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EIJI: capitulos extra de "aunque tenga que encerrarte" por valeeop

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– Takumi Uchiha… – murmuró Naruto abrazando al pequeño bebé que ya estaba limpio, le había vestido con las ropitas de bebé que guardaba de Eiji, para Naruto el nombre de su nieto resultaba desconocido y hubiera seguido  así de no ser por un pequeño bordado en la tela de la camisita que llevaba el pequeño bebé, decía solo “Takumi” Naruto se sospechaba que la madre doncel de su nieto había escogido ese nombre teniendo en cuenta la procedencia del padre, sonaba bien con el apellido Uchiha, aunque el pequeño varón en los registros no figuraba con dicho apellido, si no con el apellido de la madre doncel, aunque de eso no había problema pues le tomó un par de segundos a Naruto escribir y enviar un mensaje para que el abogado personal de su marido se encargara de convertir a Takumi Coleman en Takumi Uchiha – si vas a decirme algo adelante dattebayo… – dijo Naruto en voz alta, la persona que se encontraba escondida ocultandose tras la puerta reveló su identidad.

Eiji entró a la habitación con pasos silenciosos a pesar de que su presencia ahí ya había sido descubierta por su papá, observó el cuarto con curiosidad, este había vuelto a su antigua gloria de cuando el mismo era bebé, después de todo su papá conservaba aquel cuarto de bebé tal y como hacia veintiún años había sido, aquel era un recordatorio y un lamento silencioso por parte de Naruto quién deseaba tener más hijos, pero no quería traer a una pequeña criaturita hecha de inocencia a sufrir a este mundo, puede que haya logrado salvar a Eiji de las manos de Sasuke, pero no estaba seguro si lograría rescatar a otro pequeño de las manos de Sasuke y no solo de Sasuke si no de las de Eiji quien buscaría matar a un hermano usurpador, aún así Naruto no se sometía a una cirugía de esterilización porque creía en el dictamen del destino, si aún tomando aquellas pastillas quedaba embarazado no pensaba abortar, al contrario, siendo Eiji ya prácticamente independiente podría enfocarse por completo en proteger a su nuevo hijo.

En la actualidad y aunque por su notable apariencia juvenil y aniñada fuera complicado darse cuenta, Naruto ya era un doncel mayor, un embarazo a esas alturas representaba un riesgo, en especial por su canal de parto estrecho, al momento de dar a luz a Eiji aquello no le representaba un problema, era un doncel joven con gran elasticidad y Eiji le ayudó de gran manera, al parecer Eiji era eficiente y breve en todo lo que hacía, incluso en su nacimiento, por ello Naruto no sufrió tanto como se lo hubiera esperado Orochimaru, Naruto metió al pequeño Takumi Uchiha a la cuna la cual antes pertenecía al padre del pequeño retoño, acarició con cuidado la pequeña cabecita del bebé cuyos mechones rubio claro eran delicados y algo escasos , Eiji les observaba en silencio imaginando que era a el a quién su amado papá arrullaba con tanto cariño.

– no vas a cambiar de opinión papá…por lo que veo – Naruto asintió con una sonrisa ante tal afirmación.

– sé que querías proponerme – Naruto se acercó a su hijo y con su mano arregló la corbata gris de estampado que este tenía, Eiji era mucho más alto que Naruto, casi tan alto como su padre Sasuke – pero no pienso dejar a Takumi con ninguna otra persona – el rubio se puso de puntillas y Eiji se agachó un poco para que Naruto pudiera depositar un beso maternal y cariñoso en la frente de su hijo quién con un ligero sonrojo en el rostro tocó el lugar con la yema de los dedos de su mano izquierda – es mi nieto y yo me encargare de criarlo dattebayo – el semblante de Eiji cambió por uno frio, se cerró el saco del traje.

– Entiendo – Eiji sabía que no había manera de cambiar aquella decisión tomada por su rubio papá, aquel había sido un pobre intento de hacerle cambiar de opinión pero aquella era una batalla que estaba perdida mucho antes de comenzar – me voy – anunció Eiji

– Que te valla bien Eiji-chan – su papá lo despidió con una sonrisa y Eiji salió del cuarto.

Al cumplir los dieciocho años Eiji abandonó la hacienda rusa de akatsuki, no por independencia, no por querer empezar su vida solo, no por demostrar que era capaz de cuidarse a sí mismo sino para cuidar a su papá, Eiji Uchiha era alguien que había decidido nunca tener una pareja fija, prefería tener todo tipo de experiencias…pero no quería tenerlas con su papá cerca, en una sola noche Eiji había estado hasta con siete parejas distintas, por supuesto cuidándose como debería, sabía que aquella no era el tipo de vida que su papá, quién era una persona bastante sentimental, deseaba para él, y así era, Naruto deseaba que su hijo Eiji se casara y fuera feliz así como Sasuke.

Pero Eiji no era así, no se imaginaba de ninguna manera si mismo estando con una pareja fija, estaba seguro de que aborrecería a la persona con quien estuviese antes de que terminara una semana de estar juntos, él no se iba por las nubes, no le gustaba para nada el romance ni el sentimentalismo, solo disfrutaba de la lujuria y el placer que le otorgaba el sexo, de hecho, al terminar el acto sexual su acompañante se iba, nunca dormía con nadie porque le molestaba enormemente tener que compartir su cama, Eiji tenía un sueño bastante flojo por lo que cualquier ruido o movimiento podía despertarlo.

Llegó al edificio de su compañía Kyuubi, este quedaba a tan solo un par de cuadras del edificio de akatsuki, a plena vista Kyuubi era una compañía completamente limpia sin nada que ocultar llevada por un joven prodigio del mundo de los negocios, pero por debajo de la mesa Kyuubi era la encargada de lavar todo el dinero de akatsuki y volverlo dinero “limpio”.

En su empresa él era un rey que debía ser obedecido y respetado, todos sus empleados tenían una disciplina estricta y un fuerte sentido del deber para con su empresa, sus empleados eran hábiles trabajadores de principios laborales fundamentados en el manual de la empresa y su famosa regla “lo que pasa en la empresa se queda en la empresa” dando a entender de manera silenciosa lo peligroso que era tan siquiera estar frente a su jefe, era una advertencia silenciosa que decía con letras invisibles “si hablas mueres”.

Salió del ascensor al último piso, fuera de su oficina sentada en un escritorio sumamente elegante trabajando arduamente estaba laura, Laura anteriormente rubia se había pintado en cabello de negro dejándose las puntas plateadas, esto combinado con sus ojos azules la hacían ver juvenil y despampanante haciendo que para ella él paso de los años fuera invisible, saludó con un asentimiento de cabeza a su joven jefe y este le devolvió él saludo silencioso, Laura era una pieza clave que se había vuelto irreemplazable para él.

Su oficina era bastante elegante y pulcra, bien iluminada con luz natural, le gustaba tener lo mejor y por ello había contratado a un equipo inmenso de más de cuarenta de los mejores decoradores del mundo para que le arreglaran la oficina y su departamento el cual se hallaba en Moscú lo más cerca posible de su papa, a menos de veinte minutos en auto desde su lujoso edificio de apartamentos estaba su rubio papá.

Se sentó en su enorme escritorio el cual estaba perfectamente ordenado, sus mejores secuaces estaban ahí sentados en los sofás, ninguno se había molestado en saludar, tales formalidades no eran del gusto de Eiji y los tres lo sabían, al notar que este llegaba no de muy buen humor decidieron mantener el silencio que rodeaba aquella muy bien decorada y elegante oficina.

Konohamaru, Udon y Moegi eran los principales ayudantes del gran Eiji Uchiha, por supuesto también eran sus hombres de confianza, con el tiempo aquellos pre-adolecentes llorones habían sido convertidos por el mismísimo Sasuke Uchiha en fieros soldados que podrían hacerle frente a Karin y a Suigetsu, incluso al equipo táctico en habilidades pero no en experiencia, por ese lado aún les faltaba mucho.

– Oigan – llamó Eiji, los tres se pusieron de pie enseguida, elegantemente vestidos con traje imponían respeto con solo una mirada.

– Jefe Eiji – dijeron al unísono.

– quiero que tengan una pequeña charla con aquel primer ministro – empezó a decir Eiji mientras veía en la pantalla de su laptop una carta que le había enviado el ministro dando una respuesta negativa…a Eiji Uchiha no le gustaban las respuestas negativas.

– como usted ordene.


   


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