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15. La Locura de Sungmin por dayanstyle

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Notas del capitulo:

hellooooooo... nadie le cree al pobre Sungmin... :(

Buscando las llaves en su bolsillo, estuvo cerca de saltar de su piel cuando alguien gritaba su nombre. Se giró para ver la más asombrosa cara que hubiera visto a unos pasos de la puerta. El hombre tenía una apariencia totalmente oscura. Cabello negro  hasta los hombros, ojos oscuros y un cuerpo como para darle al pecado un sucio nombre. ¿Sa Eun le envió un hachador?

     

 Sungmin batallaba para localizar las estúpidas llaves y abrir la cerradura. ¡Esto no podía suceder! Miró sobre su hombro para ver que el hombre rápidamente acortaba la distancia entre ellos. «Oh Dios», de seguro estaba muerto. Finalmente logró encontrar las llaves, viéndolo una vez más antes de abrir la puerta y cerrarla. Le puso llave y corrió a su oficina.

      Sungmin se mordía las uñas mientras oía que golpeaban la puerta del frente. El hachador no se oía como si fuera a ceder. Se oía que tocaba con ira. Oh Dios, ¿Qué iba a hacer? Se sentía atrapado, sintiendo que su corazón iba a explotar fuera de su pecho.

     —Sungmin, solo quiero hablar contigo —el hombre gritaba desde afuera de la puerta.

       Si, apuesto que de una manera cercana y personal. No había manera de que le permitiera al hermoso hombre entrar. Incluso si él era caliente no había manera, no había manera. —Sungmin, abre la puerta.

      No había manera. Él podría ser un geek cobarde pero no era un estúpido. No había manera de que el caliente hombre de afuera quisiera hablar acerca de muñecas y tazas de té. No, él quería hablar acerca del intenso dolor que le esperaba.

      —Sungmin, si no quieres abrirla, voy a forzar mi entrada. — Los golpes continuaron mientras el tipo jalaba la perilla.

       ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? Está bien él podía hablar con el hombre a través de la puerta, y si le parecía una amenaza, entonces Sungmin podría… ¿hacer qué? ¿Lanzarle un libro? ¿Golpearlo en la cabeza con la última revista que había recibido? O mejor, ¿causarle un corte con papel con el último calendario?

      —Sungmin. —Un tono de advertencia cruzó la tienda y aceleró su corazón. Está bien, él no iba a enojar al loco. Debía mantener al musculoso hombre calmado.

  

    Sungmin tomó unas inestables respiraciones mientras caminaba hacia quien seguía golpeando. Rezó porque hubiera televisión por cable en el cuarto del hospital en donde lo ingresaran.

      ¿Qué infiernos estaba mal con su pareja? Si él no lo supiera bien, podría decir que Sungmin estaba aterrado de él. Pero, ¿por qué? Ellos aun ni siquiera se conocían.

        Esa maldita puerta estaba a cinco segundos de ser arrancada si su pareja no la abría. Necesitaba estar cerca de él, verlo de cerca. Infiernos, a quién estaba engañando, necesitaba reclamarlo y llevarlo a casa para joderlo durante los siguientes siglos.

 

      Kyuhyun vio una cabeza con hermosos cabellos castaños asomándose por la esquina y grandes ojos ámbar, enormes por el miedo. Exactamente, ¿qué estaba sucediendo? Su corazón comenzó a acelerarse de nuevo cuando un totalmente impactante hombre salió de la esquina y se acercó muy lentamente a la puerta. ¿Por qué últimamente la gente estaba moviéndose a paso de tortuga?

      Su pene se llenó en menos de dos segundos, sus caninos descendieron y su necesidad de aullar era fuerte. Sus piernas tamborileaban a mil veces por minuto mientras su pareja lentamente se acercaba a la puerta. Sungmin era pecaminosamente comible. Las manos de Kyuhyun hormigueaban por tocar la piel, el cabello, el pene. En este momento se conformaría hasta con la uña del pie.

      —¿Puedo ayudarlo?— Sungmin preguntó a través del vidrio de la puerta.

      Kyuhyun se quedó atascado como estúpido por un momento, su mente estaba en blanco ante la extrañamente erótica voz. «Di mi nombre, amor».

—¿Podríamos hablar sin una puerta entre nosotros?

      —¿Por qué? Puedo oírte perfectamente desde aquí. — Sungmin se movía ansioso de un pie al otro. Levantó la mano y apartó su cabello. Kyuhyun notó la venda en la muñeca de su pareja.

 

      Tuvo que detener un gruñido al ver a su pareja herido. Si alguien a propósito le había hecho eso a Sungmin, él iba a arrancarle las bolas al bastardo. —Por favor. Solo quiero hablar.

       Su pareja suspiró, encogiéndose de hombros, y entonces le quitó la llave a la puerta. Kyuhyun empujó la puerta, tomando el intoxicante aroma de su pareja. Era mucho más fuerte y más dulce llegando directamente de su pareja.

 

      —Entonces, habla. —Su pareja se movía hacia atrás, hasta que se colocó atrás del mostrador. Sus manos volaban tocando una cosa y otra, sin mover ninguna, sus movimientos eran de naturaleza nerviosa. ¿Sentiría Sungmin la atracción? ¿Sería por eso que estaba tan nervioso? El corazón de Kyuhyun se derritió ante el hombre más pequeño que él. Él sería gentil dado que su pareja era tan nervioso. Kyuhyun se aseguraría de que Sungmin se sintiera cómodo con él antes de reclamarlo. Ahora que tenía a su pareja cerca, sentía la calma establecerse dentro de él.

       Metió la mano en el bolsillo, sacó la banda de hule y aseguró su cabello en su lugar. Su pareja abrió más los ojos y dio un paso hacia atrás. ¿Qué infiernos estaba mal con él? Kyuhyun se quitó su chaqueta, la lanzó en el sofá al otro lado del mostrador, entonces se giró alrededor. ¿Dónde infiernos se había ido Sungmin?

—¿Sungmin?

      —¿Si?— Eso fue un pequeño chillido. Kyuhyun se inclinó en el mostrador, vio a su pareja de cuclillas atrás de eso.

     Kyuhyun rodeó el mostrador, se arrodilló al lado de su pareja y extendió la mano. —Vamos.

       Los largos y temblorosos dedos de Sungmin se colocaron en la palma de Kyuhyun. Suavemente jaló a su pareja hasta que estaba en sus brazos. Oh Dios, esto es lo que había estado esperando toda la noche. Su pene saltó debajo de sus jeans, presionando el cierre para estar libre y jugar con su hermosa criatura.

       —Soy Kyuhyun. —Sus manos buscaban piel, frotó la parte de atrás del cuello de su pareja, sintiendo los nudos de tensión de Sungmin. Su pulgar masajeó los tensos músculos, su otra mano frotaba círculos alrededor de la espalda de su pareja. Kyuhyun cerró los ojos, gozando el sostener a su pareja por primera vez.

 

      Sungmin se inclinó hacia atrás, sus ojos ámbar le decían que el miedo y la aprehensión hervían en su tenso cuerpo. — Maldición, hueles bien. —Sungmin lo miró fijamente, asombrado.

       Eso no era exactamente lo que Kyuhyun pensó que saldría de la boca de su pareja. Impactado pero complacido, una enorme sonrisa se formó en su cara. —Tú también. —Sus manos se deslizaron por el cabello de Sungmin, sus dedos masajearon el cráneo de su pareja, jaló esos labios que se veían deliciosos cerca y más cerca del paraíso.

      —Espera. —Sungmin lo detuvo. Sus manos firmemente plantadas en el pecho de Kyuhyun en un esfuerzo para detenerlo—. No beso hachadores. Entonces has lo peor. —Su pareja se apartó colocando sus manos arriba de su cabeza.

       Kyuhyun se quedó impactado completamente en silencio durante un segundo. —¿Hachador?— La pregunta no era dirigida a su pareja, más bien a su cerebro tratando de imaginar qué infiernos sucedía.

        —Está bien, entonces quizás no es la mejor palabra para describir tu trabajo. Pero entendiste el punto. Ahora, ¿puedes dejar el suspenso y terminar con esto? Si voy a estar en el hospital quiero llegar a tiempo para ver mi telenovela. Haneul está siéndole infiel a Geunsuk, y él va a entrar a donde está ella. Ellos tuvieron el valor de cortar la escena justo ahí, ¿puedes creer eso? Solo quiero saber si el imbécil va a perdonarla.

      Las ceJas de Kyuhyun se juntaron mientras trataba de entender de qué infiernos hablaba Sungmin. ¿Su pareja estaba mentalmente perturbada? Creía que quienes conocían a Sungmin le hubieran dicho algo, o al menos le hubieran advertido. — Sungmin, no estoy aquí para dañarte.

     —Si, correcto. ¿Y se supone que crea eso? Intenta de nuevo, amigo. —Su pareja se alejó de él, poniéndose de pie, rodando los hombros y tomando una profunda respiración, y entonces asintió—. Estoy listo.

—¿Para qué?

—Mi paliza.

       Kyuhyun se puso de pie tratando de entender qué infiernos le sucedía a Sungmin. Él nunca le pegaría a su pareja. Tendría que estar loco. ¿Le gustaría el dolor a su pareja, como a Heechul? No estaba seguro de poder tratar con eso. El dolor no era su estilo. Ni darlo ni recibirlo. —No voy a tocarte.

       —Oh, ya veo. Tu método de tortura es el suspenso, que no sepa cuando viene. Eres realmente sádico, ¿lo sabes?— Sungmin cruzó sus brazos sobre su pecho, el dolor era evidente cuando entrecerró los ojos—. Dos pueden jugar a eso. Podré no saber cuándo viene, pero tú no sabrás si me lastimas porque prometo no soltar ni un solo sonido. Adelante.

      Kyuhyun solo pudo rascarse la cabeza. ¿Habría este chico olvidado sus medicamentos? Un viaje al Centro Médico para ver al doctor Kim Jaejoong, estaba a la orden. Quizás él podría ajustarle la dosis.

      ¿Había Sungmin perdido la maldita cabeza? ¿Realmente le estaba dando permiso para que lo lastimara? Si, él había perdido la cabeza.

—No estoy aquí para lastimarte, rebenka.

 

     Por fuera él era todo valiente. Por dentro él ya se había desmayado cientos de veces. —¿Eso significa idiota o tonto?

      —No, rebenka, eso significa bebé. —Kyuhyun dio un paso hacia él.

      Sungmin miró del mostrador a la puerta, preguntándose si podría llegar a la puerta de vidrio antes de que el atractivo hachador lo derribara.

      —Oh, ya veo. ¿Quieres joderme antes de que me arranques el cuero cabelludo? No sucederá. —El miedo estaba haciendo que sonara estúpido. No podía evitarlo. Su cerebro no amortiguaba a su boca cuando él estaba asustado y ahora estaba en el pináculo del miedo. Ese hombre era enorme, podría hacerle mucho. Metió sus manos bajo sus brazos no queriendo que el hombre viera lo mucho que le temblaban.

        —No estoy dentro de causar dolor, pero puedo palmearte si es algo que realmente quieres, aunque debo decirte que eso no me complace.

—¿Que quiero qué? ¿Qué es lo que piensas? ¿Que estoy loco?

     —Quizás mentalmente perturbado sería una mejor palabra, rebenka.

      Oh, eso era genial. ¿Él era el único que estaba loco? Debía tener un letrero en la puerta dándoles la bienvenida a todos los locos para que el oscuro y encantador hombre sea la segunda persona en aparecerse en su tienda diciendo mierdas y queriendo dañarlo.

      Aunque, este hombre era caliente. Sungmin apretó los dientes. Su cabeza gritaba entre la locura y la lujuria con la idea de besar al oscuro extraño, el hachador.

—No estoy loco. Tú lo estás.

 

      El hombre gruñó y dio un paso al frente. Sungmin sentía la urgencia de orinarse en los pantalones ante la vista. El hachador se veía tan malditamente peligroso. Si no estuviera tan malditamente asustado, estaría infernalmente excitado ante la muestra de los poderosos y bien formados músculos.

     —Tu eres el único que está rogando para que te golpee a tiempo para ir a ver tus telenovelas, rebenka.

      Sungmin estaba cansado de esta conversación. Si el hombre no era el hachador de Sa Eun, entonces él tenía que empacar. r13;¿Puedes irte?, ¿por favor? Regresa cuando tu mente esté mejor.

       —Bien, si quieres una paliza, entonces te la daré, sumashedshiy. Loco. —El oscuro y encantador avanzó hacia Sungmin. Gritó cuando trató de saltar el mostrador y lo único que logró fue lastimarse la muñeca. Gritó de dolor mientras frenéticamente movía las piernas tratando de llegar a la puerta, pero Kyuhyun lo tomó de la cintura y lo detuvo.

       —Por favor, cambié de opinión, no me lastimes —Sungmin sollozó, tomando su muñeca, cansado de ser una víctima. Esto era demasiado para manejarlo. Él luchaba patéticamente mientras Kyuhyun lo jalaba a sus fuertes brazos.

—Tranquilo, rebenka. No voy a lastimarte.

—Pero tú dijiste…

        —No, no era en serio. Tranquilo. —Sus lágrimas se detuvieron cuando vio los muy oscuros ojos del oscuro hombre. El iris era negro. Su cara fue acunada y el oscuro y encantador hombre lo besó cuidadosamente, tiernamente. Si ese era el beso de un loco, entonces él viviría en la villa loca. Sungmin trató de subir en el cuerpo del hombre mientras sus labios lo devoraban.

      Sungmin quebró el beso y miró los profundos ojos negros. — ¿Cuál es tu nombre?

 

      —Kyuhyun —contestó y entonces reclamó sus labios, presionando a Sungmin contra su sólido como roca cuerpo.

     Tomó el negro cabello de Kyuhyun que bajaba hasta casi por los hombros, quitó la banda de hule y pasó sus dedos a través de él. Su pene estaba duro como roca, pulsando para satisfacer los más primitivos impulsos.

       Kyuhyun comenzó a besar su cuello. —Rebenka, si no te detienes, voy a tomarte justo aquí. —Él pudo haber dicho esas palabras, pero Kyuhyun seguía besándolo. Sungmin podía sentir el gran bulto frente a los pantalones de Kyuhyun, emocionado de no ser el único afectado por el beso.

        Su pene estaba luchando contra el sentido común y el sentido común pareció ganar. —No puedo. No tengo sexo con gente loca. —«¿En vedad?» Su pene le gritaba. «Acabas de decirle al tipo que no estás loco».

      —Entonces no te masturbas. Siento oír eso. —Kyuhyun se reía mientras seguía besando el cuello de Sungmin.

      Oh, al infierno con eso, si el hombre loco lo quería a él. ¿Quién era él para discutir? Sungmin abrió la boca más cuando Kyuhyun subió por su cuello y tomó posesión de sus labios.

      —Ahora, eso es de lo que estoy hablando —alguien grito detrás de ellos.

       Sungmin se sobresaltó y se alejó de Kyuhyun cuando vio a Kibum entrar. —Punto para mí —Kibum bromeó.

      —¿Jonghyun sabe que te escapaste de tu jaula?— Kyuhyun gruñó.

      —¿Ustedes dos se conocen?— Sungmin se aclaró la garganta, la pregunta salió como si de nuevo estuviera atravesando la adolescencia. Se lamió los labios y mentalmente gimió, mientras saboreaba el sabor de Kyuhyun que seguía en sus labios.

       —Si, conozco a Kyuhyun. —Kibum movió la mano y se dirigió a la parte de atrás de la tienda. Sungmin se giró hacia el hombre.

     —¿Realmente no estás aquí para lastimarme?— Sungmin tomó una profunda respiración de alivio.

      —Eso es lo que estoy tratando de decirte, Sungmin. No estoy aquí para lastimarte, estoy aquí para tener una cita contigo.

      Sungmin estaba impactado, con sus dedos sobre el mostrador de vidrio. —¿Creo que dijiste que no estabas loco?

      Kyuhyun se carcajeó, una rica y profunda risa mientras jalaba a Sungmin a sus brazos. —Loco por ti. —Kyuhyun frotó su nariz contra la de él.

       —Tan cursi. —Sungmin sabía que él tenía una gran y tonta sonrisa. Por qué un hermoso hombre quería tener una cita con él, iba más allá de su entendimiento, realmente, pero él no estaba tan loco como para dejar pasar la oportunidad.

      Incluso si solo era un revolcón en las sábanas, eso era mucho mejor que la vida de celibato que había estado viviendo últimamente. A él usualmente no le gustaban las relaciones de una sola noche, pero el estar en los brazos de Kyuhyun rápidamente hizo que repensara su posición.

 

      El corazón de Sungmin se detuvo cuando vio a Sa Eun a través de la gran ventana. No necesitaba eso ahora. — Discúlpame. —Se salió de los brazos de Kyuhyun. Bien, fue agradable estar con ese hombre. Rodeando la esquina se dirigió a la parte de atrás de la librería, abrió la puerta del cuarto de baño y la cerró con llave detrás de él.

      Parándose en el sanitario, abrió la ventana y subió saliendo a través de ella. Cayó nada elegantemente sobre su trasero.

 

Sungmin se puso de pie miró a cada lado del edificio y se dirigió al bosque. Gracias a los dioses él había guardado las llaves en su bolsillo después de abrir la tienda. Podría entrar en su departamento sin tener que forzar la entrada. ¿Podría ser arrestado si quebraba su propia puerta?

      Kyuhyun veía hacia la dirección en la que se había ido su pareja. ¿Qué le tomaba tanto tiempo?

     —¿Está Sungmin?— Una dama que entró preguntó. Kyuhyun pensó que ella asumía que él trabajaba ahí porque estaba detrás del mostrador.

      —Está indispuesto en este momento. ¿La puedo ayudar en algo?— preguntó sin tener idea de lo que estaba haciendo. ¿Qué tan duro era vender algunos libros y dónde infiernos estaba su pareja?

      —No, vine a ver a Sungmin. —La mujer veía en la misma dirección en la que Kyuhyun había estado viendo. ¿Sería la novia de Sungmin? La idea hacía que le doliera el estómago. Sabía que su pareja era al menos bi. Ningún hombre hetero besaba a otro hombre con esa pasión.

      —Él no está aquí ahora —bufó hacia ella. No pudo evitarlo. Kyuhyun la veía como competencia, y él no estaba acostumbrado a competir por algún hombre, especialmente su pareja.

     —Dijiste que estaba indispuesto. —Ella entrecerró los ojos mirándolo de arriba abajo con Desdén. Una abrumadora urgencia de estrangularla hormigueaba sus manos. Hasta ayer, Kyuhyun se consideraba un hombre pacifico. Esta cosa del emparejamiento estaba haciendo estragos con su mente.

       Él tenía que ir a hablar con Sungmin largo y tendido y ver cuál era su relación con esta mujer. —Kibum, cuida la tienda — gritó. La pareja asintió mientras caminaba hacia detrás del mostrador y le sonreía a la mujer.

      Kyuhyun caminó al fondo de la librería y giró la perilla de la puerta del cuarto de baño.

      —¿Qué infiernos?— ¿Por qué estaba bloqueada? Está bien, él sabía por qué alguien bloqueaba la puerta, pero ya habían pasado diez minutos. Kyuhyun apoyó su oreja en la puerta, esperando que su pareja no se molestara por invadir su privacidad. Cuándo no oyó nada, empujó con su hombro la delgada madera, la puerta cedió fácilmente. Kyuhyun maldijo cuando vio la ventana abierta. ¿Exactamente qué era lo que estaba pasando? —¿Sucede algo malo?

      Kyuhyun miró sobre su hombro para ver a la mujer parada detrás de él, haciendo su mejor esfuerzo para ver el interior del cuarto de baño.

       —No. —Por alguna razón su instinto protector se elevó ante la curiosidad de ella.

      Kyuhyun regresó al frente de la tienda, abrió la puerta y saludó a los dos guerreros que estaban afuera esperando a Kibum.

 

Ninguna pareja podía salir sin escolta. Las cosas en el pequeño pueblo se estaban poniendo peligrosas últimamente.

      —T.O.P, Yongguk, vengan aquí. —Se hizo a un lado permitiendo que ellos entraran. Kyuhyun vio alrededor, preguntándose a dónde se había ido la curiosa mujer. Se giró hacia los guerreros y habló en voz baja.

 

       —Mi pareja se ha perdido. Necesito que ustedes dos vigilen la tienda por mí.

     —¿Qué infiernos sabemos nosotros de vender libros?— preguntó T.O.P.

      —No sé, adivinen el precio. —¿Qué tan caros podrían

ser?—. Vendan cualquiera a cuatro dólares.

     —Si tú lo dices. —T.O.P se encogió de hombros y se colocó detrás del mostrador con Kibum.

      —Tu pareja va a matarte si T.O.P vende sus libros a ese precio —Kibum se rió.

       —Entonces ayuda a T.O.P. De cualquier manera a Jonghyun no le molestará descansar de ti. —Kyuhyun ignoró el irrespetuoso dedo mientras salía de la tienda y la rodeaba. Él pudo ver en dónde su pareja había caído. Los lobos Timber tenían habilidades superiores de rastreo. Localizar a su pareja no debía ser un problema.

    

 Siguió el rastro de su pareja hasta un edificio de departamentos cerca de la estación de policía. Revisó los nombres en los buzones, encontró el que buscaba y subió las escaleras hacia el departamento de su pareja. —Sungmin, abre.

—Kyuhyun golpeó con su puño la puerta.

      —¿Cómo me encontraste?— Sungmin gritó a través de la puerta.

     —No voy a jugar a ‘vamos a hablar a través de la puerta’ de nuevo contigo.

La puerta se entreabrió y asomó un ojo.

     —¿Qué sucede?— Su pareja trató de cerrar la puerta, pero Kyuhyun metió el pie deteniendo la acción.

 

      —¿Por qué me preguntas eso?— Sungmin chilló mientras se alejaba. Era obvio para Kyuhyun que su pareja no quería contestar.

      —Escapar por la ventana del cuarto de baño y huir — respondió.

      —Yo no escapé. Yo, uh…olvidé que dejé el horno encendido. r13;Sungmin señaló con su pulgar sobre el hombro y se reía nerviosamente.

—¿Así que saliste por la ventana del cuarto de baño?

      —Seguro, es una salida. —Sungmin se sentó en el sofá, viendo hacia arriba a Kyuhyun con la mayor inocencia en sus ojos ámbar. Demasiado mal para una actuación, era una erótica mirada.

     Kyuhyun se quitó su chaqueta de cuero y la dejó en el brazo de una silla y se sentó en el sofá al lado de Sungmin. —Ven aquí.

—No.

      —No seas tímido. —Kyuhyun deslizó su mano hacia la de Sungmin, dándole un ligero apretón para persuadir a su pareja que se deslizara.

       —Mira, mi telenovela va a empezar. Usualmente yo la grabo para verla cuando regreso a casa, pero dado que la gallina está escondida en su gallinero, la veré ahora.

     Kyuhyun se inclinó, tomó el control remoto y presionó el botón de apagado.

       —Hey, ni siquiera he programado que se grabe. —Sungmin tomó el control remoto, pero Kyuhyun lo sostenía fuerte. Estaba disfrutando que su pareja se inclinara para tomar el control remoto. Cuando Sungmin hizo un puchero y se apartó, a Kyuhyun también le gustó el puchero.

—Ven aquí. —Kyuhyun jaló la mano de Sungmin.

       —No, cada vez que estoy alrededor de ti mi cerebro se derrite en un charco. Necesito conservar mi juicio. —Sungmin trató de liberar su mano, pero Kyuhyun envolvió su cintura con la otra mano y lo jaló a su regazo.

       Sungmin levantó los hombros y siseó. Kyuhyun vio hacia la venda en la muñeca de su pareja y maldijo. ¿Cómo pudo haberse olvidado de eso? —¿Qué te sucedió?— Sus dedos suave y ligeramente giraban la mano de su pareja, entonces miró a Sungmin esperando la respuesta.

—Me hice un esguince jugando polo.

      Kyuhyun podía decir por la manera en que los ojos de su pareja miraban nerviosamente alrededor que él no estaba diciendo la verdad. —Mentira, dime la verdad.

      Sungmin negó con la cabeza, liberando su mano y colocándolas en su regazo mientras se mordía el labio inferior, viéndose vulnerable ante Kyuhyun. —No te conozco, ¿por qué voluntariamente te daría cualquier información?— preguntó suavemente mientras sus dedos recorrían sus jeans.

      Su pareja era adorable cuando era suspicaz. Sus ceJas se juntaron haciendo que sus ojos ámbar brillaran. Kyuhyun pasó su mano por la espalda de su pareja y a través de su cabello, sus dedos se cerraron alrededor del cabello y jaló la cabeza de su pareja hacia atrás.

      Sungmin gimió y Kyuhyun cerró la distancia, empujando su lengua dentro de la boca de Sungmin. El toque de sus labios era una deliciosa sensación. Su pene estaba pulsando doloroso y rogaba por ser liberado. Kyuhyun jaló a su pareja más duro presionando su pene en ese dulce y tentador culo.

      —Ya te dije que no tengo sexo con gente loca —Sungmin gimió dentro de la boca de Kyuhyun mientras sus dedos se aferraban a la camisa de Kyuhyun.

 

      Los gemidos que salían de la boca de su pareja eran muy buenos. Eso era como una sinfonía de jazz y una noche estrellada que entraba en su mente con una brisa de verano. Planeaba hacer a Sungmin gemir, gritar, rogar y llorar de muchas placenteras maneras. Kyuhyun giró su cuerpo, acostando a su pareja en el sofá mientras las manos de Kyuhyun recorrían el cuerpo de Sungmin. Se acomodó sobre el delgado cuerpo, queriendo más que nada llevarlo al lugar que Kyuhyun tenía en su mente.

      La cabeza de Sungmin cayó hacia atrás, sus labios se abrieron y sus ojos lentamente se cerraron mientras se entregaba. Kyuhyun estaba perdido ante la vista debajo de él. Se detuvo cuando unos pequeños caninos salieron de la boca de Sungmin.

 

     —Oh, mi dulce rebenka. Eres un media raza —dijo Kyuhyun suavemente mientras sus dedos jugaban sobre los labios de Sungmin.

      —Sal fuera de mí. —Sungmin hacía su mejor esfuerzo por empujar el pesado cuerpo que lo aplastaba. Empujaba el pecho de Kyuhyun, pero el oscuro y encantador hombre no se movía.

—Tranquilo, Sungmin.

      —No, esto nunca había sucedido antes. No puedo entender por qué está sucediendo contigo. —Sungmin podía decir que estaba por tener un ataque de histeria y no había manera de detenerlo. Kyuhyun había visto sus caninos. Ese era su secreto mejor guardado. ¿Qué sucedería con él ahora?

—Sungmin —Kyuhyun suavemente dijo su nombre.

      —¿Qué vas a hacer? ¿Vas a llamar al gobierno, al servicio secreto o a la Nasa y ellos me llevarán lejos?

—Sungmin.

      —No puedo vivir mi vida en un laboratorio. No quiero. — Sungmin luchaba por liberarse. Esto no podía estar sucediendo, primero Sa Eun y ahora esto—. ¿Qué he hecho mal para que mi mundo se derrumbe a mi alrededor? Tengo una buena vida. Tengo un negocio honesto. No engaño a la gente, y pago mis impuestos. Siempre dono a causas justas y dono mi ropa usada.

Yo…

—¡Sungmin!

Continuara....

Notas finales:

pobre Min y sus ataques de histeria... nos leemos...

dejen RW


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