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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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XV

MEMORIAS MANCHADAS DE CONTRADICCIÓN


 

A la sombra del árbol, dejó el libro a un lado y suspiró mientras cerraba los ojos.

"Es por Yuuki, no quiero que se preocupe por ti, aún lo hace a pesar de todo lo que ha pasado y lo que le dijiste cuando dejamos la Academia"

—Me han dicho que aceptaste a Kaname-sama como tu tutor.

Zero abrió los ojos y miró hacia arriba, frente a él se encontraba parado Aidou.

—Lo hice —dijo recogiendo el libro y poniéndose de pie.

—M-me alegra, creo que con eso podrán limar asperezas y llevarse mejor.

Zero lo observó, aunque Aidou sonaba sincero, no parecía muy convencido.

—Lo dudo —espetó. — No importa qué, nunca podré llevarme bien con él; sin embargo, no niego que es bueno explicando.

—Y... tú eres bastante inteligente, creo que podrías haberlo lograrlo aun sin ayuda.

—¿Entonces por qué le dijiste?

—Eh... yo... lo creí pertinente —Aidou desvió un poco la mirada como avergonzado, pero casi de inmediato volvió a posarla sobre él. —digo, después de todo tambien soy tutor de Yuuki-sama y bueno, no creí que le importara, pero... al final él simplemente decidió...

—No importa, al menos ya no tengo que morir del aburrimiento mientras estoy resguardándolo.

—¿Sabes?, es extraño, pero él parece bastante tranquilo contigo cerca, cómodo y...

—¿De qué hablas?

—N-no me hagas caso...



 

Sintió un ligero cosquilleo que provocó que un suave estornudo escapara de él. Al abrir los ojos pudo ver algo bailando de un lado a otro frente a él. Se quedó mirando el trayecto de aquella cosa hasta que logró identificar de lo que se trataba al tiempo que iba saliendo de su ensoñación.

Con ramita en mano Kuran le sonreía; su reacción inmediata fue alejar aquello de un manotazo.

—¿Qué diablos haces? —preguntó mientras se acomodaba en el sofá.

—Solo jugaba contigo.

—¿Acaso soy un maldito gato?

—Un pequeño gatito huraño. — Sintió una suave sacudida en el estómago. El sangre pura sonreía inocentemente y parecía haber estado divirtiéndose a costa suya.

—Idiota. — dijo molesto mientras se acomodaba mejor en su asiento.

—Tranquilo Kiryuu-kun, sólo te molestaba un poco. Te quedaste dormido y no contéstate todo —dijo el vampiro al tiempo que levantaba las hojas frente a su rostro.

Era cierto, había estado resolviendo el examen prueba que éste le dejó, pero sin darse cuenta se quedó profundamente dormido.

—Yo... — avergonzado no supo que decir.

—No te preocupes, no te amonestare ya que lo que contestaste ha sido perfecto y viendo que es así, sin duda obtendrás excelentes notas en los próximos días. Soy un tutor magnifico ¿no? y pensar que no querías que me encargara de ti.

Frunció el ceño ante tal presunción. Kuran sonrió de nuevo, le entregó las hojas y se dio la vuelta; sin embargo, no se alejó de él.

—¿Yuuki estuvo aquí?

Al escucharlo levantó la vista y miró al vampiro por unos segundos sin comprender y luego a la libreta que éste recogió de la mesita. Efectivamente, era de Yuuki y parecía que Kuran se había molestado repentinamente por ello. Sonrió burlonamente.

—Hmmp... ¿Estás celoso? —El sangre pura no respondió por lo que él dejó de sonreír —Si, estuvo aquí. Se levantó temprano, nos encontramos en el vestíbulo y me pidió que le explicara el procedimiento sobre una fórmula que no lograba comprender. Sólo eso.

¿Por qué diablos le estoy dando explicaciones?

—¿Ah sí? ¿sólo eso? —La voz de Kuran sonó más fría; eso lo inquietó.

—¿Quieres pelear acaso?

—No, no estoy de ánimos.

El vampiro se dio la vuelta, y dejó de nuevo la libreta sobre la mesa. La repentina frialdad parecía haber desaparecido, aunque estaba algo serio.

—En verdad estás celoso ¿eh Kuran?

—No estoy celoso.

—Hmmp... ¿En serio?

—No tendría por qué, o ¿sí?

Frunció el ceño, ¿Qué diablos estaba insinuando?

—¿De qué rayos hablas?; por supuesto que no... pero... ella sólo trata desesperadamente de cumplir tus expectativas ¿sabías?

—No le he exigido nada.

Sin poder contenerse más, se puso de pie molesto.

—No hace falta que lo hagas Kuran, solo con verte es más que normal que lo intente.

—¿A qué te refieres con eso? —Kuran parecía sorprendido, ¿en verdad no se había dado cuenta?, lo miró por unos segundos y luego negó con la cabeza y suspiró para poder calmarse.

—Estás tan acostumbrado que lo ves como algo normal o quizá no te das cuenta, ¿cierto?

—¿De qué?

—Eres un sangrepura que impone demasiado; no sólo es tu atractivo físico o tu comportamiento refinado, eres poderoso y eres su líder; todos los vampiros ya sea por obligación o por convicción besarían el suelo bajo tus pies si se los pidieras. Te respetan, te idolatran, te desean... y te temen, pero harían lo que fuera por ti. Y no sólo los vampiros se rinden ante ti, aunque de una manera diferente, los humanos lo hacen también. Desafortunadamente, a pesar de ser una sangrepura también, desde que era humana Yuuki te veía como algo inalcanzable; por eso creo que es normal que habiéndose convertido de pronto en tu pareja y darse cuenta de cómo te conduces ante los demás, del efecto que tienes sobre ellos y de cómo estos te tratan, sienta que debe estar a tu altura.

—Ella no debería preocuparse por algo como eso.

—Pero lo hace. Es tu pareja después de todo y... me parece que no le has dedicado mucho tiempo últimamente.

—¿Y eso te molesta?

Sintió una nueva sacudida en su interior.

—No estamos hablando de mí —dijo.

—No, no lo hacemos; pero la verdad es que, aunque digas que produzco eso en los demás vampiros, no con todos es así.

—Si te refieres a los demás sangrepura, creo que eres perfectamente capaz de enfrentarlos –. Kuran pareció sorprenderse por eso y le sonrió, pese a la sensación extraña en su interior, no se arrepintió de haber dicho aquello, pero apenas pensaba esto, el vampiro se acercó más a él y de pronto se vio acorralado en el sofá.

—¿Qué haces?

—No me refería a los demás sangrepura, sino a ti. Tu eres diferente, o ¿harías lo que yo deseara?

Su corazón le dio un vuelco. ¿Por qué Kuran hacía esto?

—Yo soy un cazador.

—Y también eres un vampiro.

—Sí, pero aunque lo sea también, no me interesa lamerte las suelas como esos idiotas seguidores tuyos. – Kuran le sonrió.

—Podría obligarte.

—Deja de jugar, ¿Crees que lo permitiría? Aún puedo resistirme y he tenido suficiente de ti como para detestarte.

—¿En serio? –. Kuran se acercó demasiado a su rostro, él sintió latir más su corazón, sin embargo, una presencia conocida acercándose por el pasillo los puso alerta y el vampiro se alejó de inmediato.

—Hoy saldré a cenar con Yuuki – dijo mientras le daba la espalda y se dirigía hacia su escritorio.

Él  repentinamente se sintió molesto.

—Y supongo que quieres que los acompañe – afirmó poniéndose de pie.

—No, será Seiren quien lo haga.

—No les arruinaré su momento si es lo que te preocupa, sólo decía que como tu guardián...

—Jamás podrías arruinar una cena con ella. Pero te ves cansado. Quizá no deberías esforzarte demasiado.

—Conozco mis límites.

—Me parece que no; deberías dejar de esforzaste tanto en llevar una vida diurna y aparte fungir como mi guardián en mi rutina nocturna. Eres un vampiro, comportarte como tal.

—No me interesa. ¿Pedirás que deje de ser tu guardián?

—¿Estás bromeando?

Kuran le sonrió con cierto enigma y él sintió agitarse más su corazón.



 

Sonrió con cierta suficiencia, había resultado mejor de lo que esperaba, con esto finalmente podría ponerse al corriente en sus estudios y estaba un paso más cerca de dejar de depender de Cross.

Cruzó la verja, varios pétalos de cerezo bailaron frente a sus ojos, él los observó hasta que estos se posaron en el piso adoquinado del sendero. Giró su rostro hacia los jardines, fue entonces que lo vio, Kuran se encontraba recargado a la sombra de uno de los arboles y miraba hacia sus ramas.

—¿Qué hace allí?

Pensó en ignorarlo y seguir su camino, pero antes de darse cuenta ya se dirigía hacia él.

—¿Qué haces aquí, Kuran? —preguntó cuándo estuvo cerca de él —¿no es demasiado temprano para ti?

El sangre pura lo miró y sonrió, él se sintió algo incomodo por esa sonrisa.

—Tenía documentos que revisar, pero vi desde el despacho que los cerezos están floreciendo, así que salí a contemplarlos. Son hermosos ¿no?

—Si, lo son, y también bastante efímeros...

—Como la vida humana en comparación a nosotros.

—A ti.

—Hmmp... si —. Kuran sonrió con cierta melancolía mientras veía las flores, pero pronto apartó su vista de ellas—¿Y cómo te fue? — él sonrío.

—Debería decir que, efectivamente eres un buen tutor.

—Ya te lo había dicho. —¡Vaya modestia!, pensó. —Me alegro de que te haya ido bien Kiryuu-kun. Por cierto, pensaré en cual será mi paga.

Se sorprendió ante esas palabras.

—¿Tu paga?, creí que lo hacías por Yuuki.

—Lo hice, pero eso no te exime de la duda.

Dicho esto, Kuran se acercó a él, quizá demasiado ya que sus instintos le hicieron retroceder un paso, y antes de que pudiera hacer algo más, sintió acercarse su mano, eso lo estremeció, pero Kuran apenas y rozó su mejilla, en cambio pareció tomar algo de su pelo. Sintió un sutil calor en las mejillas.

—Lo siento, no pude evitarlo —le dijo mostrándole un pequeño pétalo. Él no dijo nada y desvió la vista hacia la mansión para evadirlo. —¿Y en que estábamos? —continuo el vampiro —, ah sí ¿cuál debería ser mi paga?

Kuran no pareció estar atento a lo que le sucedía. Así que decidió ignorarlo.

—¿Qué diría tu amada Yuuki si supiera que intentas cobrar lo que supuestamente era un favor?

—Vamos Kiryuu-kun, ya deberías saber que no hago nada gratis.

Si, supongo que no.

—Si, debería saberlo. ¿Qué quieres entonces? – preguntó de mala gana, aunque podía sentir la intensidad en la mirada del vampiro, pero entonces éste negó con la cabeza.

—Sólo bromeaba —le dijo —me conformo con esto.

—¿Con que?

Como respuesta Kuran volvió a sonreír.

—Estoy cansado, a mí también me dio gusto verte Kiryuu- kun y saber que te fue bien, pero creo que iré a dormir un poco.

—¿Qué? ¿Quién diablos dijo que a mí me dio gusto verte?

—Hmmp... tú también descansa Kiryuu-kun, no te necesitaré más por hoy. —le dijo Kuran con una sonrisa condescendiente. Zero se incomodó nuevamente y antes de que el vampiro del diera la espalda, dio un paso hacia él.

—Espera, dime que es lo que quieres, no pienso deberte nada.

—¿Aceptarías cualquier cobro entonces?

—Si lo considero justo.

—¿Justo?, bien, pues... ¿Qué tal una ida al bar de la otra...

—En definitiva, no, jamás volveré a ese lugar.

—Hmmp... ¿no me preguntaste qué quería?

—Sí, pero no pienso volver allí.

—Entonces... no sé, ¿Qué podría pedirte a ti? — Esa frase. De pronto se sintió molesto.

—¿Me menosprecias?

—Jamás haría eso... bueno... ¿qué tal una cita?... – Ante esas palabras, se sintió increíblemente avergonzado y molesto, pero Kuran lo decía con una expresión de total inocencia.

— No te burles de mí – dijo con voz áspera.

—No te enojes... mmm – volvió a sonreír —No lo sé Kiryuu-kun, estoy cansado, lo pensaré y te diré después – hizo ademan de marcharse, pero entonces se detuvo y volvió a mirarlo a los ojos —Aunque...

—¿Aunque?

Antes de que reaccionara, Kuran se le acercó rápidamente y tomándolo del mentón depositó un suave beso sobre sus labios. Él abrió los ojos desmesuradamente. Este maldito vampiro se estaba burlando nuevamente de él; frunció el ceño y sin dudarlo siquiera, le propinó un puñetazo en el rostro.

—¡¿Qué diablos crees que haces?!, ¡deja de jugar conmigo!, ¡no soy ni tu maldito peón, ni tu juguete!, ¡Si vuelves a hacer algo así te mataré! —gritó furioso y dándose la vuelta, se marchó a grandes zancadas.




—¡Maldita mujer!

Apretó la mandíbula, la lluvia caía intensamente sobre él, pero lo único en que podía pensar era en esa sangrepura y sus palabras. Kaito se había dado cuenta de cuanto lo afectó y por eso mismo tambien estaba más molesto.

"—Vas a tomar una semana fuera de los asuntos de la asociación, ve a ver al doctor a cargo para que te recete píldoras para dormir que sean fuertes. Lo he dicho en serio Zero. Este descanso es necesario por el bien de tu trabajo, no solo como cazador, en ese lugar tambien necesitas estar alerta; y si es necesario, se lo haré saber a Kuran e insistiré en que te releven de ser su guardián temporalmente.

—No será necesario.

—Bien, si es así, entonces tambien puedes comenzar yendo al cementerio a visitar a tu familia, apuesto a que no has estado en ese lugar en muchísimo tiempo, ¿no es así? Has las cosas bien y compra algunas flores antes. Tienes que recordar quién eres Zero; puede que vivamos en un mundo en el que constantemente tengamos vampiros cerca, pero, aun en el supuesto de que los vampiros tuviesen sentimientos comparados a nosotros, todavía existe esa remarcable diferencia entre ellos y nosotros. Comprendes a lo que me refiero ¿no?"

—Remarcable diferencia.

Apretó con fuerza el frasco de píldoras en el bolsillo, fue entonces que levantó la vista hacia el chalet donde se hospedaba y por un instante estuvo a punto de detenerse. Kuran estaba parado en el pórtico.

Su esbelta y majestuosa figura envuelta en un abrigo negro y su mirada penetrante observándolo directamente, sintió una sensación extraña recorrer su cuerpo.

¿Qué diablos hace allí?

Lo que menos deseaba era lidiar con él. Intentando ignorar ese hecho, continuó avanzando. La lluvia arreció con más fuerza.

—¿Qué rayos haces aquí? –. Le espetó con brusquedad apenas estuvo cerca de él. El vampiro no respondió y él no aguardó tampoco su respuesta. Pasó de largo a su lado e ingresó al lugar. —¿Ocurrió algo, Kuran? –. Volvió preguntar girándose y mirándolo una vez dentro.

—No, es solo que... —El vampiro detuvo su frase, él lo miró fastidiado.

—¿Es solo qué...? — Estaba a punto de perder la paciencia —¿Qué tanto me miras, Kuran?

—¿No deberías secarte primero?, te vas a resfriar.

Sin poder contenerse, lanzó una carcajada sarcástica.

—Soy un maldito vampiro ¿lo has olvidado?

—No, no lo he olvidado, mi memoria es bastante buena.

—Sí, claro, ¿y bien?, no me has dicho que hacías afuera.

—Tu misión... estabas tardando demasiado.

—Hmmp... ¿estabas preocupado por mí?, no me hagas reír...

—¿Sucedió algo?

Estaba comenzando a sentirse más irritado. ¿Qué diablos le importaban sus misiones?, no es como que fuera de su entera exclusividad.

—Eso no te importa. Si no estás aquí por algo relacionado a mi trabajado como tu guardián, puedes irte.

En vez de hacer lo que pedía, Kuran se acercó más con paso decidido, él frunció el ceño y retrocedió con cautela unos pasos hasta quedar casi contra la pared al lado de la chimenea. Entonces los ojos de Kaname se volvieron carmesí, eso activo sus sentidos de cazador incitándolo a sacar su arma; pero de pronto la madera en la chimenea se incendió, miró hacia allí y luego a Kuran que no había dejado de mirarlo con los ojos en carmesí; no parecía tener intenciones de atacarlo, por el contrario, llevó una mano hasta su rostro y con el dorso de su muñeca limpió las gotas que escurrían de su pelo. Esa mano se sentía cálida, calmante, sin poderlo evitar, un sutil rubor tiñó sus mejillas.

—Ve a secarte o te secaré yo. Luego hablaremos – dijo con autoridad, como si le estuviese ordenando a un niño.

Apretó la mandíbula con fuerza, lo miró molesto y de inmediato se dirigió hacia las escaleras. No se sentía feliz de complacerlo, pero si se quedaba...

—Idiota —susurró.



Zero suspiró y apretó con fuerza los puños, el sonido metálico de la cadena lo sacó de sus recuerdos y lo devolvió a su cruel realidad.

Miró hacia el exterior, podía ver el cielo nocturno, no sabía con exactitud qué hora era, pero se sentía muy cansado. El haber bebido la sangre de Kuran con esas cadenas puestas, solo se había vuelto contraproducente, las cadenas lo sometían por completo ahora; pero no solo era el cansancio físico, su mente era un caos. Se sentía tan avergonzado, tan humillado, y... dolido ante todos esos recuerdos.

Se encogió aún más en su posición. Su garganta punzaba, tenía mucha sed, ¿Por qué?, había bebido su sangre, ¿Por qué se sentía así? ¿no había sido suficiente?

—Estoy loco...

Cerró los ojos con fuerza, sin embargo, no los abrió nuevamente, ese cansancio que lo invadía y la sed lo hicieron rendirse de nuevo al sueño.

.

.

.

—Lo has hecho muy bien Zero —su padre revolvió sus cabellos cariñosamente — Sin duda serás un gran cazador si continúas así. Yagari-san me lo ha dicho tambien.

—Gracias papá —dijo mientras se colocaba la chaqueta.

—¿Qué sucede?, no pareces muy alegre, ¿Es por Ichiru?

Miró a su padre, efectivamente, Ichiru había tenido fiebre de nuevo y no pudo acompañarlos temprano, pero su madre se quedó en casa a cuidarlo, así que no era eso lo que lo inquietaba.

—No, él está descansado en casa con mamá —dijo.

—¿Entonces?

Dudó por unos segundos en los que terminaba de abotonar su cazadora. Luego volvió a mirar a su padre que se encontraba terminando de guardar las cosas en la mochila.

—Papá, ¿puedo preguntarte algo?

—Por supuesto —dijo éste sin mirarlo, pero con un tono de voz accesible.

—¿En verdad todos los vampiros son malos?, Yagari-sensei dijo que son nuestros enemigos naturales.

El hombre detuvo sus acciones y lo miró seriamente por unos segundos, él sintió que sus mejillas se calentaban y su corazón aumentaba los latidos. Su padre suspiró suavemente, terminó de cerrar la mochila y se la colgó al hombro mientras se ponía de pie. Entonces lo miró de nuevo a los ojos.

—Mas que malos, yo diría peligrosos. No me he topado con ninguno que me muestre lo contrario. Los vampiros son criaturas sedientas de sangre envueltas en la piel de hermosos humanos, que tarde o temprano se rinden a sus instintos y atacan a los humanos indiscriminadamente, no hay excepción. Son depredadores Zero y los humanos, sus presas. Los cazadores somos los únicos capaces de hacerles frente y tenemos el deber de proteger a los humanos de ellos, lo hemos hecho desde hace miles de años; ese es el trabajo que hacemos tu madre y yo y será el que tu lleves a cabo en un futuro. ¿Comprendes?

—Pero... —¿Por qué sentía que había algo que no estaba del todo bien? —Si son tan peligrosos ¿Por qué hay tantos de ellos todavía?

Su padre sonrió levemente con consideración.

—¿Te refieres a por qué los cazadores no hemos ido por todos ellos todavía?

—Hmm...

—Bueno, creo que Yagari-san ya te enseñó que los cazadores nos regimos por normas.

—Si, pero...

—Los vampiros son criaturas demasiado antiguas, Zero; y cada uno es capaz de vivir por muchos años. Ante la ignorancia de los humanos sobre su existencia, se han mezclado muy bien a lo largo del tiempo en la sociedad. Muchos llevan vidas aparentemente intachables y han hecho aportaciones a la ciencia y al arte, que no es tan fácil ir por ellos; además, muchos son influyentes y saben bien como cubrir sus ataques o infringir las normas de manera audaz. Si simplemente vamos por ellos, desataríamos una guerra y solo habría muertes innecesarias, especialmente de humanos normales.

—¿Aportaciones? ¿quieres decir que han ayudado a las personas?

—Mmm... de cierta forma, el conocimiento de algunos lo ha hecho.

—Entonces, ¿No se podría coexistir con ellos?, es decir, sin han hecho eso, no todos deben ser malos.

Su padre lo miró nuevamente por unos segundos antes de responder.

—Eres bastante perspicaz para tu edad Zero; pero lo único cierto es que no debes confiar jamás en ellos, pues hasta el más inteligente o amable puede ser cegado por sus instintos. En eso no hay excepción y los más peligrosos son los sangrepura, ya que no solo son los más fuertes, ellos pueden vivir eternamente y transformar a humanos en vampiros si les place; nunca se sabe lo que puedan estar planeando. Es de ellos es de los que más te debes de cuidar.

Dicho esto, su padre se giró y comenzó a andar, él tambien se colgó su mochila y lo siguió de inmediato.

—La próxima semana iniciaras tu entrenamiento formal con Yagari-san, apenas tienes ocho años, eres más joven que yo cuando inicié el mío, pero para ti ya es tiempo. Serás un gran cazador capaz de enfrentarlos y de proteger a los humanos. Prométeme que seguirás esforzándote y que no confiaras en los vampiros, Zero.

Miró la espalda de su padre antes de situarse a su lado.

—Si... te prometo que me esforzaré...

—Zeroooo!!

Aquells repentina voz que lo llamaba lo sacó de su ensimismamiento.

Miró al frente, en la orilla del camino lo aguardaba su gemelo sonriendo y agitando sus brazos.

—Es Ichiru —dijo. Su padre sonrió.

—Parece que ya está mejor y vino a tu encuentro, te quiere mucho.

Volvió a mirar a su hermano. Ichiru le sonreía ampliamente mientras agitaba sus brazos; sin embargo, por alguna razón que lo lleno de miedo y ansiedad, su imagen comenzó a difumarse y cubrirse de sangre; su corazón comenzó a latir desesperadamente ante eso. Miró a su padre, ya no estaba allí.

—¡Ichiru!, ¡Ichiruuu!...

 


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