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Revive mi corazón por La Rosse

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Notas del capitulo:

HOLA A TODOS PERDON POR LA TARDANZA, DIGAMOS QUE TUVE UN LIGERO BLOQUEO.

AGRADEZCO SUS REVIEWS Y COMO SIEMPRE SUS COMENTARIOS, SUGERENCIAS Y PETICIONES SON BIENVENIDOS.

LOS PERSONAJES AQUI UTIKIZADOS NO SON DE MI AUTORIA,PERTENECEN A SHINGUKU NAKAMURA.

ESPERO QUE OS GUSTE

El muchacho dulce se fue

Desapareció en la oscuridad

Dejando  a un triste y frío ser

Ocupando su lugar.

Ambos se ven igual;

Pero acércate más

A quien ves no es tu amor

El dulce joven no está

Él  un día se fue,

para no volver jamás

 

                                                                                            La Rosse

Takano Masamune, llegó aquella mañana sumamente confiado; vestido con un elegante  traje Armani y  su negra cabellera peinada hacia atrás, entró en el edificio con un porte altivo, conferido por  años de total éxito alcanzado en  Estados Unidos, la junta no le preocupaba en lo absoluto todo estaba bajo control, era un ejecutivo ambicioso, mas esta vez sus intenciones no iban encaminadas hacia lo profesional, por supuesto que no, había llegado a Japón con el firme propósito de enfrentar su pasado, ese que lo atormentaba en sus noches más solitarias, aquellas en las que el alcohol y las caras bonitas no existían, esas noches negras en las que su conciencia le hacía recordar.

 Un pequeño castaño lloraba detrás del gran árbol de la escuela, mientras sus manitos intentaban callar los sollozos, el ruido atrajo a un curioso pelinegro mucho más alto que él

-¿Por qué lloras?-preguntaba preocupado

El niño se encogió sobre sí mismo diciendo en un susurro-nadie me quiere aquí, todos dicen que soy raro-

-Bueno, ¿por qué dicen eso? A mí no me lo pareces

-Dicen que el color de mis ojos es raro y se burlan de mí porque no tengo amigos, dicen que solo los libros pueden soportarme- dijo rompiendo a llorar.

El pelinegro sonrió, de pronto ese niño le pareció la criatura más frágil del mundo, algo dentro de él se conmovió y lo llevo a abrazar a esa desamparada criatura.

-Entonces yo seré tu amigo- susurró en su oído- desde hoy seré tu mejor amigo

-¿En serio?, si lo haces nadie en la escuela va a querer ser tu amigo

-No importa, porque te tendré a ti y tú a mí, ¿Qué dices?- dijo sonriendo

El pequeño se fascinó por esa sonrisa, al fin tenía un amigo, su primer y único amigo, aceptó la propuesta asintiendo levemente, mientras en más alto entrelazó sus meñiques para sellar su promesa

-Decidido entonces, mejores amigos por siempre.

Y ciertamente la amistad de su pequeño lo salvó incontables veces durante su adolescencia, mientras el matrimonio de sus padres se hacía añicos, podía contar con él lo tenía claro, Ritsu sería su único amigo siempre no necesitaba a nadie más.

Pero los nobles pensamientos de amistad, fueron arrasados de su mente cuando pisó aquella universidad, cuando niños ricos y con problemas familiares le dieron la bienvenida en su círculo social, el mundo de las apariencias le abrió los brazos y él solo se dejó llevar, dejando a Ritsu en el olvido.

Ignoró la tristeza del castaño cuando le dijo que su amistad terminaba ahí, pasó por alto las miradas que el más bajo le dedicaba a escondidas,  lo dejó hundirse en su soledad; pero lo peor fue aquella apuesta que terminó con todo rastro de esperanza. Pensó que no sentiría nada al hacerlo; pero se equivocó, después de todos esos años, su Ritsu aún le sonreía con dulzura, lo aceptaba como era, lo confortaba con su calidez. Ese día sintió terror al ver al pequeño parado en la puerta de ese salón, quería rogarle perdón si era preciso; pero su orgullo pudo más y lo que hizo fue matar a su ángel.

No volvió a saber de Ritsu, él se esfumó de su vida, haciendo que entendiera que lo que había sentido era amor, del más puro y sincero y él como un idiota lo había mancillado. Ese traslado a Japón fue pedido por él, al fin había encontrado lo que tanto quería y juró recuperarlo a como dé el lugar, recuperaría a su amor.

…………………………………………………………………………………………………………………………………….

 

Después de la incómoda presentación, Isaka-san los encaminó hacia la oficina en que trabajarían a partir de ahora, recorrieron el pasillo en silencio, mientras su curiosa mirada recorría la silueta del castaño; había crecido un poco en ese tiempo, sus facciones aniñadas habían definido, su cabello estaba algo largo ahora y su piel seguía tan blanca y pulcra como siempre, definitivamente, seguía siendo hermoso.

Sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el sonido de una puerta abrirse, ese sería su sitio de trabajo desde entonces, se volteó hacia el presidente para hacer unas preguntas que se le habían escapado en un principio, el intercambio no duró más de cinco minutos, hasta que el tercero de ellos abandonó la habitación.

<<Estamos solos>> le dijo su mente, era verdad ambos estaban compartiendo el mismo espacio por primera vez en cuatro años, sintió su respiración agitarse levemente, no sabía qué decir, sus labios se abrieron  sin emitir ningún sonido, las palabras murieron en su garganta al escuchar al más pequeño romper el silencio.

-No sé por qué Ryu te trajo aquí y no me interesa; pero no te acostumbres a la idea de ser mi editor, no vas a durar aquí.

Su garganta se secó de la impresión, no fueron las frías palabras lo que le sorprendió, sino más bien la firmeza con que fueron dichas,  no hubo ni un atisbo de duda, y aunque Ritsu no lo miraba, él sabía que hablaba en serio. No se dejó amilanar por la aparente dureza, él también podía ser frío y demandante si así lo quería.

-Si Isaka-san me contrató es porque soy un excelente empleado, capaz de dirigir incluso a escritores problemáticos como tú.- sabía que no tenía el derecho de ser amenazante; pero necesitaba traspasar esa barrera, necesitaba ver un resquicio de fragilidad en Ritsu- estoy aquí porque no puedes controlar tus berrinches de niño malcriado y todos se están cansando de ti.

La cínica sonrisa que adornó el bello rostro le causó escalofríos, no estaba funcionando, como reparar el daño si las defensas de Ritsu no lo dejaban ni acercarse, temió que fuera muy tarde y de pronto se sintió perdido, abandonado en frente de un extraño.

Onodera se paseó por la oficina, hasta llegar a uno de los dos escritorios y sentarse en la gran silla, mientras su mirada se clavó en una de las blancas paredes.

-Es cierto soy problemático-dijo mientras su sonrisa se ensanchaba- y me fascina serlo, me encanta ver la cara de desesperación de los editores, me gusta que la gente me tema; disfruto de todo aquello, así que tu patético intento de ofenderme no funcionó.-espetó con arrogancia, para dirigirse a la salida.

-No sé para qué regresaste; pero te aseguro que tu estancia aquí no será nada agradable, lo prometo- y por fin salió.

El sonido resonó en los oídos de Takano por una fracción de segundo, entonces supo que su trabajo no sería nada fácil.

………………………………………………………………………………………………………………………………………

El primer mes no fue nada fácil Ritsu lo exasperaba a más no poder, cuando ambos estaban en la oficina el menor no le dirigía la palabra en lo absoluto, solo se dedicaba a escribir y a fingir que su editor no existía, el único momento en que dejaba de ser invisible era cuando el escritor estallaba el cólera, ante sus correcciones de edición, alegando que era un mediocre y por eso no comprendía bien su obra.

Hoy estaban a finales de ciclo y todo era un absoluto caos, su paciencia estaba al límite y no estaba dispuesto a aguantar malcriadeces, intentó calmarse antes de entrar a su oficina.

-Estas son las correcciones que te faltan por implementar en el manuscrito- dijo entregándole las notas realizadas

-Disculpa?, creí haber dejado claro que no iba a aceptar ninguna de tus correcciones

-Pues no, yo soy tu editor y mi trabajo es decirte lo que debes corregir- profirió con seriedad.

Ritsu se sorprendió de aquella actitud pero restándole importancia se dispuso a salir de allí para ignorarlo; pero entonces sintió una gran mano sujetar su muñeca con fuerza.

-Escucha, yo soy tu editor, no tu niñera, así que no pienso aguantar ni un desplante más- dijo mientras con brusquedad jalaba al castaño para sentarlo en su silla- así que más te vale que corrijas todo lo que te pedí.

No cabía en sí de la fría, ese tipo se había atrevido a ordenarle a él y no contento con eso le había gritado, dispuesto estaba a poner su peligrosa lengua en acción, cuando Isaka irrumpió en la habitación anunciándoles que necesitaba verlos en su despacho. Ritsu aplacó su furia, sin darle  el gusto a Takano de verlo descompuesto, con paso altivo caminó por delante del editor, ignorándolo por completo, una vez llegaron al despacho, esperaron a que el presidente hablara.

-Bien, los he traído aquí, porque hemos recibido una propuesta que los involucra a ambos.

-¿Qué clase de propuesta?- inquirió el más alto.

-Verán, la revista L´ amour Magazine, nos ha pedido que en honor a su décimo aniversario, permitamos que Ritsu, escriba una narrativa para la revista, sobre el tema de su fiesta de aniversario

-¿ese tema es?

-El amor- dijo Isaka

La mente de Takano ya había comenzado a pensar en lo rentable que sería la publicidad tanto para el escritor como para la editorial; pero sus pensamientos fueron interrumpidos.

-No acepto- soltó sin más el castaño- no voy a escribir esa ridiculez

-Vamos Ritsu, escribir sobre el amor o debe ser tan difícil- decía Isaka intentando convencerlo-  usa algo que te haya pasado como inspiración, seguramente te enamoraste alguna vez.

Bastaron esas palabras para que el semblante, del editor se ensombreciera, mas el escritor parecía extrañamente sereno.

-Isaka-san-llamó el menor con voz firme- me niego a escribir sobre algo en lo que no creo, el amor es una idiotez, es un sentimiento egoísta que te destruye y  te quita hasta el último trozo de dignidad-decía convencido, dedicándole una mirada al azabache- además, nadie se enamoraría de mí, ¿No es así Takano?- dijo mientras sonreía.

Y por fin después de un mes juntos Takano lo vio, vio esos ojos esmeraldas plagados de vacío y dolor, se dio cuenta que Ritsu había cambiado demasiado, sintió las lágrimas agolparse en sus ojos; no reconocía a la persona frente a él, no conocía a ese ser frío y cínico.

Se retiró del despacho sin dar razón y corrió hasta un cubículo del baño, se dejó caer patéticamente hacia el suelo, se sintió desolado, perdido, sus ojos se perdieron en el espacio, mientras en su mente solo había una pregunta; <<¿Quién eres tú?>>

 

 

 

Notas finales:

GRACIAS A TODOS Y ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO, LES MANDO UN BESO Y MIL BENDICIONES.

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