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SICK por seirei

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Desde hace unos días no veían a Haruka y la razón no podían ni comenzar a imaginarla.

 

 

El clan Kurenai le declaro abiertamente atacarlos, deseaban tomar su lugar como la familia más fuerte de vampiros, desde que habían descubierto que Kaname era un ancestro querían hacerse con su sangre para aumentar su poder y gobernar a todos los vampiros.

 

 

Haruka salió de su mansión, había sentido la presencia de algunos vampiros nivel E quienes se abalanzaron cayendo sobre él sin embargo ninguno alcanzo a tocarlo ya que los destruyo sin darles oportunidad. Los ataques hacia ellos se hacían cada vez más frecuentes y los últimos días habían aumentado considerablemente.

 

 

Miro en la entrada como se detenía un coche y de este salía un hombre de cabello algo largo y rubio de ojos color miel y aspecto algo delicado, llevaba un abrigo largo y negro con guantes del mismo color, agito una mano saludándolo con una enorme sonrisa para después caminar hacia él.

 

-Haruka ¿Cómo has estado?-

 

-Kaien-

 

No se sorprendió de verlo ahí ya que los visitaba con frecuencia, él era uno de los mejores cazadores conocido como el vampiro sin colmillos, era su amigo y de su esposa. Pasaba largos ratos platicando con ella pues al parecer tenían ideas parecidas sobre querer la paz entre humanos y vampiros.

 

-Me gustaría hablar de algo con ustedes-

 

Mostro una cara seria indicando que era importante y Haruka asintió, ambos entraron a la casa viendo a Juri tejer desde uno de los sillones, levantándose para darle la bienvenida a Kaien mostrando una sonrisa. Los tres tomaron asiento en la sala y el cazador los miro.

 

-Me entere acerca de los recientes ataques que han ocurrido hacia ustedes. En la asociación corre un rumor acerca del clan Kurenai, al parecer quieren ganar poder para convertirse en la familia más poderosa de vampiros-

 

Haruka lo pensó un momento al igual que Juri.

 

-¿La asociación sabe acerca de Kaname?-

 

Kaien negó con la cabeza.

 

-Pero al parecer ellos si-

 

Agrego Haruka.

 

-Quieren hacerse con su sangre para ganar poder-

 

Hablo Juri mirando a su esposo.

 

 

Una de las ventanas se quebró y el viento entro junto con algunos copos de nieve que comenzaban a caer, creando una pequeña ventisca terminando en el suelo.

 

 

Haruka y Kaien se levantaron rápidamente saliendo de la casa donde algunos niveles E se acercaban corriendo hacia ellos de manera desquiciada, Kaien desenfundo su espada cortando a sus rivales mientras que Haruka los explotaba con sus poderes mandándolos lejos, pero seguían llegando cada vez mas de esos seres.

 

 

Juri se acercó a la ventana y por esta se asomó desde arriba un vampiro nivel E precipitándose sobre ella, Kaname entro a la sala explotando con sus poderes al vampiro frente a Juri y esta lo miro un momento.

 

 

Las ventanas del piso superior se rompieron y por estas comenzaron a entrar niveles E.

 

 

Yuki permanecía escondida en una de las habitaciones donde le había dicho su hermano que se quedara hasta que el regresara, se asomó curiosa por la puerta abriéndola lentamente y un vampiro la atrapo jalándola por uno de los brazos con fuerza, grito y Juri corrió hacia ella usando sus poderes para terminar con el vampiro tomando a su hija en brazos. Haruka entro a la casa junto con kaien peleando contra los vampiros, Kaname permanecía en el segundo piso atacando a los niveles E que seguían entrando. Vampiros reales comenzaron a aparecer, niveles C y D, la situación se estaba volviendo peligrosa.

 

-¿Por qué no se rinden? Su sangre debe saber muy bien-

 

Hablo uno de ellos relamiéndose la boca y los demás que lo acompañaban se burlaron.

 

-¿Por qué no se rinden ustedes y se retiran?-

 

Hablo kaname y varios de ellos se precipitaron sobre el atacándolo, mientras los otros iban tras el cazador y la pareja de vampiros, Haruka miro a Juri y esta asintió saliendo de la sala con su hija en brazos y entrando a su habitación trabando la puerta.

 

-Yuki no llores todo estará bien-

 

Acaricio su cabello castaño levemente más claro que el de ella y los grandes ojos del mismo tono la miraron llenos de lágrimas.

 

 

Su madre estaba arrodillada frente a ella dándole la espalda a la puerta, mostrándole una sonrisa intentando calmarla, la puerta fue golpeada con brusquedad un par de veces y Yuki la miro con terror hasta que esta se abrió chocando contra la pared en un golpe que retumbo formando un corto eco siendo acallado por los gritos de los vampiros que eran asesinados en la sala. El vampiro se precipito hacia ellas abriendo la boca y mostrando sus colmillos ferozmente. Juri en un rápido movimiento tomo unas agujas largas que utilizaba para tejer que se encontraban sobre el buro a un lado de su cama y girándose de forma elegante las enterró ambas en la cabeza del vampiro a quien se le desfiguro la cara en una expresión de dolor desapareciendo. Yuki se había hecho un ovillo en el suelo mientras lloraba y Juri se acercó despacio cargándola y abrazándola contra su pecho saliendo de la habitación recorriendo los pasillos.

 

 

Quedaban pocos enemigos podían vencerlos. Haruka ataco y estos se separaron, dos de ellos niveles C salieron por la ventana y Kaien salió de la casa persiguiéndolos empuñando su espada.

 

 

Los vampiros rodearon a Haruka y a Kaname atacándolos, sin embargo eran débiles en comparación a ellos.

 

 

El enorme ventanal que le daba una hermosa vista al pasillo que recorría rápidamente se rompió y Juri alcanzo a reaccionar bajando a Yuki y colocándola detrás suyo recibiendo el impacto, los cristales volaron en su dirección  surcando su rostro hiriéndola mientras se cubría con los brazos donde aparecían pequeñas cortaduras, un gran pedazo de cristal  se clavó en uno de sus hombros haciéndola soltar un leve gemido de dolor, la sangre pronto recorrió su cuerpo tiñendo de rojo su blanco vestido, tomo el cristal con una mano sacándolo y arrojándolo al suelo, respiro profundamente y se volteo arrodillándose frente a la niña quien miraba la sangre recorrer a su madre con terror mientras ella le sonreía.

 

-Mama….-

 

Kaname y Haruka percibieron rápidamente el olor de la sangre de Juri al igual que los vampiros quienes se movieron de sus posiciones corriendo hacia la fuente de la sangre, Kaname reacciono más rápido atacándolos hiriendo a la mayoría mientras Haruka acaba con ellos, un par de vampiros escaparon del ataque mirándolos desde las escaleras del segundo piso.

 

-Esto no se quedara así regresaremos por ustedes-

 

Corrieron rápidamente desapareciendo del lugar. Haruka y Kaname corrieron hacia Juri sorprendiéndose al verla cubierta de sangre y a Yuki llorando aferrándose a ella.

 

 

Juri los miro soltando a la niña y Haruka se precipito hacia ella mirando sus heridas que se curaban lentamente, le ofreció su cuello para que bebiera de él y esta acepto aferrando sus manos a los hombros de su esposo bebiendo solo un poco para después retirar sus colmillos, eso la ayudaría a cerrar más rápido sus heridas. Yuki corrió hacia kaname y este la recibió en un abrazo sintiendo el pequeño cuerpo tembloroso.

 

 

Kaien entro a la casa encontrándolos y asustándose al ver a su amiga en ese estado, había terminado con esos dos vampiros y algunos otros que rodeaban la mansión esperando el momento para entrar. Eso no terminaría tan fácilmente, miro un momento el suelo con restos de sangre pensando seriamente.

 

-¿La sociedad de vampiros sabe de la existencia de Yuki?-

 

Haruka negó con la cabeza.

 

-Ellos solo saben que tenemos un hijo, aún no ha sido presentada ante ellos.-

 

Juri pareció comprender rápidamente lo que quería decir ya que hace unos momentos ella misma lo había considerado, miro con tristeza a Yuki levantándose del suelo con ayuda de su esposo y se acercó al cazador.

 

-Estoy de acuerdo, así ella no correrá peligro y crecerá sin la presión de los sangre pura o la sociedad de vampiros-

 

Haruka la miro sin entender y Kaname que tenía una vaga idea de la situación se sorprendió viéndolos detenidamente.

 

Juri miro a su esposo a los ojos.

 

-Convirtamos a Yuki en humana, sellemos sus poderes hasta que sea seguro despertarla, no quiero que tenga que pasar por algo así otra vez. Ellos regresaran en algún momento, no se rendirán tan fácilmente-

 

Haruka se sorprendió entrecerrando los ojos un momento le estaba diciendo que no verían crecer a su hija.

 

-¿Te das cuenta de lo que eso significa?-

 

Juri asintió con la cabeza.

 

-Pero así ella crecerá fuera del mundo de los vampiros, no correrá peligro y no cargara con la presión de ser una sangre pura. Podemos despertarla cuando la situación no sea peligrosa-

 

Lo pensó un momento, su esposa tenía razón el tiempo pasaría rápidamente para ellos y Yuki no correría ningún riesgo.

 

-No te preocupes Haruka yo cuidaría de ella como si fuera mi propia hija, ella no recordara nada pero cuando decidan despertarla sus recuerdos regresaran-

 

Kaien la cuidaría, siendo un cazador los vampiros no se le acercaran tan fácilmente, pensó Haruka viéndolo y después fijándose en Kaname, este se veía serio pero parecía estar considerando las opciones detenidamente.

 

-Kaname podría visitarnos siempre que quiera para decirles cómo se encuentra la pequeña Yuki-

 

-¿Están de acuerdo con eso?-

 

Hablo Kaname y la pareja frente a el asintió.

 

-Conozco el ritual pero es algo doloroso-

 

-Es mejor que los ataques que estamos recibiendo. La sociedad de vampiros no nos apoyara en contra de la líder del clan Kurenai ya que ella no se presentó y estoy segura que no lo hará para que no la involucren directamente, pero seguirá enviando a sus sirvientes a atacarnos.-

 

Concluyo Juri.

 

 

Kaname asintió y  durmió el cuerpo de Yuki cargándola y llevándola a una habitación comenzando el ritual, juntando la sangre de Haruka y Juri sobre ella. Al terminar Yuki era una niña humana, Haruka la tomo en brazos recostándola sobre su cama dejándola descansar, mientras Juri acariciaba su rostro. Esperaban que el tiempo pasara rápido para volver a verla.

 

-Vendré mañana por ella-

 

Sonrió un poco triste Kaien, él no había querido que se separaran pero sería algo bueno para Yuki alejarse del peligro.

 

 

Pasaron algunas horas, el viento se volvió más fuerte y algunos niveles E se acercaban, al parecer el primer ataque aun no terminaba. Juri, Haruka y Kaname salieron de la mansión separándose, acabarían con cualquier vampiro que se acercara para atacarlos.

 

 

Yuki comenzó a abrir lentamente los ojos levantándose aturdida de la gran cama mirando el lugar sin entender donde se encontraba, se colocó unas botas que encontró a un lado de la cama junto con un abrigo azul claro y unos guantes, sentía un poco de frio. Salió de la habitación mirando las malas condiciones de la casa, piso con cuidado los cristales que cubrían el suelo bajando la escalera y al estar en la entrada volteo viendo la pared que había pasado hace un momento antes de bajar la escalera cubierta de sangre, se asustó comenzando a correr fuera de la mansión. Sus botas se hundían en la nieve, no sabía en qué dirección correr y se detuvo rodeada por los árboles, los copos comenzaron a caer sobre ella y los miro detenidamente extendiendo una mano frente a su rostro viendo el guante que cubría su mano, su aliento se evaporaba al salir de su boca podía verlo frente a ella y todo a su alrededor se teñía lentamente de blanco. Pasos que se hundían en la nieve rápidamente se escucharon cerca de ella y volteo viendo a un hombre avanzar en su dirección, portaba un abrigo largo y la miraba con una sonrisa acercándose cada vez más.

 

-¿Pero que tenemos aquí? Pequeña dama te has perdido, tal vez te ayude ¡Si te conviertes en mi aperitivo!-

 

Su cuerpo no reacciono y el hombre se abalanzo sobre ella tirándola en la nieve, Yuki miro asustada los ojos rojos y los colmillos acercarse peligrosamente a su cuello mientras intentaba forcejear, cuando algunas gotas de sangre salpicaron su rostro y el hombre sobre ella se levantó, miro la escena asustada, un chico había atravesado con una mano el pecho del hombre para después retirar la mano sangrante y llevarla a su boca lamiendo un poco de la substancia roja.

 

-No te atrevas a tocarla-

 

Después de eso sus ojos se habían cerrado cayendo dormida.

 

 

Cuando despertó se encontraba en una suave cama iluminada por una tenue luz, se inclinó viendo a su alrededor encontrándose con el mismo chico que la había salvado en una esquina de la habitación acercándose a ella tranquilamente y sentándose en una esquina de la cama mirándola.

 

-¿Te encuentras bien Yuki?-

 

La niña se sorprendió al escucharlo acercándose a él. Kaname se levantó acariciando su cabello y la puerta se abrió dando paso al cazador rubio que mostraba una gran sonrisa.

 

 

 

 

Isaya y Touma entraron a la casa con los niños quienes veían a sus padres preocupados por las caras serias y de tristeza que mostraban, Ichiru se acercó a Zein tocando su rostro y este le sonrió intentando calmarse, habían pasado pocos días desde que Zero se había marchado, les costaría asimilar la situación.

 

 

Se retorció en la cama comenzando a abrir sus grandes ojos lilas enfocándolos en el techo de madera tallada, se inclinó sobre la cama viendo alrededor y la pareja se le acerco.

 

-Zero ¿Cómo te sientes?-

 

El niño los miro detenidamente.

 

-¿Quiénes… son? -

 

-Sufriste un accidente cariño por eso no recuerdas nada, nosotros somos tus padres-

 

Hablo la mujer sonriendo acariciando su cabello, sorprendiéndose del hermoso color de sus ojos.

 

 

No entendía lo que estaba sucediendo, se sujetó la cabeza con una mano y la pareja lo abrazo sin poder contener la emoción que sentían al tener un hijo al fin.  

 

 

El abrazo se sentía cálido pero al mismo tiempo lo hacía sentir un vacío en su interior que no podía explicar, la casa era tranquila y se sentía como su hogar, lo trataban muy bien pasando mucho tiempo a su alrededor. Le habían explicado que él, al igual que ellos se convertiría en un cazador y que lo entrenaría su maestro Yagari quien iba cada semana y le enseñaba cosas interesantes.

 

 

Yagari noto desde el primer momento que Zero podía ser un poderoso cazador, la enfermedad ya no parcia afectarle. Comenzó a ir a la escuela como un chico normal conforme crecía.

 

 

En la clase de deportes Zero perdió el equilibrio mientras corría y se golpeó en un brazo. Fue lo que dijo uno de los profesores a Yagari por teléfono, el cual se preocupó ya que su alumno no solía cometer esa clase de errores, iría en lugar de los padres a la escuela ya que estos se encontraban en una misión.

 

 

Entro en la enfermería viendo a Zero recostado en la cama con un brazo vendado, el niño lo miro un poco serio y el cazador se acercó hasta la cama tocándole el cabello.

 

-Parece que necesitas más entrenamiento mocoso-

 

Mostro una sonrisa y Zero lo miro enfadado.

 

-Solo fue un error no mire por donde corría-

 

-Iré por tus cosas para marcharnos, las clases están por terminar-

 

El niño asintió y Yagari se enderezo saliendo por la puerta hacia uno de los salones.

 

La puerta se abrió y por esta entro la enfermera, lucia algo pálida, se acercó al niño sentándose en la esquina de la cama y este la miro sonriendo.

 

A Zero realmente le agradaba la enfermera ya que se mostraba muy amable con todos y le recordaba vagamente a alguien pero no podía recordar a quien. Sabía que entre ella y su maestro parecía haber un tipo de relación, cuando se veían ella le hacía bromas y le sonreía mientras que él le acariciaba el largo cabello rubio.

 

-¿Cómo te sientes?-

 

-Bien, solo fue un golpe-

 

-Me alegro-

 

Bajo el rostro y su cuerpo parecía temblar un poco.

 

-¿Estas bien?-

 

La notaba algo extraña, no se veía como de costumbre. La mujer levanto el rostro con una sonrisa que lucía un poco terrorífica.

 

-Mejor que nunca pequeño-

 

-¿Y ese vendaje en el cuello?-

 

-No es nada-

 

Sonrió.

 

-¿Quieres tocarlo?-

 

El niño se acercó extendiendo su mano lentamente hasta su cuello.

 

 

Yagari salió del salón que ya se encontraba vacío cargando la mochila con una mano, cuando escucho a una maestra hablar con un hombre que reconoció como el director mientras pasaban a un lado de él.

 

-Director le digo que la enfermera se veía muy mal en la mañana y actuaba muy extraño-

 

-Tonterías la acabo de ver hace unos momentos y ella se veía como de costumbre sonriendo-

 

-Pero ayer ella no se presentó a trabajar y en la mañana traía el cuello vendado, lucia muy pálida espero que no le haya pasado nada.-

 

Yagari los miro un momento alejarse por el pasillo  para después correr en dirección a la enfermería entrando rápidamente. Observo a la mujer que se encontraba cerca de su alumno y saco la pistola que ocultaba en su chaqueta apuntándola.

 

-¡¿Maestro que esta….?!-

 

Zero se sorprendió mirándolo. ¿Por qué le apuntaba?

 

-¡Aléjate de ella, rápido!-

 

-Yagari…-

 

Hablo la enfermera mirando el suelo, su fleco cubría sus ojos.

 

-¡No! Ella no ha hecho nada malo.-

 

El niño se posiciono rápidamente frente a la mujer defendiéndola sin entender porque su maestro actuaba de esa forma.

 

 

Yagari lo miro seriamente un momento y se enfocó en la enfermera quien se levantó mostrando una sonrisa atrás de su alumno.

 

-Eres un buen niño y por eso ¡Serás el primero al que devore!-

 

Se abalanzó sobre el niño mostrando sus colmillos y sus ojos que ahora se veían de un color rojo, Zero se sorprendió no alcanzaría a moverse. Yagari en un rápido movimiento logro posicionarse entre los dos protegiendo a su aprendiz apartándolo del alcance de la enfermera quien aprovechando la situación lo ataco hiriéndolo gravemente en el rostro. El cazador se sostuvo la herida con una mano mientras la mujer se lamia los dedos ahora bañados con su sangre. La apunto con su arma viéndola un momento y esta se acercó peligrosamente intentando herirlo nuevamente, recibiendo tres disparos que perforaron su estómago, pecho y cabeza haciéndola caer al suelo ensangrentada donde comenzó a desaparecer.

 

-¡Maestro!-

 

Zero se aferró a su gabardina viendo como el cazador perdía el equilibrio intentando no caer apoyando un brazo contra la pared mientras con su otra mano presionaba la herida.

 

 

La sangre caía en grandes cantidades de su rostro y el niño lo miro con horror frente a él, había sido su culpa  por haberlo detenido había terminado de esa manera. Apretó los dientes y los pequeños puños mientras sus grandes ojos lila se llenaban de lágrimas sin poderlo evitar. Una mano se posó en su cabeza intentando calmarlo.

 

-No es nada solo un pequeño rasguño salgamos de aquí.-

 

Se aferró a su mano intentando ayudarlo a sostenerse conforme caminaban por la escuela que ya se encontraba vacía hasta llegar al carro, Yagari se amarro un pedazo de tela en el rostro para poder manejar.

 

 

Su maestro había curado su herida el solo y ahora tenía vendas en un lado de su rostro. Le había dicho que todo estaba bien y que quería estar solo un momento yéndose al jardín, pero él sabía que no estaba bien. ¿Cómo podía estarlo si había matado a la persona que quería y había resultado herido todo por culpa suya?

 

 

Espero un momento y lo siguió, ocultándose atrás de unos arbustos viéndolo sentado cerca del pequeño lago, su mirada azul grisáceo se notaba triste, apretó el agarre en su ropa se sentía tan culpable miro el suelo intentando calmarse.

 

-Sal, sé que estás ahí aun eres pésimo ocultando tu presencia-

 

Zero lo dudo un momento pero comenzó a caminar hacia el deteniéndose a poca distancia.

 

-¿Cómo puede estar tan calmado? ¿Ella no era alguien importante? Por mi culpa ahora…-

 

Apretó el agarre en su ropa mirando el suelo.

 

-Eso ya no importa, no se podía evitar alguien la convirtió en un nivel E. Me alegra que tú estés bien-

 

Poso su mano en el rostro del niño acariciando su cabello y este lo miro con tristeza tomando su mano aferrándose a ella.

 

-Yo… Hare que no te arrepientas de haberme salvado-

 

Las lágrimas que intentaba contener comenzaron a salir mientras mostraba una expresión decidida. El cazador comenzó a reír y el niño frunció un poco el ceño mirándolo.

 

 

Yagari lo tomo con una mano de la cabeza acercándolo hacia su pecho desde su posición quedando Zero arrodillado entre sus piernas con las pequeñas manos en su camisa blanca y su cabeza recargada en su pecho.

 

-Aprendiz idiota, más vale que no me arrepienta-

 

Lo despeino y Zero levanto el rostro viendo su sonrisa.

 

-Puedes ser bastante lindo cuando quieres-

 

Esas palabras molestaron a Zero quien se levantó molesto dándole la espalda a su maestro y mirándolo un poco mientras este reía para después levantarse y caminar juntos a casa.

 

 

 

Yuki se encontraba sentada en la sala junto a kaname, frente a ella en la mesa se encontraba un plato con un pudin el cual no había tocado negándose a comer, el joven vampiro la miro un momento para después tomar la cuchara llevándola a la boca de la niña quien lo miro, Kaname abrió la boca y ella lo imito saboreando el dulce pero algo llamo su atención, en la boca del chico había dos colmillos, acerco su mano tocándolos y kaname simplemente la dejo hacerlo.

 

-Vam… vampiro-

 

Hablo sorprendida asustándose un poco retrocediendo en su lugar, recordando un momento al vampiro que había intentado atacarla en la nieve. Para después mirar al vampiro a un lado de ella y calmarse.

 

Kaname suspiro mirándola un momento.

 

-Lo suponía, ella recuerda lo que sucedió la última vez. Habría sido mejor traerla antes con usted.-

 

Hablo mirando al cazador que estaba sentado frente a ellos para dirigir su vista a la chimenea encendida.

 

-Bueno eso ya no se puede evitar pero estoy seguro de que ella estará bien, se pone feliz cada vez que nos visitas-

 

Kaname asintió.

 

 

 

 

Sus padres habían regresado de la misión pero notaba su extraño comportamiento en los últimos días, lucían ansiosos y preocupados. Ese día no se sentía muy bien, su cuerpo parecía cansado, su madre entro en la habitación con una sonrisa acercándose a él.

 

-Cariño parece que tienes fiebre-

 

Toco su frente acariciando su rostro, la puerta de la habitación se abrió y giro su rostro, su cabello rubio sujetado en una coleta se balanceo levemente frente al rostro del niño.

 

-¿Qué ocurre? ¿Todo está bien?-

 

Su padre entro en la habitación mirándolos acercándose a ellos.

 

-Parece que nuestro pequeño tiene fiebre-

 

Hablo preocupada y el hombre se acercó sentándose del otro lado de la cama mirando a su esposa y se inclinó sobre el niño uniendo sus frentes intentando medir su temperatura, los ojos azules casi tanto como su cabello observaron los lilas que lo miraron un momento directamente, sorprendidos por la acción que sin embargo le parecía tan familiar.

 

-Sí, tiene fiebre un poco alta traeré algunos paños mojados-

 

Se levantó de la cama saliendo de la habitación mientras la mujer acariciaba los cabellos plateados mientras sonreía.

 

 

Pocos minutos después regreso colocándole un paño mojado en la frente tapándolo bien con las sabanas, ambos caminaron a la entrada deteniéndose un momento.

 

-Descansa-

 

-Llámanos si necesitas algo, estaremos en la sala-

 

Su padre apago la luz cerrando la puerta y sus ojos comenzaron a cerrarse.

 

-¿Estará bien?-

 

Hablo la mujer un poco preocupada mientras se dirigían a la sala.

 

-Lo estará, estas cosas pasan tan solo tiene un poco de fiebre no debes preocuparte-

 

Asintió dándole la razón.

 

 

Se removió incomodo en la cama despertándose mirando la oscuridad que lo envolvía, se levantó y el paño sobre su frente cayó a un lado, fijo su vista en la ventana de su habitación intentando distinguirla y se acercó a ella un poco tambaleante, al parecer aun tenía fiebre y sentía su rostro caliente, aparto las cortinas con una mano mirando el cielo despejado de un color negro y el faro cerca de la entrada de su casa apenas alumbraba el camino y el patio que comenzaba a teñirse levemente de blanco por los copos de nieve que caían. Se dirigió a la entrada saliendo de su habitación bajando la escalera y recorriendo lentamente el pasillo, la luz salía desde la cocina.

 

-¿Que haremos con ella? Seguro querrá vengarse-

 

Cerró el grifo del agua secándose las manos con una toalla, apretando un poco los labios de forma nerviosa.

 

-En la peor de las situaciones podremos mandar a Zero a la asociación para que se hagan cargo de el-

 

Zero se detuvo a un lado de la puerta entreabierta, había escuchado sus voces.

 

-Tenemos que informar sobre Zero a la asociación de cazadores ya no podremos pasar más tiempo con el-

 

Se sorprendió ¿Querían deshacerse de él? Se recargo en la pared mirando la oscuridad del pasillo.

 

-Es lo mejor que podemos hacer por el momento-

 

Camino lentamente sin hacer ruido dirigiéndose a su habitación, ya no le importaba la fiebre pero realmente no quería apartarse de sus padres, se metió en la cama ocultándose bajo las sabanas.

 

 

¿Por qué querían deshacerse de él? ¿Acaso ya no lo querían tanto como habían dicho antes o había cometido algún error? ¿Se habían cansado de él?

 

 

Las preguntas siguieron en su cabeza hasta que se quedó dormido.

 

 

Despertó temprano y salió de la cama, sus padres aun dormían así que se colocó sus botas y su abrigo saliendo al jardín, nuevamente era invierno y la nieve que había comenzado a caer el día anterior ahora cubría el pasto y las plantas que tanto le gustaban. Era una sensación extraña y al mismo tiempo esperaba algo cada vez que veía esa blanca capa de hielo blando cubrirlo todo, ese sentimiento podría describirse mejor como incertidumbre. Se alejó un poco de la casa viendo el bosque que rodeaba el lugar deteniéndose frente al lago que ahora se mostraba congelado, del otro lado de este logro distinguir una mujer vestida de blanco casi del mismo color que su largo cabello se notaba seria y lo miro fijamente provocándole escalofríos, le sostuvo un momento la mirada y el viento soplo llevando consigo algunos pétalos del árbol de cerezo que se encontraba cerca de ella rodeándola un momento para terminar en el piso. Algo le indico que se alejara a pesar de que la escena se le hacía vagamente conocida, la mujer sonrió y eso fue algo que lo alerto haciéndolo voltear y correr hasta su casa donde sus padres acababan de despertar, se quitó el abrigo dejándolo a un lado de la puerta al igual que la bufanda y las botas, su mama lo miro desde la cocina con una sonrisa preguntándole donde había estado, pero no lo diría por que aquella mujer poseía algo que lo atraía un poco y al mismo tiempo lo aterraba, ella probablemente era un vampiro.

 

-No deberías salir aun no te encuentras bien-

 

Menciono su padre acercándose a él tocando un poco su frente para después ambos sentarse en la mesa para desayunar.

 

Se sentía mejor pero esa mujer aun rondaba su mente ¿Por qué estaría en ese lugar?

 

Su maestro Yagari llego y se fue a entrenar como de costumbre, cada vez mejoraba más y aprendía mas sobre los vampiros, su maestro parecía estar bien a pesar de ya no poder utilizar su vista como antes, sus habilidades seguían igual, ahora llevaba un parche negro que le cubría la herida.

 

 

El entrenamiento termino y Yagari lo llevo de regreso hasta su casa, el viento comenzaba a soplar meciendo los árboles y volviendo el ambiente frio.

 

-Mañana pasare más temprano-

 

Zero asintió y su maestro se volteo agitando un poco la mano despidiéndose conforme caminaba.

 

 

Entro a su casa, camino hasta la sala encontrando a sus padres sentados en el sofá, lucían preocupados y parecían estar hablando de algo importante, los miro un momento no quería interrumpirlos y se dirigió a la cocina para tomar un poco de agua. Salió por la puerta de atrás que daba al patio trasero y camino por la nieve hundiéndose un poco, extendió su mano acariciando las rosas sacudiéndoles la nieve que las cubría, acerco la rosa blanca a su rostro tocándola delicadamente intentando percibir su olor cuando sintió una presencia y se enderezo volteando rápidamente alrededor cerca de el en los arboles de cerezo, se había sentido observado y ahora sabia la razón. En una de las ramas del árbol ahora cubierto de blanco se encontraba aquella mujer con la mirada triste mirándolo desde su posición, salto cayendo de pie elegantemente a un lado del árbol a algunos metros de distancia de él sorprendiéndolo.

 

 

Lo había pensado la última vez, ese niño era hermoso su apariencia tan suave, sus delicados rasgos, lo miro tomar la rosa entre sus manos acercándose para después voltear buscando algo, al parecer había sentido su presencia sería un cazador muy hábil en el futuro y seguramente crecería para convertirse en algo hermoso tal como una joya brillante.

 

 

Su cuerpo no reacciono un momento viendo directamente a la vampira que le sonreía levemente, escucho el ruido de la puerta tras el abrirse rápidamente sorprendiéndolo y mostrando a su madre quien extendió los brazos hacia el moviendo la boca en unas palabras que no escucho. Zero se volteo corriendo hacia su madre quien cerró rápidamente la puerta mientras su padre los alcanzaba con armas anti vampiros en sus manos.

 

 

Se dirigieron alerta esperando hacia la sala y la puerta fue golpeada con brusquedad por una ola invisible que logro tirarla retumbando contra el suelo, su padre le lanzo una pistola a su madre mientras cargaba su ballesta y ambos apuntaban a la puerta abierta por donde entraba el aire frio. El cielo comenzaba a oscurecerse mientras el permanecía atrás, todo sucedió muy rápido. La vampiresa entro rápido, utilizando sus poderes para esquivar el ataque de los cazadores, una de las cortas estacas metálicas que disparaba la ballesta logro rasgar su ropa, se alejó unos pasos retrocediendo de manera elegante, su rostro mostraba furia y decisión, Zero la miro y sus miradas se cruzaron un momento asustándolo, la vampira sonrió y se abalanzo hacia arriba, sus padres se separaron y su madre lo oculto atrás de ella quedando la mujer vampiro en el centro, miro a la cazadora y con un movimiento de su mano la golpeo en el rostro tirándola al suelo oportunidad que aprovecho para acercarse al niño colocándose atrás de él agachándose a su altura tocando su rostro con una mano mientras con la otra desabrochaba el abrigo deshaciéndose de él arrojándolo a una esquina, la madre se levantó rápidamente con ayuda de su esposo viendo horrorizados la escena.

 

 

Zero tembló mirando la cara de sus padres, la mano de esa mujer se sentía fría en su rostro y se encontraba demasiado cerca, le quito el abrigo y quedo con la camisa blanca de manga larga y cuello en v y sus pantalones blancos. Su rostro fue girado un poco hacia un costado dejando libre acceso a su pálido cuello, la vampira lo miro sonriendo pasando la lengua por sus labios mirando a los padres que dudaban en atacar apuntándola.

 

 

Zero levanto las manos tocando las de la vampira con dificultad, una presión invisible lo presionaba impidiéndole moverse, sus pequeñas manos temblaron intentando aferrarse a la vampira para apartarla, la presión en su rostro levantándolo un poco aumento y soltó un pequeño jadeo viendo a sus padres.

 

 

Los cazadores estaban aterrados viendo el peligro que corría su pequeño hijo en manos de ese ser vengativo.

 

-¡No!¡Por favor detente!-

 

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos verdes apretando el agarre en la pistola.

 

-¡No lo hagas! ¡Haremos lo que desees!-

 

Apretó los dientes viendo directamente a la vampira y a su hijo para después fijarse un momento en su esposa a un lado de él cruzando miradas unos segundos.

 

-Ustedes infames cazadores me quitaron aquello que yo más quería. Ahora yo haré lo mismo por ustedes, esta es mi venganza.-

 

Sonrió viendo las caras de terror que mostraban la pareja de cazadores bajando lentamente el rostro conforme abría la boca.

 

 

Sintió los filosos colmillos clavarse en su cuello perforándolo comenzando a succionar su sangre. El dolor lo hizo estremecer soltando un fuerte jadeo apretando el agarre sobre las manos de la vampira y cerrando los ojos con fuerza.

 

-¡¡No, suéltalo!!-

 

Gritaron los cazadores abalanzándose sobre ella con furia para separarla de su hijo.

 

 

La vampira se separó del niño y este cayó al suelo mientras la sangre brotaba sin parar manchando su ropa y pequeños espasmos de dolor recorrían su cuerpo.

 

 

Se giró elegantemente aun saboreando la sangre en su boca desplegando su poder golpeando al cazador haciéndolo caer algunos metros hacia atrás golpeándose contra el suelo con fuerza, la mujer no se detuvo disparándole conforme avanzaba, la vampira esquivo los ataques tomándola del cuello levantándola algunos centímetros sobre el suelo mientras esta se retorcía intentando liberarse y por su boca escurría sangre.

 

 

Zero tenía los ojos entrecerrados viendo con horror lo que sucedía.

 

-No… ¡Para!-

 

Intento pronunciar pero su garganta ardía provocándole un fuerte dolor en la zona afectada, apretó los labios escuchando un crack el sonido de algo cuando se rompe y vio el cuerpo ensangrentado de su madre caer al suelo a unos pocos metros de distancia, sus ojos se llenaron de lágrimas mirando los ojos verdes que aún permanecían abiertos y su boca de donde escurría la sangre formando un pequeño charco en el piso que aumento de tamaño al unirse con la sangre que escurría desde su estómago. Su padre se levantó enfurecido demostrando dolor en sus ojos azul oscuro corriendo hacia la vampira conforme disparaba la ballesta logrando herirla en un brazo, esta se acercó atravesándolo por el estómago con una mano, el cazador la miro sorprendido para girar levemente el rostro viendo a su hijo que intentaba levantarse, los ojos lilas se enfocaron en los suyos asustado conforme las lágrimas surcaban su rostro, el hombre sonrió un poco y por su boca broto sangre, intento levantar la ballesta que permanecía en su mano hacia la vampiresa pero esta fue más rápida y levantando uno de sus brazos le corto la cabeza.

 

-¡¡No!!-

 

Grito con impotencia viendo la cabeza caer en un extremo de la poco iluminada habitación siendo cubierta por las sombras, la vampira deslizo su mano fuera del cuerpo dejándolo caer ocasionando un golpe sordo en el suelo, llevando la mano cubierta de sangre hasta su boca.

 

 

No había comparación, se giró caminando lentamente hacia el niño que la miraba con odio y con horror, su sangre había sida tan deliciosa, más que cualquiera que hubiese probado, se arrodillo en el suelo frente a él.

 

 

Zero aprovecho intentando patearla con las pocas fuerzas que le quedaban desde su posición sin embargo la mujer detuvo su ataque con una mano deteniendo su pierna unos segundos para después soltarlo y presionar con fuerza su espalda con una mano, el pequeño tosió pegando su rostro contra el suelo de madera.

 

 

La vampira levanto se rostro tocándolo suavemente con su fría mano acariciándolo, parecía complacida sintiendo las lágrimas que tocaban su mano mojándola levemente, miro los ojos lilas ver los suyos rosa oscuro y no pudo evitar sonreírle un poco, el pequeño movió su rostro intentando alejarse de su toque y ella paso los dedos por su cuello recorriendo la herida con los dedos haciéndolo soltar pequeños jadeos de dolor.

 

-¿Duele no es así? ¿Estas asustado?-

 

Zero la miro un momento pegando el rostro contra el frio suelo.

 

Llevo sus dedos cubiertos de la sangre del pequeño niño hasta su boca saboreándola para después acariciar el cabello plateado lentamente casi con ternura.

 

-No te preocupes no te matare, ahora me perteneces es mi derecho como sangre pura y mi venganza contra aquellos que de forma egoísta lo apartaron de mi lado.-

 

Se levantó de su posición viéndolo y el niño apretó los dedos contra la madera del suelo.

 

-Regresare por ti cuando llegue el momento. Mi nombre es Shizuka Hio no olvides a quien perteneces-

 

Soltó una sutil risa volteándose y caminando hacia la puerta que ahora se encontraba en el piso desapareciendo por la blanca nieve y la oscuridad.

 

 

Se sentía muy débil y no lograba moverse de su posición, su  cuerpo dolía y el frio que entraba desde el patio junto con los copos que comenzaban a caer entrando lentamente posándose en el suelo empeoraban el ardor en su garganta, el tiempo pasaba lentamente y el frio cubrió su cuerpo haciéndolo temblar, podía ver su aliento chocar contra su brazo desapareciendo mientras que su cuerpo temblaba y su respiración entre cortada lo hacían mover su pecho rápidamente sintiendo el frio suelo de madera, veía los copos acumularse tiñendo de blanco más allá de la entrada guiados por el viento que los obligaba a entrar. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente viendo la oscuridad que envolvía la habitación hasta que no pudo notar la diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados.

 

 


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