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Silver moon por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Este capítulo creo que es uno de los mejores que he escrito. Espero que os guste Jack, me vas a matar por cómo termina este capítulo jajajaj

Me agarró de la muñeca y tiró de mí. Yo me dedicaba a seguirle mientras le iba contando qué había ocurrido con Marte. Parecía entenderme y no dejaba de repetirme que no me iba dejar solo a menos que se lo pidiera expresamente. Me llevó a un lugar muy familiar, el lugar donde estuve descansando hasta que desperté... La enfermería. Antes de abrir la puerta, se oían ruidos, como un sonido mezclado de lloriqueos. ¿Qué me quería enseñar? En el momento que la abrí sentí una felicidad inmensa, una pequeña bola de pelo negra movía el rabo de un lado a otro lentamente. Era la pequeña Sáhara, y aunque llevaba unas cuantas vendas alrededor de la cabeza, rebosaba salud. Sin pensarlo la abracé, había olvidado su suave pelaje y el ronroneo incesante.
No sé el tiempo que pasé con la gran gatita, pero Nea enseguida me contó lo que le había sucedido en estas semanas. En el momento que me atacaron aquel día que casi pierdo la vida, ella recibió el primer ataque y fue lanzada contra el muro de una casa cercana. Su cabeza recibió todo el impacto, su cráneo se había fracturado en varios pedazos, por eso había estado bastante enferma. Los animales no se curaban con la misma rapidez que los humanos, requerían de más tiempo para volver a ser lo que eran antes. Y después de un medio, ya la teníamos entre nosotros, aunque no al 100%. Tal y como Nea había dicho, aquel encuentro me había hecho sentirme muy contento.

Ya era hora de marcharse, la pequeña bola de pelo necesitaba seguir con sus ejercicios para fortalecerse. Ahora era mi turno. Nea me obligó a practicar mi nuevo poder que todavía no sabía cómo hacerlo. Era muy similar a controlar los movimientos del cuerpo, tan solo necesitaba una plena concentración y estar relajado. Aunque no lograba hacer nada más que levantar el agua de la piscina en forma del palo de la escoba, que no llegaría ni a un metro. Lo más importante era no decepcionarme, tendría que desarrollar más aquello antes de hacer cosas más alucinantes. Practicar una hora al día en la piscina era lo mínimo que tenía que hacer.
Cuando caminábamos por el patio interior, me sentía vigilado, todos los ojos estaban puestos en mí, como si esperaran algo. No entendía por qué tenía tanta importancia dentro de aquella cárcel de la que no podía salir. Deseaba salir de allí, incluso a veces me hubiera gustado seguir con mi vida normal y que aquella Luna jamás hubiera existido. Regresé al presente cuando nos topamos con Lian y Louis.

-          Chicos, esta noche tenemos fiesta. - soltó eufórico Louis.

-          ¿A qué se debe? - pregunté curioso. 

-          A tu nuevo poder - continuó Lian. - Es una fiesta en tu honor, después de todo, ha despertado tu poder. Lo esperábamos con muchas ansias.

-          Enhorabuena Oliver - Nea parecía contento, aunque siempre mostraba una cara seria.

-          Esto es demasiado para mí...

-          ¡Tonterías! A todos nos viene bien descansar la mente, no todo es entrenar y pelear. Hay que disfrutar de los momentos libres. Por eso chico, te voy a enviar una camisa blanca y unos pantalones para que te pongas esta noche, espero que los uses.

-          Pero Louis...

-          ¿No te gustan las fiestas? 

-          No es eso Lian, pero...

-          ¡Entonces disfrútala! - exclamó dándome unos toquecitos en el hombro derecho. - Nos vemos después chicos...

Aceptamos el reto y enseguida ambos estábamos limpios, perfumados y listos para divertirnos. Al abrir la puerta de mi habitación encontré a Nea, sus pantalones de ceñían demasiado a sus piernas, puro músculo. Una camisa blanca acompañada de una corbata azul eléctrico que resaltaban sus ojos. Su pelo era diferente, había decidirlo peinarlo todo hacia el lado izquierdo. Mi cara enseguida enrojeció.

-          Nea... estás muy atractivo... - murmuré.

-          Gracias - respondió con una sonrisa en sus finos labios. Al contrario que él yo no llevaba corbata, pero sí llevaba chaqueta. - Tú también..., estás diferente. - Al llegar al gran salón me di cuenta de que todos vestían demasiado bien. Las mujeres llevaban largos vestidos y grandes escotes, mientras que todos los hombres iban vestido de traje de chaqueta, como yo. Por primera vez, no me sentía diferente. La ropa me recordaba al bar, a los hombres de dinero que iban de vez en cuando.

-          Vaya, hay demasiada gente. - Francis no tardó en aparecer con dos copas de vino en sus manos, una para mí y la otra para Nea. Llevaba su larga melena recogida en una coleta.

-          ¡Vamos chicos!  A la de tres nos bebemos la copa, ¿de acuerdo? ¡Una, dos y... tres! - Bebí la copa de un sorbo. No pude evitar toser después, quizá el vino era demasiado fuerte para mí

-          Pareces muy contento Francis - comenté. 

-          Es mi tercera copa - gritó. - Este vino es muy bueno... ¿Eh? ¡Neptuno, ven a conocer al nuevo! ¿Neptuno? - Francis corrió detrás de un hombre, lo que más me llamó la atención era su cabellera, blanca como la nieve, pero no conseguí ver su cara.

-          Disfrutar de la fiesta - dijo una voz femenina. Lian lucía un vestido corto blanco que, para mí, brillaba demasiado.

-          Vaya Lian, estás muy hermosa - soltó Nea mientras le daba dos besos en las mejillas. Agh, estos dos...

-          Oliver, parece...

-          ¡Voy a por otra copa! - exclamé para interrumpirla. No quería saber nada de ella, todo lo relacionado con Nea me ponía celoso. Me acerqué a un camarero y le pedía otra copa de vino más.

La bebí tan rápido como pude. Ver a Nea y Lian juntos me ponía nervioso. ¡Yo también me voy a divertir! decidí. Aquella fiesta era en mi honor, era una obligación disfrutar de ella. Con tres copas de vino en mi cuerpo ya empezaba a notar el calor, me quité la chaqueta y me remangué la camisa. Pronto me rodeé de varios chicos y chicas e intercambiamos historias. Una de ellas era Daria, la protegida de Francis, que también parecía haber bebido más de la cuenta. Me reí demasiado, tanto que hasta me dolía la mandíbula inferior. Parecíamos una gran familia, pero no recordaba los nombres de los demás.
Tras varias horas, avisté a Nea mirando por la ventana y me acerqué a él corriendo.

-          ¡Nea! ¡Nea! ¡Nea! - repetí mientras tiraba de su camisa. Al girarse me percaté de sus mejillas rosadas. - Ah, tu también has bebido - dije mientras me reía.

-          No estoy acostumbrado a beber, cuando bebo mi cara enrojece.

-          ¿Sabes? He conocido a un montón de chicos, bueno y de chicas también, es más una de ellas era Daria. Ella es la protegida de Francis, pero no se parece nada a él, no entiendo cómo pueden estar juntos. ¿Tú lo entiendes?

-          Estás hablando demasiado rápido, ¿cuánto has bebido?

-          ¡Una botella de vino entera! Han sido 5 copas, o 6..., quizá 7... ¡Necesito más! - canté. Realmente estaba eufórico. 

-          ¡No necesitas más! - corrigió Nea mientras me agarraba del brazo. - ¿Has comido algo? ¿Y tú chaqueta?

-          Se la he dado a Lucas...

-          ¿Lucas? ¿Quién es él?

-          Un hombre muy estricto, y a pesar de parecer buen tipo, ¡es muy malo!

-          ¿Estás hablando de Louis?

-          ¡Ese! Si es eso lo que te he dicho...

-          No has comido nada y te has bebido más de una botella entera tú solo... Estás ebrio... Hueles a alcohol...

-          ¡Bailemos! - grité mientras corría a la pista de baile. Creo que bailé alrededor de una hora hasta que las piernas me aguantaron. Después comencé a buscar a mi hombre de ojos plateados que encontré hablando con Lian, otra vez.

-          ¡Nea! Vámonos... Venga... Estoy cansado... Vámonos. ¡Adiós chica! ¡Hip! - Comencé a estirar del brazo de él.

-          Oliver... Has bebido demasiado, ¿has seguido bebiendo? - Sacudí la cabeza de lado a lado. - No me mientas, si te ha entrado hipo...

-          ¡Hip! – Seguí insistiéndole que saliéramos de allí, y al final lo conseguí.

Intenté andar recto por los pasillos, pero mi cuerpo se balanceaba demasiado. Como si el suelo temblara y se moviera. Nea quiso ayudarme, pero me negué. Conseguí sentarme en la cama, él me tapó con las sábanas mientras yo le miraba sin pestañear. Se disponía a girar cuando le agarré la mano y sin decir palabra alguna, le besé. Tierna y románticamente. Al principio le noté algo tenso, pero poco a poco se fue derritiendo, como si se dejara vencer. Se acurrucó encima de mí, mientras yo seguía enganchado a su cuello. Sus besos eran cálidos, lentos y delicados. Cualquiera habría cedido ante aquello. Tras unos minutos mirando sus hermosos ojos e intentando leer su alma le propuse algo sorprendente.

-          Nea, hazme el amor… - murmuré en su oído.

Notas finales:

¡Revieww, pls!


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