Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eslabones de fuego y hielo por kurotsuki_mikoto

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

*Ningún personaje (ejemsalvouno) me pertenece. Los derechos se reservan a sus respectivos autores y productoras.

*Este fic es un AU con posibles deslices de OoC para calzar a los personajes en el ambiente.

Advertencias:

*Contenido homosexual

*Escenas ligeramente explicitas

*Escenas violentas

*Lenguaje subido de tono.

Bueno, te preguntaras porque estoy retomando la historia cuando pase cerca de un mes deambulando de un lugar a otro con mi divertidísimo e inseparable compañero de viaje en lugar de ir al punto importante, pero estos son detalles que no puedo omitir, fueron y son muy importantes como para dejarlos pasar simplemente con una oración que podría resumir todo esto.

 

—Eres una maldita tortuga.

 

Si, ese era mi encantador compañero de campo que se molestaba en jalarme por tercera vez en nuestra carrera cuando estuve a punto de caer por culpa de algunas ramas y enredaderas que se interponían en nuestra huida de un grupo de bandidos que gritaban furiosos para tener sus cosas de regreso y nuestras cabezas como bonus.

 

—Aja.

 

Y yo no podía articular una palabra más inteligente que no se llevara mi esfuerzo físico que ya era pobre para ese momento y nuestra única ventaja era que a diferencia de nuestros perseguidores, podíamos ir por el camino angosto sin preocuparnos por caernos pendiente abajo a los matorrales espinosos debido a nuestra complexión que era más delgada que la de ellos.

 

¿Cómo terminamos siendo perseguidos por unos bandidos? Bien, en esa ocasión no fue culpa mía, aunque le costara admitirlo a Er, mis habilidades eran más decentes que las que tenía cuando nos conocimos.

Para ese momento ya podía abrir cualquier cerradura con los pequeños y delgados pedazos de metal que ayudaban a mantener el pelaje de animal café en mi cabeza, podía robarle a cualquier peatón que se me cruzara e incluso en la actuación y adulación había mejorado bastante gracias a las constantes prácticas que tenía con Er simulando diferentes situaciones e interpretando diferentes papeles.

Entonces ¿cómo pudimos llegar a esa situación aun cuando ni siquiera mi piel manchada de suciedad y hierba resaltaban mi origen extranjero en aquellas tierras céntricas? Bueno, por esta ocasión fue culpa del tarado que corría frente a mí por su estúpido capricho de tener dos ostentosas plumas colgadas de su cabello y negarse a venderlas a la negociadora que estaba distrayendo cuando yo me encargaba de sacar una de las bolsas de dinero de su equipaje. Ella se molestó, volteo y todo el esfuerzo se fue al drenaje cuando sus matones salieron de un bar que estaba a pocos metros de nuestra ubicación y eso nos dejó corriendo alegres por el bosque con media docena de fortachones pisando nuestros talones.

 

—Ya los estamos perdiendo.

 

Justo cuando escuche que cantaba victoria antes de tiempo, un sonido seco me distrajo y poco me falto para tropezar con el cuerpo del chico que ahora estaba tendido en el suelo con una pequeña enredadera metálica sujetándolo de su tobillo y encajando sus espinas de forma profunda en su pie.

 

Me seguí de frente, esas eran las mismas trampas que Lane tenía fuera de su casa y si la memoria no me fallaba, podía quitársela si encontraba una roca o rama lo suficientemente grande para reemplazar su pie y poder seguir nuestro camino.

Los ruidos se volvían más fuertes, si ambos huíamos era obvio que no teníamos la oportunidad de ganar la misma distancia con la que contábamos y el hecho de que Er no reaccionara a tiempo cuando me vio regresar tampoco nos ayudó.

 

— ¿Por qué diablos regresaste?

 

—Perdón— me disculpe sin procesar su pregunta por completo o detenerme a pensar en otro plan que fuera mejor al que tenía en mente para ese momento cuando termine de liberar su pie. —Agárralas bien.

 

Le deje una de las bolsas con instrumentos que pude sacar de la carroza, empujándolo por la orilla del declive y escuchando como su cuerpo rodaba hasta que los matorrales espinosos lo recibieron y fue entonces que los agresores salieron de una curva cerrada, dándome poco tiempo para agarrarme el pie y que las manchas de sangre se pegaran a mi ropa y piel.

 

— ¡Ya te tenemos, maldita sabandija!

 

— ¡¿Dónde está el otro?!

 

—Se fue, nuestra comunidad necesita más sus artilugios que ustedes. Unos simples ladrones sin objetivo-

 

—No van a estar muy contentos.

 

Comenzaron a hablar entre ellos al mismo tiempo que otro me sujetaba del cabello y tuve que sostenerme de su mano para no dejar que me quitara mi disfraz con ese brusco acercamiento que me dejo en medio de todos.

Sí, no era el mejor plan pero con suerte me encerrarían en alguna jaula y aun con grilletes eso ya no era un problema para mi incluso si Er me abandonaba por ser peso muerto, tampoco era un secreto que él odiaba a la clase alta, le molestaba tener que compartir su tiempo e intereses con alguien más y sobre todo hacerse cargo de otra persona cuando en esa situación incluso mantenerse a salvo uno mismo era difícil.

Pero lo hizo y se lo debía. Lo consideraba mi amigo y aun cuando no era la mejor compañía que pude encontrar pudo abandonarme, asesinarme o venderme en cualquier momento y que no lo hiciera en ningún momento era un extraño trato silencioso de que él también me consideraba su amigo por más veces que me llamara estúpido en el día.

 

—Camina.

 

—Vaya, no se me había ocurrido. Gracias por la sugerencia— conteste en tono amable al sujeto que acababa de ponerme una soga alrededor de mis muñecas y jalaba como si estuviera tratando con ganado. Algo que probablemente no estaba lejos de la realidad.

Aun cuando eran ladrones, mercenarios o vendedores de antigüedades, la mayoría podía dedicarse a la venta de personas en el mercado negro siempre y cuando tuviera algo que ofrecer, desde un empleado bueno para nada hasta una nieta que no podían mantener más. Si, asqueroso pero nos topamos con varios casos de esa estirpe con cada parada que hacíamos y según Er, los casos más humillantes eran los que pasaban en el centro de la ciudad donde podían hacerse las ventas y compras a plena luz del día con la gente desnudándose en el podio para que los interesados ofrecieran el dinero de forma justa.

Nunca le pregunte como lo sabía si hasta el momento viajábamos por las orillas de los pueblos o ciudades, pero a esas alturas la respuesta ya era más obvia con cada día que pasábamos hablando de tonterías y anécdotas pasadas.

 

“Las plumas no son igual que el cabello Jack, son más como uñas. Por eso es mejor que se caigan solas a que te las arranques por accidente”

 

“No soy el primero ni el último que ha tenido una vida difícil, ahórrate tu lastima”

 

Si, ese tipo de cosas me hicieron recordar el discurso que el sujeto de cabello café había dado antes de que los dragones atacaran mi hogar. Habíamos huido un largo tramo y eso me daba tiempo de andar con una cojeada falsa y mi mente en otro lugar mientras los otros hablaban sobre lo enojada que estaría su jefa cuando se enterara que uno de los dos había logrado huir con las cosas.

 

“¡Berk fue destruida y saqueada por la misma gente que en este momento brinda por una paz continua!”

 

No podía decir que ignoraba esa información cuando en todas las paradas que hicieron pudo escuchar de vez en cuando el nombre de las tierras del norte, sobre la masacre e información que era diferente en cada lugar o mercader que llegaba a escuchar.

 

Algunos decían que la gente de norte se enfrentó a una revolución entre su propia gente, otros hablaban de lo bruto y fuerte que era el hijo de Valka y Estoico al buscar poder y derrocar a sus padres por sí mismo y usar al pueblo del Oeste como respaldo y otros sacaban cuentos más absurdos sobre la forma tan brutal en que la masacre se había repetido en el Sur donde Arendale era solo cenizas y ningún miembro de la familia real daba señas de ser vista.

Ni la reina, el rey o la princesa.

 

Por supuesto, nadie sabía nada acerca del hijo perdido que podía estar robando manzanas para mantenerse con vida un día más.

 

Hiccup Horrendus…bueno, de ‘Horrendus’ no tiene nada

 

Pensé con sarcasmo al recordar su babosa cara pecosa que le pareció amigable por unos minutos y al recordar las cadenas que tenía en el cuello, las extremidades él y Jimmy, un escalofrió recorrió mi espalda y estuve a poco de caer.

 

¿Cómo podía ser tan normal mantener a la gente de esa manera? Sin duda me parecía normal en el castillo, pero no se comparaba en nada tener ese tipo de ataduras en un lugar donde tienes donde dormir, alimentarte y mantener tu seguridad a la horrible celda en donde conocí a Er.

 

“No todo es bueno o malo Jack”

 

Bien, con eso al menos estaba seguro de que Hiccup Horrendus no era una mala persona. Sin duda era brusco y salvaje como lo decían los rumores ya que no podía imaginarme a otra persona irrumpiendo en una fiesta y lanzando fuego a diestra y siniestra, pero sus motivos eran congruentes o al menos personalmente, yo no podía recordar que alguien de los altos mandos se viera confundido.

Recuerdo haber visto a mi padre aterrorizado, a Pitch sorprendido y Viggo…

 

¿Viggo?

 

Fruncí el ceño al no haberme dado cuenta de algo tan obvio hasta ese momento.

Sí, no recordaba haberlo visto cerca de ahí.

 

—…yo me encargare de él.

 

Deje de divagar cuando una fuerza mayor me obligo a caer y la punta de un zapato me levanto de la barbilla para ver a la mujer que parecía examinarme como lo haría una señora con un pedazo de fruta.

 

—Supongo, se ve joven y si pudo correr esa distancia entonces su condición física no esta tan mal. Pon en el formulario lo de siempre, oye niño ¿sabes hacer el aseo?

 

— ¿Cree que si supiera hacerlo estaría así, señora?

 

No fue muy inteligente pero me fue imposible controlar mi tono de voz cuando esa mujer me recordaba un poco a mi madre en su forma de hablar y un punta pie era lo mínimo que debí esperar.

 

—Ponle que es para trabajo medio, complexión delgada y necesidades físicas. Que debe ser domesticado también y ponlo en la primera lista. Apenas lleguemos a la siguiente ciudad quiero que este niño ya no esté en el equipaje.

 

—Que coincidencia, yo tampoco quiero durar tanto tiempo con ustedes.

 

—Quítale la ropa, también podemos usarla para venderla aunque sea por unos céntimos.

 

Deja vú

 

Quizá me hubiera asustado más si los encargados de desvestirme me miraran con más atención, pero se limitaron a dejarme en ropa interior y ponerme en la fila de personas que apenas y podían levantar la cabeza después de llevar varios días viajando de esa manera tan incómoda y denigrante.

¿Me molestaba viajar de esa manera? No, después de Lane todo era mejor que terminar con algún enfermo de su calaña y mientras me miraran desde arriba, por más que me molestara, tenía que admitir que era más fácil moverme de esa manera.

 

Si, otra gran lección de la vida: deja que te menosprecien y luego sorprenderlos con un golpe en la cara.

 

Esa bruja podía intentar humillarme pero al final podía imaginar la cara de sorpresa y furia que tendría cuando me escapara justo debajo de sus narices.

Tenía los medios para zafarme de los grilletes, el problema eran los grandulones que estaban a cada lado de nuestras filas para apurar a los que se quedaban atrás y entorpecían el avance de los demás. No sería fácil escabullirme cuando uno de ellos estaba apurando a la mujer detrás de mí para que no bajara el ritmo de sus pasos.

 

Caminamos cerca de una hora. Aun cuando llevaba varias semanas yendo de un lado a otro, fue un martirio tener que caminar con las piedras atravesando el calzado que nos dejaron y no se podía decir nada bueno de la tormenta que parecía arder en deseos de dejar caer los rayos ahí mismo.

Pudo ser peor, pero el recorrido se volvió menos aburrido cuando dos de los bandidos comenzaron a hablar y poco tuve que esforzarme para enterarme de que hablaban para esas horas del día.

 

— ¿Te enteraste de las nuevas noticias? Hay rumores de que el señor Viggo capturo al líder de los anarquistas.

 

¿Líder?

 

—Si, al parecer fue en una emboscada. Estaban hablando de eso en el bar, parece ser que el líder de los anarquistas que quemo el palacio de Arendale fue atrapado en uno de los pueblos cercanos.

 

— ¿No se supone que era indomable y una bestia del norte?

 

—Creo que perdió el toque, aunque Viggo tampoco es un oponente para tomar a la ligera.

 

— ¿Qué fue lo que escuchaste?

 

Conforme la conversación avanzaba un vacío se iba formando en mi estómago, ni siquiera tenía razones para preocuparme por ese maldito pecoso, pero sus palabras eran como estacas siendo martilleadas contra un poste de madera.

 

—Al parecer le tendieron una trampa, hay rumores de que ha estado buscando soldados para que se unan a su causa.

 

— ¿En serio? Yo escuche que en realidad buscaba un arma secreta que se perdió en ese enorme incendio.

 

¿Un arma secreta? No había nada así en el palacio, si lo hubiera mi padre la habría escondido en alguno de los pasadizos que se me de memoria.

 

Repase mentalmente las cosas de valor que pudieron robarse esa noche y con un rápido pensamiento que tire al instante pude sentir como mis mejillas se calentaban por la sola aparición de esa idea.

 

Lo único que se perdió fui yo.

 

Pero no podía ser, él no tenía ninguna razón para buscarme, la única información que podía brindarle era sobre el lugar donde yo había crecido y el cual parecía estar en área de soledad.

Él sabía que yo nunca pude poner un pie fuera de la propiedad, era más que obvio.

 

—Bueno, es una lástima. Quizá la rebelión siga sin él.

 

— ¿Tú crees?

 

—Yo espero que no pero es probable. Escuche que en estos días lo van a ejecutar en el palacio de Krad que se encuentra en el este y será una ejecución pública.

 

—Me gustaría ir a verlo.

 

—Si vendemos rápido a estos bultos de carne quizá la jefa nos deje pasar de largo hasta la ciudad.

 

—Tomen un descanso— la voz de la líder del grupo interrumpió aquel cuchicheo y fue oportuno para hacerme rectificar mi posición que se había ladeado para escuchar mejor lo que ellos estaban hablando hasta el momento. —revisen que ninguno se muera, recojan agua del río y partimos en diez minutos.

 

Una distracción.

 

Respire hondo para controlar mis prioridades de ese momento, luego podía preguntarme en que parte del mapa me encontraba y si era factible ir a ese palacio o solo una pérdida de tiempo.

 

Mire a mi alrededor para encontrar algo que fuera capaz de llevarse la atención del matón, que lo distrajera por solo unos segundos que eran lo justo para que no escuchara el clic de los grilletes abriéndose y mi camino fuera directo a la espesura del bosque donde les sería más difícil seguirme sin caer en la insubordinación al no recibir órdenes rápidas por parte de la tirana que parecía más concentrada en revisar por tercera vez el cofre con joyas que no presentara señal de poder ser forzado aún si se distraía.

 

Sonreí al ver que muy cerca del lago estaba una salamandra, no era mucho pero si creaba una escena podía deshacerme del grandulón por un lapso de cinco segundos como máximo.

 

— ¡¿PERO QUE ES ESO?!

 

En ese momento apreté los dientes al ver que el grito no fue mío, si no de uno de los bandidos que apuntaba a la carretilla de antigüedades que empezaba a arder en fuego. Algunos llegaron con las cubetas de agua para apagar el fuego, y ese caos solo aumento cuando el fuego se propago a la carroza donde estaban las cosas de valor y esta vez todos fueron a controlar el fuego en vano, soltando maldiciones cuando las llamas se tornaban a un color verdoso y se propagaba incluso a las cadenas que nos mantenían sujetos.

 

Me gustaría decir que me las arregle para liberar a todos, pero no fue así. Lo único que logre fue quitarle la llave del cinturón al grandulón que tenía más cerca y libere al primero que tenía más cerca, dejándole la llave en sus manos antes de correr a los árboles y cubrirme del infierno que empezaba a extenderse a las ramas donde intente esconderme de nuevo.

Avance sin pensar en la gente que podía estar muerta para ese momento si la mujer que libere no se dignaba a ayudar a los demás y huía por su vida justo como yo.

 

— ¡POR ACÁ, IMBECIL!

 

Y como una de tantas veces, sentí el cuerpo de alguien más taclearme en mi carrera, tumbándome en el suelo pero poniéndome una capa de viaje de piel que podía cubrir un poco del mal tiempo que azotaba contra nosotros.

 

— ¿Er?

 

Sonreí apenas me ayudo a pararme y me indico por donde correr a lo que parecía un camino de emergencia.

En realidad creí que me había abandonado pero fingí que lo esperaba para no ponerle tensión al ambiente.

 

—Realmente te tomaste tu tiempo, me robaron mi ropa— además era más fácil hablar cuando no podía correr bien por su pie herido y a juzgar por la apariencia de sus brazos debió dolerle la caída a los matorrales.

 

—Cállate.

 

Para entonces se escuchaba con la voz temblorosa y no pude entender porque hasta que llegamos a la orilla de un acantilado y mis oportunidades de detenerme aminoraron cuando me tomo de la mano y me obligo a saltar con él.

 

Grite de forma varonil y orgullosa, no afeminada. Y si me aferre a su cuello desde la espalda fue únicamente porque era divertido caer de semejante altura, semi desnudo y con un tipo lisiado que parecía más asustado que yo.

Si, también cerré los ojos porque no creo que a nadie le guste ver el suelo acercarse mientras el viento quiere dejarte ciego con toda la tierra que el risco soltaba.

 

Lo que el miedo y la adrenalina no me permitieron sentir de inmediato fue como el cuerpo al que me aferraba aumentaba de tamaño, la piel se rodeaba de plumas y si no fuera porque mis brazos tuvieron que sujetarse de él en vez de entre ellos, jamás me habría percatado de que la velocidad estaba aminorando y que ya no me estaba sujetando a un chico malhumorado de 17 años, si no a un ave gigante que agitaba sus alas para apoyar sus garras sobre la copa de un árbol y luego se impulsaba con sus cuartos traseros para retomar el vuelo mientras la tormenta se extendía en frente de nosotros.

 

¿Patas traseras?

 

Solo pude ver de reojo que la otra mitad de su cuerpo no parecía tener plumas, si no pelaje, cola y unas garras similares a las de un gran felino que tiene como practica favorita jugar con sus presas antes de comérselas.

 

No pude ver más cuando todo se volvió negro y mis ojos tardaron en adaptarse a la poca iluminación que las grietas de aquella montaña nos daba. No paso mucho para que se detuviera en una de las salientes y me tirara cuando estuvimos en terreno firme.

Por más rápido que me puse de pie, solo pude ver como las plumas se encogían y en pocos segundos sus características animales volvieron a ser las de un humano cualquiera.

 

—Eso… eso fue…— no tenía palabras para describirlo, pero no hizo falta. Lo sujete de los hombros para zarandearlo y poner en segundo plano la gratitud. — ¡Súper cool! ¿Te puedes convertir en varios animales? ¿No era solo en un águila? ¿También en un grifo? ¿En que otro animal te puedes convertir? Viejo eso estuvo súper genial, hubiera sido más cool si me recogías en esa forma y así podía insultarlos pero creo que igual hubiera gritado. ¿Por qué no me dijiste que podías hacer eso?

 

Mientras más le preguntaba parecía más sorprendido, pero en el momento no me importaba.

 

—Bien, te responderé todo eso si tú me respondes algo.

 

—No grite ni tuve miedo.

 

—No…Cuando estábamos huyendo y me caí ¿por qué volviste por mí? ¿No se te ocurrió que te pude haber dejado ahí? Desde el principio te dije que eras carne de cañón para mí, que demonios pasa por tu cabeza— de la confusión paso a ser un regaño que me dejo atónito — ¿Acaso no has aprendido nada en el último mes que estuvimos viajando? ¿Qué clase de idiota ayuda a un estafador? ¡¿No aprendiste nada o qué demonios Jack?!

 

—Hm…bueno, si pensé que podías dejarme tirado, pero solo se me ocurrió después. Tuve mucho tiempo para pensar en los peores escenarios.

 

— ¿Y no pudiste pensarlo antes, maldita cabeza de nabo?

 

—No, solo pensé en que no podía dejar a mi amigo atrás

 

—Eres— tomo aire y podía jurar que parecía revisar su catálogo de insultos para cerciorarse de que había uno lo suficiente agresivo para ese momento —Tu— luego parecía querer ahorcarme — ¡No somos amigos!

 

—Entonces ¿Por qué volviste por mí si no es así?

 

Su única respuesta fue una patada en la espinilla que me obligo a mantenerme en un pie y le fue fácil empujarme para que tomara asiento.

 

—Ya, dejemos eso a un lado. Si seguimos hablando se me va a pegar tu estupidez.

 

—Aja, pero desde que hablas conmigo ya puedes hablar más fluido.

 

—Te puedo empujar al abismo de estas grietas— amenazo aunque no detecte más enojo en su voz y eso era una buena señal. Eso significaba un día más de vida —…Solo en un grifo.

 

—…Pero en águila…

 

—El grifo es un hibrido entre un águila y un león, puedo tomar la forma de cualquiera de los dos pero muy pequeños en comparación con la forma original que puedo tomar— me explico con una tranquilidad que solo pude asociar con paciencia en pago por haberlo ayudado. —No te lo había dicho porque…

 

De pronto su voz se detuvo y segundos de silencio le siguieron, algo que tome como un cambio de turno y me envolví un poco más en la capa de viaje que me había dado.

 

—Esa señora era un fastidio, me recordó un poco a mi madre.

 

—… ¿En serio?

 

—Sí, una persona encantadora si eres perfecto, si no te da un trato peor a la de un perro callejero.

 

—…Cielos Jack, lo siento. Debió ser un infierno.

 

—… ¿Por qué en lugar de lastima siento que me acabas de insultar?

 

A pesar de estar en un entorno poco iluminado, podía ver que se encontraba más relajado por unos segundos.

 

—Tómalo como quieras…y…no te lo dije porque no confiaba en ti.

 

¿Y ahora sí?

 

Fue lo único que pude pensar al distinguir su silueta jugando con la pluma que tenía colgada en su cabello.

 

—No le puedes decir a nadie de esto Jack. A nadie.

 

— ¿Por qué? Es un-

 

—Es algo raro por lo que la gente pagaría mucho ¿no? A la gente adinerada le encantaría tenerme en el portón de su puerta como adorno o mi cuerpo disecado en la sala de trofeos— su voz tembló ligeramente conforme iba hablando, fue difícil saber si era miedo o ira —solo eso les importa. Tener a un maldito cambia pieles que toma forma de animales exóticos para adornar su hogar y saciar sus malditos deseos y curiosidades ¿Crees que les molestara si tengo plumas o alas formándose en mi espalda mientras me están penetrando? No Jack, no les importa ¿crees que sus hijos están contentos de ver que hay gente que puede hacer más cosas que ellos? No, son unos malditos envidiosos que si se enteran me harán la maldita vida imposible e incluso me arrancaran las plumas para tener algo que presumir. ¡¿Crees que te lo mostré para ganarme eso cuando estoy confiando en ti y que tú me des la maldita espalda diciéndole a tu padre que puede usarme como un maldito juguete sexua-

 

Me quede boquiabierto cuando se tapó su boca e interrumpió la cascada de quejas que salieron como una explosión que fue cebada hace mucho tiempo. Sonreí sin poder evitarlo cuando comenzó a llorar en silencio y no me aparto cuando le despeine el cabello, Er no parecía la clase de chico que se animaría con un abrazo o cualquier contacto físico que conllevara traspasar su espacio personal, pero tampoco podía quedarme en silencio cuando acababa de confesar algo importante.

 

—N-No hagas que me arrepienta de habértelo dicho.

 

—… ¿Eso significa que no puedo decir chistes sobre las heces de los pájaros y los gatos?

 

Pude sentir un golpe en el hombro, una risa floja y un lazo de amistad verdadero que se formaba mientras nos acomodábamos para dormir en ese lugar y pude jurar que en algún punto de la madrugada, las duras rocas eran plumas en las que podía recostarme con más comodidad y con las cuales me podía cobijar.

 

Al despertar lo primero que hicimos fue bajar de las grietas, algo menos emocionantes que nuestra llegada pues Er se limitó a tomar su forma de águila para ayudarme a no caer por agujeros hasta quedar en tierra firme y salir a la superficie donde el paisaje se veía más vivo después de la lluvia y con un poco de la luz que el amanecer daba para esas horas de la madrugada.

 

—Bien ¿Cuál es el plan ahora? Ya estamos muy lejos de las tierras del Oeste para seguir el plan original de ir a un lugar seguro.

 

— ¿Qué tan lejos?

 

Por favor al este, por favor al este.

 

—Estamos a un día de la ciudad más cercana, en territorio del Este. Normalmente tomaría más tiempo pero ese acantilado fue un “atajo” que pocos podemos tomar.

 

—Claro, sí. Sin alas no hay atajo.

 

La ejecución es pública, en estos días…

 

—Am…hay algo que tengo que hacer en esa ciudad, es en donde está el palacio Krad— mientras hablaba parecía que no le gustaba la idea de ir a un palacio justo después de revelarme su secreto, pero no podía culparlo —¿Podrías decirme en qué dirección está?

 

—… ¿No quieres que vaya contigo?

 

—No, tus habilidades sociales son un asco y solo quiero echar un vistazo. Podrías esperarme aquí, voy y si no regreso en dos o tres días me puedes dar por muerto e irte al-

 

—Ok, no necesitas convencerme— se encogió de hombros mientras buscaba una vara para dibujar en la tierra mojada y hacer un pequeño mapa fácil de memorizar y entender. —Nosotros estamos aquí, si sigues el camino hacia la derecha puedes encontrar un sendero que te llevara a uno de los pueblos que está a las orillas de la ciudad. Ahí puedes conseguir al menos ropa decente y algo de comer.

 

Asentí al saber que no sería de forma honesta, pero siempre me ponía la excusa de que algún día se los pagaría.

¿Cómo? No tenía ni idea, pero tenía una lista mental de todas las personas a las que les había quitado algún bien material.

 

—Y…no te voy a esperar Jack. De aquí voy directo a la ciudad del Oeste, si después de lo que tienes que hacer quieres ir para allá, puedes alcanzarme si quieres y puedes.

 

Quería decirle que era un maldito ingrato, pero tampoco era difícil de entender cuando había bandidos por todas partes y aún con la tormenta era difícil asegurar de que nadie lo vio cuando cayeron y se fueron volando a la montaña que estaba a más de un kilómetro de distancia.

Eso era algo que no pude notar hasta ese momento, la velocidad de vuelo que pudo alejarnos del peligro en tan poco tiempo.

 

Pude ganar una amistad sincera y viniendo de un maldito desconfiado hasta la medula, eso ya era mucho.

 

Nuestra despedida fue corta, yo a pie y el tomando un vuelo relajado en la dirección contraria.

 

-(-)-(-)-(-)-

 

Hiccup PoV

 

Si alguien me preguntaba que palabra me describía mejor, podía dudar entre “paciente” y “estratégico” para responder, pero la situación de ese momento me ponía en duda si realmente lo era.

 

¿Realmente podía llamarme una persona paciente cuando no dude ni un segundo en correr al comedor donde se decía, estaba uno de los supervivientes del gran incendio?

¿Podía usar la palabra “estratégico” cuando entre sin un plan de respaldo y las armas de los hombres de Viggo me apuntaron cuando la puerta se cerró detrás de mí?

 

No, no podía usar esas palabras para describirme y ni siquiera la oración “Eres un buen líder” que alguna vez me dedico Astrid para darme ánimos podía aminorar la ira y decepción que sentía en ese momento, en frente de toda esa gente extraña que se dividía en gente que parecía gritar por clemencia y otra que solo quería ver sangre.

 

—Atención.

 

Viggo silencio mucho de los gritos al hablar fuerte y claro en la plaza principal del castillo donde muchos ciudadanos se habían reunido y la mayoría solo estaba ahí por el morbo de ver morir a alguien en su tierra.

 

Ya tienen algo de qué hablar.

 

Fue lo único que pude pensar al no ver ningún dragón o cara conocida en los alrededores.

 

—Puede que muchos no lo sepan, pero durante el ataque este violento anarquista se llevó al hijo menor de la reina, un chico que estaba bajo cuidados médicos debido a su estado deplorable e intento chantajearla con acabar con su vida si ella no le daba lo que quería.

 

¡¿QUÉ?!

 

El murmullo aumento de volumen y mi ira solo aumento cuando hice contacto visual con Viggo que no dejaba de agrandar aquel teatro pintado solo para entretener.

 

—Sin embargo, la reina es alguien amable que le dará la oportunidad de vivir si le regresa a su hijo y le revela donde escondió a su hija. Así es, este violento anarquista recurrió a métodos bajos y cobardes para respaldar su estrategia de batalla, causar el caos y nada más.

 

—Por favor— esta vez fue la mujer hipócrita de mi derecha la que tomo el mando de aquella función retorcida que los espectadores parecían disfrutar a su modo. —No hagamos de esto un valle de sufrimiento, suficiente fue con…— respiro hondo, tapándose la boca como si contuviera las lágrimas a pesar de que me era fácil recordar la sonrisa siniestra que tuvo cuando nos encontramos en el comedor al ser ella la sobreviviente de la que los rumores hablaban. —Solo quiero saber dónde están mis hijos y no quiero tener que jalar yo la palanca— se señaló a sí misma y luego a la palanca que bajaría la plataforma en donde estaba apoyado y me dejaría ahorcarme con esa soga que me ataba al poste de ejecución.

 

—Es difícil para la reina ser la encargada de tu condena a falta de su esposo ¿no deberías ahorrarle eso por lo menos?

 

Viggo se acercó con una sonrisa satisfecha que no veía la multitud y el pequeño empujón que la mujer daba a la palanca para que mis pies resbalaran y la cuerda comenzara a apretarme, solo eran piezas finales en ese cuadro enfermo y torcido en el que se había convertido el gobierno de la mayoría del mundo.

 

— ¿Quieres a tu hijo de regreso? ¿Para qué? — gruñí aún con enojo que pude disfrazar con el sarcasmo y asco que esa mujer me daba — ¿Para matarlo tú misma o golpearlo con tus propias manos en lugar de usar a un sirviente como la última vez?

 

No me importaba si me escuchaban o no, la expresión que puso fue algo que me hizo sonreír aún en esa situación donde uno de los guardias se acercaba con una lanza en la mano y me apuntaba al abdomen.

 

—Como es costumbre, el condenado tendrá cinco oportunidades para hablar, cada oportunidad gastada volverá esto más doloroso.

 

Bien, si no muero ahorcado moriré desangrado por cinco lanzas. Excelente.

 

Pensé en que aun a pocos pasos de la muerte, pude ser capaces de hacer enfurecer a la bruja que bajaba más la palanca al punto que empezaba a costarme respirar, la lanza se levantaba sobre la cabeza del soldado y justo cuando la iba a dejar caer…la soga se cortó.

 

Caí directo al suelo irregular, escuchando la multitud murmurar de sorpresa por sobre el zumbido que aumentaba en mis oídos y tuve que forzarme a ponerme de pie para enfocar al extraño que había jalado el mango de madera por detrás del verdugo para cambiar la dirección de su arma y que le diera a la cuerda sobre mi cabeza en lugar de mi brazo.

Quise preguntarle quien era, pero en los pocos segundos que hicimos contacto visual pude sentir un escalofrió recorrer mi espalda.

 

— ¡¿Qué-

 

La mujer no termino de armas su pregunta cuando el joven de cabello café le asesto un golpe con el mango de la lanza con tanta fuerza que la madera se rompió y todos exclamaron con sorpresa y horror, aunque nadie se movió de su lugar salvo los guardias y Viggo que sacaba su espada para ir contra el extraño que se atrevía a interrumpir su función.

 

—Okay, eso se sintió mejor de lo que imagine y se puede esperar de un chico “en el filo de la muerte”

 

Lo sujete de la cintura para girar sobre mi propio eje y quitarlo de la línea de ataque de los guardias, cayendo al suelo y ganando algunos segundos donde pude verlo por segunda vez para cerciorarme de que la similitud no era obra de mi imaginación y que realmente era el mismo chico que conocí en los establos del castillo.

Otra acción estúpida ya que la gente empezaba a evacuar el lugar y los guardias ya estaban lanzando flechas mientras otros ayudaban a la reina de Arendale a ponerse de pie y revisar rápido los cortes en su cara y yo solo podía preguntarme qué diablos hacía ÉL ahí.

 

—Por acá— me indico sin verme a los ojos y solo tomarme de la mano para caminar a donde debía ser el patio trasero del castillo.

 

— ¡Aquí no hay salida!

 

— ¡No! — afirmo sonriendo y no paso mucho para que entendiera porque me había guiado ahí.

 

Sonreí a pesar de todo, sin preguntarle cómo había logrado abrir los establos sin que lo vieran, como podía pensar en una forma de salir cuando hace menos de tres meses no había logrado mover ni un musculo cuando dragones entraron a su hogar.

 

— ¡Sube!

 

Seguí su indicación a pesar de que los caballos y yo no teníamos una muy buena relación a diferencia de los dragones. Tome un escudo para cubrirnos de las flechas que empezaban a lanzar los guardias que apuntaban desde la altura de los muros, apretando los dientes cuando una dio en mi muslo por cubrir su rostro y de no ser porque alcance a bloquear una segunda flecha, ambos habríamos caído del caballo.

 

—No, no, no, no.

 

Fruncí el ceño al revisar que sucedía, teniendo un horrible vértigo en el estómago cuando por encima de la multitud, los gritos de la gente, Viggo, la reina y los soldados e incluso las flechas que le daban a algún campesino con mala suerte, la puerta que daba a las afueras de la ciudad se levantaba con cada giro que los guardias de la entrada daban al sistema de engranajes.

 

Piensa rápido, piensa rápido.

 

Con una pierna herida no podía bajar del caballo para comprarle tiempo, si lanzaba el escudo para noquear a uno de los guardias no había garantía de que mi puntería nos ayudara en esta ocasión y eso nos dejaba expuestos a tiros directos de las flechas que seguían lloviendo sobre nuestras cabezas.

 

Un chillido de dolor dejo al guardia con sus ojos sangrando después de que un enorme bola café se abalanzara sobre su cabeza y el segundo quedo para sujetar la rueda por si solo sin mantenerla mucho tiempo cuando el borrón de color marrón se desviaba a atacarlo de la misma forma y desaparecía en el espacio libre que la puerta daba conforme caía para seguir dejando que la gente huyera por ahí.

 

Podía sentir como su cuerpo temblaba, creí que podía ser debido al miedo pero se estaba riendo.

¡Se estaba riendo!

 

Ni siquiera pude lidiar con la terrible confusión del momento cuando hizo que el caballo saltara para evadir a un montón de gente que no dejaba pasar y en el aterrizaje su risa se cortó cuando mis brazos se aferraron a su cintura para no caer.

El galope continuo en silencio absoluto salvo por los gritos que iban disminuyendo conforme el caballo continuaba con su carrera hasta llegar a las faldas de una montaña donde se detuvo de forma abrupta y se apoyó en sus cuartos traseros, tirándome de la montura y luchando con movimientos bruscos con el jinete que aún quedaba sobre la silla y al final accedía a bajarse por cuenta propia para que el semental siguiera por un camino más iluminado y libre de riesgos al que le proponían con las grietas frente a él.

 

Respire hondo, evaluando la manera correcta de sacar la flecha que aún estaba en mi pierna cuando al levantar la vista me topé con su figura apurándose a ir donde yo estaba y un golpe fue lo único que espere hasta el momento.

Pero no, que me asfixiara fue otra de mis opciones pero no de esa forma, no con sus brazos rodeando mi cuello y sujetándome como si fuera un viejo amigo que no había visto por muchos años y no como un intruso que irrumpió en su casa y destruyó todo lo que conocía hasta el momento.

 

—Así que ¿por esto fuiste a echar un vistazo a la ciudad?

 

Detuve mis brazos que estuvieron a poco de devolverle el abrazo tan cálido que me había dejado sin aliento y, al igual que él, voltee a donde estaba un chico de cabello color sangre sonriendo de la misma forma en que lo hacía Brutacio o Brutilda cuando se salían con la suya.

 

—Sí, no. Él, no. Lo encontré por casualidad.

 

—Sí, seguro ¿Quién dijo “voy a dar un vistazo de un día” y se quedó toda la semana allá?

 

— ¡Tu dijiste que ibas a irte!

 

—Aún te queda mucho por aprender si no pudiste ver a través de una mentira como esa.

 

Aproveche aquella charla para sacar la flecha que para mi suerte, no tenía punta y era solo afilada de la punta en lugar de contar con filo metálico o de otra forma habría sido más doloroso.

 

—Jack ¿por qué me salvaste? — yo tenía razones para hacerlo, se lo debía pero el no a mí.

 

—No, no. Yo no te salve— se agacho a desatar la soga que aún colgaba de mi cuello y solo pude maldecir mentalmente al no poder verlo directo a los ojos cuando comenzó a hablar. —Tú me debes muchas explicaciones…— sonrió y por un segundo olvide que estaba tocando mis manos hasta que de un jalón, la cuerda apretó mis muñecas y el otro me apuntaba al cuello con la lanza rota que Jack había conservado hasta el momento. —así que te saque de ahí, pero eres nuestro prisionero ahora.

 

—… ¿Su prisionero?

 

—Sí, creo que ahora eres más inteligente a cuando fingiste ser mi esclavo. Ahora que entendiste eso ponte de pie y camina, tenemos mucho que caminar y si no nos damos prisa vamos a tener que huir de nuevo porque no te apuras.

 

—Los prisioneros primero— el extraño señalo la entrada a las grutas de aquella montaña de aspecto siniestro y eso solo me dejo pensando si era buena o mala suerte que aquel dúo me hubiera sacado de ese palacio…

 

Bueno, todo era mejor que estar en una humillación pública a manos de Viggo, aún si tenía que bajar por un lugar macabro y resbaladizo con una pierna inservible mientras escuchaba la plática amigable que Jack tenía con aquel extraño que no desaprovechaba ninguna oportunidad para mofarse de mi posición.

 

Quizá no era buen momento para decirle que su caballo estaba a salvo luego de haber seguido su rastro y encontrar que no tenía jinete, para estar molesto porque Jack parecía llevarse demasiado bien a pesar de lo que había pasado y tampoco era el momento para pensar en que se aún con toda la suciedad y el extraño animal muerto que tenía en la cabeza (o al menos eso parecía), su sonrisa se veía igual a cuando se toparon por primera vez.

 

No, no iba a sacar a tema de conversación que me parecía apuesto y lindo cuando ni siquiera me había disculpado de forma apropiada por todo el caos que había hecho en su lugar de origen y no podía hablar de forma irresponsable cuando no conocía como se sentía realmente.

Tantas cosas sucedieron en menos de una hora y la velocidad que bajábamos las grutas me daba el tiempo suficiente para procesar y digerir todo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).