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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Hello people!!!


Sigo con vida y he llegado con actualización express.


 

— ¿Ahora cómo veré a tus padres a los ojos? —Preguntó seriamente media hora más tarde—. Ellos te trajeron para que te cuidara. —Luhan se echó a reír por su tono avergonzado, recibiendo una cara de reproche—. ¿Por qué te ríes? Esto es muy serio —bufó.

Luhan continuó riéndose con ganas a pesar de su rostro molesto, sus manos alcanzaron el rostro del pelinegro y pellizcó juguetonamente sus mejillas antes de atraerlo a un beso tan pronto escuchó sus quejas.

— Pero esto cuenta cómo cuidarme —bromeó—. Tú incluso eres muy bueno en ello, debo decir —aseguró risueño.

— Luhan, amor, tan sólo cállate.

— Aunque si ellos tiene que estar molestos por algo, sería porque te olvidaste de sus clases sobre sexo. Ellos claramente recalcaron la importancia del condón, en cambio tú vas y no lo usas. Que decepción, Oh Sehun —se burló.

— ¡Luhan! —Chilló.

— Mi madre llorará por tu negligencia —continuó.

— No es gracioso —bufó.

— Vamos, no te preocupes tanto, amor. Compartiremos la culpa —prometió—. Incluso diré cosas buenas a tu favor. Les diré que no me obligaste a nada, es más, les diré que fui yo quien te sedujo.

— Lo planeaste, ¿no es así?

— No, de haberlo hecho, yo si hubiera traído condones.

— Dios, me enloqueces —gruñó, estrechando más fuerte el cuerpo del más bajo.

— Tú también —sonrió tontamente—. ‘愛你,–勳 (W’ ài nǐ, Shì Xūn).

El más alto le dio una mueca disgustada que apenas logró durar un par de segundos antes de sonreír de vuelta y estrecharlo entre sus brazos un poco más fuerte.

— ‘愛你,鹿— (W’ ài nǐ, Lù Hán).

Demasiado feliz, más bien un poco eufórico, Luhan lo besó hasta escuchar su hermosa risa y lo imitó, negándose a dejarlo ir cuando trató de escapar de sus brazos.

— Nene, suéltame, debemos bañarnos.

— No, vamos a quedarnos aquí —pidió infantilmente.

— Oh, claro —bufó—. Déjame entonces enviarle un mensaje a tu madre para que cuando venga, entre directamente aquí y te saque de mi cama.

Luhan se echó a reír al escucharlo, dejándolo libre al final mientras perezosamente lo veía levantarse de la cama.

— Vamos, debemos dejarte presentable —indicó tendiendo su mano para ayudarlo.

Apenas se incorporó en la cama y sintió una punzada de incomodidad en su espalda baja, logrando estar con torpeza de pie, ya que las piernas le temblaban ligeramente. Fue el turno de su novio para reírse de él mientras con cuidado lo llevaba hasta el baño y preparaba todo para ambos.

Una vez listo, él lo llevó hasta la bañera, haciendo que Luhan casi se derritiera por dentro mientras que él cuidadosamente lavaba su cuerpo, repartiendo uno que otro beso sobre su piel. Secando su cuerpo una vez el baño terminó y ayudándolo a vestirse una vez más. Una vez más quedó demostrado para Luhan, que Sehun era más de lo que podía pedir en su vida.

Él ni siquiera lo dejó mover un solo dedo mientras devolvía el orden a su habitación, no demorando mucho en unirse a él en el sofá. justo a tiempo para el final de la película. Película que a Luhan dejó de importarle al preferir acurrucarse en los brazos ajenos.

— ¿Ahora si estás cansado? —Preguntó divertido tras percatarse como los ojos de Luhan comenzaban a cerrarse.

— Es tu culpa —murmuró.

Hubo una sonrisa boba formándose en sus labios y el beso en su frente fue como un golpe directo a su corazón. Todo en ese momento era tan perfecto que lo hacía sentir como si flotara, sabía por su madre que era así como el amor debía sentirse y él realmente estaba enamorado.

— Vamos, puedes dormir un rato mientras voy a buscar a los inquietos a la estética —murmuró Sehun con ternura.

Luhan asintió despacio mientras caminaba perezosamente de vuelta a la habitación de su novio y regresaba a la cama, demasiado somnoliento para decirle que él podía cubrirse con las mantas por su cuenta.

Sehun lo observó un momento más antes de por fin abandonar la habitación y salir de casa en busca de ambas mascotas.

Sabía perfectamente que para esos momento debía tener una expresión hilarante en el rostro, primero sonriendo como un idiota y momentos más tarde sonrojándose tras el recuerdo de todo lo sucedido. Sin embargo, no podía negar en absoluto que Luhan había tenido razón.

La experiencia había sido mucho más que extraordinariamente perfecta.

Luhan en el momento más abrumador de la pasión, era la imagen más sublime y cautivadora que había tenido el honor de contemplar. Tan maravilloso que de solo recordarlo sentía que su respiración fallaba.

— ¿Jovencito?

Sobresaltado, miró a la chica tras el mostrador que lo observaba con interrogación, haciéndolo notar solamente entonces que había llegado a su destino. Inevitablemente se sintió avergonzado y se aclaró la garganta mientras buscaba con torpeza su billetera y sacaba de ella el recibo que ella le había dado antes.

— Vine a recoger a Jiāo Táng e Inkei.

La chica asintió, tomando el recibo de sus manos y procedió a teclear en su computadora para revisar si es que ambos perros estaban ya listos. Volviéndose hacia él con una sonrisa cortés e indicándole que esperara mientras los traían de vuelta.

Los dos canes comenzaron un escándalo tan pronto lo vieron y casi arrastraron al pobre hombre que los llevaba. Sacándole una sonrisa a Sehun también, al tiempo que se ponía en cuclillas con los brazos abiertos para recibirlos.

Se despidieron con un educado agradecimiento y Sehun encontró realmente divertido el hecho de que mientras Jiāo Táng caminaba como si se pavoneaba porque acaba de salir de la estética, Inkei se movía inquieto de una lado a otro, viéndose realmente graciosos con su peculiar caminar cortesía de la prótesis que cubría el lugar de su pequeña patita faltante.

En el fondo, él sabía que aquello no era nuevo y que lo había notado siempre, sin embargo, en ese momento había algo diferente. Real pero realmente, se sentía absurdamente feliz.

No, lo correcto era decir que Luhan lo hacía absurdamente feliz.

 

***

 

— Estoy de vuelta —anunció tan pronto cruzó la puerta.

Los ladridos emocionados de Inkei y Jiāo Táng al instante le dieron la bienvenida. Su pequeña y alborotada mascota corrió a su encuentro en un parpadeo, saltaba graciosamente a su alrededor. Baekhyun no tardó en tomarlo en brazos, saludándolo con aquella voz tan tonta que irritaba a Sehun.

Guiado por el agradable aroma de la cena, fue hasta la cocina donde encontró al pelinegro comiendo helado, esperando a que la cena terminará de cocinarse y sonriendo como un imbécil sin razón aparente.

— Regresé —habló al entrar, sacándolo de su nube.

Él se sobresaltó un poco, antes de fruncir el ceño y finalmente mirar en su dirección. Baekhyun por poco deja ir una carcajada, entrando del todo en la habitación en su lugar.

— ¿Y Luhan?

— Está dormido —murmuró.

— ¿Dormido? —Inquirió extrañado—. ¿Qué no su madre está por venir a recogerlo?

— No, se va a quedar aquí —murmuró.

Era obvio que ocultaba algo por la cara que hizo al escuchar su pregunta. Baekhyun podía apostar sin temor a perder que él prácticamente le había rogado a la señora Wu que le diera permiso a Luhan de quedarse esa noche.

Solamente por fastidiar, Baekhyun se aseguró de dirigir hacia él una mirada confusa pero no siguió preguntando nada. Más atraído por la idea de fisgonear en la estufa para ver qué era lo que iban a cenar más tarde.

— Hola —saludó un poco adormilado Luhan desde la puerta.

— ¡Hannie! —Chilló Baekhyun.

Sehun en cambio sonrió tontamente al verlo y fue aún peor cuando él besó su mejilla. Disimuladamente, Baekhyun observó como Sehun rodeaba su cintura con un brazo, susurrándole algo al oído, reafirmando para Baekhyun el hecho de que esos dos estaban actuando muy raro.

— Son desagradable —se quejó, mirando con desagrado sus cursilerías.

— También me alegra verte, Baekhyun —dijo Luhan entre risas. Él rodó los ojos y finalmente se alejó de la estufa.

— Te perdono solamente porque me caes bien y tal vez te convenza de dormir conmigo hoy —comentó risueño.

— ¿Me voy a quedar a dormir? —Preguntó extrañado.

¡Lo sabía! Había sospechado de inmediato que todo aquello era cosa de Sehun y Luhan acababa de confirmarlo.

— Sí, le pedí permiso a tu mamá y dijo que no había problema.

Ambos se miraron a los ojos y poco después Luhan giró el rostro en otra dirección, intentando ocultar el rubor en sus mejillas. Todavía así él los observó sospechosamente, aun cuando no comentó nada al respecto.

Atormentado por la curiosidad, no despegó su vista de ambos chicos ni un solo instante las siguientes horas. Desistiendo solamente cuando la armoniosa voz de Jessica anunció su llegada y Baekhyun corrió a su encuentro.

Tan pronto lo vio, ella lo jaló a un abrazo mortal con aroma a jazmín, como cada vez que llegaba del trabajo. Ellos prácticamente se habían amado el uno al otro tan pronto como se dijeron hola y ninguno trataba de disimular su afecto ni un poco.

Incluso Sehun ya se había acostumbrado tanto, que ya no se molestaba más por señalar a ella el obvio favoritismo que tenía hacía él. No importaba si lo hacía de todas formas, ambos igual iban a ignorarlo.

Su presencia sirvió para dejar de prestar atención a sus dos amigos durante la cena y cuando comenzaron a hacer sus deberes. La bella mujer era brillante y en secreto Baekhyun se había encontrado a sí mismo esperando que ella lo ayudara con sus deberes, justo como su madre habría hecho.

Su sonrisa cariñosa hacía a su corazón sentirse cálido y verse ahí también acompañado de Luhan y Sehun solamente lo volvía aún más perfecto.

Conforme a su rutina, ellos se fueron a la cama unos minutos antes de las once de la noche recibiendo un maternal dulce sueños y un abrazo de parte de la hermosa mujer. Por supuesto, el abrazo de Baekhyun un poco más largo que el de los otros dos.

Feliz, como no recordaba que podía sentirse, Baekhyun se metió a la cama. Sin embargo, tras varias horas de revolverse en la cama y usar un par de trucos, no lograba conciliar el sueño y permaneció mirando el techo por un par de horas.

Solamente hasta que la urgencia de ir al baño lo sobrepasó y lo hizo levantarse de la cama para atravesar el pasillo. Caminó de puntillas esperando no despertar a nadie e hizo lo mismo tan pronto atendió sus necesidades e iba de regreso.

Un sonido apenas perceptible llamó su atención al final del pasillo y, tan curioso como Baekhyun era, se dirigió en esa dirección, deteniéndose justo frente a la puerta de la habitación de Sehun con el ceño levemente fruncido.

Pensando en que lo mejor y más conveniente era llamar a la puerta para saber si ellos seguían despiertos, y tal vez conseguir que lo acompañaran en su insomnio, Baekhyun se preparó para llamar a la puerta pero entonces nuevamente escuchó algo.

Seducido por la curiosidad y no escuchando a la vocecita que le decía que estaba mal espiar a los demás, él pegó el oído a la sólida superficie a la espera de poder captar cualquier ruido del interior.

— ¿Te gusta, bebé?

La mandíbula de Baekhyun se desencajó en ese precioso segundo y el tono acalorado de la voz ajena se repitió en su mente como un eco.

— S-Sí.

Horrorizado y con el rostro caliente por la vergüenza, Baekhyun trastabilló hacia atrás tras la sollozante respuesta de Luhan. Cubriendo su boca con ambas manos para contener el gritito de sorpresa.

«¡Lo están haciendo!», gritó para sus adentro y salió disparado en dirección a su habitación, demasiado conmocionado como para preocuparse de si había cerrado la puerta con demasiada brusquedad o no.

Como un tonto corrió directo a su cama y se metió bajo las cobijas, cubierto de pies a cabeza y con el rostro hundido en la almohada. Intentando descubrir si estaba más feliz por su amigo o más avergonzado por haberlos escuchado.

Trató por todos los medios de olvidarse de ello y al final tuvo una noche eterna en la cual solamente pudo dar vueltas en la cama. Sin embargo, eso no fue lo peor, sino que lo peor vino después, puesto que tras eso se volvió malditamente consciente de esos dos.

Los dos días siguientes se volvieron frustrantes, de algún modo su estúpida imaginación siempre terminaba volando cada que veía a esos dos interactuar. Claro, no era que Sehun lo hiciera fácil tampoco.

Él jodido idiota siempre hacía alguna insinuación o simplemente no podía tener sus manos quietas y Baekhyun siempre tenía la mala fortuna de mirar en su dirección en los peores momentos. Era como una maldición.

Baekhyun simplemente no podía ignorarlos, ellos también eran dos jóvenes demasiado atractivos y si él dijera que todo en conjunto con su estropeada mente sucia, no lo tenían con frustración sexual que él malditamente no podía aliviar, sería un gran mentiroso.

Simplemente por el hecho de que ahora que trabajaba, el tiempo que tenía con Chanyeol era prácticamente nulo, además de que tampoco tenían un lugar donde hacerlo de todas formas. La idea de llevarlo a casa de Hun con esas intenciones era impensable.

Era viernes y Baekhyun estaba enfurruñado porque sabía que Luhan iba a pasar la noche ahí una vez más. Kyun Min y Haneul, que se encontraban a su lado desde que había empezado la hora del almuerzo, continuaban dándole miradas interrogantes.

— Bien, ya no puedo hacerme el tonto. ¿Qué tienes? —Preguntó finalmente Min. Baekhyun negó lentamente como respuesta y él inmediatamente bufó—. Mira, deberías aprovechar que los demás fueron a conseguir comida chatarra y hablar para así tal vez no morder a la siguiente persona que te diga hola.

Baekhyun pensó en ello durante un rato antes de darle una mirada indecisa a sus acompañantes. Ciertamente, él era la única persona a la que se atrevería a contarle además de Luhan, quien era el problema en realidad. Haneul, por su parte, era sumamente discreta y lo que sea que ahí se dijera, ella lo guardaría para sí misma sin importar nada.

— Luhan finalmente lo consiguió —murmuró.

— ¿Lo consiguió? —Inquirió algo confuso, lo que apenas duró antes de que el entendimiento pudiera iluminar su rostro, al igual que la expresión de la chica a su lado—. ¿Cuándo pasó y cómo rayos es que lo sabes? —Interrogó emocionado.

— Supongo que cuando empezó su suspensión y lo sé porque… —Baekhyun guardó silencio y su rostro se ruborizó levemente.

— ¡¿Los viste?! —Chilló Haneul.

— ¡Obviamente no! —Sentenció—. Fue más bien como escuchar —musitó.

Haneul hizo una mueca extraña entre feliz y avergonzada por el suceso del que acaba de enterarse y Kyun Min asintió pensativo. Un extraño silencio se instaló entre ellos, entre tanto Baekhyun se preparaba para explicar cuál era realmente el problema que lo aquejaba.

— ¿Y? —Habló finalmente Min.

— ¿Y? —Lo miró extrañado al igual que la única chica ahí.

— ¿Luhan se escuchaba satisfecho? —Curioseó. Los labios de la joven que los acompañaban temblando mientras trataba de contener su risa luego de escuchar al atrevido chico.

— ¿Por qué demonios quieres saber eso? —Espetó realmente avergonzado entonces.

— Bueno, pues si Hun es decepcionante en ese aspecto, yo todavía podría tener una oportunidad —explicó seriamente.

Se miraron en silencio antes de que la chica estallara en risas, seguida de Kyun Min y Baekhyun no pudiera evitar verse contagiado. Sintiéndose realmente relajado con tan poco y por primera vez en aquellos dos molestos días.

— ¿Entonces?

— Sí, Min, Luhan se oía muy satisfecho —respondió entre risas.

— Que mal —farfulló.

— Entonces… ¿es eso lo que te tiene tan irritado? —Interrogó la joven.

— Más o menos —admitió.

— Tendrás que ser más específico, Baekkie. Tus amigos aquí son medio lentos y no comprenderán solo con eso.

— Estoy frustrado —susurró tímidamente.

— Oh, Baek —canturreo Kyun Min mientras lo abrazaba—. Lo siento tanto, cariño. Créeme que yo siempre le dije a Chanyeol que era malo en la cama. —Haneul dejó ir una carcajada tan pronto él dijo eso.

— ¡No es eso, tonto! —Exclamó indignado—. Además, mi novio es magnífico, muchas gracias —bufó.

— ¿Cuál es el problema entonces? —Interrogó ella, haciendo lo mejor que pudo por contener su risa.

— ¡Eso! —Soltó exasperado—. Que tengo un novio magnífico y no puedo hacer nada, mientras que aquellos dos están allá en casa haciendo dios sabe qué y cada vez que lo pienso mi estúpida imaginación me traiciona y… y… y… ¡no soy de piedra! —Resopló.

— ¿Te los has imaginado? —Interrogó entre risas Kyun Min.

— Sí, ¿tú no lo harías? —Kyun Min negó divertidísimo—. Oh, vamos, ¿siquiera has visto a esos dos? Ambos sabemos que si ellos hicieran una película porno, tú y yo tal vez podríamos comprar más de una copia.

La risa de su amigo se desató pero todavía asintió frenéticamente completamente de acuerdo con las palabras de Baekhyun.

— ¿Están hablando en serio, chicos? —Habló Haneul con una mueca de falso disgusto.

— ¿Tú lo harías? —Kyun Min movió las cejas graciosamente mientras preguntaba.

— No —dijo inmediatamente—. Aunque si ambos fueran chicas, tal vez lo consideraría. Pero solamente por Luhan, algo me dice que sería justo mi tipo de mujer de ser una.

— Hablar de la posibilidad de una película porno de esos dos no ayuda en nada a mi frustración sexual, ¿saben? —Gruñó.

— ¿Por qué no invitas a Chanyeol el fin de semana para que te ayude con eso? —Sugirió Haneul.

— Esa no es mi casa, yo no creo que sea muy…

— Obviamente no te estoy diciendo que lo invites allá —resopló—. Pero, hablamos de Chanyeol y si puedo hacerse pasar por un ángel con sus padre por tanto tiempo como me contó, será pan comido encontrar un lugar —se encogió de hombros.

Baekhyun se sonrojó tras la relajada sugerencia de la chica, aun cuando se pasó el resto de las clases y las horas de trabajo dándole vueltas a la idea de sugerírselo a Chanyeol para quedar el sábado. Y gracias a la indecisión, se sintió como si el día hubiera sido eterno.

— Hasta mañana —se despidió sonriente cuando la hora llegó.

Hoon Jung le sonrió divinamente y como todos los días agradeció toda su ayuda. Tranquilamente y todavía dándole vueltas al asunto, emprendió su camino de regreso a la espera de lograr armarse de valor y llamar a Chanyeol al final.

La decisión fue finalmente tomada una cuadra antes de llegar a casa y aunque al principio quiso correr el tramo de camino faltante, la razón le dijo que tal vez él quería tomarlo con calma y tal vez así no encontrar algo que no quería ver.

Por su puesto, eso sí su novio no estaba ahí. Él era adorable y durante todo ese tiempo, o bien lo esperaba fuera de su lugar de trabajo, despidiéndose tan pronto lo dejaba en las puertas de la residencia de Sehun; o estaría esperando en casa de Sehun para recibirlo con una dulce sonrisa y un gran abrazo. Tenía muchas ganas de verlo ahora que se había logrado armar de valor para hacerle aquella propuesta.

— Baekhyun.

Sus pasos se detuvieron de golpe y lentamente se volvió hacia la voz familiar. Mino lo miró de vuelta y aunque él siempre parecía estoico, algo también parecía diferente en él.

— Vaya, esto sí que no lo esperaba —farfulló—. ¿Qué quieres, Mino?

— Vengo por ti —sentenció.

— ¿Vienes por mí? —Se echó a reír—. ¿Qué no fue tu amo quien dijo que una vez saliera de su casa yo no podía volver? Vaya que es indeciso.

— Tu padre habló por enojo, él te necesita de vuelta.

— A la mierda con él, yo no regresaré —masculló.

— Baekhyun, por favor. Tú no has visto lo triste que ha estado desde que te fuiste.

— Conmovedor, pero no funciona en mí.

— No seas terco, Baekhyun. Tú también lo necesitas, ¿o acaso pretendes que ese par de chiquillos te mantengan toda la vida? —Escupió con sorna.

El enojo casi tomó lo mejor de Baekhyun, pero terminó por detenerse en lugar de explotar en contra del mayor por la simple razón de que no valía la pena y ese era su antiguo él, aquel que siempre explotaba a la menor provocación para de alguna forma descargar en alguien su infelicidad e impotencia.

Actualmente, Baekhyun estaba feliz con su vida aun cuando no había aquella opulencia en la que había crecido. En las últimas semanas, Baekhyun se había sentido más feliz sentado en la sala de estar y riendo por alguna cosa tonta en la TV con Sehun a su lado, que recibiendo de su ausente padre alguna cosa innecesaria y ridículamente costosa que probablemente alguna otra persona deseaba.

Ya no había infelicidad e impotencia, de algún modo se sentía completo al pensar que en aquella casa, muchas veces más pequeña que la mansión de su padre, lo esperaba una improvisada familia cálida y no solamente la servidumbre que realmente lo encontraban irritante.

— Ninguno de ellos me mantiene —murmuró—. Ahora tengo un empleo de medio tiempo que me gusta mucho —dijo sonriente.

Mino parecía graciosamente horrorizado tras sus palabras y Baekhyun solamente se rió levemente por ello.

— Mino, tal vez nunca lo notaste, pero a mí no me hacía falta el dinero sino algo que esa persona no quiso darme. Ellos, aquellas sencillas personas, no tienen los millones de los que padre se jacta pero todavía así me ofrecieron a manos llenas lo que buscaba. Incluso antes de ellos, la única persona a la que realmente parecía importarle era a quien mi padre llamó un simple capricho. —Él agachó la mirada y la voz le tembló un poco—. ¿Por qué yo querría volver allá cuando estando aquí soy feliz?

Eso dejó mudo al hombre, Baekhyun ni siquiera podía sentirse decepcionado a esas alturas. Aunque todavía reconocía un poco los esfuerzos ajenos.

— Baekhyun, aun así, tu padre…

— Él no me necesita —interrumpió—. Tú y yo sabemos que estás aquí por cuenta propia.

— Eso no…

— Si realmente me extrañara, él mismo hubiera venido a buscarme. No me hubiera dejado decir nada y simplemente me hubiera arrastrado de vuelta, eso es lo que él hace y no este discurso que tú me estás dando. —La voz quebrada de Baekhyun fue evidente y el rostro del hombre no pudo ocultar la vergüenza mientras agachaba la cabeza—. De todas formas, gracias por intentarlo.

Con eso, se dio la media vuelta con la intención de continuar su camino de vuelta a casa. Sí, a su casa, cálida y confortable, no como aquella construcción fría adornada por obras de arte y finas cortinas.

Sonriendo ante la idea de que al llegar, Jessica lo iba a abrazar hasta dejarlo sin aire, Sehun estaría poniendo la mesa junto con Luhan, Chanyeol riendo como un tonto mientras le contaba sobre las ocurrencias de los niños del orfelinato y con Jiāo Táng e Inkei saltando de aquí para allá pidiendo jugar. Estaba realmente anticipándolo con todo su corazón.

Sin embargo y sin aviso alguno, una mano sujetó con fuerza su muñeca y un sentimiento de preocupación absoluta se instaló en su pecho cuando su mirada chocó con la de Mino.

— Tú sabes que él no va admitirlo y que tu lugar no es este.

— Suéltame —ordenó temeroso.

— Vas a darme la razón con el tiempo y al final me darás las gracias.

— ¡No! —Exclamó angustiado cuando él comenzó a arrastrarlo en la dirección opuesta—. ¡Mino, basta!

— Esto es lo correcto, Baekhyun.

— ¡Déjame ir! —Exigió con una nota de desesperación en su voz.

Algo, muy pero muy en el fondo, le advertía a gritos que si Mino se lo llevaba, nunca más volvería a ver ese lugar ni a ninguna de las persona que atesoraba. Lo enviarían lejos y una vez más iba a estar solo.

Sin sus amigos, sin su hogar cálido, sin familia improvisada y lo más aterrador, sin Chanyeol nunca más en su vida.

— Mino, por favor —suplicó mientras que como una medida desesperada, se dejaba caer al suelo para dificultar más las cosas y tal vez, sólo tal vez, poder escapar.

El hombre chasqueó la lengua y sin nada de esfuerzo levantó su cuerpo del frío pavimento sin importar su lucha o cuánto pataleo.

— ¡Mino, no me hagas esto! —Él lo ignoró al igual que todas las súplicas anteriores—. ¡Chanyeol! —Gritó como último recurso.

La mano ajena cubrió su boca tan pronto como lo hizo, haciendo que su corazón se hundiera, con la sensación de que algo precioso se desvanecía frente a sus ojos. La misma que había sentido aquel día que perdió a sus dos reinas.

Una vez más, su castillo se derrumbaba a pedazos sin que él pudiera tratar de evitarlo y sintió las lágrimas de impotencia y rabia picando en sus ojos que cada vez veían más lejos su hogar.

— ¡Suéltalo ahora mismo, Mino!

La voz de Yixing fue como un coro de ángeles en ese preciso momento y la visión de su figura como un milagro que hizo a su cerebro funcionar correctamente una vez más. Haciendo el movimiento de escape menos elegante y sorprendente, mordió la mano en su boca y pisó el pie del escolta de su padre antes de correr a ocultarse tras Lay tan pronto se vio libre.

— ¿Estás bien? —Baekhyun asintió repetidamente.

— No te metas en esto, niño —advirtió Mino, dando un paso en su dirección.

Ambos chicos retrocedieron por instinto, sabiendo a la perfección que ninguno de los dos era rival para Mino y que, además de todo, él no le tenía ni una pizca de miedo a Suho y por ello no iba a dudar en hacer trizas a Lay si llegaba a estorbarle.

— Él no quiere ir contigo, no va a ningún lado —sentenció Lay pareciendo realmente valiente.

— ¿Y quién va a detenerme? ¿Tú? —Espetó con malicia.

Mino comenzó a avanzar y ambos se tensaron, preparándose mentalmente para dar la media vuelta y salir de ahí a toda velocidad.

— Acércate un puto centímetro más a Yixing y te mueres —advirtió una voz aterradora.

La imponente figura de Suho de pie tras Mino, presionando un arma sobre su cabeza. La risa arrogante de Kai siguió tras la amenaza y tranquilamente avanzó hasta colocarse frente a ambos chicos, cortándole el paso a Mino.

— Buenas noches, Mino —saludó con burla.

— No intervengas y saca a tu jodido hermano de aquí, Kim —masculló Mino.

Suho miró en dirección a ambos y Baekhyun temió lo peor. Sorprendentemente, Lay no sólo le dio una mirada de advertencia, sino que también jaló su cuerpo a un abrazo protector que dejaba más que claro que él no dejaría que lo llevarían a ningún lugar.

— Lárgate, Mino. No pruebes mi paciencia —advirtió Suho sin titubear.

— Estás jugando con fuego, Kim. Si el señor se entera que…

— Entonces nosotros nos encargaremos. Así que mientras no sea así, sal de mi vista —masculló entre dientes.

Mino gruñó, desviando su mirada en dirección a Kai y su odiosa expresión desafiante. Furioso, acomodó correctamente el saco de su traje y se marchó sin más, con una expresión oscura en su rostro.

Baekhyun observó todo desde la seguridad de los brazos de Lay, su cuerpo temblando levemente y sus ojos fijos en la figura de Mino hasta que esta desapareció por completo. Poco después, sus ojos se dirigieron al atractivo rostro del joven chino, preguntándose por qué él lo había ayudado si era obvio que no lo soportaba.

— Gracias —susurró débilmente.

Lay lo miró algo sorprendido, negando levemente mientras lo liberaba lentamente, dando un paso atrás.

— Yixing —llamó Suho.

El enojo era evidente en su voz y todavía así, Lay se atrevió a ignorarlo, pasando un brazo alrededor de los hombros de Baekhyun para llevarlo de vuelta a casa. Pudo escuchar a Suho mascullar varios improperios, pero todavía los siguió con Kai tras él.

— Bienvenido a casa, Baek…

El alegre saludo de la hermosa mujer se quedó a medias tan pronto lo vio cruzar la puerta. Su rostro se volvió pura preocupación y corrió a su encuentro, casi golpeando las manos de Lay para alejarlo de su lado y llevarlo con ella hasta un sofá.

— Baekhyun —llamó Luhan, apresurándose a llegar a su lado tan pronto lo vio.

Chanyeol estuvo de rodillas frente a él antes de que Baekhyun siquiera hubiera notado que él estaba ahí, sus manos acunaron su rostro y su mirada angustiada recorrió cada centímetro de su cara en busca de algún daño.

Cuando no lo encontró, siguió a sus brazos hasta encontrar una fea marca rojiza en uno de ellos. Al instante, su mirada feroz se disparó a Kim JunMyeon.

— No fue él —se apresuró a decir, colocando una de sus manos en la mano de su novio—. Suho y Lay me ayudaron.

— ¿Qué demonios pasó? —Espetó Sehun rompiendo aquel tenso silencio.

— Lay —llamó Chanyeol.

Lay hizo una mueca al escuchar la muda petición de su amigo para que explicara qué demonios estaba pasando y que era lo que sus dos hermanos mayores hacían ahí también.

— Mino trató de llevarse a Baekhyun —murmuró inseguro—. JunMyeon g“ y Kai hyung nos sacaron del problema después de que yo interviniera sin pensarlo antes.

Inmediatamente la preocupada mirada de todos fue directamente a Baekhyun y Jessica lo abrazó un poco más fuerte mientras Chanyeol sujetaba su mano con firmeza, dándole una mirada de disculpas por no haber estado ahí. Él apretó los labios sin tener idea o valor para decir nada al respecto, algo que simplemente intensificó la preocupación en los bellos rasgos de la única dama dentro de la habitación y de su novio.

— Él necesita un calmante, iré a la farmacia —informó y apresuradamente fue hasta la puerta.

— Acompáñala —ordenó seriamente Suho y Kai se movió silenciosamente tras la mujer.

Las personas restantes en la habitación permanecieron en silencio, todos mirando a Baekhyun que ni siquiera tenía el valor de levantar la mirada hacia ninguno de ellos.

— Baekhyun —llamó Luhan.

— No temas, amor. Ya todo está bien —aseguró Chanyeol con ternura—. Esto no volverá a pasar, lo juro.

— ¿A sí? —Suho bufó—. ¿Y cuál es tu plan para lograr eso? —Interrogó seriamente Suho y Chanyeol lo fulminó con la mirada—. Mino no se quedará tan tranquilo y yo no voy a volver a intervenir.

— JunMyeon —advirtió Lay.

— Tú...

— Yo sé eso —susurró Baekhyun—. Lo resolveré.

— No harás esto solo, de ahora en adelante yo iré contigo a todos lados cada vez que salgas —sentenció su novio.

— Chanyeol tiene razón, nosotros te ayudaremos —prometió Luhan.

— Ni tú, ni Yixing se están metiendo en esto —masculló Suho.

Una mirada fulminante de parte de Yixing y Sehun se disparó al instante, pero no pudo importarle menos.

— No, yo me haré cargo. Ustedes no tienen que intervenir —aseguró.

— ¡Baekhyun! —Se quejó el más alto.

— No, Yeol. Sé que Mino actuó por su propia cuenta y por eso será más fácil. Yo trataré con este asunto —sentenció.

— ¿Lo hizo por su cuenta? ¿Por qué? —Interrogó Sehun.

— Porque está preocupado por mi padre, por eso. Él dice que mi padre me necesita pero eso no es verdad —sonrió amargamente.

— ¿Qué harás entonces? —Preguntó seriamente Suho.

— Hablaré con padre, eso será suficiente.

— Baekhyun, eso no es seguro —insistió su preocupado novio.

— ¿Realmente crees que eso será suficiente? —Bufó el mayor de todos—. Si lo que Mino dijo es verdad, no solamente empeoraras las cosas sino que además hará trizas a tus guardianes —señaló con arrogancia. La preocupación se dibujó en el bello rostro de Luhan e inmediatamente sus ojos fueron a Sehun.

— Él no hará nada —aseguró Sehun.

Luhan no pareció convencido con esa respuesta y ciertamente Baekhyun tampoco tenía la forma de respaldar a Sehun a esas alturas. La sonrisa burlona dibujada en los labios de Suho tampoco ayudaba en absoluto.

Él mismo miró con angustia a su pareja, simplemente negando al final, antes de sonreír con calma, pese a no tener garantía de nada, mientras pasaba sus dedos por el suave cabello de su aterrado novio.

— Me haré cargo —prometió de todas formas.

La mueca burlona de Suho le dijo que estaba haciendo promesas vacías, aun así él no estaba dejando que nadie notara eso, por lo que le sonrió con toda la confianza que no tenía, asegurando con ello la seguridad del chico que adoraba y de sus amigos.

Suho le dio una mirada completamente desdeñosa, de alguna forma diciéndole que era vil por hacer una promesa que no podría cumplir. Únicamente Lay se dio cuenta de ello, dándole al mayor una mirada de advertencia.

— ¡Traje algo para tus nervios! —Exclamó Jessica, entrando al lugar con la bolsita en alto como si fuera un tesoro. Kai la seguía en silencio, rodando los ojos ante su exagerado anuncio.

— Nosotros nos vamos —anunció Suho severamente.

No espero respuestas, Kai se movió en un abrir y cerrar de ojos para abrirle la puerta y Yixing simplemente caminó obedientemente mientras era sujetado del brazo por el mayor, únicamente dándole un par de miradas a él. Sus amigos los observaron irse, para luego mirar en su dirección e inmediatamente él esbozó una sonrisa falsa.

Esa noche él prometió que estaba perfectamente y que no había nada de qué preocuparse. Chanyeol no creyó ninguna de sus palabras e insistió en quedarse a pasar la noche y en lo más profundo de su corazón Baekhyun se sintió reconfortado por eso.

Sin embargo, el nuevo día era algo totalmente diferente y Baekhyun seguía de pie y completamente indeciso frente a las puertas del edificio sede del gran emporio que su padre había construido, indeciso ante la idea de entrar y todavía sintiéndose culpable por haberle mentido tanto a su nervios novio como a Sehun para poder salir.

Con un tembloroso suspiro, entró finalmente caminando directamente hacia el elevador y presionando el botón hacía el último piso. Moviéndose incómodo entre el grupo de personas en el interior que, aunque muy probablemente ni atención le prestaba, él sentía que lo miraban fijamente.

Los claros ojos de la asistente personal de su padre se fijaron en él cuando las puertas se abrieron y salió con pasos vacilantes. Al instante sus labios rojos formaron una sonrisa de falsa cordialidad y Baekhyun podía jurar que se hacía más grande con cada paso que se acercaba a ella.

— Joven Byun, que alegría verlo —saludó con exagerada alegría.

Baekhyun asintió incómodo, apretando los puños con nerviosismo. — ¿Mi padre está en su oficina?

— Sí, aunque ahora mismo el señor Byun está en una pequeña reunión.

— Ya veo —musitó decepcionado.

— Yo no creo que tarde mucho, puedes sentarte a esperarlo si quieres —ofreció.

— Te tomaré la palabra —aceptó, repitiéndose sin parar que no podía posponerlo.

— ¿Quieres que te traigan algo mientras esperas? —Interrogó ella—. ¿Una soda, tal vez una golosina?

Baekhyun negó silenciosamente a su, nada disimulado, intento por agradar. Él no era estúpido y desde hacía 4 años que sabía que ella intentaba estar en el lugar que le había pertenecido a su madre.

Él incluso sabía que su padre y ella compartían la cama, pero su padre estaba muy lejos de tomarla como algo más que un mero entretenimiento. Sinceramente, Baekhyun no estaba seguro si sentía por ella desagrado o pena.

Justamente cuando ella estaba lista para seguir insistiendo con él, las puertas de la impecable oficina de su padre se abrieron de par en par y dos hombres extranjeros salieron seguidos de su progenitor. Sonriendo diplomáticamente y estrechándose las manos a modo de despedida.

La sonrisa de su padre se fue tan pronto lo vio ahí pero todavía así le hizo un ademán para que lo siguiera al interior. Ingresó en estado de alerta total, escaneando la habitación discretamente para asegurarse de que Mino no estuviera ahí y que nada malo pasaría si se quedaba ahí dentro.

— Es su día libre, lo sabes —habló repentinamente el mayor, tomándolo con la guardia baja.

Lentamente asintió y lo vio hacer una elegante ademán para que continuara y dijera lo que tenía que decir. Baekhyun solamente se quedó ahí pasmado, sin idea alguna de por dónde comenzar. Su padre en cambio, se había desplazado sin preocupaciones, acomodándose tras el escritorio mientras comenzaba a revisar algunos papeles.

— ¿Te dijo lo que pasó anoche? —Preguntó finalmente.

El mayor elevó la vista en su dirección, su expresión impasible antes de finalmente suspirar pesadamente, dejar los documentos de lado y parecer dispuesto a prestarle atención completa por primera vez en mucho tiempo.

— Él me lo dijo, sin embargo, si esperas acaso una disculpa estás perdiendo…

— No la espero en lo absoluto —se adelantó—. Solamente quiero tu palabra de que no les harás daño —pidió.

La expresión del mayor se volvió ligeramente conmocionada, poco después su ceño se frunció y poco a poco su atractivo semblante se ensombreció.

— ¿Tanto te gusta estar con ese mocoso insignificante? —Espetó—. ¿Crees de verdad que él se quedara a tu lado hasta el final ahora que no tienes nada?

— Aún si no lo hace, no quiero que nada le pase. Yo lo quiero y mi corazón se hará pedazos si le llega a suceder algo.

— Eres patético —masculló entre dientes—. Debí haber interferido antes y no dejar que te involucraras con él ni con esos niñitos vulgares a los que llamas amigos. Te han vuelto débil.

— Ellos son mi familia —musitó—. Querer protegerlos no me hace débil, al contrario, es gracias a ellos que finalmente siento que tengo un propósito en este mundo. Por fin entiendo lo que significa que alguien crea en ti

— ¿Qué acabas de decir? —Gruñó.

— En estas pocas semanas a su lado, me he sentido más feliz y amado de lo que me he sentido todos estos años siendo tu hijo —susurró—. Yo siempre supe que he sido una carga y que no me echaste de tu lado porque sigo siendo una parte de ellas, no me había importado en absoluto pero ellos, ellos me hacen sentir como si realmente mereciera más.

— Tú…

— Soy feliz —sonrió melancólicamente—. Ahora no estoy solo, también me gusta mi empleo y saber que soy más que un trofeo que solamente sirve para presumir. Por fin siento que tengo un valor y por eso, por gratitud a las personas que me mostraron eso, te pido que nos dejes en paz. Por favor, papá.

La expresión más amarga que nunca había visto se plasmó en el rostro del mayor y lo hizo temer lo peor. Un bufido nada elegante brotó de sus labios y sus manos volvieron a sujetar los documentos que antes había dejado.

— Haz lo que quieras, como dije antes, no me importa —masculló—. Hablaré con Mino y le diré que deje en paz a las mediocres personas que tan desesperadamente quieres proteger, así que lárgate y regresa con ellos cuanto antes.

— Gracias —murmuró tristemente.

— Baekhyun —llamó y él no pudo evitar contener la respiración.

Su expresión se había suavizado y en sus ojos se podían apreciar un sin fin de emociones, mismas que lo mantenían en silencio, de algún modo pareciendo que no sabía por dónde comenzar y Baekhyun mentiría si no admitiera que todavía había en su corazón una esperanza de que le pidiera volver a comenzar.

— Nunca he sabido convivir contigo —admitió con cansancio—, así que esto es lo mejor para ambos —dijo finalmente y la decepción golpeó con fuerza el corazón del más joven—. Sin embargo, sigues siendo menor de edad y mi responsabilidad, haré los arreglos para que recibas una mesada y no seas una carga para esas personas.

— De acuerdo.

— Sé bueno.

— Lo haré —prometió.

Agradecido de alguna forma, hizo una respetuosa reverencia al tiempo que murmuraba un quedo gracias, para finalmente salir de aquel lugar. Sintiéndose tal vez más decepcionado de lo que había previsto ante el nulo intento de pedirle que no se fuera.

Afuera, a un par de metros frente a él, se encontraba la figura de Lay, mirándolo con contrariedad y algo parecido a la ansiedad. Con un gran suspiro, Baekhyun fue hasta donde él estaba y ambos jóvenes se miraron el uno al otro sin decirse nada, solamente estando ahí de pie, uno frente al otro.

— ¿Cómo te fue? —Interrogó seriamente Lay luego de un rato.

— Está resuelto. Él no envió a Mino y tampoco tiene interés alguno de que yo vuelva a su lado —musitó.

— Ya veo —susurró con incomodidad.

Baekhyun sabía que la expresión en su rostro, era en parte porque sentía lástima de él y también porque no le agradaba en lo absoluto. Sin embargo, no había tenido a nadie más a quien acudir cuando le pidió acompañarlo.

Sehun y su novio jamás lo hubieran dejado ir, Luhan lo habría acompañado con seguridad pero luego del reciente incidente, ir con él hubiera vuelto loco a Sehun. Lay había sido su única opción porque sabía que no le importaba desafiar a Suho y porque estaba lo suficientemente preocupado por Sehun y Chanyeol como para decirle que no.

— Gracias por venir hoy —habló rompiendo el incomodo silencio—. Deja que te invite algo en agradecimiento.

— No, eso no…

Su negativa no fue completada y mucho menos escuchada. Baekhyun simplemente tomó su mano, arrastrándolo a quien sabe dónde. Un par de minutos después, ambos entraban a una heladería y Baekhyun ordenó sin pedir su opinión siquiera.

— Aquí tienes —dijo extendiendo el cono de helado de menta en su dirección—. Se que te gusta de menta porque Suho me dijo y también es su favorito.

Lay asintió un poco torpe, aceptando lo que le ofrecía y mirando con curiosidad al jovencito que se sentaba a su lado para comer su propio helado.

— Realmente te agradezco que aceptaras acompañarme —sonrió—. Yo sé que no te agrado pero aun así viniste. —La boca de Lay se torció levemente tras sus palabras.

— No es que no me agrades, es solo…

— Crees que soy un entrometido, ¿cierto? —Rió al ver el rostro de Lay volverse una mueca graciosa que en realidad le daba la razón.

— Bueno, yo…

— Lo lamento por todo —musitó.

— ¿Q-Qué acabas de decir? —Balbuceó atónito.

— Sé que soy un entrometido y que no debería criticar su relación si yo no conozco toda la historia pero… —Sus tristes ojos permanecieron fijos en el helado antes de volverse hacia él—, no me gustaba verlo triste.

Lay se quedó sin habla, mirando fijamente esos ojos sinceros que no había creído nunca que ese niño tuviera.

— Él es como un hermano mayor para mí, no importa si solamente lo hace por dinero y por la protección que mi padre te otorga a cambio de su lealtad. Aun cuando seguramente me odia más que a nadie, JunMyeon hyung fue el único que siempre estuvo verdaderamente para mí.

— Baekhyun, tú no tienes por qué decirme esto —murmuró con incomodidad.

— Yo sé que siempre he usado el nombre de mi padre para manipularlo —continuó a pesar de las palabras ajenas—, pero de todas formas él se quedaba a escuchar todo lo que yo tenía que decir, no importaba si no le interesaba. No importaba si era por obligación o miedo, para mí era más de lo que nadie había hecho por mí. Por eso, porque le debo eso, quería ayudarlo contigo —confesó.

— Mi hermano mayor y yo nos llevamos bien, así que…

— Eres más que su hermano pequeño y lo sabes. Eres la única persona de la que habla con esa ternura y cariño. —Repentinamente rió ligeramente—. Sus ojos se iluminan cada vez que te ve o dice tu nombre. Eso algunas vez incluso me hizo sentir envidioso porque yo quería alguien así también, es por eso que sentí que tú eras malagradecido.

— Eso…

— No me incumbe, lo sé —suspiró—. Sin embargo, no puedo evitarlo porque odio ver esa sonrisa de triste resignación en su rostro cada vez que lo rechazas y él finge que lo acepta. Él es una buena persona y no lo merece —aseguró—. Hasta ahora he sido testigo que ha soportado cada tormento y humillación por parte de mi padre a cambio de tu seguridad.

— ¿Por qué me dices todo esto? —Interrogó afligido.

— Porque él no es un monstruo como tú crees —afirmó—. Sin embargo, si no me crees a mí, pregúntale cara a cara porque razón nadie bajo el mando de su padre fue tras de ti cuando él murió.

— ¿Cómo es que tú sabes…?

— Él es un buen hombre, Lay —aseguró—. No importa cuánto trate de demostrar lo contrario.

Lay continuaba en estado de shock y Baekhyun aprovechó eso para hacer un reverencia final, marchándose sin decirle nada más. El camino que tenía que recorrer en ese momento, era uno en el que nadie lo podía acompañar después de todo.

Además, había un nudo en su garganta desde que había salido de la oficina de su padre y permaneció ahí todo el tiempo que vago por las calles de Seúl. A pesar de cuanto trato inútilmente de distraerse y borrar la lamentable expresión en su rostro.

Sin embargo, apenas pudo lograrlo para cuando estuvo de pie frente a la puerta de su nuevo hogar. El nudo se hizo más grueso tan pronto abrió la puerta e ingresó a la acogedora residencia y vio a Sehun sentado cómodamente en el sofá.

— Bienvenido, ¿qué tal tu cita con Chanyeol? —Soltó distraídamente.

— Bien —susurró quedito.

Eso instantáneamente se ganó la atención ajena y él se apresuró a mostrar una sonrisa grande para que el otro no notara absolutamente nada.

— ¿Y Hannie? —Preguntó intentando desviar la atención.

— Todavía no regresa de su trabajo —respondió, mirándolo con ojos entrecerrados—. ¿Pasa algo?

— N-Nada en absoluto.

— ¿De verdad? —Insistió—. Porque hace un rato Chanyeol me llamó para preguntarme cómo íbamos con tus lecciones de Química —dijo seriamente.

Baekhyun palideció, agachó la cabeza para así no enfrentar la expresión severa de su amigo y comenzó a tirar nerviosamente de las mangas de aquella sudadera que originalmente pertenecía a Chanyeol.

— ¿A dónde fuiste, Baekhyun?

— Y-Yo… —Balbuceó—. Es solo…

— ¿Por qué tu voz tiembla? ¿Acaso fuiste a verlo a ese hombre?

Mudo, Baekhyun únicamente se encogió más en sí mismo mientras sus ojos se empeñaban por las lágrimas, escuchó a Sehun bufar antes de que lo tomara del brazo y lo llevara hasta el sofá que anteriormente ocupaba y lo dejara ahí sentado.

— Espera aquí —indicó.

Él asintió, jugueteando con sus dedos entre tanto trataba de pensar en que decirle a Sehun. Pareciendo completamente inútil sin importar cuan duro trató de idear una buena explicación. Para cuando él regresó, Baekhyun seguía en blanco.

— Ten, es uno de esos tés que Jessica noona te dio ayer —ofreció.

— Gracias —susurró Baekhyun, aceptando la taza de humeante té.

— No importa —respondió Sehun, sentándose a su lado a la espera de que dijera cualquier cosa.

Todavía así, Baekhyun sabía que estaba bien incluso si no quería hablar del tema en absoluto. Al final, lo único que Sehun quería era que dijera cualquier cosa en lugar de solamente mirar la taza en sus manos, viéndose como un completo desconocido a sus ojos.

— Lo siento, no quise preocuparte, ni mentirles a ti y Chanyeol. Es solamente que no quería que todos estos problemas con mi padre llegaran a más y salieran lastimados por mi culpa —murmuró con la voz rota.

Sehun sintió horror, no solo por la forma en que él hablaba o el tono que uso, sino más bien porque Baekhyun jamás debería verse así de pequeño y triste, como si alguien hubiera matado a su sonriente aura que lo hacía enfrentarse a todo.

— N-No, yo…

— Debes pensar que soy lamentable, ¿verdad? —La sombra de una sonrisa se dibujó en sus labios, haciéndolo parecer sumamente frágil.

— En absoluto, yo creo… —Pausó sin saber cómo continuar, rascándose la nuca incómodamente—. Supongo que de verdad fuiste a verlo, ¿verdad?

La sombra de la sonrisa no estaba más cuando Sehun se aventuró a mirar al otro, tristeza empañaba por completo su usualmente brillante mirada y sus labios se torcieron como si tratara de evitar que temblaran.

— Ni siquiera lo intentó —musitó con voz estrangulada—. Yo en el fondo esperaba que tratara un poco al menos.

Sehun lo miró mudo, no esperando en absoluto que tales palabras saliera de los labios de Baekhyun. Él le dio un vistazo y nuevamente la diminuta sonrisa de antes apareció.

— Yo no pedía mucho —la primera lágrima se derramó—. No necesitaba el dinero o la protección, me daba igual si no hubiéramos tenido nada más que nosotros mismos. Yo hubiera sido feliz si tan solo empezaba a ser mi padre —sollozó.

— Baekhyun —musitó, debatiéndose en si debía abrazarlo o no.

— Tan sólo quería que no me dejara solo.

Sehun finalmente lo estrechó en un abrazo algo torpe, escuchando con atención cada una de sus palabras y sintiendo un nudo en la garganta al verlo llorar. Reafirmando aquel pensamiento de que él había cambiado ahora que vivían juntos.

De hecho, en las pocas semanas que llevaba ahí, el pequeño chico había demostrado ser más que aquel niño mimado de papá, empezando por el hecho de que no había imaginado ni remotamente que él sería un empleado tan diligente y responsable.

Incluso el hecho de que pareciera no importarle en absoluto el hecho de la pérdida de todas esas cosas materiales y ostentosas a las que estaba tan acostumbrado, viéndose realmente feliz por cada pequeño y modesto detalle en su nueva vida.

Sin embargo, al final, Baekhyun seguía siendo un niño que anhelaba el amor de la única familia que tenía. Viéndose tan igual a él, herido y desolado, cuando su madre lo rechazó aquella última vez. Sehun sabía perfectamente lo que él sentía.

— Él también podría hacerlo, ser como los otros padres, pensar en mí y que lo más importante para él debería ser que yo sea feliz —lloró fuertemente—. Entonces... ¿por qué no puede? —Interrogó entre lágrimas—. ¡Él es mi padre, maldita sea!

— Está bien, Baekhyun —susurró con un tono de ternura—. Ahora nos tienes a nosotros y vamos a cuidar de ti —prometió.

El pequeño chico asintió aferrándose un poco más fuerte al cuerpo contrario mientras sollozaba, sintiéndose realmente conmovido y reconfortado cuando el más alto torpemente acarició su espalda.

— Gracias por todo —murmuró.

El sonido de la puerta los sobresaltó y miraron al mismo tiempo hacía ella, topándose con la expresión en blanco de Luhan. Sehun tuvo sus manos lejos en un parpadeó y tropezó con la mesa de centro mientras se apresuraba a llegar al lado de su novio.

Una risita escapó de los labios de Baekhyun, la primera muestra de ánimo real en todo ese día. Sintiéndose mucho mejor, él limpió sus lágrimas con la manga de su suéter, observando con diversión la expresión nerviosa en el rostro de Sehun.

— Él estaba llorando, no iba a empujarlo o algo así —masculló quedito Sehun a modo de explicación.

Luhan se rió de sus nervios antes de finalmente besarlo, sus lindos ojos se posaron luego en él y Baekhyun avanzó de inmediato para acurrucarse en los brazos abiertos de su amigo. Todavía con el corazón roto, pero igualmente feliz por ser capaz de asegurar la seguridad de las personas que amaba.

— No temas, no vamos a dejarte —prometió con su suave y cálida voz.

Baekhyun sabía eso, estaba completamente seguro de que ellos estarían a su lado para siempre si así lo quería y únicamente por ello, en esa ocasión podría contra el sentimiento de pérdida.

 

***

 

«No lo hizo. No lo hizo. No lo hizo. No lo hizo. No lo hizo. No lo hizo. No lo hizo.»

Esa frase era la única que seguía repitiéndose sin parar mientras se abría paso e irrumpía dentro de la residencia tan familiar. Su corazón golpeando violentamente contra su pecho mientras ignoraba a la servidumbre que lo saludaba y subía de a dos las escaleras.

Sintió una especie de vértigo tan pronto sus ojos vieron aquella puerta que miles de veces antes había cruzado para verlo, entrando sin avisar y con el riesgo de que no estuviera ahí. Sin embargo, él estaba adentro y levantó la vista tan pronto ingresó a la habitación.

Quiso llorar en el segundo que sus ojos conectaron mientras él observaba con confusión absoluta su alterado estado, poniéndose de pie con la obvia intención de ir hasta donde estaba y consolarlo una vez más.

— ¿Qué les dijiste? —Interrogó temeroso.

— Yixing, ¿de qué…?

— ¿Qué les dijiste a todos sobre su muerte? —Exigió ansioso por la respuesta.

Su rostro se puso pálido en un segundo y el pánico se reflejaba en esos ojos oscuros. Esa fue su respuesta y todavía así algo no quiso creerlo, recorriendo la habitación como si algo fuese a saltar frente a él y decirle que lo que él sabía era la pura verdad.

No funcionó y al único que halló fue a JongDae, observándolo con el ceño fruncido. Recordando de golpe que tiempo atrás, JunMyeon y él habían tenido una excelente relación que simplemente había cambiado sin explicación alguna.

— ¿Qué te dijo? —Preguntó desesperado y simplemente recibió una expresión de confusión.

— ¡JongDae, lárgate ahora! —Ladró el mayor casi con desesperación.

Lo vio avanzar y supo de inmediato que iba a echar fuera a su primo. Él avanzó, moviéndose más por desesperación que por cualquier otra cosa y sujetó con fuerza los brazos del contrario mientras su corazón amenazaba con salir disparado.

— ¿Qué carajo…?

— ¡¿Quién mató a tu tío?! —Vociferó alterado.

— ¡Largo! —Gritó Suho sin dejar en claro si se lo decía a él o a su primero.

JongDae estaba totalmente atónito en un inicio y posteriormente la rabia, además de aquel inmenso odio, deformó su siempre atractiva expresión.

— ¡¿Todavía tienes la cara para preguntarme eso?! —Rugió.

— ¡JongDae, cállate!

— ¡Habla!

— ¡Cómo si no supieras que tu puto hermano planeó todo para sacar a mi tío del camino! —Exclamó enfurecido—. ¡Y todo fue por tu maldita presencia!

Fue como si una tonelada de concreto tratara de aplastarlo, la furiosa expresión de JongDae era todo lo que podía ver mientras el hombre era arrastrado fuera de la habitación por Kai. Alguien lo sostenía del brazo y aunque Lay no lo miraba directamente, sabía que era Suho.

— ¿Qué hiciste? —Musitó con la voz temblorosa, su rostro era una fea mueca de angustia cuando finalmente lo enfrentó.

— Yixing…

— ¡¿Qué demonios hiciste?! —Gritó, empuñando fuertemente la solapa de su traje.

— Yixing, tranquilízate y escúchame —pidió.

— ¡¿En qué mierda estabas pensando para hacer tal idiotez?! ¡¿Quién te lo pidió?!

— Basta —ordenó severamente, sujetando fuertemente al otro por los hombros—. Tan sólo cierra la boca y escucha. —Lay apretó los labios y su mirada tormentosa se escondió de la suya—. No había otra forma —murmuró.

— Te pedí que nos fuéramos —musitó.

— ¿Y luego qué, Yixing? ¿Crees que ellos simplemente ibas a ver que no estábamos y se rendirán? ¿Qué jamás nos iban a buscar? —Espetó.

— Debiste haberme dicho, de esa forma yo…

— ¿Qué podrías haber hecho tú? ¿Piensas que les hubieras ganado? ¡Son criminales, Yixing, no seas ingenuo! —Exclamó.

— Tú no querías esto —susurró con la voz temblorosa.

— Yo quería protegerte, Yixing. ¿Qué más da el método? —Sonrió tristemente.

Lágrimas picaron en los ojos de Yixing pero desde hacía mucho se había prohibido a sí mismo a llorar frente a ese hombre y eso estaba demasiado arraigado dentro de él. En cambio, apretó la mandíbula hasta que los dientes le dolieron.

— Yo no quería todo esto. Mi intención era liberarte de él —explicó afligido—. Sin embargo, yo… ¿por qué nunca me dijiste nada?

— Yixing, tú no me hubieras dejado hacerlo, le hubieras dicho a todos la verdad para protegerme. No podía dejar que pasara, por eso… por eso sacrificarme a mí mismo fue un precio razonable para que tú pudieras seguir viviendo tranquilamente.

— ¿Y tú? ¿Qué hay de ti? —Interrogó tristemente.

— Yo… Eso no importa, de cualquier forma, ya está en el pasado, no pienses en ello. Tan sólo… —Él retrocedió, una expresión de cansancio como nunca antes el menor la había visto, se instaló en su bello rostro—, imagina que nunca pasó.

— ¿Cómo podría hacerlo? ¿Por qué sigues siendo tan bueno conmigo? —Interrogó afligido—. En todo este tiempo yo solo… ¿Tanto es tu deseo de mostrarme que eres un buen hermano mayor?

Suho rió, pero esa risa era más parecida a un sollozo que llevaba años conteniendo en su garganta. Su mirada, cálida y colmada de anhelo, se posó en su figura haciéndolo estremecer ligeramente.

— Soy un pésimo hermano mayor —afirmó.

— No, tú…

— Durante años, he hecho que JongIn cargue con toda la mierda de mi vida para sentirme menos asqueado de mí mismo y él me atesora tanto que lo ha hecho sin quejarse. Aguantando lo peor de mí y todavía ser capaz de decirme que lo haría de nuevo por ambos.

La culpa se volvió todavía más pesada, amenazando con aplastarlo en cualquier instante y tal vez así hacerlo pagar por las dos vidas que había condenado, todavía teniendo el atrevimiento de gritarles su desprecio al creerse mejor que ellos.

— Soy una basura, Yixing. —El más joven negó frenéticamente por esa declaración ya que las palabras no lograban salir más—. He arrastrado a mi hermano menor conmigo a la porquería y lo peor de todo, es que lo volvería a hacer si es por ti.

El débil sollozo que intentó retener mordiéndose los labios, escapó al final acompañado de un par de lágrimas. Su pecho dolía y no era capaz de ver nuevamente a la cara del hombre frente a él, aquel al que le debía la vida entera.

Las piezas del rompecabezas de aquella historia inconclusa encajaron perfectamente una por una, arrojándole a la cara que cada decisión que había repudiado, Suho la había tomado con el único propósito de protegerlo.

Aquel hombre al que le había guardado un inmenso rencor, había tirado sus sueños y metas a la basura para colocarse frente a la línea de fuego por él.

«Policía, bombero, médico o cualquier otra. La verdad es que no tengo ni idea de lo que elegiré para que sea mi carrera. Lo que sí tengo seguro es que quiero ayudar a la gente que en verdad lo necesite, me gustaría poder hacer algo valioso con mi vida, pero sobre todo… Yo quiero permanecer a tu lado para siempre...»

Lay supo desde ese momento que le debía su vida entera y por ello, se quedaría sin importar qué. Ahí, en esa casa que nunca le había gustado, junto a él en cada paso que diera de ese momento en adelante y para siempre.

Porque aquello era el único deseo que Suho siempre había mantenido y lo cumpliría, aunque pareciera insuficiente para siquiera llegar a pagar todo lo que él había hecho y aguantado por su persona.

— Volveré —musitó.

— ¿Qué?

— Le diré a la servidumbre que prepare mi habitación y regresaré a casa para quedarme aquí, contigo —respondió.

El mayor lo observó seriamente mientras que con suavidad sujetaba su mentón para hacer que dejara de mirar el suelo y lo mirara a él en su lugar. Lay contuvo el lamento cuando sus miradas finalmente se encontraron y se preparó para disculparse por todo.

Un beso superficial, apenas un roce, lo hizo callar antes de poder decir nada siquiera. Atónito, miró al hombre que le había robado aquel inocente beso y con ternura acariciaba sus mejillas limpiando los restos de sus lágrimas.

— No te he pedido pagarme nada —habló con voz tenue—. No lo necesito y si ese es tu propósito, lo único que debes hacer para pagarme es vivir feliz y cumplir tus sueños.

— JunMyeon —susurró aturdido.

— Sin embargo, si tú decides regresar aquí, debes saber que no espero que sea como mi hermano menor —murmuró, tomando su mano para besar el dorso—. Te amo, Yixing, y es por eso que debes saber que si tú decides regresar, es porque sientes lo mismo que yo.

Nada salió de su boca aun cuando sus labios se separaron, él esbozó una sonrisa amorosa a su vez. Hubo un beso inocente presionándose contra su frente antes de que él se retirara del todo y volviera tras su escritorio.

— Me gustaría escuchar una respuesta, no importa cuál sea esta. Por ello, te voy a esperar —prometió.

— Jun…

— Llévalo a casa y no te separes de su lado, JongIn —instruyó.

El hombre, que Lay ni siquiera sabía que estaba ahí, asintió obedientemente y cuidadosamente sujetó su brazo izquierdo, llevándolo directo a la salida. Todavía sin poder reaccionar del todo, Yixing miró por sobre el hombro a JunMyeon quien solo le sonrió con ternura.

— Esperaré por mi respuesta.

Asintió torpemente, caminando obedientemente hacia la salida y con la misma obediencia abordó el auto mientras el tonto pensamiento, de que era la primera vez que no armaba un escándalo para seguir a Kai, invadía su mente.

El silencio reinaba entre ambos mientras el auto avanzaba y él trataba de poner sus pensamientos en orden. Sin embargo, solamente algo pareció tener sentido en ese momento.

— ¿Él dio la orden aquel día? —Interrogó con un murmullo.

— No —respondió seriamente—. Él dijo que la enviaría lejos porque no quería verte sufrir pero el viejo sospechaba. La vida de ella no era nada si la comparaba con la de mi hermano, fue mi decisión y no me arrepiento de hacerlo.

Una nueva punzada de dolor se instaló en lo profundo de su pecho, quería llorar como no lo había hecho en años y a pesar de eso, lo único que pudo hacer fue mirar a Kai a los ojos cuando él finalmente le abrió la puerta indicándole que habían llegado a su hogar.

— No pongas esa cara, mocoso —pidió con un tono que buscaba sonar bromista—. Tú hermano y yo no nos arrepentimos de nada de lo que hemos hecho. Así que no pienses en ello, tan sólo queremos verte feliz.

— Yo…

— Piénsalo muy bien, Lay —pidió—. No vuelvas si tu intención es pagarle algo a él, hacerlo será peor que vivir con un amor no correspondido. Créeme que él ya es feliz solamente con lo que tienen ahora.

Lay asintió apenas, recibiendo un par de palmaditas en la espalda antes de ser empujado en dirección a su hogar.

— En seguida voy.

Eso fue lo último que escuchó antes de entrar al lugar. Vagamente percatándose de que su colega lo saludaba desde la recepción mientras que él subía hasta la segunda planta y tan pronto como cruzó la puerta, algo se instaló muy dentro suyo.

Ese lugar repentinamente se sentía demasiado frío y vacío.

 

***

 

— ¡Hannie! —Gritaron al unísono Haneul y Kyun Min.

Ambos encerrándolo en un abrazo asfixiante mientras cruzaban las puertas del restaurante donde trabajaba.

— Te hemos extrañado tanto —lloriqueo la hermosa chica.

— Tú ni siquiera nos has llamado —se quejó Kyun Min.

A sus espaldas, Baekhyun y los demás se reían de ambos chicos quejumbrosos. Chanyeol lo saludó animadamente al igual que Cherry, Jun Hong y Jackson.

— Oigan, ustedes —llamó severamente Rin—. Dejen a nuestro mesero y acomódense en una mesa si planean quedarse.

Entre risitas ruidosas todos obedecieron e inevitablemente la mirada de Luhan fue directo a al animado chico que los lideraba y tomaba fuertemente la mano de Chanyeol. Viéndose tan resplandeciente como siempre a pesar de haber llorado como pocas veces Luhan lo había visto hacerlo.

Rápidamente Luhan fue hasta la mesa para tomar su pedido, riéndose de los coqueteos bromistas de Kyun Min y la fingida exigencia de Baekhyun mientras que Haneul y Cherry no paraban de repetir que todo sería cortesía de Luhan.

— ¿Vinieron solo para acosarme y obtener comida gratis, o hay alguna otra razón? —Preguntó Luhan mientras entregaba su pedido.

— De hecho si la hay, señor Wu —respondió Jun Hong.

— A Chanyeol y Baekhyun les pareció buena idea que fuéramos todos juntos al cine, así que esperaremos a que termine tu turno para irnos —explicó Jackson.

— ¿Solamente nosotros?

— No, Sehun también vendrá pero antes fue a buscar a Bobby y a Lay. De esa forma al menos alguien charlará conmigo y no me sentiré incómoda entre tantas parejas —comentó risueña Haneul.

— Genial.

Con esa respuesta, Luhan volvió toda su atención a su trabajo, recibiendo a los clientes y andando de un lado a otro entre pedidos. Riéndose de vez en cuando al escuchar a Rin regañar a todos sus amigos por ser escandalosos.

Lo que quedaba de su turno se fue en un parpadeó y antes de darse cuenta del todo, ya se encontraba en los vestidores quitándose el uniforme. Siendo sorprendido por un mensaje nuevo en su móvil.

Su ceño se frunció tras terminar de leerlo y no pudo evitar sentirse algo decepcionado, sin embargo, él también entendía y a final de cuentas ellos se verían más tarde.

Sus escandalosos amigos lo esperaban afuera del restaurant peleando por la película que verían y tan pronto lo vieron, Kyun Min y Baekhyun se prendaron cada uno de un brazo para convencerlo de apoyarlos y ver una película de comedia en lugar de una de acción.

— No importa si lo convencen, tenemos la mayoría de votos —señaló Jun Hong.

— Ahí te equivocas, cielo —habló Kyun Min—. Porque una vez que llegue Sehun, él se pondrá de lado de Luhan al igual que Bobby hyung y como Lay hyung me adora, ya está su voto asegurado.

— Ellos no vendrán —informó Luhan, justo a tiempo para evitar que Jun Hong perdiera su sonrisa de triunfo.

—¿Qué? ¿Por qué no? —Interrogó Baekhyun confuso.

— Aparentemente Lay g“ no se siente del todo bien y Sehun se quedara con él para tratar de ayudar.

— Pero…

— ¡Pequeño!

Instintivamente todos se volvieron en dirección al llamado, la sonrisa naturalmente seductora de Kai fue lo primero que Luhan captó. El hombre ya había ganado gran atención, lo cual no era de extrañar. Él era naturalmente atractivo y esa aura suya lograba captar la atención aún si él solamente estaba ahí de pie contra su bonito y costoso auto.

— ¿Quién es él? —Preguntó maravillado Kyun Min mientras el mayor avanzaba en su dirección.

El ceño de Jackson se frunció de inmediato y Kyun Min palideció, apartando su interesada mirada del joven hombre que se les acercaba.

— Pregunto porque obviamente no lo conozco. Me preocupa el tipo de amistades que Lu pueda llegar a tener —afirmó nervioso. Luhan por su parte, tuvo cuidado de no reírse de la cara de pocos amigos de Jackson al ver a Kyun Min prácticamente babeando sobre Kai.

Nadie creyó esa lamentable excusa, pero en vista de que Kai ya estaba frente a ellos, lo dejaron pasar. Baekhyun refunfuñó un poco cuando el moreno elevó su mano a modo de saludo, pero de todas formas masculló un hola cuando el mayor estuvo frente a Luhan.

— ¿Tú qué haces aquí? —Preguntó con el ceño fruncido, pensando que podría estar ahí por orden de su padre.

— Tranquilo joven amo, el asunto no es contigo —soltó burlón.

— Oye…

— Luhan —llamó, ignorando totalmente a Baekhyun—. Mi amo me mandó por ti. Quiere verte, pero solamente a ti —recalcó el final de su oración—. Ven conmigo, lindura —pidió, extendiendo su mano con una sonrisa coqueta en sus labios.

Luhan rió divertido, nada extrañado por la actitud tan atrevida de Kai. Su mano no tomó la del mayor, sin embargo.

— ¿Tiene que ser justo ahora? —Preguntó—. Había quedado hoy con mis amigos.

— Es lo que veo, pequeño —suspiró—. Y te prometo que no te pediría esto si no fuera importante. Por lo que, solamente por hoy, puedes venir conmigo —pidió seriamente.

Él supo rápidamente que algo no iba bien y que tenía que ver con Lay al recordar el mensaje de su novio. No lo pensó más y se volvió para despedirse brevemente de sus amigos y siguió al moreno hasta el auto mientras enviaba un breve mensaje a Sehun para hacerle saber dónde estaba.

Irremediablemente preocupado cómo se sentía, prácticamente saltó del auto cuando llegaron a su destino. Tao lo saludó con su amable sonrisa desde la puerta y lo llevó hasta el comedor principal, donde la misma sonrisa triste de siempre fue lo primero que vio.

El hombre dueño de ella fue a su encuentro tan pronto su figura apareció bajo el umbral de la entrada, mirándolo con una mezcla de emociones confusas y alisó su cabello con ternura tan pronto lo alcanzó.

— ¿Cómo has estado, Han? —Preguntó con un tono suave.

Nada habría logrado enmascarar la tristeza que lo atormentaba, pero Luhan lo conocía lo suficientemente bien como para saber que él no necesitaba sus preguntas o palabras de consuelo. Por ello, esbozó una sonrisa resplandeciente.

— Bien.

— ¿Has cenado ya? —Interrogó, extendiendo su mano en dirección a la mesa ya puesta.

— Iba a hacerlo en cuanto llegara a casa.

— Entonces, come conmigo esta noche. —Luhan asintió sin más—. Espera un segundo, ese molesto novio tuyo no se aparecerá por aquí si te quedas, ¿verdad?

— No —negó risueño—. Él está ocupado esta noche.

Suho arqueó una ceja ante su respuesta, haciéndolo reír un poco pero se abstuvo de decirle que en realidad su novio debería estar con Lay.

— ¿Qué tal la escuela? —Preguntó serenamente mientras la comida era servida.

— Bien, aunque ahora mismo estoy suspendido.

— ¿Suspendido? —Soltó sorprendido.

— Sehun y yo tuvimos un altercado con uno de mis compañeros y terminó en una pelea, por lo que nos suspendieron.

— ¿Quién fue? ¿Quieres que me haga cargo? —Interrogó seriamente.

Luhan negó inmediatamente, más que consciente que si le decía al mayor que podría intervenir, no habría forma de que quedara rastro alguno de Ji Hoon, una vez el hombre terminara con él. Él no parecía conforme con la negativa pero igualmente asintió sin más.

— No te preocupes, g“. Yo pude encargarme por mi cuenta —afirmó.

— Supongo entonces que tu entrenamiento de defensa personal con ese mocoso odioso sirve para algo —masculló.

— Sehun no es odioso —murmuró un poco divertido.

— En fin —agitó su mano con indiferencia—. ¿Ha pasado algo bueno últimamente?

Luhan detuvo sus movimientos y elevó la mirada hacia la tranquila expresión ajena. — ¿A qué te refieres g“?

— No lo sé —se encogió de hombros—. Sin embargo, hay algo diferente, no sabría cómo explicarlo.

Luhan pensó en lo único que era nuevo en sus actividades y tuvo que agachar la cabeza para que él hombre no viera el color en su rostro, fingiendo que limpiaba su boca con la servilleta.

— Nada en particular —susurró.

— ¿Es así? —Luhan asintió despacio—. ¿Qué te pasó en el cuello?

Inconscientemente, Luhan llevó su mano hasta esa zona, recordando solamente en ese momento que Sehun había dejado pequeñas marcas en su piel justo la noche anterior. Inmediatamente sintió el calor en todo su rostro y fue peor al ver la sonrisa astuta pintarse en los labios de Suho.

— Cre-Creo que tengo alergia o algo —balbuceó con torpeza.

— Una alergia, por supuesto —soltó con evidente sarcasmo—. Una alergia a ese novio tuyo, supongo —se burló.

La vergüenza de Luhan aumentó con aquel comentario mientras que él negaba torpemente una y otra vez. El mayor lo observó atentamente, como si tuviera la intención de averiguar qué ocultaba con exactitud, pero la paciencia no era uno de sus fuertes y pronto desistió. Cambiando la charla por un tema mucho más trivial y menos bochornoso para él más joven.

En el fondo, Luhan había esperado que eso ayudará a animarlo por lo menos un poco, sin embargo e igual que siempre, él pronto pareció aburrirse de su compañía. Pese a eso, él fingió no notarlo en absoluto y siguió actuando como si nada pasara.

Él no era tonto en absoluto y hacía demasiado tiempo que había descubierto que su presencia no era más que un reemplazo que inútilmente trataba de llenar el vació que la presencia de Lay dejaba. Después de todo, Suho ya se lo había dicho antes, algunas veces directa u otras veces indirectamente y aun cuando sí había cierto aprecio hacia su persona, lo que el mayor realmente buscaba era el cierto parecido que encontraba entre el antiguo Lay y él.

Lamentablemente, eso cada vez ayudaba menos y era cada vez menos capaz de ayudar al mayor a sentirse menos triste.

— ¿Qué le obsequiarías a la persona que amas para demostrarle que eres sincero? —Preguntó de la nada.

— ¿Di-Disculpa?

— No pienses en el precio, tampoco importa si es difícil de conseguir. Tan sólo dame una respuesta.

Luhan guardó silencio mientras pensaba en la respuesta que estaba por dar mientras el mayor aguardaba pareciendo algo impaciente.

— Si realmente quieres darle algo material puedes obsequiarle ropa de marca, accesorios costosos, dispositivos electrónicos de la más alta gama o hasta irte a los extremos como para darle un auto o una casa —respondió seriamente—. Pero, JunMyeon g“, Lay g“ no quiere nada de eso.

La sorpresa fue evidente en el atractivo rostro ajeno, incluso parecía estar listo para protestar pero al final no dijo nada.

— Solamente sean honestos y te aseguro que con eso Lay g“ estará feliz —afirmó—. Tú también y entonces, probablemente ya no necesites más que yo sea su sustituto y tal vez de esa forma serán más las veces en que me invites a visitarte porque realmente lo quieres y no porque tienes la esperanza de que te haga olvidar la tristeza —sonrió suavemente—. Además, yo también quiero ver a g“g“ feliz realmente.

Una diminuta sonrisa surcó los labios del mayor, misma que él compartió dejando en claro que no había ningún reproche de su parte.

— No pensé que lo notaras —admitió viéndose un poco avergonzado—. Lo lamento mucho por eso, Luhan.

— No importa, JunMyeon g“ ha hecho tanto por mí que no podría atreverme a no hacer esta cosa tan pequeña por él.

— Gracias.

— Ni lo menciones —rió ligeramente—. En lugar de eso, porque no mejor me dejas echarle un vistazo a Niúnǎi antes de que me vaya.

— Por supuesto —respondió al tiempo que se ponía de pie—. Sígueme.

La atmósfera se alivió un poco tras su charla, el mayor parecía un poco más sereno en ese momento. Tan pronto entraron a la habitación, la pequeña bola de pelos en la cama se revolvió, alzando su cabeza para mirarlos con aquellos grandes ojos brillantes.

Su gracioso maullido los saludó y saltó de la cama emitiendo un suave ronroneo mientras se restregaba contra su dueño. Luhan no pudo evitar reírse de ello, sonriendo ampliamente al ver al mayor levantar al pequeño animal con cuidado.

— Tienes vistas, no finjas que no te das cuenta —regañó y el felino maulló.

Luhan lo tomó en sus brazos tan pronto Suho lo extendió en su dirección, besándolo una y otra vez porque simplemente no podía evitar el impulso de abrazar y besar al pequeño animal.

Suho observó en silencio como el menor jugaba con el inquieto minino, sintiéndose culpable por continuar pensando que esa sonrisa suya era la que alguna vez había visto en Lay, queriéndola de vuelta incluso.

Sin embargo, ahora que las cartas estaban sobre la mesa, lo único que podía hacer era aguardar tratando de no aferrarse con demasiada fuerza a la esperanza de que todo tuviera un final feliz para él.

Una idea repentina lo asaltó y antes de pensarlo mejor se encontró a sí mismo revolviendo uno de los cajones de su armario hasta obtener una cámara. Para cuando se dio cuenta, ya estaba de pie frente a la imagen del risueño jovencito y el flash se disparaba.

Luhan lo miró sin comprender en un inicio, luego se rió por alguna razón y de ese modo supo que estaba bien. Que igual que siempre, el pequeño chiquillo lo dejaría salirse con la suya únicamente porque estaba preocupado por él y que seguramente era esa forma de preservar la imagen de la sonrisa que esperaba volver a ver en Yixing.

La irritada voz de Kai vino desde el pasillo y los dos miraron a la puerta al mismo tiempo. Inmediatamente esta se abrió, revelando la imagen del molesto novio del más joven y Suho no se contuvo de bufar fastidiado.

— ¿Quién mierda lo dejo entrar? —Preguntó Suho, mirando con molestia Kai.

— ¿Crees que él necesita que lo dejen entrar? El bastardo entra sin pedir la autorización de nadie —bufó, recibiendo una mirada fulminante de Sehun.

— Vete al demonio, no necesito tu permiso para venir a buscar a mi novio —masculló.

— Por si no lo has notado esta es mi jodida casa y mi jodida habitación —señaló con disgusto.

— ¿Y por qué demonios Luhan está en tu habitación? —Espetó.

— Vino a jugar con el gato —se encogió de hombros.

Luhan logró escuchar un par de malas palabras siendo susurradas por su novio y sonrió divertido, tomando la mano que él le ofreció para ponerse de pie. Toda la hostilidad que le mostraba a Suho y Kai desapareció cuando se dirigió a él.

— Es hora de ir a casa, cariño.

— ¿Eh? ¿Qué no se suponía que nuestro pequeño Luhan se quedaría con nosotros? —Interrogó Kai con falsa inocencia—. Lo imaginé porque ya hasta estaba súper cómodo en tu cama. —Suho compartió su sonrisa maliciosa al ver la cara sombría del joven amante de su protegido.

— Tú…

— Les agradezco mucho la invitación a comer, espero verlos pronto. Me voy yendo —intervino Luhan.

Suho asintió silenciosamente, revolviendo cariñosamente el cabello del menor, no sin antes intercambiar miradas hostiles con Sehun. Y si Luhan dijera que no notaba que el comportamiento de su novio era más ácido de lo que normalmente era con el mayor, estaría mintiendo completamente.

— Adios, pequeño. Llamame cuando llegues a casa —habló un animado Kai.

Sehun le mostró el dedo medio y caminó un poco más rápido para salir de ahí cuanto antes. El viejo y conocido sermón de no acercarse a Kim JunMyeon no tardó en hacer acto de presencia mientras Luhan rodaba los ojos.

— ¿Tú siquiera me estás escuchando? —Inquirió su malhumorado novio tras descubrirlo distraído.

— Lo hago, lo hago.

— Luhan, hablo enserio —dijo seriamente—. No sé qué demonios pasó entre Lay y ese sujeto, pero por ahora deberíamos mantenernos fuera del camino. Hoy Lay no parecía feliz de saber que estabas con él y ciertamente no quiero que te veas involucrado en algún retorcido plan de ese sujeto o algo por el estilo.

— No entiendo porque le molesta —se encogió de hombros—. JunMyeon g“ es libre, se puede reunir con cualquiera.

— No, contigo. Así que no digas eso tan a la ligera, además, tú no eres cualquiera. Eres mi novio y no me gusta que te reúnas con ese hombre —sentenció—. Es peligroso.

— Él es una buena persona —aseguró.

Sehun frunció el ceño, tentado a dejarlo salirse con la suya como siempre y lo único que logró detenerlo, fue la imagen de su abatido amigo que todavía estaba fresca en su memoria. Terminó suspirando pesadamente y suavizó su expresión, esperando que de esa forma Luhan fuera menos terco.

— Lo sé, Lu —sonrió levemente—. Sé que es un hombre en quien se puede confiar, sin embargo, no así su entorno.

— Pero…

— ¿Qué si un día algo te pasa a ti solamente porque él tiene enemigos? —Luhan agachó la cabeza en completo silencio al no tener argumento contra eso—. Una vez antes estuve a punto de no volver a verte, una segunda vez me va a destruir.

— JunMyeon g“ me ayudó antes, yo tan sólo quiero devolverle el favor —murmuró.

— Lo sé, Bǎobèi Lù —sonrió—. Yo mismo amo el hecho de que trates de ayudar a todo mundo, pero por esta vez no intervengas por el momento. ¿Lo prometes?

Luhan no respondió de inmediato, obviamente considerando la propuesta que Sehun le hacía. Sehun por su parte, solamente podía observar con ternura la evidente lucha interna que él tenía por tomar una decisión.

— De acuerdo —respondió finalmente.

— Gracias —dijo realmente feliz, atrayendo a su novio para besar su mejilla—. Ahora vamos, debemos volver a casa o se hará más tarde.

Aunque Luhan entendía perfectamente el punto, no podía evitar sentir que le estaba fallando a una de las personas que más lo había comprendido cuando más miedo tuvo. Sin embargo, Sehun parecía tan alegre por que hubiera aceptado que se inclinaba más por la idea de que estaba haciendo bien.

— Llegamos —anunció Sehun, sacándolo de sus pensamientos.

— ¿Y Baekhyun? —Interrogó al estar dentro de la residencia y no escuchar ruido alguno.

— Llamó para decirme que se quedará esta noche con Chanyeol.

— Ya veo.

Sehun lo siguió de cerca hasta la cocina, recargándose en el marco de la puerta sin dejar de observarlo mientras hurgaba en la nevera.

— Estaba pensando que podríamos salir mañana tú y yo solos.

— Pero si los últimos días hemos sido solamente tú y yo —le recordó con diversión.

— Sí pero en todo ese tiempo solo hemos estado aquí o con los chicos —señaló.

— ¿Y a dónde vamos a ir?

— Todavía no he pensado en ello pero podemos decidirlo juntos.

— Genial, me gusta la idea.

Su rostro alegre fue, igual que siempre, la mejor de las vistas. Sin apartar sus ojos de él, se acercó mientras él se servía algo de jugo, dándole la espalda en ese momento. Su propia sonrisa estiró la comisura de sus labios al sentir el cuerpo de Luhan estremecerse levemente cuando sus brazos rodearon su cintura y besó su cuello.

— ¿Qué haces? —Murmuró, tratando de algún modo de sonar molesto.

— ¿Tú qué crees que hago? —Preguntó con una pizca de diversión.

Un suspiro brotó de los dulces labios ajenos y lo que sostenía en sus manos comenzó a temblar mientras las manos del más alto se colaban por debajo de su camiseta, acariciando todo a su paso mientras que sus labios continuaban besando su cuello.

— Espera un poco, v-voy a derramar...

La oración fue interrumpida y Sehun personalmente se encargó de quitar de las manos de su novio el vaso y el contenedor del jugo. Ambos fueron capaces de mirarse cara a cara finalmente, sus ojos fijos en los contrarios brillando intensamente a la espera de lo inminente.

Fue Luhan quien rompió la distancia, sellando sus bocas en un beso desordenado y ansioso mientras se abrazaba a su cuerpo como si tratara de volverse uno con él. Él no pudo mantenerse quieto tampoco, correspondiendo aquel beso con la misma pasión al mismo tiempo que tocaba ese cuerpo a su antojo.

— ¡Buenas noches, niños! —Saludó la cantarina voz de Jessica.

Ambos se separaron de golpe, Luhan volviendo a su antigua tarea de servirse jugo con las manos temblorosas y Sehun enviándole miradas fulminantes a la inoportuna mujer.

— Oh, no se preocupen por mí. Ustedes continúen —alentó con un tono bromista—. Hagan como si yo no estuviera —continuó burlándose. Sehun bufó.

— ¿Qué demonios haces aquí de todas formas? —Espetó.

— Oh, cielo —sonrió apuntándole con el pequeño cuchillo con el que cortaba un trozo de manzana—, yo he estado aquí todo el tiempo. Es solamente que en un principio no quería interrumpirlos puesto que tú por fin habías logrado tener una erección que durara.

El rostro del más joven se volvió rojo en parte por la vergüenza y por el enojo. Ella en cambio empezó a reírse a carcajadas por su expresión de completa indignación.

— ¡¿Qué demonios significa eso?! —Exclamó indignado.

— Era el momento de Luhan, yo no quería arruinarlo —continuó riendo.

— Tú…

— Me-Mejor vayamos a la sala de estar, todavía me debes la revancha de nuestro último juego —intervino Luhan, arrastrándolo fuera de la cocina.

El pelinegro todavía haciéndole señas obscenas a la bella mujer que todavía se reía con ganas. Ella no tardó en unirse a ellos en la sala de estar, mirándolos fijamente mientras devoraba una nueva manzana.

— Sí saben que ese sofá es de dos plazas, ¿verdad? —Soltó con desagrado, encontrando absurdo que Luhan estuviera sentado en el regazo del más alto.

— Nos tienes envidia —señaló con arrogancia Sehun.

— No, pero si los encuentro asquerosamente pegajosos —respondió para luego fingir arcadas.

— En-vi-dia.

Luhan no pudo hacer más que reírse de su infantil pelea y la bella mujer se propuso fastidiar a Sehun en todo, por lo cual aquella noche ella se auto invitó a su habitación y se dispuso a dormir con ellos pese a todas las protestas de Sehun.

Por la mañana, Sehun lo despertó demasiado temprano para su comodidad y si no se quejó, fue por el hecho de ese día en particular, su novio se había propuesto poner todo de sí mismo para una cita memorable.

Empezando por lo bien que él lucía ese día en particular, por supuesto, Luhan siempre había puesto especial énfasis en el hecho de que Sehun era capaz de robarte el aliento solamente con mirarlo. Sin embargo, en ese momento en particular Luhan sentía que las mariposas en su estómago estaban más inquietas de lo normal y que su corazón rebotaba dentro de su pecho en lugar de latir.

Casi se rió de sí mismo al notar que las manos le temblaban por los nervios mientras terminaba de cambiarse para salir. La sonrisa delirante que él le dio cuando finalmente se unió a él en la sala de estar, no ayudó en absoluto.

— ¿A dónde iremos? —Preguntó curioso, tratando de que una risita extraña no brotara de sus labios cuando él tomó su mano.

— Primero iremos a desayunar a esa cafetería en el centro que nos gusta. Después veremos qué camino seguir, aunque sería genial si tuvieras alguna idea.

— Podemos ir a la galería de arte de la que YanYan jiějiě nos habló, hay una exposición que he querido ver desde hace tiempo y todavía sigue. También podemos ir a la librería del centro a buscar el libro que te mencione antes y…

Luhan se detuvo en seco, percatándose de que todo lo que estaba proponiendo eran cosas que tal vez solamente él quería hacer, pero Sehun asentía a todas ellas sin decir ni una sola palabra.

— ¿Hay algo en particular que tú quieras hacer? —Preguntó algo avergonzado por su anterior actitud.

— No —dijo tranquilamente—. Es por eso que haremos lo que tú quieras.

— Pero…

— Oh, vamos —dijo alegremente—. Tú sabes que mi mejor recompensa es verte feliz. Así que andando.

Luhan no tuvo oportunidad alguna de protestar, dejándose arrastrar por el más alto hasta el modesto local que tanto les había gustado. Sorprendiéndolo con lo bien que recordaba cuál era el platillo que le gustaba.

Luhan por otro lado, él no tenía la capacidad de hacer algo como ordenar para él y no porque no supiera los nombres de los platillos que a su novio le gustaban, sino por el hecho de que Sehun nunca pedía lo mismo en ningún restaurante o cafetería y por ello Luhan no era capaz de saber que comería él con exactitud.

Su desayuno transcurrió con la comodidad habitual y el maravilloso hecho de que las charlas entre ellos parecían infinitas. No importaba si iban de temas completamente serios o las charlas más tontas y sin sentido, al final, eran igual de interesantes y divertidas.

— Desde hace unos días he tenido una idea pero necesitare tu ayuda —comentó repentinamente Luhan.

— ¿Qué es?

— ¿Recuerdas el tatuaje falso que hiciste en mi hombro? —Luhan casi se rió al verlo fruncir el ceño—. Me gustaría hacerlo.

— ¿Quieres hacerte algo como eso? —Masculló en obvio desacuerdo.

— No exactamente.

— ¿Entonces?

— Me gustaría cubrir la cicatriz en mi espalda.

Tan pronto lo dijo, el rostro de su novio cayó y su mano inmediatamente alcanzó la suya sobre la mesa, apretando con suavidad.

— No tienes que preocuparte por eso, amor. Te juro que eso apenas y se nota. Además, yo soy el único que la ve y no te hace menos precioso a mis ojos.

En el fondo, Luhan sabía que obtendría una respuesta como esa y aun con ello, no fue menos maravilloso. Él sonrió sin contenerse y trató con una mirada de hacerle saber a su novio lo mucho que lo adoraba.

— Lo sé —respondió finalmente—. Sin embargo, quiero hacerlo de todos modos y quiero que tú elijas el diseño.

— ¿Estás seguro?

— Cien por ciento.

— Va a doler.

— Vas a estar ahí, estaré bien.

— ¿Y tus padres?

— No tenemos que decirles de inmediato. Además, tú serás quien lo verá más seguido.

Una sonrisa ladina surcó sus labios, acelerando un poco más el pulso de Luhan, quien tuvo que desviar la mirada cuando la mesera llegó con su cuenta. Ambos salieron igual de animados y conforme a lo prometido, el primer destino fue elegido por Luhan.

Comenzando por la pequeña galería de arte de la que YanYan le había hablado antes y la cual tenía una exhibición sobre mitología oriental. Luhan no pudo ocultar la emoción y revoloteó por todo el lugar con Sehun siguiéndolo de cerca.

Una vez su curiosidad estuvo satisfecha se trasladaron al cine para ver la película que no habían podido ver con sus amigos y para cuando finalizó ellos seguían burlándose de la mala actuación del protagonista.

La librería fue su siguiente parada antes de buscar un lugar para comer, sin darse cuenta, se separó de su novio y no lo notó hasta que finalmente tenía en sus manos todo lo que iba a comprar y quería ir a pagar.

Sin embargo, conocía perfectamente la sección donde iba a encontrar a su novio y tranquilamente se dispuso a ir a buscarlo. La pequeña hija de la dueña del local lo conocía a la perfección y al verlo, lo saludó alegremente desde el otro lado del lugar y Luhan correspondió a su adorable gesto distrayéndose momentáneamente.

Aunque eso fue suficiente para que accidentalmente chocara con alguien en su camino, sus libros terminaron en el suelo e inmediatamente Luhan se movió para levantarlo mientras se disculpaba por su descuido entre tanto aquella persona lo ayudaba.

— ¿Luhan? —La familiar voz lo dejó pasmado y torpemente elevó la mirada a la persona frente a él

— Seohyun —musitó aturdido.

— ¡Si eres tú! —Exclamó alegremente y sin pedir permiso lo abrazó con fuerza—. Que alegría me da verte.

Apenas logrando salir de su estado de estupor, Luhan detuvo el abrazo y se apresuró a levantar lo que había dejado caer con toda intención de largarse de ahí y poner tanta distancia posible entre ambos.

— Igual me dio gusto verte. Ten un excelente día —soltó apresurado, queriendo irse cuanto antes.

— Luhan, espera —pidió ella sujetando su brazo—. No te vayas así.

— No vengo solo, me deben estar buscando —respondió, queriendo más que nada apartar la mano que lo sujetaba.

— Por favor, quiero hablar contigo, dame un instante —suplicó.

Indeciso, Luhan desistió de su intento de escape y a cambio recibió una sonrisa radiante de la chica, un gesto que le resultó demasiado incómodo.

— Vamos a sentarnos.

— No, lo que sea que me quieras decir dilo aquí. Como dije, vengo con alguien y me debe estar buscando.

— De acuerdo —murmuró visiblemente decepcionada—. No puedo culparte si sientes algo de rencor hacia mí.

—Te equivocas, Seohyun, aunque en ese entonces me dolió tu traición y la forma en que todo acabó. Estoy realmente agradecido de que lo hicieras.

— ¿De verdad? —Preguntó afligida.

— Me hizo darme cuenta de que estaba a punto de perder a alguien realmente valioso y también me hizo una persona más fuerte —sonrió levemente—. De hecho, debería darte las gracias por eso.

— No —negó repetidamente—. De ninguna forma, lo que hice fue realmente horrible. Lo lamento, Lu —soltó afligida y al mismo tiempo hizo una reverencia para él.

— No importa, Seohyun. Yo no te guardo rencor alguno.

— ¿De verdad? —Musitó con su voz algo quebrada y ojos brillantes.

— De verdad.

— Muchas gracias, Lu —murmuró aliviada antes de abrazarlo.

Luhan se tensó y fue asaltado por la enorme necesidad de empujar a la chica, sin embargo, su sentido común todavía le recordó que podría hacerle daño si se dejaba llevar por sus impulsos y con ello en mente, sujetó suavemente los antebrazos de la joven, separándose con cuidado.

— No sabes lo arrepentida que he estado por todo. Tú siempre fuiste tan bueno conmigo y aun así te hice un montón de cosas horribles —sollozó.

— Está en el pasado, Seohyun. Ya no importa —sonrió con incomodidad.

— Gracias —correspondió su gesto.

— Bueno, si eso es todo, yo creo que…

— ¿Crees…? —Habló para detenerlo una vez más—. ¿Crees que podamos volver a como éramos antes? —Susurró apenas.

— ¿Qué?

— Te he extrañado mucho —admitió—. Y-Yo sé que no simplemente vas a olvidar lo que hice, pe-pero… podríamos empezar otra vez como amigos y ver qué pasa.

Sus labios esbozaron una sonrisa tímida mientras él solamente se quedaba ahí pasmado, tratando de descubrir si el resentimiento era más grande que la indignación y al mismo tiempo viendo como la delicada mano ajena se movía para tomar la suya.

— Sí que tienes agallas para atreverte a mostrar tu cara frente a nosotros.

El firme apretón en su mano y la voz de Sehun lo regresaron a la realidad. Sus ojos automáticamente yendo al rostro de su novio, que ya evidenciaba su enojo por la presencia de Seohyun.

— ¿Tú? —Masculló entre dientes ella.

La gélida mirada de su novio se despegó de la chica, volviéndose dulce para él al mismo tiempo que su ceño fruncido se transformaba en una expresión de ternura.

— ¿Encontraste todo lo que querías, Bǎobèi Lù? —Un beso sutil rozó su sien tras la pregunta y Luhan sonrió de forma automática.

Ambos escucharon claramente el exagerado resuello que Seohyun dejó ir y al mirar en su dirección nuevamente, su rostro era una mueca de horror total, volviéndose una mueca de rabia unos segundos más tarde. Todas esas emociones dirigidas a Sehun.

— ¿Qué significa esto? —Espetó furiosa.

— ¿Acaso eres tonta? —Bufó Sehun—. Es muy claro lo que significa.

La sonrisa ladina de Sehun solamente hizo que la cara de Seohyun se volviera más roja y sus ojos se llenarán aún más de lágrimas mientras Luhan veía a su alrededor mortificado por ser el centro de atención.

— Sehun, es suficiente, vámonos —pidió seriamente.

— ¡Esté siempre fue tu objetivo, ¿no es así?! —Exclamó ella—. Tú siempre te metiste entre Luhan y yo. ¡Siempre quisiste quitármelo!

— ¿De qué mierda hablas? ¿Cómo diablos te atreves a referirte a mi novio como si fuera un maldito objeto? —Soltó su indignado novio.

— Sehun, basta. Tan sólo vámonos —insistió.

— ¿Que me metí entre ustedes? ¿Qué te lo quite? —Bufó con burla—. ¿Qué no fuiste tú quien prefirió ir a revolcarse con la porquería de Minho en lugar de proteger lo que tenías con Luhan?

Ella apretó los labios, gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas pálidas y Luhan veía con frustración cómo las personas a su alrededor comenzaban a cuchichear.

— Sehun, ya para. Vámonos de aquí —ordenó con firmeza.

— ¡¿Y de quién fue la culpa?! —Sollozó Seohyun—. ¿Crees que nunca noté la forma repugnante en que lo mirabas y él como siempre encontrabas la forma de robarme su atención? —Acusó—. Todo fue tu culpa, tú siempre encontrabas una forma de entrometerte y acapararlo para ti. ¡Fue por tu culpa que yo hice todo eso!

— Ah, pobre criatura —soltó con sorna—. Ahora me siento tan mal al saber que yo te lance a los brazos de Minho. Dios, perdóname por ser tan ruin.

— ¡Cállate! —Gritó, su mano fue hacia él y en un parpadeó Luhan sujetó su muñeca impidiéndole avanzar un solo milímetro más en contra de Sehun.

— Es suficiente, Seohyun —sentenció ante la mirada de la estupefacta joven—. Te acercas diciendo que has cambiado y sin embargo, todavía eres incapaz de aceptar tus propios errores y prefieres culpar a otros. Eso no es un cambio en absoluto, sigues igual.

— L-Lu, yo… —Balbuceó al tiempo que él dejaba ir su muñeca.

— Antes me pediste que siguieramos en contacto, pero yo no quiero.

— Luhan —lloriqueó.

— Dejemos esto como el hecho de que pediste perdón y yo no te guardo rencor.

— Pe-Pero… ¡Estás cometiendo un error! ¡No puedes elegirlo! —Exclamó histérica.

— No, haberte elegido a ti en lugar de a Sehun antes, ese sí que fue un error. —El hermoso rostro femenino se volvió rojo y su llanto se volvió más audible—. Me dio gusto verte —finalizó Luhan y sin soltar la mano de Sehun lo guio a la salida.

Salieron de ahí tan rápido como Luhan pudo caminar y todavía así se sentía como que no podía poner distancia lo suficientemente rápido. De algún modo tenía la sensación de que algo oprimía su pecho mientras recuerdo tras recuerdo de su estupidez lo golpeaba con más y más fuerza.

Las lágrimas de Cherry cuando prefirió elegir a Seohyun sobre la larga amistad entre ellos.

«D-De acuerdo, s-si… si esto es lo que Hannie quiere yo… yo ya no seré más su amiga.»

El cómo traicionó a quien más lo amaba en el mundo.

«Niño tonto, esa perra es traicionera.»

La manera en que lo humilló frente a todo aquel que había querido ver.

«Que estúpido has sido, viniendo aquí con la intención de evidenciarme y hacerme quedara mal, mira ahora quién es el humillado.»

Y la forma en que fue la burla y diversión para aquel monstruo.

«¿Cómo está nuestra bella Seohyun?»

— Luhan.

«Yo pensé que mi estúpido hermano menor te había ido con el chisme. Ya sabes, él siempre está retándome para protegerte de mí.»

— Luhan.

«Él estúpidamente prefiere proteger al imbécil que en lugar de elegirlo a él, elige a la zorra barata que no hace más que hablar mierda de él.»

— Luhan, mírame, maldita sea.

Había sido un idiota a quien aún le pesaba más lo que había hecho y no la humillación que había sufrido. El recuerdo de la expresión herida y furiosa de Sehun seguía grabada a fuego en su memoria aquel día que decidió traicionarlo.

El rostro vicioso de Minho apareció como un horrible fantasma que lo hizo estremecerse de miedo hasta lo más profundo de su ser mientras cada imagen de aquel día se repetía como si nuevamente lo estuviera viviendo, escuchando la voz en su cabeza que le decía que huyera.

«Hay cosas más importantes que atender, así que suelta ya al imbécil y vámonos.»

Aquella voz desdeñosa en conjunto con la voz de Sehun llamándolo lo jalaron de vuelta a la realidad, literalmente, puesto que en un movimiento demasiado brusco su novio había jalado su cuerpo hacía atrás haciéndolo trastabillar y chocar con el sólido cuerpo ajeno.

De vuelta a la realidad, se percató de que había estado a nada de irse de bruces al suelo por no ver el escalón frente a él y de la expresión angustiada de su novio. Su boca se abrió y se cerró pero nada salió de ella debido a que él estaba totalmente en blanco.

La mirada tormentosa de Sehun no desapareció y sus brazos lo rodearon casi al instante y él apretó los labios con frustración ante la idea de que su novio pensara que era por ella.

Finalmente y sin que tuviera oportunidad alguna para protestar, ambos volvieron a casa. La expresión de Sehun seguía siendo casi dolorosa de ver y la sonrisa que se formaba en sus labios mientras le entregaba un vaso con agua, no era más que una mueca desagradable que Luhan miraba con frustración.

La mera imagen hizo a Luhan sentirse enfermo, sintiéndose incluso peor cuando él ni siquiera se sentó a su lado en el sofá.

— Luhan…

— Lo lamento —susurró y él suspiró pesadamente, viéndose irritado de alguna forma.

— No te preocupes, podemos salir otro día y…

— No habló de eso.

— Luhan, cielo, la verdad es que si es por ella yo no quiero…

— ¡No es eso! —Exclamó—. Es por todo lo demás —masculló—. Le creí a ella.

El rostro de Sehun reflejó primeramente su confusión antes de suavizar su expresión a una ternura total. Él se movió hasta estar a su lado, rodeándolo una vez más entre sus brazos al mismo tiempo que besaba su cabello.

— Ya hemos hablado de eso, cariño —habló suavemente—. Tú no hiciste nada malo y aunque fuera ese el caso, yo no te culpo de nada.

— Pero… ¿por qué?

— Porque estamos juntos. ¿A quién le importa todo lo demás?

— A mí me importa —susurró.

— Olvídalo, simplemente eso ya no importa.

— Pero...

— Está bien, Bǎobèi Lù —susurró—. No dejes que esa arpía te moleste.

Luhan asintió a esas palabras, sin embargo, hacer eso y dejarlo ir fueron completamente historias diferentes. Durante los días siguientes, un persistente sentimiento de intranquilidad se instaló en lo más profundo de su ser y cada noche en sus sueños evocó aquel recuerdo de Minho arrojándole a la cara la infidelidad de Seohyun.

Sin embargo, la peor parte en realidad fue siempre el final, cuando aquella figura sin rostro aparecía. Luhan jamás podía ver su rostro pero sabía que mientras lo veía la malicia y el desprecio que él emanaba iban dirigidas hacia él.

En sus recuerdos, Luhan sabía que esa figura realmente había existido pero tampoco entonces pudo ver su rostro en ese entonces. Se sentía ridículo al actuar paranoico por aquel fantasma pero simplemente no podía dejar de darle vueltas.

Fingiendo frente a todos que nada estaba mal, por mucho que sospechara que Sehun no estaba creyendo aquello. Tuvo el pensamiento de que todo mejoraría al volver a clases, tendría la mente ocupada en otras cosas y eso ayudaría.

Así que ahí estaba, despidiéndose de su adorable madre y de camino a la entrada de la escuela, sumamente consciente de las miradas curiosas de los alumnos a su alrededor. Porque ciertamente los rumores en ese lugar se expandían más rápido que el fuego en una gasolinera.

La hermosa imagen de Sehun lo saludó un par de metros adelante y Luhan no se molestó en disimular la sonrisa inmensa en sus labios cuando el más alto le pasó un brazo por los hombros y lo saludó con un inocente beso en la mejilla.

Si era honesto, Luhan de verdad no disfrutaba toda esa atención pero sabía que ellos no iban a dejar de enviarles miradas indiscretas, ni a dedicarles susurros maliciosos.

Como era costumbre, Sehun lo acompañó hasta la puerta de su propio salón de clases, lanzándole a los curiosos una mirada de advertencia antes de irse. Luhan casi se rió de lo rápido que casi todos ellos siempre voltearían a otro lado para no tener que confrontarlo, y el casi todos llevaba por excepción a Ji Hoon.

El imbécil irritante que en ese momento, y sabiendo que Luhan no le tenía miedo alguno, todavía lo miraba como si fuera un pedazo de basura que no merecía estar en su presencia. Viéndose realmente ridículo con todas esas gasas en su nariz.

— ¿Acaso quieres otra parte de ti rota, Ji Hoon? —Espetó Haneul, colocándose protectoramente frente a Luhan—. Porque realmente ya eres lo bastante feo justo ahora.

— Tú…

— No le prestes atención, Haneul —intervino Luhan—. Creo que desde la última vez, a Ji Hoon le quedó muy claro que puede acercarse y decirme por sí mismo si tiene algún maldito problema.

El más alto gruñó por lo bajo, dando la media vuelta sin decir nada al final. Haneul se rió alegremente, sujetando su brazo para arrastrarlo hasta su banca justo cuando el profesor llegó y les dio los buenos días.

 

***

 

Algo no estaba bien.

Luhan no le estaba diciendo en palabras que algo lo tenía intranquilo, pero aun así él era un como un libro abierto para Sehun y era justo por eso que sabía que algo estaba perturbando la tranquilidad de Luhan.

Hasta ese momento se había abstenido de preguntar por la simple razón de que no parecía demasiado grave y también había querido que Luhan le dijera por su propia cuenta. Sin embargo, los días seguían pasando y eso simplemente no parecía mejorar.

Bobby le había aconsejado darle tiempo, señalándole que si fuera algo grave, Luhan ya le hubiera contado todo. Le aconsejó esperar a ver si su regreso a la escuela servía para distraer a Luhan y poner su mente en otra cosa.

Sehun por otra parte, no estaba del todo convencido con ello y seguía firme en la idea de que debía enfrentarlo y preguntarle directamente que estaba mal a sabiendas que él no podría mentirle o desviar el tema.

En ese momento, Baekhyun pellizcó su brazo y apenas pudo contener la queja por la acción. Aun cuando eso lo obligó dejar de estar en las nubes y prestar atención a la clase. Todavía así, le dio a su amigo una mala mirada, acción que él otro respondió poniendo los ojos en blanco con fastidio.

La campana del descanso no pudo ser más oportuna y Sehun estuvo fue del salón en menos de un parpadeó, todavía sin dejar de darle vueltas al asunto y preocupado por Luhan en cualquier lugar cerca al idiota de Ji Hoon.

Tan apurado como iba, ni eso fue impedimento alguno para que se detuviera de golpe cuando un familiar figura dobló la esquina unos metros adelante. Incrédulo, fue incapaz de apartar su vista del pequeño chico pelinegro que avanzaba en su dirección completamente centrado en su teléfono móvil.

— ¿Kyungsoo? —Llamó aún asombrado e incrédulo.

Por un segundo, fue casi imperceptible, el pequeño muchacho parecía como si hubiera visto un fantasma en lugar de a un viejo amigo. Sin embargo, aquella mueca pronto se volvió una sonrisa amplia y él terminó de cortar la distancia entre ellos.

Quedándose de pie frente a él, quien lucía como si no tuviera idea alguna de lo que debía hacer y Sehun no pudo evitar reírse por ello, estrechando al otro en un amistoso abrazo.

— Diablos, yo no puedo creer que estés aquí —soltó con voz risueña antes de deshacer el corto abrazo—. Bobby dijo que estabas fuera del país y que no sabía cuándo ibas a volver.

— Um, sí —murmuró, sus mejillas algo sonrosadas—. Entré a un programa de intercambio en mi antigua escuela y estuve en Hong Kong por una temporada.

— Eso es genial —sonrió alegremente—. ¿Y qué te trajo de vuelta?

— Bueno, el programa solamente tenía cierta duración y también extrañaba a mis padres. En realidad regresé a pocos días de iniciar el semestre en esta escuela.

— Espera un segundo, si llevas todo ese tiempo de regreso, ¿por qué no te habías puesto en contacto conmigo y con Bobby?

Una mueca se apoderó del rostro ajeno y Sehun no pudo evitar fruncir el ceño por la confusión que eso le provocó.

— Es complicado —respondió—. Hubo algunos problemas que tenía que resolver por mí mismo.

Sehun de alguna forma ya sospechaba a qué se refería él con exactitud, pero era el último tema que quería tocar. Por lo que fingió que esa parte de la conversación no había pasado y le dio un par de palmaditas en el hombro a su amigo y una sonrisa brillante.

— Me alegro mucho de que estés de vuelta —dijo sinceramente.

La sonrisa de Kyungsoo apareció inmediatamente y asintió a las palabras de Sehun, quien juguetonamente revolvió su cabello.

— Oh, aprovechando que estás aquí. ¿Qué tal si vienes a comer con nosotros? —Ofreció algo emocionado—. Me encantaría presentarte a Luhan.

— ¿A-Ahora? —Preguntó, su semblante cambió completamente incluso.

— Sí, me encantaría que ustedes…

— No puedo —soltó rápidamente—. Ya había quedado con una amigo, pero otro día será.

— Pero… —Ni siquiera tuvo tiempo para protestar o reaccionar, puesto que su amigo se había ido en dirección contraria sin más.

— Sehun. —El llamado de Luhan lo hizo desistir completamente de la idea de ir tras su amigo y preguntar el porqué de su extraño comportamiento—. ¿Quién era él?

— Un amigo.

— ¿De verdad? Nunca te había visto con él —comentó extrañado.

— En realidad no se conocen. De hecho justo ahora le pregunté si quería unirse a nosotros pero parecía tener prisa y se fue, me hubiera encantado que lo conocieras —dijo alegremente.

— Pues está estudiando aquí, así que puedes presentármelo cualquier día de estos —le recordó alegremente.

Sehun asintió de acuerdo con él, tranquilamente tomó la mano de su novio para ir juntos a donde los demás los estaban esperando. Sintiéndose un poco más aliviado al verlo mucho más tranquilo al estar rodeado de todos. Aun así, Sehun todavía tenía que llegar al fondo de todo lo que estuviera pasando.

Para cuando las clases terminaron, él esperó poder tener un tiempo a solas con Luhan y hablar de una vez por todas. Desafortunadamente, no contó con el hecho de que Haneul hubiera escuchado de Luhan que ellos solían frecuentar un gimnasio donde Sehun le enseñaba defensa personal y la chica se empecinara en ir.

Como de costumbre, Bobby los recibió con una gran sonrisa, tal vez un poco exagerada pero Sehun no comentaría nada respecto a cómo el pobre idiota estaba mirando a Haneul. En su lugar, lo dejaría en la ignorancia y se burlaría más tarde cuando ella le dijera que no le gustaban los chicos.

Baekhyun y Kyun Min también los acompañaban pero Sehun estaba completamente seguro de que esos dos iban con un propósito distinto al de entrenar.

Luhan fue quien se ofreció a darles a los chicos un recorrido por el lugar mientras Bobby y él se cambiaban de ropa en los vestidores. Bobby parecía realmente emocionado por el hecho de que Haneul le pidiera personalmente entrenar con ella y Sehun estaba haciendo lo mejor que podía para no reírse en su cara.

— ¿Y? —Interrogó luego de pasar quince minutos acomodando su cabello—. ¿Cómo me veo?

— Te ves espléndido —respondió esperando no echarse a reír en cualquier segundo.

— Genial —sonrió alegremente—. Ahora vayamos afuera para empezar con esto.

— Ellos todavía deben cambiarse —le recordó.

— Sí, sí, como sea —bufó.

— Oh, es verdad —habló repentinamente—. ¿Tú sabías que Kyungsoo volvió?

La sonrisa de Bobby se borró al instante y Sehun lo vio palidecer, como si acabara de recibir la peor de las noticias. Sin embargo, aquello apenas duró un par de segundos antes de que él se recompusiera y forzara una sonrisa en sus labios.

— ¿De verdad? —Interrogó con falso entusiasmo—. ¿Cómo lo sabes? ¿Él se puso en contacto contigo?

— No, en realidad él estudia en mi escuela. Aparentemente inició este semestre —explicó algo dudoso.

— Y-Ya veo —murmuró—. En ese caso iré a verlo pronto.

— En ese caso, pongamos de acuerdo y podemos ir a verlo juntos —propuso.

— Cla-Claro.

Le fue imposible ocultar su vacilación y antes de que él pudiera preguntar, su amigo salió a toda prisa diciéndole que se diera prisa y no hicieran esperar a sus amigos. Su extraña actitud le dejó más preguntas que respuestas, pero sabía que ese no era ni el momento ni el lugar para cuestionar a su amigo, por lo que no tuvo más remedio que salir de los vestidores y reunirse con los demás.

De acuerdo a su sospecha inicial, Baekhyun y Kyun Min se quedaron solo para observar mientras Luhan y él ocupaban las colchonetas para iniciar. Como cada vez que llegaban a ese momento, se recordaba que tenía que ir en serio o Luhan iba a patearle el trasero sin piedad.

— ¿Listo para mí, cariño? —Preguntó con un tono travieso.

Sus maravillosos ojos de ciervo lo miraron con ese brillo tan particular destellando en ellos y Sehun sintió todo su cuerpo vibrar de anticipación, secretamente esperando cada segundo de lo que fuera a pasar.

Sus prácticas eran una de las actividades favoritas de Sehun, no solamente porque era como una garantía para él de que Luhan no iba a ser tan fácil de atrapar si se llegaba a meter en problemas y él no estaba cerca, sino también por el hecho de que era una maravillosa excusa para tocar ese perfecto y sexy cuerpo sin importar quien estuviera viendo.

— Muy bien, trata de derribarme entonces —pidió con una sonrisa ladina en los labios.

Luhan avanzó en un parpadeó, cargando directamente hacía él y sin problemas Sehun esquivó la mano que se extendía en su dirección queriendo atraparlo. Sin esfuerzo y haciendo el menor daño posible, sujetó la muñeca ajena y se movió hasta tener su brazo doblado tras su espalda y con uno de sus pies golpeó los de Luhan, enviándolo sobre la colchoneta para inmovilizarlo.

— Error de principiante, amor. No avances dejando en evidencia tu intención —instruyó.

Luhan ladeó sus rostro para mirarlo, una sonrisa se dibujó en sus dulces labios y antes de que él pudiera descubrir lo que fuera que él tramaba. Los papeles se invirtieron y entonces fue él quien estaba de espaldas sobre la colchoneta. El pequeño cuerpo de su novio estaba a horcajadas sobre el suyo y las manos ajenas inmovilizando las suyas a cada lado de su cabeza.

— Error de principiante, amor —habló él, regresándole sus propias palabras—. No bajes la guardia. —Sehun se echó a reír tan pronto lo escuchó.

Al otro lado de la habitación, Baekhyun sentía que estaba presenciando el mejor de los espectáculos. La expresión de Kyun Min le decía que él se sentía exactamente igual y si, admitía que eso lo hacía sentirse menos como alguna clase de pervertido.

— ¿Solo se van a quedar ahí mirándolos? —Preguntó luego de un largo rato Bobby, quien se había acercado para conseguir algo de agua.

— Claro, seríamos estúpidos si decidiéramos perdernos este espectáculo —bufó Kyun Min.

— No le veo lo interesante. —Bobby se encogió de hombros.

— Bromeas —resopló Baek—, esto es lo más cerca que vamos a estar de ver una película porno protagonizada por esos dos —soltó descaradamente. Bobby hizo una mueca de disgusto.

— No necesitaba saber eso —masculló con desagrado.

— ¿No la comprarías? —Interrogó Min con una sonrisa maliciosa.

— ¡Diablos, no!

— Nosotros sí. —Baekhyun sonrió.

— Son desagradables —Murmuró con disgusto Bobby.

— Dejando de lado el hecho de que estoy teniendo el momento de mi vida y Bobby ahora nos tiene miedo. Debo darle crédito a Sehun, Luhan sí que es hábil —comentó con asombro Kyun Min.

— El crédito no es de Sehun —bufó Bobby.

— ¿No?

— No —respondió Baekhyun en esa ocasión.

— ¿Entonces?

— Anteriormente, mi jefe era quien estaba entrenando a Luhan —dijo Bobby.

— ¿Tu jefe?

— Kim JunMyeon, el hermano mayor de Lay —aclaró Baekhyun.

— ¿Qué no ese hombre era algo así como muy peligroso? —Interrogó confundido.

— Pues el hombre adora a Luhan. —Bobby rió—. Fue por eso mismo que él se hacía cargo personalmente hasta que Sehun se opuso.

— Bueno, supongo que a mí tampoco me gustaría ver a mi novio enredando su cuerpo con otro sujeto que no soy yo —murmuró.

— ¿Qué diablos? ¡No fue por eso! —Exclamó el horrorizado chico y Baekhyun se echó a reír con ganas.

—Entonces... ¿Cuál fue el problema si no fue ese? —Farfulló con el ceño fruncido.

— Suho le quería enseñar a Luhan a usar armas de fuego y Sehun casi tuvo un ataque —explicó un muy divertido Baekhyun—. Dios, todavía me arrepiento de no haber tomado una fotografía de su cara ese día.

— Bueno, eso realmente suena como Sehun —murmuró tranquilamente Min.

— ¿Qué es lo que suena como yo? —Preguntó el chico antes mencionado.

— El tipo paranoico y celoso de una novela de la cual Baekkie nos hablaba —respondió con una sonrisa radiante.

— Claro que no, estábamos hablando de la vez que hiperventilar porque Luhan te dijo que mi jefe le quería enseñar a disparar —soltó risueño Bobby.

Las carcajadas de Baekhyun y Kyun Min fueron inmediatas al igual que el ceño fruncido de Sehun. Incluso Luhan también comenzó a reírse disimuladamente por el comentario estúpido de su irritante amigo.

— ¿Cómo te fue con Haneul, Bobby? —La risa de su amigo se esfumó al instante y fue su turno de burlarse del rostro sombrío del otro.

— Mal amigo —masculló por lo bajo.

— Tú no me preguntaste —se defendió.

Bobby bufó, mostrándole el dedo corazón y Sehun rió por lo bajo, dirigiendo entonces su mirada a un nada interesado Baekhyun, quien desviaba la vista con aburrimiento cuando Haneul tomó el lugar de Sehun como compañero de Luhan.

— Así ya es aburrido —refunfuñó Kyun Min.

— Claro que no, todavía tienes la vista de las espectaculares piernas de Luhan en esos pantalones —señaló con descaro Baek.

— ¿No deberías estar trabajando? —Preguntó seriamente.

— Tengo el día libre, ya que me ofrecí como voluntario para ir como supervisor para la visita al zoológico de este fin de semana —explicó con emoción—. Así que no, me puedo quedar a apreciar la belleza.

— Eres un idiota —gruñó Sehun.

— ¿La visita será este fin de semana? —Se unió Bobby a la charla.

— Sí, tuvieron que adelantarlo puesto que una de las chicas ya tenía programadas sus vacaciones para iniciar el próximo fin y no podrá acompañarnos la semana que viene e iba a ser mucho más complicado entonces.

— Seguramente será muy divertido ir con los niños —comentó Bobby.

— Sí—sonrió tontamente—. Todos ellos son verdaderamente adorables, realmente me gusta pasar tiempo con ellos.

— Ya veo, tal vez vaya un rato al zoológico para unirme a ustedes.

— Claro, a los niños les agradas mucho.

— Eso, presuman que ya tienen un plan genial para el fin de semana —bufó infantilmente Kyun Min—. No nos importa, nosotros también encontraremos algo súper divertido que hacer el fin de semana.

— Oh, ya que lo mencionas —habló nuevamente Baekhyun—. ¿Les gustaría ir a una fiesta?

— ¿Una fiesta? —Sehun lo miró con curiosidad.

— Sí —asintió—. Mi primo Heechul hará una fiesta, nos invitó a todos. Sin embargo, yo no creo tener la energía para ir pero ustedes pueden ir en mi lugar sin problema.

— ¡Suena genial! —Exclamó Kyun Min.

— Yo paso —dijo rápidamente Bobby—. La noche de mi sábado ya está ocupada.

— Ustedes si irán, ¿verdad? —Interrogó Kyun Min, dándole a Sehun una mirada de cachorro.

— ¿A dónde? —Preguntaron al unísono Hanuel y Luhan.

— A una fiesta este sábado, el primo de Baek nos invitó —soltó un emocionado Kyun Min.

— ¿Qué no su primo es mucho mayor que nosotros? —Interrogó Haneul con el ceño levemente fruncido.

— No mucho —aseguró Baekhyun—. Además, él es súper buena persona, no tienen que preocuparse por nada. Los tratara muy bien.

— Yo digo que no —sentenció Sehun.

— Vamos, no sean así —insistió Min—. Será divertido y en caso de que no les guste algo, todos nos iremos.

Sehun hizo una mueca antes de mirar en dirección a su novio a la espera de que dijera algo al respecto, pero su dulce novio ya era acosado por la expresión suplicante de Kyun Min. Sehun solamente aguardó, ya resignado con la idea de ir a esa fiesta.

— T-Tal vez podamos ir por un rato —dijo finalmente.

— ¡Esa es la actitud, Hannie! —Chilló Min.

Sehun suspiró pesadamente, dándose por vencido con esos dos y haciéndole señas a Haneul para que lo dejara a estar tan pronto vio que ella quería discutir. Sin embargo, Sehun no estaba dando su brazo a torcer sobre el hecho de que si algo pasaba ellos saldrían de ahí sin objeción alguna.

Baekhyun también les garantiza que no había de qué preocuparse y Sehun también le creía, aun cuando no iba a admitirlo en voz alta, aunque en el fondo todavía se atrevió a albergar la esperanza de que todos los demás se opusieran a la idea de Kyun Min.

Tristemente se olvidó por completo de lo persuasivo que el pequeño revoltoso podía ser y a regañadientes, se encontró a sí mismo la noche del sábado frente a la casa de Haneul para recogerla a ella y a su novio que había accedido a hacerle un favor a la alegre chica.

Solamente que ella no parecía tan alegre cuando abrió la puerta para él ese día. La culpa estaba escrita en cada centímetro de su bello rostro y ni siquiera se atrevía a verlo a los ojos. Inmediatamente él entró al lugar, escaneando con la vista cada rincón de la sala de estar mientras por dentro rogaba porque nada malo hubiera pasado.

— ¿Qué demonios…?

— Luhan no tarda en bajar —soltó de golpe, evitando así su pregunta.

Sehun le dio una expresión aún más desconcertada y ella simplemente esquivó su mirada, luciendo realmente lamentable. Él frunció el ceño entonces y dio un paso en su dirección más que dispuesto a averiguar qué era lo que ella ocultaba. Justo en ese momento, el sonido de pasos lo hizo llevar su vista a la entrada a la sala de estar.

Luhan entró entonces, luciendo impresionante pese a estar haciendo un adorable puchero mientras que con su mano revisaba los oscuros mechones de su, entonces, negro cabello. Él tan sólo lo observó aturdido y apenas escuchó el sonido afligido que su amiga emitió.

En ese momento a Sehun no podía importarle menos su presencia, sus ojos seguían clavados en la hermosa figura de Luhan al otro lado de la habitación, encontrando increíblemente sensual el resoplido de fastidio que dejó ir al tiempo que soltaba el mechón de cabello entre sus delicados dedos.

Sehun en secreto siempre había adorado lo bien que su Luhan lucía usando ropa negra, sobre todo si dichas prendas resaltaban esas hermosas piernas. Una parte de su anatomía que él simplemente no podía dejar de admirar a cada oportunidad que tenía.

— De verdad lo siento, Hannie —murmuró su amiga con la voz algo temblorosa—. Te juro que no sabía que ese tratamiento para el cabello solamente lo podían usar quienes se habían teñido el cabello antes.

Esos magníficos ojos castaños se dirigieron finalmente en su dirección, con una expresión mucho más suave y Sehun no estaba completamente seguro de haber logrado sonreír como quería, al sentir que su cerebro acaba de hacer corto circuito.

Luhan hizo una mueca tan pronto se percató de su presencia, llevando su diestra inconscientemente a su cabello y Sehun supo en menos de un segundo la razón de aquella mueca estropeando su hermoso rostro.

— N-No te preocupes, Hannie. A Sehun le encanta como te ves, ¿verdad? —Él no respondió, su cerebro estaba apenas reiniciándose—. Sehun —volvió llamarlo golpeando levemente con su codo.

— Te queda espectacular, Bǎobèi Lù —habló por fin esbozando una sonrisa boba.

— Ves, te dije que no tenías que preocuparte. Sehun todavía iba a babear por ti con el cabello negro.

La sonrisa tímida en sus labios fue completamente dulce y fue precisamente por eso mismo que no pudo más con la tentación de besarlo. Haneul se quejó en algún lugar de la habitación y Luhan se echó a reír adorablemente, recordándole solamente entonces que debían ir a un lugar.

Los tres salieron de casa de la chica solamente guiados por un lamentable croquis que Baekhyun había dibujado para ellos, tardando más de hora y media en encontrar el maldito lugar. Lo que definitivamente no fue con ayuda de aquella cosa llamada croquis, sino por la cantidad exagerada de personas que se veían en el jardín de la residencia y las luces filtrándose por las ventanas.

Cherry y los demás los saludaron al verlos llegar, mientras Sehun ya se planteaba dar media vuelta y salir de ahí al ver el lugar tan concurrido. Vagamente escuchó a Kyun Min y Jackson repetir lo bien que Luhan se veía con su nuevo color de cabello, al estar más concentrado en decidir si el tipo que le hacía señas desde la puerta se dirigía a ellos o alguien más.

— ¿Ese sujeto nos está llamando? —Interrogó con desconfianza Jun Hong.

— Creo que sí —respondió Haneul—. ¿Quién rayos es?

— Creo que ese es el primo de Baekhyun —comentó Jackson.

Poco convencidos, todos se acercaron a donde aquel sujeto estaba y Sehun sintió escalofríos al ver que la sonrisa, ya de por sí enorme, se hacía más grande cuanto más se acercaban. Sin embargo, no era como que el hombre luciera realmente como una amenaza.

— ¡Lu, qué alegría verte! —Exclamó tirando de él a un abrazo.

— A mí también me alegra verte, hyung —respondió. Sehun arqueó una ceja interrogante y él simplemente negó sonriente.

— Ustedes deben ser los amigos de los que Baek me habló —dijo con entusiasmo—. Él me llamó antes para decirme que aunque él y su novio no vendrían, ustedes estarían aquí y me pidió tratarlos muy bien. Mi nombre es Heechul.

— Mucho gusto —habló Kyun Min, mostrándole al hombre una sonrisa educada.

— Adelante, pasen —invitó—. Luhan y ustedes son prácticamente invitados de honor. —El mencionado rió ligeramente por las ocurrencias del mayor.

Ellos los siguieron, adentrándose a la residencia invadida por la música, luces azules, pintura fluorescente salpicada por todas partes, burbujas y una multitud de cuerpos moviéndose al ritmo de la música.

— Síganme —gritó su anfitrión por encima de la ruidosa música.

— ¿De dónde lo conoces y por qué te mira como si fueras un dios o algo? —Aprovecho para preguntar, susurrándole al oído para ser escuchado.

— Baekhyun y yo lo ayudamos antes a reorganizar su estudio. Aunque Baekhyun terminó haciendo un desastre total y yo lo ayudé a resolverlo —rió con el recuerdo.

— Okay, algo como eso imaginé.

El mayor los llevó a través de aquella habitación a la siguiente, donde la música era un poco menos ruidosa y los invitados que la ocupaban estaban todos envueltos en ruidosas conversaciones. Absortos del grupo que avanzaba hasta una esquina donde estaban unos sofás y una mesita ratona con lo que lucía como nachos o algo así.

— Pueden acomodarse aquí y tomar lo que quieran mientras entran en ambiente, siéntanse libres vagar por la casa a su antojo también —sonrió amablemente—. Yo iré a reunirme con algunos amigos y reportarme con mi novia antes de volver con ustedes para que nos conozcamos mejor y dejen de tenerme miedo —bromeó.

El chico se fue luego de decirles eso y antes de que Sehun lo notara, todos ya estaban sentados mirando con curiosidad como Jun Hong se llevaba a la boca lo que había en la mesa, tal vez a la espera de que nada le pasara antes de probarlo también.

Suspiró pesadamente, tomando asiento justo a lado de Luhan, colocando tranquilamente su mano sobre la rodilla de su novio, quien charlaba animadamente con Cherry. Kyun Min y Jackson desaparecieron casi un segundo más tarde, volviendo con vasos para todos ellos.

— ¿Qué es? —Preguntó Sehun mirando la bebida con recelo.

— Cerveza, creo —respondió alegremente al tiempo que tomaba un sorbo y todos miraban expectantes—. Sí, es cerveza.

— Bueno, en vista de que no murió —bromeó Jun Hong.

El resto comenzó a reír para luego imitarlo. Luhan en cambio, dejó el vaso sobre la mesa tan pronto escuchó la respuesta de su amigo e hizo una mueca de la que Sehun trató de reírse.

— ¿No te gusta? Puedo conseguirte algo más, creo que había vodka, ¿verdad, Jackson?

— No, gracias. No tengo muy buenas experiencias con el alcohol.

Le fue inevitable a Sehun poner mala cara hacía Jackson, quien también se había tensado tan pronto como escuchó lo dicho por Luhan. Nadie más en el grupo lo notó, por fortuna. Lo último que Sehun quería hacer, era sentarse contarles a todos como es que Luhan había terminado ebrio y abrazado a él mientras que él trataba de prenderle fuego a Jackson por ello.

— No pasa nada, Lu —alentó Kyun Min—. Sehun va a cuidar de ti.

— Tal vez más tarde —sonrió levemente.

— Oigan, ¿qué no era que Chanyeol si vendría? —Preguntó Jun Hong, tratando de desviar la conversación para ayudar a Luhan. Sehun hizo una nota mental para devolverle al chico el favor en algún momento.

— No, de hecho él nos había dicho ya un par de semanas antes que iba a irse desde ayer en la tarde a un retiro espiritual con sus padres o algo así —respondió Haneul.

El chico asintió cambiando nuevamente el tema de la conversación ganándose rápidamente la atención de todos los demás, haciendo la conversación más fluida.

Desde donde estaba, Sehun tenía una buena vista de la habitación contigua donde varias personas se dejaban llevar por el sonido de la estridente música. Una idea repentina vino a su mente y no dudo en inclinarse hasta poder susurrarle al oído a su novio.

— Baila conmigo.

— Que dices —respondió risueño—. Soy pésimo en ello.

— No, lo hemos hecho antes y lo haces muy bien —aseguró, esbozando una sonrisa traviesa.

— ¿Sabes bailar? —La voz de Haneul lo hizo salir de su burbuja y mirarla a ella.

¡Demonios!

Fue ese su pensamiento instantáneo entre tanto ella fruncía el ceño. Estaba listo para explicarle a su amiga que no sabía y que en realidad era malo, sin embargo, no contó con su precioso novio tomando la delantera.

— Sí, Sehun es excelente a ello —soltó con orgullo Luhan.

— ¿Y por qué rayos me dijiste que no sabías cuando éramos novios? —Espetó con el ceño fruncido—. Sabías que me encantaba bailar.

— Bueno, veras…

— Solamente por eso ahora te callas y bailas conmigo —sentenció, poniéndose de pie para tomar la mano de Sehun y arrastrarlo a la pista de baile.

Luhan se rió de la cómica escena que esos dos hacían, resultándole aún más divertido cuando su novio no tuvo otra opción más que rendirse y obedecer a su indignada amiga. Cherry lo llamó luego de un rato y una vez más se unió a la conversación que ellos mantenían mientras Sehun y Haneul volvían.

— Chicos —llamó Sehun luego de algunos minutos. Luhan fue el primero en elevar la vista y la sonrisa de sus labios se borró tan pronto lo hizo—, déjenme presentarles a un viejo amigo mío, su nombre es Kyungsoo.

— Mucho gusto —dijo el chico, mostrando una sonrisa amable.

Luhan sintió un escalofrío y un absurdo sentimiento de intranquilidad aumentando desde que había visto al muchacho. Había algo inquietantemente familiar en él, a pesar de que no podía recordar dónde era que lo había visto antes por más que trataba de hacerlo.

— Kyungsoo —habló una vez más Sehun—. Él es Luhan, mi novio.

La forma tan orgullosa en que él lo dijo, generalmente siempre tenía una sonrisa estúpida estirando los labios de Luhan. Sin embargo, en ese momento únicamente pudo estremecerse ante la mirada calculadora y sonrisa falsa de aquella persona.

— Hola, encantado de conocerte, Luhan.

— Hola —murmuró—. Disculpa la pregunta, pero… ¿nos hemos visto antes?

Todos los estaban mirando y por un instante la sonrisa del muchacho vaciló, asintiendo un par de segundos más tarde.

— Somos compañeros de clases, al menos yo sí te he visto antes —rió suavemente—. Pero ahora que sé que eres el novio de Sehun, espero podamos ser más cercanos ahora —dijo con una voz realmente dulce.

Luhan asintió, esbozando una sonrisa a medias, sabiendo en el fondo que esa no era la respuesta que había esperado y al mismo tiempo diciéndose a sí mismo que no estaba siendo ridículo. Aun así, el sentimiento de inquietud simplemente no se iba.

 

Notas finales:

De corazón espero les gustara, les recuerdo lo mucho que las amo y espero se me cuiden mucho, mucho.


Besos!!!


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