Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

YOU GIVE ME FEVER por Adid

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, no puedo creer el tiempo que me tomó terminar esto. La verdad es que por un tiempo me había olvidado por completo de esta historia. En un principio fue porque me costó mucho decidirme por lo que sería mejor para una cita de estos dos, y después simplemente no había encontrado la inspiración. Además de que a Bill lo amo cada vez más por ser lo que es: un ser demoniaco, triangular y demente, por lo que imaginármelo como un “simple humano” cada vez me resulta más difícil (pero no imposible  ;D )


Pero  no quería que esta historia quedara sin terminar, así finalmente aquí está, y espero que pueda llegar a gustarle a quien se anime a leerlo.

Se miró de nuevo en el espejo, observándose desde todos los ángulos como si se esforzara por encontrar algo que no estuviera en su lugar. Pasó su mano por su cabello para acomodarlo a pesar de que no era necesario pues había utilizado suficiente gel fijador y su peinado seguía pulcramente hacia atrás. Por lo menos parecía que las heridas provocadas por su encuentro con Bill se habían curado bien y ahora apenas se notaban las cicatrices. Se preguntó de nuevo si el atuendo sería el correcto: jeans limpios, camisa blanca, sus convers color rojo ya desgastados; pero de cualquier forma no tenía nada mejor. No tenía idea de cuáles eran los planes de Bill o a dónde pensaba llevarlo, el rubio le había dicho que era una sorpresa. No dudaba que quisiera ir a algún lugar extravagante como los que seguramente frecuentaba y la idea lo incomodaba un poco pues no había nada que tuviera para vestir que pudiera quedar con ese tipo de lugares. Soltó un resoplido, si ese era el caso él no tenía ninguna culpa, en todo caso sería de Bill por no advertirle primero, tal vez así el rubio se diera cuenta de que no era tan buena idea salir son él, y si ese era el caso entonces sería problema suyo y no de Stan. Trató de convencerse de eso con la esperanza de que le ayudara a bajar un poco su nerviosismo, pero la verdad es que no funcionó mucho.

Se sentía muy ansioso y no estaba seguro de porqué. Suponía que tenía algo que ver con que hacía bastante tiempo que no tenía una cita. Y sobre todo que jamás había tenido una cita con un hombre. De hecho la única persona con la que había salido alguna vez había sido Carla, y lo había hecho por tanto tiempo que sus citas con ella habían perdido, desde mucho tiempo antes de que terminaran, lo emocionante y se habían convertido más bien en algo rutinario.

Miró su reloj, era temprano aún. Dio una respiración profunda, tratando de tranquilizarse, tomó su chaqueta y salió de su habitación a esperar a que Bill llegara. Faltaban varios minutos para la hora en la que el rubio le había asegurado que iría a recogerlo. No había nadie más en su departamento. Stanford había salido muy temprano con Fids hacia la  casa de éste y lo más seguro es que pasara ahí la noche, a “estudiar” había dicho.

-¿Así le llamaban ahora?

Les había preguntado con una sonrisa pícara que solo le consiguió una mirada de confusión de parte de ambos nerds de lentes antes de que salieran esa mañana. Stan movió la cabeza, divertido  ante la ingenuidad de los otros. Lo más seguro es que de verdad tuvieran planeado pasar todo el día con la cabeza metida en aburridos libros de matemáticas e ingeniería, o cualquiera de esas cosas aburridas, y para ellos sería como ver porno. La idea era bastante graciosa hasta que uno se daba cuenta de que en realidad era bastante y perturbadoramente probable, pero eso no le quitaba lo divertido.

Soltó una risita silenciosa. Al menos había logrado relajarse un poco con el gracioso recuerdo. Decidió que tal vez lo mejor era salir y esperar a Bill en la entrada del edificio. Stanford, por supuesto, no había sabido nada de aquella cita. Stan no había tenido ánimos de ponerse a explicar porqué de pronto había aceptado salir con  un chico al que había estado rechazando desde el mismo momento en que lo conoció. Y de hecho, prefería él mismo no pensar demasiado en eso.

Había hecho una apuesta y había perdido. Un trato es un trato.  Nada más. Es lo que se decía a sí mismo, tal vez para así no crearse demasiadas expectativas. Expectativas altas normalmente significan grandes decepciones,  eso era algo que la vida ya le había enseñado demasiado bien. Así que solo se encargaría de cumplir con su parte de la apuesta y después seguiría con su vida. Ese era el plan.

Justo iba saliendo del edificio cuando el automóvil de Bill se paró frente a él. Bill salió de su coche para irlo a encontrar y lo saludó con una sonrisa enorme, sus heridas también habían sanado muy bien. Stan se alivió un poco de ver que iba vestido de manera casual, al menos más que de costumbre: jeans negros,  zapatos cómodos a juego y un suéter del mismo color con una hilera de triángulos amarillos  en el pecho. Se veía muy bien, en realidad.

Stan no era ciego, siempre había notado que el chico era bastante apuesto, solo que no era algo que sintiera que le llamara demasiado la atención o que debiera considerar muy importante, especialmente tratándose de un hombre; las chicas son hermosas por naturaleza y siempre había encontrado entretenido admirar su belleza, pero considerar atractivo a un hombre era… raro. Al menos así era antes. No es que ahora súbitamente Bill hubiera comenzado a atraerlo como un imán, pero sin duda había algo nuevo, o mínimo algo  que no había notado anteriormente. 

-¿Estás listo?

Preguntó Bill, abriendo la puerta del copiloto para que Stan pudiera acomodarse en ese lugar. Stan miró hacia el interior del auto como si aún lo estuviera considerando, seguía bastante nervioso pero no creyó que pudiera retroceder ahora. Simplemente asintió subiendo al coche y esperando que no todo fuera a terminar en el desastre que sospechaba.

 

***~~~***

 

Condujeron por un rato. Stan se dedicaba principalmente a observar por la ventana, solo para tener algo que hacer mientras Bill intentaba sacar plática. El camino había comenzado a parecerle un poco largo cuando finalmente Bill llevó el auto a un estacionamiento que parecía repleto, anunciando que habían llegado. Stan se sorprendió un poco, a pesar de haber estado mirando por la ventana no había estado poniendo real atención a dónde se dirigían. Salieron del auto para mirar el lugar al que habían llegado.

 -¡Ta-raaan!

Canturreó Bill alegremente abriendo sus brazos como un presentador hacia la entrada.

Era un parque de diversiones.

-¿Es en serio?

-¿Qué? ¿No te agrada?

-No es eso, solo no me lo esperaba.

Aunque a decir verdad tampoco lo sorprendía del todo. Parecía algo bastante del estilo del rubio y la verdad  el rumbo que tomaría la cita comenzaba a despertar su curiosidad ahora que tenía una idea más clara (y por lo tanto segura) de lo que acontecía.

Bill se había mostrado también un poco nervioso ante la inicial falta de reacción de Stan, no era tan obvio como el castaño pero podía notarse si se ponía suficiente atención. Pareció aliviarse de que al menos Stan ya no se veía tan tenso.

-Entonces vamos. Tenemos mucha diversión por delante.

Tomó a Stan de la mano para dirigirlo hacia la entrada a conseguir los boletos. Stan se sorprendió ante el repentino gesto, sintiendo un calorcillo extenderse por sus mejillas, pero no lo encontró desagradable ni hizo amago de querer soltarse, por el contrario solo se dejó guiar por el otro.

 

***~~~***

 

Hacía muchísimo que no visitaba un parque de diversiones. Recordaba que los amaba cuando era niño, podía pasar horas enteras ahí con Stanford, ambos divirtiéndose con todas las atracciones en ese tiempo en que reír era tan fácil y las preocupaciones tan pocas.  Después las aburridas responsabilidades que venían con lo de crecer lo habían ido distrayendo cada vez más por lo que era difícil encontrar algún momento para dedicar al esparcimiento, y cuando lo hacía habían llegado también nuevas formas de divertirse por lo que los parques se fueron volviendo cada vez menos atractivos para él.

Sin embargo, estando ahí, Stan podía ver porqué los había amado tanto cuando era niño. Había todo tipo de atracciones, para todos los gustos, un sinfín de chucherías y cosas que ver, bastante comida nada saludable pero deliciosa. Y un montón de juegos mecánicos que provocaban que la emoción y la adrenalina te desbordaran, donde podías gritar todo lo que dieran  tus pulmones sin sentir vergüenza por ser escuchado, donde experimentar un sinfín de sensaciones que terminaban por hacerte sentir ligero y liberado. No podía negar que se estaba divirtiendo mucho. Especialmente porque no tenía que poner un solo centavo de su parte. Y la verdad es que la compañía de Bill tampoco eran tan mala después de todo, de hecho lo contrario, era muy fácil reír y pasarla bien con él una vez que te relajabas. 

-¿Listo para la atracción principal?

Preguntó Bill mientras lo guiaba ahora hacia la enorme montaña rusa que parecía coronar el parque. Stan tragó saliva al ver lo alta e imponente que se veía desde donde estaba. Pero no se atrevió a comentar nada o a poner resistencia, después de todo había estado tratando de evitarla toda la tarde prefiriendo subir a juegos, aunque muy emocionantes, más pequeños. Pero no se le ocurría una nueva excusa para seguir retardando el subirse a esa atracción, y tampoco quería que el otro lo viera como un cobarde o un debilucho. Así que simplemente lo siguió, esperando que no resultara ser algo tan malo.

 

***~~~***

 

Resultó ser algo malo, resultó algo muy malo. Stan podía sentir que su respiración se volvía más difícil a medida que el carrito en el que iban subía cada vez más y más, alejándose del seguro y confiable suelo. Bill se había visto muy emocionado al subir y el mismo Stan había pensado que no estaba tan mal cuando se sentó en el asiento y espero a que el encargado pasara a asegurarse que todos los seguros estuvieran puestos. Pero una vez que la cosa comenzó a moverse se fue poniendo más y más nervioso, y estaba seguro que incluso su compañero había notado ya que su nerviosismo era muy diferente esta vez al normal que se siente al subir a un juego extremo como ese. Bill ahora lo miraba con algo de preocupación.

-Stanley estás temblando…

-N… no… no me gustan mucho las alturas…- Aceptó por fin.

-¿Y lo dices ahora?

Sí, justo en el momento en que el carro llegaba a la cima para inmediatamente dejarse caer hacia el vació y hacia su muerte trágica e inminente.

 

***~~~***

 

Bueno, en realidad no había ido tan mal. Es decir: seguía vivo. A pesar de que en un momento sintió que de verdad el corazón se le detendría o mínimo él quedaría inconsciente. El recorrido se le hizo eterno y a la vez terminó bastante rápido, fue de esas veces en que no es posible notar realmente el tiempo. Ni siquiera estaba seguro de cómo es que llegó a esa banca en la que estaba ahora sentado tratando de recuperarse.

-¿Te sientes mejor?

Preguntó Bill, sentado a su lado, acercándole una botella de agua que Stan tomó casi sin darse cuenta. El rubio tenía un claro tono de preocupación.

-Sí… eso creo.

-Si no quería subir, debiste decirlo.

-En realidad no creí que sería tan malo hasta que vi lo alto que estábamos llegando.

-Aún así, debiste comentar algo. La idea de la cita es pasarla bien, algo difícil si uno termina teniendo un infarto ¿no crees?

Y aquí era donde empezaba. Los reclamos y la decepción de la otra persona. Tal vez era solo su destino terminar por arruinar todo.

-Oye, lamento haber arruinado tu diversión ¿sí?

Comentó con un tono algo molesto al tiempo que se cruzaba de brazos y desviaba la mirada. En estos casos su primera reacción siempre era ponerse a la defensiva.

-Eso es lo de menos. –Contestó Bill, Stan siguió tercamente mirando hacia otro lado, sin embargo la voz del rubio sonó más tranquila por lo que pudo notar que anteriormente en realidad  no le había hablado con reproche, solo preocupación.

-¿No te molesta? –Stan regresó por fin su mirada a él.

-Pues no voy a negar que hubiera preferido saber antes que no te gustan las alturas, así no te habría puesto en una situación como esa, pudimos habernos enfocado en otras cosas para divertirnos. Aún podemos hacerlo… hay muchas otras atracciones divertidas que…

-¿Quieres continuar con la cita?

-Bueno… sí… - Bill lució esta vez un poco dudoso. – Claro, a menos que prefieras regresar a casa a descansar  si no te sientes bien… Pero la próxima vez podemos…

¿Próxima vez? ¿Bill todavía quería salir con él a pesar de su desplante y el ridículo que había hecho?

-¿Quieres seguir saliendo conmigo aunque le tema a las alturas?

-Por supuesto que sí Stan.- Contestó como si fuera lo más obvio - Y no tiene nada de raro o malo que te asusten las alturas… Todo el mundo  tiene algo que le molesta o asusta.

-Ah ¿sí? ¿También tú?

Preguntó Stan con algo de burla  y un poco sorprendido de que alguien esté tan dispuesto a aceptar los defectos de otro tan fácilmente.

-Emmm… see – Contestó el rubio, siendo esta vez él quien desviara la mirada con algo de incomodidad.

-¿De verdad? ¿Cómo qué? Dime.

Stan tenía una pequeña sonrisa en los labios, ahora tenía curiosidad ¿Qué podría molestar al despreocupado y mimado Bill Cipher? Además parecía que por fin el malestar en el estomago y el sudor frío estaban mitigando.

-Bueno… odio los lugares que son extremadamente pequeños ¿sabes? No me gusta sentirme encerrado. No es algo que me provoque crisis ni nada, pero sí trato de evitarlos si puedo.

Vaya, esa era una información muy interesante y que jamás se habría esperado. La verdad es que comenzar a conocerlo más  estaba resultando mejor de lo que se había imaginado. Especialmente por la ligera incomodidad que lucía al compartir algo tan intimo y con la que Stan pudo identificarse, por alguna razón lo hizo sentir más cómodo y confiando estando con el rubio, lo sentía ahora un poco más cercano.

-Bueno – Suspiró el castaño después de un rato en el que siguió recuperándose.- ¿A dónde iremos ahora?

-¿Seguro que quieres seguir? – Preguntó Bill con un ligero tono de sorpresa y también algo de preocupación.

-Sí ¿por qué no? Ya me siento mejor. Solo… no más juegos mecánicos por un rato ¿quieres?

Bill sonrió.

-Es un trato.

 

***~~~***

 

-¿Y no has vuelto a ver a tus padres desde aquella vez?

Preguntó Bill. Ambos caminaban con calma mientras comían la chuchería que habían elegido en el último puesto. El día se había ido volando sin que ninguno se diera cuenta. La tarde había comenzado a caer y la luz del cielo era cada vez más escasa, permitiendo que las luces de todos los juegos y atracciones se encargaran ahora de iluminar el lugar haciéndolo lucir de ensueño. Se fueron alejando poco a poco de donde estaban las atracciones principales y llegaron a un mirador que se encontraba en la parte alta desde donde la vista de todas las luces que adornaban el parque de diversiones podían contemplarse. El lugar era también menos concurrido por lo que Stan pudo notar que eran prácticamente los únicos ahí, lo que le daba un ambiente de intimidad que sorpresivamente encontró bastante cómodo.

-He hablado con mamá por teléfono de vez en cuando y ella ha venido a visitarnos a Stanford y a mí a nuestro departamento algunas veces. Pero a papá no lo he vuelto a ver ni he hablado con él.

De alguna manera Stan había terminado contándole a Bill algunos de sus problemas, y había desembocado en platicarle sobre su relación con sus padres, especialmente lo mal que estaba con su padre desde que lo había echado de su casa. No dejaba de sorprenderle lo increíblemente fácil que estaba resultando confiar en el rubio. Quizás era simplemente su necesidad de desahogarse con alguien que no fuera Stanford e increíblemente Bill había resultado ser un excelente oyente.

-¿Y no te gustaría arreglar las cosas con él?

Bill no hablaba como si lo juzgara, más bien parecía querer que Stan pudiera efectivamente sacar todo lo que llevaba dentro.

-Yo… supongo que sí. Es decir sí. Me encantaría tener una buena relación con él… pero no puedo recordar un solo momento en que las cosas con él hubieran estado realmente bien. Siempre fue más estricto conmigo que con Ford, y sé que eso fue porque yo era mucho más tremendo que mi hermano también… pero aún así… que le haya sido tan fácil simplemente correrme de su casa… sigue siendo muy duro para mí. Digo… incluso Stanford terminó perdonándome ¿Por qué él no puede?

Tomó una respiración profunda, notando lo duro que era expresar estas cosas en voz alta. Continuó hablando.

-Ford y mamá insisten en que el problema es que los dos somos igual de tercos y que es solo cuestión de que uno de los dos se anime a dar el primer paso para que todo se arregle. Pero… la verdad es que no quiero hacer nada, siento que si lo intento él simplemente me rechazará de nuevo, y que en todo caso debería ser él el primero en actuar porque entonces yo sé que podría aceptarlo… ¿Tiene sentido?- Preguntó, pensando que tal vez Bill estaría encontrando toda su conversación aburrida y tonta.

-Yo diría que bastante.

Contestó el rubio con simpleza, logrando que Stan sintiera una extraña mezcla de alivio y sorpresa ante sus palabras.

-¿Crees que debería ser yo el que dé el primer paso?

-Eso es algo te corresponde solo a ti decidir. Pero puedo decirte que debes considerarte afortunado de por lo menos tener la oportunidad de elegir hacer algo.

No lo había visto de esa forma. No podía evitar sentirse realmente aliviado de poder hablar con el rubio, tal vez no solucionara nada, pero se sentía ahora más tranquilo de lo que había estado en mucho tiempo.

-Y ¿qué hay de ti?- Preguntó Stan. Ahora que el rubio sabía tanto de él, tenía muchas ganas de saber más de Bill también.

-¿De mí?

-Sí, ¿cuál es tu historia? ¿Tienes familia o algo? No creo que hayas salido de un huevo ¿o sí?

Bill soltó una pequeña risa ante el último comentario, recargó un poco más su peso sobre el barandal del mirador contra el que ambos estaban parados a escasa distancia uno del otro. 

-Sí, Stan. Tengo familia… o, al menos, la tenía.

Lo último lo añadió después de que su sonrisa se hubiera borrado de su rostro para ser remplazada por una expresión  serena pero más seria que de costumbre, desvió su vista de Stan y la dirigió hacia las luces de los juegos que habían quedado algo apartados.

-Oh.

Stan no sabía qué debería contestar a eso o siquiera qué significaba exactamente, sintió curiosidad y la necesidad de que Bill se explicara pero no quería presionar al rubio a que le contara algo que no quisiera, a pesar de que él mismo le había contado ya cosas bastantes íntimas. No fue necesario que comentara nada, sin embargo, Bill siguió hablando.

-La verdad es que jamás conocí a mis padres biológicos, y mis padres adoptivos murieron hace unos años en un accidente. Ellos eran la única familia que tenía.

-Oh, vaya… lo siento.

Fue lo único que atinó a decir ya que de nuevo se había quedado sin palabras. No se había esperado ese tipo de información o que Bill tuviera un pasado trágico. Era algo difícil de adivinar basándose solo en la personalidad despreocupada y juguetona del rubio. Por alguna razón tenía la necesidad de acercarse a él y tocarlo, tal vez darle un apretón en un hombro o algo, pero no tenía idea de cómo proceder así que simplemente se quedó en su lugar, observándolo, esperando a ver si Bill continuaba o no. El rubio seguía con el semblante serio que había adoptado pero se alcanzaba a ver un toque de melancolía, regresó a verlo y sonrió ligeramente al hablar.

-Eso es muy amable de tu parte, Stan. Pero no tienes por qué. Yo no lo hago.

Comentó, sorprendiendo de nuevo al castaño y dejándolo otra vez sin saber qué responder a eso. ¿Cómo podía alguien no sentir la pérdida de su familia?

-No me malinterpretes- Añadió el rubio antes de que Stan comentara nada, adivinando su pensamiento- Fue un golpe muy duro enterarme de su muerte, solo no fue algo que me destrozara. Es difícil de explicar.

-¿También tenías problemas con ellos?

Preguntó Stan. Seguía sin saber bien cómo proceder, pero Bill parecía dispuesto a compartir esta parte de su vida con él, y si algo acababa de aprender era que hablar era muy bueno para desahogarse y despejarse. Además que sentía mucha curiosidad por poder conocer un poco más al rubio y así tal vez lograr entenderlo mejor.

-No sé si “tener problemas” sea una forma correcta de llamarlo. Ni siquiera sé decir si fueron buenos padres. Jamás me faltó nada, al menos materialmente hablando, todo lo contrario: siempre estuve rodeado de lujos y comodidades. Solo que siento que a penas los conocía… y ellos a mí.

>>Eran personas muy estrictas ¿sabes?, dedicaron toda su vida a hacer fortuna y a crear una imagen de perfección ante la sociedad, una imagen en la que yo debía encajar. No habían podido tener hijos propios, pero querían a alguien a quien dejarle su pequeño e insípido imperio. Por más que me esfuerzo lo único que puedo recordar de ellos  en mi infancia es a mi padre trabajando en su despacho sin querer que nadie lo moleste y a mi madre jugando canasta con sus amigas en el jardín. Todo el tiempo estuve solo con cuidadores: niñeras, maestros, instructores; mientras  recibía educación de todo tipo. No recuerdo haber pasado demasiado tiempo con ellos más allá de las fiestas a las que asistíamos o los momentos en los que me llamaban para supervisar mi desempeño y recordarme que debía comportarme. Con el pasar del tiempo solo nos distanciamos más, me mandaron a estudiar a prestigiosas escuelas en el extranjero. A penas si los veía unas cuantas veces al año y solo era para recordarme que debía mantener mi imagen, nuestra imagen, intacta.

El rubio seguía, parecía haberse perdido en su propia historia, concentrado ahora solo en hablar y respirar. Stan solo lo seguía observando en silencio, atento a sus palabras.

-Yo solo me limitaba complacerlos, no tenía nada mejor de todas formas. Pero sentía que me ahogaba. No era feliz, ni en esa escuela de gente estirada, ni en mi casa, ni en ningún lado. Quería otras cosas, otra vida, pero no me figuraba de qué tipo. Así que solo me limitaba a ser lo que se esperaba que fuera. Desde entonces había comenzado a notar que me atraían los chicos, al menos más que las chicas, pero tampoco era algo que me distrajera demasiado; ellos jamás se enteraron por supuesto, no tengo idea qué habría pasado de haber sido el caso, nada bueno de seguro.

>>Estaba por terminar la preparatoria cuando ocurrió el accidente. No voy a decir que me alegrara, pero en todos estos años nunca he sentido la necesidad de llorarles. Lo cual me confunde bastante, sé que debería sentir algo pero la verdad es que no es así. Para mí es como si hubieran muerto un par de extraños.

Bill había vuelto a perder su mirada en la lejanía. Stan jamás lo había visto tan serio, ni siquiera cuando lo había salvado o se había declarado. Finalmente se había acercado a él y había estirado una mano para apretar el brazo del rubio sin saber qué más hacer.

Eso pareció sacar por fin a Bill del ensimismamiento en el que se había sumergido como si de pronto hubiera recordado que no estaba solo. Volteó a ver a Stan y a sus labios asomó otra ligera sonrisa como agradeciéndole al castaño por ese gesto, haciendo que Stan sonriera a su vez. Bill llevó su mano hacia la de Stan, que seguía descansando en su brazo, y la apretó suavemente. Stan volvió a sentir ese calorcillo expandirse por su cara y aunque su corazón latió más fuerte, no sintió ninguna  necesidad de retirar su mano.

-A partir de entonces todo cambió. – Continuó hablando el rubio- Era libre por primera vez. Ya había cumplido la mayoría de edad por lo que legalmente no necesitaba más tutores o cuidadores, y para manejarme económicamente solo he necesitado algo de asesoría, de verdad se habían asegurado de que me convirtiera en alguien capaz de manejar su fortuna, después de todo.  Una de las clausulas para recibir la herencia implicaba que debía estudiar una carrera universitaria, pero no decía nada sobre que no podía elegir yo la universidad. Por eso preferí Pésima Opción, un lugar sin mucho prestigio pero totalmente diferente a todas las otras escuelas donde había estado… Ahí te conocí…

Bill añadió lo ultimo mientras lo miraba directamente a los ojos y apretaba un poco más la mano que seguía sosteniendo entre la suya.  Stan volvió a ponerse nervioso ante ese gesto tan íntimo. Seguía muy confundido respecto a lo que sentía por Bill. Con los acontecimientos del día, y de hecho con lo que había estado pasando los días anteriores, se había dado cuenta de que Bill no era tan patán  ni molesto como se había empeñado en aparentar desde que lo había conocido. Lo fácil que había resultado divertirse con él, y sobre todo hablar con él de cualquier cosa lo había hecho comenzar a considerar que pudieran llegar a ser buenos amigos. Stan no tenía muchos amigos además de su propio hermano y el amigovio de éste, y especialmente no alguien con quien se sintiera tan conectado con tan poco esfuerzo.

Sin embargo… aunque durante todo el día Bill se había mostrado muy respetuoso con su espacio y atento con él, no había desperdiciado oportunidades para estar lo más cerca posible de Stan e incluso tocarlo (ligeros roces) cada que podía. Stan por un momento había podido verlos solo como toques casuales y amistosos, pero la intimidad que parecía estar buscando ahora Bill lo había hecho recordar que lo que quería Bill parecía ser mucho más que una amistad, y él no estaba seguro de poder dárselo.

Cuando Bill levantó su mano y la dirigió a sus labios para darle un pequeño beso Stan sintió sus piernas flaquear y su respiración acelerase de nuevo. El castaño sentía la necesidad de salir corriendo y al mismo tiempo de no moverse de su lugar jamás. Bill lo seguía confundiendo de formas que jamás se habría imaginado. Retiró su mano lo más suavemente que pudo tratando de que el destello de dolor que atravesó los ojos del otro no le afectara.

-Bill, ¿qué es lo que pretendes?

Intentó que sus palabras no sonaran acusatorias. Bill le dirigió una ligera sonrisa.

-¿Qué te gustaría que pretendiera?

Preguntó a su vez, molestando un poco Stan quien no estaba para juegos y preguntas retoricas. Necesitaba entender qué era lo que había entre él y Bill, y sobre todo, si era algo que él pudiera aceptar.

-Solo quiero saber porque eres así conmigo. –Insistió Stan –En un principio creí que solo querías molestarme, eras realmente bueno en eso. Pero ¿por qué de pronto te mostraste tan… diferente?

La sonrisa de Bill se ensanchó un poco al contestar.

-La verdad es que en un principio sí me gustaba solo molestarte. Es muy divertido molestar a la gente ¿sabes? Es una de las cosas que no podía hacer antes mientras tenía que mantener mi imagen de chico perfecto. Y esa universidad está repleta de gente, alumnos y maestros, de los que es fácil burlarse.

Soltó una risita. Stan frunció un poco el ceño, lo que oía no le agradaba mucho pero quería terminar de enterarse.

-Molestar a Stanford, por ejemplo, es de lo más divertido especialmente si lo combinas con molestar a su amiguito, esos dos son adorables.

Stan no pudo evitar sentirse un poco culpable al estar de acuerdo con eso.

-Y luego estabas tú. Siempre me pareciste alguien apuesto y  tan divertido de molestar. Tus reacciones y tus comentarios me sorprendían pero me entretenían bastante. Y con el tiempo me di cuenta de que me atraías más de lo que nadie me había atraído antes, pero no creí que pudieras hacerme caso alguna vez (especialmente porque sabía que tenías novia), y yo estaba bien solo molestándote para ver tus reacciones. Pero hace unos días, cuando vi a ese hombre atacarte… sentí algo diferente… no creo que con ninguna otra persona hubiera sentido antes la necesidad que sentí en ese momento de protegerte…. Simplemente no quería que alguien te lastimara.

El castaño soltó otro suspiro. Las palabras de Bill lo hacían sentir especial, lo llenaban con alguna especie de calor que no era común para él pero que se sentía desesperado por tener. Pero seguía indeciso y confuso sobre lo que realmente quería. Lo que Bill le ofrecía, lo que parecía pedirle… ¿de verdad  era algo que pudiera intentar?

Pensó que lo mejor era al menos tratar de ser honesto.

-Bill, no me gustan los hombres. O al menos, jamás había considerado antes la idea de salir con uno.

Sabía que a Stanford si le gustaban más los chicos, y no era solo por el desastre que era con las chicas. Y él estaba bien con eso, pero de ahí a considerar salir él mismo con hombres, y más que eso con Bill, era ya otra cosa.

Bill se acercó más a él hasta que sus pechos se tocaron. Stan podía sentir el calor y la respiración del otro sobre su piel. Era extraño pero no desagradable. Bill llevó su mano hacia la fuerte y varonil  barbilla de Stan y la levantó un poco para que se miraran a los ojos. El castaño se sintió perder dentro de esos orbes dorados.

-Y ¿lo consideras ahora?

Stan tembló un poco al sentir su voz tan cerca.

-No estoy muy seguro de sentirme cómodo con la idea. – Aceptó. Siempre había sentido algo incómodo los acercamientos de Bill, pero jamás se los había tomado en serio. Ahora no creía que fueran algo que rechazaría por completo, pero la perspectiva seguía causándole algo de temor. ¿Y si resultaba que no lograba aceptar el contacto intimo con otro hombre? ¿Y si Bill le exigía algo que jamás podría darle?

-No te obligaré a hacer nada que no quieras, Stan- Le aseguró Bill, sin soltarlo.- Prometo ir despacio, si solo…solo me das la oportunidad de intentarlo.

Otro suspiro traicionó a Stan y escapó por la  entre abertura de sus labios.

-Podría terminar bastante mal… para los dos.

-También podría terminar bien… o mejor: no terminar.

Stan tragó saliva. Tal vez se arrepintiera de lo que iba a hacer, como se había arrepentido de tantas cosas en su corta vida. Pero por una vez se sintió lo suficientemente valiente como para intentarlo.

-De acuerdo.

Susurró suavemente al tiempo que asentía una sola vez. Las pupilas de Bill parecieron dilatarse al escuchar sus palabras, un ligero suspiro lo asaltó a su vez. El rubio movió  la mano que había estado sujetando la barbilla de Stan y la ocupó para acunar su mejilla. Stan se dejó hacer, inclinándose un poco hacia su toque, descubriendo que, efectivamente, era cada vez más fácil acostumbrarse a él.

-Stan… -Susurró Bill, parecía haberse quedado sin aliento-¿puedo besarte?

Stan volvió a tragar saliva, de nuevo bastante nervioso, pero no por eso renuente. Asintió ligeramente y de inmediato sintió a Bill inclinarse sobre él.

El primer contacto fue apenas un roce, casi como si el otro estuviera pidiendo permiso. Un ligero cosquilleo que sin embargo se sintió demasiado intenso. Bill se inclinó de nuevo, esta vez cerrando sus labios sobre los de Stan y comenzando a moverlos ligeramente, probando el calor y el sabor del otro.

Stan sintió sus piernas flaquear de nuevo. Era un contacto que conocía, pero que al mismo tiempo era totalmente diferente, una sensación y una emoción que jamás había sentido con… nadie.

Los labios de Bill no eran carnosos ni extremadamente suaves, ni sabían a chicle o a cerezas. Por el contrario, eran delgados y un poco ásperos, como los suyos propios. Pero se sentían endemoniadamente bien sobre su boca. Stan comenzó a mover sus labios a su vez, profundizando el beso. Llevó sus manos, que de pronto no supo qué hacer con ellas, hacia los hombros del rubio que seguía sosteniendo su mejilla mientras que su otra mano se posó esta vez sobre su cadera.

El beso era lento, les permitía disfrutar del contacto y al mismo tiempo respirar ligeramente, sintiendo la respiración del otro chocar con la propia y mezclarse. Cuando finalmente se separaron, se miraron a los ojos.

-¡Wow!

Fue lo único que atinó a comentar Stan. Se había quedado sin aliento ni palabras.

-Wow.

Acordó Bill, soltando una pequeña risa y después se inclinó para tomar de nuevo los labios de Stan sin encontrar ningún tipo de queja o resistencia.

 

 

***~~~***

Notas finales:

Esto es técnicamente el final. Solo falta un pequeño epilogo que subiré en un par de días y aún estoy indecisa de escribir un pequeño bonus con lo que pasa después. Me encanta esta historia, pero no siento que pueda sacarle algo más. Además de que la verdad me encanta más concentrarme en todo lo oscuro y amargo que este fandom tiene para ofrecer, creo que sencillamente apesto cuando se trata de hacer algo romántico, no puedo evitarlo… la verdad es que no entiendo muy bien el romance… el amor sí, pero sé bien que no siempre tienen que ir de la mano por lo que hacerlo en una historia siempre me resulta algo incomodo y difícil.  Pero no quería salir de mi principal objetivo con este fic que era precisamente que aquí los chicos pudieran tener una relación sana, bonita y feliz =3


Como sea, espero que les haya gustado. Como siempre muchas gracias por leer >3<


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).