Algunas personas que habían quedado atrapadas, escucharon este mensaje poco después de despertar.
(cara contenta) ¡Pupupupu! ¡Mi nombre es Monokuma y soy vuestro sensei que os guiará a través de este lindo calabozo! ¡Las reglas son básicas! ¡Sin importar lo mucho que os améis, debéis de decidir quién morirá y quién vivirá! ¡Pupupu! (ojo rojo iluminado y cara “seria”) Eso sí, debéis recordar que si pasadas 48 horas no habéis sido capaces de decidir tal cosa, será un “Game Over” para ambos… (cara contenta) ¡Ah, sí! Otra cosa más: ¡Quién sea el afortunado de encontrarse conmigo al final de esta “game”, podrá pedirme cualquier deseo que se le pase por la cabeza! ¡Pupupu! ¡Recordad divertiros mientras nuestros amados espectadores comprueban las hazañas de cada uno desde casa! ¡Pupupu! ¡Aquí damos comienzo a esta gran SURVIVAL GAME!
Sala 1
Mi mirada, como era habitual, recorrió su cuerpo mientras dormía. Sin embargo esta vez, al centrarla en su vientre, mi cuerpo no reaccionó con la felicidad habitual… Al contrario, sentí como si un dolor punzante atravesase mi pecho. Mi cuerpo se estremeció, decidir entre las 2 personas más importantes para mí en mi vida… Aun así, no perdí la esperanza que me dejasen desaparecer sólo a mí, para poder salvar ambas vidas…
¿Y si somos 3? Pregunté al aire, sin esperar siquiera obtener respuesta de aquella voz maliciosa. Sin embargo, por desgracia, esa voz respondió a mi pregunta, sin mostrar una mínima compasión.
Monokuma: ¡Pupupu! ¡Sólo una persona puede ir a la siguiente sala!
Mis mayores temores afloraron en mi piel. Me desprendí de todos mis sentimientos hacia aquella criatura y hacia mi propia vida y dirigí mi mano hacia mi espada.
“Lo siento mucho, pero tú también eres consciente de que ella puede seguir luchando sin cargar con ninguno de nosotros.”
Clavé débilmente el filo en el vientre de Yamu. De repente, apareció una luz, proveniente de su vientre. Ella despertó e inmediatamente cogió el bastón mágico y lo ubicó a centímetros de mi cuello.
Yamuraiha: ¡Maldito! ¡¿Qué demonios pensabas hacer?! ¡¿Matar a nuestro hijo?!
Narrador, Sharrkan: ¡Yamu! ¡Cálmate! Escucha y mira atentamente a nuestro alrededor…
Yamu: ¡Sharrkan! ¡Deja de decir gilipolleces y explícate de una maldita vez!
Shar: De acuerdo, Yamu, deja de gritarme, que no estoy sordo…
Yamu: ¡Vas a dejar de esquivar a mi pregunta, ¿o qué, eh?!
Shar (resoplé y traté de explicarle la situación de la mejor manera posible): Estamos en un dangeon, el genio del cual ha dicho que sólo una persona puede sobrevivir y salir de aquí.
Yamu: ¡Y pensabas sacrificar a nuestro pequeño y luego acabar contigo mismo, ¿no es así?!
Esta maldita bruja conoce demasiado mi manera de pensar. Quizás es por eso que la amo y a la vez la odio tanto… Tras chasquear la lengua, decidí que lo sabio era pedirle disculpa y tomar en cuenta también sus decisiones. No por nada es considerada una maldita “maga genio”.
Shar: Lo siento, Yamu. Sólo uno puede sobrevivir. En 48 horas no hay tiempo de que nazca y mucho menos que pueda defenderse dentro de un dangeon.
Yamu: La magia puede hacer esa y muchas otras cosas…
Shar (consciente de la cara de preocupación que yo mismo estaba poniendo en aquél momento): Dime, Yamu… ¿Qué tienes pensado hacer?
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Sala 2
Tan pronto como sentí el duro suelo bajo mi cuerpo, desperté. Seguramente, igual que le ocurrió a Kougyoku. Poco después escuchamos el mensaje del desgraciado djinn. No deseaba que mi princesa se pusiese en peligro…
Narrador, Hakuryuu: ¡Kougyoku, yo te protegeré!
Kougyoku: ¡No! ¡Haku-chan! ¡Esta vez te protegeré yo a ti!
Haku: ¡Tenemos que destruir el dangeon! Creo que mi rukh oscuro es capaz de ello…
Ky: ¡Recuerda! ¡Tú solo no tienes tanto poder! ¡Déjame ayudarte con Vinea!
Haku: Está bien, tú ganas. Aceptaré tu ayuda si no te sobresfuerzas…
Ky: ¡No tienes que aceptar mi ayuda! ¡Yo haré lo que me dé la gana hacer!
Realmente sigue siendo la misma que hace 10 años…
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Sala 3
Tras despertarme, escuché el mensaje. Afortunadamente, nii-san seguía dormido en mi regazo. Revolví su cabello escarlata poco antes de dirigir estas palabras al aire:
Nii-san, te protegeré, aunque eso implique que yo tenga que desaparecer. Eres el único que puede convertirse en rey de este mundo. Sé que Mei-nii y todos los que murieron en aquella batalla de hace 6 meses lo entenderán.
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Sala 4
Desperté sintiendo la presión en mi hombro. Me fijé, Aladdin había acabado durmiendo sobre mi hombro y ahora me dolía ligeramente. Después de eso escuché el mensaje. Sin embargo, sus tiernas mejillas me tentaron para jugar con ellas. “Accidentalmente”, despertó al cabo de poco tiempo.
Aladdin: Judal-kun, por favor, detente de una vez. Esto es algo molesto…
Narrador, Judal: A mí no me parece molesto, enano. Tus mejillas son como 2 gomas que se estiran y vuelven a su posición original de nuevo.
Ala: Judal-kun, ¿me puedes decir dónde estamos? Yo recuerdo habernos ido a dormir anoche tras tu reunión por la tarde con Sinbad-oji-san y el resto de sus aliados, pero no ocurrió nada más…
Ju: ¡¿Nada más?! ¡¿En serio me estás diciendo que no recuerdas lo que hicimos tras caer la noche, enano de mierda?!
Tras ruborizarse un poco me contestó.
Ala: ¡Que sí, que no hace falta que entremos en detalles, Judal no baka! ¡Hentai! ¡Shinu!
Desconozco la cara que puse tras el comentario de Aladdin, porque ese maldito crío me preguntó descaradamente con sus ojos inquisitivos.
Ala: Judal-kun, ¿Y esa cara? ¿En serio te has tomado a tan a pecho ese comentario? Lo siento, de veras…
Creo que lo que más daño me hizo fue que se disculpase… Tuve un mal presentimiento por culpa de esa disculpa tan sincera…
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Sala 5
Cuando desperté, traté de zafarme del abrazo de Alibaba-san, porque me sentía demasiado acalorada.
Narradora, Morgiana: Alibaba-san, por favor, suéltame ya… Hace mucho calor…
Aun así, pese a que noté que me había escuchado, me abrazó con más fuerza. Entonces fue cuando supe que algo le pasaba.
Mor: Alibaba-san, ¿ha pasado algo? Pareces preocupado por algo… Al menos, sólo te comportas como una lapa cuándo hay algo que te preocupa…
Ali: No es eso… No me pasa nada, de veras, Morgiana…
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Sala 6
Ambos, casualmente, habíamos escuchado el mensaje. Sin embargo, yo ya había tomado mi decisión. Senpai había encontrado una gran cantidad de objetos punzantes y se dedicó a lanzarlos violentamente contra la pared. Pese a todo, yo ya sabía que no iba a funcionar.
Narradora, Razol: Senpai… Creo que deberíamos hablar las cosas… Con tratar de destruir la pared, no conseguiremos nada…
Entonces, dejó caer todo lo que tenía en las manos y se giró. Me dedicó una de sus miradas cálidas… Realmente he añorado esa mirada por más de 6 años…
Masrur: Razol… Realmente ha cambiado tu manera de pensar, desde la última vez que te vi…
Ra: Es cierto… Cuando me conociste, me pediste que siguiese a Sinbad-san junto a ti… Pero preferí disfrutar de la libertad que me habíais otorgado. Al cabo de un tiempo me di cuenta de que eso no era lo que verdaderamente me hacía feliz, así que acabé sentando la cabeza y uniéndome al ejército de Mu-san.
Senpai me dedicó una sonrisa, antes de revolverme el cabello. Poco después se sentó a mi lado y comenzó a hablar…
Ma: En aquél entonces sólo eras una niña que soñaba con ser libre, pese a que nuestra raza nos lo ha puesto difícil en demasiadas ocasiones. Aunque, cuándo conseguiste la ansiada libertad, decidiste recorrer el mundo por tu cuenta. Aunque sigues siendo la misma que entonces, se nota cuánto has crecido. Tanto por dentro como por fuera…
Ra: Así es, senpai. Por eso actualmente sé que senpai es el más indicado para convertirse en el rey de este dangeon.
Senpai me miró algo extrañado. Luego me preguntó.
Ma: ¿Qué quieres decir?
Ra: Lo siento, senpai.
No le di tiempo a reaccionar y con un movimiento habilidoso del cual senpai no pudo defenderse, vacié el contenido de esa pequeña jeringa en su cuello. En poco segundos, senpai cayó al suelo, inconsciente.
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Sala 7
Ambos escuchamos el mensaje. Sin embargo, yo ya conocí mi propia muerte en el pasado. Por eso estaba decidido a impedir que Sphintus muriese… Sin embargo, esto fue lo que ocurrió.
Narrador, Titus: Sphintus, no te preocupes por mí, ya he muerto una vez. Morir no es tan duro, y aún menos si muero por la persona a la que más amo.
Sphintus: ¡Oi! ¡No pienso volver a dejar que mueras, si puedo evitarlo! Y si no vas a escucharme aunque te suplique que no te alejes de mí de nuevo, al menos… ¡Llévame contigo!
Titus: ¡Jamás! ¡Me arrepentiría de saber que has muerto por mi culpa! ¡Debes de vivir por los 2!
¿Sabes esa sensación, ese dolor en el pecho que sientes cuando sabes que esa persona no te dejará solo, pese a que le cueste la vida? Pues ese fue el dolor que se clavó en mi pecho: la profunda desesperación arañando cada rincón de mi alma.
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Sala 8
Afortunadamente, este día tan importante en mi vida, he despertado sólo un poco después que mi adorable guardián con aspecto de niño, que a cada segundo hace que mi corazón se acelere. Si no, sé que lo habría perdido…
Cuando me desperté, me dedicó una sonrisa –falsa, igual que aquella vez– y apuntó su arma contra su pecho “perderlo de nuevo”, pensé. Todo mi cuerpo reaccionó involuntariamente y su arma acabó clavándose en mi mano. Un montón de lágrimas descendieron por mis mejillas e intensifiqué el abrazo.
Narrador, Sinbad: Ja’far, no me hagas esto de nuevo. Idiota, si es por lo de anoche puedo explicártelo. Me entretuve y…
De repente comenzó a atacarme, sin darme tiempo a reaccionar… De nuevo esos ojos de asesino… Nunca esperé que algo así pudiese pasar… Creo que debí suponerlo, con mi carácter despistado y el suyo demasiado frágil. Sí, debí suponerlo…
Estás en lo cierto, aquí es dónde me despedí antes, en mi explicación…
Aunque pensándolo bien, algo no cuadraba. Sus ojos habían comenzado a llenarse de lágrimas, como si, de alguna manera estuviese pidiéndome “sálvame Sin” sólo con su mirada… Por eso, pese a los cortes que me estaba provocando para alejarme de él, me abalancé. Creo que mi djinn hizo caso a mis deseos de “no luchar” y por eso no se activó por sí sólo, como sí que hubiese pasado si me hubiese “puesto en peligro”.
Sin: ¡Ja’far! ¡No te escondas tras esta lucha inútil, en la que sólo estás tratando de alejarme por algún motivo que aún desconozco! ¡¿Qué es lo que te ocurre realmente?! ¡¿Por qué demonios actúas así?!
Su mirada cambió por la frágil, dolorida y desesperada mirada, que yo conocía muy bien, a la vez que dejaba de atacarme…
Ja’far: Lo siento, Sin… Quiero morir por ti… No quiero que me detengas, y hacerlo más doloroso… Simplemente, que dejes de entrometerte, y que luches cada día, aunque tenga que dejar de ser a mi lado…
Sin (más herido de lo que jamás he estado, no físicamente, sino psicológicamente derrotado): ¡Ja’far! ¡¿Qué demonios te ocurre?! ¡No trates de acabar contigo! ¡Y menos me alejes de tu lado! ¡¿Por qué demonios actúas así?!
Mantuvo la mirada cargada de dolor de antes. Respiró profundo y después me contestó.
Ja: ¡Sin! ¡Tú eres quién dice que las leyes de los djinn son inquebrantables, ¿no es así?! ¡Entonces, ríndete y déjame convertirte en rey de nuevo!
Sin: ¡¿Qué demonios dices?! ¡¿Y qué es lo que ha dicho el djinn para que hayas tomado esa resolución?! ¡Ja’far, deja de luchar por tu cuenta, déjame luchar a tu lado!
Su respuesta congeló cada milímetro de mi estatura.
Ja: Sin, no me dejas otro remedio… Tendré que luchar contra ti con todo lo que tengo.
Su mirada se había vuelto la fría, sombría y oscura mirada de un pájaro enjaulado. Sin embargo, su aura se había tornado diferente: el aura de un cazador, de un asesino… Algo que llevaba muchísimo tiempo sin sentir por su parte. Algo que me traía recuerdos de la época en la que nos conocimos… Y conseguía hacerme estremecer de la misma manera que en aquél entonces…
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Sala 9
La desgracia no fue que mi cara al escuchar el mensaje fuese de odio hacia “aquél djinn”, del cual nadie parecía darse cuenta de su verdadera identidad, lejos de aquél maldito oso de peluche. Ithnan, ese espíritu caído, tratando de destruir de nuevo las leyes que estableció el viejo Solomón. La desgracia fue la expresión de Mu, de verdadero terror, al no poder derrotar a un enemigo tan intocable como la muerte… Entonces, traté de hacerme la valiente.
Narradora, Sheherazade: Mu, me alegra volver a verte, pero debes salir de aquí a como dé lugar. Por eso es que debo irme de nuevo de tu lado…
Su mirada cambió repentinamente a una cargada de dolor y me agarró por los hombros, antes de decir estas palabras.
Mu: ¡¿Tan fácil como esto, Sheherazade-sama?! ¡¿No tengo opción de que te quedes a mi lado?!
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Sala 10
Algo tan fácil como ver a ese saco de músculos sin cerebro durmiendo tan plácidamente en el suelo de un lugar que no era mi habitación, para despedirme del mundo. Eso era lo que había decidido como a escenario de mi propia muerte.
Sin embargo, cuándo aquél vasito de té no había siquiera rozado mis labios, sentí una fuerte presión en el estómago, debida a un puñetazo. Demasiada resistencia tengo como para que aquello consiguiese noquearme. Sin embargo, fue lo suficientemente fuerte como para que, pocos segundos después sintiera otro golpe, algo más seco, en la espalda ¿Aterrizar en la pared contraria? Menudo béstia…
Pese a todo, había destrozado mi oportunidad de brillar… Por eso, tenía que quejarme…
Narradora, Myron: ¡¿Qué cojones crees que estás haciendo, maldito idiota?!
Rohroh: ¡La idiota eres tú! ¡No vuelvas a tratar de hacer algo así, ¿me escuchas?! ¡El olor del kenkun no es algo difícil de detectar! ¡¿Acaso pensabas suicidarte delante de mis propias narices?!
Pues sí, ¿qué pensaba? ¿Qué sólo quería saber cómo huele eso? Ya te digo: un tremendo idiota…
Roh: ¡No vuelvas a darme otro susto como este! ¡¿Me captas?!
My: ¡Tú sí que no sabes nada, idiota!
Ante ese comentario, que supongo que jamás debí de haber soltado, me levantó por el cuello de mi camisa, y me miró fija y muy seriamente a los ojos.
Roh: ¡Por eso quiero que me expliques la situación, inmediatamente!
Estaba acorralada… Esa mirada era capaz de ver de mí lo que ni yo misma mostraba con tal de no dañar a los demás: mi desesperación…
My: ¡Tú no me das órdenes, idiota! ¡Sólo nii-sama tiene derecho a ordenarme algo!
Tras resoplar y dejarme ir de la camisa, simplemente se quedó de pie, mirándome fijamente, y me dijo algo que me impresionó tanto, que comencé a reír.
Roh: Pues, como diría danjou (teniente, refiriéndose a Mu-san), de aquí no sales hasta que me lo expliques.
Comencé a reír, reí bastante, hasta que comenzó a dolerme la barriga. Tras calmarme un poco, decidí contarle la situación en la que nos encontrábamos, sobre todo tras ver la cara de preocupación que se le había quedado.
My: Simplemente, ¡¡¡NO HAY MANERA DE SALIR DE AQUÍ, ENTIENDES!!! ¡¡¡IDIOTA!!! ¡Es un muro impenetrable! ¡Y mira que lo he probado todo!
Su mirada cambió a una completamente irada.
Roh: ¡¿Y por eso querías suicidarte?!
My: ¡Maldito músculo sin sesera! ¡Déjame terminar! ¡Sólo uno puede salir! ¡Nii-sama siempre dice que las leyes que establecen los djinn son imposibles de contradecir! Y es por eso que yo…
Algo hizo que dejase de hablar. Me había inmovilizado completamente… Un simple abrazo, un profundo beso, y unas palabras que destrozaron por completo mi corazón, más que permitirme ver ese rayo de esperanza que me transmitía cada vez que me hablaba…
Roh: Myron… Si tantas ganas tienes de huir de este mundo, te lo suplico. Llévame contigo… No me alejes de ti… Por favor, no me abandondes…
Mis ojos se cargaron de lágrimas, amargas lágrimas que me hicieron intensificar el abrazo.
My: Eres aún más idiota de lo que pensaba…
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Sala 11
La manera que tendré para vivir, aunque sea sólo por mi último día de vida, será ocultándote la verdad. Llegado el momento que crea conveniente, me alejaré de ti… Perdóname, Spartos. Sólo así puedo salvarte. Sólo así puedo evitar que me salves.
Tras dedicar estos pensamientos al chico pelirrojo que yacía tumbado a mi lado, besé suavemente su frente. No tardó en abrir los ojos, y dedicarme un…
Spatos: ¡Buenos días! Mi pequeña princesa…
Eso me hizo poner morritos, y dedicarle mi clásico…
Narradora, Pisti: Sólo eres 7 años mayor que yo, ¡tonto!
Spartos: Sabes que lo digo por tu estatura, ¿no?
Pisti: ¡Cállate!
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Sala 12
Cuando recibí el mensaje, sólo pensé en algo. “Traicionar” a Hakuei-sama, que era la manera más sencilla de salvarle la vida… Por eso, despertó con el filo de mi daga en el cuello, y también por eso, Paimon reaccionó de seguida a entrar en modo “equipo djinn”, por miedo que su ama fuese asesinada… Generalmente, los djinn no suelen responder a no ser que se los invoque, aunque he escuchado que dentro de un dangeon son mucho más libres. Justo por eso he actuado así, para que Paimon opte por desconfiar de mí.
Narradora, Seishun: Hakuei-sama, sé que su familia fue quién destruyó el pueblo dónde vivíamos mis padres y yo, cosa que acabó con las vidas de mis padres. Simplemente su familia me adoptó, a mi parecer, para enmendar sus pecados… Por eso, llevo mucho tiempo planeando mi venganza, pero nunca nadie de su ejército me dejó estar a solas con usted, ni con nadie de su familia, seguramente por desconfianza. Por eso jamás he podido llevar a cabo mi venganza… Pero, justo ahora, está sola e indefensa, una de las miembros de la familia que destruyó lo que yo llamaba “hogar” y “familia”. Por eso, usted será la primera en caer del imperio Kou. Justo ahora, tengo la oportunidad ante mí de dar inicio a mi venganza.
Hakuei: Seishun… Jamás imaginé que te enterarías de eso… Lo siento, de veras… Pero no quiero luchar contra ti…
Seishun: Pero estoy en lo cierto con los datos que obtuve, ¿no es así?
En verdad llevo sabiéndolo desde que me lo dijo su hermano mayor, Kouen-sama, cuando sólo era una niña, prácticamente desde que estoy sirviéndola. Sin embargo, él me lo explicó. Simplemente mi pueblo fue destruido por estar en medio de una cruzada entre su ejército y el de Reim, y no hubieron apenas supervivientes. Los que sobrevivimos, decidimos formar parte de los diferentes ejércitos del reino Kou, que nos aceptaron de inmediato al saber que habían arrasado a inocentes. Pero afortunadamente eso era algo que Hakuei-sama desconocía. Si no, habría perdido mi única baza para que ella se viese forzada a luchar contra su subordinada más preciada, como me había demostrado demasiadas veces que yo era para ella. Lo único que ella sabía de entonces era que en una guerra habían muerto inocentes, por eso jamás ha luchado en ninguna guerra, y ha decidido ir por la rama pacifista en las batallas, aceptando que los demás pueblos se unan a las filas del ejército de Kou, en vez de aniquilarlos. Eso es lo que realmente amo de ella. Y ese es el motivo por el que, en el fondo y siendo muy egoísta, creo que ella sólo lucha por mí.
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Quedan 18 horas para el “time over”