Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Only reason. por DNA

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hello my friends.

Y bueno, luego de una eterna espera (y meses de irritabilidad por no poder actualizar como yo quería), aquí me tiene.

 

 

— Feliz cumpleaños, mi amor —habló la dulce señora Wu, estrechándolo en sus brazos.

— Gracias, mamá —murmuró, acurrucándose ahí como un niño pequeño.

— Hijo mío —llamó Jung Sun, arrancándolo de los brazos de la hermosa mujer—. Feliz cumpleaños, papi te ama.

Sehun gruñó, intentando empujar al pegajoso sujeto. Solamente para rendirse seis segundos más tarde cuando Jessica se unió al abrazo y lo dejó inmovilizado.

— ¿Y mi regalo? —Preguntó al verse imposibilitado para escapar.

— ¿No es mi sola presencia ya un regalo en sí mismo? —Interrogó con una falsa sonrisa de dulzura.

— Vete al demonio. Quiero un regalo y espero que sea muy bueno —bufó.

Su tío se echó a reír con ganas, dejándolo ir finalmente, mirando en dirección a la preciosa mujer a su lado. Ella sonrió en entendimiento y acercó al menor dos paquetes.

— Feliz cumpleaños, cielo.

Sehun sonrió suavemente, tomando los dos presentes. Abrazando de vuelta a la hermosa mujer que había sido su mejor amiga por años.

— Gracias, noona.

Ella se quedó inmóvil durante algún tiempo, sonriendo tímidamente poco después mientras estrechaba al tonto chiquillo en sus brazos y besaba una de sus sienes.

— De nada, cielo —murmuró, dejándolo ir lentamente.

— Feliz cumpleaños, Hun —felicitó su suegro, colocando su mano en su cabello para revolverlo cariñosamente—. Ha sido el mejor amigo y novio que mi pequeño Luhan ha podido elegir.

Los ojos del menor se iluminaron, desviando su mirada emocionada a Luhan. Completamente consciente de que esas palabras eran algo que el padre de su pareja decía de todo corazón y que significaban mucho al tratarse de él, quien todavía era algo celoso con el más joven de sus hijos.

Luhan sonrió igual de feliz, mirando con alegría como uno a uno, los invitados, se acercaban a felicitar a Sehun. Desde Zhao y su exagerada felicitación en la cual se lanzó sobre él.

Su cuñada que prácticamente lo jaló a un abrazo asfixiante, seguida de YanYan y sus dos pulgares arriba. Tras ellas, las personas que parecían normales y lo felicitaron correctamente, como el señor Kim y su profesor de física. Solo para culminar con sus revoltosos amigos y sus gritos de abrazo grupal, atrapando a Sehun en su pequeña multitud.

Sus brillantes ojos se dispararon rápidamente a la única persona que no se había movido aún y YiFan puso una expresión de horror total.

— Lu…

— G“g“, es tu turno —dijo con una expresión adorable.

Él parecía un cachorrito con ese tipo de expresión en su rostro y él era débil. Nunca podría decirle que no a su adorado hermano menor y por eso mismo, se aclaró incómodamente la garganta y se acercó de mala gana a ese engendro del infierno que había aparecido para arrebatar a la hermosa luz de sus ojos.

Él le mostró una expresión engreída que deseó borrarle de un puñetazo, pero Luhan y su amada LiXue estaban mirándolo y únicamente pudo sonreír, o al menos intentó que fuera una sonrisa.

— Felicidades, niño —masculló entre dientes, tratando de mantener la sonrisa.

— Gracias, g“g“ —respondió con malicia.

YiFan se tensó, la sonrisa en su cara tembló y algo le gritó que matara al maldito chiquillo odioso. Sin embargo, su amada esposa y su dulce hermanito menor estaban observándolo de cerca todavía y no podía hacer nada en su contra.

— ¿Y mi abrazo de cumpleaños? —Interrogó el odioso mocoso.

Su desprecio por el maldito engendro creció solo un poco más, pero se las ingenió para mantener la sonrisa en su rostro. Volviéndose en dirección al asistente que había viajado con él, e hizo un ademán para que el hombre se acercara.

— Primero tu obsequio de cumpleaños —dijo para desviar la atención—. Xiǎolù me dijo que tu portátil está fallando y también dijo que tienes habilidad en el manejo de este tipo de dispositivos. Por eso mismo, mi regalo es este.

El asombro no pudo ser disimulado por Sehun aunque lo quisiera, observando algo aturdido al hombre que extendía en su dirección y casi solemnemente la caja sin ningún tipo de envoltura, a excepción de un bien elaborado lazo azul.

— Muchas felicidades, joven Oh —habló con voz monótona el hombre.

— El vendedor me aseguró que es de la más alta gama y se posiciona entre uno de los mejores equipos en el mercado —dijo con desinterés—. Espero lo encuentres apropiado.

Él asintió todavía algo aturdido, tomó el obsequio mientras alguien bufaba en algún lugar y mascullaba la palabra presumido. YiFan resopló, volviéndose en dirección al detestable mejor amigo de su pequeño hermano.

— Oh, Byun, ¿será que papi esta vez no tuvo dinero para que pudieras alardear sobre tu obsequio? —Preguntó arrogante.

Baekhyun frunció el ceño, irritado a muerte por la sonrisa arrogante del hombre. Casi no supo cómo responder, sin embargo…

¿Cuándo había existido alguien capaz de ganarle a Byun Baekhyun?

— Nada de eso, nada de eso —respondió el chiquillo—. YiFan hyung no tiene que preocuparse. Porque, aunque yo esta vez no utilice dinero de mi padre, todavía le puede obsequiar a Hun algo que disfrutara aún más que esa computadora de alta gama, aunque sea la mejor de las mejores en el mercado —afirmó con una sonrisa casi inocente.

Sus amigos al verlo se estremecieron mientras Chanyeol aguardaba con anticipación a lo que fuera a pasar a continuación. Sehun por su parte, tenía un terrible presentimiento.

— ¿Es así? —Bufó con desdén y Baekhyun asintió—. ¿Y qué sería eso tan maravilloso que puede superar mi regalo de cumpleaños?

— Condones de sabores. Ya sabes, ahora que tiene con quién utilizarlos….

La carcajada escandalosa de Chanyeol resonó por todo el lugar mientras la cara de YiFan se volvía una mueca horrible. La señora Wu y su adorable nuera se sonrojaron profundamente mientras el señor Wu palidecía. YanYan se puso roja pero nada tenía que ver con la vergüenza y Zhao se unió a la risa ruidosa de Chanyeol.

— ¡Baekhyun! —Exclamó Sehun horrorizado.

— ¿Qué hice? —Habló pareciendo lamentable—. Él fue quien preguntó, yo…

— Ay, pero qué ocurrentes son los niños —dijo Jung Sun, cubriendo su boca mientras reía nerviosamente—. Hablando de cosas que ni siquiera han visto.

Sehun miró en completo horror a sus suegros, sin idea alguna de que decir y luego buscó con la mirada la expresión seguramente horrenda que Luhan tendría. Sin embargo, su precioso ángel chino había desaparecido. Su ceño se frunció ligeramente y curioso miró en dirección a Jun Hong, quien hacía su mejor esfuerzo para no reírse a carcajadas al ser el más próximo a Sehun.

— ¿Dónde está Luhan?

— Oh, él corrió en esa dirección hace un rato —indicó, apuntando al fondo del salón—. Fue mientras su hermano mayor presumía el regalo que trajo para ti. Seguramente fue a revisar que el pastel estuviera perfecto. Deberías ir a verlo, él ha estado realmente estresado e irritable durante todo este tiempo porque quería que nada saliera mal hoy —dijo algo preocupado por el amable chico.

Sehun asintió, caminando directamente en la dirección que Jun Hong acaba de señalarle. Sin embargo, que podría saber él que la razón por la que Luhan había salido corriendo tan precipitadamente, era revisar lo que había en la caja de terciopelo que Kai le había entregado, diciendo que era el sustituto del regalo que había pensado en primer lugar para Sehun.

El hecho de que ni siquiera había revisado su contenido no había caído en cuenta de Luhan sino hasta que su hermano mayor se había jactado tan descaradamente de su propio obsequio. Solo en ese momento recordó que ni siquiera tenía idea alguna, de que era lo que estaba por darle a su novio mientras decía que era el regalo que había pensado para él con tanto empeño.

El cual, ciertamente, no era aquel reloj que había hecho que gastará hasta el último centavo de sus ahorros y que le había costado un infierno para encontrar un lugar donde pudieran conseguirlo para él. Aun cuando la jodida joyería nunca lo entregó.

Con el alma en un hilo, abrió bruscamente la pequeña caja de terciopelo, revelando una única tarjetita blanca que tomó sin comprender absolutamente nada. Acercándola con curiosidad para leer lo que estaba escrito en ella.

 

Cuenta una antigua leyenda china, que en un lugar remoto de la luna, vive anciano dios llamado 月老 (Yuèlǎo), el dios casamentero. Cada noche, el viejo dios saldrá a buscar a las almas gemelas de la Tierra, y cuando las encuentra, las ata con un hilo rojo.

Una vez que 月老 (Yuèlǎo) ate su hilo rojo, ambos estarán destinados entre sí, independientemente del momento, el lugar o la circunstancia. Por tanto, este cordón mágico se puede estirar o enredar, pero nunca puede romperse.

De ese modo, ambas almas nunca se perderán y el hilo rojo siempre te conectará a la persona que más vas a poder llegar a querer.

 

Tras leer aquella breve historia, sus ojos volvieron a la caja de terciopelo para hallar dentro dos sencillos anillos de un tono dorado rojizo. Ambos elegantemente simples, idénticos y finos al grado que parecían que podrían romperse si uno aplicaba demasiada fuerza en ellos.

Aun así, su belleza encantó a Luhan y la emoción en su corazón sólo pudo crecer más al descubrir que en la parte interior de ambos anillos se encontraban grabados dos nombres en una exquisita caligrafía.

El que estaba destinado a pertenecerle a él, tenía 세훈 grabado bellamente, mientras el que sería para Sehun ponía un 鹿—. Uno en chino y el otro en coreano, haciendo que Luhan sintiera ese mismo sentimiento de cuando era apenas un niño y no podía entender el idioma, pero aun así miraba con atención a Sehun como si cada una de sus palabras fueran preciosas y quisiera recordarlas todas.

Inevitablemente el regalo original palideció en comparación de esas delicadas piezas de joyería. Siendo aún más perfectas, debido a que Luhan recordaba perfectamente que un tiempo atrás, él había obsequiado a Sehun una pulsera con un significado similar a esos anillos.

No había sido más que una baratija pero Sehun la había atesorado tanto, al punto de que cada vez que el hilo se rompía, él volvería a reconstruirla. Sin embargo, la vieja pulsera terminó por perderse en algún momento cuando cayó de la muñeca de Sehun sin que él lo notara. Su novio había estado deprimido por ello por algún tiempo y Luhan había tratado de convencerlo de que podían comprar algo similar para ambos.

Al final, nada parecía gustarle a su novio y hasta ese momento no habían adquirido ningún artículo similar. Hasta ahora, que tenía frente a él su propia versión del hilo rojo.

La sonrisa tonta que se extendió no podría haber sido contenida ni aunque lo hubiera intentado con todas sus fuerzas. En su corazón, el agradecimiento que ya sentía por Kim JongIn, creció miles de veces más, al mismo tiempo que apretaba contra su pecho la caja de terciopelo.

— ¿Luhan? —Llamó Sehun, al verlo ahí completamente inmóvil y bien oculto de casi cualquier mirada indiscreta.

Luhan se volvió en dirección al llamado, intentando quitar de su cara la sonrisa tonta que debía estar mostrando, pero esta simplemente peleaba por quedarse ahí.

— Cariño, no me digas que de verdad viniste a revisar que el maldito pastel se viera bien —habló impotente.

— Y-Yo…

— Bǎobèi Lù, la maldita cosa está bien —bufó—. Si fuera más perfecta, me daría miedo comerlo por temor a que fuera de plástico o algo.

— N-No, yo no estoy… El pastel no importa en absoluto, yo… —Solo eso le bastó para darse cuenta que era inútil tratar de hablar en ese momento, la emoción lo había vuelto demasiado torpe—. Tú regalo —murmuró tímidamente en su lugar.

Sehun se quedó algo aturdido, mirando la caja de terciopelo que se extendía en su dirección y aun cuando quería decirle a Luhan que no podía creer que todavía tuviera un regalo más para él, todavía tomó la caja de terciopelo y la pequeña tarjeta que le tendía.

De alguna forma, sabía que primero debía leer lo que la tarjetita ponía y tan pronto lo hizo, su corazón se alborotó anticipando lo que encontraría en la caja de terciopelo. Al ver finalmente el contenido, contuvo el aliento al tiempo que elevaba la mirada para encontrar la sonrisa temblorosa de Luhan.

— Feliz cumpleaños —susurró despacio.

La casi ridícula emoción excesiva lo impulsó hacia adelante, consiguiendo besar esos perfectos labios teñidos de un suave color rojo. La respuesta igual de entusiasta solamente hizo crecer ese algo en su interior que le exigía sostener la delgada figura y aferrarse a ella.

Extasiado al sentir los brazos contrario aferrarse a él con la misma fuerza e intoxicado por su dulce aroma natural. La falta de oxígeno lo obligó a dejarlo ir, aun cuando no tenía suficiente y miró con algo de frustración a los ojos de ciervo, que parecían compartir el mismo sentimientos que se reflejaba en los orbes del más alto.

El espacio entre ambos se sentía electrificado y en su estómago las mariposas revoloteaban descontroladas, entre tanto sus ojos estaban prendados de los contrarios. Desviando su atención solamente cuando una sensación fría se deslizó en su dedo anular.

Un delgado y hermoso anillo se había deslizado sin que lo notara en su dedo anular, calentando su corazón sola al verlo ahí. Una sonrisa se dibujó en sus labios de inmediato, al mismo tiempo que tomaba delicadamente la pálida mano de su amante para colocar la exquisita pieza de joyería en su dedo anular.

Una risita divina escapó de los labios del más bajo y ante tan dulce sonido, Sehun solamente pudo atraerlo a sus brazos mientras reía con la misma alegría.

— Debemos volver con los demás —le recordó Luhan y él resopló sin motivación alguna para hacer eso.

— No, escapemos mientras no se dan cuenta —pidió con una expresión algo conmovedora.

— No, aún hay un obsequio que…

— Okay, para un poco, cielo —interrumpió impotente—. ¿Por qué hay tantos obsequios? Alguna otra emoción tal vez me mate y… —Él suspiró pesadamente—. Amor, en unos días más es tu propio cumpleaños y yo ya me siento avergonzado de que cualquier cosa que yo llegue a hacer, simplemente parecerá nada a comparación de todo lo que tú…

Sus lloriqueos fueron interrumpidos y sus labios sellados por los tiernos belfos del más bajo, dejándolo algo pasmado. Situación que Luhan aprovechó para tomar su mano y obligarlo a volver a la fiesta con todos los demás.

— Luhan, ¿dónde te habías metido? —Exigió saber YiFan, mirando resentidamente en dirección a Sehun.

— Ah, seguramente ya estaban probando mi regalo —agregó maliciosamente Baekhyun.

— ¡Tú cállate! —Gritaron a la vez Sehun y YiFan, mostrando una expresión de disgusto tras darse cuenta de lo que acababa de pasar.

— ¿Tú regalo? ¿Qué tiene que ver tu regalo aquí? —Interrogó un confundido Luhan.

— Buuuuuueno…

— No le hagas caso, Bǎobèi Lù —intervino rápidamente Sehun—. Vamos, acompáñame a ver la mesa de regalos —pidió, tomando su mano sin darle tiempo a que respondiera antes de llevarse lejos de aquel engendro.

YiFan también le disparó una mirada fulminante antes de dar la vuelta y marcharse tras su pequeño hermano.

Baekhyun solo pudo reírse jovial al ver que su tarea de agregar más caos al mundo era cumplida diligentemente. También estaba feliz al ver a su mejor amigo tan feliz y a su hermano mayor disfrutar de ese momento.

Sin embargo, sabía que no todo era armonía y felicidad en su pequeña fiesta. ¡No, eso sería imposible!

De hecho, había una pequeña mesa al fondo donde la amargura y envidia reinaban, la mala energía se podía sentir destilándose de esa área a kilómetros, por eso…

¿Cómo podría él, Byun Baekhyun, no hacer nada al respecto?

Con una sonrisa maliciosa dio media vuelta, avanzando con calma hasta aquella mesa y llevando consigo a algunos de sus amigos que habían notado que algo se avecinaba, siguiéndolo como lo buenos amantes de la desgracia ajena que eran.

De ese modo, seis presencias siniestras ocuparon los asientos alrededor de Kyungsoo, como si se tratara de espíritus de la calamidad anunciando el fin del mundo.

— Qué bueno que Hannie pudo llegar —habló tranquilamente Baekhyun—. Estaba realmente preocupado cuando me dijo que estaba teniendo problemas.

— ¿Problemas? ¿Cuáles problemas? —Kyun Min resopló—. Tan solo míralo, ¿parece alguien que se haya visto en problemas? —Habló, haciendo un ademán en dirección a Luhan.

— Se ve impresionante —elogió Cherry, observando con ojos brillantes la bella imagen vestida de rojo que reía dulcemente a un costado de Sehun—. Parece un ángel —suspiró embelesada.

— Estoy contigo, amiga —apoyó Haneul, siendo incluso más descarada como para tomar fotografías con su móvil directamente.

— ¿Estás tomándole fotografías a mi hermano menor? —Preguntó sombríamente YanYan.

— Bu-Bueno, yo…

— Espero que me envíes todas también a mí.

— ¡Tenlo por seguro, noona!

— Bueno, lo importante al final es que Luhan llegó —comentó Chanyeol—. Es decir, miren lo feliz que Sehun está ahora, hace un rato atrás estaba tan furioso que ni siquiera su dulce suegra se atrevía a acercarse. Sin embargo… mira lo feliz que está ahora que Lu apareció.

— Tienes razón —asintió solemne Kyun Min.

La expresión en el rostro de Kyungsoo era tan fea que parecía estar más que listo para cometer un homicidio. Baekhyun se rió completamente complacido con la vista, decidido a agregar aún más sal a la herida.

— Oh, Kyungsoo, no te había visto —dijo con falsa amabilidad—. Qué bueno que pudiste venir. ¿Qué tal la fiesta? ¿Te estás divirtiendo?

La mirada cargada de odio del sujeto se clavó sin piedad en Baekhyun. Él simplemente sonrió aún más ampliamente en respuesta. Y como si los planetas hubieran decidido alinearse a su favor, alguien agregó un golpe aún más brutal.

— Kyungsoo, gracias por venir. Espero que la estés pasando bien.

La encantadora voz de Luhan los hizo volverse en su dirección en un parpadeo. Kyungsoo con el rostro desfigurado en una expresión bastante estúpida y Baekhyun con una sonrisa gigantesca que hizo a Sehun entrecerrar los ojos con sospecha mientras lo observaba.

— S-Sí, gracias por la invitación. Todo les quedó muy bien —respondió intentando volver a su falsa máscara de amabilidad.

— Oh, para nada —intervino—. Todo esto es trabajo de Hannie, nosotros casi no hicimos nada.

— Baekhyun, eso no es cierto. Sin su ayuda yo…

— Hannie, nosotros solo queríamos darle un obsequio grupal y decirle felicidades —bufó—. Pero tú casi nos asesinas por tener una idea tan tonta, además de decirnos que no era ni de cerca suficiente y nos arrastraste a todo a esta fiesta.

— Y-Yo…

— Lo organizaste personalmente y nos advertiste que todo sería exclusivamente al gusto de Sehun, ni siquiera nos dejaste opinar para nada —agregó Kyun Min.

— Te aprendiste esa canción china y hasta fuiste con un maestro de canto para perfeccionarla, a pesar de que te dijimos hasta el cansancio que lo hacías maravilloso —dijo Haneul.

— También buscaste un maestro profesional que te enseñara una coreografía espectacular, la cual incluso hiciste descalzo porque el profesor te dijo que se vería más estético y te saldría mucho más limpio —comentó Cherry.

— Fingiste llorar mientras hablabas con YiFan g“g“ para obligarlo a venir hasta Seúl a felicitar a tu novio.

— ¡Jiějiě, eso no es verdad! —Chilló abochornado.

— Lo es, lo tengo todo en video —aseguró con una sonrisa maliciosa con la que nadie había sido capaz de pelear aún.

— Me obligaste a llevarte a cada joyería habida y por haber para buscar su regalo de cumpleaños. Él cual ni siquiera me dejaste ver, porque: "eres un torpe boca floja" —se burló Chanyeol.

— No olvidemos como nos acosó para conseguir aquel video y la forma en que nos regañaba si no le gustaba lo suficiente —se unió Jun Hong.

— Y las ochocientas veces que llamó al señor Oh para asegurarse de que si vendría —agregó Jackson.

El color del rostro de Luhan en ese momento era de un encantador rojo brillante, entre tanto Sehun le daba una mirada de asombro. Baekhyun sonrió complacido ante todo eso y sus bonitos ojos centellearon al percatarse de un precioso detalle que antes definitivamente no estaba en esos dos.

Y como si todavía no le hubiera agregado suficiente leña al fuego, alcanzó la mano de Luhan llamando la atención de todos mientras que fingía revisarla con seriedad.

— ¿Es este el regalo que pensaste para Sehun? —Interrogó y solo en ese momento los demás se percataron de los bellos anillos adornando las manos de la pareja.

— Son bastante, bonitos. ¿Qué material es? —Preguntó un curioso Jackson.

Cherry gritó de repente, asustándolos a la vez que tomaba las manos de sus dos amigos y las miraba como si fueran un tesoro invaluable.

— ¡Sí son! —Chilló emocionada.

— ¿Si son qué, Cherry? —Fue el turno de Jun Hong para preguntar.

— ¡Los anillos de hilo rojo! —Chilló alegremente.

— ¿Los que? —Interrogó Jackson.

— Hace un año, una gran marca de joyería lanzó por edición de aniversario, una colección inspirada en la leyenda china del dios lunar Yuèlǎo, quien se encarga de atar a las almas gemelas con un hilo rojo que los unirá para siempre. Entre toda la colección, los más hermosos y difíciles de conseguir debido a la alta demanda, eran los anillos de pareja hechos de oro rojo que representaban en sí mismos el hilo rojo —explicó con emoción—. Sin embargo, eran piezas exclusivas y de edición limitada, por lo que actualmente son casi imposibles de conseguir. ¿Cómo es que lograste conseguirlos? ¡Son hermosos! —Exclamó llena de admiración.

— Y-Yo…

— Debiste gastar una maldita fortuna en eso —añadió asombrado Chanyeol.

— No, yo no...

— ¿Eso quiere decir que es nuestro hilo rojo? —Habló Sehun, desarmándolo por completo.

Luhan fue incapaz de responder, sonriendo nerviosamente en su lugar. Su vista se fijó en su propio dedo anular, recordando la nota que había encontrado en el estuche de los anillos.

Su propio hilo rojo.

De algún modo, era como si Kai hubiera jugado el papel del viejo dios Lunar, atando el hilo rojo entre ellos. Casi rió ante ese tonto pensamiento y terminó por mirar seriamente a su novio pensando cómo responder a la pregunta.

Algo tan simple como tomarse tan seriamente esa pregunta y todavía hizo al más alto sonreír ampliamente, usando la mano que antes Cherry sostenía para tomar la de Luhan, entrelazando sus dedos únicamente para admirar lo perfectamente que encajaban y como el delicado anillo resaltaba bellamente. Luhan lo observó con la misma admiración.

— No creo que sea nuestro hilo rojo. Es decir, según la leyenda nosotros no podemos verlo, aunque está ahí, no lograremos verlo. ¿Recuerdas? —Sehun sonrió ante su respuesta, besando primero la delicada mano que sostenía, tras eso besó su mejilla y posteriormente sus suaves labios.

— En ese caso esta será nuestra propia versión del hilo rojo que ya nos ata de todas formas —dijo cariñosamente—. ¿De acuerdo? —Inquirió besando una vez más la mano contraria.

— De acuerdo —respondió embelesado.

Solo hasta que su pequeña burbuja se vio explotada por un repentino ruido y los hizo mirar en dirección a la fuente. Una sonrisa incómoda pero que también trataba de ser tímida, fue lo que encontraron.

— Lo siento, no pretendía ser tan ruidoso —se excusó Kyungsoo aparentemente apenado.

— No, está bien —respondió Sehun tranquilamente.

El chico asintió, mirando al suelo durante todo el tiempo que utilizó para ponerse correctamente de pie. Su mirada se elevó poco después en dirección a su amigo, esbozando una pequeña sonrisa de falsa dulzura.

— Bueno, yo me voy yendo ya —anunció.

— ¿Ya te vas? —Interrogó exageradamente sorprendido Baekhyun—. ¿Por qué?

— Baekkie tiene razón. La fiesta apenas iba a empezar ya que Hannie llegó —apoyó Kyun Min con un puchero bastante ridículo.

Luhan por una parte quiso golpear a ambos chicos y por otra quería reírse a carcajadas, lo último resultaba algo preocupante y por ende mantuvo una expresión estoica.

— Me encantaría, pero prometí regresar temprano a casa. Lo siento, chicos —respondió con una sonrisa algo escalofriante.

— Oh, bueno. —Baekhyun se encogió de hombros—. De todas formas, ahora que Luhan llegó, Sehun va a correr tras él todo el tiempo. Da igual si te vas o te quedas, de todas formas él te va a ignorar.

Una mirada fulminante le fue disparada por Luhan y Sehun, e inmediatamente fingió estar avergonzado y sonrió con falsa inocencia.

— Como a todos nosotros también, obvio —rió.

— Me imagino —murmuró—. De todas formas, me retiro —anunció—. Feliz cumpleaños, Hun y linda fiesta, gracias por invitarme. Los veo el lunes.

Él se marchó con esas palabras sin mirar ni una sola vez atrás, Baekhyun se regocijó para sus adentros y antes de que Luhan empezara a regañarlo, como sabía que iba a hacer. Tomó la mano de su amigo y lo arrastró en dirección opuesta.

Luhan sabía que era inútil tratar de razonar con Baekhyun cuando se trataba de su trato hacia Kyungsoo, por lo que únicamente pudo suspirar e ignorarlo.

Prefiriendo concentrarse en el hecho de que Sehun parecía realmente feliz. Fuera de ese hecho, todo lo demás podía esperar para otro día.

— ¡Feliz cumpleaños, Sehun! —Gritó Lay sorprendiéndolos.

— Imbécil, pensé que no ibas a venir —gruñó, recibiendo aun así el abrazo de su mejor amigo.

— Lo lamento, lo lamento —rió—. JunMyeon tenía algunas cosas que hacer antes —explicó felizmente.

Sehun frunció el ceño, mirando tras su amigo donde efectivamente encontró la inconfundible figura de Kim. Sin embargo, al hombre no podía importarle menos la presencia de Sehun, teniendo su total atención fija en la bella figura de Luhan.

— Luces espectacular —elogió.

— Gracias, g“g“ —respondió sonriente.

— Espero que todo saliera de la forma en que querías. Los maestros que conseguí para ti me dijeron que no había forma de que algo saliera mal con tu talento. —Luhan bajó la mirada tímidamente y asintió—. Sin embargo... ¿No el vestuario era algo diferente?

— Eso…

— Déjalo, no importa —aseguró con una sonrisa gentil—. Esto también te queda muy bien.

— Bueno, basta —ordenó Lay, para interrumpir a su pareja—. Se supone que esta fiesta es para que Sehun se sienta feliz, no para que tú actúes todo raro con Luhan y lo tengas a punto de que algo explote en él si sigue enojándose más.

— No te pongas celoso, cariño —habló dulcemente—. Sabes que Hannie es como mi hermano menor.

— ¿Quién rayos está celoso? —Bufó—. Obviamente no me importa tu comportamiento con Luhan, es decir… ¿Quién diablos podría no adorar al pequeño Luhan? —Resopló.

— Ustedes… —Masculló un malhumorado Sehun.

— Oh, es verdad —interrumpió Suho—. Casi olvide que supone que es tu cumpleaños. Ten tu regalo —dijo con desinterés, arrojando algo que Sehun apenas pudo atrapar.

— Esto es de mi parte —agregó Lay, entregándole un sencillo paquete —. Esto es de parte de Bobby, lamentablemente él no pudo estar aquí hoy, por lo que pidió que te diera eso de su parte.

Sehun aceptó ambos paquetes antes de prestar atención a lo que ese odioso hombre le había arrojado. Al darle un buen vistazo, sus ojos se agrandaron graciosamente y Luhan inmediatamente se acercó para preguntar que era.

— ¿De verdad estás regalándome esto? —Interrogó con desconfianza.

— No le dijiste a Yixing el otro día que realmente te había gustado —bufó—. Bien, es tuya.

— Pero…

— ¿Qué es? ¿Qué te está obsequiando JunMyeon g“g“? —Preguntó Luhan.

— ¿No la quieres? —Espetó con una expresión sombría.

— Yo…

— No seas así, Hun —intervino Yixing—. Me costó mucho trabajo hacer que él aceptara darte su preciosa motocicleta, la cual solamente tenía en el garaje como un simple adorno. Solo tómala y cállate —sentenció.

La expresión de incredulidad de Luhan era realmente graciosa e hizo reír levemente al mayor. Sin embargo, era todo lo que Luhan podía hacer, sabiendo que aquella motocicleta no solo le había costado una fortuna al hombre, sino que era como un tesoro para él, pero ahí estaba, entregándola voluntariamente a Sehun porque Lay simplemente se lo había pedido.

— Él tiene razón, Sehun —habló Baekhyun—. Convencer a Suho debió haber sido un esfuerzo que le costó mucho sudor y lágrimas. No seas así y acepta el obsequio.

Lay frunció el ceño al instante y Suho lo miró como si lo fuese a matar en cualquier segundo. Él simplemente se echó a reír, hasta sentir el pellizco que Luhan le dio en el brazo y lo miró lastimosamente con un puchero en los labios.

— ¿Por qué me maltratas? —Farfulló ofendido—. Tú y yo sabemos lo que hizo para convencerlo.

— Tan solo cállate, Baek —pidió derrotado al nunca poder con su revoltoso amigo.

— Como sea, la motocicleta ahora es tuya, Hun —sentenció un irritado Lay.

— La cuidaré mucho —prometió felizmente Sehun, quien había estado absorto de todo lo demás.

— Más vale que lo hagas, podría ya no ser mía pero si algo le sucede, te romperé las piernas —advirtió tenebrosamente.

El ceño fruncido de Sehun no se hizo esperar, siendo reemplazado por una sonrisa inesperada al tiempo que se acercaba al hombre y sujetaba su brazo para arrastrarlo con él en otra dirección.

— ¿Qué diablos…?

— Vamos, vamos. Me siento muy agradecido por tu regalo, así que te presentaré a alguien muy importante para mí —dijo tranquilamente.

— ¿Lo estará llevando a conocer a su tío? —Soltó asombrado Jun Hong.

— Naaaa, definitivamente lo está arrastrando para que conozca al mayor de sus cuñados —afirmó Chanyeol.

— Vamos, vamos —indicó Baekhyun, jalando a su novio por el brazo—. No puedo perderme esto.

Todos corrieron tras la feliz pareja, ya que siempre que Baekhyun insistía en verlo con sus propios ojos, era porque significaba que valdría 100% la pena. Luhan suspiró pesadamente, resignándose a seguirlos para detener el desastre que se avecinaba.

Al menos ese era el plan hasta que escuchó a Zhao llamarlo y verlo poner una expresión tan complicada e indecisa en el rostro.

— ¿Qué sucede, Zhao g“?

— Luhan, hay alguien afuera que dice que quiere verte —informó titubeante.

— ¿Alguien que quiere verme en este momento? —El chico asintió tras un largo momento—. ¿Te dijo su nombre o alguna otra cosa?

— Es esa mujer —murmuró apenas—. Ella, solo dijo que si podía pedirle al novio de Sehun que bajara. No me da buena espina. Ella siempre te ha culpado por todo lo que ha pasado en su horrible familia, mejor no vayas —pidió preocupado.

Luhan supo quién era tan pronto escuchó las palabras de su hermano, ignorando por completo las recomendaciones del mismo y se apresuró a las puertas del salón. Aunque, era imposible que su sobreprotector hermano no interviniera.

Apenas logrando detenerlo en las escaleras del salón, la expresión de todo su rostro le pedía que no fuera a reunirse con esa mujer, pero…

¿Cuándo en su vida él había sido capaz de detener a su terco hermanito?

Zhao sabía que ese no iba a ser el día, por lo que únicamente pudo dejarlo ir, mostrándole en cambio una expresión que le decía que aunque iba a ir a verla, no iba a ir solo. Luhan sabía que era lo mejor que iba a conseguir, por lo que tan sólo asintió y guio el camino hacia la salida.

Sus ojos la distinguieron tan pronto salieron. Era imposible no reconocerla, ella estaba sola en un rincón, viéndose temerosa y frágil. Sin embargo, Luhan no pudo evitar esbozar una diminuta sonrisa al verla ahí, sabiendo que Sehun sería inmensamente feliz al verla.

— Usted vino —dijo tan pronto se acercó.

— Y-Yo… —Ella miró a Luhan temerosa y luego a Zhao, apretando los labios.

Al notar eso, Luhan le envió a su hermano una mirada que pedía silenciosamente que se retirara un poco para poder hablar con ella. Zhao bufó inconforme pero lo hizo de igual forma, alejándose lo suficiente para no escuchar pero manteniéndose también lo suficientemente cerca para intervenir si ella trataba de hacer algo.

— Me alegra que viniera. Sehun estará muy contento —afirmó— Vamos, la llevaré con él —indicó animadamente.

— No, espera —pidió, retrocediendo cuando el menor pareció querer tomar su mano para llevarla dentro—. No vengo a quedarme —murmuró apenas.

— ¿Qué?

— Y-Yo solo… solo vine a…

Tímidamente, un pequeño y sencillo presente fue extendido en su dirección. Luhan lo miró con el ceño fruncido pero el enojo que ya estaba creciendo en su corazón, se fue tan pronto elevó la mirada y la vio llorando.

— No es mucho, pero es lo mejor que pude conseguir para Hun. Mejor dicho, fue lo único que se me ocurrió para él.

Al escucharla llamarlo así y no decir un él, o alguna otra forma para referirse a su hijo como si él fuera un completo extraño, algo se sintió pesado en el pecho del menor. Tomando el pequeño presente con manos temblorosas.

— Hun sería más feliz si vamos arriba y lo entrega usted misma —afirmó.

— Lo sé —asintió, sonriendo apenas entre lágrimas—. Yo fui la peor de las madres para él, pero él nunca ha dejado de amarme a pesar de eso. Por eso… ¿Cómo podría atreverme a estar frente a él y simplemente mirarlo a los ojos como si todos estos años jamás hubieran pasado?

— Sehun…

— Es un buen niño —afirmó—. Yo apenas puedo creer que haya podido dar a luz a un hombre tan maravilloso.

Ella rió débilmente y Luhan hizo lo mismo. Al hacerlo, su mirada oscura, idéntica a la de Sehun pero que siempre estaba cargada de puro desprecio hacia su persona, se volvió algo cálida. Dejándolo estupefacto al darse cuenta de ese pequeño detalle.

— Mi hijo ya tiene una mejor familia de la que yo podría darle. Es mejor si solo me marcho en silencio y le permitió ser feliz.

— ¿Qué quiere decir? —Interrogó angustiado—. ¿Va a irse? —Ella asintió y él sintió algo difícil de explicar.

— Siempre he sabido que había algo mal conmigo, pero me negué a aceptarlo y culpe a todos. No, en realidad, yo culpé solo a Sehun y le hice daño por eso. Necesito ayuda, es por eso que me iré a un lugar donde pueda recibirla y tal vez, algún día, pueda venir a buscar a mi hijo para reparar mis errores.

Luhan asintió, comprendiendo lo que ella trataba de decirle, pero todavía algo molesto porque sabía que al irse así, Sehun una vez más tendría el corazón roto por su causa.

— Este regalo es lo único que se me ocurrió antes de irme. Por eso, por favor... entrégaselo en mi nombre —pidió, incluso sostuvo una de sus manos, mirándolo a los ojos con suplica.

— Lo haré —prometió.

— Gracias —sonrió débilmente.

Luhan asintió apenas, dando la media vuelta a sabiendas que ella no tenía nada más por decir. Sus manos sostenían el presente con fuerza y el nudo en su garganta se volvió más y más grande con cada paso.

— Luhan.

Él se congeló en su sitio al escuchar su llamado. Apenas creyendo que ella pronunciara su nombre por primera vez, de ese modo tan suave y gentil. A duras penas se volvió en su dirección, asombrándose aún más al ver una sonrisa dulce pintada en sus labios temblorosos.

— Sé que durante estos años yo solo te he mostrado desprecio y crueldad, pero aquí —señaló su pecho—. Yo estoy contenta al saber que eres tú quien está a lado de mi hijo, porque sé que lo protegerás y nunca vas a hacerle daño. Por eso…

En ese instante y para asombro total de Luhan, la delicada dama realizó en su honor una reverencia perfecta que lo hizo olvidarse de respirar correctamente.

— Gracias y perdón por todo —sollozó.

Luhan quiso correr a detenerla pero sus piernas no pudieron moverse. Ella se enderezó todavía con aquella sonrisa en sus labios y silenciosamente comenzó a alejarse.

— Luhan —llamó preocupado su hermano mayor—. ¿Qué sucedió?

— Nada —musitó—. Volvamos dentro.

— De acuerdo.

Ambos volvieron en completo silencio al interior del salón. La triste mirada de Luhan no se despegó en absoluto del pequeño paquete en sus manos y Zhao no se atrevió a preguntar sabiendo que no obtendría ninguna respuesta.

Al ingresar, encontraron la escena de su hermano mayor con el rostro tan rojo, que parecía estar a punto de morir de rabia mientras su dulce cuñada trataba de calmarlo. Lay tampoco estaba mejor, aparentemente reprendiendo a Suho que no parecía más feliz que YiFan.

Sehun y Baekhyun se reían a carcajadas, adorando ver el mundo arder frente a sus ojos. Al verlo tan alegre, Luhan no se atrevió a entregar el presente de inmediato y únicamente pudo construir una sonrisa a medias cuando él le dio una mirada.

— Tienes que dárselo —susurró Zhao, su mirada fija en el chico que se acercaba a ellos con una sonrisa inmensa en los labios.

— Lo sé, pero no puedo hacerlo ahora. Lo entregaré más tarde —respondió, ocultando discretamente aquel paquete cuando Sehun estuvo lo suficientemente cerca.

— Bǎobèi Lù, ven —indicó al tiempo que tomaba su mano para llevarlo con él de todas formas—. Tienes que ver esto.

Lo siguió obedientemente para no separarse más de su lado durante el resto de su pequeña fiesta. Ocultando bien aquel obsequio mientras que contaba los segundos para poder estar a solas y decirle por fin.

Su divina sonrisa era lo único que Luhan quería proteger y sin embargo, sabía que en un par de horas esa sonrisa sería arrancada por él mismo.

— ¿Sabe bien? —Interrogó Sehun, tomándolo completamente desprevenido al poner un trozo de pastel en su boca.

Él no supo reaccionar a tiempo, saboreando la pequeña porción de pastel antes de tragar. Encontrando que el sabor era completamente amargo, pese a eso todavía asintió con una sonrisa a medias en los labios.

Sehun emitió un sonido de aceptación, tomando una pequeña cucharada para ponerla nuevo bocado en la boca de su lindo novio, que era tan malo mintiendo que era realmente adorable de verlo intentarlo igual.

— ¿En qué piensas? —Habló una vez más para llamar su atención—. Has estado muy callado desde hace un rato. ¿A dónde fuiste hace un momento con Zhao g“?

Luhan permaneció mudo, mirando a ese par de ojos oscuros que siempre pensó eran bellísimos. Incluso tuvo la ilusión de que el pequeño paquete oculto entre sus ropas quemaba su carne exigiendo ser entregado a su legítimo dueño.

— Tuve algo que atender —murmuró—. No era la gran cosa, no te preocupes.

La expresión de Sehun dejó completamente claro que no creía ninguna de sus palabras. Sin embargo, él no tuvo oportunidad alguna de preguntar nada más, ya que Baekhyun se había acercado.

— Es hora de irnos o Suho matara al hermano de Luhan —comentó, apuntando en dirección a donde ambos hombres seguían bebiendo a pesar de estar completamente borrachos—. El señor Wu y el tío Jung Sun, también están fuera de combate ya —señaló a los dos hombres derrumbados en la mesa.

Sehun suspiró pesadamente mientras asentía y se dirigía a la mesa donde el borracho hombre, que se decía su padre, se encontraba balbuceando cosas incoherentes. Lay estaba a un costado suyo regañando a su pareja y tratando de quitar de su mano la bebida que se aferraba por terminar.

Todo fue más fácil de manejar para LiXue, ella solo había arrebatado el vaso y le había dado a su marido una mirada que prometía puro dolor si se atrevía a quejarse. En cambio, la dulce señora Wu miraba con diversión a su querido esposo y picaba su mejilla de vez en vez, riendo al verlo quejarse por sus acciones.

Les tomó varios minutos lograr que el grupo de borrachos pudieran ser controlados y sacados del salón. Luhan jamás se hubiera imaginado que el hombre que estaba ayudando a llevar al auto, fuera del tipo que se quedaba inconsciente una vez estuviera borracho y que casi tuvieran que cargarlo hasta el auto.

— Xiǎolù —llamó su madre una vez lograron ponerle el cinturón de seguridad al inconsciente tío de Sehun—. Nosotros nos vamos ya a casa, e imaginó que tú irás con HunHun y su familia.

— Yo…

— Sí, volveremos mañana por la tarde a casa —intervino Sehun.

Ella rió ante la entusiasta actitud del muchacho y asintió.

— Está bien si quieren volver por la tarde, o si quieren quedarse a pasar tiempo con Jung Sun. La única condición es que Luhan vuelva el lunes por la tarde —indicó.

— Así será —afirmó Sehun.

— De acuerdo —asintió risueña—. Sé bueno, cariño —dijo antes de besar en la frente a su hijo—. Feliz cumpleaños, cielo. Espero te divirtieras mucho hoy.

— Así fue, gracias —respondió felizmente, disfrutando del abrazo de la dulce dama.

— Supongo que ustedes se irán por su cuenta, ¿verdad? —Habló Jessica, mirando a ambos.

— ¿Por nuestra cuenta?

— No seas odioso, Sehun —regañó Baekhyun—. Nosotros tenemos que apretarnos como sardinas en el auto de Channie llevando a los chicos, al tío Jung Sun, Jessica noona y todavía todos tus regalos. ¡Tan solo lárgate en la jodida motocicleta! —Chilló, cerrando la puerta del auto sin darle tiempo ni de responder.

La expresión del más alto se oscureció pero antes de poder acercarse y borrar la existencia de Baekhyun sobre el planeta, Luhan tiró de su mano en dirección opuesta.

— Joven Oh, joven Wu —saludó Zhan, un hombre con el que Luhan se había familiarizado mucho esa noche—. El señor Kim me pidió esperar por ustedes y entregarles esto —explicó, entregando a cada uno un casco—. Con esto, oficialmente es suya.

El más alto frunció el ceño, asintiendo y aceptando los cascos antes de entregarle uno a Luhan. El hombre no agregó más, ofreciendo una rápida reverencia antes de desaparecer silenciosamente. Fue el turno de Luhan de hablar entonces.

— Tú conduces y yo soy el pasajero —indicó risueño.

Sehun asintió torpemente, e igual de torpe logró montar en la maldita cosa, tensándose como un tonto al sentir el movimiento a detrás suyo. La persona a sus espaldas rió melódicamente y su corazón se disparó solo con ello, haciendo temblar sus manos mientras encendía el motor.

— ¿Alguna recomendación antes de que empecemos a avanzar? —Preguntó con falsa inocencia.

— Bueno, solo tienes que sostenerte bien —murmuró.

— ¿De este modo está bien?

La pregunta lo hizo estremecer, tal vez por el sonido bajo de su voz, podría ser también por la forma en que los delgados brazos rodearon su cintura o incluso por todo eso en conjunto. Daba igual, a final de cuentas, a ese punto él únicamente sabía que Luhan trataba de seducirlo.

— Deja de hacer eso, me desconcentras.

Él rió suavemente, acercando un poco más su cuerpo al contrario, no pudiendo evitar aferrarse a él cuando la motocicleta se puso en marcha abriéndose camino en un parpadeo. La velocidad y el rugido del motor hizo que los sentidos de Luhan vibraran, disparando algo excitante en su interior y teniendo como un enorme plus, el hecho de poder viajar tan cerca del cuerpo ajeno.

Sus piernas temblaban un poco para cuando volvió a pisar el asfalto, casi llevándolo a caer cuando él tomó su mano para arrastrarlo dentro de su hogar. Sonriendo como un niño mientras Luhan sentía que podría derretirse en su lugar si seguía mirando un segundo más esa sonrisa.

— Creo que somos los primeros en llegar —comentó Sehun, encendiendo las luces.

Dos diferentes ladridos vinieron desde las escaleras, anunciando la bienvenida de un saltarín corgi y un falsamente indiferente dóberman. Luhan se rió al verlos, uno de ellos inquieto al punto de que parecía tener una energía inagotable y el otro intentando lucir inalcanzable.

— Ey, ¿cómo se portaron? —Interrogó, poniéndose en cuclillas con los brazos abiertos.

Inkei ladró con más emoción, saltando con más entusiasmo, mientras Jiāo Táng tiraba a un lado su máscara de arrogancia para poder correr a los brazos de su amor humano.

— Son muy escandalosos —bufó Sehun.

Ellos ignoraron completamente a Sehun, inmersos en los mimos que el encantador humano les daba generosamente.

— Como sea, mejor subamos a dormir. Tengo mucho sueño —dijo con una expresión lastimera que buscaba conmover a su novio.

Luhan tuvo inicialmente la intención de negarse y quedarse con ambas mascotas un poco más, sin embargo, todavía tenía algo importante que entregarle a su novio y era mejor si nadie más que él fuera testigo de su reacción.

— Muy bien, sube primero y ahora te alcanzo.

— ¿Por qué no vienes conmigo? —Interrogó inconforme.

— Iré por algo a la cocina, ve primero —insistió.

Sehun no insistió más dirigiéndose primero a la alcoba, dejando a Luhan solo para que fuera a recuperar eso que le había pedido a Baekhyun guardará en la nevera a sabiendas que Sehun no iba a estar en casa hasta muy tarde en la noche.

Aquella mañana, Luhan había estado sumamente orgulloso de ese pequeño flan. Satisfecho de sí mismo por todo el empeño que había puesto en prepararlo y feliz de que resultara como él lo había deseado.

Sin embargo, en ese momento, él no esperaba más que lograra ayudar en algo el dolor que su persona amada estaba por pasar. Por un segundo, la idea de simplemente guardar el secreto y deshacerse de aquel presente del que solo él sabía, era demasiado tentadora.

Lamentablemente no podía hacerlo, él merecía…

No, Sehun necesitaba saber sobre esa noche aunque doliera. Ocultarlo simplemente lo lastimaría más, Luhan lo sabía porque lo conocía lo suficiente como para afirmar eso.

— ¿Qué pijama quieres usar hoy? —Habló su novio desde el baño tan pronto cruzó la puerta y dejó un recipiente pequeño sobre el buró cerca de la cama—. Podemos usar el de los pandas, aunque también está el de los dinosaurios.

Luhan sonrió levemente al escucharlo, preguntándose qué tan graciosa sería la expresión de esas personas que pensaban que Sehun era tan duro y rebelde, que era impensable imaginarse que tenía un adorable hábito de hacerlos usar pijamas que alguien solo podría calificar como tiernos.

— El de los dinosaurios no lo hemos utilizado últimamente —respondió, intentando mantener la calma.

— Yo también pensé eso —aceptó, saliendo del baño solo con la parte inferior de ese pijama azul rey con pequeños dinosaurios amarillos por todos lados—. Aquí tienes —sonrió, ofreciéndole a él la parte superior de la prenda.

— Gracias —murmuró.

Sehun lo observó fijamente, frunciendo ligeramente el ceño al darse cuenta que algo había restado un poco de brillo a los preciosos ojitos de ciervo de Luhan.

— ¿Qué sucede, nene? —Preguntó cariñosamente, envolviendo en sus brazos al contrario.

Luhan apretó los labios, abrazándolo con fuerza para obtener el coraje necesario y finalmente poder entregarle el obsequio de aquella mujer una vez se separaron. Sehun fue tomado por sorpresa al ver el pequeño paquete y, antes de poder quejarse sobre los miles de obsequios que Luhan le había preparado para ese día, se quedó callado al ver que algo no iba bien del todo.

— Es de parte de la señora Oh —susurró solamente cuando él lo había tomado.

Lo vio congelarse, así como se percató del cómo sus manos apretaron con un poco más de fuerza el pequeño presente. Aunque todavía permaneció inmóvil y sin abrirlo para ver su contenido.

— ¿Te reuniste con ella? —Interrogó seriamente.

— No, bueno sí… pero ella fue al salón para darme esto —explicó algo nervioso.

— ¿Dijo algo más?

— S-Solo… Ella solo dijo que se iría, que necesitaba ayuda y que tenía un lugar donde podría recibirla. Me dejó esto para ti, porque no tenía el valor para verte a la cara luego de todo lo que ha pasado.

Él guardó silencio tan pronto acabó de decirle eso, su novio tampoco dijo nada más. Mucho menos preguntó si fue solo eso o el cómo era que ella sabía de la ubicación del salón donde sería la fiesta. Simplemente desgarró la envoltura sin cuidado alguno, únicamente para encontrar una simple figura de acción.

Un juguete con el que él ya no tendría interés en jugar desde que había cumplido 14.

Un simple juguete que era de un superhéroe que ni siquiera conocía.

Sin embargo, algo que también había anhelado mucho alguna vez en su infancia y que se le había negado con tanta crueldad, que había dejado grabado en la memoria de su pequeño yo de cuatro años, el hecho de que su nacimiento era una desgracia para ella.

 

*~*~*~*

— Mami, mira este juguete de Iron Man. ¿Puedo tenerlo? Hoy es mi cumpleaños y…

— ¿Cumpleaños, dices? ¿Qué diablos hay para celebrar sobre eso?

— Pero hoy…

— Los cumpleaños solamente son para los niños que traen alegría a sus familias con su nacimiento. Alguien que solo es un estorbo como tú… ¿Por qué siquiera mereces tener un cumpleaños?

*~*~*~*

 

La crueldad de sus palabras, sus ojos fríos y cargados de desprecio, la sonrisa satisfecha al ver el dolor reflejarse en su rostro infantil. Todo estaba fresco en su memoria, tan doloroso como aquel día mientras aquella figura de acción en sus manos parecía burlarse de él.

— Esto… —Luhan estaba asombrado y sin saber qué decir—. Hun…

— ¿Quién mierda se ha creído? —Masculló con los dientes apretados—. ¡¿Se está burlando de mí?!

Aquel estallido vino con el estruendo de aquel pequeño objeto estrellándose en algún lugar de la habitación. Luhan dio un respingo ante el violento arrebato, dándole al otro una mirada angustiada.

Sin idea alguna de cómo tratar de calmar la ira de Sehun. Él había esperado lágrimas o incluso indiferencia total, sin embargo, no había esperado verlo tan furioso al punto de no saber cómo acercarse a él.

— Incluso ahora encuentra la forma de amargar mi jodida vida.

— Sehun…

— ¿Ahora siente remordimientos? —Inquirió mordaz—. ¿Dónde putas estuvo antes que realmente necesite que fuera una madre para mí?

El más alto se rió pero aquel era un sonido hueco que de algún modo resultaba demasiado inquietante. Luhan se encontró a sí mismo sintiéndose como un simple espectador, frustrado por no poder hacer nada al ver como la persona que amaba sufría.

— Tuvo que esperar hasta este maldito día en especial para venir a decir que lo lamenta y ni siquiera tiene la decencia de decírmelo a mí.

— Sehun…

— Esa maldita p…

No logró terminar la oración, la delicada mano sobre su boca no lo permitió. Sus oscuros ojos que solo reflejaban enojo se clavaron en los orbes contrarios y al verlo tan preocupado, no se atrevió a decir nada más.

— Ahora estás muy enojado, pero una vez eso pasé, seguramente te sentirás mal por todo lo que dijiste —murmuró.

Sehun no aceptó ni negó nada respecto a esa declaración. Él únicamente retiró la mano ajena y la sostuvo durante un momento en completo silencio. Luhan simplemente aguardo.

— Como sea, vamos a dormir.

— Sehun —llamó con un murmullo—. A ti… ¿Preferirías no haber recibido ese obsequio?

No hubo respuesta a esa pregunta, él únicamente se quedó inmóvil por un par de segundos antes de continuar con su tarea de meterse en la cama. Luhan suspiró, disponiéndose a colocarse la pieza de pijama que le correspondía.

Miró brevemente al juguete que yacía en el suelo y poco después, desvió la vista al postre del que esa mañana había estado tan orgulloso, pero que en ese momento no parecía más que un desperdició. La decepción era inevitable mientras caminaba hasta el baño para terminar de prepararse.

Obteniendo por primera vez en la noche un vistazo de su apariencia en el espejo del baño. Asombrado con la imagen algo extraña reflejada en la superficie fría, Luhan casi se rió de sí mismo al darse cuenta que… ¿no se veía un poco ridículo bajo con aquel ligero maquillaje en el rostro?

Sin embargo, no había dudado en dejar que las hermosas asistentes de la señorita Yin lo aplicaran si eso garantiza que a Sehun iba a gustarle aquel pequeño espectáculo que había preparado. También había pasado por largas horas de práctica a escondidas, para lograr a la perfección aquel estúpido baile y había cantado aquella canción una y otra vez hasta que encontró que era perfecta.

Había hecho todo eso sin importar lo difícil y frustrante que fue porque quería ver a Sehun feliz. Entonces… ¿Cómo podría dejarse vencer en ese momento por un simple recuerdo amargo?

La convicción se reflejó en cada uno de sus rasgos y salió del baño con seguridad, subiéndose a la cama hasta quedar a horcajadas sobre el cuerpo contrario que apenas pudo luchar antes de que sus manos se vieran inmovilizadas sobre la almohada.

— Dime —ordenó.

— Luhan, ¿qué rayos…?

— Si no me dices donde duele yo no puedo hacer nada, Hun —sentenció, dejando al otro pasmado—. Es mi turno de atraparte si sientes que vas a caer, pero no puedo saber cómo ponerte de pie sino me dices donde es que está el problema.

— Yo…

— Ella fue una madre horrible, el monstruo más temible a mis ojos. Por años recé una y otra vez, esperando que tú simplemente la abandonarás y te alejaras de ella —explicó—. Quería que un día fuera exactamente como ahora, pero… ¿Cómo podría estar bien si te duele tanto?

La presión en su pecho aumentó, viéndose de frente a la herida imagen de la persona que más quería.

— Una vez… —Susurró—. Una vez dijiste que al decidir volver, no era porque aspiraras a esto que tenemos ahora. Dijiste que era solo porque querías asegurarte que yo era realmente feliz, no importaba la forma o si tú estabas ahí, únicamente hiciste de eso tu objetivo.

— Eso…

— Yo deseo lo mismo, quiero hacerte tan feliz como tú te mereces. No quiero que nunca nada vuelva a lastimarte y si no logro conseguirlo, al menos quiero poder regresar la sonrisa que tanto amo de vuelta en tu rostro. Es por eso que necesito que me digas que hacer ahora, dime donde duele para que yo pueda tratar de aliviarlo un poco. Por favor Hunnie, déjame ser tu pilar esta vez —suplicó angustiado.

Sus labios se apretaron y Luhan aguardó con incertidumbre a lo sea que fuera a decirle. Así tuviera otro arrebato como el de un instante atrás o decidiera no hablar con él. Eso no iba a importar, no iba a rendirse de todas formas.

— Quería verla —admitió con un débil susurro—. También quería escuchar lo que había tenido para decirme.

Luhan asintió, sus propias lágrimas picando en sus ojos al ver la expresión tan herida en el rostro contrario.

— Quiere que todo sea diferente, pero… ¿en qué es diferente? —Inquirió con la voz temblorosa—. ¿No está haciendo daño y luego alejándose sin mirar atrás al igual que antes?

— Pensó que era lo mejor.

— ¿Para ella o para mí?

— Tal vez para ambos —musitó—. Puede que no sea la mejor forma, pero ella ahora admite sus errores, quiere cambiar y tal vez, un día volver para poder mirarte a los ojos y decirte todo lo que ahora no pudo.

Su voz mantuvo un tono suave mientras acariciaba una de sus mejillas con ternura. En el fondo sintiéndose algo frustrado por no poder hacer nada más que eso.

Un par de lágrimas cristalinas se derramaron de las esquinas de sus ojos y gruñó, seguramente molesto consigo mismo por no lucir fuerte frente a él. Luhan lo miró enternecido, inclinándose para besar la esquina de sus bonitos ojos.

Él tomó esa oportunidad para envolver sus brazos en la delgada figura que antes lo inmovilizaba, no queriendo que él mirara un segundo más su lamentable imagen.

— Ella también me dio las gracias por estar contigo, dijo que estaba feliz en el fondo de que estuviéramos juntos —murmuró.

— ¿Ella de verdad..?

— Hizo también algo más —susurró—. No estoy seguro si será igual que el de tus recuerdos, pero la señora Oh hizo lo posible por enseñarme y que fuera lo más parecido posible.

Se miraron el uno al otro luego de esa declaración, Luhan sonriendo suavemente y él sin entender qué había querido decirle con aquellas palabras. Logrando escapar de sus brazos, alcanzó el pequeño recipiente sobre el buró para mostrárselo.

— No sé si sea igual a como lo recuerdas, pero ambos hicimos nuestro mejor intento —musitó.

El más alto se incorporó y tomó el recipiente, observando con incredulidad el contenido y posteriormente a su novio. Se veía idéntico a la primera vez que lo había visto y al probarlo, tenía exactamente el mismo sabor.

Por un momento, no estaba en ese amargo momento y se encontraba todavía sentado a la mesa con la señora Choi sonriéndole gentilmente mientras repetía sin parar lo adorable que era. Su madre también estaba ahí, viéndose incomoda pero todavía sonriéndole levemente.

Sin embargo, no se podía engañar en absoluto y sabía que en realidad todo eso no era más que un viejo recuerdo. Qué en ese instante estaba en su nuevo hogar y que quien estaba frente a él era Luhan, sosteniendo su mano izquierda como un silencioso recordatorio que no estaba solo nunca más.

— Luhan —susurró débilmente.

— ¿Mmm? —Emitió, jugando con los dedos de la mano que sostenía la suya.

— Mamá se fue.

Luhan asintió despacio, recibiendo con los brazos abiertos al hombre que se había esforzado hasta los últimos segundos en parecer fuerte e inquebrantable, pero que en ese momento se desmoronaba.

— Está bien, ShìXūn —susurró débilmente—. Todo va a ir bien.

Él lo sostuvo como Sehun siempre lo había hecho, besó sus lágrimas una tras otra y lo arrulló ahuyentando las pesadillas. Calmando lo mejor que podía el dolor en ese noble corazón que siempre había atesorado a la mujer que esa noche se marchaba.

Pasó la mitad de la noche admirando lo dulce y vulnerable que su novio se veía al dormir, mientras que la otra mitad se concentró en calmar sus sueños tormentosos. Esperando que todo fuese un poco mejor una vez despertará.

Sin embargo, al despertar Sehun únicamente lo abrazó y permaneció con una expresión en blanco durante varios minutos. Luhan lo llamó un par de veces y tercamente él se negó a responder.

Sin otra idea, se las arregló para escapar de sus brazos y salir de la cama. Eso inmediatamente tuvo una reacción y Luhan casi se echó a reír al ver lo rápido que su adorable novio se incorporaba para mirarlo con una expresión de insatisfacción y queja.

— ¿Qué haces? —Interrogó infantilmente molesto.

— Pretendo ducharme y poner la ropa en la lavadora —respondió con calma, comenzando a retirar el extraño atuendo que había aceptado usar.

— Puedes hacerlo más tarde —afirmó.

— No. Mientras más rápido lo haga, más rápido podré regresar todo a su dueño —explicó pacientemente.

— ¿Vas a salir? —Preguntó evidentemente inconforme.

— Por supuesto, hay varias cosas que debo hacer —respondió tranquilamente.

— Pero dijiste que ibas a quedarte conmigo —señaló caprichosamente.

— Lo haré —sonrió dulcemente—. Únicamente iré primero a encargarme de mis asuntos para volver rápidamente aquí.

El ceño fruncido que Sehun de por sí ya mostraba se profundizó, algo que Luhan encontró un tanto divertido pero que no mencionaría en voz alta.

— Aunque también podrías dejar de actuar como un niño haciendo rabieta y venir conmigo —ofreció.

— Yo no…

— Está bien, Hun —sonrió, acercándose a él para acariciar su rostro—. ¿Cómo te sientes?

— Extraño —murmuró, sosteniendo la mano contraria para que no se apartara—. Todavía duele pensar que ella ya no está más, pero me siento también tranquilo al saber que al menos esa basura ya no va hacerle daño. Hay también algunas otras emociones molestando pero no quiero profundizar en ello en este momento —explicó.

— Todo va a mejorar —prometió—. Voy a estar aquí para intentar que no duela tanto.

— Tú ya haces que no duela tanto —aseguró, besando la delicada palma que acunaba su mejilla.

Luhan sonrió amando la respuesta que él acaba de darle. Retirando su mano para continuar con su tarea pese a la expresión inconforme de su caprichoso novio.

— Vamos, Hunnie —dijo risueño—. Sé bueno y levántate de la cama para acompañarme.

El más alto obedeció de mala gana, dejando a sus inquietas manos enredarse en el cuerpo contrario en lugar de prepararse como le habían pedido que hiciera.

— ¿Qué haces? —Inquirió Luhan con una ceja arqueada.

— Dijiste que debías poner la ropa en la lavadora —respondió con un tono de fingida inocencia—. Te ayudo a quitártela, así podrá ir a la lavadora antes.

Luhan pensó en señalar todo lo erróneo en esa declaración, como el hecho de que los botones estaban siendo soldados con infinita lentitud, o que el roce accidental de sus dedos sobre la piel que se iba descubriendo no era necesario y tampoco aportaba nada a la tarea de desvestirlo más rápido.

Sin embargo, Luhan sabía que Sehun iba a hacer como si no lo escuchara y además, sentir el pecho de Sehun contra su espalda, su suave respiración haciendo cosquillas en su oreja y las cálidas manos contrarias contra su piel, se sentían demasiado bien como para quejarse.

— Recuerdas que todavía existe mi tatuaje casi recién hecho, ¿cierto? —Susurró un poco tentado a olvidarlo también.

— Por supuesto, mi principal intención al hacer esto es verlo —respondió con calma—. Aunque no estoy del todo seguro de por qué lo mencionas. ¿Será que tú tenías alguna otra idea? —Preguntó divertido.

— No te hagas el inocente conmigo, Oh. No te creo nada —sentenció.

— ¿De qué hablas? Yo no estoy haciendo nada pero ya estoy siendo regañado, mientras que tú ni siquiera pareces recordar que aún no me das mi beso de los buenos días —refunfuñó como un niño mimado.

Luhan rió por lo bajo, dando la media vuelta. La prenda que solo colgaba débilmente de sus hombros resbaló hasta el suelo y mientras la mano contraria acunaba tiernamente su rostro y sus labios se encontraban.

Sus brazos se envolvieron alrededor del más alto y sonrió tontamente cuando la propia sonrisa de Sehun apareció en medio de aquel dulce beso.

— Niños, muy buenos… —El emocionado saludó no logró culminar y en su lugar hubo un grito de puro horror.

Ambos jóvenes se apartaron rápidamente, Sehun se movió al instante frente a la figura de su tierno novio para cubrirlo de la mirada del hombre, mientras que Luhan palideció al darse cuenta de lo mal que debía verse tal escena a los ojos del tío de Sehun.

— ¿Qué rayos te pasa? ¿Por qué no llamas a la maldita puerta? —Espetó enojado.

— ¡Al demonio con eso! —Exclamó alterado—. ¡¿Por qué carajos hay una lagartija gigante en su espalda?! —Chilló.

Ambos jóvenes se tensaron y al ver sus expresiones, Jung Sun sintió que podría morir ahí mismo de rabia. Los miró durante un largo tiempo pero ninguno de los dos hacía o decía algo.

— Luhan —llamó entre dientes y con una sonrisa preocupante en los labios—, sal de ahí y deja que el tío te dé un vistazo —indicó.

El adorable chiquillo se tensó todavía más, pero tan dulce como él era, naturalmente salió de su escondite y permaneció de pie con la cabeza gacha frente a los ojos del hombre que sonreía de un modo algo preocupante mientras le hacía un ademán para pedirle que se girara.

El menor lo hizo con una evidente falta de voluntad y una risa extraña brotó de los labios del mayor de los tres mientras veía lo que había en la espalda del chiquillo y que definitivamente no debería estar ahí.

— Es un tatuaje temporal, ¿verdad, Hannie? —Preguntó, guardando un pequeño rayo de esperanza en su corazón.

La mueca del jovencito fue su respuesta y casi hizo que se desmayara ahí mismo. Al verlo tambalearse, Sehun y Luhan parecieron querer ir para ayudarlo pero ninguno se movió después de dos pasos.

— ¡¿Por qué rayos le dijiste que se tatuara una lagartija en la espalda?! —Chilló alterado.

— ¿Por qué asumes que fue mi idea? —Espetó ofendido Sehun—. Además, no seas ignorante, es un hermoso dragón Chino, no una puta lagartija.

— Dios, sus padres nos van a matar cuando vean eso —lloriqueó—. Ellos exigirán que te alejes de su precioso hijo antes de que lo mal influencies más.

— No, no. Tío…

— Hannie, mi hermoso y dulce sobrinito, ¿cómo dejaste que ese vago te convenciera de hacer esa locura? —Soltó dramáticamente.

— ¡¿A quién rayos estás llamando vago?! —Exclamó enojado Sehun.

— ¡Tú calla, engendro malviviente! —Apuntó con su dedo—. Mira lo que hiciste, corromper a un niño tan puro como Hannie. ¡Debería darte vergüenza!

— Tú…

— Yo no te eduque para esto —sollozó falsamente—. No puedo creer que mi hijo se convirtiera en un vago que pervertiría a su inocente novio.

— ¡Es todo, te matare! —Exclamó, corriendo en dirección al mayor.

Él solamente se echó a reír como un niño pequeño y echó a correr para no ser alcanzado por su malhumorado sobrino. Luhan, quien apenas podía entender lo que acababa de suceder, se quedó ahí hasta que notó que la figura de acción, que debería estar en el suelo desde la noche pasada, en ese momento se encontraba cuidadosamente acomodada en el buró.

No era necesario ser un genio para averiguar que aquella actuación de parte del tío Jung Sun, no había sido otra cosa sino su forma de animar a Sehun. Sonrió algo conmovido, disponiéndose a terminar con lo que ya tenía planeado hacer para así darles tiempo a esos dos de que hablaran.

Algunos minutos más tarde, Luhan estaba listo y se reunió con Jessica, Baekhyun y Chanyeol en el comedor. Llegando justo a tiempo para escuchar a los dos primeros repetir sin parar cuanto se habían extrañado el uno al otro mientras Chanyeol sólo rodaba los ojos.

— ¿Sehun no ha bajado todavía? —Interrogó algo extrañado.

— Sigue hablando con Jung Sun, no deben tardar —respondió la hermosa dama.

Luhan asintió, tomando un asiento junto a Chanyeol. Esperando el momento perfecto para golpear al tonto que había encontrado un entretenimiento al molestar a Inkei. Al menos esa era la idea, antes de notar la mirada fija de Jessica sobre él.

— ¿Qué sucede, jiějiě?

— Nada —negó sonriente, para luego suspirar dramáticamente—. Es sólo que hoy ya no traes el bonito atuendo de la noche pasada. Es una lástima.

Luhan casi se atragantó con su desayuno mientras que Chanyeol comenzó a reírse como si no hubiera un mañana, hasta que Baekhyun le dio un codazo y una mirada fulminante.

— E-Eso era solamente para ayer, para el obsequio de Sehun y como él ya lo vio, ya no lo usaré más —habló un poco avergonzado—. A-Además, esa ropa no es mía y tengo que ir a devolverla hoy.

— Es una lástima —murmuró con un puchero—. Te quedaba muy linda.

— Es verdad —apoyó Baekhyun—. El atuendo resalta tus bonitas piernas —soltó con una sonrisa traviesa.

— Mi puño también va a resaltar tu fea cara —advirtió Sehun, apareciendo junto a su animado tío.

—¡Ey!, sin amenazas en la mesa —amonestó el mayor—. Fuera de ella, mátense como les plazca, pero en la mesa compórtense.

Tanto Baekhyun como Sehun hicieron una mueca ante la tonta declaración del mayor, Jessica se rió dulcemente y Chanyeol frunció el ceño. Él en cambio, no se atrevió a hacer nada al sentir la mirada fija del mayor sobre él en todo momento.

— Hablemos de la lagartija —sentenció tras sentarse.

— Ya te dije que es un dragón —gruñó Sehun, caminando a su lugar, no sin antes besar la mejilla de su adorable pareja.

— Lo que sea —bufó—. ¿Son conscientes de que los padres de Lu van a estar furiosos cuando vean esa cosa?

— ¿Te hiciste un tatuaje? —Interrogó sorprendida Jessica al caer en cuenta de lo que ellos hablaban.

— Bueno…

— Sí, hay una… un dragón gigante en su espalda —resopló, corrigiéndose a tiempo antes de escuchar nuevamente a Sehun.

— ¿De verdad? —Luhan asintió despacio—. ¿Puedo verlo?

Él asintió una vez más, poniéndose de pie para poder mostrarle mejor a la hermosa mujer. Ella aguardó pacientemente hasta que el chico reveló su espalda, mostrando en ella el impresionante tatuaje.

Jung Sun se quejó levemente a un costado de ella , mientras que los ojos de la bella dama se iluminaban al ver la magnífica imagen.

— Es impresionante —alabó—. También parece estar sanando sin problema. Esto definitivamente tiene el sello de Lay, ese niño es un genio —continuó con emoción.

— Sí, la lagartija es preciosa —masculló Jung Sun—. Ese no es problema aquí.

— Ya te dije que no es un lagartija.

— Nadie me obligó a hacerlo —intervino Luhan—. Eso es lo mismo que mis padres sabrán cuando lo descubran.

— Lu, cariño…

— Esta es mi marca de guerra —sentenció—. Yo decidí hacerlo por mi propia voluntad y estoy feliz de haberlo hecho. Sí aquel día, esa persona decidió dejar en mí una horrible marca con la intención de que al verla me atormentará toda mi vida, yo decido convertirlo en algo hermoso que mostraré sin miedo y con orgullo. Algo que me recordará que al final, he sido yo quien ganó la batalla.

La mirada en los ojos de Jessica y Sehun se hizo brillante, al mismo tiempo que Jung Sun suspiraba resignado y le indicaba que tan sólo se sentara a desayunar de una buena vez. Así lo hizo, sonriendo suavemente en dirección del mayor que pronto le mostró el mismo gesto de vuelta.

— El yerno de nuestra familia es un niño duro —dijo cariñosamente—. No como nuestro hijo que se queja por todo. Gracias al cielo, Luhan tiene un tornillo suelto y se enamoró de él.

— Tú… —Gruñó Sehun.

— Oh, vamos —intervino Jessica—. ¿No eres incluso más llorón que el hijo de nuestra familia?

Baekhyun y Chanyeol se echaron a reír al instante mientras el hombre adulto hacía un puchero y dirigía a la hermosa dama una mirada de agravio total.

— Cariño, ¿por qué dices eso frente a ellos? —Preguntó inconforme.

— ¿Por qué la estás llamando cariño? —Preguntó Sehun con ojos entrecerrados.

— ¿De verdad haces una pregunta tan idiota? —Bufó—. Hijo, Jessica fue a pasar sus vacaciones conmigo, ¿de verdad tengo que explicarte por qué? —Sonrió arrogante—. Pensé que al menos sabías sumar dos más dos, pero veo que el hijo de nuestra familia es realmente idiota.

— Jódete —gruñó el más joven—. Al menos deberías haberme dicho de tus intenciones con Jessica noona.

— Oooh, mira Jess, el pequeño mocoso pretendía que le pidiera permiso para salir contigo —se burló.

— Vete al infierno, estás a segundos de que arroje mi plato de cereal a esa horrible cara tuya —advirtió enfurruñado.

Advertencia de la que el mayor solamente se burló, continuando tranquilamente de desayunar. Pareciendo bastante satisfecho con haber sacado de quicio a Sehun y cambiando su objetivo.

— ¿Y tú qué haces aquí? —Interrogó severamente en dirección a Chanyeol, haciéndolo tensarse—. ¿No se suponía que solo nos dejarás en casa y te irías a la tuya?

— Bu-Bueno…

Fue el turno de Sehun para reírse, ignorando la mirada amenazante que Baekhyun le lanzaba.

— Espera un segundo, tío —intervino Baekhyun—. ¿Por qué Channie está siendo intimidado por quedarse aquí y Luhan no? —Soltó con un mohín dibujado en el rostro.

— Baekkie, cielo, eso es porque estoy defendiendo tu reputación y la de Sehun ya estaba en el suelo antes de Hannie —explicó cariñosamente—. Además, recuerda que queremos que ellos se casen para que Luhan sea nuestro yerno y yo pueda presumir que Sehun logró atraparlo —medio susurró esto último.

Una vez la risa escandalosa de Chanyeol se dejó escuchar y el ceño fruncido de Sehun volvió a aparecer. Entre tanto Luhan y Jessica los observaban con diversión.

— No creo que al hermano mayor de Luhan le agrade mucho tu comentario —señaló Jessica.

— Trágico, pero seguro aprende a vivir con ello —respondió tranquilamente—. Por cierto, tú hermano mayor sí que es extraño.

— Idiota, tío —habló Sehun—. La palabra es idiota.

Luhan lo observó con reproche, pellizcando su brazo y el más alto únicamente se rió de esa pequeña acción.

— Eso también, pero yo me refería a otra cosa al decir que es extraño.

— Tío Jung Sun —se quejó Luhan.

— No te enojes, Hannie —pidió—. Lo que yo quería decir con extraño, es que él no se parece mucho a ustedes.

— ¿De qué rayos hablas? —Bufó Sehun—. Ese sujeto y Luhan son los que más tienen en común con los hermosos rasgos de mamá, por otro lado YanYan jiějiě es más parecida a su padre. En cuanto a Zhao…

— Ese tipo es adoptado, simplemente no se parece a ninguno de sus padres —comentó bromista Baek.

— Yo iba a decir que él tenía similitudes de cada uno de sus padres —señaló Sehun, resoplando por la interrupción de Baekhyun.

— No me refería a lo físico —explicó Jung Sun—. Con un solo vistazo es fácil decir que ese hombre y Luhan son familia.

— ¿Entonces? —Interrogó Jessica.

— Yo me refería al hecho de que todos en la familia de Lu son agradables y amistosos, mientras que ese tipo parece tener un palo metido en el…

— Cierra la boca y come —interrumpió Sehun—. No es de tu incumbencia si el tipo está amargado o no.

— G“g“ no está amargado —se quejó Luhan.

— Por supuesto que no, mi amor —sonrió cariñosamente.

— ¡Me estás dando la razón solo porque sí!

— Nosotros vamos ir al cine, ¿quién se apunta? —Intervino Chanyeol.

— No lo ayudes, Park —advirtió Baekhyun.

— Oh, eso suena interesante. ¿Qué película van a ver? —Continuó Jung Sun.

Al ver que esos dos simplemente se ponían del lado de Sehun, Baekhyun simplemente se rindió y Luhan frunció aún más el ceño.

— Nosotros no iremos, Luhan quiere hacer algunas cosas e iré con él.

— Oh, amado tío, estoy tan feliz de que vinieras, así que pasaré todo el día a tu lado puesto que casi no nos vemos —soltó un ofendido Jung Sun.

— Mi Bǎobèi Lù tampoco ve a su estúpido hermano mayor hace un tiempo y él prefiere sacrificar está oportunidad para estar conmigo en lugar de soportarlo a él. ¿Por qué yo no haría lo mismo? —Sentenció seriamente.

— ¿Por qué suena como si estar con mi hermano fuera una tortura? —Inquirió con inconformidad.

— Sí pero…

— Pues si van a salir deberían irse ya —recomendó Baekhyun, cortando las quejas del mayor—. YanYan noona me acaba de enviar un mensaje donde dice que el histérico hermano mayor de Luhan ya sabe que no durmió en casa y viene a buscarlo para llevárselo.

— ¿Qué acaso ese sujeto no tiene nada que hacer en su tiempo libre? —Gruñó Sehun poniéndose de pie.

— No es culpa de g“g“, probablemente nos ha extrañado mucho —explicó Luhan, sin embargo todavía se levantó de la mesa para seguir a su novio.

— Pues yo no lo veo corriendo detrás de Zhao g“ o YanYan jiějiě todo el tiempo —bufó.

— Eso es porque YanYan noona seguramente le cortará las bolas si se mete en sus asuntos y Zhao hyung es un pacifista, difícilmente se meterá en problemas. Luhan en cambio… —Chanyeol dejó la oración al aire.

— ¿Qué se supone que eso significa?

— Que eres un imán de problemas, dulzura. Ahora, sé bueno y lleva contigo el táser que te obsequie aquella vez —indicó Jung Sun.

Luhan quiso protestar pero era difícil hacerlo al ser empujado hacia afuera con tanta prisa. Antes de darse cuenta, él ya estaba frente a la motocicleta que JunMyeon había dado como obsequio a su novio, quien en ese momento le entregaba un casco.

— Ustedes siempre hablan de mi g“g“ como si fuera alguna clase de psicópata —se quejó mientras subía a la motocicleta de todas formas.

— Nadie piensa que él sea un psicópata, bebé. Únicamente que es demasiado malditamente molesto e insoportable.

— Eso no lo hace mejor —resopló.

— Lo sé, pero tú estás escapando conmigo igual —comentó divertido Sehun—. ¿No quiere decir eso que crees lo mismo?

— ¡No es así! —Sentenció—. Yo estoy yendo contigo porque de otro modo él no va dejar que yo vaya a…

— Luego me cuentas, cielo. Ahora sostente bien, me das las indicaciones de a donde vamos cuando me detenga —instruyó preparando para salir de ahí al ver aquel inconfundible auto girando en la calle siguiente.

Cualquier protesta o comentario que Luhan pudiese llegar a tener, fue callada por el ruido del motor de la motocicleta y los gritos del tío de Sehun recordándoles que debían volver temprano.

De acuerdo a las palabras de Sehun, primero avanzaron una distancia prudente y después se detuvieron para que Luhan le dijera en qué dirección debían ir exactamente. De ese modo, y tras varios minutos, la impresionante motocicleta aparcó frente a un imponente edificio al cual Sehun esperaba no tener que entrar.

— ¿A dónde vas? —Preguntó espantado al ver a su dulce pareja dirigirse justo a ese edificio.

— Te lo dije antes, venimos a devolver lo que use ayer —respondió tranquilamente.

— Espera un segundo —exigió, corriendo tras su pequeño novio que ya caminaba hacia la entrada de aquel lugar—. ¿Sabes acaso que es este lugar?

— No. ¿Acaso tú sí lo sabes, Oh Sehun? —Interrogó con los ojos entrecerrados.

Haciéndole saber solo con eso que, en primer lugar; Luhan definitivamente sabía que era ese lugar y, en segundo lugar; que si su respuesta llegaba a ser afirmativa, Luhan iba a matarlo.

— Y-Yo… —Balbuceó torpemente.

— Eso pensé —murmuró, continuando su camino.

Él lo siguió de inmediato, deteniéndose justo detrás de la figura contraria cuando un hombre ridículamente alto levantó su mano frente a la preciosa cara de Luhan en señal de alto. Inmediatamente el ceño de Sehun se torció y su mirada sombría fue directo al sujeto en la puerta que permanecía mudo.

— Me llamo Luhan, vine ayer con el señor Kim JongIn para reunirnos con la señorita Yin, quien nos hizo un gran favor. Solo he venido hoy a devolver lo que ella me prestó la noche pasada —explicó Luhan, mostrándole al guardia las cosas de las que hablaba.

Un atisbo de sorpresa surcó la rígida expresión facial del hombre al ver lo que Luhan le mostraba y un segundo más tarde las puertas del lugar se abrieron mientras el hombre les pedía esperar en lo que parecía un enorme salón de fiestas, mientras que él llamaba a la señorita Yin.

— ¿Por qué diablos Kai te trajo aquí? ¿Sabes al menos que es este lugar? Además, ¿quién rayos es la señorita Yin? —Espetó malhumorado.

— Te lo dije ayer, tuve muchos problemas y de no haber sido por JongIn hyung ni siquiera hubiera llegado a la fiesta. La señorita Yin también me ayudó mucho, fue por ella que… —Su boca se selló de la nada y sus mejillas se volvieron rojas, limitándose solamente a negar—. No importa de todas formas, y por supuesto que sé que es este lugar. No soy tan tonto.

— Espera, ella qué, no terminaste esa frase —habló interesado.

— E-Eso…

— ¿La señorita Yin fue quien te dio esa ropa y te ayudo a verte de esa forma tan espectacular? —Inquirió con interés.

— Bu-Bueno… y-yo no creo que es-espectacular sea la forma en que yo me ve...

— Bienvenido de vuelta, joven Luhan —saludó la cándida voz que le había deseado suerte la noche pasada.

— Señorita Yin —habló alegremente, apurándose a hacer una perfecta reverencia a la hermosa mujer que lo saludaba con la misma educada acción.

Sehun miró con curiosidad a la bellísima figura que los saludaba. Tan bella y delicada que parecía irreal, casi como un hada. Ella levantó la mirada, dejando ver un par de bellos ojos claros y sonrió con suavidad, viéndose aún más bella.

Un codo pronto se clavó en su costado izquierdo y sus ojos se vieron obligados a dejar de mirar el encantador rostro de la hermosa dama y en su lugar, mirar directamente a la preciosa carita de su inconforme novio.

— Es un gran honor que nos esté visitando de nuevo, joven Luhan —habló ella nuevamente—. Veo también que has traído a tu hombre contigo, es un honor para mí que me consideres digna de conocerlo —dijo solemne.

Ignorando la cara roja de Luhan y la sonrisa odiosa que floreció en los labios del sujeto que hasta hace un segundo estaba gritando internamente al ver a su pequeño ángel celoso.

— Espero de todo corazón que esta humilde dama lograra ayudar para que su joven amante encontrará agradable la sorpresa que tenía preparada para él.

— Y-Yo…

— Fue sublime, por lo que aprovecho esta oportunidad para darle las gracias a la señorita Yin por ayudar a Luhan cuando estaba en problemas.

— De ninguna forma —río gentilmente—. Fue mi placer poder ayudar a su adorable amante, mis chicas también estaban muy contentas de poder ayudar al joven Luhan.

— De todas formas, muchas gracias —insistió Sehun.

La grácil dama rió con timidez ante la insistencia del joven. Sus ojos claros se fijaron nuevamente en el dulce muchacho que había necesitado su ayuda la noche pasada y lo encontró aún más encantador con aquel brillo que solo podía poseer una persona enamorada, centelleando en su mirada.

— Ciertamente, tu pareja es un joven encantador. Ahora me siento incluso más feliz de haberte sido de utilidad —aseguró.

— No sé bien cómo haré para pagarle esto que hizo por mí, pero tiene mi palabra de que lo haré —prometió Luhan seriamente.

— No es necesario, joven Luhan.

— Lo es —sentenció—. Lo que la señorita Yin hizo por mí es algo que ni siquiera en cien años podré terminar de agradecerle, no puedo solo decir gracias y asumir que eso es suficiente —dijo seriamente.

La mirada de la hermosa mujer se volvió todavía más gentil de lo que era naturalmente. Una de sus delicadas manos se elevó hasta acunar el bonito rostro del chiquillo y lo acarició con mucha ternura.

— Gracias por no verme como una simple herramienta —murmuró.

— Nunca lo haría —afirmó solemne.

Ella rió una vez más, dejando una última caricia gentil en ese rostro de ángel, moviendo su vista al muchacho a espaldas del encantador jovencito. Diciéndole silenciosamente, a través de la conexión de sus miradas, que cuidara mucho del pequeño chico con corazón de oro.

— Entonces, joven Luhan, usted todavía no me dice que hace aquí tan temprano —señaló risueña.

— Oh, es cierto —dijo, viéndose realmente lindo mientras extendía en su dirección una bolsa—. Esto es suyo, gracias por prestármelo la noche pasada.

Ella tomó la bolsa sin dudarlo, revisando su contenido. Se sintió bastante complacida al ver el contenido, pero de la bolsa ella únicamente tomó los delicados y finamente elaborados zapatos bordados, además del bello velo rojo. Regresando al confundido chico todo lo demás.

— Esto…

— Nada de eso me pertenece, el gran señor Kim fue quien lo consiguió para ti —explicó con calma.

— Mi única aportación fueron los zapatos y el velo rojo. Son muy especiales para mí, así que te agradezco que vinieras hasta aquí para devolverlos —dijo con alegría.

— Ya veo, en ese caso llevaré esto de vuelta con Kai hyung.

Ella asintió de acuerdo con su idea, mirando algo divertida al atractivo hombre que fruncía el ceño a sus espaldas tras la mención de Kim JongIn.

— En vista que tienes un compromiso, no te quito más tu tiempo —habló ella nuevamente—. Gracias por haber venido y sobre todo, por dejarme conocerte. Espero poder vernos en otra ocasión, joven Luhan —sonrió, haciendo una vez más una respetuosa reverencia.

— No, al contrario, gracias a jiějiě por todo. Espero verla otra vez muy pronto —respondió con una dulce sonrisa en sus labios.

Al escuchar como él la había llamado, no pudo no sorprenderse, puesto que por mucho tiempo solamente las chicas de esa casa la habían llamado de ese modo y muchas de esas veces era únicamente por aparentar. Sin embargo, aquel pequeño ángel lo estaba haciendo de corazón y solo por ello, era más especial que nada.

— Gracias por visitarnos hoy, joven Luhan. Siempre serás bienvenido en esta humilde residencia.

— Graci…

— Con todo respeto, señorita Yin —intervino Sehun—. Él no vendrá a este lugar otra vez, fuera de aquí ,a mí no me importa que se reúna con usted.

Luhan frunció el ceño y ella no pudo evitar reír ligeramente, nada ofendida por las palabras del joven, más sin en cambio, en realidad algo conmovida ante la actitud de esos dos.

— No se preocupe, joven Oh. Con lo lindo que él es, yo también trataría de mantenerlo lejos de lugares así —sonrió con complicidad.

— Señorita Yin, no lo aliente —pidió impotente.

Ella emitió otra suave risilla, mirando dulcemente a la dulce pareja y a la forma tan fácil que Luhan se olvidaba de su enojo únicamente con un suave beso en la mejilla.

— No los detengo más, vayan con cuidado —dijo, haciendo una nueva reverencia mientras los despedía en la puerta.

Luhan sonrió, agitando enérgicamente su mano a modo de despedida, antes de montar una vez más la motocicleta.

— ¿A dónde vamos ahora?

— A casa de Kai hyung —anunció.

— ¿Qué? ¿Por qué tenemos que ir a verlo? —Espetó.

— Para devolverle la ropa, obviamente —respondió divertido.

— Estoy seguro de que al idiota no va a importarle si nos quedamos con ella —bufó.

— Vamos, no discutas, cariño —pidió cariñosamente—. Solo vamos, entre más rápido lo hagamos, más rápido volveremos a casa.

Sehun asintió todavía enfurruñado, poniendo en marcha el vehículo, no sin antes tomar las manos de su novio y hacer que este le rodeara la cintura con los brazos. Luhan se rió de su pequeña acción infantil, acurrucándose más cerca de él para finalmente moverse en dirección al apartamento de Kai.

 

***

 

Cállate.

Era la única palabra que rondaba en su cabeza mientras continuaba de pie, escuchando todos los reclamos de aquel pequeño bastardo manipulador.

— ¡Kim JongIn! —Exclamó furioso—. ¡¿Al menos estás escuchándome?!

— La verdad… no —dijo con calma—. No entiendo por qué diablos estás tan enojado. No hice nada malo.

— Que no hiciste nada malo dices —masculló entre dientes—. ¿Te parece poco haber ayudado a esa pequeña peste a salir bien parado luego de lo que le hizo a Sehun?

— ¿A quién estás llamando pequeña peste? —Espetó amenazante.

La expresión feroz que él había tenido cambió a una de total desconcierto y algo parecido al temor al ver la actitud del mayor volverse tan peligrosa en su dirección.

— ¿Por qué mierda armar tanto escándalo por el hecho de que ayudará a Luhan? —Inquirió—. Él es mi amigo y, aunque no lo fuera, yo puedo hacer lo que se me dé la puta gana sin tener que darle explicaciones a nadie —sentenció.

— JongIn, eso no es lo que…

— Estás aquí armando todo un escándalo por ello, que pareciera que arruine alguna especie de plan secreto para sabotear al pequeño niño —dijo e inmediatamente el otro se tensó.

— Q-Que estupideces estas diciendo. Yo no haría tal cosa, es únicamente que me enojo mucho ver a Sehun ponerse tan triste al no verlo aparecer, y que luego él llegara como si nada —soltó un poco nervioso.

— Y en vista que al principal agraviado no le importó una mierda… ¿Por qué tu si armas tanto escándalo? —Espetó disgustado.

— JongIn, tú sabes que…

— Supéralo, Soo. Yo sé que el tipo te gusta y todo, pero actuar como lo hiciste hace un rato solamente hace que los demás piensen mal de ti —señaló con calma.

— Yo jamás haría...

— Lo sé, pequeño —suspiró, cambiando su tenebrosa expresión por una sonrisa suave al tiempo que ponía una mano sobre su cabeza—. Sé que tú no serías capaz de hacer nada como eso. Es por eso que me desconcertó un poco tu actitud.

— Lo siento —murmuró con una expresión tan lamentable, que avergonzaría a todos los actores ganadores de un oscar si las comparaban con sus mejores actuaciones.

— No te preocupes Soo, yo sé también que realmente no estás enojado conmigo porque sabes que soy del tipo que no dudaría en ayudar a las personas que atesora en su corazón —habló sonriente.

La mirada contraria se volvió sombría apenas por una fracción de segundo, antes de decidirse a mostrar una sonrisa totalmente falsa. Una que hizo al mayor casi vomitar.

— Pensé que habías dicho que no te gustan los hombres —comentó con falsa inocencia.

— No lo hacen —aseguró—. Sin embargo… Yo no lo pensaría tanto si se tratara de Luhan —agregó con un tono travieso.

— ¿De verdad? —La sonrisa en sus labios se torció ligeramente—. ¿Por qué? Personalmente no lo encuentro tan atractivo.

— Mmm tal vez, probablemente habrá quienes no encuentren atractivo alguno en él. Eso a mí no me interesa de todas formas, porque tiene justo el atractivo que a mí me gusta. Además… ¿Acaso no lo viste anoche? —Soltó risueño—. Por un instante realmente pensé en no llevarlo con su estúpido novio.

Estaba furioso, nadie más podría decirlo desde que mantenía aquella expresión pacífica y sonrisa amable en el rostro pero él lo sabía, casi podía sentir la ira vertiéndose en olas alrededor de ese perverso personaje.

— Él tiene novio —señaló con una calma inusual.

— Sí, qué desgracia —suspiró dramáticamente.

— Sí, como sea, cambiemos de tema —sentenció, porque naturalmente no estaba pidiéndole su opinión respecto al asunto—. Casi lo olvido, pero estaba pensando que podríamos…

El sonido del timbre interrumpió lo que sea que estuviera por sugerir y Kai no lo pensó una segunda vez al dejarlo ahí, hablando solo, para dirigirse a la puerta a ver quién era.

Al abrir la puerta y encontrarse con aquel par de inocentes orbes, él no pudo sentirse sino completamente complacido. El dulce niño era como un enviado del cielo en ese momento, él parecía estar por saludarlo y ni tiempo de hacerlo le dio, levantándolo directamente en sus brazos, riéndose a carcajadas tras escucharlo chillar por la sorpresa.

— ¡Pequeño príncipe!

— ¡Te mataré si no pones a mi novio en el suelo en este instante! —Kai se rió aún más al escuchar la voz enojada de Sehun. La presencia del mocoso irritante solo lo hacía miles de veces mejor.

— ¡¿Te has vuelto loco?! ¡Déjame bajar! —Exigió el pequeño ángel.

— Mira, Kyungsoo. El pequeño príncipe que salve ayer ha venido a verme —anunció alegremente.

La cara de Kyungsoo luchaba por mantener la sonrisa de falsa gentileza que lo caracterizaba y él no podía estar disfrutándolo más. Decidiendo poner finalmente al pequeño ángel en el suelo, solo para que su odioso novio no explotara o algo, era una lástima de todas formas, considerando lo mucho que estaba disfrutando la fea expresión en la cara de ese pequeño demonio.

Casi se rió a carcajadas cuando el precioso chiquillo prácticamente corrió lejos de él, no sin enviarle miradas de reproche. Su odioso novio pronto estuvo tirando de él a sus brazos, haciendo una expresión que le decía que se atreviera a intentar aquello otra vez y él únicamente bufó burlón.

— Como sea… ¿Qué te trae por aquí, pequeño príncipe? —Interrogó con calma—. Uno pensaría que deberías seguir en la cama muy bien acompañado a esta hora.

— JongIn —llamó con advertencia Kyungsoo.

— Esa era la idea, pero tuvo que insistir en ver a un idiota —gruñó Sehun.

— Supongo que entonces yo me preocuparía —sonrió con suficiencia—. Es decir, si insistió tanto en venir a ver al idiota, algo debe significar.

El mocoso frunció aún más el ceño y Kai simplemente siguió riéndose. Pasando por alto la expresión de enojo que Kyungsoo ya no podía seguir disimulando, simplemente había hecho un objetivo ver esa expresión deformar el bonito rostro, así como alguna vez atrás había hecho su misión personal verlo feliz.

— Eres odioso —habló Luhan—. Toma, gracias por prestarme esto —dijo al tiempo que

Kai tomó la bolsa para revisar su contenido, sonriendo divertido al verlo antes de arrojarlo una vez más a Luhan, riéndose al ver que él apenas logró atraparlo. Luhan lo miró indignado y antes de que pudiera emitir queja alguna, él se adelantó invadiendo su espacio personal por algunos segundos antes de que ese fastidioso novio suyo se entrometiera.

— No sé que te hace pensar que yo pueda necesitar eso —dijo con diversión.

— La señorita Yin me dijo que tú lo habías conseguido, así que la ropa es tuya.

Por el rabillo del ojo vio la expresión que el ignorado Kyungsoo tenía se volvió más fea, haciéndolo sentir mucho más feliz de lo que ya se sentía. Porque si alguien sabía que a Kyungsoo no le gustaba prestar sus juguetes, era él, el único juguete que había decidido volverse contra su amo.

— No me sirven de nada a mí, a menos claro que decidas venir a modelarlas para mí de vez en cuando —soltó despreocupadamente, moviendo sus cejas sugerentemente.

— Listo, lo mataré —gruñó Sehun.

— Yo te ayudo. —Kyungsoo se sumó a la amenaza.

Luhan por su parte solo mantenía su lindo ceño fruncido, mirando de fea manera al hombre que hasta ese momento no había dicho más que tonterías para divertirse a costa de ellos, aun así, todavía sujetó la mano de su novio para que no hiciera nada.

— Esto lo compraste tú, no voy a quedarme con esto —sentenció.

— Eso es verdad, yo compre esas prendas. Sin embargo, las conseguí precisamente pensando en ti. Te repito que yo no tengo uso alguno para ellas, tú en cambio, las puedes utilizar para juguetear con tu estúpido novio —sugirió con un tonito travieso.

— Repite eso último si tienes las bolas —gruñó Sehun.

— Oh, vamos —rió—. ¿Me dirás que no viste las espectaculares piernas de Luhan lucirse como nunca usando aquello? Porque yo si lo note, aunque la cosa tang ocultará todas las demás partes buenas.

— Tú…

— No te hagas el santo, Oh —bufó—. Me dirás de verdad que no te aprovechaste de esa ropa en tu feliz noche de bodas, luego de quitar el velo rojo del precioso rostro de nuestro Luhan.

— Kai —masculló entre dientes Kyungsoo, recalcando cada letra con advertencia.

— Nadie aquí es un mojigato, por lo tanto, todos aquí sabemos que anoche ustedes le dieron un muy buen uso. Lo que me lleva al hecho de… ¿Qué te hace pensar, pequeño Luhan, que me interesan esas prendas que ustedes ya ensuciaron no solo con sudor? —Interrogó con su usual descaro que exasperaba a todos a su alrededor.

La bonita cara de Luhan se volvió roja a partes iguales por la indignación y la vergüenza, mientras que la de Sehun era solo roja por el enojo. Kai inteligentemente se alejó del alcance de ambos chicos y corrió al lado de Kyungsoo.

— ¿Tú qué opinas, Soo? ¿Tengo o no tengo razón? —Interrogó ocultando la malicia de sus palabras en una expresión bromista.

— JongIn —masculló entre dientes.

— Como sea —resopló—. Sé que les gusta más de lo que van a admitir, así que tómenlo como un regalo más de mi parte en honor a tu cumpleaños.

— Al infierno con este imbécil, vámonos de una maldita vez —dijo Sehun, luciendo como un mocoso de dos años haciendo rabieta.

Tomó la mano de su bonito novio y lo arrastró fuera sin volverse a mirar al hombre que se reía como poseído. Volviendo su jovial mirada al pequeño chico a su lado una vez la puerta se había cerrado sin compasión alguna. La sonrisa en sus labios era inmensa pero no así la de su acompañante, mismo que parecía listo para cometer un crimen de odio en cualquier segundo.

— Esos dos me divierten mucho —comentó tranquilamente—. No entiendo porque les da tanta vergüenza hablar de sexo, todos aquí lo hemos hecho alguna vez. Tal vez yo con más frecuencias que ellos —comentó jovial, esperando pacientemente la reacción del menor.

— ¿No te había dicho que no te reunieras más con esa mujer? —Escupió entre dientes.

El mayor puso una mueca reflexiva mientras que por dentro se regocijaba al ver la máscara de falsa dulzura rasgarse debido a su desobediencia. Poco a poco, estaba obligando a quien se creía su propietario, a revelar su verdadera naturaleza y no podía estar más complacido.

— Lo recuerdo —sonrió con fingida dulzura—. Sin embargo, no veo por qué razón te escucharía.

— ¡Kim JongIn!

— Kyungsoo, no te enojes —llamó con espeluznante calma—. No veo que te moleste tanto. Es decir… ¿por qué te importa quién me entretenga en la cama?

El aura alrededor del niño se volvió mucho más peligrosa, sin embargo, era solo un mocoso creyendo que tenía el control de todos y todo lo que lo rodeaba. Él podría hacerlo pedazos si así lo deseaba, incluso con los ojos cerrados.

— Esa mujer es una prostituta cualquiera, pero insistes tanto en verla. ¿Acaso te gusta? —Espetó.

— ¡Porque puesto que me gusta! —Exclamó risueño—. De otro modo, porque pasaría mis noches con ella —rió y casi pudo escuchar al niño rechinar los dientes—. En cuanto a si lo que preguntas es si tengo un interés romántico con ella… ¿Y qué si es así? —Resopló—. La señorita Yin vale mucho más que muchas de las escorias inmundas que tengo que soportar en mi día a día —sentenció casi con asco.

La rabia del chiquillo finalmente explotó, haciéndolo soltar una maldición antes de marcharse pisoteando el suelo. Logrando que una sonrisa lenta de pura satisfacción se dibujara en los labios del más alto.

Misma con la que respondió su móvil cuando la pequeña cosa anunció una llamada entrante de un número que sabía de memoria.

— ¿Qué tal te fue con el pequeño bastardo? —Interrogó JongDae al otro lado.

— ¡Fantástico! —Anunció con alegría—. La pequeña escoria está tan feliz como podría estar luego de que me metí en sus planes.

 Maravilloso. Lo más probable es que muy pronto pierda el juicio y cometa un error.

— ¿Qué harás entonces? —Interrogó seriamente, borrando la sonrisa de sus labios y sintiendo un leve dolor en el pecho.

— No tienes que saber. Hay otras cosas en las que debes concentrarte, él ya no tiene nada que ver contigo, JongIn.

— Tienes razón, lo dejó en tus manos entonces —finalizó, cortando la llamada para dirigir su vista al marco que descansaba sobre una repisa al fondo.

En él, una fotografía de él mismo sonriendo ampliamente y a su lado, el pequeño demonio de sonrisa falsa que se había burlado de él durante todo ese tiempo. La única fotografía que se había permitido tener en casa.

Sonrió amargamente antes de tomar el marco y echarlo directamente al contenedor de basura, recordándose a sí mismo la promesa que se había hecho a sí mismo.

Todo eso era solo el inicio, él iba a hacerse cargo de que nunca más pudiera volver a mostrar esa sonrisa que alguna vez había adorado tanto. Antes de quedarse sin tiempo, tenía que destruirlo de la misma manera que había hecho con él.

 

***

 

— Ese sujeto es tan imbécil, que algún día alguien le dará la paliza de su vida y yo voy a estar en primera fila disfrutando del espectáculo —mascullaba Sehun.

Miró finalmente a su novio, preparado para darle una nueva advertencia de que se mantuviera lejos de aquel hombre pervertido, pero las palabras nunca salieron de su boca y su propio rostro se sonrojó al igual que el contrario.

Ambos se quedaron ahí, de pie en medio de la acera, tomados de las manos y las mejillas pintadas de rojo. Uno mirando al suelo y el otro a la izquierda.

— No lo volveré a usar —susurró Luhan tras varios minutos de silencio.

— Bǎobèi Lù, ¿por qué asumes que te pediría que lo usaras de nuevo? —Interrogó ofendido—. Yo no necesito que hagas eso. Es decir, con el solo hecho de que entres en la habitación yo ya estoy medio du…

— ¡Dios, cállate! —Exclamó abochornado, cubriendo la boca del más alto antes de que terminara su vergonzosa oración.

La diversión brilló en los preciosos ojos del más alto. Él besó la palma de la mano que cubría su boca, retirándola con ternura y guiándola hasta su mejilla para sostenerla ahí.

— Solo digo la verdad, tú no necesitas ese tipo de cosas para tenerme babeando por ti. Aunque ciertamente, te veías como un sueño con esa ropa.

— Tan solo cierra la boca —farfulló avergonzado.

Lo vio dar un paso más cerca, seguido de otro y uno más, continuando hasta invadir por completo su espacio personal. Como si fuera la primera vez, Luhan contuvo el aliento, sintiendo cada golpeteo de su agitado corazón maximizarse.

— Estamos en la calle —susurró, al tiempo que el más alto levantaba su mentón gentilmente.

— ¿Y qué? Muchas veces he tenido que aguantarme sus exhibiciones desagradables. Ellos mismos ahora también pueden ignorarnos y volver el rostro en otra dirección —afirmó.

Luhan no tuvo argumento alguno para protestar, en primer lugar; porque carecía de argumentos para hacerlo, en segundo; porque en realidad no tenía ganas de hacerlo, y en tercero; porque antes de siquiera intentarlo los labios del más alto rozaron los suyos superficialmente.

Quien los viera, lo que tuviera para decir y todo lo demás dejó de ser importante. Simplemente se dejó llevar por el dulce beso. Poniendo un final únicamente cuando su móvil le notificó sobre un mensaje nuevo.

Sehun gruñó, retrocediendo para dejar a su dulce novio revisar el mensaje. Gruñendo por segunda vez cuando él se lo mostró, con la intención de hacerle saber su nuevo destino.

— Ignóralo —pidió enfurruñado.

— De ningún modo, Lay g“ prácticamente me obsequió su trabajo, así que yo no voy a negarme a la única petición que él tiene.

— En primer lugar, ¿para qué diablos quiere fotografías? —Interrogó insatisfecho.

— Será parte de su portafolio de trabajo —respondió, encaminándose por su cuenta a la motocicleta.

— ¿Desde cuándo él tiene algo como eso? Te apuesto a que ni siquiera sabe lo que es —farfulló infantilmente mientras lo seguía.

Luhan se rió y negó otra vez ante la infantil actuación de su novio, quien de todos modos le extendió el casco, lo cual significaba que ellos irían de todas formas. Sin embargo, parecía dispuesto a seguir protestando, o por lo menos esa parecía la atención antes de que su vista se desviara en otra dirección.

— ¡Ey, Soo!

Esa simple frase hizo a Luhan tensarse de pies a cabeza, sosteniendo solo un poco más fuerte el casco mientras mantenía el pensamiento ridículo que era capaz de escuchar cada paso que le tomó a esa persona acercarse a ellos.

— Hola —saludó tímidamente.

— ¿Te irás tan rápido de casa de tu amigo? —Interrogó extrañado.

— Uhm.. sí, yo… de hecho ya tengo algo de tiempo aquí, así que… —La oración fue concluida de esa forma vaga y era evidente en su bonito rostro que algo no había ido bien entre Kai y él.

Sin embargo, Luhan todavía tenía esa voz en su cabeza asegurando que esa cara depresiva no era más que una máscara y que él no tenía otra intención sino intervenir entre ellos. Por otro lado, también se burló internamente de sí mismo ante lo absurdo de sus pensamientos.

— ¿Es solo eso? —Interrogó seriamente Sehun.

— Cla-Claro, claro —sonrió levemente—. ¿Qué más podría haber? —Musitó débilmente—. De todas formas, iré directo a casa y…

— ¿Quieres que te llevemos?

— Yo…

— Es peligroso que tres personas viajen en una motocicleta —habló Luhan antes de poder morderse la lengua para detenerse—. Además, el estudio de Lay g“ queda en dirección opuesta.

Su mirada no se apartó en ningún momento del casco, no teniendo el valor de mirar a su novio a los ojos. Porque aunque no lo dijera claramente, de todas formas estaba haciendo a Sehun elegir entre ellos.

Un pesado silencio se plantó entre ellos y aunque Luhan todavía mantuviera la vista en el casco, no era un tonto y percibía perfectamente la hostilidad que esa persona estaba emitiendo en su contra. No le importaba de todas formas, lo único que quería escuchar era la respuesta de Sehun.

— Tienes razón, cielo —respondió cariñosamente—. Disculpa Kyungsoo, hablaremos en otra ocasión. ¿De acuerdo?

— S-Sí, no te preocupes —sonrió, o al menos pretendía ser eso—. Nos vemos el lunes, entonces.

Luhan murmuró un lastimero adiós, elevando su mirada cargada de culpa a su dulce, dulce novio. Una sonrisa preciosa se dibujó en los labios del más alto, antes de verse atrapado un cálido abrazo.

— Lo lamento, eso fue horrible —dijo afligido.

— No, está bien —rió para luego besar su frente—. Sé que no fue a propósito, podemos hablar de eso más tarde —aseguró.

Luhan asintió, todavía sintiéndose mal por lo sucedido, montando la motocicleta, para finalmente ponerse en marcha. Ni siquiera se dio cuenta de lo rápido que llegaron a su destino, percatándose de ello únicamente al ver a Lay.

El mayor prácticamente chilló al verlos, tomó inmediatamente las manos de sus amigos una vez bajaron de la motocicleta, para arrastrarlos a ambos al interior sin más. Donde ambos observaron sin habla lo que parecía ser el escenario perfecto para una sesión de fotografía profesional.

— Sé que me voy a arrepentir de esto, pero… ¿Qué rayos es eso? —Espetó Sehun, apuntando en dirección al grupo de tres que acomodaba un par de luces.

— Oh, esos son el equipo de fotografía que JunMyeon insistió que debía ayudarme hoy —explicó con calma—. Como sea, Luhan, por favor déjame ver la obra de arte que todavía no puedo creer que logré hacer en ti.

— No, espera un maldito segundo —intervino Sehun—. Él no te mostrará nada frente a estos sujetos —sentenció.

— Sehun, ellos van a tomar las fotografías. Van a verlo de todas formas —bufó irritado.

— Eso no…

— Tan solo terminemos con esto y ya —habló Luhan, subiendo su camisa directamente para dejar que Lay viera el tatuaje.

Sehun emitió un sonido de protesta y Lay chilló mientras aplaudía, corriendo a revisar cómo era el progreso de su obra de arte. Al verlo, cubrió sus labios con ambas manos y sintió que podía llorar ante tan hermoso trabajo.

Apenas creyéndose del todo, que él hubiera logrado crearlo. El impresionante dragón en blancos y negros, que reposaba entre hermosas flores, viéndose imponente y hermosamente magnifico, seguía ahí, en el centro de la espalda con piel de porcelana. Pareciendo incluso más bello desde la primera vez que lo había visto hacía siete días.

— ¿Qué tal te has sentido? ¿Algún picor, ardor u algún otro malestar que te parezca extraño? —Interrogó, adoptando una actitud completamente profesional.

— Nada fuera de lo normal. A picado un poco, pero recuerdo que dijiste que era normal y no duró mucho —respondió.

— Está casi completamente sanado, dentro de algunos días más no tendrás que preocuparte por casi nada —aseguró felizmente—. Por lo tanto, es el momento perfecto para tomar la fotografía.

— ¿Y de verdad necesitabas contratar a un grupo de sujetos para una simple fotografía? —Espetó Sehun.

— Oh, eso —rió lindamente—. En realidad fue idea de JunMyeon, él me sugirió hacer un nuevo portafolio con ayuda de un grupo de profesionales, además de tener a Bobby actualizando mi sitio web como una estrategia para aumentar mi cartera de clientes —explicó.

— En conclusión, Luhan no será al único que le tomaran fotografías, ¿me equivoco?

— Estás en lo correcto, mi querido idiota —respondió y al ver a Sehun acercarse peligrosamente, corrió a ocultarse tras Luhan—. Lu, Lu, él quiere hacerme algo —acusó infantilmente.

— Señor Zhang, hemos terminado de preparar todo y estamos listos para empezar cuando usted lo indique —indicó un amable joven, sosteniendo una cámara y mostrando una simpática sonrisa.

— De acuerdo, de acuerdo —aplaudió el mayor—. Luhan, ven conmigo para prepararte —instruyó emocionado.

— ¿Qué acaso no solamente tengo que quitarme la camisa y ya? —Interrogó mientras era arrastrado hasta otra habitación.

— Más o menos —se rió—. Lo dejó en tus manos Harry —indicó al estoico hombre que había hecho maravillas para hacer a sus otros modelos lucirse.

— Espera un segundo —ordenó el asustado chico.— ¿Qué van a hacerme?

— Nada malo cariño, solo déjame acomodar un poco tu cabello y haremos resaltar un poco más esa obra de arte en tu espalda —explicó amablemente.

Luhan miró a Lay de un modo que lo hizo pensar en un animalito asustado, sonrió divertido antes de palmear su desordenado cabello y marcharse de vuelta con el equipo. Sehun, al haberse quedado solo, no había tenido más opción que buscar un lugar en el cual sentarse y esperar.

Siendo el primero en volver y al verlo, fue hasta donde estaba. Él únicamente hizo una mueca al ver a su amigo, que parecía estar por convertirse en una pelota de esponja si continuaba rebotando como lo hacía.

Todavía así lo dejó tomar su brazo, arrastrarlo hasta el equipo de fotografía. Insistiendo en que lo ayudará a elegir entre las fotografías que ya tenían para agregarla a su nuevo portafolio de trabajo, mientras recibían un par de sugerencias del fotógrafo. Al menos hasta que Luhan apareció y toda la atención fue hasta él.

— Hola, pequeño amigo —saludó al obviamente nervioso chico—. ¿Nervioso?

— Uhm, si, más o menos —murmuró, mirando a las muchas personas que lo miraban fijamente—. Es la primera vez que hago algo así —admitió.

— Tranquilo, amiguito —alentó—. Esto será más rápido de lo que imaginas. Tú solo deja que el buen Johnny haga su trabajo y estarás libre antes de darte cuenta —aseguró risueño.

Luhan asintió, mirando más allá del equipo de trabajo del fotógrafo, a la sonrisa alentadora de su dulce novio.

— De acuerdo, amiguito. Esto es muy fácil, te pediré que nos des la espalda y te quites, o bajes, la bata que traes para que podamos ver el tatuaje en esa área. Entonces, yo tomaré un par de fotografías de él y todo habrá terminado. Tú ni siquiera tienes que volver el rostro hacia nosotros si no quieres—explicó con la intención de que él se relajara más.

Luhan asintió, aunque todavía no se atrevió a retirar la bata por completo, al menos la bajo más o menos a la altura de sus caderas, dándoles al menos la visibilidad completa de su tatuaje. Una vez más recibió un par de palabras de aliento del amable fotógrafo y seguido de eso, únicamente el sonido de cada disparo de la cámara.

Intentó no moverse en absoluto, sin embargo, era algo incomodo permanecer solo ahí de pie como si fuera un tonto. Los disparos de la cámara también habían cesado y fue por esa razón que se atrevió a echar un vistazo pensando que todo había terminado.

En ese preciso instante hubo un nuevo disparo que lo asustó, haciéndolo volver el rostro completamente avergonzado. Hubo algunas risas debido a esa adorable acción y finalmente Johnny le indicó que habían terminado.

Luhan suspiró aliviado, recolocando la bata y mirando en dirección a su pareja en busca de esa sonrisa alentadora. Sin embargo, la vista ajena estaba clavada en la portátil del simpático fotógrafo en su lugar, tras eso hubo un breve intercambio entre él y Lay, al cual no le tomó mucha importancia, dirigiéndose felizmente a cambiarse por fin.

Al terminar y por fin poder reunirse con su novio y Lay, el primero de ellos tenía pintada en los labios una sonrisa inmensa, una que conocía desde que eran niños y significaba que se había salido con la suya.

Lo miró con desconfianza y él de inmediato usó su mejor expresión de cachorro, abrazándolo en un intento de parecer inocente. Luhan lo dejó pasar, porque de verdad aquello había sido realmente lindo y también por el hecho de que al final siempre lo dejaba salirse con la suya.

— ¿Podemos irnos ya o nos necesitas para algo más? —Preguntó Sehun directamente.

— Bueno, realmente ya no es indispensable que se queden, aunque JunMyeon ya viene hacia acá y tal vez Lu…

— No quiere —sentenció, arrastrando a su novio tan lejos como fuera posible.

Luhan se rió abiertamente de su actitud, sabiendo mejor que nadie que su mimado amante quería tener aquel tiempo a solas que el propio Luhan había prometido y que no había conseguido desde esa mañana, luego de que él lo obligará a acompañarlo a cumplir todos sus pendientes.

— Tengo algo que te gustara —aseguró, mostrando una vez más aquella sonrisa.

— ¿Qué es? —Interrogó con desconfianza.

— Te lo mostraré cuando lleguemos a casa —habló empleando un tono misterioso.

Luhan todavía lo observó con desconfianza, tomó el casco que le ofrecía y subió a la motocicleta por cuenta propia. Ya que, por mucho que Luhan sospechara que algo traía entre manos, no iba a desaprovechar la oportunidad de viajar prácticamente acurrucado a él.

Su viaje de vuelta fue realmente breve y antes de que alguno se atreviera a bajar de la motocicleta, sus miradas recorrieron todo el lugar en busca del auto de YiFan. Al no verlo, ambos suspiraron de alivio y finalmente se atrevieron a bajar para dirigirse a casa.

— ¿De qué te ríes? —Inquirió Luhan, mirando al más alto con el ceño fruncido.

— Dices que tu hermano es un ángel y que no sabes porque todos piensan que es irritante. Sin embargo, estás dispuesto a huir conmigo cada vez que escuchas que él podría venir —explicó felizmente.

— Eso no es verdad, únicamente ha sido hoy —bufó.

— Claro, claro —respondió risueño.

— De verdad eres odioso.

Sehun lo vio refunfuñar adorablemente, siguiéndolo aun riendo sin vergüenza aunque supiera que su pequeño novio haría esa pequeña cosa de la ley del hielo que nunca duraba más de tres horas, pese a que técnicamente debería durar al menos un día según alguna de sus pasadas amenazas pasadas.

— ¡Hannie, volviste! —Chilló Jung Sun al verlos entrar.

— Sí, hola para ti también —bufó Sehun.

— Ah, tú también estás de regreso —dijo con una mueca—. Hola.

— Eres insoportable —farfulló, tomando la mano de Luhan para alejarlo de aquel inmaduro sujeto.

— Tío Jung Sun, ¿mi hermano se ha ido ya? —Preguntó, zafándose del agarre contrario, recordándole con ello que seguía molesto con él. Sehun únicamente se rió.

— Oh, sí —asintió—. Él se acaba de ir, por alguna razón se marchó con mucha urgencia justo cuando llegaba a la mejor parte de mi explicación de cómo desmembrar un cuerpo humano con un cuchillo táctico —murmuró distraídamente.

Luhan hizo inconscientemente un mohín de disgusto, entre tanto Sehun se echaba a reír con ganas, recibiendo una nueva expresión desaprobatoria de su linda pareja.

— De todas maneras eso no importa —sentenció rápidamente el mayor—. Lu, ven rápido —pidió, tomando la mano del más joven—. Jess está en la cocina haciendo el almuerzo y aunque de verdad la adoro, no quiero morir aún —lloriqueó, llevando al menor hasta la cocina para que ayudara a la hermosa dama.

— ¿Dónde está Baekhyun? —Interrogó Sehun al no ver al molesto chico en ningún lado.

— Salió con ese odioso novio suyo —masculló entre dientes, sentándose enfurruñado frente al televisor—. El tipo ni es tan guapo… ¿por qué tiene que gustarle a nuestro Bakkie? —farfulló.

— Antes te gustaba mucho mi mejor amigo —señaló divertido Sehun, acomodándose a su lado.

— Eso era antes de que Baekkie se uniera al clan Oh y yo me enterara que ese tipo es su novio —bufó—. Es decir, no es Baekkie como el bebé de nuestra familia.

Sehun sonrió divertido, mirando con atención al celoso sujeto que se quejaba sobre el hecho de que Chanyeol quería robar al bebé de su familia. Siempre actuando como un niño de tres años, sin embargo, convirtiéndose en el pilar que lo había sostenido más veces de las que podía recordar cuando más lo necesitaba.

— ¿Cómo te sientes? —Preguntó seriamente, tras notar su vista fija en él.

— Mejor —respondió honestamente, para calmar la preocupación que podía ver en lo profundo de la mirada paternal contraria.

— Sé que lo hablamos ya esta mañana, pero puedes hablar conmigo si te sigue molestando lo que pasó con tu madre —le recordó cariñosamente.

— Por ahora quiero no pensar en ello —admitió.

— Sehun, sé que ella cometió error tras error, que te lastimó profundamente y que no tiene excusa alguna, pero no quiero que guardes resentimiento en su contra.

— ¿Acaso lo merece? —Espetó—. Merece que yo simplemente borré de mi memoria que ella no actuó como mi madre durante años. Simplemente me olvido que traicionó mi confianza una y otra vez, que me trató con desprecio e indiferencia.

— Hijo…

— Anhelé tanto su amor, que no me importaba saltar para defenderla de esa bestia cada vez que la golpeaba. Si era por ella yo estaba dispuesto a recibir cada golpe sin importar cuanto doliera, a cambio, ella simplemente escapaba sin volver una sola mirada al como ese bastardo me usaba como un saco de boxeo.

Sehun apretó los labios, agachando la mirada al suelo para ocultar lo difícil que era tocar ese tema con el hombre que consideraba su padre. Nunca lo había hecho después de todo, era demasiado doloroso.

— Al final, ella ni siquiera vendría a verme después. Siempre tuve que soportarlo solo, preguntándome una y otra vez, porque a pesar de eso ella no me quería, pero siempre estaba dispuesta a suplicar por Minho que la miraba con tanto asco —sonrió con amargura—. En ese entonces, incluso pensé que yo merecía ese destino, que merecía ser infeliz el resto de mi vida por arruinar la suya.

— Sehun —llamó dolorosamente.

— Soy un imbécil —rió de un modo lastimero—. Incluso ahora y después de como pisoteó mi corazón tantas veces, no la puedo odiar —murmuró—. Es mi madre después de todo, así que todavía hay algo en mí que me dice que continúe amándola. Tal vez realmente hay algo mal conmigo —musitó con amargura.

— No, eso no es así —aseguró, frotando la espalda del menor como cuando era niño y solía llorar por su madre que estaba lejos—. Es porque eres un chico con un corazón de oro, hijo —afirmó—. Además, si te pido esto no es por ella, si no por ti. Mi único deseo es verte feliz, no quiero que nadie empañe eso —sonrió amorosamente, arrancando una sonrisa diminuta del más joven.

— Gracias, papá.

El hombre asintió, completamente seguro de no poder responder verbalmente tras escucharlo llamarlo de esa forma. Su corazón estaba rebosante de orgullo y amor, mientras veía a la luz de sus ojos que se había convertido en ese gran hombre que tenía frente a él.

— Bueno, olvidemos ya el tema —pidió, aclarando su garganta para evitar que su voz temblara frente a su padre—. Mejor dime cuánto tiempo vas a quedarte.

Eso lo había querido preguntar desde el primer día que se vieron, pero también tenía miedo de la respuesta y no se había atrevido hasta ese momento. Ante su pregunta, la expresión del mayor se volvió algo confusa y al notar eso, Sehun no podía no preocuparse en el fondo de su corazón.

— ¿Luhan no te dijo? —Interrogó finalmente.

— ¿Decirme qué? —preguntó de vuelta con un poco de temor.

— No me iré, Hun. No sé cómo lo consiguió, pero fue Hannie quien me llamó para darme la noticia de que habían aprobado mi solicitud de traslado a Seúl incluso antes de que la orden directa llegara a mis manos —explicó—. Esta vez, ya no voy a irme.

Los latidos de su corazón cesaron repentinamente, al mismo tiempo que su respiración se atoraba en su garganta y la humedad empañaba sus ojos, dificultándole ver con claridad al hombre que sonreía igual de conmovido.

— Hun.

Un gemido bajo brotó de sus labios y antes de darse cuenta el cómo, sus brazos estaban ya rodeando con fuerza la figura de la persona que había sido la única razón, que lo había hecho pensar que vivir su vida no era tan malo.

— Gracias, gracias por todo —sollozó sin poder contenerse.

— Te lo dije, gran tonto —balbuceó con al voz tan rota como la de él—. Voy a hacerte tan feliz como siempre lo has merecido. Nunca, nadie volverá a herirte si yo puedo hacer algo al respecto.

Asintió, creyendo ciegamente en sus palabras e incapaz de decirle que, él no había experimentado nunca ese sentimiento sino hasta que se conocieron.

 

Notas finales:

Como siempre, espero de todo corazón que el cap les gustara, les mando un enorme abrazo y mil besos.

Les recuerdo también que los adoro y les agradezco infinitamente por seguir esta historia (y más que nada por su paciencia, gracias, de verdad son increibles ? ? ? ).

Yo me despido por ahora, besos para todos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).