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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

Holi!!!

amento mucho la demora pero aquí me tienen, espero el cap de hoy ñles guste.

Disfruten~

« ¿A una persona se le puede acelerar el corazón sólo por escuchar la risa de otra? »

¿Se podía?, eso Sehun no lo sabía pero si sabía que hasta ese momento su corazón seguía latiendo muy rápido y hacía aproximadamente dos horas que Luhan lo había llamado para que se reunieran en el parque. El castaño ni siquiera había hecho o dicho algo que le causara reacción semejante, él sólo se había reído y ya.

« ¿Estaré descompuesto? »

Eso sonaba razonable, es decir, llevaba ya un año y diez meses siendo amigo del adorable chico con ojos de ciervo y eso había comenzado a suceder apenas medio año atrás, y era raro. Simplemente pasaba de la nada, Luhan tan sólo necesitaba aparecer frente a él y todo se ponía de cabeza, sus ojos implemente se clavaban en él y no podían dejar de observarlo, su corazón disparaba sus latidos y algo le hacía cosquillas en el estomago.

También se había descubierto disgustado cada vez que veía a Luhan hablando con alguna otra persona porque sentía que la única persona a la que Luhan necesitaba hablarle era a él, incluso recordaba lo disgustado que estuvo por semanas cuando Cherry comenzó a sentarse con ellos durante el almuerzo, pero al final no pudo decirle que no a Luhan cuando él insistió tanto.

« ¿Por qué todo tiene que ser así de confuso? »

El simplemente no entendía que estaba pasándole y sentía que tampoco podía contárselo a nadie porque tenía miedo y eso para él siempre era una muy mala señal.

Un fuerte sonido proveniente de la sala de estar lo devolvió a la realidad y sólo entonces se dio cuenta que el microondas había terminado de calentar su desayuno e incluso lo había hecho de más. Hizo una mueca al ver como había terminado su comida y luego de dar un largo suspiro fue a desechar la comida quemada.

Escuchó un carraspeó tras él e inmediatamente se giró sólo para encontrarse con una hermosa chica de largo cabello rubio; la conocía bien y tampoco era la primera vez que la veía en su hogar. Ella era  una chica que vivía ahí en el vecindario y de hecho había habido una época en la que Sehun la consideraba muy bonita, claro que eso fue antes de conocer a Luhan.

Su nombre era Jessica Jung y tenía 19 años; ella siempre iba a su casa cuando su madre no estaba y pasaba largos ratos encerrada en la habitación en compañía de su padre y él no era estúpido, sabía bien que no se quedaba ahí sólo para charlar con él, sin embargo, la única vez que se había atrevido a decirle a su madre sobre la infidelidad de su padre, ella lo había abofeteado y llamado mentiroso además de gritarle un sarta de maldiciones y palabras de desprecio, por esa razón ya no decía absolutamente nada al respecto y lo dejaba pasar.

— Buenos días Sehun —saludó la bella chica.

— Buenos días, noona —murmuró apenas.

Ella se acercó hasta donde él se hallaba y sin más tomó un vaso para luego servirse algo de agua. Sehun la observó atentamente durante todo ese tiempo y se preguntó cómo era que una joven tan bella accedía a ser la amante de un hombre como lo era su padre y no, no era que su padre fuera un hombre poco atractivo porque de hecho su atractivo físico era lo único que evitaba que las personas lo vieran como el monstruo que era en realidad.

— Te levantaste muy temprano para ser fin de semana —comentó ella al darse cuenta de la insistente mirada del pequeño pelinegro sobre ella.

— Voy a ver a un amigo —musitó.

—  ¿Un amigo? —sonrió con picardía—, ¿no querrás decir una amiga?

Una mueca desagradable se apoderó de su rostro luego de que ella dijo eso y se apresuró a negar, porque malditamente odiaba que todo el puto mundo supusiera que él iba tras la estúpida Shin Cherry. ¡Ja!, si tan sólo supieran cuanto la despreciaba.

— No —sentenció un poco muy agresivamente—. Yo voy a reunirme con Luhan.

— Oh… —rió levemente—. Es ese niño chino, ¿verdad?

Sehun no respondió a la pregunta y permaneció mirándola fijamente con el ceño levemente fruncido, la escuchó reír una vez más antes de que le revolviera el cabello sin su permiso, él se encargó de empujar la mano ajena sin ninguna consideración y le envió una mirada de desprecio.

— Eres muy lindo —dijo aún con una sonrisa pintada en los labios—, si fueras mayor seguramente haríamos una bonita pareja.

— ¿Es qué acaso ya te aburriste de ser el entretenimiento de mi padre que ahora tienes que tratar conmigo? ¿Por qué no mejor pruebas con Minho?, él tan sólo es dos años menor que tú y le gusta recoger las sobras de nuestro padre—escupió con desdén pero ni eso hizo que ella dejara de sonreír.

— Mmm, no sé, Minho no me gusta tanto—se encogió de hombros—. En cambio tú… eres muy guapo para tener sólo nueve años, ¿sabías eso? —preguntó con ese coqueto tono de voz que usaba con su padre.

— Sí —sonrió ladino—, y no terminó nada bien para ella.

La odiosa sonrisa de la rubia desapareció tras lo dicho y Sehun aprovechó esa oportunidad para alejarse de ella y finalmente salir de su casa para así poder reunirse con Luhan en el parque cercano lo antes posible porque sólo estando cerca suyo podía sentirse en paz y no a punto de enloquecer.

***

« Nunca te acerques a Minho… »

¿Cuántas veces Sehun le había repetido aquello?, ni siquiera era capaz de recordar cuantas habían sido pero sin duda sabía que lo hacía constantemente y sin embargo ahí estaba él, de cara a cara con aquella persona y mirándolo con resentimiento porque sabía que siempre que Sehun tenía un moretón era culpa de ese sujeto.

— ¿Así que tú eres el famoso Luhan? —dijo con burla y lo siguiente que el pequeño castaño fue capaz de escuchar fueron las risas de los tres chicos que lo acompañaban—. Vaya, si que eres un pequeño muy lindo —halagó falsamente sorprendido—. Supongo que es por eso que mi hermanito gusta tanto de pasársela contigo —comentó, tomando rudamente la mandíbula del pequeño niño para hacer que lo mirara a la cara.

— Hunnie siempre está conmigo porque es mi mejor amigo y yo soy un niño, no soy lindo —masculló el adorable pequeño y de una manotazo alejó la mano de Minho.

— ¡Wooooo! —exclamó exageradamente—. La pequeña muñeca es agresiva —se mofó secundado por las carcajadas de sus compañeros.

— No soy una muñeca, idiota —gruñó ferozmente Luhan.

— ¡Uuuuuuh! —Fue el sonido emitido por los dos chicos que acompañaban a Minho, quien para ese momento tenía el ceño fruncido.

— ¿Cómo me llamaste? —espetó el molesto pelinegro.

— Ya me oíste, idiota —escupió con toda la valentía que podía aparentar mientras que por dentro estaba a nada de comenzar a llorar de puro miedo.

Las carcajadas estallaron y lo próximo que Luhan supo fue que la mano de Minho sujetaba fuertemente su suave cabello castaño, gritó sin poder evitarlo.

— Ya no eres tan valiente, ¿cierto? —soltó con malicia mientras apretaba con más fuerza el sedoso cabello del pequeño niño aterrorizado.

— ¡Suéltame! —exigió. Su temerosa mirada viajando desesperadamente a su alrededor, suplicando de esa forma por ayuda pero las personas a su alrededor tan sólo retrocedieron igual de asustadas que él.

 — Aparentemente la pequeña hadita no ha sido bien educada en casa, ¿qué les parece si somos buenos hyungs y le enseñamos lo que es el respeto? —soltó malicioso.

Silbidos y risas fueron emitidos por los compañeros del mayor y Luhan sentía que podría comenzar a llorar en cualquier instante, lo único que podía pensar en ese momento era en lo mucho que quería a Sehun a su lado entonces.

— ¡Minho! —llamó el dueño de esa familiar y maravillosa voz que Luhan había llamado con desesperación.

Minho dejó ir un quejido y se cubrió los ojos luego de que su hermano le lanzará arena justo en ellos, ninguno de sus acompañantes se movió debido a la sorpresa y Sehun aprovechó eso para tomar la mano de Luhan y echarse a correr con todo lo que tenía.

— ¡No se queden ahí como imbéciles, vayan por ellos! —rugió rabioso Minho.

Sólo eso bastó para que Sehun se obligara a ir mil veces más rápido y apretó mucho más fuerte la mano de Luhan, escuchando un quejido de su parte debido a lo doloroso de su agarre pero no lo aflojó ni un poco y siguió corriendo.

— ¡Sehun! —escuchó llamar a Luhan, su voz teñida de miedo.

— No mires atrás —le ordenó al llegar a un callejón y empujarlo hacia la cerca metálica que dividía el callejón de la calle—. Vas a pasar por este agujero y una vez del otro lado vas a correr sin ver atrás —instruyó y rápidamente lo empujó hacia el agujero en la parte inferior de la cerca.

Luhan obedeció rápidamente y al estar del otro lado se giró rápidamente hacia Sehun para esperar por él pero el pelinegro no estaba cruzando y en su lugar estaba bloqueado el pasaje que conectaba el lado de la cerca en el que él se hallaba.

— ¡Sehun, no! —casi gritó y corrió hasta la cerca para mirar al otro a los ojos—. ¿Qué estás haciendo? —preguntó alarmado.

— Corre, no hay tiempo —ordenó.

— ¿Qué pasará contigo entonces? —inquirió al borde de las lágrimas

— Estaré bien —aseguró.

— No, no quiero irme sin ti —sollozó impotente.

— Tranquilo, Bǎobèi lù —sonrió para tranquilizarlo—. Yo soy muy rápido, él no va a atraparme —prometió.

— Hunnie…

— Debes irte cuanto antes o de lo contrario él va a atraparnos a los dos.

— No quiero dejarte —dijo entrecortadamente.

— Ve a casa y espera por mí, jugaremos a lo que tú quieras entonces.

— Yo…

— ¡¿Dónde mierda se metió?! ¡Búsquenlo y tráiganmelo ya! —Minho gritaba desde algún lugar cercano y esa fue la señal de Sehun para comenzar a moverse.

Miró una última vez a Luhan y sin más comenzó a correr a pesar de los llamados del otro. Al quedarse solo, Luhan tan sólo pudo mirar en todas direcciones en busca de ayuda pero ahí no había nadie y no tuvo más remedio que dar la media vuelta y alejarse tan rápido como pudiera justo como Sehun le había dicho que debía hacer.

Sus piernas trabajaban como nunca y sus pulmones apenas podían tomar un poco de aire a medida que avanzaba, la desesperación había hecho que sus lágrimas corrieran libremente por sus enrojecidas mejillas y en ese momento la voz en su cabeza no dejaba de llamarlo idiota por haber provocado de esa forma a Minho.

A lo lejos una figura conocida llamó su atención e hizo que su carrera fuera mucho más acelerada de lo que ya lo era, gritó lo que trató de ser el nombre de su hermano mayor pero lo que abandonó sus labios fue berrido angustiado que de todas formas hizo al mayor girar hacia él.

— ¡Zhao gē! —gritó correctamente en esa ocasión.

La golosina que el muchacho de diez años sostenía fue arrojada al suelo cuando corrió hacia sus pequeño hermanito y lo jaló a un abrazo que trataba de transmitirle toda la seguridad del mundo; porque si había algo que Zhao jamás iba a permitir era que le tocaran un solo de los cabellos de su hermanito menor o de su hermana mayor.

— ¿Luhan, qué tienes? —preguntó angustiado.

— Sehunnie… él… él…

— ¿Qué le pasó a Sehun? —inquirió alarmado.

— S-su hermano mayor… él…

— ¡Lu! —Llamaron a lo lejos y él inmediatamente se giró para encontrarse con un agitado niño pelinegro que portaba una sonrisa radiante.

— ¡Hunnie! —chilló fuertemente y corrió hacia él dejando de lado la expresión confusa de su hermano mayor.

Ambos pequeños se abrazaron con fuerza y mientras uno lloraba el otro sólo se dedicaba a susurrarle palabras tranquilizadoras y un montón de “estoy bien”, para que de esa forma las lágrimas y los miles de “lo lamento” dejarán de salir.

Zhao, aunque no entendía bien que había sucedido, si entendía que debía poner a los dos niños a salvo y sin más se apresuró a llevarlos a su hogar donde se aseguró de poner cada cerrojo con el que la puerta contaba, porque era bien sabido que Oh Minho no era ninguna broma.

— ¿Podría alguno de ustedes explicarme que fue lo que pasó allá afuera? —habló seriamente Zhao, mirando inquisidora mente a ambos menores.

— Yo…

— Fue culpa mía —se adelantó Luhan, impidiendo que Sehun cargará con toda la culpa igual que siempre hacía—, me metí con Minho aún sabiendo que podría ser peligroso y por mi culpa Sehunnie casi sale lastimado —murmuró afligido.

— Nada de eso fue culpa tuya —aseguró Sehun—. Tú solo estabas defendiéndote y eso no tiene nada de malo.

— Pero…

— Está bien, no estoy molesto contigo —sonrió.

— Hunnie —susurró con un hilo de voz.

— Fuiste muy valiente, estoy muy orgulloso de ti, Bǎobèi lù.

Un puchero se formó en los pequeños labios del adorable castaño y lo próximo que Sehun sabía era que un par de pequeños brazos lo rodeaban con fuerza y una vez más su corazón se transformó en una máquina de latidos violentos que golpeaban sin piedad su pecho. El aroma a durazno que Luhan desprendía se impregnó a su alrededor y desató el tifón en su estómago que siempre sentía al estar a su lado.

Un agradable calorcito lo recorrió de pies a cabeza a la vez que un desconocido y agradable sentimiento se instalaba en su ser luego de que se animará a corresponder el abrazo que Luhan le proporcionaba, cerró los ojos dejándose embargar por todas esas maravillosas sensaciones y no fue hasta que escuchó a alguien toser que recordó que el tiempo seguía avanzando igual que siempre.

— Bueno…  —comenzó a hablar Zhao que era quien había tosido—, no voy a decirle a mamá y papá sobre esto pero ustedes deberán tener mucho más cuidado de ahora en más, ¿de acuerdo?

— Lo prometemos —respondieron a la vez, haciendo reír a Zhao.

El mayor revolvió el cabello de ambos antes de marcharse hacia su habitación, inmediatamente Luhan lo llevó a la suya y una vez más miles de juguetes fueron dispersados por el suelo de esa familiar habitación que era siempre la mejor testigo de la inocente alegría de un par de seres sin malicia que todavía veían todo con ingenuidad.

La risa de Luhan era la que más se oía y para Sehun ese era el sonido más glorioso que podía haber además ser también la razón de su propia felicidad. Era extraño y lo sabía pero no podía evitarlo porque si de algo él estaba seguro era de que si alguien más pudiera ver a Luhan de la misma forma que él…

Esa persona también sabría lo feliz que otra persona podía sentirse con sólo ver esa sonrisa tan única.

Por ese día la rutina de siempre se repitió igual que lo había hecho por el último año diez meses; Sehun jugaba con Luhan durante todo el día, almorzaba con todos los miembros de la familia Wu, volvía a jugar con Luhan y cenaba con ellos antes de despedirse e irse a ese desagradable lugar que llamaba hogar.

Sin embargo, ese día decidió hacer algo diferente y antes de marcharse le pidió un poco de tiempo a la señora Wu debido a las muchas dudas que recientemente estaba teniendo y que tenía la certeza de que ella podría ayudar a solucionar.

La preciosa sonrisa que ella siempre le dirigía fue lo primero que vio tan pronto entró a la cocina donde ella lavaba la loza en compañía de YanYan. La chica al verlo se quedó mirando lo de esa escalofriante forma que le ponía los pelos de punta, una sonrisa que trataba de ser inocente fue esbozada por sus finos labios rosas y Sehun se sintió desmayar de puro terror.

 — Hola Sehun —lo saludó ella.

— Ho-hola —balbuceó en respuesta.

— ¿Se te ofrece algo?

— Yo… quería hablar con la señora Wu a solas —respondió nerviosamente.

— ¿Conmigo? —inquirió algo curiosa la madre de la escalofriante chica tres años mayor que él.

— Sí —asintió—. ¿Se puede?

— Claro —sonrió—. YanYan, ¿podrías…?

— Por supuesto, mamá. Yo ya me estoy yendo —dijo tranquilamente, se secó las manos y sin más se dirigió hasta la puerta—. Duerme bien esta noche, HunHun —murmuró justo al pasar por su lado.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero y la piel se le hizo de gallina luego de escuchar lo que ella dijo, se volvió rápidamente hacia la señora Wu pero ella se veía tan alegre como siempre, parecía ser inmune a la tétrica aura que rodeaba a su aterradora hija de doce años.

— ¿Y, en qué puedo ayudarte? —preguntó la dulce mujer que aguardaba tranquilamente.

Sehun se removió nerviosamente tras aquella pregunta y sus pequeñas manos comenzaron a sudarle, una vez más su corazón comenzó a latir muy rápido, no tanto como cuando estaba con Luhan, pero si iba muy rápido.

— Yo… —habló por fin, casi susurrando y tuvo que aclararse la garganta—, lo que pasa es que…

Un gran nudo se instaló en su garganta y sus dientes comenzaron a mordisquear su labio inferior mientras él luchaba por darle coherencia a todo lo que pasaba por su cabeza, sentía la mirada curiosa de la señora Wu sobre él pero no se atrevía a elevar la suya propia por miedo a que ella descubriera ese sentimiento que para él que no tenía nombre.

— Úl-últimamente me siento ra-raro —comenzó sin estar del todo seguro de que esa fuese la palabra correcta para referirse a lo que le sucedía.

— ¿Raro en qué sentido? —inquirió ella con cierta preocupación tiñendo su tono de voz.

— Bueno… yo no diría que es malo sino… —pausó para buscar la palabra correcta que lo explicará todo y de alguna forma sus mejillas terminaron tiñéndose de rojo—, es sólo que últimamente algo me pasa aquí —susurró y tímidamente señaló hacia su corazón.

La preocupación entonces se transformó en una sonrisa porque realmente encontró adorable la forma en la que Sehun actuaba con respecto a ese tema del que ella ya sospechaba simplemente porque la actitud del pequeño hacía mucho que lo delataba, aunque en realidad ella también estaba confundida y creía que los sentimientos que veía nacer en el menor estaban dirigidos a una persona muy distinta a la que realmente pertenecían.

— Ha-hay una persona a la que… cada vez que yo la veo… m-mi corazón comienza a latir muy rápido y… y… no sé qué me sucede y me da algo de miedo pensar que sea algo malo —dijo temeroso, levantando finalmente la mirada para encontrarse con la de ella.

— Oh, Hunnie —suspiró enternecida—. No hay nada malo contigo, cariño —aseguró.

— ¿De verdad? —interrogó entre esperanzado y aliviado.

— De verdad —asintió—, lo que pasa es algo que en lugar de asustarte debe hacerte feliz.

— ¿Feliz? —repitió confundido.

— Sí —asintió una vez más—, porque HunHun se ha enamorado.

Algo hizo cortó circuito dentro de él tras aquella revelación y siguió así por varios días en los que esa charla no dejaba de repetirse en su cerebro. Sabía que comenzaba a preocupar a Luhan con la extraña actitud que había adquirido pero en ese momento se sentía tan confuso que no podía actuar igual que siempre.

No sabía a quién recurrir en busca de una segunda opinión y el hecho de que su corazón siguiera comportándose de forma rara cada vez que Luhan lo miraba no ayudaba tampoco, y era precisamente por esa razón que siempre estaba perdido en sus pensamientos en busca de una respuesta que sabía no hallaría por sí solo.

Fue por esa razón que decidió recurrir a la persona menos indicada, esa que destruiría todo lo que tenía. Esa persona que disfrazada de inofensivo desinterés lo aguardaba en esa habitación a la que inocentemente decidió entrar en busca de un consejo y comprensión sin saber que eso era algo que ella nunca tendría para él.

— Mamá —llamó con un susurro—, ¿podemos hablar?

— No me molestes ahora, Sehun. ¿Qué no ves lo ocupada que estoy? —respondió con irritación.

— Yo… será rápido —prometió con voz suplicante.

Ella resopló fastidiada y se giró hacia él con una mirada gélida esperando así ahuyentarlo, sin embargo y al ver que no funcionaba, no le quedó otra opción que resignarse y aceptar hablar aunque fuera por unos minutos.

— Rápido  —ordenó.

La mirada del pequeño se iluminó ante eso y rápidamente ingreso a la habitación, sentándose justo a un costado de su madre, que había tomado asiento sobre la cama. Ella lo observaba fijamente en espera de que hablara y ante eso las mejillas del pequeño niño se colorearon de carmín y se aclaró la garganta para iniciar con lo que tenía que decir.

— Últimamente me he sentido muy raro cada vez que veo o estoy con cierta persona, es algo muy raro, mi corazón simplemente se enloquece cuando estamos juntos y yo simplemente no lo entendía y era por eso que tenía algo de temor a estar enfermando o algo pero… —pausó para tomar algo de valor—, cuándo le pregunté a alguien que era lo que podía estar pasándome ella me dijo que estaba enamorándome pero yo no… no sé qué es enamorarse y por eso… por eso necesito que me ayudes. —Su mirada volvió a dirigirse a su madre que permanecía en silencio y con una expresión de inferencia en su rostro.

— Eres un mocoso aún, quien sea que te haya dicho que estás enamorado es un imbécil —bufó—, sin embargo es posible que esta chica te guste.

— ¿Gustar? —interrogó confuso.

— Sí, eso que sientes es lo que pasa cuando te gusta una niña, así que… ¿te gusta la hija de los Shin, cierto? —inquirió con desinterés.

— No —respondió al instante e inclusive hizo una mueca de desagrado—, quien me gusta es Luhan —dijo tímida e inocentemente.

Sonrió ingenuamente por sentirse feliz luego de contarle algo así de importante a su madre pero al girarse hacia ella lo que halló no fue lo que esperaba sino todo lo contrario a eso; asco, eso fue lo que expresaba la mirada y mueca plasmada en el rostro de su madre.

— Mamá, ¿qué…?

— No vas a volver a repetir semejante estupidez en tu vida y desde ahora cortaras cualquier relación que tengas con ese asqueroso niño chino —sentenció.

Esas palabras dejaron al menor completamente atónito, tanto que ni siquiera fue capaz de percibir el dolor que le provocaba el rechazo de su madre.

— ¿Por qué estás pidiéndome eso?, no entiendo —dijo confundido y un tanto asustado.

— ¿Tienes todavía el descaro de preguntármelo? ¿Qué acaso eres tan idiota que no te das cuenta de la cosa tan asquerosa que dijiste? —escupió venenosamente.

— Yo…

— Siempre supe que traerte al mundo iba a ser un error pero ahora esto, ¿qué no te cansas de ser una decepción tras otra?

— Basta, ¿por qué me dices esto? —musitó con un hilo de voz.

— Porque es la verdad. Deberías darme las gracias por no decirle a tu padre la abominación que dijiste —bufó—, pero desde mañana esto se termina y te alejas de ese mocoso, ningún hijo mío va a ser ningún maricón —masculló.

Sehun no entendía la mayoría de las cosas que su madre estaba diciéndole pero lo que si entendía era que ella lo quería separar de la persona que más quería en el mundo y eso era lo único que jamás iba a permitirle hacer.

— No —dijo fuerte y claro para que no le quedará ni la menor duda de lo que decía.

— ¿Qué dijiste? —farfulló molesta.

— Dije que no me alejaré de Luhan, yo lo quiero y nadie va separarme de él —afirmó.

Un golpe le cerró la boca y desató las primeras de muchas lágrimas, y dolía muchísimo más de todos los golpes pasados que había experimentado de la mano de su padre porque ese golpe lo había dado ella, era el primero que le daba pero no el último, eso ya lo sabía.

— ¡Cállate! ¡¿Qué no te das cuenta de lo asqueroso de tus palabras?! —gritó furiosa.

— ¡No son asquerosas y no me separaras de Hannie, no voy a dejarte! —gritó de vuelta y bajó de la cama con un salto antes de echarse a correr hacia la puerta.

— ¡Se lo diré a Minho!

Eso lo detuvo de golpe y al volverse hacia su madre se encontró con la misma mirada del demonio que era su padre. Una sonrisa torcida se extendió en sus labios y Sehun supo entonces que acaba de perder su única oportunidad de ser feliz.

— Le diré que haga de la vida de tu amiguito y su familia un infierno, a menos que te alejes de él.

Las lágrimas se volvieron más abundantes que antes porque sabía que de una u otra forma ya todo estaba perdido e hiciera lo que hiciera no podría ganarle a su madre, porque sabía de lo que Minho era capaz y de una u otra forma terminaría perdiendo a Luhan.

— Te odio —sollozó con resentimiento.

— Yo también —contestó ella—. Así que más te vale alejarte de ese mocoso e ir preparando tus maletas. —Sehun la miró sin comprender y entonces su sonrisa de ensancho—. No vas a ser la vergüenza de esta familia, te enderezaras porque te enderezaras; te enviaré a ese colegio militar del que tu tío es profesor.

Aquello fue como un baldazo de agua helada para el pequeño pelinegro pero únicamente pudo apretar los puños y asentir mientras sus lágrimas caían libremente.

— Bien, vete y comienza a preparar tus cosas —ordenó.

— Nunca voy a perdonarte esto y te juro que no importa cuánto me demoré pero haré que te arrepientas —prometió antes de salir de la habitación sin darle tiempo siquiera de reaccionar a su amenaza.

Sin embargo, era un juramento que se hacía a sí mismo y no importaba cuanto tiempo le costará; iba a cumplirlo.

***

— Nos vemos más tarde —dijo apresuradamente el pequeño castaño antes de saltar fuera del auto de su padre y correr directo hacia la entrada de la escuela.

La angustia estaba consumiéndolo lentamente mientras corría a toda velocidad a su salón de clases y en su mente no dejaban de construirse las peores imágenes de lo que hubiera podido sucederle a su mejor amigo.

Porque llevaba sin saber nada de él desde hacía exactamente cuatro días y estaba muerto de miedo al pensar que nuevamente le hubieran hecho daño. La angustia había hecho de su fin de semana los peores días de su vida pero incluso entonces cuando trato de buscarlo eso no había funcionado y lo único que había obtenido era la mirada de odio de la señora Oh y la puerta siendo cerrada en sus narices pero tenía la esperanza de que ese día fuera diferente, era lunes después de todo y Sehun debía ir a la escuela puesto que se había ausentado desde el jueves anterior.

Al abrir la puerta del salón Cherry fue la primera persona con la que se encontró y de la que recibió un saludo amistoso, sin embargo la ignoró y se apresuró a llegar hasta el asiento de Sehun, que si había asistido ese día y se hallaba con la mirada fija en la ventana que daba al patio.

Sus pequeñas manos se colocaron sobre sus hombros y bruscamente lo obligó a mirarlo de frente mientras él recorría minuciosamente cada centímetro de su rostro en busca de algún rasguño o lesión; afortunadamente no los había.

— Que bueno —suspiró aliviado—, estaba muy preocupado.

Sus brillantes ojos se encontraron entonces con los ajenos y sólo entonces pudo darse cuenta de todo lo que estos reflejaban; Luhan nunca en su corta vida había visto tanto despreció y dolor reflejado en la mirada de absolutamente nadie.

— ¿Por qué? —preguntó con la voz quebrada.

No hubo respuesta alguna de parte del otro menor, él simplemente se puso en pie y abandonó la habitación, dejándolo ahí confundido y con una opresión demasiado dolorosa en su pecho. Le costó un poco reaccionar y para cuándo lo hizo su cabeza le dio una sola orden; no lo pierdas.

Salió del salón a toda velocidad y corrió tras el pelinegro, llamándolo casi a gritos pero él nunca se detuvo. Únicamente logró detenerlo cuando llegaron al jardín trasero del colegio y tan pronto su pequeña mano sostuvo el brazo del pelinegro, esté se zafó con brusquedad.

— ¿Sehunnie? —inquirió confundido pero sobre todo dolido.

— No me toques —masculló entre dientes, su mirada cargada de despreció y su tono de voz tan frío como el hielo.

— No entiendo, ¿por qué me tratas así? —preguntó confundido. Su voz estaba quebrada y sus ojitos estaban ya inundados por las lágrimas.

— Oh, vamos —sonrió mordaz—. Creo que queda bastante obvio que no quiero que te acerques a mí.

— Pero… ¿por qué? —sollozó sin poder detener más su llanto.

— Me aburriste —escupió fríamente.

— ¿Q-qué?

— Fue realmente entretenido jugar contigo por un tiempo pero ya me cansé de tener que soportar tus estupideces infantiles y tu empalagosa presencia.

— N-no… Hunnie no sa-sabe lo que dice… tú…

— Vaya —rió—, así que realmente no fingías, ¿no? Realmente eres un mocoso estúpido e ingenuo.

Un quedó lamento abandonó los labios del pequeño castaño, negaba frenéticamente con los ojos cerrados. Algo le dolía demasiado en el pecho y su cabeza no dejaba de repetir que todo eso era una mentira que no debía creer.

— Como sea —suspiró—, ya te utilicé demasiado y no me quedan ánimos de seguir soportarte por lo que te recomiendo te alejes de mí —dijo amenazadoramente.

— N-no —balbuceó el pequeño niño—. N-no es ver-dad.

— Cree lo que se te antoje, tan sólo no te vuelvas a acercarte a mí —advirtió antes de dar la media vuelta comenzar a alejarse.

— ¡Hunnie! —llamó llorando, apenas logrando detenerlo con una de sus pequeñas manos—, lo prometiste, dijiste que estaríamos juntos para siempre.

— ¡Aléjate de mí! —gritó.

Sus manos, esas que antes no habían hecho más que llenar de mimos al inocente castaño, en ese momento lo habían golpeado y lanzado al suelo. Sehun quería morirse luego de haberle hecho aquello a la persona que más adoraba en el mundo pero en su lugar continuó adelante con su actuación.

— ¡No te soporto! —escupió—. ¡Sólo fingía ser tu amigo para obtener cosas y salir de mi casa pero ya me aburriste, me hace sentir enfermo mirarte siquiera!

— Hu…

— ¡Eres patético! —se burló—. Con razón todos los demás se burlan de ti por tu actitud afeminada, te comportas como una niña y yo ya me cansé de ti, no quiero volver a verte.

Un llanto desgarrador se desató en ese preciso momento y aún cuando todo en su interior le gritaba que diera la vuelta y corrieran a su lado, siguió su camino. Ese día no volvió a verlo y lo último que supo de él fue que lo había lastimado de tal forma que su llanto nunca paró y su madre tuvo que ir a buscarlo; se maldijo por eso.

Al llegar a casa fue su madre, su padre y una maleta ya hecha lo que lo recibió; no se despidió de Luhan aún cuando era lo que más deseaba y sólo se dejó arrastrar por sus padres a la estación de trenes donde su tío ya esperaba por él para llevarlo lejos de la única persona que lo había hecho inmensamente feliz aunque fuera por ese cortó tiempo.

— Bueno, ya es hora —anunció su tío—. Despierte de tus padres.

Al escuchar eso Sehun elevó la mirada hacia la pareja y lo único que su mirada reflejaba era un infinito odio.

— Mucha suerte, cariño —dijo hipócritamente ella e intentó abrazarlo, sin embargo el pequeño niño la empujó lejos.

— Guárdate tu patética actuación para otro que yo sé bien la clase de arpía que eres y no sabes lo mucho que me odio a mí mismo por no darme cuenta hasta ahora que no te mereces nada de mí —masculló entre dientes, dejándola estupefacta.

— Tranquila, cuñada —habló su tío—. Muy pronto Sehun aprenderá lo que es el respeto —aseguró.

Con esa promesa fue obligado a abordar el tren, afuera la figura de sus padres era lo único que lo despedía y sin poder evitarlo comenzó a llorar silenciosamente cuando el vehículo comenzó a avanzar y su alma gritaba desesperada su nombre.

“Perdóname Bǎobèi lù, sé que soy el peor ser humano porque ahora mismo te estoy haciendo llorar a ti, la persona que más quiero en el mundo, pero… no tenía otra opción, porque es mi deber protegerte ya que eres lo único que le da sentido a mi mundo, es por eso que tengo que irme para que a ti nada te pase. Lo hago por ti, porque tal vez ella tenga razón y tal vez me enamoré de ti.”

Ese fue su último pensamiento antes de que el tren, que lo llevaría lejos del pequeño que lloraba su perdida en los brazos de su madre y muy lejos suyo, abandonara por completo la estación.

Notas finales:

Sí, sí, ya sé que soy mala y en el infierno aderé pero no me importa jajajajajajajajaja.

Okay no, yo sólo espero que el cap de hoy haya sido de su agrado y saben que les agradezco mucho por leer.

Por mi parte es todo, cuidense mucho y recuerden que las amu <3


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