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Revive mi corazón por La Rosse

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Notas del capitulo:

Hola a todoooos, sé que soy horrible por abandonar esto

No tengo excusa

Paso a dejarles este capítulo por aquí antes de irme a estudiar para un final que tengo.

Espero que les guste, ya que nos acercamos al final de esta historia.

Si alguien aún lee este fanfic, gracias por su comprensión y apoyo.

Recuerdo que los personajes no son de mi autoría

Un beso, nos vemos abajo

-¿Me vas a decir qué coño hago aquí o no?- dijo el gigante rubio con marcado acento extranjero. <Tal vez alemán> pensó.

 -Dígame usted señor…- ojeó el expediente- Schmidt, por lo que veo tiene buenas razones para estar aquí.  

Adler Schmidt- leyó en voz alta- segundo editor de Onodera Ritsu, fue descrito como alguien poco paciente y ligeramente agresivo tuvo varios altercados con el señor Onodera ¿o me equivoco?

Adler se mordió los labios y se echó hacia atrás un mechón rubio y rebelde que le caía sobre la frente

-Yo nunca me ensuciaría las manos con mierda como esa

-Pero no desmiente que tuvo altercados violentos- Yokozawa sonrió, le había pillado.

-¡Era desagradable! Siempre creyéndose mejor que los demás, ¿Sabes? no sé quién lo está fastidiando; pero seguro se lo tiene merecido- soltó con enojo.

-No debería hablar así caballero, sus palabras pueden volverlo el principal sospechoso

El alto le miró con gesto fastidiado, se presionó el puente de la nariz  como si contara hasta diez para no hacer ninguna estupidez.

-Mira, te lo voy a decir una vez no estoy acosando a ese tipo, el día que recibió todas esas amenazas yo estaba en una conferencia en Kyoto.

-¿Alguien puede confirmarlo?

-Me registré en el hotel con Hiddo Shinyu, puedes llamarlo- dijo para salir de la sala más calmado.

-No se aleje mucho señor Schmit- le gritó- puede que su cuartada no sea tan sólida.

Un portazo fue la respuesta del gigante <<menudo resentido>>

Era el turno del de cabello rosa quien, a diferencia de los demás, parecía menos mosqueado con la situación.

 -Natsume Tano, primer editor de la víctima- miró con interés al chico- ¿no eres algo joven para haber sido el primer editor?

El chico soltó una risilla con gesto jovial

-El señor Onodera y yo empezamos al mismo tiempo en esta editorial, ¿se imagina? Un escritor amateur con un editor novato, no me sorprende que hayamos peleado tanto.

El detective se sorprendió un poco por la forma de hablar de Natsume, era el primero de los tres que no destilaba sentimientos negativos hacia Ritsu.

-¿Acabaron en buenos términos?

- Qué va, salí aterrado después del lanzamiento de su primer libro… creo que después de todo no confiaba mucho en mí- sonrió triste

Yokozawa se aclaró la garganta

-¿Dónde estabas el día del incidente?

Natsume miró hacia arriba con gesto pensativo y sonrió

-Tuve que ir hasta la imprenta para solucionar un problema con la última edición

El detective le aclaró que todas las cuartadas serían verificadas; pero el chico no parecía preocupado.

-¿cómo es tu relación con los compañeros de trabajo?

El chico puso un gesto extraño en el rostro y respondió casi murmurando

-Es buena con casi todos, es que…

-¿Qué?

-Haitani, él siempre está molestándome

Rechinó sus dientes por la mención de ese nombre, pero dejó que el otro siguiera

-Siempre quiere…- se inclinó hacia el detective para susurrar- siempre quiere tocarme

Aún con sorpresa por la declaración Takafumi le dijo que podía irse, el otro abrió la puerta de un movimiento chocándose con Zen en el camino, sus miradas se cruzaron un momento.

-Disculpa- murmuró y el otro salió del lugar.

-¿Quién era ese?

-Natsume Tano- respondió confundido- ¿por qué?

-…

-¿Zen? ¿Qué te pasa?

-Nada, solo…-sacudió la cabeza y le sonrió al contrario- no me pasa nada cariño.

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Así fue como los encontraron

Isaka estaba encima del escritorio, con la cara sonrojada y los ojos cerrados; Kaoru sobre él ya había quitado el saco y trataba de hacer lo mismo con aquella camisa celeste; pero ninguno había notado que no estaban solos sino que eran observados por Ritsu, Takano y Zen.

Yokozawa fue el último en llegar porque paró a comprar un café; pero tan pronto como entró lo escupió por la sorpresa.

-¿Qué mierda?- dijo Ryu empapado de café

-Eso te digo yo a ti Ryu

Takano se carcajeó, mientras Ritsu seguía gritándole a su amigo y Zen intentaba convencer a un muy molesto Yokozawa de que deberían intentar lo mismo en la comisaría.

Para cuando los dos mayores estuvieron vestidos, las cosas se habían calmado un poco, excepto el ojimiel que no podía parar de reírse.

-Isaka-san ¿Qué hacías?- preguntó entre risas

El nombrado alzó una ceja

-Venga Takano, que yo creía que sabías algo sobre las flores y las abejitas- sonrió- aunque en este caso no hay flor, solo abejas.

Todos ignoraron la broma y decidieron decir por lo que habían ido en primer lugar, le pidieron a Isaka autorización para verificar todas las cuartadas y de paso los computadores, como era de esperarse el presidente dijo que sí a todas las peticiones, todo con tal de quedarse a solas otra vez; pero sus planes fueron frustrados cuando Kaoru le dijo que como presidente debía estar presente en todo momento.

-¡No quiero ir! quiero quedarme y hacer un bebé contigo- gritó como si fuera lo más normal del mundo.

El secretario que parecía armado de una gran paciencia, se disculpó con todos y le susurró algo al oído.

- ¿En serio? ¿Todo el fin de semana?

Kaoru asintió enérgicamente haciendo que el presidente sonriera y accediera a irse de una vez por todas.

-¿Qué fue lo que te dijo?- le susurró Ritsu, lo único que se ganó fue un guiño muy coqueto, así que decidió no preguntar más.

Más adelante, Yokozawa miraba preocupado al de ojos almendra que se había sumido en el silencio desde hace un buen rato, Kirishima siempre había sido comunicativo, casi hasta el punto de ser molesto así que esos ratos de mutismo eran prácticamente inexistentes; abrió la boca para llamarlo pero ya estaban en el departamento de edición con al menos siete pares de ojos sobre ellos.

Sacó la voz más gruesa y clara que tenía para que a nadie se le ocurriera moverse

-Señores, soy el detective Yokozawa, el oficial Kirishima y yo procederemos a hacer una revisión de rutina, les pido su colaboración en esto.

A pesar de que varios ceños se fruncieron la revisión avanzó con relativa calma, Hatori Yoshiuki y Kisa Shouta fueron los más fáciles de tratar, también había un tipo muy amable llamado Mino; pero al peliazul no le dio buena espina “nadie que sonría tanto puede ser bueno” estaba terminando de formular ese pensamiento cuando vio a Haitani levantarse peligrosamente contra Zen.

Lo iba a taclear, el detective lo sabía

Corrió lo más rápido que pudo, aunque dentro de su mente fue volando, le saltó encima al pelirrojo con todo su peso haciéndolo caer en una mala posición. Escucharon un crujido cuando cayó, se había roto la muñeca.

-Haitani Shin- dijo Zen- queda detenido por acoso e invasión a la privacidad.

-Suéltame maldito- tosió dolorido- no he hecho nada

-Estas fotografías no dicen lo mismo

Takano se acercó hasta la computadora con paso lento, allí estaban, al menos un centenar de fotos de Ritsu, su Ritsu.

 Comiendo, caminando, dormido en la cama de su apartamento.

No se dio cuenta de cuando comenzó a patear al de pelo rojo; pero solo se detuvo cuando Yokozawa lo jaló con insistencia.

-Tranquilízate, vas a asustarlo.

Fue cuando vio a Ritsu temblando ligeramente por toda la escena.

-Tú… esto es tu culpa zorra malagradecida

El detective se acercó tranquilamente hasta el hombre que era retenido por Zen

-Es hora de la siesta

- ¿Qué?

Fue un golpe bien asestado, suficiente para dejarlo en la inconciencia.

-Hayashi-llamó- llévatelo de aquí

El policía fue rápido a cumplir con la orden mientras su superior se giraba a decir lo que todos ya intuían, al parecer tenían el resto del día libre.

Pasaron justo al lado del escritor que a penas y sentía los leves temblores sobre su cuerpo, ya que estos eran opacados por una repentina calma.

 Sintió que al fin respiraba, como si hubiera pasado demasiado tiempo debajo del agua y el aire al fin se abriera paso en sus pulmones, para Ritsu que ahora reposaba cómodamente en los brazos de Takano en medio de la editorial, todo aquello le había hecho tomar una decisión.

 -Takano- dijo sin despegarse- vamos a casa.

Él sonrió con dulzura cuando el pequeño se sujetó de sus mangas

-Como tú digas.

Se fueron a paso lento hasta el elevador, estuvieron a punto de entrar cuando el castaño notó que le faltaba su maletín así que muy a su pesar se despegó de los brazos del más alto.

-Te alcanzo en el estacionamiento ¿sí? - dijo yéndose

Unos brazos decididos lo voltearon con gentileza para plantarle un beso dulce y superficial.

- ¡No hagas eso aquí idiota ¡- fue lo último que escuchó Takano cuando las puertas se cerraron.

Aún con el sonrojo en sus mejillas lanzó una mirada fulminante a aquellos que presenciaron el beso, se dirigió a su oficina poniendo su mejor cara de enojo para evitar que se le acercaran.

No le tomó demasiado tiempo encontrar lo que estaba buscando, tomó el maletín y caminó lo más rápido que pudo, prefirió tomar las escaleras hasta el estacionamiento, buscó con la mirada el auto negro del ojimiel, no le costó mucho identificarlo ya que era el único con las puertas abiertas.

-Takanoooo- canturreó acercándose al auto.

Sin embargo, sintió una presión en el pecho cuando volvió a llamarlo peor no respondió, solo cuando estuvo lo suficientemente cerca notó que joven yacía en el piso con una herida en la cabeza, alguien lo había golpeado.

-¡Takano!- gritó, hizo el amago de agacharse para ayudar; pero alguien lo tomó por detrás inmovilizándolo.

Se removió todo lo que pudo cuando un paño empapado en cloroformo se estampó contra su cara, lloraba furiosamente mientras la imagen del pelinegro inconsciente se volvía borrosa. Iba a dormirse.

-Shhhhh, descansa mi amor

Fue lo último que logró escuchar.

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Isaka tamborileó los dedos sobre el escritorio, su pierna derecha se movía incansablemente en un intento de controlar toda la ansiedad que aquello le estaba generando; alzó la vista hacia Takafumi que se encontraba sumido en un profundo silencio con la computadora de Haitani entre las manos.

Suspiró pesadamente, recordando que hace a penas minutos había visto pasar a Takano y Ritsu mu acaramelados, de pronto fantaseó con tener un poco de tiempo para estar así con Kaoru; tal vez se estaba volviendo viejo para llevar la editorial.

Regresó en sí para centrar su atención en el peliazul, su concentración le causaba curiosidad.

- ¿En qué piensas detective?

El otro se tomó un tiempo antes de responder

-Es solo que, se siente extraño

-¿Por qué? Quiero decir, ganamos ¿no? Atrapamos al chico malo.

Yokozawa obvió ese “atrapamos” para responder lo importante.

-Eso precisamente, Haitani era un asco; pero no era estúpido ¿por qué iba a tener las fotos aquí en su oficina?

-Ya sabes lo que dicen, si quieres esconder algo ponlo a plena vista, o como sea que se diga.

-Tal vez tengas razón-  suspiró con cansancio

En ese momento un muy alterado Kirishima entró dando un portazo que los asustó a ambos.

El oficial se veía sudoroso como si hubiera corrido un maratón y sus bonitos ojos avellana expresaban una angustia muda.

-Taka…Takafumi- lo tomó por los hombros- ¿Dónde está? ¿Dónde está?

Decía cada vez más alterado.

-Zen cálmate- dijo poniendo las manos en su rostro- ¿dónde está quién?

-El editor… el último.

-¿Natsume Tano?- dijo Isaka

Zen se desplomó pesadamente sobre una de las sillas, tapándose los ojos en busca de un poco de calma.

-El distrito Mapgu, la calle Sengu- explicaba atropelladamente- ¿recuerdas?

Su prometido hizo una mueca de confusión

-Hace cinco años, cuando estábamos en la academia nos llamaron a una escuela en la calle Sengu, un tipo se había metido para empezar a apuñalar a quien se le cruzara en el camino, cuando llegamos él estaba en el techo de la escuela y amenazaba con suicidarse.

-¿Y eso a qué viene ahora?

-Takafumi… el nombre de ese chico era Natsume Tano

A Ryu, el vaso de cristal se le resbaló de las manos para hacerse añicos contra el suelo, estaba impávido de la impresión.

-Quieres decir- dijo temblorosamente- ¿que mi editor es un psicótico?

Kirishima negó rotundamente hacia el presidente y giró para ver desesperado a su compañero.

-Mi amor- dijo alarmado- ¡Natsume Tano se suicidó hace cinco años!

 

 

Notas finales:

Gracias por toda su atención chicos.

Unas preguntas:

¿Qué creen que le prometió Kaoru a Ryu para el fin de semana?

¿Qué creen que pase con Ritsu?

Ay esas dudas no me dejan dormir.

Ahora sí, me voy  a estudiar.

Nos leemos pronto

Au revoir


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