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Entre aullidos y bestias. por reinadescalza

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Notas del capitulo:

Hola a todos.

Espero que el capítulo anterior os gustase y si alguien quiere escribir algún comentario es libre de hacerlo, tanto si es bueno como malo.

Mejor será que me deje de tanto rollo y os deje el capítulo.

Un beso a todos.

😙😙😙

- Vaya, Quejicus,  no sabía que podías salir de tu cueva- habló James con un semblante divertido.
 
- Más de lo que tú te crees, Potter- Severas no estaba de humor para aguantar a ese payaso incorregible.¿ Por qué justamente se lo había encontrado? ¿ Acaso al universo no le parecía suficiente que ese idiota se metiera con él en el colegio, que también tenía  que molestarle en un estupendo domingo? Sin querer aguantar más esa situación tan desagradable, Severus se dispuso a acariciar a su lobo para decirle- Vámonos Remus, no sea cosa que se te peguen las pulgas de ese chucho.

 
Sirius volvió a gruñir en dirección al moreno a la vez que James cambiaba su semblante divertido a uno molesto.
 
- ¡ Oye idiota, que mi perro no tiene pulgas!
 
- ¡ Oye idiota, que yo no tengo pulgas!
 
Por un momento, a Remus le hizo gracia la reacción de ambos, ¿ quién dice que un perro no se parece a su dueño? Sin embargo, se puso a la defensiva al ver cómo Sirius mostraba los dientes de forma amenazante. Nadie se metería con Severus  mientras él estuviera presente.
 
- Te lo advierto Snape, un comentario más respecto a mi perro y dejaré que Sirius te destroce- amenazó James, a lo que Sirius  ladró en aprobación .
 
- Ni se te ocurra- le gruñó Remus al perro- para eso tendrías que pasar por encima de mi cadáver.
 
- Eso sería divertido- dijo el perro mostrándole una sonrisa perruna.
 
- Tranquilo Remus- trató de amansarlo su dueño- No me hará nada, tranquilo, ya sabes lo que pasará si peleas.
 
Ante las palabras de Severus, Remus trató de tranquilizarse. Su dueño tenía razón. Las autoridades habían llegado a un acuerdo con la familia Snape hacía unos años. Dicho acuerdo consistía en que la familia podría quedarse con el animal siempre y cuando no causas e ningún disturbio. 
 
Al ser un lobo, Remus no era considerado una mascota legal al cien por cien, por lo que a la mínima de cambio podrían separarlo de su dueño. Eso era lo único que Remus no podría soportar, que le encerraron en una jaula, privando le de su libertad. Pero sobre todo, lo que no podría soportar sería separarse de su amo. Severus lo era todo para él.
 
Para mostrarse tranquilo, Remus se sentó con obediencia al lado de su amo, tratando de no mirar al perro negro que tenía enfrente, quien le miraba con una ceja alzada junto a una sonrisa casi lobuna.
 
- Muy bien chico- Severus le regaló a su querido lobo con cariño y después miró a su oponente con arrogancia- Esto es ridículo Potter, ambos sabemos que Remus le daría mil vueltas a tu perro.
 
- Tu fumas hierva, ¿ verdad?- James no daba crédito a lo que acababa de escuchar- Tu lobo no podría contra Sirius. Bueno, tampoco es que sea un “ lobo de verdad”, más bien parece un peluche viviente.
 
- ¿¡ Pero qué dices!? – Severus pareció perder los estribos por primera vez, cosa que le vino de sorpresa a James. Sin embargo una sonrisa se le formó en el rostro al descubrir que era más divertido molestarle de esa forma ( logrando que perdiese la cordura) que cuando quería aparentar indiferencia. - ¡ Remus no es ningún peluche!
 
- Claro que sí, míralo, es una bolita de pelo andante- se burló James mientras señalaba al lobo, quien le miraba con un tic en el ojo.
 
- “Bola… de pelo ¿ es enserio?”- pensó Remus, obviamente ese humano con gafas era estúpido y su molestia no hizo más que aumentar al ver a Sirius riéndose como un loco.
 
- ¡ Que Remus no es ninguna bola de pelo!- Severus ya estaba rojo de indignación. Justo en ese momento, una ráfaga de viento hizo volar un papel que cayó en los pies del moreno y éste, curioso, cogió mientras una sonrisa se iba formando en sus labios. – Mi Remus no es ninguna bola de pelo y podría vencer a tu chucho.
 
Dicho esto, Severus le mostró el papel al otro chico y tanto él como ambos animales, se quedaron viendo el folleto del concurso canino con la duda reflejada en el semblante. A Remus le comenzó a dar mala espina todo aquello.
- ¿ Qué pasa con el concurso?
 
- ¡ Nos apuntaremos!- exclamó Severus con un brillo malicioso en la mirada. Remus tan sólo quiso darse cabezazos contra lo primero que se le apareciese ¿ eso era enserio? – Potter, dices que mi lobo no es rival para tu perro. Demuéstralo. Nos apuntamos y quién gane de los dos, será el mejor.
 
James pareció pensárselo durante un momento. Esa idea no era descabellada y, aunque odiara admitirlo, Quejicus  tenía razón. ¿ Qué mejor manera de demostrar que Sirius sería el campeón que participando en el concurso?
 
- De acuerdo Quejicus- aceptó el castaño con una sonrisa pícara- Pero hagámoslo más divertido, apostemos. Si Sirius  gana ese concurso, entonces tendrás que hacer TODO lo que yo quiera y serás mi criado durante un mes entero. ¿ Qué me dices, aceptas o te rajas?
 
En esos momentos  Remus pudo respirar con tranquilidad. Esa apuesta era casi tan absurda como la idea del concurso. Además, ¿ Qué pintaba él en un concurso canino cuando él era un lobo? Siendo razonable, era una situación bastante surrealista e imposible. Su amo era demasiado listo para aceptar tal cosa…
 
- Acepto- dijo Severus tras unos segundos de meditación- Pero si gana Remus, tendrás que hacer TODO  lo que YO quiera.
 
Lo veis, mi amo nunca…
 
¿¿¡¡ QUE!!??
¿¿¡¡ ACASO SEVERUS HABÍA PERDIDO LA CABEZA!!??
 
No podía ser enserio. ¿¿ Qué pintaba  un lobo ahí?? Estaba seguro que ese no era su amo, su amo jamás hubiese aceptado tal idiotez. Pero por mucho que le diera vueltas al asunto, no había caso. El trato ya estaba hecho y ambos humanos se miraban con rabia, haciendo la promesa de que no se dejarían vencer por el otro.
Remus, abatido y desilusionado con la situación, decidió ver cuál era la expresión del que sería su oponente. Se llevó otra sorpresa al ver cómo Sirius lo miraba de arriba abajo pasando su lengua rozando sus labios caninos, como si Remus fuera un jugoso filete, cosa que le erizo el bello al lobo. El perro pareció notarlo y le miró directamente a los ojos, cosa que puso nervioso a Remus, para después guiarle un ojo.
 
- Que sepas que esa apuesta también es válida para nosotros- habló Sirius, caminando alrededor del lobo sin que los dueños de ambos se diesen cuenta, puesto que habían vuelto a discutir. Entonces Sirius se acercó al oído del lobo y le susurró-  Estoy deseando hacerte mío durante TODO el mes.

●●●●
 
- ¡ Amo! ¿¿Pero cómo has podido??- Remus se quejaba mientras ambos entraban en la casa- ¡ Ese perro me va a machacar vivo! ¡¡ APARTE DE QUE ES UN ACOSADOR SEXUAL!! Y además, dudo que me dejen participar  en ese concurso. Soy un lobo,¿ recuerdas? ¡ Un lobo!
 
Remus no dejaba de rodear a Snape  mientras se “quejaba” dándole cierta gracia al moreno, quien  creía que el lobo estaba dando saltos de alegría.
 
- Sí, ya lo se Remus- rio el dueño- yo también estoy impaciente por ganar a ese maldito de Potter.¡ Ja! Seguro que su ego quedará hecho trizas cuando les ganes.
 
Remus se le quedó mirando con cara de póker y deseó con toda su alma que Severus pudiese entenderlo.
 
- Es inútil, al parecer el único ser racional aquí soy yo- el lobo se dio por vencido y, mientras su amo se dirigía hacia la cocina ( donde se escuchaban las voces de sus familiares), él se dispuso a tumbarse en la que era su cama al lado de su ventana, por la que él siempre miraba.
 
Sin embargo, en su cama ya había alguien. Un visitante para nada esperado y que sólo significaba problemas, tanto para Severus como para él. Se trataba de un husky blanco como la nieve y de ojos plateados rozando el azul del mar, quien albergaba una elegancia sin igual; a la vez que poseía una maldad que sólo salía a flote cuando estaban ambos solos.
 
- Cuanto tiempo, Remus- le saludó el perro, observando al lobo. 
 
- ¿ Qué te trae por aquí, Lucius ?- le preguntó el lobo con desconfianza, deteniéndose a unos pasos del perro. 
 
- Mi ama ha decidido haceros una visita, ¿ es algo extraño?-  preguntó Lucius  mirándole con maldad. 
 
- Teniendo en cuenta que no venís casi nunca, excepto cuando tu ama va a pedirle dinero al padre de Severus…- Remus no era tonto y sabía perfectamente, gracias a las quejas de Snape, por qué Bellatrix Snape Black se dejaba caer por allí.
 
- Te recuerdo que ese hombre también es el padre de mi ama, la cual es su hija favorita, al igual que yo sigo siendo la mascota más preciada.- las palabras salieron mordaces de la boca del perro.- Tenemos todo el derecho de venir cuando nos de la real gana. 
 
Remus se le quedó mirando con una mirada asesina. Hubiera deseado morderle la cara hasta que sangrara,  pero sabía que eso solo le traería problemas. A veces odiaba tener que ir con cuidado con los demás, pensando constantemente en cuales podrían ser las consecuencias de sus actos si se defendía. Si impartía justicia por una vez en su vida. Pero automáticamente pensaba en su amo. Aunque le entristecido la idea,  Lucius no había mentido. Bellatrix, a pesar de ser un desastre como persona, era la favorita de la familia; lo que dejaba a Severus al margen, solo y casi olvidado por los miembros de su propia familia. Por esa razón no podía causar problemas, no podía dejarlo.
 
En cuanto a que Lucius era la mascota preferida, también tenía razón en eso. Cuando ambos eran cachorros, al ser Remus un lobo, la madre de Severus le tenía pavor y siempre le dedicaba una mirada de desagrado por ser, según la mujer, un animal salvaje y pulgoso. Por dicha razón tanto la señora Snape como Bellatrix preferían y mimaban de sobremanera al maldito de Lucius; ofreciéndole los mejores lujos posibles ( incluida la cama del pobre Remus). En cambio, al lobo solían sacarlo fuera de la casa, dándoles igual si hacía un helado invierno o una tormenta con truenos infernales. Menos mal que Severus siempre lograba esconderlo en su cuarto para que no tuviese que salir.
 
Remus le dedicó una última mirada de odio al husky; el cual lo miraba de manera pícara, y se dispuso a irse para despejar la furia que le carcomía, pero Lucius le detuvo.
 
- Hoy me siento generoso, Remus- habló desde la cama, apartándose un poco para dejar un hueco- Anda, ven. Solo por hoy te dejaré dormir conmigo.
Si el lobo odiaba que ese perro pronunciarse su nombre, aborrece a todavía más que le hiciera esa clase de propuestas. 
 
¡ Como si él quisiese compartir algo con ese ególatra!
 
- No necesito de tu “caridad”, Lucius- fue la seca respuesta del lobo.
 
- Es una pena, si aceptadas tu condición de una vez y olvidarás ese orgullo podrías evitar malos tragos como quedarte fuera … como siempre- el husky podía llegar a ser realmente insoportable cuando se lo proponía, sobre todo sabiendo que tenía la satén por el mango- Y además, teniendo en cuenta que se avecina una tormenta. ¿ La oyes?
 
Tenía razón. A pesar de que a través de las ventanas se apreciarse un maravilloso sol, podía percibir claramente ( gracias a su desarrollado oído) el estruendo lejano de los truenos. La tormenta no tardaría en llegar. 
Remus emitió un gruñido al sentirse entre la espada y la pared por esos odiosos ojos plateados. Lucius, viéndose el ganador de la disputa, le hizo un mejor hueco, esperando la rendición del otro.
 
- Vamos Remus, como cuando éramos cachorros.
 
- Cuando éramos cachorros tú no eras tan cabrón- soltó mordaz el lobo, provocando una pequeña risa en el contrario.
 
- Ni tú eras tan agresivo y terco- le devolvió la jugada el perro, disfrutando de dejar sin palabras al lobo.
 
Parecía que esa pelea no iba a terminar, pero entonces apareció Severus saliendo de la cocina junto a una joven de cabellos oscuros y rizados. Bellatrix parecía satisfecha con algo y su amor aparentaba querer tirarse por el primer puente que se le apareciese. 
 
Esto solo olía a problemas.
 

Notas finales:

Espero que este capítulo os halla gustado, espero no tardar para subir el siguiente pero el colegio me tiene bastante ocupada últimamente así que no podré prometer mucho. Sin embargo vuestro apoyo me basta para continuar y no dudéis que seguiré con la historia. 

¡ Muchos besos y abrazos a todos!


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