Lágrimas brotaban tranquilamente por sus ojos y sollozos y gemidos escapaban tan lento de su boca.
- Es tu hogar - Respondió la voz sepulcral de la muerte - Unos años antes, como seguro ya notaste, necesitas ser más fuerte para cumplir tu parte del trato - Mientras soltaba cada palabra su tono se volvía cada vez más severo.
- ¿Y por ello me trajiste a morir? - hablo con frío sarcasmos para después levantarse del suelo y recargarse en una de las paredes de su pequeña alacena
- Herencia Mágica, ¿Que sabes sobre ella? - Preguntó y esperó la respuesta de Harry
- ... Supongo que es el tipo de magia que es heredada por tus padres - un tono de desinterés escapó de su boca - También el pársel los metamorfos y cosas así, no? - Su tono de voz era el de alguien claramente disgustado, pero la muerte lo ignoro
- Estás bien informado - Felicito a Harry y éste debía admitir que se sentía extrañamente reconfortante cuando lo hacia - Debo decir que ya hace muchos años cuando entregué las tres primeras reliquias de la muerte convertí en mis herederos inestable a los Peverells - Dijo de golpe marcando 'inestables' en su oración - Y desde entonces he tenido que tomar acciones en el mundo de los vivos... -
-Y eso qué tiene que ver - preguntó Harry ansioso de saber la respuesta
- Tú bien sabes que eres mi heredero - Un tono de reproche salió de la sepulcral voz - Y cualquier heredero mío tiene derecho a reclamar mi herencia - Y agregó - Tanto mágica como monetaria - ni bien cumplas los 11 años la magia nigromante dormida dentro de ti empezará a despertar - Suspiro la voz con aparente cansancio - pero claro esta herencia sólo podrá ser entregada si tú mueres a esta edad - Antes de que Harry pudiera reclamar o preguntar algo, agregó - Así que hice lo necesario para entregarte tu herencia y que seas más fuerte - Dijo como si aquello explicara todo el dolor que 'él' tuvo que sufrir en esos años.
Harry soltó una risa amarga y se repitió una y otra vez "¿Qué era lo que podía esperar de un trato con la muerte?
- Ahora eres libre - Dijo la muerte francamente convencida
- Estoy encerrado - replicó Harry con desengaño, 2 semanas... ¡llevaba dos maldita semanas encerrado en esa alacena! con la única intención, de sus tíos, de dejarlo morir y lo habían conseguido
Otra risa amarga salió de sus labios y el silencio que dejó detrás de ella lo envolvió y por un instante, apareció el pensamiento de lo maravilloso que sería dejarlo todo de lado.
Unas manos pequeñas tomaron las suyas sorprendiéndolo por un momento y pudo distinguir al tacto lo delgadas y huesudas que eran, ganando incluso a las suyas propias
- Te daré un regalo - escucho decir a la muerte y un peso extra apareció entre sus manos y las de ella - No puedo reclamar las reliquias originales si la persona que las entrega no es mi heredero - la muerte levantó sus manos y Harry pudo sentir 3 objetos entre ellas - Así que te mereces tres nuevas reliquias - examinó los tres objetos en sus manos - Y esta vez desaparecerán cuando tú mueras... no cometeré el mismo error... - susurro lo último pero como la voz de la muerte resonaba en su cabeza, no le fue difícil distinguir lo que dijo
Los tres objetos parecían ser un anillo con una piedra cuadrada en el centro, una varita hecha de un material frío y liso, no parecía madera, y... un collar? Con un pequeño colgante con la forma de una flor y una piedra en el centro.
- El anillo no revive... - explico la muerte mientras ponía sus manos en el rostro de Harry - Podrías ir y tirar tu sangre cada que alguien te pida demostrar tu descendencia - Dijo con burla en su voz - Pero el anillo te representará como mi heredero, y no será necesario que mueras desangrado - Harry empezó a sentir magia rodeándolo y uniéndose al anillo - y como mi heredero, iras a Gringotts y exigirá la bóveda que he estado llenando y que será transferida a ti en su totalidad
Harry se sorprendió de que si quiera la muerte tuviera una bóveda y quería preguntar, pero las palabras no salían de su boca así que solo asintió y colocó torpemente el anillo en su delgado dedo demostrándose, con lo grande que le quedaba , como sus manos eran muy pequeñas, pero entonces el anillo se ajustó a sus delgados dedos quedando justo a su medida.
- La varita no es más poderosa - siguió hablando y de nuevo empezó a sentir un lazo que lo unía a la varita - Pero amplifica la magia al doble -
Harry sintió su núcleo hacerse más fuerte y sintió la necesidad de guardar su varita, la colocó en el bolsillo derecho de su pantalón, revisando con sus dedos la figura del mango que eran varias calaveras
- El collar, como es de suponerse, no te hará invisible - la muerte soltó a Harry, que sentía la magia fluir en sí mismo y uniéndose más fuerte al collar que con los otros dos amuletos casi pudo sentirse completo, pero su cuerpo estaba tan débil y cansado - Pero es aun mejor - Parecía orgulloso - Te daré el poder imposible de la inmortalidad -
- Me gustaría no sentir dolor - agregó Harry al sentir cada músculo arder en el dolor que seguía presente, aun con su magia tan completa
- Todo tiene su lado malo - escucho a la muerte mofarse de él - Te di todos los recuerdos de él - Pronunció haciendo entender que era una persona diferente la que había sufrido con los Dursley - Porque ahora es tu vida - Pudo sentir como la magia de la muerte se alejaba de él - Pero te daré un último regalo... para que no te derrumbes - Dijo la muerte usando un tono de burla que hizo enojar a Harry, pero en lugar de reclamar en una batalla perdida decidió sólo colocar el collar en su cuello - ¿Cuál sería tu animal favorito? - Harry no lo pensó demasiado y dijo la primer especie que es cruzó por su cabeza
- Serpiente...
- Él te cuidará - fueron las palabras de la muerte y fue capaz de sentir su magia hasta que poco después desapareciera por completo de esa habitación.
- Tal vez no era mi animal favorito... - Susurro Harry y entonces escuchó un leve ruido en la esquina de su pequeña, sucia y fría, alacena.
- ¿Estás allí? - Pronunció en pársel suponiendo que lo que había escuchado era el último de los regalos de la muerte
- Estoy aquí - Escucho un frío y potente siseo proveniente de la esquina de la alacena - Tu eres mi nuevo amo, ¿verdad?
- Si... - Pensó en lo que aquello significaba y agregó - Supongo que lo soy...