Llegó la noche y después de ir en busca de un libro especializado para finalmente no encontrarlo, Alone llegó a casa decepcionado. Tan pronto abrió la puerta escuchó voces de chicos y chicas junto a un ambiente de música algo estruendosa.
- ¿Eh? –subió pronto y encontró a Kagaho con sus amigos de la preparatoria. Recordó verlos varias veces en la escuela y también en la playa.
- Alone, ¡llegaste! Ven con nosotros. –sonrió el de ojos púrpuras, con un vaso con whisky en sus manos.
- Ah… Yo, lo siento… es que debo hacer mucha tarea. –mintió pues no le agradaba demasiado la idea de estar con personas desconocidas. Además… él quería estar a solas con Kagaho, aunque solo charlaran. Pensó que si continuaban toda la noche entonces el jamás saldría al balcón como de costumbre.
- Vamos, anímate, vive un poco. –dijo un chico alto de cabello café desarreglado, pero apuesto.
- Es que… yo… no puedo ahora, será en otra ocasión. –les sonrió e hizo una pequeña reverencia. Luego corrió a su cuarto. Los chicos no hicieron mucho caso a eso y continuaron con la reunión.
El chico rubio suspiró después de entrar a su habitación y dándose por vencido, se metió a la ducha. Se relajó con el agua fresca cayéndole sobre su cuerpo y pronto se puso de buen humor. Como siempre se duchaba con música no se percató de que los chicos comenzaban a irse y cuando salió vio a Kagaho despidiéndose del último de ellos.
- Nos vemos. –como siempre lo dejó bajar las escaleras solo.
Alone se detuvo en seco al encontrarse con esos profundos ojos púrpura-grisáceos. Eran hermosos y alargados. El joven alto le sonrió y se sentó de nuevo, sirviéndose otro vaso de whisky y agua mineral.
- ¿Piensas seguir bebiendo?
- Sólo un rato. –se quedó bebiendo con una mirada un poco ida y solitaria.
- ¿Estás bien? –el pequeño se acercó.
- Claro –dijo luego de salir de sus pensamientos y sonrió cálidamente- Me encuentro bien. ¿Por qué no vienes y me acompañas?
Alone titubeó por unos momentos, pues él nunca bebía, NUNCA. Pero pensó que era su oportunidad para pasar tiempo con Kagaho y debía aprovecharla. Como siempre lo hacía con Yuta, se haría el tonto bebiendo lentamente el mismo vaso. Estos eran los momentos en que odiaba ser tan ñoño.
- Sí, claro… -sonrió felizmente y se sentó al lado de Kagaho en el sofá. El mayor le sirvió la bebida.
- ¡Salud! –dijeron al unísono y bebieron un sorbo. ¡Estaba muy fuerte! Pero Alone fingió cara de póker y tragó el líquido.
- ¡Wow!, pensé que no bebías. En verdad me sorprendes.
- ¿Por qué no? Claro que bebo… -se bebió otro sorbo y desvió la mirada con la cara roja.
- Porque cuando llegaste no quisiste beber.
- No es eso, es que no soy bueno conociendo personas nuevas, ¿Sabes?
Kagaho rio.
- Te juro que somos buenos chicos. –se acomodó en el sofá.
Alone lo observó detenidamente y sin darse cuenta se acabó su vaso mientras miraba bobamente a su compañero. Kagaho se sorprendió y enseguida se terminó su bebida para seguirle el paso y servirse otro más.
- Eres bueno bebiendo ¿Eh? Vamos, otro más, otro más. –y comenzaron a charlar, reír y a bromear mientras bebían desmedidamente. En realidad eran cosas triviales, de la escuela, los profesores, muchos a los que Kagaho ya había conocido y quien le daba algunos consejos a Alone de como sobrellevarlos. Hablaron de antiguas amistades y experiencias graciosas.
- Ay… n-no… -dijo un Alone con la cara roja y titubeante luego de una hora. – Essstoy..maread-do… -intentaba agarrar su vaso de la mesita.
- ¿Qué? No me digas, si apenas vamos comenzando… Hey.. –le dio palmaditas en la espalda y le ayudó a sujetar su vaso.
- ¡No! NO… quiero ir al baño.
- ¡Shhhhh! Estas hablando muy fuerte –le dijo un burlón Kagaho, riendo. - ¿Ya no quieres?
- N-no y-ya no… quiero… -dijo arrojándole el vaso por accidente.- ¡aaah! ¡¡Perdón!! Perdón, Kagaho, Perdón-nn…
- Tranquilo. –Dijo riendo y sostuvo del brazo al menor.
- Anna se va a despertar…-El rubio intentó levantarse del sillón para ir por el vaso pero sus piernas temblaban – Ay no… ¿Q-que l-le pasa al pis-so?…
- ¿Qué dices? ¡¡Ah!! –y Alone le cayó a Kagaho encima, tumbándolo en el sofá.
El joven rubio suspiró e intentó incorporarse temblorosamente, poniendo las manos sobre el pecho firme de Kagaho. Se vieron a los ojos. Los rostros de ambos estaban enrojecidos, aunque no por vergüenza sino por el alcohol. Sin embargo, sus corazones se comenzaron a emocionar y no les permitieron despegar su vista uno del otro. Kagaho no sabía lo que sentía, quizá era el alcohol, quizá era otra cosa, pero la mirada cándida de Alone de pronto le pareció demasiado tierna. Permanecieron en silencio y el mayor acercó la mano a la mejilla de Alone, quien no se había movido de su lugar.
- Tienes unas facciones muy femeninas ¿sabes?... –susurró y acarició con gentileza. Apenas unos roces. Tragó saliva, nervioso.
- Yo… -iba a comenzar a rezongar cuando de pronto escucharon las voces, ¿o gemidos? de Anna y su novio… de nuevo.
- ¡Ah! Aaah!! Yusuke…
- Oh, Anna… Mmnhhh…
Entonces Alone y Kagaho se miraron y un escalofrío recorrió sus cuerpos. Sus respiraciones de pronto se volvieron más pesadas. Esta vez sus rostros sí estaban enrojecidos y no por el alcohol… si no por la calurosa e invisible atmósfera que había entre ellos.
Quizá fue el whiskey o el hecho de que Alone nunca había bebido, las voces de sus compañeros tan imprudentes, o el hecho de que estaba recostado encima de Kagaho… los que provocaron que el rubio se armara de valor, mirara al mayor y ser acercara con lentitud a él, quien pronto se sorprendió, más no se movió.
Lento… Lento… Cerró los ojos. Kagaho percibió el suave aliento a whisky de Alone y sin pensar cerró los ojos también. Pero el beso… no llegó. Alone cayó encima dormido. Entonces Kagaho abrió los ojos con el corazón casi saliéndole del pecho. Se levantó lentamente y Alone cayó en el sofá. Kagaho respiró hondo por unos momentos y luego de decidirlo, cargó con cuidado a Alone y lo llevó a su habitación. Parecía muy relajado, quizá estaba soñando. El mayor cubrió a Alone con el cobertor y le observó por unos instantes. Le pareció que ese chico tenía una belleza extraordinaria, o tal vez era su corazón amable lo que le hacía parecer así. El corazón del peli-azul continuaba bastante acelerado por lo cual apagó la luz y enseguida fue a su habitación. ¿Qué acababa de suceder?