final de cuentas.


— ¿Fue por Jia? —Inquirió seriamente, buscando la mirada del castaño, quien trataba de evitarla a toda costa—. Luhan, respóndeme —ordenó.


— Sí —susurró apenas, con los ojos clavados en el suelo.


El pelinegro suspiró pesadamente, acción que solamente podía significar lo cansado que él se encontraba de toda la maldita situación. Luhan simplemente no podía culparlo de ello en absoluto, aun cuando internamente rezaba para que Sehun no tomara la decisión de no querer seguir soportándolo.


— No ti es porque sentir miedo o inseguridad por nadie, Luhan —murmuró, tomándolo por sorpresa y sujetando tiernamente su mentón para levantar su rostro—. Yo te juro que jamás hubo, ni habrá, alguien más importante para mí que no seas tú.


El corazón de Luhan brincó en su pecho, las mariposas en su estómago se revelaron violentas y de la nada, ya no le importaba nada de lo que antes lo había estado molestando.


— ¿Cómo puedes decir eso? —Murmuró—. Desde hace tiempo yo no he hecho más que herirte, ignorarte e incluso te he culpado de todo lo que salía mal para mí. ¿Por qué yo seguiría siendo importante para ti? Yo simplemente no lo merezco —negó, conteniendo el llanto que trataban de precipitarse fuera de su garganta—. Demonios, incluso yo sé que deberías odiarme, Sehun —admitió derrotado.


— ¿Cómo podría yo odiarte? —Rió entre dientes—. Luhan, hay miles de razones que yo podría darte como respuesta a todas tus dudas, pero sé que vas a negar todo eso porque eres el chico más necio que he conocido.


— Está mal —dijo con un hilo de voz, deseando más que nada en el mundo poder escupirle al mundo a la cara para que ellos dejaran de meterse entre los dos.


— Te dije antes que si decides hacer esto no habría…


— No quiero retroceder —lo cortó—, pero tengo miedo de que tú si quieras hacerlo si decides que esto no vale la pena al final. Tú mismo acabas de ver que esto va a ser difícil y que probablemente yo no pueda hacer nada para protegerte de ellos —explicó con temor y tristeza.


Sehun lo miró atentamente, sonriendo tontamente al final, como si lo que Luhan había dicho fuera algo realmente gracioso.


— No tengo miedo en absoluto, tampoco me importa lo que todo el mundo pueda llegar a decir de nosotros porque eso no es nada.


— ¿Nada, dices? Sehun, hace un momento casi…


— Lo que de verdad me da miedo es que todo vuelva a ser como lo era antes de ti —confesó, sosteniendo con cuidado su mano y entrelazando sus dedos.


— ¿Antes de mí? —Inquirió vacilante.


— Sí —asintió—. Porque antes de ti, todo era tan oscuro y aterrador en mi vida, me sentía perdido y desesperado, pero entonces… —La sonrisa más bella y dulce le fue dedicada, llenado su corazón de dicha y sus ojitos de lágrimas—. Hubo una pequeña luz que alejó la oscuridad y me mostró que lo que antes daba miedo, no era nada en realidad y que yo era capaz de enfrentarlo.


— Sehun —murmuró conmovido, más que convencido de que no merecía sus palabras.


— Mi luz es preciosa, ¿sabes? Aunque no me entendía la primera vez que le hable —rió y solamente eso desencadenó las lágrimas que Luhan intentaba aguantar—. Pero eso no fue impedimento para ti, mi preciosa luz, porque de todos modos tomaste mi mano y te quedaste para iluminar mi vida con esa hermosa sonrisa tuya.


— Hunnie —musitó, envolviéndolo en sus brazos y besando suavemente con sus labios temblorosos una de las esquinas de su boca—, lo siento, sé que fui yo quien pidió esto y, sin embargo, también tengo tanto miedo ahora mismo.


— Está bien, Bǎobèi Lù —susurró, estrechando protectoramente su cuerpo—. Sé que hallaras la respuesta y que todo irá bien, mi preciosa luz.


— Tengo tanto miedo de perderte —admitió, estrechando su cuerpo solamente un poco más fuerte.


— Oh, Bǎobèi Lù. —Sehun rió ligeramente—. Ahora mismo ten por seguro que esa debe ser la menor de tus preocupaciones.


— Pero…


La oración terminó a medias, luego de que los labios de Sehun se posaran tiernamente primero sobre una de sus mejillas y seguidamente en la otra.


— Esto se siente tan especial ahora mismo, así que dime que puedo hacerlo siempre, por favor —susurró.


Luhan asintió rápida y repetidas veces, derritiéndose por dentro en el segundo que los labios de Sehun se presionaron una vez más en la suave piel de sus mejillas. Descubriendo entonces que, aunque era una caricia realmente inocente, para él era más significativa y valiosa que cualquier otra.


— Vamos Bǎobèi Lù, debemos ir a casa —le recordó.


Llevándolo de la mano entre las calles, con su sonrisa de ángel plasmada en su hermoso rostro en todo momento. Sintiendo tan sólo con ello, que era verdadera y completamente feliz luego de mucho tiempo sintiendo que había aun cuando tenía mucho, una pieza faltaba en algún lugar.


¿Qué más daba si eso no tenía un título todavía?


Luhan sabía que no lo necesitaban, porque eso no iba a restar lo importante y especial en ello. Ellos ya habían pasado una barrera, no había marcha atrás de ninguna forma y no podía ser más feliz con ello, ya que entonces él tenía a Sehun tomando su mano.


— Bien, es hora de que vuelvas a casa —indicó tan pronto bajaron del autobús, dando cuatro pasos lejos de él.


— ¿Tú no vienes? —Preguntó, convenciéndose a sí mismo que debía calmarse y que Sehun no tenía ninguna mala intención al alejarse un poco.


— Tengo que ir por Jiāo Táng y hablar unas cosas con Lay —explicó.


— Ya veo —murmuró un tanto desanimado.


— Luhan —llamó y él elevó la mirada al instante, obteniendo un nuevo beso en la mejilla—, ve con mucho cuidado.


— S-sí.


Lo vio sonreírle una última vez para luego emprender su camino, con la sensación de que todo era perfecto entonces, como si fuera más brillante a pesar de ser de noche. Incluso cuando llegó a su hogar y lo primero que vio fue los ceños fruncidos de sus padres.


— Estás en muchos problemas, jovencito —sentenció su padre.


— Lo sé —respondió, sonriendo radiantemente, y seguramente pasaría un largo tiempo para que esa sonrisa se fuera.


***


Alegres ladridos llegaron a sus oídos tan pronto cruzó la puerta del local, Lay le sonrió ladino tan pronto lo vio cruzar la puerta y para ser honesto consigo mismos, Sehun también se sentía bastante satisfecho con los acontecimientos de ese día.


Jiāo Táng corrió a su lado, dando vueltas y agitando la cola con suma emoción, sin dejar de seguirlo hasta que finalmente se derrumbó en el único sofá del local y su mimada mascota se echó casi completamente encima suyo.


Sehun rió por ello, acariciando afectuosamente la cabeza del consentido doberman, antes de volver sus ojos a su amigo, quien parecía a segundos de explotar por preguntarle lo obvio.


— ¿Y bien? —Habló su mejor amigo—. ¿Me dirás dónde has estado todo este tiempo y por qué Luhan casi me prendió fuego con la mirada?


— Está celoso de ti —respondió con una sonrisa satisfactoria.


— ¿Celoso de mí? —Inquirió totalmente desconcertado.


— No me preguntes la razón, eso ni yo lo sé —pauso, saboreando los recuerdos pasado—. Simplemente algo parece haberle metido en la cabeza que tú y yo podríamos…


— ¡Dios, cállate! —Exclamó horrorizado—. ¿Por qué demonios él piensa que yo tengo tan pésimo gusto? —Bufó indignado. Sehun frunció el ceño ante dicha respuesta.


— ¡Ja! Por favor, tienes suerte de que sea tu amigo siquiera —bufó.


— Lo que sea, sigue con lo que decías —indicó intrigado.


— El punto es, que Luhan siente algo por mí —explicó seriamente.


— ¿Estás completamente seguro de ello? —Inquirió, con el ligero temor de que Sehun se estuviera emocionando de más.


— Trató de besarme, dos veces —murmuró distraídamente.


— ¡¿Él te beso?!


— No, él lo intentó, pero al final no pasó.


— Espera un segundo, tan sólo para un maldito segundo —soltó incrédulo—. ¿De verdad me estás diciendo que Luhan quiso besarte por iniciativa propia y no lo aprovechaste? —Espetó.


— Sí —respondió con simpleza, entre tanto el mayor se quedaba mirándolo como al idiota más grande del mundo, para él lo era al menos.


— ¿Te caíste de cabeza cuando eras bebé? Esta era tu oportunidad —señaló exasperado.


— Lay, detente solo un poco —bufó—. El hecho de no besar a Luhan no tiene que ver que no fuera algo que deseara. ¡Dios, tú me conoces! En ese momento lo único que yo quería era tomar sus labios y nada más —soltó irritado.


— ¿Qué te detuvo entonces?


— Fue… —Suspiró con pesadez—. Lay, yo ya estoy cansado de alimentar mis ilusiones y luego tener que destruirlas, yo no lograré soportarlo esta vez. Y para mí, en ese momento fue más que obvio que Luhan tenía dudas, no hubiera dudado de no ser así. Lo que sea que tenemos ahora ni siquiera tiene un nombre y es por ello que, por esta ocasión, necesito que sea él quien de este paso para de esa forma, si al final solamente es su confusión, tal vez yo no resulte tan perjudicado.


— Bueno, supongo que entiendo eso —asintió comprensivo.


— Además, todavía tengo que tratar con el bastardo de mi hermano mayor —gruñó—. Yo ni siquiera pude darle a Luhan una cita decente, tuve que llevarlo con los niños por temor a que el maldito hijo de perra se enterar y tratara de hacerme pagar usándolo a él.


— Tienes razón. ¿Tienes ya algo en mente?


— Pues, en realidad sí —hizo una mueca de disgusto—. Sé que le dije a Chanyeol que solamente usaríamos la propuesta de Mino como último recurso, pero ya no puede esperar más, tendremos que usar a Byun.


— ¿Estás completamente seguro de esto?


— Lamentablemente… no—dijo un tanto agobiado—. Todavía no estoy completamente convencido de que esto vaya a funcionar y que aquel hombre solamente se deje manipular por Baekhyun.


— Tienes razón, yo también tengo mis dudas sobre este plan.


— Sin embargo, es la mejor opción que tenemos actualmente y desde que yo no seré capaz de hacer esto sin estrangular a Baekhyun en el proceso, espero poder contar con el apoyo de Chanyeol sin conseguir mis bolas cortadas en el proceso.


— Bueno, por lo menos mi apoyo lo tienes al cien —aseguró, tratando de animarlo un poco.


— Genial, entonces ve y dile a Chanyeol que no solamente si vamos a aceptar el plan de mierda del escolta del padre de la peste peli-plata, sino que, además, estamos esperando que sea él quien se encargue de engatusar a la pequeña mierda fastidiosa —resopló, haciendo reír a Lay.


— Lo siento, pero mi apoyo no es tanto.


Sehun bufó por la respuesta ajena, sonriendo a final de cuentas ante la sonrisa un poco más amplia que Lay tenía. Aunque la tristeza seguía ensombreciendo su mirada, igual que desde esa misma mañana cuando había ido a la mansión de Kim Suho.


Por lo general su amigo nunca le contaba ninguno de sus problemas si estos tenían relación alguna con su hermano mayor. Pero en esa ocasión, Sehun sabía que era mucho peor de lo que otras veces habían sido y únicamente por ello, en esa única ocasión, iba a entrometerse.


— Así que… —Comenzó, acariciando distraídamente a su inquieta mascota, que no paraba de removerse en busca de atención—. ¿Qué tal las cosas con tu hermano mayor? —Lay se tensó tan pronto escuchó la pregunta, esbozado rápidamente su falsa sonrisa despreocupada.


— Lo mismo de siempre, ya sabes —se encogió de hombros y casi, casi parecía que nada malo sucedía.


— ¿De verdad? —Interrogó, mirándolo intensamente—. Porque es muy obvio que algo sucedió.


— ¿Qué diablos podría suceder además de lo usual? —Resopló—. Tú sabes que…


— Sí, sí —intervino—. Tú odias al bastardo con toda tu alma, siempre lo dices —bufó fastidiado—. Sin embargo, y para tu desgracia, yo no soy tan imbécil y jamás me he tragado ese cuentito tuyo.


— Espera, alto ahí. ¿Qué mierda se supone que…?


— Que tú miras a ese tipo como si fuera tu mundo entero, que es justo como sueles decir que miro a Luhan —respondió.


— Y-yo…


— Es verdad que siempre veo enojo en tu mirada cada vez que lo miras a él, pero eso no es todo. Antes, siempre que Suho aparecía o que su nombre era siquiera mencionado, tus ojos chispeaban con algo mucho más fuerte y profundo que tu supuesto desprecio, pero esa chispa parece haber disminuido su intensidad desde hace algún tiempo.


Lay agachó la cabeza, tras sus palabras, seguramente con la intención de ocultar el conflicto que le causaba ser descubierto y confrontado por el pelinegro.


— La chispa cada día era más y más débil pero hoy es casi inexistente —explicó con tono de preocupación—. Lay, está bien que quieras ser reservado sobre algunos temas, y créeme cuando te digo que yo respetare eso, siempre y cuando no te lastimen como ahora lo está haciendo lo que sea que pase.


— Sehun, no sé qué decirte —dijo, mostrando una sonrisa escueta.


— Tan sólo dime que es lo que pasa —pidió—. Eres mi amigo, Lay. Yo quiero ayudarte de alguna forma.


El mayor asintió apenas, yendo hasta donde él estaba para sentarse a su lado mientras que en su cabeza comenzaba a pensar en la forma en la que quería abordar un tema que jamás había tocado con nadie más que consigo mismo.


— Tenía siete años cuando todo esto empezó —comenzó, decidiendo que si hablaría aquello, contaría su historia por completo—. En ese entonces mi madre y el señor Kim estaban en una relación de un tiempo.


«Quiero que se llevan bien, pero eso no significa que él está por encima de ti. Por eso, si él llega a hacerte daño, me alejare sin dudarlo. Tú siempre vas a ser el primero para mí, ‘”一的愛 (W’ wéiyī de ài)*.»


*Mi único amor.


— Todo parecía ir bien, aunque la realidad era que odie a ese hombre desde el principio, sin embargo, él la hacía tan feliz... —Sonrió con tristeza—. Yo no podía arruinar todo para ella luego de todo lo que había sacrificado por mí, quería verla feliz más que a nada en el mundo y por eso ambos fingíamos llevarnos bien cuando ella nos miraba.


El mayor levantó lo vista, conectando con los orbes ajenos. Porque si alguien comprendía lo que era ver feliz a la persona que más amabas, ese era Sehun.


— Aquel día en especial, se suponía que yo iba a pasarlo en la casa del señor Kim para de algún modo volvernos cercanos. Ya que para entonces ellos ya tenían pensado casarse y mi madre quería que yo lo viera como un padre de algún modo. Algo que ni de broma iba a suceder, pero yo no tenía el corazón para decírselo.


Lay pausó, perdiéndose en sus pensamientos, en los recuerdos más hermosos que tenía de su madre, en el hecho de que, aunque ese hombre para él un bastardo egoísta, había hecho a su madre la mujer más feliz del mundo.


«Dejemos esto claro, mocoso. Ni yo te veo como a un hijo, ni tú piensas en mí como tu padre, pero más vale que te comportes de ahora en adelante si sientes al menos un poco de vergüenza y agradecimiento por la carga que has sido para tu ella...»


— ¿Te hizo daño? —Preguntó Sehun, sacándolo de sus pensamientos—. Ese día, quiero decir.


— En absoluto —rió levemente—. Él tan sólo me recibió ese día con toda esa actuación de padre afectuoso y una vez mamá se fue, se marchó dejándome ahí solo.


— ¿Te encontraste entonces con Suho?


— Sí —suspiró, y aquella escena volvió a proyectarse en su memoria—. Estaba volviendo de la escuela cuando lo vi por primera vez, e incluso entonces él parecía un pequeño mafioso —rió—. Yo apenas podía creerlo cuando lo vi bajar de aquel costoso auto, flanqueado por JongIn y su primo, además de todos esos tipos enormes y aterradores. Está impactado e incluso recuerdo que tan pronto se enteró que yo estaba ahí, corrió dentro de la habitación con la expresión del mismísimo diablo en todo el rostro.


— ¿De verdad? —Inquirió incrédulo, ya que la única expresión que recordaba que Suho ponía al ver a Lay, era la de un cachorro apaleado.


— En ese entonces, él creía que mi madre era una cazafortunas que solamente estaba ahí para usurpar el lugar de su difunta madre. En ese primer momento, seguramente su intención era dejarme en claro que yo no pertenecía a ese lugar y amedrentarme —murmuró quedamente.


— ¿Y lo hizo? ¿Él te trató mal?


Lay negó apenas, perdiéndose en el hecho de que ese día le había marcado toda la vida. La imagen de aquel joven todavía estaba ahí tan nítida y real, que por un segundo creyó que lo tenía de frente otra vez. Viéndolo con asombro, mientras que en ese momento, Yixing sentía que estaba frente a todo su mundo, algo que solamente su madre le había hecho sentir.


— JunMyeon g“ tan sólo se quedó ahí, mirándome como si fuera un curioso animalito exótico —rió ante sus propias palabras—. Seguramente en ese momento, él me miraba de esa manera porque yo simplemente lucía realmente lamentable.


— ¿Lamentable?


— Ya te dije —se encogió de hombros—. Yo de verdad odiaba a ese hombre, pero quería ver a mi madre feliz —murmuró, su voz fallando al final.


«¿Por qué estás llorando?»


— Se quedó a jugar conmigo toda la tarde, y únicamente por ello, yo ya no estaba tan molesto con la idea de mamá casándose con el señor Kim —suspiró profundamente—. Lo que siguió tras ese primer día fue…


«你是‘的一切,‘的寶貴天使。(Nǐ shì w’ de yīqiè, w’ de bǎoguì tiānshǐ.)*»


*Tú eres todo para mí, mi precioso ángel.


— Probablemente la etapa más feliz de mi vida —dijo, no logrando ocultar la tristeza en su voz—. Mi vida dio un cambio radical, y no me refiero a solamente lo económico, eso y el desprecio del señor Kim no podían importarme menos en realidad. Lo que verdaderamente me hacía feliz era mi madre y JunMyeon g“. Él para mí era la persona más maravillosa e increíble del mundo y por eso, además de millones de razones más, yo simplemente me enamore.


— ¿Y cuál es el problema entonces? Claramente él…


— Lo sé —asintió—. Sé desde hace años que JunMyeon g“ correspondía mis sentimientos, pero… —La amargura lo hizo tomar una bocanada de aire antes de hablar—. Yo tan sólo no pude amar los enormes cambios que tuvo, él se convirtió en su padre y yo… simplemente no podía Sehun, yo quería a mi JunMyeon g“ y no a ese tipo quien quiera que fuera.


— Lay, si te soy sincero, yo no creo que…


— No importa ya, Sehun —murmuró—. Debí saber que su corazón iba a cansarse de esperar algún indicio de mi parte, así que... —Apretó los labios, no queriendo decir aquello—. En realidad, de algún modo me alegra saber que es capaz de enamorarse de alguien más todavía.


— ¿Está enamorado? ¿De quién? —Inquirió con el ceño fruncido.


— Del niño Byun —mintió descaradamente. Sehun jamás se daba cuenta de cuando lo hacía de todos modos—. Lo confronte ayer sobre toda esta maldita relación entre ellos y me lo confesó, finge odiarlo solamente para aparentar.


— Vaya, pues que mal gusto tiene al enamorarse de Byun —frunció el ceño y Lay no pudo evitar reírse de su comentario.


— Sí bueno, ya no pensemos más en ello y mejor vamos al minisúper. Tenemos que celebrar tus avances con Luhan —dijo sonriente, porque a final de cuentas, él había sabido cómo parecer feliz desde pequeño.


***


El lunes comenzó como cualquier otro día de escuela normal, con alumnos caminando por los todos los pasillos y las puertas de la institución abiertas de par en par. Sin embargo, Luhan supo que todo había cambiado en el precioso instante que besó la mejilla de su madre y bajó del auto.


Siendo Baekhyun lo primero que cambió esa mañana, justo en el momento en que lo recibió con una sonrisa inmensa en los labios y tomó su mano, comenzando a andar mientras hablaba sin parar de lo que había hecho el domingo. Cherry no tardó en unirse a ellos, escuchando con atención a Baekhyun y riendo ocasionalmente por los comentarios del peli-plata.


Ellos seguramente se habían conocido por primera vez la noche en el bar de Kim Suho, pero de todos modos ya hablaban como si fueran amigos de toda la vida. Era demasiado extraño y agradable a la vez, que Luhan no supo cómo reaccionar.


— ¿Luhan? —Llamó Baekhyun, regresándolo a la realidad—. ¿Todo bien? Llevamos hablando un tiempo y tú pareces en otro mundo.


— S-sí —balbuceó apenas.


— Okay —asintió sonriente—. ¿Cómo estuvo tu cita con Sehun, entonces? —Preguntó con una sonrisa traviesa en los labios.


— ¿Có-Cómo es que tú...?


— Porque el estar distraído y la sonrisa estúpida de en la mañana no son gratis, precioso —le guiñó divertido—. Además del hecho de que en realidad no lo sabía hasta hace nada que me lo confirmaste —rió, acompañado de Cherry.


Luhan estaba boquiabierto, dándose cuenta de que estaba más que claro que con Baekhyun le sería imposible poner alguna excusa o tratar de inventarse una historia fantástica sobre absolutamente nada.


— Ahora, en vista de que tú mismo has dado el primer paso —sonrió pícaramente—, es el momento de que sepas cuál será tu línea de acción a partir de aquí.


— ¿Mi línea de acción? —Lo miró sin comprender.


— En pocas palabras, sigue siendo tú y yo me hago cargo del resto —dijo con simpleza.


— Eso no tiene sentido alguno. Se supone que…


— Luhan. —El castaño se giró en una fracción de segundo tras escuchar la voz de Jackson, mirándolo como si su amigo fuera un extraterrestre.


— Ja-Jackson —tartamudeó. Su amigo asintió lentamente, desviando su mirada brevemente hasta Baekhyun para luego volver a él.


— ¿Podemos hablar? —Preguntó, agachando la mirada, como si eminentemente esperará que el castaño se negara a su pedido y se alejara sin más.


— Se hace tarde para la primera clase —dijo Baekhyun, tomando la mano de Cherry previo aviso para arrastrarla lejos.


Luhan sonrió agradecidos mientras veía a los otros dos alejarse, volviendo su atención a Jackson, quien seguía con la misma expresión avergonzada y triste que Luhan pensaba no debía tener, puesto que él no había hecho nada tan malo en realidad, su única intención era cuidarlo a final de cuentas.


— ¿Jackson? —Lo llamó con cautela.


— Lo siento — murmuró quedamente—. No debí decir todo eso el otro día, fue mi culpa llegar a este punto.


— No, Jackson —negó efusivamente—. No todo es tu culpa, yo también…


— Eres demasiado bueno e ingenuo, Luhan —sonrió levemente—. Es por eso que aún ahora, incluso cuando sé que en el fondo sabes que tú no hiciste más que defender a una persona importante para ti, sigues creyendo que hiciste algo malo por ponerme en mi lugar y recordarme que no tengo derecho alguno de juzgarlo o de decirte con quien relacionarte.


Su amigo sonrió pero esa sonrisa era realmente triste, algo que no hacía más que hacerlo sentir más que culpable.


— Es por esa razón que te pido disculpas de todo corazón.


— Jackson, tú no…


— Yo solamente quiero que seas muy feliz, Hannie —volvió a esbozar esa sonrisa—. Es por eso que, si tú me das una nueva oportunidad, me gustaría no perder a mi amigo y de paso ayudarte para recuperar a esa persona que tanto quieres.


Luhan asintió frenéticamente, imposibilitado a hablar por el enorme nudo en su garganta. La sonrisa de Jackson se volvió una más sincera y Luhan no lo pensó dos veces para darle a su amigo un abrazo que de algún modo, deseó pudiera desaparecer eso que tenía tan triste al otro.


— Bueno —habló con voz algo temblorosa—, no podemos quedarnos aquí todo el día, así que ve a clases —indicó, empujándolo suavemente para liberarse—. Te veo más tarde.


Se marchó con esas últimas palabras, dejando a Luhan con sentimientos encontrados, porque, aunque estaba feliz de recuperar a su amigo, él no dejaba de sentir que algo estaba mal y que Jackson ocultaba algo.


— Bǎobèi Lù.


Ese simple llamado lo tomó por sorpresa, sacándolo de golpe fuera de la burbuja de sus pensamientos y haciendo que se girara en un parpadeo en dirección al pelinegro. Trayendo consigo todas esas emociones tan clichés que se describían en cada novela romántica habida y por haber.


— Las clases están por comenzar. ¿Por qué no has entrado?


Él le sonrió, y por mucho que Luhan se hubiera ya dado cuenta que esa mañana era brillante, de igual forma sintió que todo se iluminaba más al verlo sonreír. Para cuando él dio el primer paso en su dirección, contuvo la respiración.


Con los siguientes, su corazón debía latir y no escucharse como una perforadora de concreto, y para cuando lo tuvo de frente, estaba completamente seguro de que su rostro no estaba ocultando para nada el hecho de que estaba total y completamente embelesado.


Sus piernas temblaron en el preciso instante que sintió el suave toque de Sehun, acunando su rostro con la delicadeza con la que se sostiene el más frágil de los tesoros. Apenas y lo hizo inclinarse, dejando en su mejilla un dulce beso de seda.


— Buenos días, Bǎobèi Lù.


Su cerebro se apagó y su voz lo abandonó, por lo que asentir torpemente fue lo único que consiguió hacer en respuesta a su saludo. Más que consciente de que el calor de su vergüenza se extendía hasta la punta de sus orejas y encontró que estaba bien cuando escuchó la profunda risa de Sehun en respuesta a ello.


— Lo mejor será entrar al salón antes de que el profesor —indicó con un leve movimiento de cabeza.


Luhan lo siguió sin objeción, sin tener oportunidad alguna de hablarle un poco más debido al profesor que ingresaba tras ellos. Obligándolo a ir directo al sitio que compartía con Baekhyun, quien tenía el ceño fruncido mientras veía con desagrado un ridículo muñeco de forma poco común.


— ¿Qué es eso? —Interrogó confundido.


— Basura —farfulló malhumorado, lanzando sin cuidado el extraño objeto a su mochila mientras mascullaba varios insultos.


Quiso preguntar sobre lo que fuera que pasaba, sin embargo, no llegó hacerlo al notar la mala mirada que su profesor les lanzaba. Por lo que tomó la decisión de dejarlo de esa forma hasta que las clases terminaran, algo que, en esa ocasión, le pareció realmente eterno y en cuanto la campana del descanso sonó, se puso de pie con la única intención de acercarse a Sehun.


Todo con el único objetivo de decirle hola, tras haber dedicado mucho tiempo de las clases para decirse a sí mismo que nunca lo había hecho cuando Sehun lo había saludado esa misma mañana.


— Luhan —saludó sonriente Cherry, cerrándole el paso.


— ¿Sí? —Interrogó, mirando entre ella y Sehun con urgencia.


— Baekhyun me estaba diciendo en la mañana que deberíamos ir a la cafetería, pero hace un buen día y también podríamos ir al patio. ¿Tú que dices?


Luhan quiso bufar por la pregunta que su amiga le estaba haciendo, pero sabía bien que sería grosero de su parte y que de algún modo heriría sus sentimientos, algo que por supuesto no tenía intenciones de hacer.


— Decidan ustedes, yo estaré bien con ello —respondió apresurado, tras ver a Sehun cruzar la puerta.


Prácticamente corriendo tras el pelinegro y Chanyeol, solamente para frenar de golpe y así no arrollar a Jackson quien aparecía de la nada. Él lo saludó y Luhan tuvo toda la atención de disculparse para seguir con lo que necesitaba, sin embargo, la sonrisa triste de Jackson fue todo lo que bastó para disuadirlo por completo.


— Ah, aquí están —dijo Baekhyun—. Pudiste habernos esperado, Hannie —refunfuñó infantilmente, tomando su mano sin contemplaciones y llevándolo en dirección contraria a la que en un inicio trataba de ir.


Todo dentro de la cafetería iba de la misma forma que cualquier otro día de clases, sus amigos estaban hablando sobre algún tema trivial mientras él trataba de idear una excusa lo suficientemente creíble para irse.


— ¿Luhan? —Lo llamó Jackson con una expresión un tanto preocupado—. ¿Sucede algo? Pareces incómodo.


— Nada de eso —respondió, sonriéndole abiertamente—. Es solamente que tengo sueño, anoche no pude dormir bien.


Lo cual no era mentira en realidad, puesto que en verdad Luhan había pasado la noche dando vueltas en su cama, con una sonrisa tonta en los labios y pensando con emoción todos los escenarios posibles para cuando se reuniera ese día con Sehun. Lamentablemente, imaginar no era la misma cosa que la realidad.


— Si te sientes cansado puedes ir a la enfermería, ella te dejará quedarte —comentó Baekhyun tranquilamente.


— No, estoy bien —aseguró—. También sería muy aburrido.


— Yo puedo ir contigo si tú quieres —ofreció algo tímido Jackson.


— No, no podría pedirte eso y de verdad estoy…


— Luhan.


El castaño se congeló tan sólo escuchar su voz, estremeciéndose segundos después cuando el pelinegro puso las manos sobre sus hombros, apretando suavemente. Todo en él se agitó hasta lo más profundo, desconectando nuevamente su cerebro, secuestrando su voz y dejando su mente como un lienzo sin utilizar.


Tan sólo estaba ahí, mirando fijamente a Jackson y a Baekhyun; el primero de ellos desvió la mirada rápidamente mientras que el segundo sonreía ampliamente, aunque estaba muy lejos de ser una sonrisa feliz.


— ¿Pensando en cómo saltarte las clases? —Inquirió con un tono divertido.


— N-no —musitó como pudo.


— Luhan dice que está cansado, por eso le estábamos sugiriendo ir a la enfermería por un rato —explicó Cherry alegremente.


— Ya veo —respondió el pelinegro, retirando sus manos y deslizándose en el asiento a su lado—. No te haría daño escuchar a los chicos si te sientes enfermo, Bǎobèi Lù —comentó, con la vista fija al frente de donde estaban.


— N-no estoy enfermo —murmuró.


— ¿Seguro?


— Oh,vamos Sehun, ya déjalo en paz —bufó Chanyeol.


Siguiendos las acciones de Sehun y ocupando el sitio justo al costado izquierdo de un ceñudo Baekhyun, a diferencia del pelirrojo que no dejaba de sonreírle de un modo al cual realmente no pudo ponerle un nombre.


— Hola Jackson —saludó seriamente Sehun y Luhan rápidamente miró en su dirección, esperando con preocupación que ellos no comenzaran a pelear.


— Sehun —murmuró apenas su amigo.


La tensión se hizo presente, ninguno tuvo nada más que decir tras aquel intercambio, como si un anuncio de desastre estuviera parpadeando frente a ellos, impidiendo que cualquiera hiciera movimiento alguno y desatara el infierno.


— Chicos... —habló Luhan y todos miraron en su dirección en espera de cualquier cosa.


Tristemente, él no sabía qué decir y lo único que fue capaz de hacer fue abrir y cerrar la boca sin que nada coherente saliera de ella.


Algo pasó entonces, su cuerpo se estremeció, sus ojos fueron hasta Sehun para encontrarse con su alentadora sonrisa antes de que desviara su vista bajo la mesa donde él tomaba su mano y entrelazaba sus dedos como su secreto mensaje de que nada malo pasaba.


— ¿Luhan? —Llamó Baekhyun, mirándolo con una ceja arqueada y el ceño aún fruncido—. Nos estabas diciendo algo, ¿recuerdas?


— ¿Tienes prisa o algo así? —Bufó Sehun.


— No, pero no podré dormir esta noche si no descubro lo que Hannie iba a decir —sonrió ladino, provocando el ceño fruncido de Sehun.


— Oh, eso no es problema Baekkie —intervino Chanyeol—. Está comprobado que siempre tendrás sueño después de buen sexo. Yo sin problemas puedo ayudarte con eso —ofreció con una sonrisa coqueta.


Algo que tuvo a Cherry completamente ruborizada, a Jackson tosiendo al casi ahogarse con su bebida, al propio Luhan apretando fuertemente la mano de Sehun, quien se quejó audiblemente mientras que Baekhyun veía boquiabierto al pelirrojo.


— Sí, bueno… —Habló Baekhyun luego de un tiempo, aclarándose la garganta antes de proseguir—. Es muy generosa tu oferta, pero tendré que declinar —farfulló.


— ¿Estás seguro? —Inquirió sin perder su tono de casanova.


— Tan seguro como que prefiero vivir con insomnio antes de considerar tu estúpida propuesta —masculló entre dientes, poniéndose de pie bruscamente—. Los veo en clases.


Luhan trató de ponerse de pie tan pronto vio a Chanyeol ir tras Baekhyun, siendo frenado por la mano de Sehun, que sonrió divinamente cuando le dio una mirada.


— Son asuntos privados, no hay que inmiscuirnos —aconsejó con calma—. Además, no quiero que te vayas todavía.


Y simplemente con ello, Luhan estaba de vuelta en su asiento internamente eufórico por haber escuchado a Sehun pidiéndole que se quedara con él. Alguien se aclaró la garganta y Luhan desvió sus ojos a dicha persona, encontrándose con la sonrisa triste de Jackson.


— Acabo de recordar que no he terminado una tarea para la última clase, así que me iré primero —se excusó.


— Pero…


— Deja que vaya, Bǎobèi Lù —interrumpió Sehun—. Entre más rápido termine, será mejor para él.


— Sehun tiene razón —trató de sonreír más ampliamente—. De todas formas, nos veremos más tarde en el trabajo —le recordó, dejándolo un poco más tranquilo y a Sehun visiblemente disgustado—. Hasta más tarde.


El castaño asintió levemente, permitiéndole irse finalmente, poniendo sus ojos sobre Cherry que en ese momento se removía realmente nerviosa en su asiento.


— Y-Yo mejor iré a ver qué está haciendo Baekhyun —dijo rápidamente, desapareciendo casi a la misma velocidad antes de que Luhan le dijera que no era necesario.


Sehun rió por ello, apretando su mano ligeramente y llevar sus ojos a él. Apreciando la dulce expresión que hasta ese momento solamente él era capaz de provocar en Luhan.


— Ellos me agradan —comentó.


Luhan sonrió divinamente ante sus palabras, que aunque no eran ciertas, igual había sabido que lo harían feliz antes de dejarlas salir y verlo feliz era algo que era su placer secreto.


— Por cierto, hace un momento mencionaste tu trabajo y como hoy tengo tiempo pensé que podría pasar un rato para visitarte. Si tú quieres, claro.


— ¡Sí quiero! —Exclamó, cubriéndose la boca de golpe avergonzado—. Qui-quiero decir… es-está bien… me gustaría eso, quiero decir —susurró sonrojado.


Sehun asintió complacido y era honesto admitiéndose a sí mismo que esa idea mucho tenía que ver con dejarle las cosas claras a Jackson, además de ver lo adorablemente tímido que Luhan podía ser con cualquier cosa que le dijera.


¿Qué diablos importaba si su relación era incierta? Eso no restaba que Sehun no fuera a poner todo de su parte para que eso funcionara y, por la forma en la que Luhan reaccionaba a él, estaba yendo por muy buen camino.


***


— Rápido, arranca y sácame de aquí —ordenó apresurado, subiendo al vehículo como si el demonio lo estuviera siguiendo, asustando de paso al despistado chófer.


— Joven Baekhyun, ¿qué pasa? ¿Todo está bien? —Preguntó asustado, peleando por meter las llaves en el contacto.


— ¡Baekhyun!


— ¡Pisa el puto acelerador ya! —Exclamó espantado al ver a Chanyeol correr en dirección al automóvil.


El vehículo salió disparado y solamente en ese momento Baekhyun logró suspirar aliviado, permitiéndose relajarse en su asiento finalmente. Mientras que el pobre hombre en la parte delantera, lo veía aterrorizado, como esperando que le dijera que estaban siendo perseguidos por toda la mafia surcoreana.


— Relájate, hombre —bufó.


Absteniéndose de agregar que todo eso no había sido más que su prisa por escapar de cierto irritante e insistente chico pelirrojo. Dios, él lo había acosado durante todo el tiempo en la escuela y para él final, Baekhyun había tenido que salir corriendo hasta el auto.


Frunció el ceño de solo recordarlo, ya que ni siquiera había tenido la oportunidad de despedirse de Luhan o de Cherry, además de que obviamente estaba de bastante malhumor por su culpa.


Para su fortuna, todos en su hogar parecían contar con una especia de sexto sentido o radar para cuando él estaba en su modo insoportable, por lo que el lugar parecía desierto cuando cruzó las puertas y avanzó como un huracán hasta su habitación.


Donde, una vez dentro, arrojó su mochila contra la pared más cerca, cayendo y dejando al descubierto algo de su contenido, con lo cual se refería en realidad al muñeco de felpa más horrible en la historia de los muñecos feos.


Baekhyun se sintió aún más enojado al verlo e inmediatamente fue hasta su mochila, tomando bruscamente la fea creación de algún tipo con serios temas emocionales, con el solo objetivo de separar la cabeza del cuerpo.


*~*~*~*


— Baekhyuns, espera por favor —pidió, sujetando su brazo.


— Jodete, Chanyeol —gruñó, deshaciendo el agarre con violencia—. Ya déjame en paz y ve a tratar de engañar a alguien más pendejo.


— ¿Se puede saber de qué rayos hablas? —Inquirió molesto.


— No nací ayer, imbécil. Se exactamente lo que quieres de mí y —golpeó su dedo contra el pecho del más alto—, déjame decirte, que estás muy lejos de obtenerlo si tu estrategia incluye una actuación patética de chico enamorado y regalos tan nauseabundos como el muñeco de esta mañana —sentenció, emprendiendo su retirada una vez más.


— No es feo porque no estuviera esforzándome en esto —dijo y aunque algo le advirtió que se marchara, de todos modos se detuvo y se giró para mirar al más alto.


Chanyeol sonreía ampliamente y Baekhyun no tenía idea de cómo tomar aquella sonría sin malicia que lo hacía ver como el niño que en realidad era.


— Es feo porque tiene que distinguirse entre los demás —explicó, dando solamente un paso más cerca—. Lo compré de esa forma porque sé bien que seguramente tienes miles de muñecos lindos, y al darte el muñeco más lindo que hubiera en la tienda, solamente sería uno más para ti.


Un latido irregular en su corazón activó todas sus barreras y demás protecciones, haciéndolo retroceder cuando él dio el siguiente paso para acercarse.


— El objetivo de mi regalo en realidad es, que cuando tú lo veas y digas: “demonios, sí que es horrendo”, también recuerdes que fui yo quien te lo obsequió —sonrió tontamente.


Fue entonces que todo se fue al demonio, porque Baekhyun sintió que algo que solamente Luhan había conseguido activar, trataba de volver a la vida. Fue entonces que hizo lo único sensato que podría hacer en esa situación…


Huir tan rápido y lejos como le fuera posible.


*~*~*~*


Frunció el ceño tras recordar eso, sintiéndose incluso mucho más enojado que momentos atrás porque acaba de darse cuenta que en realidad no tenía el valor suficiente para romper aquella espantosa cosa.


— ¡Estúpido Chanyeol! —Chilló exasperado, mientras estrujaba salvajemente el objeto en sus manos—. ¡Inkei!


Su bella mascota apareció tan pronto escuchó su nombre y Baekhyun no dudó nada en entregarle el intento fallido de oso a su bello perrito como nuevo juguete para morder.


— Diviértete —refunfuñó, yendo directo a su cama en la cual se dejó caer.


Cerrando los ojos y dejándose ir entre los bellos recuerdos de la hermosa sonrisa de Luhan, amargándose más tarde con el conocimiento de que esa sonrisa era toda por y para Oh Sehun. Abrió los ojos entonces, suspirando pesadamente y recordándose a sí mismo que lo aguardaban tiempos muy difíciles de ese día en más.


***


Aquel día de escuela marcó todo a partir de ese momento para Sehun, que con el pasar del tiempo se había dedicado a ver con esperanza como su relación con Luhan se transformaba en una que apuntaba a que todo lo que siempre había soñado, estaba por volverse real.


Acompañado con la dicha más grande que había sentido al saber que cada sonrisa que Luhan tenía era por él y que el lazo que en antes pensaba que estaba listo para romperse, se reforzaba cada día más cuando hablaba o tan sólo con compartir una mirada con él.


Sehun actualmente pensaba que todo estaba por fin yendo bien para él y que alguna fuerza desconocida estaba intercediendo a su favor. Aun cuando todavía tenía que lidiar con Minho, con Chanyeol frustrado porque no lograba acercarse lo suficiente a Baekhyun, que le fuera imposible tener una cita decente con Luhan-quien, aunque sabía que algo sucedía, nunca preguntaría nada- y el que Suho tratara de emparejarlo con Lay, porque parecía estar convencido de que su hermano menor estaba enamorado de él.


Sin embargo, no importaba cada vez que desviaba la mirada y se encontraba con los ojos castaños más bonitos que pudieran existir, porque Luhan siempre estaba sonriéndole solo a él, a pesar de que su relación todavía no tenía un título en realidad. Eso no quitaba que ningún mérito al hecho de que había algo creciendo cada vez más.


Así como no volvía menos precioso el tiempo que pasaba a su lado, ver de vuelta esa dulce ternura que Luhan solamente le mostraría a él, la maravillosa sensación de sostener su mano, estrecharlo entre sus brazos o la suavidad con la que Luhan siempre dejaría un beso en su mejilla antes de decir adiós.


Sehun se sentía como viviendo en alguna clase de dulce sueño a cada segundo del tiempo que pasaba en ese momento. Reviviendo a cada instante cada pequeña emoción que su corazón había sentido cuando volvió a ver a Luhan tras su separación y tal vez, enamorándose todavía más de él con cada pequeño gesto, palabra o mirada de su parte.


Él incluso estaba seguro de que si eso fuera una película, cada encuentro que tenía con Luhan sería la maldita escena cursi con el fondo musical ridículo. El simple pensamiento de eso ponía una sonrisa boba en sus labios y casi lo hizo reír en ese momento.


Justo cuando Luhan dejó de jugar con el pequeño Hyun y se giró para sonreírle divinamente, mientras que en su mente él buscaba la melodía más adecuada para sus escenas de amor. Se rindió entonces, levantando su mano para saludar tanto a su bebé, como al pequeño niño que él traía en sus brazos.


— Muy bonita tu familia. Lástima que todavía no te animas a adoptar al pequeño Hyun —habló Jung, a quien le mostró el dedo medio.


— Soy muy joven para eso —sonrió divertido.


— Si tienes la edad para tener sexo, la ciencia dice que biológicamente también estás en etapa para empezar a reproducirte —rió bromista.


— No cuando tu novio es un hermoso chico —señaló divertido, dándole otro vistazo a Luhan.


— Vaya —silbó—, ¿ya es oficial entonces? —Sehun negó levemente.


— No y absolutamente no hay prisa —aseguró.


— ¿Eso qué significa? —Inquirió con el ceño fruncido por la confusión.


— Que por ahora tengo algo de lo cual encargarme y también que no voy a presionar a Luhan —respondió tranquilamente—. Yo sé que él todavía está procesando sus nuevos sentimientos y adaptándose a ellos, yo mismo he pasado por ello y sé bien lo difícil que es.


— ¿De verdad?


— Por supuesto, idiota —bufó—. Dios, yo estaba aterrorizado cuando regresé después de años y descubrí que cada vez que veía a Luhan algo pasaba conmigo. Estaba tan confundido entonces, porque sabía que no me gustaban los chicos, pero Luhan…


Sus ojos viajaron a Luhan, sintiendo su corazón hincharse de adoración, al verlo consolar tiernamente a la pequeña Haneul que se aferraba a sus brazos y escondía su bello rostro en su pecho mientras que él la arrullaba con suavidad.


— Era imposible no enamorarse —murmuró Jung, llamando su atención por decir justo lo que estaba por responder.


— Exactamente —sonrió.


— ¡Eres tan lindo! —Chilló escandalosamente Jung, ganándose varias miradas curiosas y la mirada fulminante de Sehun—. Ojalá mi novio fuera un poco más parecido a ti —suspiró dramáticamente.


— Sí él fuera más como yo, entonces yo sería tu novio —se burló.


— Chico listo —rió—. Por cierto, no había querido preguntar antes porque pensé que tal vez me estaba equivocando, pero… ¿Qué demonios sucede con el ánimo de Lay? —Señaló al chico a unos metros lejos.


Sehun suspiró pesadamente, sintiéndose algo culpable al haber arrastrado a su amigo ahí pensando que tal vez podría animarse un poco pero viendo su error. Algo de lo que realmente no podía culparlo, cuando él mismo estaba harto de los intentos poco sutiles de Suho por emparejarlos.


Sin embargo, también era totalmente consciente de que para su amigo era mucho peor, puesto que ahora su hermano mayor también se negaba a verlo, inventando siempre excusas patéticas a las cuales también se sumaban las sonrisas culpables de Kai, que dejaban más que en evidencia que el mayor lo estaba evitando a toda costa.


— Tiene algunos problemas —se limitó a decir, sin intención alguna de revelar más.


Jung asintió, entendiendo muy bien la indirecta de no preguntar más y volvió su atención a los otros invitados de ese día. Sonriendo al verlos jugar con el único y hermoso par de gemelos que residían en Deditos pintados.


— No puedo creer lo bien que se están llevando ahora mismo. El pequeño peli-plata casi le arrancaba la cabeza al pelirrojo cuando recién llegaron —comentó divertido.


— Así son ellos, como una pareja de casados —resopló Sehun—. Se pelean por cualquier idiotez, pero no pueden estar separados por más de cinco segundos.


— Pues son una linda pareja, me declaro su fan —sonrió ampliamente.


— ¿Qué diablos tienen de lindos? —Inquirió con una ceja arqueada.


— ¡Es que acaso no viste como le cantaron Baby Shark a los gemelos, incluso bailaron y todo! ¡Fue súper lindo! —Chilló maravillado.


— ¿Era eso? —Frunció el ceño—. Pensé que estaban enfermos o algo.


— ¿Cómo puedes decir eso? —Infló las mejillas molesto—. Eres muy grosero —lo apuntó con su dedo acusador, cosa que a Sehun no pudo importarle menos.


— Jung hyung, tienes que venir a ver como Chanyeol hyung nos enseña a dibujar algo genial —dijo un emocionado niño, llegando a donde ellos estaban para tomar la mano del mayor y arrastrarlo con él.


Sehun lo observó todo divertido, frunciendo el ceño segundos después cuando su celular vibro por decimonovena vez ese día. Decidió contestar por esa ocasión, a pesar de antes no haberlo hecho al pensar que sería Minho, porque aun cuando el maldito no lo había llamado últimamente, no podía descartarlo del todo.


— ¿Qué quieres, Bobby? —Respondió de mala gana y un tanto más tranquilo al saber que era él.


Sehun, por fin —dijo con un tono de alivio total—. He pasado horas tratando de localizarte.


— Bien, definitivamente no me gusta cómo suena eso.


Sehun escucha, algo anda muy raro por aquí. Minho está actuado de una forma que no es normal en él y sé que tiene que ver con el hecho de que no te ha molestado recientemente. Nadie dice nada pero sé que algo está por pasar y tengo la corazonada de que tiene algo que ver contigo, así que ten cuidado y no pierdas de vista a Luhan —indicó.


Un hueco se formó en el estómago de Sehu tras escuchar a su amigo, instintivamente buscó con la mirada a Luhan solamente para descubrir que mirara donde mirara, Luhan no estaba. Su corazón se agitó con violencia mientras sentía como si dejara de respirar.


Sehun, ¿me estás escuchando? —Habló nuevamente Bobby.


— Te llamó después —respondió, luchando por no perder la calma y encontrar una explicación a que Luhan no estuviera en el patio, jugando con los niños como todos los demás.


— Chanyeol, ¿dónde está Luhan? —Preguntó, lo más calmado posible.


— Mmm, no lo sé. Hace nada estaba por aquí jugando con Jeong Hyun.


Su corazón tembló, sus ojos recorrieron cada centímetro del patio con sumo cuidado pero ni Luhan ni Jeong Hyun estaban por ningún lugar. Comenzó a avanzar, repitiendo para sus adentros que debía estar en calma, que Luhan estaba seguro dentro de Deditos pintados y que pronto lo encontraría.


Empezando primero por preguntarle a Baekhyun si Luhan le había dicho algo y terminando con los niños. Sin embargo, nadie le decía nada más que hasta hacía unos minutos Luhan había estado ahí, a la vista de todos y que había desaparecido de la nada en un parpadeó con Jeong Hyun a su lado.


El terror se hizo presente entonces, ordenándole derrumbar el lugar de ser necesario para encontrarlos. Para entonces él corría por los pasillos, abriendo todas las puertas a su paso y encontrando solamente habitaciones vacías.


Todos se dieron cuenta de inmediato que algo andaba muy mal, llevando a los niños a otro lugar mientras Chanyeol y los demás corrían tras Sehun, quien para esas alturas ya corría gritando el nombre del castaño a todo pulmón.


Sin obtener respuesta de ningún tipo, para su horror.


— ¡Sehun, dinos ahora mismo qué mierda está pasando! —Exigió un alterado Baekhyun. Sehun no respondió, mirando en todas las direcciones con la sensación de no poder respirar.


— Volví a preguntarle a los niños y ellos dicen que la última vez que los vieron, ellos estaban cerca de la puerta de entrada —informó Jung.


Su sangre se congeló mientras que las palabras de Bobby volvían rápidamente, golpeándolo junto al hecho de que Luhan no estaba por ningún lugar dentro del edificio y que también sabía que estaba prohibido sacar a los niños del lugar.


— ¡Sehun! —Rugió Baekhyun.


— ¡Ya basta, Baekhyun! —Ordenó Chanyeol.


— Todos vamos a dividirnos y a buscarlos —habló seriamente Lay.


— Lay, Bobby llamó…


— Lo encontraremos —aseguró.


Sehun asintió apenas, con el alma en un hilo y su estómago hecho nudos. La mirada que Baekhyun le daba en ese momento era puro desprecio y en el fondo no dejaba de decirse que lo merecía por completo mientras los miles de: y si hubiera…, venían uno tras otro a su mente.


¿Y si hubiera sido más precavido?


¿Y si hubiera estado más atento?


¿Y si me hubiera quedado con Luhan en lugar de alejarme solo para descansar un momento?


¿Y si nos hubiéramos quedado en su casa a ver una película como él quería?


¿Y si lo hubiera rechazado aquel día?


— Sehun —llamó severamente Lay—. Tranquilízate, Luhan está bien —afirmó.


Ayudando solamente con ello a que Sehun sacudiera el miedo y la incertidumbre lejos para que comenzara a pensar con la cabeza fría. Todos fueron en diferentes direcciones para cubrir más terreno, cada uno llevando consigo un walkie talkie que Jung les había facilitado para poder avisar en caso de encontrarlos.


Pero incluso después, de lo que para Sehun fueron horas, todo seguía en silencio a pesar de que Sehun había revisado incluso áreas dentro del edificio que nunca había visto antes. La desesperación estaba por sobrepasarlo, enloquecerlo y hacerlo llorar de miedo.


Mientras que una voz cruel voz se reía a carcajadas, repitiéndole que Minho no tendría piedad con Luhan en esa ocasión, que había perdido la protección de Suho y que no habría nadie para salvarlo cuando él simplemente estaba ahí perdiendo el tiempo con una búsqueda que en el fondo sabía que era inútil.


Podía sentir incluso lágrimas empezando a picar en sus ojos y justo ahí, en ese preciso instante; la más preciosa, inocente y jovial risita le devolvió el alma al cuerpo e hizo latir nuevamente su corazón. Se dio la vuelta despacio, dando tambaleantes pasos en dirección a la fuente del sonido; el jardín principal del lugar y al cual el acceso estaba prohibido.


Para cuando Sehun comenzó a empujar la oxidada y vieja reja, él pedía a quien fuera que no fuera solamente un producto de su angustia y que realmente ellos estuvieran ahí. Las manos estaban temblándole entre tanto avanzaba y la alegre risita de Hyun aumentaba de volumen.


— Oh, Dios —gimió, sintiendo solamente entonces el peso de todo el miedo abandonándolo y permitiéndole volver a respirar.


Apenas pudiendo creer que en realidad Luhan había estado ahí todo el tiempo, durmiendo bajo la sombra del hermoso y único Arce del lugar. Hyun estaba cerca de él, gateando, riendo y balbuceando mientras jugaba con las hojas secas que habían caído del árbol.


— Lo encontré —informó antes de lanzar el walkie talkie lejos.


Caminó lentamente hasta estar de frente a él, conteniendo la alegría líquida que trataba de desbordarse de sus orbes y dándole una deplorable sonrisa al pequeño niño que al verlo, rió dulcemente y extendió una hoja seca en su dirección.


Sus rodillas fallaron finalmente y se derrumbó frente a Luhan, apenas encontrando el valor para acariciar su rostro aun temiendo que fuese a esfumarse entre sus dedos, pero él no lo hizo y su cálida mejilla se presionó sobre la palma de su mano, acompañado de un suspiró profundo.


— Joder, bebé, acabas de restarme como veinte años de vida —musitó, jalándolo suavemente a sus brazos y estrechándolo tan fuerte como sentía que lo necesitaba.


Repartiendo besitos por todo ese hermoso rostro que adoraba, tratando de esa forma de aliviar un poco su agobiada alma y de no derramar las lágrimas que ya nublaban su vista. Se detuvo solamente cuando la primera gotita salada se derramó y se mordió la lengua evitando cualquier sonido que pudiera perturbar su sueño.


— ¿Sehun? —Musitó con voz somnolienta.


— Está bien, cariño. Todo está bien —murmuró, más para él mismo que para Luhan.


— Tu voz… —Luhan trató de apartarse para verlo, pero no era capaz de soltarlo, no todavía—. ¿Qué está pasando?


— No es nada, Bǎobèi Lù.


— Tú voz… ¿Esto es por mi causa? —Interrogó, cual niño asustado al ver a su madre molesta con él.


Sehun negó con un movimiento de su cabeza, dándole incluso lo que fue el más patético intento de risa que consiguió dejar salir, teniendo que abrazarlo un poco más fuerte cuando él trató una vez más de apartarse.


— Todo está bien —mintió. Porque…


¿Qué diablos podía estar bien luego de aquella aterradora experiencia?


— De acuerdo —murmuró resignado a aceptar aquella mentira.


Al abandonar el jardín y volver al patio de juegos, Baekhyun fue al primero en ir hasta él, con una expresión de puro terror y envolviéndolo en un abrazo asfixiante.


— Dios, estaba tan preocupado —dijo con la voz temblorosa—. ¡¿Dónde rayos te habías metido todo este tiempo?! ¡Me diste un susto de muerte! —Exclamó molesto y al mismo tiempo aliviado.


Comprendió en ese momento la clave más importante de todo, puesto que hasta ese entonces Sehun no había dejado de repetirle que nada malo sucedía. Se sintió estúpido por ello, mirando con culpabilidad a la única persona a quien quería mostrarle que se daba cuenta de su error. Sehun no lo miraba de vuelta más sin en cambio.


— Lo siento, el pequeño Hyun estaba inquieto y pensé que un paseo lo calmaría. Entonces encontré el jardín y se suponía que solamente estaría durante unos pocos minutos pero me quede dormido. Lamento haberles causado problemas —murmuró avergonzado.


— ¡¿Tan sólo te dormiste y ya?! ¡¿Sabes lo peligroso que eso es?! ¡Es fin de semana, ¿por qué siquiera estás tan cansado?! —Chilló histéricamente Baekhyun.


El castaño apretó los labios, de ningún modo le respondería aquello. Era imposible siquiera pensar en decirle a Baekhyun, Lay y mucho menos a Sehun que Suho estaba cumpliendo con su advertencia de que no iba a dejarle el camino fácil.


Había cada vez más trabajo, el señor Li cada día era más exigente aun cuando el hombre lo miraba como pidiendo perdón. Rin estaba de vacaciones y Jackson también, a pesar de cuanto su amigo se estaba oponiendo a ello. Para Luhan no hubo duda alguna que Suho pretendía que no tuviera tiempo para nada más que para ir de la escuela al trabajo.


Y pese a ello, no había día que Luhan no se las arreglará para cumplir con todos sus deberes y ver a Sehun, porque simplemente no iba dejar que lo derrotara y si tenía que hacer eso para poder demostrarle a Suho que no habría nada que lograra alejarlo de Sehun, iba a trabajar hasta desfallecer y todavía así encontraría la forma de ver al pelinegro.


Sin embargo, su corazón aún guardaba un afecto especial por el mayor y era por ello que no iba a delatarlo frente a Sehun y mucho menos frente a Lay, porque sin duda Luhan sabía que Suho estaba pasando por su propio pequeño infierno al saber perdida a la persona que amaba.


— Está bien, Luhan —habló Jung—. Tú y Hyun está bien, eso es lo que de verdad importa —sonrió dulcemente, restándole importancia a todo el asunto.


Luhan quiso decir algo al respecto, pero no logró hacerlo porque de la nada fue hora de irse. Él descubrió entonces que algo más pasaba y que iba más allá del hecho de desaparecer sin avisar. Sin embargo, nadie decía nada, como si una pesada bruma los rodeara, pero ninguno quería responder sus preguntas.


Todo era demasiado extraño para Luhan; desde el rostro de alivio y miedo de Baekhyun, la mala mirada que Chanyeol le lanzaba cuando pensaba que nadie lo notaba, la sonrisa tensa de Lay y la expresión indescifrable de Sehun.


Trató de regresar en lo que había pasado antes, esperando tal vez haber omitido algo de suma importancia, pero no era el caso. Había algo que nadie estaba diciéndole y definitivamente odiaba el hecho de no saber nada, casi tanto que el hecho de no poder tomar la mano de Sehun para sentirse menos inseguro.


Lamentablemente, fue más que obvio desde el inicio que él trataba de alejarse, sin importar cuantas veces trato de acercarse o cuanto lo mirara de reojo. Sehun simplemente lo ignoraba sin explicación aparente.


— Llegamos —anunció el escolta de Baekhyun al detenerse una cuadra lejos de su calle.


Sehun fue el primero en bajar y también el único, él lo siguió, ignorando las voces ajenas que le decían que tenía que quedarse. No estaba dispuesto a escuchar, él necesitaba saber qué era lo que estaba mal y resolverlo.


— Sehun —llamó finalmente, debido a que aunque Sehun ya se había percatado de que lo seguía, no estaba deteniéndose.


— Vuelve —fue la simple orden que le dio, sin detenerse, sin mirar en su dirección siquiera.


Luhan negó, caminando un poco más rápido, necesitando repuestas y con el único deseo de dejar de sentir que nuevamente perdía la pieza más importante de su corazón. Odiando el hecho de que en ese momento era como ver hechas realidad esas pesadillas en las que corría tras Sehun sin poder alcanzarlo.


— ¿Qué hice mal? —Preguntó angustiado.


Sehun se detuvo de golpe y se giró en una fracción de segundo, mirándolo como si fuese doloroso, con los ojos cristalizados por lágrimas retenidas y una mueca que rayaba entre la tristeza y frustración.


— No es tu culpa, Bǎobèi Lù —murmuró, intentando dirigirse a él con la ternura que siempre usaba al hablarle.


— ¿Qué pasa entonces? —Insistió—. Es como si hubiera otra vez una barrera entre nosotros.


— Cuando no te encontré… —Comenzó—. Yo pensé que… Él me llamó y dijo…


Sehun calló, negando lentamente con la frustración arruinando su hermoso rostro. Otorgándole a Luhan la respuesta sin ser plenamente consciente de ello. Además de también decirle sin saber qué era lo que estaba a punto de suceder.


— Lo mejor será que… —Tragó con dificultad, tratando de encontrar su voz y el valor que necesitaba—. Lo mejor será que nosotros no...


— Es por Minho, ¿verdad? —Preguntó seriamente, dejándolo sin habla.


— ¿Cómo es que tú…?


— Estás por decirme que no podemos vernos más, ¿verdad? —Sonrió con tristeza.


— Luhan, yo…


— Detente —interrumpió lo que fuera a decirle—. Se que no tengo idea de que está pasando —murmuró—, pero sea lo que sea confió en ti y por ello sé que encontraras una forma de resolverlo.


— Luhan —susurró apenas.


— Y también sé que me dirás que me mantenga alejado porque te preocupas siempre por mi seguridad —avanzó despacio, cortando pasito a pasito la distancia entre ellos—. Yo lo entiendo de alguna forma e incluso está bien para mí sí ahora ya no pasamos tanto tiempo juntos, pero no te dejaré ponerle fin a esto —sonrió levemente, acunando su rostro—. Tú mismo lo dijiste, ya no hay vuelta atrás.


Lo que siguió tras esa declaración, fue tal vez la culminación de todos sus más bellos sueños y desesperados deseos de Sehun. Sin embargo, los labios de Luhan continuaban sobre los suyos, en el beso más puro y mágico que nunca nadie más lo había hecho experimentar.


Algo tan perfecto y efímero que de no ser porque los ojos de Luhan miraban los suyos en ese momento, pensaría que fue únicamente su imaginación.


— Eres mi persona especial, Oh Sehun y yo me las ingeniare para hacer esto sin salir herido —musitó despacio, con las mejillas sonrosadas y la sonrisa de un ángel en los labios.


Todo eso junto terminó desbordándolo todo, nublando su mente y apagando la voz que trató de detenerlo por temor a cometer un error. Pero era simplemente ya demasiado tarde para cuando tomó a Luhan en sus brazos y solamente tenía en mente una cosa.


— Te quiero —confesó débilmente, rezando internamente para pronto decirle el te amo que aun iba a guardarse un poco más por el bien de ambos.


***


Algo del miedo se había ido una vez se despidió de Sehun, lo último que le había dicho todavía flotaba a su alrededor junto con la promesa de encontrar una forma de no distanciarse pero de igual forma no exponerse.


Era como una maldita novela trágica que apuntaba a que saldría mal. El pensamiento tenía a Luhan con un mal sabor de boca y solamente una cosa en mente. Apresurándose a su habitación tan pronto cruzó las puertas de su hogar, diciéndole en voz alta a sus padres un hola antes de entrar en la alcoba y cerrar la puerta con pestillo.


Miró de inmediato al frente, a la ventana desde la cual en el último tiempo había compartido más de una charla con Sehun. Tristemente él no estaría en su habitación esa noche y por el momento sus charlas estarían pausadas.


Apretó los puños, regañándose a sí mismo por dudar en lugar de hacer lo que tenía previsto desde el momento que pronunció el nombre de Oh Minho en su pasada charla con Sehun.


«Sé que esto no reparara nada, pero… Estoy a tu disposición, pequeño…»


Empuñó con algo de fuerza su móvil, armándose finalmente con el valor que le estaba haciendo falta y marcó el número de quien tal vez sería la respuesta final a sus problemas.


— Luhan —habló la profunda voz del hombre al otro lado.


— Necesito que hagas algo por mí —murmuró un tanto nervioso.


— Solamente dime a quien debo matar y será un placer si se trata de un favor para ti, lindura —dijo con ese tono coqueto que lo inquietaba tanto.


— Oh Minho —murmuró y un súbito silencio siguió a eso—. Necesito saber algunas cosas.


 Estás jugando con fuego —advirtió seriamente, su voz ya carente de diversión.


— Te veo mañana luego de mi turno en el restaurante —lo ignoró—. No llegues tarde, Kai hyung.


No necesitaba escuchar respuesta alguna por lo cual cortó la llamada sin más, tomando una gran bocanada de aire para calmar sus nervios y comenzar a prepararse para lo que siguiera a partir de ese punto, marcando así su decisión.


La historia de años atrás no iba repetirse sin importar que tan lejos tuviera que ir para asegurarse de ello.


 
Notas finales:

Primero que nada…


Hola a todo el mundo, espero que este tiempo haya sido excelente para tod@s ustedes y que hayan felicitado mucho a los bebés por sus cumpleaños. Yo…


Pues yo hice lo que pude :´)


En fin~


La actualización era para ayer, pero por circunstancias extrañas-cofcofsequedodormidafrentealaPCcofcof- he actualizado hasta ahora y espero de todo corazón que les guste este capítulo.


Y, siendo todo por mi parte, les mando un enorme abrazo, miles de besos y me despido por esta vez.


Bye Bye


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