Yuri tomó el móvil contra su pecho y se quedó esperando un par de minutos, sabiendo que pronto el sonido indicaría la llamada de la misma persona que cada noche lo llamaba antes de meterse a la cama.
—Otabek…—susurró, cuando su nombre apareció en la pantalla, mostrándole entonces la imagen del joven. — Hola…— el rubio no pudo evitar sonreír, al notar la mirada que el otro le estaba dando, algo de ellos, algo cargado de energías.
—Yura. —Otabek parecía estar sin aliento. — tu cabello ha crecido…
—Hablas como si no nos viéramos seguido y solo hace tres días hicimos lo mismo que ahora. — Yuri sonreía nostálgico, las video llamadas los acercaban un poco, pero la distancia, poco a poco, hacía presa de ellos y de sus jóvenes corazones enamorados, logrando que todo ese deseo que se tenían, se volviese cada día menos soportable. —Te he extrañado, me haces falta.
—Siento igual Yura, pero por ahora sé que es la elección correcta, se puede ver la mejoría.
—¿De verdad? Yo me siento igual, no entiendo a qué te refieres con mejoría. — el rubio lo miró, con la duda impresa en el rostro, esperando que su pareja le confirmara el motivo de sus palabras.
—Desde que estás con Victor y con Yuuri, pareces más feliz, más completo.
El rubio sonrió, la presencia de sus padres había logrado que un millón de cosas de él mismo cambiaran, que su forma de ver el mundo también se volviese un poco más alegre con todo y que de alguna manera, algo en él se volviese un poco más adulto. —Gracias…
—Yura…— Otabek se dio un par de segundo, disfrutando el silencio y la calma, que el rostro del rubio provocaba en él. — estuve con Michele y con Emil, vinieron de visita a ver a J.J y a conocer a Seung Gil.
—¿Cómo estaba Mickey? — el rubio preguntó con un gesto de duda real, en su rostro, después de todo, el moreno había estado bastante mal, cuando había estado con ellos en la posada de sus abuelos. — lo de los cachorros, realmente…
—Emil ha estado sumamente sobreprotector con Michele, incluso J.J se lo dijo, pero creo que es normal, ya escapó una vez…
—Michele necesitaba tiempo…—Yura por un segundo se sintió molesto, ellos hablaban como alfas, diciendo que el italiano había escapado; Michele era un hombre libre, podía viajar y tenía el dinero para hacerlo, pero solo por ser un omega, todo tenía que pasar por ellos, como si necesitara el permiso de Emil para hacer cualquier cosa. — odio cuando dices cosas como esa, no somos de su propiedad para “escapar”, Michele también estaba mal…
—Yura, no quiero discutir, sabes que no te veo de esa manera…
El rubio dejó salir el aire de sus pulmones, estaba molesto por una pequeñez, pero en el fondo entendía a lo que su pareja se refería. — Es difícil ser un omega Beka, es complicado aceptar que cuando te casas con un alfa, simplemente pasas a ser su fábrica de cachorros y antes de que me reclames, sé que no es así para ti, pero la verdad es que el mundo nos ve de esta manera y creo que es realmente injusto, siento pena, cuando te escucho decir que Michele escapó, como si Emil lo tuviese retenido, como si el alfa siempre tuviese que tener a su omega bajo su ala, bueno se me hizo bastante incomodo.
—Yura, lo lamento, es solo que Emil y Michele son mis amigos, sabes que ellos están criados diferente y que Michele se siente sumamente inseguro de que pasará ahora con él…
—¿Crees que Emil lo deje y se busque un omega que sea capaz de darle cachorros?
—No, Emil besa el piso donde Michele camina, no podría…
—Si a J.J no pudiese, es decir, si Seung Gil no pudiese quedar en estado, crees que él…
—No, sabes cómo es J.J, además, si no aceptó otro omega luego de todo lo que pasó y antes de encontrar a Seung Gil, crees que renunciará tan rápido a él.
—¿Y yo? ¿me dejarías Beka? — Yuri no lo mira, solo miraba sus manos, esperando que el muchacho que lo miraba por esa pantalla, respondiera lo que el tanto deseaba escuchar; había visto a sus padres, había visto a Yuuri, tomar el rostro de su madre y decirle que ellos ya tenían un cachorro, que no necesitaba nada en ese mundo y en el fondo, el esperaba que todo eso fuera lo mismo que Otabek Altin le dijese, que podrían ser ellos dos para siempre y que lo amaría de la misma manera, en que lo amaba ahora.
—No podría dejarte, creo que podrías llegar aquí, con el cachorro de otro alfa y yo los amaría igual o más de lo que ya te amo.
—Beka…
—Yura, hay algo que quiero conversar contigo, es que J.J quiere quedarse un poco quieto ahora, ya sabes, poder darse el tiempo de estar con Seung Gil y bueno…
—Beka me asustas…
—Tiene negocios en Japón y me pidió si me hiciese cargo de ellos, podríamos estar junto, bueno, solo si es lo que deseas, sé que este es tú tiempo con tus padres, pero…
—Beka…— Yura no dijo nada, simplemente sonrió y dejó las lágrimas bajar por sus mejillas. — debes tener lista las maletas, aquí es bastante frío, trae abrigo y ropa cálida, aquí te recibirán con los brazos abiertos, son todos muy gentiles…
La llamada no duró mucho más, por lo que simplemente corrió a la cocina, donde sabía estaba Victor, quien estaba esmerado en preparar una cena especial.
—Mamá…— el rubio se sentía agitado, como si su corazón quisiese salirse de su cuerpo y abandonarlo. —Beka está…él…— pero solo en ese instante reparó en que no sabía si sus padres estarían cómodos con la presencia de otro alfa, menos ahora que los celos de Victor se habían vuelto irregulares, sería incómodo para todos en ese hogar. —mamá él…
—Viene a Japón, si Yuuri me dijo que probablemente pasaría, por todo lo que pasó con Emil y Mickey, tú crees que estaría practicando en la cocina por otra razón. — el peliplata sonreía, mientras sacaba algo del horno.
—Quiero estar con él, pero quiero estar con ustedes también, mamá si el me marca, ¿podríamos quedarnos todos juntos? —Victor abrió los ojos de manera descomunal, sintiendo que se pecho se contraía, podrían ser una familia los cuatro y quizá, cuando su cachorro quedará en cinta él podría estar presente y ser capaz de ayudarlo, estaba feliz; pero repentinamente sus manos comenzaron a temblar.
—Cachorro…— Victor habló, sintiendo por primera vez como algo se quedaba en su garganta, la vista se le nubló por un segundo, quería llegar a su hijo, pero al dar un paso, simplemente pudo escuchar los gritos del rubio y como la oscuridad lo rodeaba.