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Only reason. por DNA

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Notas del capitulo:

I'm back!!!

Hello a todas las preciosas personitas que siguen está historia. Una vez más (luego de 7000 años), les traigo un nuevo capítulo que espero les guste.

 

 

 

La sonrisa en su cara todavía no se había borrado cuando él lo giró para ver una vez más el tatuaje, como si no creyera que fuera real. Una risa torpe brotó de sus labios y un beso de terciopelo se presionó en su hombro desnudo, haciendo que se riera como un bobo.

— Eres una obra de arte —murmuró maravillado.

Sus miradas se encontraron a través del reflejo en el espejo y Luhan sintió el corazón acelerarse al darse cuenta que su mirada era igual de brillante que la suya propia a causa de la emoción.

— Pensé que habías dicho que yo ya era una belleza antes —bromeó risueño.

— Lo eras, quiero decir, lo eres. Tú, mi perfecto e inimaginablemente hermoso Luhan, me temo que cada pequeño detalle que se agregue en ti solamente será para resaltar esa imposiblemente absurda perfección tuya —aseguró embelesado.

Luhan rió suavemente, diciéndose para sus adentros que por más que Sehun siempre lograra decir cosas que hacían que sintiera como si flotara, no debía tomarlas en serio o su ego se volvería tan enorme que no cabría por la puerta.

— No soy tan perfecto. Nadie en este mundo lo puede ser —señaló tranquilamente.

— No importa si no eres perfecto a los ojos del resto del mundo —dijo con convicción—. Lo importante es que para mí lo eres, yo voy a adorarte ciegamente.

La declaración lo tomó por sorpresa, dejándolo sin habla por un segundo. Una sonrisa temblorosa se formó poco a poco en sus labios y el calor se instaló en sus mejillas tímidamente.

— Me gusta más como suena eso —susurró tímidamente.

Sus ojos se volvieron a unir a través del espejo, algo peligroso y tentador brillaba en los oscuros del más alto. Calentando su corazón y su sangre, inconscientemente mordió su labio inferior, agachando la vista.

— Ven —susurró Sehun junto a su oído, erizando su piel—. Ponte la camisa de nuevo y salgamos antes de que tengas que recordarme que Lay te prohibió hacer esto por ahora.

Él asintió obedientemente, acomodando correctamente sus prendas para luego salir de la alcoba con Sehun siguiéndolo de cerca. YanYan los esperaba al principio de las escaleras, observándolos con ojos entrecerrados.

— Mamá me envió a buscarlos —dijo con indiferencia.

— ¿Y qué haces aquí de pie en lugar de ir a llamar directamente a la puerta? —Interrogó con suficiencia Sehun.

— No soy idiota, Oh. Al final del día, hay cosas que yo no deseo ver y que también van a asegurar que las joyas de tu familia se mantengan intactas en tu cuerpo —bufó.

Luhan permaneció graciosamente pasmado en su lugar tras la nada sutil amenaza de su hermana mayor. Sehun, por su parte, se echó a reír con ganas, tomando la mano de su dulce novio para hacerlo reaccionar y llevarlo a la primera planta.

Teniendo en cuenta el tatuaje recién hecho de Luhan y la incomodidad que debía estar sintiendo, Sehun se comportó inusualmente mimado frente a su madre, pidiendo que cenaran en la sala de estar. Algo tan extraño de ver en ese chico que actuaba tan fuerte, que…

¿Cómo podría decirle la dulce mujer que no a él?

La familia ocupó pronto sus lugares en la sala de estar y con la adicción de su hermosa cuñada, no habían suficientes lugares para sentarse. Dejando a los dos chicos más jóvenes sentados en el suelo. En un lugar en el que la espalda sensible no tendría que tocarse con nada.

En secreto, Luhan le envió una mirada de agradecimiento que él correspondió con una sonrisa amorosa. Misma que compartieron entre tanto la cena avanzaba tranquila y armoniosa como siempre.

Pronto fue la hora de dormir y una vez frente a su cama, Luhan la miró complicadamente sin saber cómo era que iba a lograr acostarse esa noche.

— Es fácil. —La voz de Sehun vino desde sus espaldas y lo hizo mirar en su dirección—. Yo abajo y tú encima —sugirió con una sonrisa coqueta.

Las mejillas del contrario se calentaron pero al no tener un mejor plan, solamente asintió. Subiendo a la cama solamente después de que él lo hubiera hecho. Gateando sobre la suave superficie hasta que sus rodillas estuvieron una a cada lado de las caderas del otro y sus manos a los costados de ese atractivo rostro adornado por una sonrisa odiosa.

Al verse en tal posición, su rostro se calentó y su cuerpo se quedó totalmente inmóvil.

— Esto me gusta —se burló él.

— ¿Qui-Quieres callarte? —Balbuceó molesto.

— Oh, Bǎobèi Lù, no seas tímido —continuó molestando y una de sus manos alcanzó su bonito rostro para acariciarlo—. ¿Acaso olvidas que antes ya te he visto en formas incluso más lindas sobre mí?

El rostro levemente sonrojado se volvió en una tonalidad mucho más intensa de rojo. Haciendo reír al chico bajo su cuerpo.

— Ta-Tan solo cierra la boca y duérmete ya —ordenó abochornado.

Cubriendo el cuerpo contrario con el suyo, tentado a golpearlo al escucharlo reír abiertamente mientras los arropaba con la cálida manta. Rodeando con sus brazos fuerte las caderas del contrario, abrazándolo de un modo en que no podría lastimarlo de ningún modo.

— Duerme tranquilo, nene —murmuró con ternura—. Este novio tuyo se hará cargo de todo.

Luhan asintió completamente seguro de las palabras contrarias. Sabiendo que él podría apostar lo que fuera a que Sehun sería capaz de quedarse la noche entera velando su sueño sin temor a perder nada.

Sin embargo, su piel se sentía demasiado incómoda y adolorida, resultándole demasiado difícil poder conciliar el sueño. De haber sido cualquier otro día seguramente hubiera dado vueltas en su cama una y otra vez.

Tristemente sabía que ese día en particular era imposible hacer tal cosa. Un par de horas después, y completamente seguro de que él seguía despierto, se incorporó hasta estar sentado a horcajadas sobre el cuerpo contrario. Sehun lo observó con una ceja arqueada y una sonrisa ladina, indicadores más que obvios de que iba a ser molestado por él.

— Me duele —murmuró con una mueca.

La frase borró en un segundo la sonrisa odiosa, él se incorporó lo mejor que pudo con una expresión preocupada. Sosteniendo su barbilla con gentileza para acercar un poco su rostro y poder besar su mejilla.

— ¿Lay te dijo algo sobre eso?

— Mencionó que podía tomar ibuprofeno si el dolor era muy molesto —murmuró.

— De acuerdo, espera aquí —indicó, ayudándolo a moverse antes de salir de la cama y directamente a su baño, lo más probable era que estuviera revolviendo su botiquín.

Él volvió un par de minutos más tarde con una pequeña pastilla en su mano y se la entregó antes de tomar el vaso de agua que Luhan dejaba en su cómoda cada noche por costumbre.

Él aceptó de inmediato, tomando el medicamento. Él más alto volvió a acomodarse bajo las mantas, solo que en esa ocasión no se recostó completamente y en su lugar se sentó con su espalda recargada en la cabecera de la cama.

Sus brazos se abrieron, invitándolo a acurrucarse con él y sin dudarlo se movió para sentarse en su regazo. Sintiéndose completamente seguro al ser sostenido de ese modo tan familiarmente tierno y protector.

Luhan lo abrazó, recargando su barbilla sobre su hombro, sintiendo los brazos contrarios apretarse suavemente sobre sus caderas. Siendo sumamente cuidadoso de no tocar su sensible espalda por ningún motivo.

— No podemos dormir así —comentó algo risueño.

— Oh, no. Mi intención jamás fue la de dormir —respondió divertido—. Sabía que iba a ser algo difícil para ti, así que ya había decidido cuidarte esta noche.

Él se separó para ver directamente a los ojos del más alto, quien simplemente le regaló una sonrisa divina y un besito en la punta de su nariz.

— Está bien, Bǎobèi Lù —aseguró—. Duerme tranquilamente, yo voy a cuidar de ti.

— Pero…

— ¿No puedes? ¿Quieres que cante para ti una canción? —Interrogó de forma bromista.

Luhan bufó, decidiendo que era imposible razonar con él y simplemente se acurrucó en su cálido abrazo. Lo escuchó reírse suavemente y al terminar, una suave canción comenzó a ser tarareada por él.

Algo que primero lo tomó por sorpresa, misma que no demoró en volverse una sonrisa tonta mientras estrechaba un poco más fuerte el cuerpo contrario y cerraba los ojos para disfrutar de la suave canción.

Sintiéndose adormecido e hipnotizado por la suave voz que susurraba una agradable canción en su oído. En algún momento, mientras todavía disfrutaba de la dulzura de esa voz, un sentimiento de angustia y miedo se deslizó en lo profundo de su corazón.

Sin embargo, una vez más esa voz hipnotizante susurró palabras suaves para él. Apaciguando de a poco su inquieto corazón, sus brazos se apretaron con fuerza al cálido cuerpo que lo sostenía firmemente para disipar sus miedos.

— Todo está bien, amor…

La voz cándida lo arrulló, resultando en un sentimiento agradablemente familiar, haciéndolo sentir como si flotara y apenas logró darse cuenta cuando un tierno beso se depositó en su frente. Robándole un pequeño suspiro.

Sus ojos se abrieron lentamente luego de lo que, para él, no habían sido más que un par de minutos. Sin embargo, la luz del sol ya entraba por la ventana de su alcoba y al darse cuenta de ello la poca somnolencia que le quedaba se disipó de golpe.

Se apartó bruscamente de los brazos contrario, mirando con horror a Sehun, quien no solo estaba bien despierto, sino que también le sonreía cariñosamente.

— Y-Y-Y-Yo… —balbuceó completamente avergonzado.

— Está bien, cariño —consoló, atrayéndolo una vez más a sus brazos—. ¿Cómo podría sentirme indignado cuando pude lograr que descansaras bien por una noche?

— Pero tú… —murmuró.

— Yo estoy muy feliz ahora, no hay nada de qué preocuparse —afirmó risueño.

Los labios de Luhan se torcieron por el persistente sentimiento reprobatorio que sentía por él mismo a pesar de las palabras contrarias. Él se rió suavemente al verlo tan disgustado consigo y se adelantó para besar sus labios.

Una expresión graciosa se apoderó de ese bello rostro, antes de finalmente corresponder tímidamente el dulce beso.

— Vamos, cuidemos de la obra maestra de Lay —habló alegremente.

Luhan pensó por un instante en corregirlo y decirle que probablemente estaba muy lejos de ser uno de los mejores trabajos de Lay, sin embargo, no tuvo el corazón para hacerlo al verlo tan feliz.

— ¿Lay te explicó cómo debías cuidar del tatuaje? —Interrogó.

Probablemente la pregunta estaba de más, Lay era un profesional muy dedicado y era casi imposible que él no hubiera explicado a Luhan todos los detalles referentes al proceso y lo que debía hacer tras él.

— Sí —asintió—. Lay g“ incluso me dio algunas cosas para cuidar correctamente del tatuaje.

Tras decir eso, su mirada se desvió a la bolsa sobre el escritorio que Sehun no había notado la noche anterior. Él se puso de pie y revisó el contenido, asintiendo bastante conforme. La preciosa sonrisa iluminó su rostro una vez más mientras le tendía una mano, alentándolo a salir de la cama.

Al hacerlo, simplemente tuvo que resignarse y aceptar avergonzado que Sehun lo ayudará en todo a partir de ese momento. Manteniendo la cabeza agachada en todo momento, ya fuera mientras lo ayudaba a ducharse o mientras trataban con el tatuaje.

— ¿Por qué estás tan avergonzado? —Preguntó divertido.

— Porque esto es vergonzoso —masculló tiernamente.

— A mí me gusta —afirmó desvergonzadamente.

Luhan gruñó haciendo reír al más alto, quien seguidamente besó su hombro y le tendió una camiseta para que pudiera vestirse correctamente antes de bajar a saludar a sus padres.

— ¿Es muy doloroso? —Interrogó angustiado tras verlo hacer una mueca mientras se colocaba la camiseta.

— No, es más como incomodidad —respondió con calma.

Sehun frunció el ceño no muy conforme con la respuesta, más no insistiría en oponerse si él decía sentirse con ánimos de salir de la habitación y aguantar la pequeña molestia. Solamente asintió luego de un momento.

— De acuerdo —habló sereno— Venga, bajemos a desayunar entonces.

La imagen de un enfurruñado Zhao los saludó tan pronto abandonaron la intimidad de la alcoba. Al ver a su hermano menor, no lo pensó dos veces para tratar de arrojarse sobre él y lloriquear sobre la injusticia de la vida.

Sin embargo, tan pronto lo intentó, nunca esperó que Sehun se metiera en su camino y fuera el que recibiera su abrazo. Dejándolo sorprendido no solo a él sino también a Luhan.

— ¿Por qué estás tan infeliz hoy, Zhao g“? —Interrogó seriamente Sehun, devolviendo el abrazo de su cuñado e incluso frotando su espalda.

El desconcertado mayor colgó de los brazos del chico que, aunque era más joven que él, era también más alto. Sus ojos parpadearon con graciosa incredulidad mientras veía a su hermano esperando que él pudiera explicarle cómo había llegado a eso. Lastimosamente, el más joven no respondió y solamente se echó a reír con ganas.

— Suéltame, suéltame, suéltame —exigió infantilmente, manoteando hasta que se vio libre—. Eres muy atrevido, Oh Sehun —resopló falsamente indignado.

Luhan continuó riéndose y Sehun únicamente levantó una ceja en su dirección sin decir alguna otra palabra.

— ¿Ya nos vas a decir por que tenías la cara larga? —Preguntó un sonriente Luhan.

— Oh, eso —dijo antes de soltar un suspiro realmente dramático—. Xiǎolù, van a hacer que tu más amado g“g“ vaya a trabajar un domingo —soltó lastimeramente.

— Oh.

— ¿Eso es todo lo que tienes que decir a la desgracia de tu más amado g“g“? —Espetó indignado.

— ¿Y qué esperas que diga? ¿Qué se ponga a llorar? —Sehun bufó.

Zhao abrió la boca como si quisiera protestar pero no parecía tener nada para decir. Por lo que solamente pudo fruncir el ceño, mostrarles la lengua como un niño pequeño y correr hacia las escaleras en caso de que Sehun decidiera vengarse.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Tres? —Habló Sehun desde la parte superior de las escaleras.

— Mi mami dice que algunas veces me comporto como uno de cuatro —respondió entre risas.

Sehun rodó los ojos exasperado, volviéndose su atención a Luhan. Ayudándolo gentilmente a bajar las escaleras pese a saber que él no lo requería en realidad. Él le sonrió cariñosamente, permitiéndole hacer lo que quisiera.

La única mujer a la que amaban de una forma que rivalizaba con lo que sentían el uno por el otro, les sonrió tiernamente al verlos entrar al comedor.

— Buenos días mamá —saludaron al mismo tiempo, sorprendiéndose por ello.

Ella en cambio, rió encantadoramente, acercándose a ambos muchachos para colocar un beso en la mejilla de cada uno. Indicándoles a ambos que tomaran asiento para desayunar.

— Luhan, hijo —llamó su padre—. ¿Dormiste bien anoche?

La ruidosa mesa se quedó silenciosa tan pronto la pregunta apareció. Ojos expectantes miraban directo a él en espera que la respuesta fuera la que ellos esperaban.

— Perfectamente —sonrió bellamente—. Sehun cuido de mí.

Esa oración obtuvo una sonrisa tímida de parte de su novio. Su padre, por otra parte, lucía bastante satisfecho de escuchar esa respuesta y asintió, continuando con su tarea de ayudar a su amada esposa a servir el desayuno.

— ¿A dónde nos dijiste que iban a ir, jiějiě? —Preguntó YanYan para reanudar la conversación pasada.

— Mamá y papá van a llevarme a recorrer Seúl, también iremos de compras para conseguir algunas cosas lindas para el bebé —respondió sumamente emocionada.

— Ya veo —asintió suavemente.

— Bǎobèi, ¿no te gustaría acompañarnos? —Ofreció su mamá.

— No gracias, mamá —sonrió amorosamente—. Ya tengo planes para hoy.

Ella no dijo a qué planes se refería, sus padres tampoco preguntaron y solamente asintieron, sabiendo que su hija era inteligente y capaz de cuidarse ella misma. YanYan era sumamente reservada con sus acciones y también ambos adultos confiaban en la bella joven y por esa misma razón era innecesario preguntar de más si ella no quería decirles.

— ¡Yo si quiero ir! —Exclamó alegremente Zhao.

— Ah-Zhao —llamó cariñosamente LiXue—, tú tienes que ir a trabajar.

El ánimo de Zhao se desinfló rápidamente e hizo un puchero que sacó una risa realmente linda de su madre, quien rápidamente acarició el cabello de su hijo.

— ¿Qué planes tienen ustedes, hijo? —Interrogó el hombre mirando directamente a los chicos más jóvenes. Estaba completamente seguro de que aún si lo ofrecían ellos no iban a acompañarlos.

— Nos quedaremos en casa —respondió Sehun con simpleza.

Luhan aún se sentía incomodo, además él mismo también estaba algo preocupado por lo que no iba a salir por nada del mundo ese día. Sus padres no se opusieron a la idea, continuando tranquilamente con su desayuno y la charla con sus hijos mientras todavía estuvieran juntos.

Uno a uno, pronto vieron a los miembros de su familia partir y dejarlos solos. Sehun fue el primero en actuar al no tener la presencia de nadie más en el lugar, recostándose a lo largo del sofá y usando el regazo de Luhan como almohada.

— ¿Qué estás leyendo?

— Una novela de misterio —respondió tranquilamente, continuando con la tarea de pasar sus delgados dedos por el cabello de Sehun como había hecho desde un principio.

— Ya veo —murmuró distraídamente—. ¿Qué quieres hacer hoy?

Ante esa pregunta, Luhan dejó de lado el libro, poniendo toda su atención en su sonriente pareja. Sus dedos continuaron pasando por su suave cabello negro, robándole a él una sonrisa algo boba que terminó por contagiársele.

Sus ojos castaños recorrieron con suma atención cada detalle del rostro contrario, sintiéndose algo asombrado ante el hecho de que luego de tanto tiempo de conocerse, su corazón seguía acelerándose como la primera vez que lo había visto aparecer en el salón de clases en secundaria.

Él era quien siempre halagaba su belleza, sin embargo, Luhan también pensaba que el joven al que adoraba contemplar, era la persona más encantadora y bella que había visto nunca.

— Estás pensando que soy muy guapo —anunció risueño.

— Admito que sí —confirmó—. Lo que es un maldito dolor de cabeza puesto que ahuyentar a un montón de chicas de ti —bromeó.

Sehun se echó a reír. Luhan no era tan celoso como decía ser, en realidad su confianza era ciega y pocas veces se preocupaba de las interesadas que eran tan osadas como para acercarse a él. Sehun también confiaba ciegamente en su dulce novio pero eso no lo detenía en planear en su mente una escena digna de las mejores novelas de crimen cada vez que alguna valiente ingenua se acercaba a de más a su precioso tesoro.

— Viéndome como me veo, me temo que tendrás muchos problemas en el futuro —afirmó bromista.

— ¿Por qué no duermes un poco? Yo me quedaré justo aquí —habló, pasando por alto su arrogante frase.

— No —respondió rotundamente—. Quiero estar contigo —sentenció.

— Pero ya estás conmigo —señaló algo divertido.

— Me refiero a que quiero aprovechar este día para cuidar de ti y mimarte un poco —explicó tranquilamente.

— Tú… —La frase quedó inconclusa, Luhan negó suavemente y sus bonitos ojos brillaron hermosamente mientras miraba al más alto.

— Será divertido —afirmó alegremente—. Incluso voy a preparar el almuerzo y todo.

— Estás muy feliz por lo del tatuaje, ¿cierto? —Interrogó con un tonito algo burlón.

— Te queda precioso —respondió con entusiasmo—. Sin embargo, yo no necesito excusas de ningún tipo para adorarte como te adoro. Eres un tesoro precioso para mí, así que… ¿por qué necesito de una excusa para cuidarte?

La sonrisa en los labios de Luhan se volvió tímida y sus mejillas se sonrojaron suavemente. Él rió levemente, incorporándose de su cómoda posición para poder besar su frente.

Luhan lo dejó salirse con la suya igual que siempre, disfrutando de los cuidados contrarios. Encontrando sumamente divertido que no le permitiera entrar a la cocina mientras preparaba su almuerzo. Alegando que todo debía ser una sorpresa.

No discutió y aguardó pacientemente hasta que él apareció nuevamente, llevando lo que sería su almuerzo.

Al ver lo que era, él no pudo evitar sorprenderse, mirando alternadamente entre su plato y la expresión expectante de su dulce novio. Sabiendo que él esperaba su reacción al probar el platillo, Luhan dio el primer bocado.

Él se tensó al verlo, haciéndolos parecer realmente lindo a los ojos de Luhan. Además, el sabor que se extendió en el interior de su boca fue delicioso e inmediatamente le sacó una sonrisa.

— ¿Te gusta? —Preguntó el más alto algo impaciente.

— Me encanta.

Él suspiró aliviado tras escucharlo, una sonrisa radiante adornó su rostro y finalmente se sentó a su lado para comer también.

— ¿Quién te enseñó a prepararlo? —Interrogó felizmente.

— Mamá. Tan sólo le pregunté y dijo que sí, estaba muy emocionada.

— Puedo imaginarlo —rió—. Sin embargo… ¿no es algo injusto?

— ¿Injusto?

— Tú sabes hacer ahora mi platillo favorito pero yo no sé hacer el tuyo. Lo que es aún peor, ni siquiera sé cuál es.

Sehun se echó a reír al ver el puchero en los pálidos labios de Luhan. Estirando su mano para pellizcar su suave mejilla.

— Es porque no tengo ninguno —señaló con calma—. Si algo me gusta voy a comerlo y si no me gusta, simplemente no volveré a probarlo.

— Sí pero debe haber algo que realmente te haga pensar: "definitivamente podría comerlo para siempre" —afirmó seriamente, provocando una nueva risita de parte del más alto.

— Mmm… Bueno, ahora que lo mencionas, creo que si hay algo así —admitió tras darle un par de vueltas en su cabeza.

— ¿Y qué es? —Interrogó.

En su mente ya tenía como reto personal conseguir la preparación perfecta para conseguir una sonrisa de su novio.

— Flan —respondió con simpleza.

— ¿Un flan? —Soltó algo confuso.

— Se que es algo tonto —rió suavemente—. Sin embargo, ese fue el mejor flan del mundo para mí, a pesar de que solo lo he comido dos veces.

— ¿Dos veces? —Soltó algo sorprendido.

— Sí —asintió—. La primera vez fue en mi cumpleaños número cuatro. Por ese entonces las cosas en casa ya estaban mal, pero mamá era amiga de una adorable mujer que solía llevar golosinas a casa siempre que mamá la invitaba a comer. Ese día ella insistió en hacer algo por mi cumpleaños y como esa mujer debía guardar las apariencias, hizo ese flan para mí.

Un nudo se formó en su garganta mientras escuchaba a Sehun relatar con tanta felicidad como esa bruja había hecho algo por él.

— En aquel entonces yo era un mocoso y pensé tontamente que ese era el mejor día de mi vida. Mamá había hecho ese flan por mí, e incluso fue un poco gentil conmigo. Estaba muy feliz y por eso, ese flan fue la cosa más deliciosa que nunca había comido —concluyó con una mirada melancólica y una sonrisa de burla para sí mismo.

— ¿Y la segunda vez? —Preguntó temeroso de que la historia fuera similar.

— Bueno, esa vez, Kyungsoo lo preparó para mí —soltó sin mucho interés—. Era el mismo sabor y me gustó tanto como la primera vez que lo había probado.

El nombre pronunciado borró la sonrisa que Luhan había mantenido desde que había despertado. La comida en su boca adquirió un sabor a tierra y tuvo que aferrarse a su compostura para no comenzar a hacer un escándalo por ello, bajando la mirada para tratar que Sehun no notara su malestar.

Sin embargo, ¿cómo podría Sehun no notar su extraña actitud?

Preocupado, cerró la boca tan rápido como había comenzado a hablar, y al ver que su hermoso novio todavía no lo miraba, alcanzó su mano sobre la superficie de la mesa y le dio un suave apretón. Mostrándole una sonrisa apenada cuando levantó la vista.

— No hagas eso —pidió Luhan con un tono cariñoso, sonriendo dulcemente al tiempo que sujetaba su mano un poco más fuerte—. No hiciste nada malo. No es culpa tuya que ese chico no me agrade.

— Pero…

— Es tu amigo y si él es bueno contigo, no importa cuánto no me agrade, no tengo derecho alguno para decirte que lo dejes de ver. Al menos no sin una razón lógica.

— Lo sé —asintió—. Él es un buen tipo.

— ¿Dónde se conocieron? —Preguntó seriamente.

— Yo…

Él no pudo darle una respuesta, aun así Luhan ya sabía lo que ese silencio significaba. Controlando apenas la mueca desagradable que quería formarse en su rostro. Sonriendo en su lugar y llevando la mano del otro hasta sus labios para besarla.

— A él le gustas, ni siquiera trata de disimularlo —murmuró.

— Lo sé, pero no tienes de qué preocuparte yo no…

— No desconfío de ti, no estaría tan tranquilo diciendo que no termines tu amistad con él por mi causa si acaso sospechara que podría pasar algo entre ustedes. Sin embargo…

— ¿Sin embargo? —Emitió Sehun esperando la continuación.

— Él tiene algo que hace que yo tenga algo de rechazo a su persona, así que por favor, ten cuidado con ese amigo tuyo, ¿de acuerdo? —pidió seriamente.

— Lo tendré —respondió sin vacilar.

La sonrisa satisfecha de Luhan hizo su pulso caótico y al verlo levantarse de la silla, él mismo se pudo de pie y lo siguió como si fuera un cachorro tras su amo.

— Yo lo hago —intervino antes de permitir que Luhan lavara el plato que acaba de usar.

— Estás decidido a no dejarme hacer nada productivo hoy, ¿verdad? —Interrogó algo divertido.

— Efectivamente, ahora ve al sofá y descansa mientras termino aquí y voy contigo para decidir qué podemos hacer para matar el tiempo.

— Eso es lindo —dijo dulcemente, aunque la sonrisa en sus labios era la misma que había arrastrado a Sehun al más magnífico placer carnal que nunca había experimentado—. Definitivamente te mereces un premio por ello, así que termina pronto con eso y ven a buscarlo —indicó.

Sehun tragó duró mientras veía su encantadora figura desaparecer por la puerta en dirección a la sala de estar.

— ¿Estás tratando de seducirme? —Elevó la voz para ser escuchado.

— No, recuerda que por un tiempo no puedes acercarte a mi cama si no es solo para dormir —respondió entre risas.

Tras escuchar eso, el magnífico dragón adornando la espalda de Luhan ya no era tan bello como había pensado en un principio.

Oh, ¿a quién diablos iba a engañar con eso?

El tatuaje era impresionante y sobre la hermosa piel que lo volvía loco, era una obra de arte. Diablos él casi se podía imaginar cómo se vería cuando realmente le hiciera el amor a su dulce Luhan.

Tristemente, sus lujuriosos pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del timbre y tras un par de segundos de fruncir el ceño, se recordó que debería ser él quien abriera la puerta. Corrió apurado pero Luhan ya había hecho todo por sí mismo y sumado a la sensación de insatisfacción que le generó eso, se sumó la insatisfacción de ver sus amigos entrar y arruinar sus planes de pasar un hermoso domingo solos.

— Hola, Sehun —saludó el siempre animado Kyun Min.

Sehun gruñó en respuesta, volviendo amargamente a la cocina para terminar de limpiar y salir a reunirse con los demás.

— Escuché que te hiciste un tatuaje. —Sehun ingresó a la sala de estar justo para escuchar esa frase salir de los labios de Chanyeol.

— ¿Escuchaste o cierto boca floja te dijo? —Bufó, fulminando con la mirada a Baekhyun, que simplemente se molestó en mostrarle su dedo medio.

Por supuesto luego de la tortura a la que se había sometido el día anterior, tenía ambas manos vendadas y se veía más bien lamentable en lugar de ofensivo. Algo que le recordó a Sehun hacer una nota mental para comprarle una malteada al chico por haber acompañado a Luhan, además de arrojarlo por las escaleras por no avisarle primero.

— Entonces es verdad —soltó una emocionada Haneul.

— ¿Podemos verlo? —Preguntó Kyun Min con entusiasmo.

— Eso no va a pasar —sentenció Sehun.

— ¿Por qué no? —Inquirió, mirando a Sehun con ojos entrecerrados.

— Porque nadie más que él puede verlo, seguro eso dirá —respondió Jackson con una sonrisa maliciosa.

— Yo no iba…

— Es una lástima que en realidad fuera yo quien lo vio primero y no tú —agregó Baekhyun con arrogancia.

Sehun rechinó los dientes, mirando en dirección a su muy entretenido novio, que parecía incapaz de aguantarse la risa y le dio una mirada de cachorro.

— Déjame golpearlo, te juro que solo lo enviaré a emergencias por una noche —dijo con un falso tono suplicante. Luhan se rió y negó con la cabeza.

— No puedes.

Sehun resopló para luego compartir una sonrisa cariñosa con el chico que lo miraba como si él fuera el hombre más increíble del mundo.

 

***

 

«Demonio, mentiroso, manipulador, falso y cruel.»

Esos habían sido todos los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza mientras observaba al risueño rostro cómodamente recostado en el sofá contiguo. Él giró en su dirección seguramente al sentir su mirada y Kai sonrió a medias cuando sus ojos se encontraron.

Fingiendo que era ignorante y que su corazón no había sido apuñalado traicioneramente por ese lobo con piel de oveja. Los ojos de ese perverso ser brillaron bellamente y una sonrisa encantadora se dibujó en sus delicados labios.

Ya no creía en ella, aunque todavía la encontrara dolorosamente hermosa, sintiéndose amargamente feliz de verla florecer en su bonito rostro a pesar de saber que, al igual que Minho, él no era más que una herramienta a los ojos de ese pequeño ángel negro.

«Él lo utilizó, hizo que Minho se hundiera en el fango, mientras él salía limpio para correr a los brazos de Sehun como una víctima herida.»

Las palabras de ese hombre repitiéndose en su mente una y otra vez, destruyendo con ellas las memorias del chico que había llorado en sus brazos preguntando porque su mejor amigo había tenido aquel final.

Casi se rió de sí mismo tras descubrir que había sido el más infeliz ingenuo que podía existir al ir y caer a los pies de aquel falso chiquillo, por quien antes no había dudado en suplicarle de rodillas a Suho para que lo perdonara.

Lo odiaba, lo odiaba por haberlo hecho creer algo que no era, por haberle hecho sentir que no estaba solo en el mundo y que si al final del día, él también tenía alguien para ayudarlo a sanar las heridas que no quería mostrarle a los dos hermanos que decidió proteger a costa de su propia vida.

Eso era una ilusión, un mero requisito que él había cumplido para tomar su confianza y jugar con él conforme a sus deseos. A él no le importaba en absoluto, estaba solo igual que antes y era mucho más doloroso de lo que recordaba.

Su apesadumbrado corazón clamaba por venganza, quería destruir con sus propias manos a quien lo había engañado y usado tan vilmente. Sin embargo, todavía era débil e incapaz de verlo sufrir, por lo que su única opción era la de un cobarde.

Dejar que otros lo destruyeran sin interceder, dejar que Sehun, aquel que era su más grande obsesión, lo hiciera pedazos en venganza por el sufrimiento de la persona que amaba. Lo dejaría en sus manos porque él era un cobarde y todavía estaba en él una pequeña molécula de cariño hacia ese monstruo, una que gritaba que lo protegiera.

— ¿JongIn? —Llamó Kyungsoo en voz alta, sin llegar a ser un grito, tras haber estado llamando al otro sin respuesta.

— ¿Qué pasa? —Murmuró.

— No lo sé, estás muy raro hoy —señaló con un pequeño puchero.

Kai sonrió, estirando su mano para tocar la cabeza del pequeño chico como tantas veces había hecho, pero recordó entonces que lo que tenía frente a sus ojos era un engaño y se detuvo en el último segundo. Retrayendo su mano, pero fingiendo una actitud relajada mientras se ponía de pie tranquilamente.

¿Quién sabía además de él que en realidad quería poner distancia entre ese pequeño bastardo y su débil persona?

— He estado pensando —comenzó—, creo que volveré a casa de JunMyeon hyung —anunció con calma.

Los grandes ojos del otro se redondearon en un gesto que muchas veces en el pasado había encontrado lindo. En ese momento, en cambio, verlo simplemente incrementó la amargura en su corazón.

— ¿Por qué? Pensé que dijiste que te gustaba más estar aquí —le recordó.

— Me gusta —confirmó—, es sólo que es mucho más conveniente para mí volver a casa de mi hermano mayor. Es decir, pasó todo mi día ahí de todos modos.

— ¿Y cómo vamos a vernos, entonces? —Preguntó inconforme.

— Puedes llamarme —señaló con una máscara de sonrisas falsas.

— De acuerdo —masculló.

— Está bien, Kyungsoo. No hay nada de qué preocuparse, ¿verdad? —Kyungsoo negó.

— En todo caso… ¿Todavía vas a acompañarme a comprar eso que te dije antes?

— Claro, vamos ahora mismo —indicó aparentemente alegre.

Ambos salieron, Kyungsoo caminaba delante suyo con una sonrisa enorme en sus labios mientras Kai lo seguía, ya sin la sonrisa de antes, sintiendo su corazón desgarrarse con cada nuevo paso porque esa sería la última vez que podría vivir en su pequeña ilusión.

Caminaron por un rato antes de que finalmente el pequeño chico se detuviera y Kai se obligará a sonreír al verlo girarse.

— Es aquí —anunció emocionado.

Kai asintió, siguiéndolo al interior de la magnífica joyería, donde él hombre del mostrador sonrió tan pronto como lo vio.

— Llega justo a tiempo, jovencito. Su pedido nos acaba de llegar.

Tras decir eso, el anciano hizo un gesto con su mano en dirección a su asistente, quien corrió hacia una puerta en la parte trasera de la tienda y al volver, sostenía en sus manos un elegante cajita de madera que le pasó al menor de los dos recién llegados.

Él vio los ojos de aquel falso niño gentil iluminarse y resplandecer de emoción tras levantar la tapita de madera, revelando en el interior un bello collar de plata que hizo a Kai apretar los puños y bajar la mirada mientras se tragaba su rabia y frustración.

— Es perfecto —balbuceó maravillado.

El discreto y bien elaborado collar de plata, tan igual al que colgaba del pálido cuello de Kyungsoo, brillaba a los ojos de Kai como si se burlara de él. Señalándole que era por su futuro dueño que Kyungsoo se había acercado a él en primer lugar y que no era nada en la vida de ese cruel mocoso mentiroso.

— Serán como collares de pareja —susurró para sí mismo, poniendo una expresión tímidamente ilusionada.

— ¿Por qué? ¿Acaso también le regalaras uno a Luhan? —Espetó fríamente.

La preciosa expresión se esfumó en un segundo y la mirada feroz del menor se disparó en su dirección, sacándole una sonrisa mordaz. Dio la vuelta sin decir nada más, no tenía nada más por hacer ahí.

— ¡JongIn! —Gritó a lo lejos la agitada voz del menor—. ¡JongIn, te estoy hablando!

— ¿Qué? —Escupió entre dientes, girándose para clavar su mirada rabiosa en ese maldito engendro que había jugado con su estúpido corazón.

— ¿Qué rayos te pasó allá? —Espetó.

— Tú sabes que pasa —masculló entre dientes—. ¿Acaso fingirás que no estás comprando esa mierda para joder a Luhan?

— ¿Qué rayos tiene que ver esa peste aquí? ¿Es acaso que es el puto centro del universo? —Soltó rencorosamente.

— Él no te ama —soltó con una risa hueca—. Lo peor es que lo sabes pero te aferras tanto a él, que es lamentable de ver.

— Tú…

— Haz lo que quieras Kyungsoo, pero no esperes que me quede a ver como Luhan barre el piso contigo. Tengo mejores cosas que hacer —sentenció.

Kyungsoo permaneció petrificado en su lugar viéndolo darse la vuelta y largarse de ahí. Su corazón se apretó dolorosamente mientras apretaba la mandíbula tan fuerte que sintió sus dientes doler y ese oscuro sentimiento crecía en su pecho.

¡Maldito fuera Wu Luhan!

 

***

 

Luego de un maravilloso domingo, Luhan finalmente abrió los ojos al nuevo día, sonriendo tontamente al muchacho dormido a su lado que todavía lo abrazaba. Cuidadosamente estiró su mano para acariciar atractivo rostro.

— Este viernes es tu cumpleaños —murmuró bajito.

Los párpados del más alto temblaron y poco a poco se abrieron, revelando sus precioso ojos, entretanto su magnífica sonrisa aparecía.

— Buenos días —saludó, estrechando su delgada figura un poco más cerca.

— Buenos días —saludó de vuelta, acompañando su saludo con un tierno beso—. Debemos levantarnos o se nos hará tarde —señaló al verlo tratar de acurrucarse más cerca.

— No hay que ir a clases —murmuró perezosamente.

— Definitivamente eso no pasará —sentenció—. Trabaje una semana entera en un proyecto que será entregado hoy para obtener la calificación más alta —anunció seriamente.

Sehun no pudo evitar reírse, asintiendo para finalmente salir de la cama junto con su adorable novio. Tan pronto estuvieron listos y bajaron al comedor, su madre los recibió con una sonrisa encantadora y un beso en la mejilla.

Mientras que su adorable cuñada se ofreció a llevarlos hasta la escuela, luego de que terminaran su desayuno y se despidieran de la hermosa madre de Luhan, prometiendo volver más tarde para recoger a Luhan luego de clases.

Sus amigos lucían igual que de costumbre, o por lo menos hasta que esa persona hizo su aparición. Luhan mismo sintió que la mañana repentinamente ya no era tan buena, pero sonrió únicamente por verlo feliz a él. Dedicándose a ignorarlo la mayoría del tiempo.

Como si el hecho de que se colgara del brazo de Sehun y fingiera ser tan dulce, no tuviera nada que ver con él. Ignorando a esa voz que exigía alejarlo de la persona que adoraba con todo su corazón.

Era fácil para ambos ignorarse mutuamente, Luhan simplemente actuaba como si no le revolviera el estómago ver su patética actuación para llamar la atención de su novio. Mientras que él actuaba como si Luhan no existiera en absoluto.

Al menos parecía que funcionaba la mayoría del tiempo, a menos que…

— LiXue jiějiě llegó —anunció su dulce novio.

Luhan asintió, todavía con la idea en la mente. La mayoría de sus amigos se habían retirado y solamente quedaban ambos, Kyungsoo, Baekhyun y Chanyeol.

Era infantil hacer ese tipo de cosas, se lo había repetido una y otra vez. Sin embargo, todavía acunó el bello rostro y besó sus labios con entusiasmo frente a la odiosa mirada de esa detestable persona.

— Nos vemos más tarde en casa —murmuró todavía estando a centímetros de los labios contrarios.

— ¡Sí!

Luhan rió debido a su emocionada respuesta, dando la media vuelta sin dar una segunda mirada a nadie más, aunque podía escuchar la risita maliciosa de Baekhyun. Su cuñada le dio una expresión traviesa al verlo subir y negó suavemente con la cabeza.

— Eres despiadado, Xiǎolù —dijo risueña.

Luhan no respondió, mostrando una sonrisa algo incómoda mientras ella ponía el vehículo en marcha.

— Mamá quiere que vayamos a ver el salón después de que acabemos de hacer nuestras compras —comentó tranquilamente.

— Pensé que ya había decidido cuál salón era el más adecuado —murmuró con un adorable ceño fruncido.

— Sí —asintió—. Sin embargo, ella quiere que le des el visto bueno antes de pagar por él. Todo esto es tu plan después de todo.

— De acuerdo —asintió.

El auto aparcó finalmente y al ver el edificio familiar, sintió un nudo en su estómago al mismo tiempo que miraba en todas direcciones en busca de aquel extraño sujeto que había prometido ayudarlo.

— ¿Tu amigo ya está aquí? —Preguntó la adorable mujer al verlo buscar con la mirada.

— Él debería…

— Llegas tarde —gruñó a la vez que abría la puerta para él.

El menor lo miró atónito, apenas consiguiendo moverse cuando el hombre le tendió su mano para ayudarlo a bajar. Se miraron el uno al otro durante varios minutos, en los cuales Luhan apenas podía creer que él de verdad estuviera ahí.

— ¿Kim JongDae? —Habló sorprendida la única dama presente, tras el caballeroso gesto del hombre al abrirle la puerta y tenderle la mano para ayudarla a salir del auto.

— Un placer enorme verla, señorita Qiao —sonrió ampliamente—. Realmente lamento que mi estúpido primo hubiera desperdiciado la gran oportunidad de casarse con usted —dijo con una expresión de pesar realmente creíble.

— Oh, en absoluto. En realidad fui yo quien decidió esto —afirmó algo incómoda.

— Sin embargo, él pudo haber insistido en pedirle reconsiderar su decisión, en lugar de solamente renunciar e ir tras ese pequeño bastardo —soltó con desdén.

— No, no. El señor Kim hizo lo correcto, yo no hubiera cambiado de opinión por mucho que él hubiera insistido —aseguró—. En ese momento, yo ya estaba enamorada del hermano mayor de Luhan, con quien estoy felizmente casada y en espera de nuestro primer hijo o hija —anunció felizmente.

— Mis condolencias —dijo solemne.

— ¿Por qué diablos todos dicen eso cada vez que jiějiě dice que es la esposa de mi g“g“? —Espetó Luhan con el ceño fruncido al igual que su encantadora cuñada.

El hombre ignoró la pregunta y dio la media vuelta, indicándoles a ambas personas que lo siguieran mientras entraba al edificio como si fuera dueño de cada pequeño centímetro en su interior. Un tembloroso hombrecito se precipitó hacia ellos con varios folios en sus manos al verlos entrar.

Luhan lo observó confuso mientras balbuceaba cosas inentendibles pero pronto dejó de importarle, centrando su atención en el hombre tras el escritorio que parecía a punto de morir si seguía conteniendo la evidente ira que destilaban sus ojos fijos en JongDae.

— Como es obvio que todo está en orden, ve y diles a tus incompetentes oficiales que traigan aquí cada expediente que tenga que ver con Oh Minho sin importar lo insignificante que sea. También quiero aquí toda la evidencia que se haya recuperado del día en que Luhan fue atacado y la que recabaron al posterior hallazgo de Minho.

— Tú…

— Oh, detective Zhang… ¿será que no entendió lo que mi asistente le acaba de explicar? —Inquirió con burla.

El hombre se levantó violentamente, sus ojos prometían la muerte al sujeto frente a él y JongDae parecía indiferente a esa mirada que tenía algo nervioso a Luhan.

— Por si no lo entendió, me permitió volver a explicárselo —anunció arrogante, mirando en dirección a tembloroso hombrecito.

— C-Como le dije antes, detective Zhang. E-En mis manos tengo órdenes expedidas por el señor juez Young que le dan un acceso total a la señora abogada Wu a cada expediente de investigación abierto en contra de Oh Minho. Eso incluye también cualquier evidencia recabada durante dichas investigaciones, además de su completa cooperación.

— En vista de que todo está aclarado, tomaremos prestada su oficina mientras esperamos que sus hombres traigan lo que solicitamos. También, si pudieran traernos algo de beber, eso sería maravilloso —sonrió.

El hombre rechinó los dientes, sin despegar su mirada furibunda del hombre que lo miraba con una sonrisa mordaz. Sus manos estaban atadas y solamente podía resoplar y caminar en dirección a la puerta y salía cerrándola con un fuerte golpe.

Él se echó a reír con ganas, asombrando a Luhan y a su cuñada, mientras el asustadizo asistente temblaba de miedo.

— ¿Por qué sigues aquí? —Espetó en dirección al aterrorizado hombrecito—. ¡Piérdete!

El sujeto no necesito escucharlo dos veces antes de salir corriendo, asustado hasta la muerte. Los calculadores ojos del mayor se posaron en los otros dos y les sonrió antes de dirigirse al escritorio del detective Zhang y ocupar el lugar que esté antes había dejado vacío.

— ¿Cómo conseguiste acceso total? —Preguntó seriamente LiXue.

— Me deben favores —respondió con simpleza.

— ¿Qué pretendes? —Espetó, moviéndose protectoramente frente a su pequeño cuñado.

— No le haré nada a Luhan si eso insinúas —sonrió ladino—. Esto es personal.

Ella lo observó con cautela, asintiendo al final y dando un paso atrás al sentir a su cuñado sujetar suavemente su mano.

— No te preocupes, jiějiě. Puedo encargarme de esto —afirmó, mirando sin temor al otro.

— El detective Zhang no tarda en volver, pónganse cómodos mientras esperamos.

Ellos asintieron, ocupando las dos sillas de cuero dispuestas frente al escritorio del detective. Cinco minutos más tarde, un grupo de hombres entraron con un momento de cajas y folios, todos con expresiones sombrías y tras ellos, Zhang no despegaba su mirada de JongDae.

— Gracias, detective —soltó con falsa cortesía JongDae—. Ahora, es libre de ir a llamar a mi primo para llorar sobre cómo lo obligue a dejar de ser un maldito estorbo para Luhan.

El hombre inhaló bruscamente, largándose con la expresión del diablo dibujada en su rostro, algo que simplemente ensanchó la sonrisa en los labios del otro.

— Tú —señaló a uno de los hombre—, te vas a quedar para ayudarnos con esto —sentenció y el pobre hombre tembló de pies a cabeza, asintiendo de todas formas.

Luhan lo ignoró, tomando uno de los folios para revisar un poco el contenido. Entendiendo escasamente que era algo referente a un arresto por un cargo menor de alteración del orden en vía pública.

— Empecemos por ordenar esto —sugirió LiXue—. Organicemos todo en dos grupos. Uno para lo que tenga información que pueda ser útil y el otro para lo que definitivamente no nos sirve.

— Eso nos va a tomar años —farfulló malhumorado.

— Déjamelo a mí —ofreció su dulce cuñada.

— No, yo no…

— Tú aún debes ir a reunirte con tu madre para darle un vistazo al salón, solamente tenemos cinco días para prepararlo todo y tú eres quien debe hacerse cargo de todo.

— Ve, niño —habló JongDae—. Nadie va a tocar un solo cabello de tu cuñada sin que yo le corte las manos antes —aseguró con una sonrisa perversa.

Luhan asintió de mala gana, confiando en la hermosa mujer que sonreía dulcemente, dándole palmaditas en la espalda.

— Tú —llamó JongDae al oficial que inmediatamente se tensó—, se útil y lleva a Luhan a donde él diga.

El hombre parecía listo para protestar, pero su boca se cerró casi herméticamente al ver la expresión en el rostro de JongDae. Asintiendo a la orden una y otra vez.

Él miró al oficial con una mirada que parecía pedir disculpas, caminando rápidamente a la puerta para salir de ahí cuanto antes con el oficial siguiéndole los pasos. Apenas le tomó algo de tiempo llegar a su destino con ayuda del oficial.

Al ver la fachada exterior, Luhan no pudo evitar pensar que el salón era excesivo. Era realmente hermoso, como algo salido de una película, sin embargo, también demasiado grande.

Contaba con dos pisos, que naturalmente no serían utilizados en su totalidad, además de ser ridículamente elegante para la pequeña reunión que él había planeado. En conclusión, el lugar parecía algo que solamente alguien con unas enormes ganas de gastar su dinero alquilaría.

— Xiǎolù —llamó la hermosa y emocionada mujer que lo esperaba al final de las escaleras en el segundo piso del lugar.

Él subió rápidamente, recibiendo un tierno beso como saludo, permitiéndole arrastrarlo al interior del lugar con entusiasmo.

La segunda planta era tan impresionante como la primera. El espacio era un poco más pequeño debido a la forma en que el salón estaba diseñado, pero todavía era un área considerable.

Una bella mujer con un vestido formal y una sonrisa de negocios los esperaba en el impresionante balcón tras el bello ventanal de piso a techo. Al cruzar una sola mirada con ella, Luhan supo que ella no los dejaría marcharse de ahí hasta que firmaran el contrato de para alquilar el lugar.

— Señorita Lee, le presentó a mi hijo Luhan. Él es quien nos propuso la maravillosa idea —habló felizmente.

— Mucho gusto —saludó en voz baja, haciendo una leve reverencia en su dirección.

— Encantada de conocerte, Luhan. La señora Wu ya me ha explicado el gran proyecto que tienes entre manos y créeme que nuestro salón de fiestas es la mejor opción para llevarlo a cabo —aseguró, su sonrisa de negocios se ensanchó aún más mientras hablaba.

Luhan le devolvió una sonrisa tensa, desviando su atención al salón e hizo una mueca porque, aunque era hermoso, el lugar era inmenso y sería un completo desperdicio de espacio y dinero si decidía aceptar alquilarlo.

— Ciertamente es un lugar impresionante, pero…

— ¿Qué tal si me dejas mostrarte el lugar antes de tomar una decisión final? —Ofreció sin permitirle terminar de expresar su negativa.

Luhan asintió dudoso, solamente para descubrir que dos horas después -luego del recorrido y ser sometido al increíble talento persuasivo de la bella mujer-, ellos estaban saliendo del salón luego de firmar el contrato de alquiler y hacer el pago.

La talentosa dama los despedía desde la entrada con una sonrisa inmensa y él todavía no terminaba de descifrar qué era lo que había pasado.

— Lo ves, Xiǎolù. Te dije que ese era el salón perfecto —habló la dulce mujer a su lado.

— S-Sí —murmuró torpemente.

— Todavía no puedo creer que la señorita Lee consiguiera que nos alquilaran solamente la parte superior del lugar —aplaudió emocionada.

— Fue la única forma que tenía para que dijera que sí —suspiró.

— En fin. ¿Cuándo quieres que vengamos a decorar el lugar? —Interrogó con entusiasmo.

— No te preocupes por eso mamá —sonrió cariñosamente—. Los chicos y yo nos encargaremos de eso. Tengo una misión mucho más importante para ti —afirmó con falsa seriedad.

— ¿Cuál? —Soltó con una expresión brillante.

— Mantener distraído a Sehun para que no descubra el plan.

— ¡Déjalo en mis manos, Xiǎolù! HunHun no va a descubrir nada —afirmó.

Luhan asintió felizmente, acompañando a la dulce mujer hasta su auto, abrió la puerta para ella y la vio subir, cerrando la puerta luego de que lo hiciera pero tras eso, él no mostró ninguna intención de subir también. Ella lo miró interrogante y él sonrió a cambio.

— Recordé que debo ir a ver a Baekkie. Te prometo que volveré temprano a casa.

Convenientemente utilizó el nombre de su amigo, quien definitivamente cubriría su pequeña mentira y diría que estaba a su lado aún si el mundo se acababa. También era ideal, teniendo en cuenta, que de ese modo podría rechazar libremente cualquier tipo de ofrecimiento por acercarlo a la ubicación de su amigo, puesto que Deditos pintados desviaría demasiado el camino de su mamá.

— De acuerdo —aceptó sin sospechar nada—. Ve con mucho cuidado y recuerda que prometiste no llegar tarde.

Luhan asintió, permaneciendo de pie en su lugar hasta ver el auto de su madre desaparecer en la distancia. La sonrisa dulce que había tenido para ella, se esfumó para ser reemplazada por una expresión casi solemne.

El camino a su destino fue más rápido de lo que le hubiera gustado. Las familiares calles le provocaron un sentimiento tanto de nostalgia como de amargura, sin embargo, eso no lo detuvo hasta estar de pie frente aquella residencia familiar.

Solo en ese momento, se detuvo dudoso, invadido por los recuerdos de su infancia cuando llamaba a esa puerta con una sonrisa pintada en los labios y las otras tantas que golpeó desesperado por querer entrar y detener a esa bestia que amenazaba con llevarse a su persona especial.

Sehun.

Su persona especial, la razón de que estuviera ahí en primer lugar. Fue por él, por la sonrisa que quería ver día tras día, por ese deseo que tenía de querer pagarle la felicidad que le había dado con su sola presencia.

Por eso y muchas razones más, Luhan llamó al timbre de la residencia, tratando de mantener en calma y no permitirse dominar por el resentimiento que esas personas habían sembrado en su corazón desde pequeño.

Una figura delgada, pequeña y miserable abrió la puerta, sorprendiéndose al verlo ahí. Su oscura mirada, antes vacía, brilló con odio ante su imagen y Luhan no pudo evitar sonreír mordaz al verla. Luciendo tan miserable y rota, pero todavía aferrada a ese absurdo odio suyo.

— ¿Qué quieres? —Espetó ella—. No eres bienvenido aquí —afirmó con desprecio.

— No vine por gusto, créame —bufó—. Estoy aquí porque necesito su ayuda —admitió de mala gana.

— ¿Por qué carajos yo te ayudaría a ti en cualquier cosa? —Masculló—. La mierda en la que estés metido, resuélvelo solo —sentenció.

Cuando ella empezó a cerrar la puerta, ese oscuro sentimiento le dijo a Luhan que la dejara hacerlo y se largara de una buena vez. Sin embargo, su corazón todavía le pedía que pensara en Sehun y porque tal vez no existía algo que no haría por su novio, fue que su mano sujetó la puerta en el último segundo para impedir que la cerrara.

— ¿Qué mierda crees que haces? —Gruñó—. ¡Lárgate antes de que llame a mi esposo para que se haga cargo de ti! —Amenazó.

— ¡Llámelo! —Vociferó—. He deseado por años devolverle cada golpe que le dio a Sehun y me haría el favor de mi vida si lo llama para que pueda finalmente darle una paliza.

Ella abrió la boca, su expresión era furiosa pero nada salió de sus labios mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Una que él no sabía si eran de frustración, miedo a lo que le hiciera a ese monstruo o vergüenza ante el recuerdo de que ella había sido partícipe del infierno en el que su hijo había vivido.

Luhan suspiró pesadamente, retirando su mano y, por fortuna, ella no cerró la puerta cuando lo hizo. Sus ojos castaños se fijaron en la lamentable figura y por largos minutos no supo qué decir exactamente.

— Este viernes es su cumpleaños —susurró de mala gana.

— Lo sé —murmuró—. Lo tengo marcado en el calendario.

La oración hizo el ambiente más incómodo, sin embargo, él no podía dar marcha atrás por nada del mundo y completamente decidido, elevó la mirada a la triste mujer para hacerle saber de una vez la razón de su visita.

— Él dijo que una vez usted hizo un flan el día de su cumpleaños. Me dijo que es su favorito y por eso…

Dejó la oración inconclusa, ella parpadeó dejando ir una solitaria lágrima mientras murmuraba un quedo: “niño tonto”.

— Miré, solamente enséñame a hacerlo para su cumpleaños. Con una sola vez que me enseñe a hacerlo será más que suficiente y yo me iré —prometió.

Ella no respondió, simplemente cerró la puerta ante la mirada estupefacta del menor. Tardó un par de segundos en procesar que ella le había cerrado la puerta en la cara y, justo cuando estaba listo para agregar una onza más de rencor hacia ella en su corazón, la puerta se abrió una vez más y ella salió con un abrigo y su bolso.

— ¿Qué haces ahí parado todavía? —Espetó luego de avanzar algunos pasos y darse cuenta que el chiquillo no la estaba siguiendo—. Date prisa y vamos a conseguir los ingredientes —gruñó.

La sonrisa que se dibujó en su rostro fue incontenible, haciéndolo asentir con entusiasmo antes de correr tras ella. Su mirada fría lo observó con desdén, avanzando por fin.

Sus instrucciones al realizar las compras fueron precisas, sin querer hablar una palabra más de las estrictamente necesarias con él. Eso a Luhan no podía importarle menos, de hecho estaba agradecido con ello.

El camino de regreso no fue mejor que eso, ambos envueltos en un tenso silencio que podría hacerse añicos con la siguiente respiración. Al estar frente a la puerta, ella entró dejando la puerta abierta para él pero sin decir ni una sola palabra de invitación.

Una vez más, Luhan dudó sobre entrar, odiando la idea de entrar a ese desagradable lugar que no era diferente al infierno. Uno en el que Sehun había decidido vivir por ella, quien no lo merecía.

— ¿Vas a entrar o no? —Soltó desde el interior con impaciencia.

Él ingresó a la residencia con incertidumbre y un sentimiento asfixiante en su pecho. Mirando con un nudo en la garganta cada pequeño detalle del lugar hasta detenerse en las escaleras que antes conducían a la habitación de Sehun.

Se congeló tan pronto lo hizo, horrorizado y sus ojos se cerraron con fuerza, repitiéndose para sus adentros que era una ilusión y que él no estaba ahí. Para el momento en que se atrevió a abrir los ojos una vez más, la siniestras imagen de Minho se había ido.

— ¿Cuánto tiempo te quedaras ahí parado como una piedra? —Interrogó con molestia.

— A-Ahora voy —balbuceó, apresurándose al interior de la cocina junto con ella.

Una vez ahí, su explicación fue sumamente breve antes de proceder a mostrarle el proceso para hacer aquel flan que Sehun había dicho era su favorito. Al saber que ella no iba a decir alguna otra palabra, Luhan presto completa atención a lo que ella hacía.

A primera vista nada parecía diferente de lo que había visto hacer a cualquier otra persona al preparar un flan. Sin embargo, pronto encontró algo diferente, era algo absolutamente simple pero la única explicación que encontraba para que Sehun pudiera decirle que no era como el postre común.

— De acuerdo, ahora hazlo por ti mismo y comparemos.

Dicho esto, ella se marchó dejándolo por su cuenta. Luhan frunció el ceño al ver esto, ¡por supuesto!, él no esperaba que ella se quedara y le fuese dando instrucciones paso a paso pero tampoco imaginó que simplemente se iría y lo dejaría a su suerte.

Irritado, comenzó a recrear el proceso tal como recordaba que ella lo había hecho. Frunciendo el ceño y dando vueltas por la cocina cuando no lograba recordar alguna cosa. Aquello servía y pronto volvía a su trabajo, terminando con ello algunas horas más tarde.

Ella volvió en ese momento, probando ambos postres para comparar su sabor entre sí. Sin embargo, su rostro estoico no revelaba nada y Luhan solamente podía mirarla con los nervios a flor de piel.

— Bastantes similares —reveló finalmente.

Los ojos castaños del niño resplandecieron de alegría y tomó rápidamente la cuchara que ella le ofrecía para probar por sí mismo. Sintiéndose aún más feliz al corroborar por su cuenta que, aunque eran ligeramente diferentes, el sabor era prácticamente el mismo.

— Como sea, escribí la receta aquí para ti de todos modos en caso de que la olvides —comentó como si no fuera nada, deslizando un trozo de papel en su dirección.

— Eso… Gra-Gracias —habló a duras penas, aturdido por su amable acción.

— Ahora, si eso es todo, vete de una vez —ordenó.

Su nada disimulado tono grosero lo devolvió a la realidad, haciéndolo olvidar por completo el ligero sentimiento de gratitud que había sentido para con ella. Haciéndolo bufar mientras tomaba el trozo de papel y se preparaba para irse.

— Eso haré, no tiene que decírmelo —gruñó—. La última cosa que quiero es encontrarme con esa bestia que llama esposo.

— Él no volverá —murmuró débilmente—. Ya nunca volverá.

La expresión del menor se volvió estupefacta, encontrando sentido a sus palabras tras notar que, pese a llevar ahí tanto tiempo, ese hombre nunca había aparecido. Ella no dijo nada más, permaneciendo inmóvil en su lugar, como un cascarón vacío que provocó una punzada de dolor en su pecho.

— Gracias por su ayuda —murmuró incómodo, al no saber qué otra cosa decir, dando la media vuelta para irse. Sin embargo, no lo hizo y volvió para dejar sobre la mesa una bella tarjeta que la señorita Lee le había dado antes—. Esta es la dirección del salón donde vamos a celebrar su cumpleaños, si puede… por favor vaya. Sehun sería muy feliz si asiste.

Con eso último, finalmente se fue sin mirar atrás, esperando en su corazón que ella le tomara la palabra. De alguna forma, Luhan creía que ahora que él se había ido para siempre, tal vez habría una nueva oportunidad para ella.

— ¿Te divertiste, niño? —Interrogó la inconfundible voz de JongDae, quien esperaba fuera de la residencia.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó desconcertado.

— Tu adorable cuñada ha terminado por hoy, acabo de llevarla a casa y vine a buscarte.

— ¿Cómo sabías que estaba aquí? —Espetó seriamente.

— Respecto a eso… —Él sonrió ladino—. Hasta que esta alianza entre tú y yo termine, yo no puedo dejar que nada malo te pase, por lo tanto, tengo varios ojos sobre ti para asegurarme que ni siquiera la brisa te dañe en lo más mínimo.

— Eso es espeluznante —masculló inconforme.

— Como digas, pero estoy completamente seguro de que ese novio tuyo ya hubiera muerto de un ataque si supiera donde estás ahora mismo —sonrió con malicia al mismo tiempo que abría la puerta de su auto para él.

— Ese hombre se marchó, no estoy corriendo ningún peligro y aunque él no lo hubiera hecho, puedo defenderme de él —afirmó.

— Lo sé —asintió—. Sin embargo, tampoco hubieras salido completamente ileso y yo hubiera tenido que entrar.

— ¿Y? ¿Qué habría pasado de haberte visto en esa necesidad? —Interrogó seriamente, tras abordar el vehículo.

— ¿Tú qué crees que hubiera hecho? —Preguntó en lugar de responder, esbozando una sonrisa espeluznante.

— Tú no…

— ¿Por qué no? —Interrumpió—. ¿Quién me hubiera culpado? Esa porquería humana tiene miles de enemigos, yo sería el menos sospechoso y de hecho estaría haciéndole un favor al mundo entero si me hubiera deshecho de esa basura —afirmó con arrogancia.

Luhan al ver esto, decidió simplemente dejar de hablar, completamente consciente de que seguir con esa conversación era completa y absolutamente inútil. El hombre pareció entender esto, riendo por lo bajo mientras cerraba la puerta y se dispuso a ponerse en marcha.

Le tomó menos de unos cuantos minutos dejar a su pequeño aliado en su casa y otros pocos volver a la residencia de su primo, ya imaginando lo que le aguardaba al cruzar la puerta del familiar despacho del otro, luego de recibir aquel mensaje donde le ordenaba ir a reunirse con él de inmediato.

Por supuesto, aquel mensaje había sido recibido hacía varias horas, ignorando por completo la urgencia del mismo. Al verlo entrar, el viejo mayordomo le notificó que debía darse prisa porque su estúpido primo estaba de mal humor por su causa.

Su rostro fue de obvio fastidio y, en lugar de hacer caso a los consejos de nervioso hombre, marchó directo a la cocina para conseguir algo de comer. Al verlo, las dos empleadas ocupantes de la habitación, se pusieron nerviosas tras escuchar las súplicas del mayordomo por hacer que fuera a ver al señor de la casa.

— Más vale que dejes de ser un puto dolor en las bolas para el señor Yang y subas esas jodidas escaleras de una maldita vez —advirtió una voz que lo hizo gruñir.

Sus ojos viajaron de los bollos al vapor, que ni siquiera había tenido la oportunidad de saborear, hasta ese pequeño bastardo que su primo había elegido como amante.

— JunMyeon g“ ya fue notificado de tu llegada y no demorara demasiado en bajar y arrastrarte por su cuenta hasta la segunda planta. Claro, eso después de darte la golpiza de tu inútil vida —bufó.

— Ya se me quito el hambre —gruñó, abandonando el suave bollo definitivamente.

— JongDae, no retes tu suerte —advirtió Lay.

— ¿Por qué no simplemente te vas al carajo, imbécil? —Masculló entre dientes.

— Señor… —habló en tono suplicante el hombre mayor, sabiendo perfectamente que si no podía arrastrar a ese mocoso malcriado escaleras arriba, él iba a tener que lidiar con el mal humor de Suho.

— De acuerdo, de acuerdo —resopló, poniéndose de pie para ir a la maldita reunión.

Al llegar a su destino, entró sin tomarse la molestia de llamar. Suho parecía estar ladrando algo a un pobre infeliz al otro lado de la línea en su móvil y cuando su iracunda mirada se posó en él, podría haber hecho morir de miedo a cualquier otra persona pero no a él. A él no pudo importarle menos mientras lo observaba terminar la llamada.

— Me llamó, señor —soltó con evidente sarcasmo.

— ¡¿Qué mierda pretendes, JongDae?! —Gritó furioso.

— No entiendo a qué se refiere, señor —respondió sin inmutarse.

— ¡No te hagas el imbécil conmigo! —Vociferó aún más enojado.

— ¿Se refiere a lo de Wu Luhan, señor? —Preguntó, todavía impasible a la expresión de su primo, quien parecía listo para matarlo—. Por su expresión, puedo deducir que ese incompetente detective ya lo llamó para decirle que debe controlarme, ¿me equivocó?

— ¡Tú, hijo de…!

— Ya que está tan furioso, ¿podría decirme el señor que estoy haciendo mal? —Interrogó.

— Qué estás haciendo mal, preguntas —rió entre dientes, sonando algo escalofriante—. Debería acabar contigo de una puta vez en lugar de tener esta conversación solo porque Yixing me lo pidiera —masculló.

JongDae frunció el ceño, sin embargo, inteligentemente se ahorró los interminables elogios que tenía en su mente para Yixing. Suho estaba bastante enojado ya y aunque, sabía que no iba a matarlo como decía, al menos si se vería obligado a hacer una parada en el hospital durante algún tiempo, por lo que prefería ahorrarse eso.

— No sé qué mierda retorcida está pasando por tu cabeza y tampoco me importa, JongDae. Pero te juro que si algo le pasa a Luhan, yo…

— Entonces, según usted, ¿es mejor dejarlo vivir en la ignorancia y que crea que se está volviendo loco? —Espetó, dejándolo mudo—. En mi opinión, señor, su estrategia es un mierda.

— Tú…

— Contrario al plan retorcido que usted ya se armó en la cabeza, yo verdaderamente estoy ayudando al niño a encontrar las respuestas que busca y no simplemente sentándome como ustedes, sarta de hipócritas, a ver como aquel horrible pasado lo destruye —sentenció.

— ¡Lo estás poniendo en riesgo!

— ¿Cuál riesgo? —Bufó—. ¡Nadie va a tocarlo estando bajo mi cuidado a menos que yo lo permita! Yo tengo un ojo vigilando a ese pequeño y a los suyos las veinticuatro horas. Sabiendo eso, ¿quién sería tan idiota de acercarse a él siquiera? —Soltó con orgullo y arrogancia.

— ¡¿Te has vuelto loco?! —Gritó—. ¡No eres todopoderoso como lo piensas!

— ¿Qué no lo soy? —Rió casi con locura—. Yo puedo poner toda esta jodida ciudad de cabeza si lo deseo.

— Estás loco —habló horrorizado.

— Loco o no, soy el único con las suficientes bolas como para pasar por alto el peligro y ayudar a Wu Luhan —sentenció—. Porque todos saben que él merece la verdad pero deciden ocultarla por un simple capricho egoísta.

— Tú…

— Si lo que te preocupa es que tu jodido jefe tome represalias en tu contra por esto, ve y dile que  estoy actuando por cuenta propia. Que me busque a mí si tiene algo que decir —dijo con un tono demasiado desafiante para su propio bien—. A Luhan le importa una mierda saber sobre la porquería que hace, o el cómo fue él quien entregó a Minho a tus manos y las de ese inútil detective para que lo mataran. El niño únicamente quiere saber el nombre de quien lo amenaza. Sin embargo, si esa información es tan importante para él, puede venir y decírmelo.

Los labios del mayor se torcieron en una mueca desagradable pero no tenía palabras para decir. Por lo que únicamente podía mirar al otro con algo parecido a la impotencia en sus ojos oscuros.

JongDae conocía muy bien al hombre, ellos habían crecido juntos después de todo, por ello en el fondo sabía que su primo de algún modo estaba agradecido por lo que estaba haciendo por Luhan, aun cuando también estaba preocupado por la seguridad de ambos. Suho era simplemente así.

— Él es un buen niño, JunMyeon. No pretendo y mucho menos quiero hacerle daño, lo ayudaré con esto y lo protegeré todo el camino en el proceso, te doy mi palabra.

Sus palabras ayudaron a suavizar un poco la expresión ajena. Él asintió suavemente, dándole al contrario su aprobación silenciosa.

— JongDae —llamó al verlo dirigirse a la puerta—, sal del camino del señor Byun una vez Luhan obtenga lo que necesita —pidió, su voz evidenciando su preocupación.

Asintió seriamente, abandonando la habitación sin más palabras. Lay prácticamente corría en su dirección, pero simplemente pasó de largo con dirección al despacho de su primo con una expresión angustiada en su bonita cara. Él gruñó por lo bajo, pero todavía tenía algunas palabras de agradecimiento en su mente para el jodido mocoso por preocuparse y cuidar de su primo.

También, la amargura y crueldad con la que el hombre había vivido por varios años parecía desvanecerse desde que ese chiquillo estaba ahí. Él sonreía más a menudo y había escuchado de varios empleados, que parecía mucho más accesible que antes.

Ciertamente Lay era más una bendición que una maldición, pero él lo encontraba jodidamente irritante, por lo tanto tenía que pelear con él cada vez que lo viera.

El sonido de su móvil interrumpió su tren de pensamientos e hizo una mueca de disgusto mientras atendía la llamada. Escuchando con atención la voz familiar al otro lado dándole su reporte de la situación.

— Voy para allá —gruñó, terminando sin más la llamada y salió rápidamente de ahí.

El viaje a su nuevo destino fue rápido, tras haber ignorado cada regla de tránsito habida y por haber. Su empleado lo esperaba en la puerta del animado pub, luciendo impasible y abriendo la puerta del vehículo para él.

Él lo saludó con un asentimiento, arrojando las llaves de su auto al contrario mientras ingresaba al lugar abarrotado de personas, algunas intoxicadas y otras tantas solamente eufóricas.

Fue fácil identificar su objetivo, sobre todo si este lucía completamente patético y estaba derrumbado sobre la barra totalmente borracho. Gruñó al verlo, apresurándose a llegar a su lado para detener al barman que estaba por entregarle una nueva bebida.

— Él ha tenido suficiente —gruñó y el inteligente hombre se retiró de inmediato.

— ¡JongDae! —Exclamó el otro arrastrando las palabras y sonriendo con torpeza—. Que gran sorpresa. Ven, siéntate a tomar algo conmigo. ¡Ey!, trae una botella de whisky para mí y mi amigo —ordenó al barman que ni siquiera lo miró.

— Él no traerá nada. Ya has tenido suficiente, JongIn —sentenció.

— ¿Quién lo dice? —Bufó—. Yo estoy bien. Trae lo que te pedí —exigió.

JongDae lo maldijo por lo bajo, asintiendo en dirección a su empleado para que lo ayudara a arrastrar al otro fuera del maldito pub. JongIn no la dejó fácil, maldiciendo, forcejeando y gruñendo mientras ambos hombres lo sacaban del lugar y lo arrastraban al auto de JongDae.

Naturalmente, él estaba furioso de tener que lidiar con esa mierda. Azotando incluso la puerta de su auto tras arrojar a JongIn en los asientos traseros y colocar el seguro para que no escapara. Le dio un par de instrucciones más a su empleado y finalmente se puso en marcha, mirando furioso a su primo a través del espejo retrovisor.

— Es la tercera vez esta puta semana, JongIn —escupió entre dientes.

— No vengas a buscarme si no te gusta —murmuró.

— ¿Y esperar a que llamen para decirme que te golpearon hasta matarte porque estabas tan jodidamente borracho que apenas te mantenías en pie? —Espetó.

— Tal vez sería lo ideal —susurró.

— ¡Tú…!

— ¡Me rompieron el corazón, JongDae! —Vociferó derrotado, deteniendo los gritos furiosos del contrario—. Nunca había sentido tanto dolor y auto desprecio, no sé de qué otro modo tratar con esto.

El dolor en cada palabra hizo que su voz fallará a la mitad de su discurso. JongDae miró su expresión miserable a través del espejo retrovisor, apretando con fuerza el volante, sin otro modo de descargar su enojo e impotencia.

— Él fue la única persona que parecía querer que yo fuera su primera elección. Creí que yo le importaba como él me importaba… ¡Joder!, yo incluso tuve miedo de que Suho se enfrentara a él porque tal vez no iba a elegir a mi propio hermano —sonrió con amargura.

Un risa vacía brotó de sus labios, pareciendo más un lamento. El silencio se prolongó y JongDae lo observó desde el espejo mientras negaba y parpadeaba repetidamente, igual que cuando era un niño y se esforzaba por no llorar cada vez que JongDae se metía con él.

— Quería protegerlo, no por obligación o porque me hubieran enseñado que ese era mi propósito en la vida. Yo estaba eligiendo hacerlo porque él era especial, porque con esa persona podía ser quien realmente era y no esperaría nada de mí, no debía fingir nada frente a él, eso pensé.

— JongIn…

— Pero mira, él es un gran actor y yo no fui más que aquel idiota del que tanto me burle hasta el día de su muerte —rió amargamente—. Mientras que para mí ese pequeño y despreciable demonio fue la persona más especial, para él yo no fui más que una versión secundaria de Oh Minho.

— ¿Y qué harás al respecto? —Espetó—. ¿Dejarás que simplemente se salga con la suya y gane?

— Soy un cobarde, JongDae. No puedo hacerle daño aunque él me haya apuñalado por la espalda y me redujera a este patético estado —susurró débilmente.

— No tienes que lastimarlo, no físicamente al menos —sonrió perverso—. Dale donde más le duele, destrúyelo de otra forma.

— Yo…

— Él lo merece, JongIn —afirmó—. Tú le entregaste tu confianza, todo tu ser y él no te vio más que como una herramienta más. Se merece sentir todo el dolor que te causo y más.

— ¿Cómo? —Interrogó con voz sombría.

Sus oscuros ojos brillando con resentimiento, algo que hizo crecer la sonrisa torcida en los labios del hombre al volante.

— Yo te ayudaré —prometió—. Tienes mi palabra de que se arrepentirá de lo que te hizo hasta el último día de su vida.

Él más joven asintió, cerrando los ojos mientras en su rostro se formaba una mueca de dolor. Misma que JongDae pretendía que le cobraran con creces a aquel monstruo egoísta y manipulador.

 

***

 

— Luhan no lo hagas, piénsalo mejor —suplicó la voz de su amiga.

Luhan hizo una mueca, apurando su andar ya suficientemente irritado con la maldita melodía del tono de espera al otro lado de la línea. ¡La maldita cosa ya llevaba veinte minutos!

— Luhan —volvió a llamar Haneul.

— Haneul…

 Joyería Royal, muy buenos días. ¿En qué puedo servirle?

— Sí, hola —habló, dejando de lado a su amiga—. Mi nombre es Wu Luhan, hice un pedido hace tres semanas y me preguntaba si podría pasar a recogerlo hoy por la tarde.

— Permítame un instante, señor Wu.

Luhan casi gritó de irritación cuando nuevamente lo pusieron en espera. Llevaba tratando con la jodida joyería desde el día anterior y hasta ahora lo único que había logrado era que algo explotara en su interior debido al enojo. Ya fuera por su jodida incompetencia o el hecho de que cada vez que llamaba solamente lo ponían en espera una y otra vez.

— Luhan, por favor —insistió Haneul y él estaba por perder la paciencia.

— Señor Wu.

— Sí.

— Lo lamento, su pedido ha tenido un retraso y no estará aquí sino hasta mañana por la tarde.

— ¿Cómo que mañana por la tarde? El día de ayer me dijeron que estaría ahí para esta tarde. Hice el pedido con mucha anticipación y me garantizaron que lo tendrían tres días antes del evento para el cual lo necesito. Sin embargo, el obsequio es para el día de mañana y ustedes siguen dando excusas —gruñó.

— Lu…

Sin poder contenerse más, le lanzó a su amiga una mirada de advertencia que inmediatamente la hizo cerrar la boca. Después de todo, Haneul era muy inteligente y sabía que Luhan estaba de pésimo humor desde la tarde de ayer. Por supuesto, Sehun era la única persona que podía hablar con él sin que pareciera que él estaba a punto de cometer un homicidio.

— Sentimos muchísimo los inconvenientes causados, señor Wu. Créame que nosotros tampoco esperábamos este tipo de situación, pero le aseguro que su pedido estará aquí mañana por la tarde sin falta —afirmó con su monótona voz que tenía a Luhan a nada de mandarlo al infierno.

— Más vale que sea así —advirtió, cortando la llamada bruscamente.

Molesto se volvió en dirección a su amiga, quien apretó los labios y lo miró con súplica pero no volvió a insistir de la misma forma que lo había estado haciendo.

— ¿Estás seguro de esto, Lu? —Interrogó insegura, sosteniendo su brazo para que él no siguiera avanzando.

— No importa si me gusta o no, es por Hun.

— Pero…

— Haneul, aunque a mí no me agrade el sujeto, él sigue siendo un amigo valioso para Sehun. Quiero que todo el día de su cumpleaños sea perfecto y que él esté muy feliz, por lo tanto, si eso significa invitar a ese sujeto, lo haré —sentenció.

Su amiga no discutió más, dejándolo ir a sabiendas de lo mucho que Luhan se había esforzado para sorprender a Sehun para su cumpleaños. Todo estaba listo ya, faltaba menos de un día y sabía que Luhan estaba demasiado estresado, así que no insistiría más para así no agobiarlo más de lo que ya debía estarlo.

— Kyungsoo —llamó al sujeto que le había costado media hora, de su clase libre, encontrar —. Mañana es el cumpleaños de Sehun…

— Ya lo sé —interrumpió tranquilamente y su expresión de desdén fue más que obvia.

— Como decía —masculló entre dientes—, mañana es el cumpleaños de Sehun y le organice una pequeña fiesta sorpresa. Sé que tenemos diferencias pero eso no importa, él estaría feliz si vas. Esta es la dirección.

Kyungsoo lo miró de una forma extraña mientras tomaba la pequeña tarjeta que él le tendía. Su expresión pareció suavizarse y lentamente asintió en aceptación.

— Ahí estaré, gracias.

— Bien.

Luhan no tenía tiempo para tratar con la bipolaridad del sujeto. Él tenía menos de cuarenta y ocho horas para dar los toques finales a la organización de una fiesta de cumpleaños, asegurarse de que sus amigos dejaran en perfectas condiciones el salón que se había alquilado para dicha fiesta, tratar con las personas estúpidas que no podían manejar un maldito pedido y distraer a su dulce, dulce novio para que no descubriera que estaba por explotar en cualquier segundo debido al maldito estrés.

— Luhan, tranquilo. Todo saldrá bien —aseguró Haneul en un intento de lograr que su amigo se relajara un poco.

— Dime eso mañana durante la fiesta, en este momento escucharlo solamente me estresa más —farfulló, marcando el número de la pastelería para confirmar la hora a la que su pedido sería entregado y verificar que la dirección que tuvieran fuera la correcta.

— Lu…

— ¿Baekhyun les explicó lo que tienen que hacer hoy? —Interrogó seriamente y ella asintió repetidamente.

— Hoy debemos limpiar perfectamente el lugar y dejar todo lo que vas a necesitar mañana para montar la decoración —recitó seriamente, luciendo un poco adorable, casi haciendo sonreír a Luhan, casi.

— Muy bien. ¿Pudiste contactar con el servicio de transporte para ir mañana al aeropuerto?

— Estarán ahí media hora antes esperando —respondió con eficiencia.

— También…

— Sehun.

Los labios de Luhan se sellaron, volviéndose en dirección a su novio para recibirlo con una sonrisa resplandeciente que casi dejó ciega a Haneul, además de aturdida. Es decir, su amigo hacía apenas unos segundos parecía listo para arrancarle la cabeza a la siguiente persona que lo mirara feo, pero en ese momento había en su rostro una sonrisa perfectamente natural y dulce.

— Escuché que tu profesor no vino —habló Sehun, pellizcando una de las mejillas de Luhan.

— Sí, pero tú deberías estar en clases —señaló entre risas.

— Me aburre la clase de geografía —resopló dramáticamente, jalando a Luhan a sus brazos con el claro mensaje de que no planeaba irse.

Para buena fortuna de Haneul, Sehun cumplió su palabra y su presencia pareció apaciguar al demonio. Luhan en el fondo también estaba feliz de verlo, ya que solo la presencia de Sehun lograba a hacerlo sentir tranquilo y que todo estaba perfectamente bien.

Sin embargo, ese agradable sentimiento solamente duró esa tarde y al comenzar el nuevo día, Luhan se sintió mil veces más agobiado que el día anterior.

Siendo apenas las seis de la mañana, Luhan se puso en marcha para tener todo perfectamente listo para las cinco de la tarde. Hora en la que debía reunirse con Sehun para darle la sorpresa que casi lo había vuelto loco al organizarla, pero que valdría la pena una vez viera la sonrisa emocionada de su novio.

Su estómago estaba hecho un nudo enorme y no logró desayunar más de dos bocados, arrastrando temprano a su madre, cuñada y hermano para comenzar con los preparativos.

Sentía como los nervios y la presión aumentaba con cada segundo que pasaba. La preocupación de que el tiempo no fuera suficiente lo estaba agobiando y casi tuvo un ataque cuando ya era mediodía, el salón no estaba listo y unos ruidos ridículamente fuertes vinieron desde el jardín trasero del lugar.

Se apresuró al balcón con los nervios de punta y al ver el desastre que se estaba orquestando ahí afuera, tuvo la sensación de que vomitaría sangre. Furioso era poco para describirlo y al verlo, su dulce madre trató de detenerlo. Sin embargo, él ya estaba bajando las elegantes escaleras y corriendo hacia el jardín.

— ¡¿Qué demonios significa esto?! —Gritó para hacerse escuchar entre todo el ruido.

Uno de los hombres, presumiblemente el que estaba a cargo de todo eso, se giró en su dirección con una ceja arqueada. Él lo miró como si fuera la más insignificante de las pulgas y eso solo llevó a Luhan a una nueva escala de enojo.

— Nos contrataron para montar una estructura en esta área —habló el sujeto con indiferencia.

— ¿Qué? —Soltó aturdido—. No, no, no. Ustedes no pueden hacer esto hoy. Hoy se celebrará un evento muy importante y no pueden comenzar una maldita construcción aquí durante el evento —sentenció alterado.

— Yo no sé nada sobre eso, niño. A nosotros se nos contrató para hacer el trabajo hoy. No es mi problema lo de tu evento —bufó.

— Usted…

Antes de que Luhan cumpliera con su cometido de arrojarse sobre el hombre para estrangularlo, Zhao se movió para sujetar a su hermanito, cubriendo su boca con una de sus manos y arrastrándolo lejos mientras le daba las gracias al hombre por su atención, con una sonrisa cortés en los labios.

— Luhan, cariño…

— Mamá, ellos no pueden hacer esto. Van arruinar la fiesta y además, acepté alquilar este lugar por la extraordinaria vista desde el balcón al jardín —se quejó exasperado.

— Lo sé, lo sé —consoló, acariciando el rostro de su pequeño con ternura—. Sin embargo, esas personas solamente están haciendo su trabajo.

— Pero…

— Todavía será una fiesta preciosa, mi amor —prometió—. Te has esforzado mucho y esto no tiene por qué arruinarlo. Nosotros mantendremos las puertas del balcón cerradas para que Hunnie no vea eso.

— Mamá tiene razón, Xiǎolù —apoyó Zhao—. Además, el volumen de la música puede cubrir el escándalo de afuera.

— Y también llamaremos a esa mujer que les alquiló el salón para exigir una explicación y que nos reembolse al menos un diez por ciento de lo que pagaron al no avisarles sobre esta situación —sentenció su indignada cuñada.

Luhan aceptó todo eso a regañadientes, concentrando toda su atención y energía en terminar con los preparativos para la fiesta. Comprobando al menos tres veces que todo estuviera en orden y todo parecía estarlo.

A las tres de la tarde, su madre se despidió de ellos para ir a buscar a Sehun y distraerlo hasta que fuera la hora de llevarlo al salón. Luhan todavía tenía algunos detalles de los cuales encargarse y también se despidió, prometiendo estar ahí a las cinco en punto.

Lo había organizado con sumo cuidado, él debería tener dos horas para recoger algunas cosas y lo más importante de ese día, el regalo de cumpleaños de su novio por el cual se había partido la cabeza hasta hallarlo.

Sin embargo, nada estaba listo cuando fue a buscarlo y los incompetentes encargados de la joyería le habían dicho que su pedido no llegaría ese día. Luhan estaba histérico y desesperado, había recorrido toda la ciudad esperando salvar el regalo de cumpleaños. Sin embargo, ya eran las ocho de la noche y todo había resultado inútil.

Además, estaba malditamente perdido y tenía la sensación de que sufriría una crisis mientras veía la hora que marcaba el reloj de esa plaza. La desesperación estaba ganando terreno, empujándolo cada vez más al borde, queriendo romper la poca cordura que le quedaba.

Su móvil no paraba de sonar y Luhan no se atrevía a responder porque sabía que era Sehun y si escuchaba su voz, él simplemente se pondría a llorar de impotencia al ver todo caerse a pedazos luego de tanto tiempo de esfuerzo.

Un tono de llamada diferente fue como una señal del cielo y Luhan se apuró a responder, esperando que su mejor amigo pudiera decirle cómo arreglar todo ese desastre de proporciones inimaginables.

 ¡Luhan, ¿dónde carajos estás?! Sehun llevaba horas preguntando por ti —gritó Baekhyun al otro lado de la línea.

— Yo…

Una llamada entrante interrumpió su voz temblorosa por la frustración y al ver que se trataba de Haneul, puso a Baekhyun en espera y se apresuró a responder esperando una buena noticia al menos. Su mente era un caos total y quería escuchar que al menos eso había salido bien. A ese punto, lo necesitaba

 ¡Hannie! —Sollozó la chica—. Tenemos un problema. A los idiotas del servicio de transporte que iban a ir al aeropuerto, se les ocurrió la brillante idea de darles a los invitados sorpresa un tour por la ciudad y el vehículos se averió a las afueras. A-Ahora todos están ahí varados —lloró afligida, al haber garantizado que el servicio era cien por ciento confiable.

Luhan sintió algo hundirse aún más en su pecho y las lágrimas que ya picaban en sus ojos aumentaron amenazando con desbordarse. Pero Haneul ya lloraba al otro lado de la línea y todo ya era lo suficientemente desastroso como para que él se pusiera a llorar también.

— L-Lo siento tanto, Lu.

— Tranquila Haneul, por ahora…

Y como si no fuera suficiente, su móvil finalmente se apagó luego de haber estado notificándole que no tenía batería suficiente. La frustración se apoderó de él y casi arrojó su móvil contra la pared más cercana.

Su cuerpo estaba temblando incontrolablemente y dos lágrimas de rabia se derramaron de sus ojos, mientras tiraba de su cabello con ambas manos. Apenas creyendo que ese día, todo el trabajo que había puesto durante un mes entero, se hubiera ido a la basura.

Pero era su cumpleaños, no importaba si ya todo era un desastre, Luhan tenía que ir ahí con o sin un regalo en sus manos, y al menos decirle un feliz cumpleaños. Con eso en mente, trató de recomponerse, limpiando desordenadamente los rastros de lágrimas e intentando pensar en cómo hacer para cruzar media ciudad y llegar al salón de fiesta para encontrarse con él.

— Tan conmovedora vista. Me pregunto quién habrá sido el monstruo que hizo llorar a tan encantador jovencito.

Aquella voz coqueta y un poquito burlona hizo que el corazón de Luhan diera un vuelco, sus brillantes ojos se fijaron de inmediato en la guapa figura que caminaba en su dirección con una sonrisa seductora en los labios.

— Kai hyung —casi gritó, corriendo al encuentro del mayor—. Hyung, necesito que me ayudes —dijo, tomando la manos del mayor con fuerza. como si el hombre fuera un salvavidas.

— Lo sé, es por eso que estoy aquí —aseguró, estrechando la mano de Luhan como si le asegurara que ya todo estaba bien—. Los hombres que JongDae tiene vigilándote le informaron que la estabas pasando mal, pero como él es un idiota, preferí venir por mi cuenta. Ahora, dime lo que necesitas y lo tendrás en tus manos —afirmó con una seriedad que casi quedaba oculta debido a esa sonrisa suya.

Luhan asintió, dejando al más alto llevarlo en dirección a su auto mientras le contaba una a una todas las cosas que habían salido mal y que necesitaba resolver. Él lo escuchó con paciencia mientras conducía. Nada pareció sorprenderlo, como si ya lo tuviera todo previsto pero Luhan no pensaría en ello por el momento.

Cuando el auto por fin se detuvo, Luhan no se encontró con el hermoso salón donde se estaba celebrando la fiesta de cumpleaños de Sehun, sino con un animado salón adornado de rojo y dorado. Aterrorizado se giró en dirección al mayor pero este solamente le sonrió, sujetó su brazo y lo arrastró dentro del lugar.

Un dulce aroma a incienso y perfume de dama lo golpeó dejándolo mareado, mientras tropezaba con sus propios pies, tratando de seguir el paso del mayor por las escaleras del hermoso lugar, abarrotado de mujeres tan bellas como seres de fantasía y hombres que las veían como si fueran tesoros.

Caminaron por un largo pasillo hasta llegar a una hermosa habitación, donde los esperaba la mujer más hermosa que hubiera visto y no fuera parte de su familia. Al verlos, ella se levantó elegantemente del diván donde había estado descansando y sonrió suavemente.

— Mi gran señor Kim, sea bienvenido —habló con una voz tan melódica que Luhan apenas podía creer que fuera real—. Discúlpeme por no haberlo ido a recibirlo personalmente.

— No hay problema en absoluto, señorita Yin —respondió el más alto—. Sin embargo, hoy no vengo para quedarme mucho tiempo y también tendré el atrevimiento de solicitar su ayuda. Espero disculpe las molestias —habló sin rastro alguno de sentirse avergonzado.

— Siempre es un placer ayudar al gran señor Kim —sonrió bellamente—. Entonces… ¿En qué puede ayudar al gran señor esta humilde persona?

— Verá, este hermoso niño es mi querido amigo Luhan, y necesita estar listo para una fiesta sumamente importante lo antes posible —explicó, empujando ligeramente a Luhan frente a la hermosa mujer.

— Un encantador joven, puedo ver —elogió con su voz cándida—. No tiene que preocuparse por nada, gran señor. Su pequeño amigo estará listo en un parpadeó —afirmó, moviendo su mano graciosamente en dirección a dos preciosas jóvenes que en un segundo ya habían arrastrado a Luhan al fondo de la habitación—. ¿Algo más que desee que haga?

— Nada en realidad —respondió con un tono coqueto.

Su atención se dirigió enteramente a los dos hombres que ya estaban de pie en la puerta a la espera de su orden.

— Tao, ve y trae a los invitados que Luhan había enviado a recoger al aeropuerto. Los quiero en esa fiesta en una hora a más tardar.

— A sus órdenes, hyung —respondió el entusiasta muchacho, saliendo rápidamente para cumplir con sus órdenes.

— Zhan, ve a la joyería de confianza del jefe y pídeles que te entreguen mi encargo. También trae un ramo de girasoles, el más grande y hermoso, no importa el costo. —El nombrado asintió—. Si Luhan te pregunta cuánto costó todo, tú no sabes nada.

— Entendido.

— Señorita Yin, sé que ya estoy abusando demasiado de usted pero… ¿Respecto a lo del salón que le mencione antes? —Preguntó tranquilamente la bella mujer.

— No tiene nada de qué preocuparse, gran señor. Mis empleados concluyeron el trabajo hace más de una hora, solo están a la espera del encantador jovencito que mis asistentes están preparando —aseguró.

Kai asintió complacido, dirigiéndose tranquilamente a ocupar el diván en el que antes la bella dama había estado descansando. Se sentó con calma y aguardo a que Luhan estuviera listo, sabiendo que el hermoso niño se vería magnífico.

Perfecto para restregarlo en la cara de ese pequeño bastardo que había hecho su mejor esfuerzo por arruinarle esto al bonito ángel. Casi podía saborear el placer de ver su jodida cara torcerse con disgusto cuando lo viera aparecer luciendo majestuoso y sin rastro alguno de haberse visto en alguna dificultad.

— Él está listo, gran señor —anunció su anfitriona.

Sonrió ampliamente al verlo aparecer, vestido en tonos rojos, dorados y negro. Tan hermoso que podría dejarte sin aliento. Se levantó tranquilamente, para estar frente al avergonzado jovencito que mantenía la mirada gacha y se rió, tomando su mano para llevarlo a la puerta.

— Yo… —Susurró bajito, sin avanzar y dio la vuelta en dirección a la preciosa dama—. Muchas gracias por su ayuda, señorita Yin.

— No me agradezcas nada, pequeño. Te aseguro que fue un placer tenerte aquí hoy —sonrió suavemente—. Ahora ve y conquista a tu hombre —ánimo.

El rojo se apoderó de todo el rostro de Luhan mientras Kai se echaba a reír con ganas. El muchacho salió corriendo en ese segundo y luego de que él se despidiera de la señorita Yin, lo siguió hasta alcanzarlo.

— Siempre dije que seguramente esa ropa con estilos chinos se vería espectacular en ti —comentó traviesamente con la intención de avergonzarlo aún más.

— Cierra la boca —masculló abochornado.

— Pero de verdad se ve bien, no se supone que es como una tradición en China que las ropas rojas lleven bordados dorados de dragones, fénix y…

— ¡No en el tang suit! —Chilló—. Eso es para…

— ¿Para qué? —Interrogó divertido.

—Solo cállate y llévame con mi novio ahora —ordenó irritado.

— Por si vas a comentar algo sobre la parte inferior, eso está hecho con el mismo material que utilizan para la ropa de los gimnastas. Vas a necesitarlo para más tarde, será más fácil moverte con eso puesto —aseguró divertido, solo para recibir una mirada fulminante del menor—. Oh vamos, la cosa suit que mencionaste es lo bastante larga para cubrir lo que se nota de más. Menos tus piernas, ellas se ven espectaculares con esa cosa tan ceñida.

— Tú…

— Vamos, no seas tan agresivo con tu hyung, recuerda que él vino a rescatarte y hasta consiguió que la señorita Yin te prestara esos bonitos zapatitos bordados que ella tanto ama.

— ¡Jódete y date prisa de una maldita vez! —Gritó, marchando furioso al auto.

Kai se echa a reír con ganas, desde su punto de vista, ellos todavía tenían tiempo. Retomó su camino con calma hasta que logró escuchar una tierna voz que llamaba desde el fondo y al girarse, se topó con una de las lindas asistentes de su querida amiga.

— Gran señor, la señorita Yin me envió a entregarle esto para su pequeño amigo. Es el toque final del traje —explicó, tendiendo una hermosa pieza de tela color rojo.

— Esto es…

— Es un toque especial, mi señorita garantiza que al joven amante de su pequeño amigo le va a encantar —aseguró antes de dar la media vuelta e irse a toda prisa.

Kai casi soltó una nueva carcajada pero logró contenerse a último segundo, sabiendo que Luhan ya estaba bastante enojado. También inteligentemente ocultó el accesorio que la asistente le había dado y abordó el vehículo finalmente.

— ¿Le temes a las altas velocidades? —Interrogó, rebuscando algo en el asiento trasero.

— No, creo que no. ¿Por qué me preguntas…? —La pregunta quedó inconclusa al ver lo que el mayor sostenía en sus manos—. ¿Eso es una sirena como la de los vehículos de la policía?

— No te preocupes, llegaremos antes.

Con esa oración y la sonrisa arrogante en los labios del más alto, Luhan supo que probablemente iba a morir esa noche.

Durante el frenético trayecto, donde el hombre excedió todos los límites de velocidad habidos y por haber, valiéndose de la maldita sirena que había colocado en su auto y que le abrió paso todo el camino, Luhan creyó que podría haber tenido tal vez un ataque al corazón.

Sin embargo, aparcaron con seguridad a una cuadra del salón sin mayor problema. Al ver el salón a su alcance, Luhan se olvidó de todas las maldiciones que tenía listas para el mayor y bajó del auto a prisa, deteniéndose cuando se encontró con el familiar rostro del hombre con el cual había peleado por lo de la construcción en el jardín del salón esa misma mañana.

— Usted…

— Zhan —llamó Kai—. Tienes lo que pedí.

— Un ramo de girasoles frescos y su encargo en la joyería —respondió, entregando dichos objetos a Kai—. El escenario también está listo, hubo un pequeño error y no tiene escaleras así que tendrá que asistir al joven Wu para que suba a él —comentó eso último con una expresión algo apenada.

— Perfecto —dijo felizmente, tendiéndole ambos objetos a Luhan—. No puedes llegar con las manos vacías así te veas como un ángel.

— Esto…

— No te preocupes, Luhan —rió suavemente—. Lo que hay dentro del estuche de terciopelo costó la misma cantidad que tú habías invertido con esos inútiles que no lograron entregar tu pedido, te aseguro que ellos ya me entregaron ese dinero en su totalidad y por eso mismo tu deuda conmigo ya es inexistente. En cuanto a los girasoles…, alguna vez escuche que le decías a JunMyeon hyung que le gustaban los girasoles. Así que tan sólo imagina que esto es de mi parte para ese fastidioso novio tuyo —soltó risueño.

— El escenario en el jardín —murmuró—. Apenas lo instalaron hoy. ¿Cómo supiste que todo iba a salir mal? —Interrogó seriamente.

— Te lo diré más tarde —prometió—. Lo importante ahora es que entremos ahí.

Luhan quería seguir preguntando, pero sabía que no tenía más tiempo para perder, por lo que asintió y entró aprisa al salón, seguido por ambos mayores. Cruzando la planta baja directo al jardín donde los ojos de Luhan se ampliaron por la sorpresa.

El escenario dispuesto era mucho mejor de lo que él había imaginado para lo que quería hacer en un principio. También estaba perfectamente dispuesto para verse desde el balcón y, en conclusión, era tan perfecto que Luhan tenía la sensación de que vomitaría por los nervios.

— Y-Yo… Yo necesito…

— Lo harás maravillosamente —sentenció Kai, levantando el cuerpo del menor para subirlo al maldito escenario de una vez—. No tengas miedo, Luhan. Recuerda que es para él —alentó, dejando en la mano del más joven un bello abanico.

— T-Tienes razón —murmuró nervioso—. Debe salir bien.

El hombre asintió seriamente, retirándose para darle espacio al chico y que terminara de prepararse, dando las últimas instrucciones a los encargados del equipo de sonido y luces, vigilando por el rabillo del ojos como los encargados del sonido le colocaban un micrófono a Luhan. Zhan se paró discretamente a su lado con tres objetos en las manos y una expresión un poco graciosa.

Uno de los objetos era la cajita de terciopelo, otro aquel gran ramo de girasoles y el último de ellos, el que dejó desconcertado a Kai, fueron los zapatos de Luhan.

— El joven Wu dice que no puede hacerlo si no está descalzo —murmuró al sentir la mirada de confusión de su jefe.

Casi dejó ir una carcajada al escucharlo, pero en su lugar asintió con una sonrisa y terminó de dar las últimas instrucciones, esperando la señal de Luhan. Él se paró ahí algo nervioso, cerrando los ojos y tomando una gran respiración antes de darles la señal, una que tuvo al mayor regocijándose.

¡Ansiaba con toda su alma ver su maldita expresión!

 

***

 

— ¡Joder, esto no puede ser cierto! —Exclamó colérico Baekhyun, manipulando su móvil como si tratara de destrozarlo con sus propias manos.

— ¿Respondió el teléfono? ¿Qué te dijo? —Preguntó un histérico Kyun Min, mirando a Baekhyun con ansiedad.

Baekhyun no respondió, todavía tratando de comunicarse con su mejor amigo solamente para obtener un resultado completamente inútil. El enojo amenazaba con provocarle un ataque y la ansiedad con la que Kyun Min se veía, parecía que estaba en las mismas condiciones.

— Su puto móvil debió quedarse sin batería —escupió entre dientes.

Kyun Min chilló, todo el color desapareció de su rostro y Baekhyun comenzó a dar vueltas en su lugar tratando de pensar en cómo resolver ese maldito desastre.

— ¿Qué hacemos ahora? —Interrogó nerviosamente Chanyeol—. La señora Wu ya no sabe qué decir, Sehun lleva horas preguntando por Luhan y se ve cada vez más enojado.

— Además ese amigo suyo no se le ha despegado desde que llegó y no creo que esté hablando en favor de la situación —agregó Jackson, mirando de reojo a la dirección en la que se encontraba un furioso Sehun.

— No lo sé, no lo sé —respondió exasperado—. No tengo una maldita idea de qué hacer.

Su vista también se dirigió a la mesa donde Sehun estaba mirando con enojo su móvil. Kyungsoo cruzó una mirada con él y al ver al arrogante tipo tan derrotado, no pudo contener la sonrisa ladina en sus labios.

Borrándola tan pronto como escuchó el pesado suspiró de Sehun y captó su movimiento, volviendo a su anterior máscara de preocupación que había estado mostrándole al chico con el único propósito de mostrarle que su afecto era mucho más sincero que el del sujeto que ni siquiera estaba ahí el día de su cumpleaños.

— ¿Hubo alguna respuesta? —Preguntó quedito.

— ¿Llamarlo otra vez para que vuelva a cortar la llamada? ¿Qué caso tiene? —Soltó molesto.

— Sehun, yo… —Kyungsoo se detuvo, negando con la cabeza y en su lugar empujó algo en su dirección—. No te amargues más por esto. En su lugar, ¿por qué no ves mi obsequio de cumpleaños? —sugirió con dulzura.

Sehun asintió, tomando la pequeña caja y abriéndola sin interés alguno. Dentro, había una sencilla cadena de plata con el dije de un pequeño avión de papel, bastante bonito pero no podía importarle en absoluto, al igual que todos los demás obsequios que aguardaban en la gran mesa al fondo del lugar.

Esas cosas podían arder en llamas en lo que a él respectaba. Lo único que había querido ese día era que Luhan, el chico que adoraba con locura, hubiera aparecido en algún punto del maldito día para decirle al menos feliz cumpleaños.

Sin embargo, su novio no lo había hecho y lo único que sabía de él era que le había enviado un mensaje esa mañana diciendo que no iría a la escuela pero que se verían esa tarde. Tan bien había una lamentable felicitación adjunta al mensaje.

Posteriormente su suegra lo había recogido en la escuela, habían ido a comer y más tarde lo llevó a ese lugar que debía estar celebrando una fiesta de cumpleaños. Supuestamente, Luhan tendría que estar ahí a su lado también, pero él no se había aparecido en todo lo que llevaba en ese lugar.

Todas las llamadas que hizo fueron rechazadas por su novio cada vez que trató de contactarlo y saber si estaba bien. Sus amigos no decían nada, mientras sus dulces suegros tampoco tenían forma de explicar la ausencia de su hijo, pidiéndole en su lugar que tuviera paciencia, asegurándole que Luhan definitivamente iba a aparecer.

Sehun estaba harto e infeliz, tan sólo quería irse de una maldita vez. Aún si sabía que más tarde y por muy enojado que estuviera, acabaría perdonando la falta de Luhan y olvidando el incidente por completo.

Sin embargo, era también incapaz de irse porque todavía quería creer que él estaba por llegar en cualquier segundo.

— Es tu cumpleaños pero él no vino —susurró la persona a su lado.

El corazón de Sehun se hundió un poco más, sin embargo, sus ojos siguieron yendo directo a la entrada del salón a la espera de verlo a él cruzar la puerta y darle una excusa para no estar ahí ese día. No importaba que fuera tonta o totalmente absurda, él iba a creerla.

Pero el reloj marcaba ya las nueve de la noche y nadie sabía nada. Todos los invitados estaban tan desconcertados como él, dándole miradas de lástima que lo hacían sentir como una burla y solo un poco más decepcionado.

— No tienes que quedarte aquí si no estás cómodo —murmuró tímidamente Kyungsoo.

— Yo…

Sehun estaba dudando y aunque era benéfico para Kyungsoo, no así para la delgada figura que se había acercado para hablar con su cuñado y había escuchado la sugerencia de aquel personaje. Se deslizó sin hacer ruido, hasta dónde los amigos de Luhan discutían y carraspeó ruidosamente para hacerse notar.

— Él está pensando en irse, así que hagan algo para detenerlo.

Los más jóvenes se volvieron en dirección a la enigmática YanYan y sus expresiones se volvieron feas ante sus palabras. Baekhyun miró con desprecio en dirección a ese jodido duende manipulador y comenzó a pensar con todo lo que tenía para encontrar una solución.

— El video —murmuró en un momento de iluminación.

— ¿Qué video? —Preguntó su confundido novio.

— El video que Luhan grabó para hoy —respondió, corriendo en dirección al proyector que parecía ser lo único que habían montado con éxito—. ¿Dónde está la copia que él te dio? Ponla rápido —ordenó.

— Baekkie, tengo la copia pero solo del archivo sin editar —explicó Chanyeol—. Luhan dijo que no lo pondríamos porque tampoco tuvieron listo el video cuando fue a buscarlo.

— ¡No importa si está listo o no! —Vociferó alterado—. Sehun está pensando en largarse en cualquier segundo sino hacemos algo. Ese video es lo único que puede ayudarnos ahora, así que pon la puta USB en el jodido proyector —ordenó.

Ante una respuesta tan feroz... ¿Cómo alguien sería tan estúpido de decirle que no a Baekhyun?

La respuesta era clara.

Nadie sería tan tonto y por eso mismo Chanyeol y Jun Hong se pusieron a trabajar antes de que Baekhyun se enojara más. Al verlos moverse, Baekhyun se dirigió a Minseok, luciendo mucho más centrado.

— Llama a JongDae y dile que haga lo que tenga que hacer para traer a Luhan aquí cuanto antes —ordenó.

— Él estará aquí en menos de una hora —aseguró completamente confiado con las habilidades de su novio.

Baekhyun asintió tranquilamente, dirigiendo sus ojos a la improvisada pantalla donde ya se podía ver claramente la imagen de un encantador rostro y no pudo contenerse de reír un poco. Su mejor amigo era un asco con el manejo de la cámara.

— ¿Por qué tengo que decir palabras de cumpleaños para él?

El Baekhyun de la imagen tenía el ceño fruncido y al escuchar su voz, las personas que no habían notado aun lo que el proyector mostraba, miraron en esa dirección con atención.

— Ya te dije porque —respondió la irritada voz de Luhan.

 Pero él siempre es malo conmigo, me molesta, me quita mi comida y el otro día insinuó que soy feo —soltó inconforme.

— Baekhyun, tienes cinco segundos para hacer lo que te digo o patearé tu quejumbroso trasero —sentenció Luhan y los espectadores no pudieron evitar reír.

— De acuerdo, de acuerdo —bufó.

Hubo un prolongado silencio y el Baekhyun en el video parecía haber comido tierra. Al final suspiró y volvió a mirar a la cámara.

— Feliz cumpleaños, Oh Sehun —masculló—. Espero que este día lo pases muy bien aunque siempre seas un idiota odioso conmigo.

— ¡Baekhyun!

 Porque a pesar de todo eso también has sido una familia para mí —continuó ignorando el llamado de atención de Luhan—. Sin tu ayuda, no sé dónde estaría ahora. Además, aunque eres un imbécil la mayor parte del tiempo, también me cuidas y escuchas cuando lo necesito. Puede que no tengamos la misma sangre, pero… para mí, tú ya eres como el mejor hermano mayor del mundo.

— ¡Maravilloso! Ves cómo no era tan difícil.

La imagen del video tembló y se cortó solo para volver unos segundos más tarde mostrando la risueña expresión de Chanyeol.

— Sehun, amigo mío, ¡feliz cumpleaños! Hoy es tu día especial y debo decir que Luhan está luciéndose con todo.

— Chanyeol, cállate. No debes decir eso, solo felicita a Hun y ya.

— Okay, okay —dijo entre risas—. Entonces… como hoy es tu cumpleaños diré algunas cosas que generalmente no digo porque es vergonzoso —rió—. Sehun, de verdad, muchas felicidades. Eres el mejor amigo que una persona pueda tener, gracias a tus continuos consejos, creo que he mejorado como persona y eso ya es mejor que cualquier regalo que yo pueda darte. De verdad, gracias por ser mi amigo y por siempre estar ahí para mí —finalizó con una sonrisa de sincero agradecimiento.

— Eso fue muy bonito, Chanyeol. Gracias.

Chanyeol se echó a reír algo nervioso y de esa forma la imagen se cortó bruscamente, confirmando para quienes todavía tenían sus dudas, que el video que veían no estaba editado. Sin embargo, mientras todos los demás se preguntaban porque ese video era de ese modo, Sehun ya se había levantado de su lugar y caminando más cerca de la pantalla con el corazón latiendo como un loco.

 ¡Happy birthday Hunnie! —Chilló el Kyun Min de la pantalla—. Todavía no te perdono por arrebatarme a Luhan y arruinar mi vida amorosa.

 Min, no le digas eso —regañó Luhan y el otro simplemente rió.

— Bien, bien —dijo risueño—. Hunnie de verdad te deseo un muy feliz cumpleaños, has sido mi mejor amigo desde la secundaria y no ha habido ni un solo día que no agradezca la suerte de haberte conocido. Eres una de las mejores personas en el mundo y todo los días rezo por tu felicidad. Muchas, muchas felicidades Hun. Eres mi mejor amigo —murmuró lo último con la voz quebrada.

El nudo en la garganta de Sehun se hizo más grande y temía que las emociones pudieran ganarle mientras veía más de ese video.

 Sehun felicidades, ya eres un poco más viejo —habló Lay entre risas—. En realidad no hay mucho que pueda decir que no te dijera antes. Sabes que eres un gran chico y sé que te convertirás en un gran hombre. Me has enseñado más de lo que yo, siendo mayor que tú, te he enseñado a ti. Siente orgulloso siempre de quién eres y manda al diablo a quien se atreva a decir que no puedes. No cambies, no lo necesitas. Muchas felicidades, amigo.

— Creo que es uno de los mejores mensajes que he grabado. Muchas gracias, Xing g“.

El video continuó, mostrando una a una a todas las personas que formaban parte de sus vidas. Luhan había buscado a todos ellos para pedirles enviarle a él sus mejores deseos. Él los miró todos con el corazón apretado y un nudo en la garganta.

— Listo, podemos comenzar —anunció la dulce voz de su novio.

 ¿Me veo bonita? —Preguntó la cándida voz de su suegra.

Una sonrisa temblorosa se dibujó en los labios de Sehun al verla, mirando tímidamente a la cámara.

— Siempre estás hermosa, mamá. ¿Lista para esto?

— De acuerdo —asintió tomando una gran inhalación—. HunHun, esta es mami —dijo con ternura y él sintió que podría llorar—. Hoy es tu cumpleaños y quiero desearte muchas felicidades. Eres un gran chico y quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti. Te he visto crecer y te has convertido en un hombre maravilloso, con cualidades que pocos tienen.

— Mamá —murmuró quedito.

— Quiero que recuerdes siempre que te amo, mi niño. Y que aunque no llevas mi sangre, eres parte de mi familia desde el primer día que cruzaste esa puerta y no solo por tu relación con Luhan, ustedes podrían ser solo amigos y yo te amaría igual. Yo sé que he fallado muchas veces y que hubo muchas veces en las que me necesitaste pero yo no estuve ahí. Así que te pido perdón por todas ellas.

— No has fallado, nunca lo hiciste —susurró.

— También te pido que tengas mucha paciencia con mi Xiǎolù y debes decirme si él es malo contigo. ¿De acuerdo? —Sehun asintió, sonriendo temblorosamente—. En fin, había ensayado este discurso muchas veces pero ahora todo se me ha olvidado —rió con la voz algo quebrada—. Feliz cumpleaños, mi amor. Recuerda que mami siempre va a estar aquí para ti.

— Mamá, yo soy tu pequeño. ¿No deberías estar amenazando a Hun para que me trate bien en lugar de insinuar que yo soy un desastre? —Se quejó tiernamente Luhan.

Ella rió, palmeando el sofá para indicarle a su hijo que dejara la cámara de lado y se sentara con ella, la imagen de Luhan corriendo como un pequeño mimando, a los brazos de la hermosa dama enterneció por completo a Sehun.

 Xiǎolù, no te enojes —pidió dulcemente—. Mami también se enojara mucho si Hunnie llega a hacerte llorar, pero…

— ¿Pero?

— Pero tú me preocupas más porque eres tan distraído que no puedes ver lo que para otros es más que obvio. Tan sólo mira todo el tiempo que mi pequeño Hunnie te miró como un bobo enamorado y él tiempo que a ti te costó notarlo.

 E-Eso… —Balbuceó avergonzado.

— Hunnie es un muchacho fuerte y pareciera que puede enfrentarlo todo sin miedo, pero en el fondo también es muy frágil y su corazón debe ser tratado con mucho cuidado. Ten eso siempre presente, Xiǎolù. Él te adora y te ha entregado lo más precioso que tiene, hablo de ese frágil corazón suyo, por eso cuídalo muy bien y no vayas a defraudarlo.

— No lo haré. Yo también lo adoro.

 Lo sé, mi cielo.

— Luhan —musitó con el aliento contenido y como si fuera algo mágico la imagen del chico que le había robado el corazón se materializó frente a él.

Era únicamente Luhan, en su habitación y sentado en la cama que conocía perfectamente. Su sonrisa era nerviosa y sus mejillas estaban rojas por la vergüenza.

— De acuerdo, creo que esta cosa ya está encendida. Así que aquí vamos —tomó aire con los ojos cerrados y al abrirlos para ver de nuevo hacía la cámara, sus mejillas se encendieron aún más—. Así que… hoy es tu cumpleaños —balbuceó torpemente.

Algunas personas se rieron un poco por los evidentes nervios de la persona de la grabación, entre tanto Sehun se había olvidado cómo respirar correctamente y su corazón se acelera a niveles peligrosos.

— Lo siento, sabes que soy un desastre cuando se trata de hablar. Las cosas cursis siempre las dices tú mientras que yo finjo enojarme, cuando en realidad… —El color en su rostro subió un nivel más y desvió la mirada—. En realidad me gusta que las digas. Dios, yo espero que cuando editen esto me hagan ver menos tonto de lo que ya debo verme.

Pero él no lo hacía, se veía precioso cubriendo su rostro con las manos y mordiéndose los labios nervioso. Cuando retiraba las manos de su rostro, sus bonitos ojos castaños ni siquiera podían ver directamente a la cámara y sus manos apretaban las mantas de su cama.

 Feliz cumpleaños, Hun —musitó—. Sé que soy un desastre con piernas, torpe por naturaleza y que tardé mucho tiempo en darme cuenta que las cosquillas que provocas en mi corazón desde que somos niños se trataban de amor, por eso… —Él miró directo a la cámara y Sehun sentía como si estuviera frente a él en ese momento—. No tienes idea de lo afortunado que me siento de que estés a mi lado.

— Luhan.

— Haber arrojado mi pelota hacia ti aquel día, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Hiciste saltar mi corazón desde la primera vez que nos vimos y eso solo empeoró cuanto más te conocía.

— Luhan —repitió, necesitaba hacerlo.

— Eres el chico más dulce, hermoso, gentil, maravilloso, valiente y fuerte que conozco. Yo te admiró como no tienes una idea y todavía me sigo preguntando porque alguien tan maravilloso como tú, me eligió a mí, entre un mundo de personas mucho mejores que yo y después de todo. Tal vez es como Kyun Min dice, tal vez nos conocimos de otras vidas e hice algo bueno, por lo cual me recompensaron para encontrarme contigo otra vez. Algunas veces creo que eso suena lógico o de lo contrario… ¿Cómo podría tener la dicha de tenerte a mi lado?

— Luhan.

 Yo… n-no digo esto muy a menudo, sabes que me da vergüenza, así que… —Él se lamió los labios, desvió su mirada y tras un largo silencio, volvió la vista al frente—. Estoy muy enamorado de ti.

Necesitaba verlo, sostenerlo en sus brazos y besar cada rincón del hermoso rostro que se había sonrojado intensamente y mostraba una sonrisa torpe.

— ”—快樂”心。(Sh“ngrì kuàilè tiánxīn.)*

*Feliz cumpleaños, cariño.

Su sola imagen hizo temblar su alma entera y la sonrisa en esos labios casi logró que sus rodillas fallaran.

— 感謝您從第一天起就成為‘的特殊人選。(Gǎnxiè nín cóng dì yī tiān qǐ jiù chéngwéi w’ de tèshū rénxuǎn.)*

*Gracias por ser mi persona especial desde el primer día.

El enojo que había dicho sentir se había esfumado en un parpadeó, reemplazado por la necesidad de verlo y estrecharlo en sus brazos con fuerza. Su mirada recorrió el lugar en busca de Baekhyun, sabiendo que él tendría la información que necesitaba.

Pero un estruendo lo detuvo incluso antes de dar el primer paso, todo mundo miró sobresaltado en esa dirección, encontrando la inconfundible imagen de JongDae que había pateado las puertas del balcón que había permanecido cerrado, abriéndolas de par en par.

— Esta porquería estaba bien cerrada —se quejó.

— ¡¿Tú, maldito psicópata, qué demonios…?!

Una dulce y suave música interrumpió los gritos enfurecidos de Baekhyun. Él reconoció la melodía de inmediato, y sin demoras corrió al amplio balcón del salón, solo para quedarse sin aliento mientras veía una hermosa figura de rojo danzar con un abanico en sus manos.

Ojos castaños se encontraron con los suyos, mientras el abanico era manejado con una gracia divina entre sus manos. Pronto, una hermosa voz se vertió de los labios de la hermosa figura vestida de rojo, dorado y negro, que bailaba descalzo sobre el escenario que antes les habían dicho no era más que un trabajo de reparación.

— Gracias al cielo —murmuró la señora Wu, mirando a su pequeño con ojos brillantes.

“ 然 回 – 你 … … 一 ‘ (Mò rán huí sh’u nǐ qiǎn qiǎn yí xiào.)

Te vuelves hacia mí y sonríes tiernamente.

心 弦 动 … 难 了 (Xīn xián dòng qíng nán le.)

Mi corazón tiembla, mi amor es persistente.

风 雨 萧 萧 有 你 就 好 (F“ng y” xiāo xiāo y’u nǐ jiù hǎo)

La tormenta viene pero tú estás conmigo.

*~*~*~*~*

— ¿Qué te gustaría entonces como regalo de cumpleaños?

— Mmm, no sé… ¿Qué tal si cantas la canción de esa película para mí?

— ¿Cómo es eso un regalo de cumpleaños?

— Bueno, me encanta cuando cantas para mí y la canción de la película me gustó mucho. Es un gran regalo creo yo.

*~*~*~*~*

El eco de aquella vieja conversación flotaba en su memoria, acompañadas de su risa risueña y el bonito ceño fruncido de su novio. Sin embargo, ahí estaba él, cumpliendo aquel tonto capricho suyo que solamente había dejado ir como una broma.

Aunque no para él, él lo había tomado en serio y estaba ahí, bailando en ese pequeño escenario, viéndose como una deidad y dejándolo sin aliento mientras cada palabra salía de sus labios armoniosamente, acompañada de la hermosa música de fondo.

El mundo a su alrededor estaba igual de asombrado e hipnotizado, pero para él habían dejado de existir hace tiempo. En ese momento, en su mundo, solamente estaba él y Luhan, jugando elegantemente en el escenario y conectando sus miradas de vez en cuando, para luego ocultarlas tímidamente tras el hermoso abanico en su mano.

江 河 “ ’ “ 言 如 凿 (jiāng hé yì hàn shì yán rú záo.)

El terreno puede ser alterado pero no nuestra promesa.

— Wow —Balbuceó aturdido Jun Hong, robándole los pensamientos a todos.

Kai asintió, mirando con orgullo al precioso chiquillo que brillaba en escena y dejaba a todos boquiabiertos. Sus oscuros ojos aterrizaron en la estupefacta expresión de aquel demonio y se regocijo internamente al verlo tan afectado. Añadiendo leña al fuego, y con un chasquido de sus dedos, fuegos artificiales explotaron en el mejor momento de la canción, iluminando aún más la hermosa escena que el niño había creado por sí mismo.

来 – 聚 散 山 高 路 遥 (Lái shì jù sàn shān gāo lù yáo.).

En la próxima vida, nos encontraremos sin importar el tiempo o la distancia.

来 – 聚 散 山 高 路 遥 (Lái shì jù sàn shān gāo lù yáo.).

En la próxima vida, nos encontraremos sin importar el tiempo o la distancia.

La melodía terminó lentamente y con ella el último movimiento elegante y delicado de su cuerpo, su mano bajó suavemente, cubriendo la mitad inferior de su rostro con el abanico como había hecho al inicio del espectáculo.

Un estallido de aplausos estalló en algún lugar y sus ojos se elevaron en dirección al balcón, ignorando la eufórica reacción del público solo para verlo a él, quien contenía el aliento todavía. Sonrió temblorosamente al verlo, bajando la mirada al tiempo que sentía sus mejillas calentarse.

— Hyung, misión cumplida. La familia de Oh Sehun y Wu Yifan ya están dentro del salón —informó Tao.

— Puedo verlo —sonrió.

Era fácil, a decir verdad, únicamente hacía falta ver todo el revuelo y uno podía apostar sin miedo a perder, que quien lo había comenzado era el hermano mayor de Luhan, puesto que su novio estaba todavía ahí pasmado como un imbécil. Mentiría si dijera que no estaba más que satisfecho al ver como aquella canción había terminado tan espectacular como había comenzado, los invitados que Luhan se había esforzado por traer habían llegado y, en general, sin importar lo que él hizo, todo estaba resultando a favor de Luhan.

Su atención volvió al pequeño chico, descubriéndolo justo cuando miraba a todos lados con duda. Adivinó en un segundo cuál era el problema y se adelantó con los zapatos del niño en sus manos. Abriendo los brazos al llegar frente al escenario para ayudarlo a bajar. El aceptó a medias y al tener la delicada figura en sus brazos, él no pudo evitar sonreír con amargura.

Pensando que todo hubiera sido mucho mejor si hubiera elegido a alguien como ese jovencito, quien lo miraba con esos inocentes ojos castaños y vestía en rojo, negro y dorado. Tan dulce y encantador, que provocaba un deseo natural de protegerlo del mundo entero.

— ¿Me vas a bajar? —Interrogó con el ceño levemente fruncido.

— ¿Tu novio e histérico hermano mayor ya nos vieron protagonizando esta escena digna del mejor drama en la TV? —Soltó divertido.

— Eres odioso. Solo bájame —ordenó enfurruñado.

El mayor se rió entre dientes, poniendo al menor en el suelo, antes de inclinarse para ayudarlo a colocarse correctamente su calzado. Él le dio una sonrisa agradecida cuando alzó la mirada y a cambio el mayor le tendió una mano.

El pequeño ángel aceptó fácilmente, extendiendo en su dirección la mano que no sostenía el abanico, al mismo tiempo que aceptaba las flores y el obsequio que Zhan le tendía con algo de dificultad con la otra. Entre tanto el mayor la sostenía su mano en su palma con delicadeza, aguardando para guiarlo a la entrada de aquel encantador salón.

— Esto me recuerda a algo que vi una vez en la televisión —comentó divertido.

Caminando hombro con hombro junto al encantador jovencito, la pálida mano del menor sobre la suya, mientras él rodaba los ojos fastidiado pero sin alejarse. Dejándose llevar hasta el interior del salón por el más alto.

— De acuerdo. Aquí estás, pequeño príncipe —habló bromista mientras se inclinaba y besaba el dorso de la delicada mano que sostenía.

Luhan bufó, apartando su mano y le dio una mirada que trataba de ser hostil pero era más bien demasiado linda.

— Ve, ese idiota con suerte te está esperando —indicó, inclinando su cabeza en dirección a las escaleras.

La sonrisa en esos tiernos labios fue instantánea, él se dio la vuelta apurado pero antes de comenzar a correr, se giró nuevamente para abrazarlo de la nada.

— Gracias por todo, hyung. Fuiste mi héroe —dijo dulcemente.

Kai no pudo evitar sonreír, palmeando suavemente su cabello, para luego empujarlo nuevamente en dirección opuesta. Lo vio avanzar y una idea tonta cruzó su cabeza, llevándolo a darle alcance antes de que fuera demasiado lejos.

— Luhan —llamó y tan pronto como se detuvo, él se acercó para colocar cuidadosamente el exquisito velo para cubrir esa angelical carita—. La novia no puede aparecer sin el velo, de lo contrario, él no va a tener nada para quitar.

Luhan estaba aturdido y le tomó varios segundos procesar las palabras del mayor. Para cuando lo consiguió, una expresión sombría era ocultada por la bella pieza de velo rojo, haciendo al mayor casi incapaz de contener la risa.

— Tú…

— ¡Luhan!

Y el novio había llegado, lo cual significaba que Kai debía irse. Dio una última mirada al pequeño chiquillo que corría directo a los brazos de su novio y sonrió levemente, puesto que el niño se había olvidado incluso del velo rojo.

«Él es adorable.»

Pensó, dando la media vuelta para desaparecer en silencio.

— Sehun, lo siento mucho, yo…

Antes de terminar de acercarse y finalizar la oración, sus pies resbalaron con algo que fue incapaz de ver por culpa del maldito velo. Un par de brazos lo sostuvieron con firmeza y apenas pudo distinguir la figura frente a él.

— Llegaste —susurró la persona que lo sostenía en sus brazos.

— Por supuesto que lo hice, nunca hubiera faltado. Es solo que… —Apretó los labios frustrado y casi se echó a llorar de impotencia—. Nada salió como lo planee. De no haber sido por Kai hyung, yo ni siquiera estaría aquí todavía.

— Recordaste la canción.

— ¿Cómo podría no recordarla? Dijiste que querías que la cantara para ti como regalo de cumpleaños, ta-también dijiste que querías verme bailar con un abanico en mi mano y… —Sus mejillas se calentaron—. Tú pides muchas cosas tontas.

— Hiciste ese video y organizaste esta fiesta también.

— Sí, porque era lo menos que merecías, por eso…

— Eres un tonto —interrumpió—. Nada de esto era necesario. Es hermosa pero no quería una fiesta, tampoco el video y… Yo sólo quería verte con todo mi corazón y cuando vi que no aparecías…

— ¿Sehun? —Llamó dudoso, extendiendo una de sus manos para tratar de retirar el velo.

— No —sentenció, sosteniendo su muñeca para impedir que retirara el velo.

Él desistió de inmediato del intento de quitar el velo que obstruía su vista y en cambio guio esa misma mano al rostro contrario para despejar la duda que se había instalado en su mente. Las puntas de sus dedos apenas rozaron la piel de su mejilla y el horror lo invadió completamente.

— Sehun, tú estás…

— Estaba listo para irme y actuar enojado contigo por un par de semanas. Sin embargo… ¿cómo podría hacerlo ahora? —Susurró algo frustrado.

— No llores, por favor —suplicó angustiado—. Lo lamento, todo es culpa mía. No quería llegar tarde pero…

Una risa temblorosa brotó de los labios del más alto y sus labios besaron la palma de la mano contraria.

— Mamá tiene razón, eres muy lento —murmuró, confundiendo a Luhan totalmente—. ¿Cómo podrían mis lágrimas ser por tristeza cuando has sido el motivo de mis alegrías desde que soy un niño? —Murmuró con la voz quebrada.

— También te he lastimado —susurró afligido.

— ¿No está esa deuda ya saldada? —Interrogó—. No me interesa el pasado, e incluso entonces era tu sola existencia la que me mantenía cuerdo en medio de mi pequeño infierno. Aquel día, esa vez que decidiste arrojar tu pelota en mi dirección, pusiste mi mundo de cabeza y me hiciste ver que el mundo no solo era negro y gris. Tu sonrisa lo iluminó todo y estar contigo me provocó más felicidad de la que alguna vez había sentido. Comparado con eso… ¿qué son unos pequeños baches en el camino a cambio de todo lo que me has dado?

— Sehun —susurró débilmente, sintiéndose indigno de la forma en que Sehun lo valoraba.

— Cuando era un niño ni siquiera habría soñado que alguien haría por mí ni la mitad de todo lo que has hecho hoy. Sin embargo, aquí estás, haciendo todo lo que pedí con palabras vacías solo para hacerme feliz.

— No importa si eran palabras vacías, lo merecías todo. Lo haría de nuevo una y otra vez si ese es tu deseo —afirmó seriamente—. ¿Cómo podría pensar en negarte algo siquiera cuando te quedaste a mi lado sin importar todos mis errores y dudas?

— Luhan… tú de verdad… —Él no continuó, atrayendo su cuerpo a sus brazos—. De verdad estoy muy enamorado de ti.

Experimento en ese momento como su corazón iba de cero a mil, latiendo tan rápido que creyó que iba a explotar. Esa sensación en realidad era familiar, Sehun la provocaba todos los días con solo mirarlo y cuando eso sucedía, Luhan sabía que necesitaba más que un abrazo de su parte.

— ¿Puedes quitar de una vez por todas esta cosa? —Interrogó con impaciencia—. Me gustaría verte a los ojos.

El corazón de Luhan se aceleró cuando la delicada pieza de velo rojo comenzó a elevarse, mientras en algún rincón de su mente se preguntó tontamente si sería esa emoción lo que sentirían las novias cuando ese momento finalmente llegaba.

Al verse finalmente frente a frente, Sehun contuvo la respiración y Luhan sintió que sudaba frío, recordando que no había tenido oportunidad de ver sus propia apariencia luego de que las asistentes de la señorita Yin lo echaran y le desearan suerte.

— ¿Se ve mal? Dijeron que se veía bien —murmuró nervioso.

Sehun no dijo nada, observando algo hipnotizado el hermoso rostro contrario, más específicamente sus labios naturalmente rosas teñidos de un tenue y seductor color rojo. No tenía idea de quien había tenido tal idea, pero si algún día lograba averiguarlo, él iba a hacerle un altar a esa persona.

— Luces como un sueño —musitó embelesado.

Los bonitos ojos de ciervo que veía en cada uno de sus más hermoso sueños, lo miraron con timidez, recordando las pasadas imágenes de aquel video desastroso que acaba de ver. Su diestra sostuvo gentilmente su mentón y una sonrisa dulce se esbozó en sus labios al ver la tierna imagen de Luhan cerrando los ojos a la espera de su beso.

— ¡Sí! ¡Ese muchacho me llena de orgullo! —Gritó alguien desde la segunda planta, asustándolos a muerte e interrumpiendo su mágico momento—. ¡Él le quitó el velo como dice su tradición! Lo siento mis queridos Fang Yin noona y Wen Yi hyung, pero ya no hay marcha atrás. Ellos tendrán que casarse o de lo contrario nadie más querrá casarse con Luhan si esto se hace público —sentenció airadamente Jung Sun.

— Técnicamente eso no es verdad, una mujer todavía se casaría con Luhan a pesar del incidente del velo. Es decir, se supone que una mujer es la que lleva el velo a final de cuentas —comentó seriamente YanYan.

— Pero mira que encantadora jovencita, seguro no sabe lo que dice —rió tensamente—. Ten, aquí tienes dinero, ve a jugar por allá.

YanYan lo miró con ojos entrecerrados, tomando de todos modos el montón de billetes que el mayor le entregaba antes de hacerse a un lado y no hablar más.

— ¿Y qué demonios le hace pensar que yo permitiría que mi pequeño hermanito se casara con ese sujeto? —Espetó malhumorado el primogénito de los Wu.

— ¿Y este quién diablos es? —Masculló Jung Sun con el ceño fruncido.

El rostro de Yifan se oscureció y al verlo, su encantadora esposa dio un paso adelante para evitar que actuara en contra del tío de Sehun.

— Tío, él es nuestro hermano mayor. Wu YiFan g“g“ —respondió alegremente Zhao.

— ¡Zhao! —Exclamó escandalizado el mayor—. ¿Por qué llamas tío a este loco?

— ¡Querido sobrino! —Chilló Jung Sun, jalando al otro a un abrazo que hizo que el rostro de YiFan casi se pusiera verde—. He esperado tanto para conocerte. Mira Jess, por fin conocemos a nuestro querido sobrino.

La preciosa mujer que hasta ese momento se había mantenido al margen. Asintió apenas conteniendo la risa por la escena.

Desde la primera planta, Sehun miraba todo algo irritado. Sus ojos se posaron en la divertida expresión de su precioso novio y cuidadosamente acomodó un rebelde mechón de su cabello.

— ¿Se supone que ellos también son parte de mis sorpresas? —Interrogó seriamente.

— Solo el tío Jung Sun, YiFan g“g“ iba a venir de todos modos —respondió risueño.

Sehun no quiso seguir prestando atención a los hombres que peleaban como niños en la segunda plata. ¿Por qué demonios querría seguir haciéndolo cuando tenía a Luhan frente a él, luciendo como un sueño?

— ¿Me compraste flores? —Interrogó con una sonrisita en los labios.

— Bu-Bueno… —Luhan se mordió el labio, empujando el bello ramo de girasoles a los brazos del más alto—. Técnicamente esto es un regalo de Kai hyung para ti.

— No las quiero —farfulló.

— Sehun, no puedes simplemente…

— ¡Tú, bastardo malnacido! —Gritó histérico Baekhyun, bajando de a dos las escaleras con todos sus amigos tras él tratando de detenerlo—. ¡¿Dónde diablos estabas?! ¡Pude haber muerto de un puto ataque al corazón por tu culpa!

Al verlo cada vez más cerca, Sehun se colocó protectoramente frente a la delicada figura de su dulce novio. Baekhyun parecía listo para despellejar a alguien y cuando finalmente estuvo frente al más alto, solamente suspiró pesadamente.

— Estaba preocupado —farfulló.

— Lo lamento mucho, Baekkie.

— No, déjalo —suspiró—. Lo importante es que estás aquí.

— Okay —asintió, tirando de su amigo a un apretado abrazo que el chico ni siquiera se esperaba—. Muchas gracias, Baekhyun. No sé qué hubiera hecho sin ti.

Baekhyun estuvo aturdido por un rato antes de bufar, empujarlo aparentemente irritado, sin embargo, las puntas de sus orejas estaban rojas. Luhan no lo mencionó porque todavía le debía una muy grande a su mejor amigo y en cambio rió suavemente.

— Hannie, yo…

— No te preocupes, Haneul —sonrió para animar a la afligida chica que hasta ese momento se había mantenido con la mirada agachada—. Todo salió bien al final.

Ella sonrió y antes de poder volver a decir un lo siento, Kyun Min se adelantó jalando del brazo a las dos personas que más adoraba en el mundo.

— Vamos, Luhan debe ver lo bien que lo hicimos —sentenció alegremente, tirando de ellos escaleras arriba.

Su familia y amigos más cercanos los esperaban en la segunda planta. Se miraron los unos a los otros y pronto la obligatoria canción de feliz cumpleaños inició, haciendo que el rostro del cumpleañero se tiñera de rojo y la sonrisa de Luhan se volviera más grande.

— Feliz cumpleaños, Sehun —le susurró al oído, empeorando el rubor en sus mejillas.

Feliz en su corazón de poder haber rescatado el día más especial para la persona que amaba y poder mostrarle que él merecía todo eso, o por lo menos, Luhan lo haría todo y más por él.

 

Notas finales:

Como siempre, gracias por leer esta historia. Me despido recordándoles que las adoro y les envío un gran brazo de oso.

Bye Bye

 


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