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Noir por CatBook

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten del segundo capítulo. 

Mientras JongIn se duchaba, SeHun decidió arreglar las cosas a su modo. Antes de todo, escondió su maleta bajo la cama, esperando que el desconocido que se había burlado de él minutos antes, no se fuera a robar alguna de sus pertenencias. Por supuesto, después con paso decidido y pareciendo casi un gallo de pelea, se dirigió al escritorio de administración de los dormitorios. Una joven delgada, de piel pálida pero no tanto como la de él, bajita y con cabello castaño, permanecía sentada y perdida en su móvil.

 

SeHun se acercó y aclaró la garganta, lo que asustó a la chica de tal vez unos 5 años más grande que él. Y de inmediato la joven bien vestida se levantó dejando de lado su celular y un poco avergonzada. De inmediato la chica se percató de lo bien parecido que era el chico y una sonrisa tímida se asomó en sus labios, la cual no duró mucho al notar el ceño funcido del más alto.

 

    • – Hola, buenas tardes. Lo atiende Stephanie Hwang. ¿Necesita algo, joven…?
    • – SeHun, me llamo SeHun y sí, de hecho. Mi habitación es la número 365 y hay un chico demente que se metió diciendo que es mi compañero de habitación, cuando en la carta de aceptación decía que la habitación sería únicamente para mí.
    • – Un gusto, SeHun. ¿365 dice? Sí, efectivamente se hizo un cambio de último momento. Al parecer asignaron a Kim JongIn en una habitación ya ocupada. Todos los alumnos tienen un compañero de habitación, por esa razón me parece extraño que dijera eso su carta. Lo lamento pero no puedo hacer modificaciones, JongIn también es estudiante.
    • – ¿Cómo pueden cometer un error como ese? Que desagradable.
    • – Le pido por favor que se calme, cualquier duda que tenga al respecto, la puede atender con el director. Sin embargo, ya que se encuenta aquí, le hago entrega de su llave y su reglamento. Que tenga buen día.

 

Y entonces, la chica incómoda salió del escritorio y dejó parado con cara de shock a SeHun en el lugar. A decir verdad, SeHun sí estaba exagerando un poco. En la carta no decía nada al respecto, lo dedujo por sí mismo. Deducción errónea, por cierto. ¿Pero cómo podía compartir espacio con un desconocido? Ya era bastante el tener que compartir clase con un montón de adolescentes estúpidos como para tener que lidiar con uno en su habitación.

Sencillamente era inaceptable. Finalmente decidió regresar y establecer ciertas reglas con el morocho burlón.

 

    • – Vaya, creí que habías huído por la vergüenza, después de semejante exposición en primera fila.

 

JongIn ya vestido, estaba sentado en una de las sillas del escritorio, secando su cabello con una toalla y viendo de manera burlona al delgado chico parado que nuevamente se puso de mil colores. “Después de todo el ya me vio todo. Me conoce más de lo que yo me conozco físicamente.” Sacudió con suma incomodidad su cabeza, tratando de remover la imagen en donde se veía a él mismo en la posición más bochornosa justo de frente a la cara del burlón. Y lo peor del caso es que era un hombre. Ahora no lo bajaría de homosexual, fácil, prostituto y quién sabe si sería la burla de toda la escuela.

 

    • – ¿Te quieres callar… JongUp? ¿Cómo? Bueno, como sea. Necesitamos fijar algunas reglas entre nosotros.
    • – ¡In! JongIn. ¿Qué demonios, JongUp? Báh… ¿Reglas entre nosotros? ¿Pues en dónde me inscribí? ¿El ejercito?
    • – Para empezar, ese tonito burlón y sarcástico que no dejas de usar en cada una de tus frases, se va.
    • – ¿Acaso eres mi madre?
    • – En segundo lugar. Lo de hace rato… bueno, sólo fue… Yo estaba…
    • – Comprendo, no tienes qué aclararlo. No soy de los que va gritando por toda la escuela las cosas.
    • – En fin… Te lo agradezco.
    • – Descuida, cualquiera se pajea en la ducha y camina desnudo por la habitación.
    • – ¡JongIn!
    • – Ya, ya… De acuerdo, descuida. Ahora yo te pediré que te vistas después de bañarte. No me gustaría acostumbrarme a ver tu pálido trasero por todos lados.
    • – Tsk… Imbécil. Por supuesto que lo haré. Bien, prosigo. No me hables si no es necesario, no me pidas cosas prestadas, no me despiertes en la noche, no te pongas mi ropa y si nos vemos fuera de la habitación, no te conozco.
    • – Hey, hey… Cálmate, flacucho. Yo vine a estudiar, no a hacer amigos.
    • – Vaya, hasta que empatamos en algo. Eso es todo, ahora iré a cenar y cuando regrese, quiero dormir, no hagas ruido.
    • – Qué tipo más especial… Bien.

 

SeHun, ahora sintiéndose más liberado y dueño de la habitación, se dirigió hacia afuera; preguntando antes la ubicación de la cafetería a la misma chica castaña de hacía un rato, que esta vez de manera amable y con un respingo de coquetería le indicó la dirección. SeHun ignoró las señales coquetas y sólo asintió, retirándose de inmediato al lugar.

Vaya que la universidad era grande y ahora que se había despejado un poco la lluvia, podía ver con más claridad la estructura a pesar de que ya empezaba a anochecer. Por fin llegó a la cafetería y a decir verdad, a pesar de que se había brincado la hora de la comida, tenía un nudo en el estómago por el coraje y no le apetecía nada. Sólo un té de burbujas nuevamente y eso hizo, pidió uno de melón, para varíar un poco y se sentó en soledad, sumergido en sus pensamientos.

 

“Debo tener una vida tranquila en este lugar. Sólo fue un incidente, mañana pasara todo. Vine aquí a estudiar y eso haré, no permitiré que nadie vuelva a lastimarme…

¿Cómo estará JooHyun? ¿Se habrá dado cuenta de que ya no estoy allá? Y él… LuHan, ¿se habrán percatado acaso?”

 

    • – ¿Qué estupideces pienso? Agh…

 

Bae JooHyun era una chica de su ciudad natal, la chica más bonita que había visto; según SeHun. Se trataba de una joven bajita, de cabello oscuro y lacio, piel realmente pálida y facciones finas y preciosas. Parecía realmente educada y de buen corazón, o eso creía SeHun cuando la conoció. El día en que su padre murió, él y su madre fueron a identificar el cuerpo. La señora Oh no permitió que SeHun con su escaza edad viera algo tan terrorífico y le pidió que esperara afuera de la morgue. El pequeño confundido y asustado, sólo lloraba en silencio sentado en la banqueta mientras esperaba la noticia de su madre. En ese momento, la preciosa niña que iba de paso y sólo un poco más grande que SeHun, lo vio y con angustia se sentó a su lado, obsequiándole una paleta enseguida.

El chico recordaba perfectamente esa cara de bondad y preocupación en la niña más bonita que había visto y desde entonces, se hicieron inseparables. Los mejores amigos a causa de una paleta.

En cuanto a LuHan, él era el ‘rubio’ de su ciudad. O por lo menos eso creía, ya que nunca había visto a un chico con el cabello pintado y menos a esa edad. Por eso fue que empezó a hablarle cuando SeHun entró a la escuela secundaria unos años después. Y de pronto ya eran grandes amigos, aunque igual que JooHyun, LuHan era un poco más grande de edad, pero eso no fue impedimento para una amistad.

Sin darse cuenta, ya eran las 21:00 hrs. Y SeHun debía regresar a las 21:30 como lo marcaba el reglamento. Dio un último sorbo y caminó pesadamente al lugar donde debía compartir con el ‘sarcástico’. Pero en realidad estaba más cansado que con ganas de escuchar los comentarios molestos del moreno, así que optó por ignorarlo en caso de que éste empezara a decir cosas bochornosas y sólo dedicarse a dormir.

Llegó al lugar y con recelo miró hacia adentro de la habitación, pero estaba vacía, lo que le dio un poco de alivio.

Acostumbraba a dormir desnudo, pero no podría hacerlo esta vez. “Qué puta molestia.” Ya que no tenía pijama, tuvo que adaptarse con unos bóxer y una playera simple y cómoda. Entonces, por fin se entregó a la cama amarilla y a caer en los brazos de Morfeo.

 

–––––––––––––––––––––––––––––––––o––––––––––––––––––––––––––––––––

 

    • – Buenos días, traserito. Ya levántate que es hora de ir a clases.
    • – Uh… mñh… ¿C-cómo qué traserito? Agh.
    • – Ándale, bello durmiente. No quiero que se nos haga tarde.
    • – Qué molesto.

 

Y después de balbucear aún adormilado. Su mirada se aclaró y se topó con la esbelta figura de un joven alto, que apenas llevaba puestos unos pantalones de dormir con rayas azules y blancas, pero con el torso desnudo y moreno. Casi brillaba su piel del bonito tono que tenía y por supuesto que llamaba la atención lo tonificado de su abdomen y bíceps y tríceps y… En fin, era un muchacho realmente apuesto y bien torneado. Además su cabello ligeramente despeinado y esa cara con preciosos ojos oscuros y en forma de luna a consecuencia de la brillante y espléndida sonrisa que dejaba sin aliento a cualquiera que estuviera desprevenido. Que fue justo lo que le pasó a SeHun, era casi como si le hubieran despertado con un balde de agua helada, sí, definitivamente podía compararlo con esa sensación. “Maldición, ¿de verdad es JongIn, el chico molesto de ayer?”

 

    • – ¿Qué te pasa? ¿Sigues dormido o te comieron la lengua los ratones?
    • – N-no, no es nada. Gracias por despertarme.
    • – No fue nada. Oye… tu ‘amiguito’ mañanero, ¿no ha despertado? Para que tomes una ducha y vuelvas a calmarlo, já.
    • – ¡¿Qué?! Pendejo.
    • – ¡Sólo era una broma, para ver si estabas ya bien despierto!
    • – Limítate a hacerme tus estúpidas bromas si no quieres problemas.
    • – Ya, ya… Lo siento. Vístete.

 

Por el resto de la mañana en la habitación, el pálido se dedicó a ignorar la presencia del otro. Y justamente, le era indiferente al moreno, puesto que él también hacía como si SeHun no estuviera en la habitación y anduvo de un lado para otro alistándose para su primer día de clases en la universidad. “Tsk… Definitivamente es un desperdicio de físico con esa forma de ser, lástima.” Rápidamente, SeHun como acostumbraba sin ser consciente de que lo hacía, sacudió la cabeza tratando de eliminar el comentario ‘estúpido’ que se había planteado él mismo.

Y de repente, no sabía cómo pero ya tenía un par de manos en sus mejillas que le sostenían el rostro y se percató de una mirada que se concentraba en mirarlo como si fuera el insecto más extraño del mundo.

Con un manotazo rápido, retiró la mano derecha que se posaba en su mejilla y dio unos pasos hacia atrás, alejándose del intruso de espacio.

 

    • – ¡¿Pero qué demonios te pasa?! ¡¿Te volviste loco?!
    • – Hey, hey… Cálmate, fiera. Creí que te sentías mal y estabas mareado. Sólo quería verificarlo.
    • – No vuelvas a tocarme, manténte alejado a dos metros de distancia. Así estén a punto de arroyarme, no te acerques.
    • – Disculpa a este simple humano por haberse preocupado como cualquier persona lo hubiera hecho. ––Nuevamente con su aire sarcástico, pero ésta vez sintiéndose un poco herido.
    • – Estás loco, JongIn.

 

Y simplemente en un arranque, el joven pálido, tomó su mochila y enfurecido salió de la habitación dejando un fuerte portazo casi en las narices del morocho. Un anonadado JongIn, se quedó parado por unos momentos y finalmente terminó de ordenar su mochila para dirigirse a su clase, no sin antes lanzar al aire un:

 

    • – Pinche loco, ¿le llegó la regla o qué?

 

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“¿Qué carajos acaba de pasar? Ya, cálmate SeHun. Ya sucedió… Dios, ¿por qué mierda me siguen ardiendo las mejillas, justo en el área donde él toco? ¿Y qué jodidos le pasa a este pulso de mierda? Debe ser el coraje, sí, seguro es eso. Ahora cálmate que empezará la clase.”

 

SeHun se decía internamente que debía calmarse, sin percatarse de que su cuerpo en realidad no le obedecía. Y sólo parecía un loco con esos ojos realmente abiertos, casi desorbitados, su respiración acelerada y su ceño fruncido mientras negaba con la cabeza continuamente. Ya estaba en el aula de clases, un precioso y amplio salón de danza cubierto de espejos y duela de primera calidad. Era tan grande que cabían gradas y ahí era justo donde estaba SeHun sentado, pareciendo un ser poseído y espantando de vez en cuando a algunos alumnos o por lo menos, obteniendo miradas de rechazo.

Eran ya las 8:09 de la mañana y el profesor aún no llegaba, pero quien sí llegó fue JongIn. Un poco tarde para ser su primera clase, de hecho. Pero al entrar notó al chico que seguía exaltado en las gradas, ya no tanto como hacía casi 10 minutos atrás que parecía que podría darle vueltas a su cabeza como en la mismísima película del ‘Exorcista’. SeHun estaba tan encimismado en sus emociones que no se dio cuenta más que de una sombra que pasó rápido y se alejó, que por supuesto ignoró. Pero a su lado había un recipiente de plástico con un té de burbujas y abajo había una nota en un pequeño pedazo de papel.

 

“Espero que te sientas mejor. Honestamente no sé si estás enfermo, pero lamento mucho el malentendido. Necesitamos hablar…

Suerte en la primera clase.

JongIn.”

 

SeHun se sorprendió por el detalle, después de todo, en muchos años no había obtenido un obsequio por parte de nadie, bueno, a excepción de su madre, que se esmeraba en hacerlo feliz con pequeños gestos de querencia. Pero esta vez no era su madre, ¿cómo sabía JongIn que él gustaba del té de burbujas? ¿Acaso era mago o adivino? Por alguna razón, eso le hizo sentirse más calmado, no sabía si era el sabor dulce que tanto le gustaba esparciéndose por su lengua o que hubieran tenido la molestia de preocuparse por él. Levantó la mirada y ahí estaba el moreno, frente a un espejo en la esquina del salón haciéndo ejercicios de calentamiendo. Evidentemente su compañero de habitación era el único disciplinado del lugar, ya que la mayoría, por la hora ‘8:17 am.’ Decidieron ponerse a platicar para conocerse y algunos se tomaron su derecho de salirse de la clase; así como el reglamento permitía después de un lapso de 15 minutos sin que llegara un maestro, tomarse la clase libre. Pero JongIn no, él estaba preparándo su cuerpo y SeHun no podía apartar la mirada desde las gradas, como si se tratara de lo más nuevo en el mundo.  El salón estaba ya casi vacío, JongIn que portaba audífonos, miró su celular por un momento, lo guardó  y entonces se puso en acción con la música que únicamente él escuchaba. Sus movimientos precisos y fuertes deslumbraron al pálido observador que se entontraba a unos metros y entonces, un pensamiento cruzó por su cabeza. “Tal vez deberíamos empezar desde cero. Parece un chico disciplinado y lo juzgué mal. Podríamos empezar una amistad.” Con temor en su decisión, prefirió no darle más importancia a su enojo, terminar de beber el exquisito té y finalmente acercarse a un lado de JongIn y disponerse a bailar a su lado. La sonrisa de JongIn no podía ser más cautivadora para SeHun y por primera vez en años, se sentía cómodo con un extraño. 

Notas finales:

Gracias nuevamente por leer, esperen por el próximo capítulo. 

 

Estaré actualizando cada tercer día, a más tardar cada semana. 

¡Tengan un gran día!


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