Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Silver moon por KeikoHikari

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Oliver: Hola a todos mis queridos lectores, antes de nada quiero deciros que si observáis que lo que digo en este capítulo no tiene sentido es a causa del alcohol, no porque nuestra creadora haya cometido un error ortográfico...
Nea: No necesitas decir eso, seguro que ya lo saben.
Oliver: ¡Me hacía ilusión decirlo!
Nea: Feliz cumpleaños autora, es lo que Oliver intenta decirte.
Oliver: Ah sí, es verdad ¡felicidades autora! 

Keiko: hoooola chicos, pues ya estoy de vuelta y sí, tal y como han dicho Nea y Oliver hoy ha sido mi cumpleaños, ya soy un año más vieja. Gracias a todos por continuar leyendo este fic al que le pongo tanto cariño, me hacéis feliz <33 (Adoro a estos dos >.<)

-          Estaba asustado. No sabía si iba a poder controlar mi fuerza, no quería hacerte daño.

-          ¿Acaso es la primera vez que tienes relaciones con un hombre? – Por la expresión de su cara deduje que la respuesta a mi pregunta era un sí rotundo. Estaba sorprendido, pero no podía evitar sentirme feliz. Me quitó el parche de la mano y me lo colocó en el cuello.

-          No podía resistirme más y tampoco quería hacerlo sin que fueras tú el que me lo pidieras. Ahora me siento más liberado, como si me hubiera quitado una gran carga de la espalda. – Me dio un pequeño beso en la cabeza y entró en la ducha.

Yo seguía allí delante del espejo, engatusado con las palabras que me acababa de decir. Mi cara se tornaba roja por segundos. Me dirigí al piso superior, donde estaba la habitación principal y me vestí. Me arreglé el pelo y me perfumé. Cuando me disponía a cerrar el armario, me percaté de una caja que había al fondo, enseguida la reconocí, era mía. La tenía en mi anterior casa. Dentro guardaba los pequeños obsequios que las niñeras me habían dado en el orfanato. Mi primera corbata, una pequeña pulsera hecha por Olivia, unas cuantas canicas… Qué recuerdos, todo aquello me daba nostalgia. Guardé la caja en el mismo sitio y bajé a comprobar que Nea también había terminado.

-          ¡Vamos a beber! – exclamé admirando la gran espalda de mi guardián. Estaba en la cocina y parecía dispuesto a preparar algo.

-          No hemos comido, ¿no tienes hambre? – preguntó mientras se giraba. Yo negué con la cabeza.

-          ¡Vayamos al bar! Lo que ha ocurrido hoy necesita ser recordado para siempre por eso quiero que brindemos.

-          Oliver, ya sabes lo mal que te sienta el alcohol…

-          ¡No importa! También podemos comer algo allí. ¡Venga, vámonos! –agarré su mano y las llaves de la casa, salimos corriendo de allí. Estaba tan entusiasmado que no podía parar de correr. Solo teníamos que pasar unas casas más y habríamos llegado al bar Henrys, pero algo hizo detenerme. - ¡Sáhara! ¿¡Dónde está!?

-          Tranquilo, la envié ayer antes de entrenar a vigilar el bosque que hay cerca de aquí.

-          Vaya, me he acordado de milagro, qué nervioso me he puesto – dije agarrándome el pecho. Me acarició la cabeza y continuó hacia adelante, yo le seguí.

-          ¡Bienvenidos! Oh, qué sorpresa Oliver – dijo Gala. Había ignorado a Nea totalmente.

-          Buenas tardes Gala, ¿tienes algo para comer por ahí. ¡Nos morimos de hambre! – Nos sacó algo de arroz que había traído Aaron de su casa debido a que le habría sobrado y pensaba regalármelo a mí. - ¡Gracias por la comida!

-          De nada, glotón – respondió Aaron. Le guiñé un ojo y eso bastó para que me entendiera, nos sacó una botella de whisky y otra de limonada.

-          Me conoces demasiado bien – Iba a ser una gran tarde.

Empecé a tomar vasos, no sé cuántos me bebí mientras charlaba con Aaron. Le serví uno a Nea pero tan solo dio un pequeño sorbo en todo el tiempo que estuvimos allí. Puedo asegurar que fui yo el que se bebió las dos, pero me sentía tan feliz hablando Aaron que ni siquiera me percaté de todo lo que estaba bebiendo. A las dos horas, ya me costaba hablar bien, sentía demasiado calor, Nea me observaba de reojo y Aaron seguía sin parar de hablar. Me daban ataques esporádicos de risa, lo que hacía parecer que estaba loco.

-          ¿Has probado el restaurante que han abierto debajo de tu piso? ¡Está exquisito! – exclamó Aaron, yo le miré muy serio.

-          He tenido sexo con un gato…, salvaje… - solté. Nea me miró con sus ojos abiertos como platos, pero no dijo ni una palabra. Tenía la sensación de que en cualquier momento me iba a sacar de allí.

-          ¿Cómo es eso posible? – preguntó mi amigo entre carcajadas.

-          Los demonios realmente son, unas bestias – continué. Notaba a mi guardián cada vez más tenso.

-          Los demonios no existen. Venga Oliver, has bebido demasiado, es casi imposible entenderte – argumentó.

-          Tienen un gran –

-          Oliver – dijo una voz masculina procedente de alguien que acababa de entrar al bar. No me había dejado acabar la frase. Cuando me giré pude observar que aquella visita no me gustaba.

-          Oh no… - dijo Aaron.

-          Hey Álex, ¿todo bein? – pregunté, quería hablar bien, pero era como si mi lengua tuviera nudos.

-          ¿Qué has dicho? Da igual, ¿te has pensado lo que te propuse?

-          Tengo trabajo… - soltó mi amigo mientras se acercaba a otra mesa. Nea nos observaba.

-          ¿Me vas a cuidar? – le pregunté mientras le cogía la cara con ambas manos.

-          Vamos a hablar en privado, este no es un bien sitio.

Me agarró de la muñeca y tiró de mí. Me metió al baño de los hombres y allí siguió con sus preguntas.

-          Hueles a alcohol, ¿estás borracho? – cuestionó oliendo mi ropa.

-          No, es perfume – contesté con una risa en mi boca.

-          ¿Qué? Oliver, ¿te vendrás a vivir conmigo? Es la respuesta que necesito oír… - Le miré de arriba abajo, parecía que había perdido peso.

-          Delgado…, has perdido peso… - dije paseando mi mano por su abdomen. - ¡Yo también!

 Levanté mi camiseta hasta el pecho, le estaba mostrando los abdominales que había conseguido debido al entrenamiento. Conduje sus dedos hacia mi estómago y él se encargó de deslizarlos entre los músculos. Aquello me erizaba la piel.

-          Eso…, me hace…, cosquillas… - murmuré. Mi mirada se clavó en él, mantuve mi boca semi abierta y me relamí los labios. Álex me besó apasionadamente mientras que con sus uñas iba dibujando líneas en mi costado. Yo jadeé.

-          Me pones demasiado, ya estoy duro – dijo en tono bajo en mi oído. – Esta carita tuya me hace querer poseerte.

Metió la mano en mi pantalón y comenzó a masturbarme. Por una parte, quería que parara, aquello era como insultar mis sentimientos por Nea, y por otra parte quería que siguiera, era demasiado placentero. Apoyé mi frente en su hombro, mis jadeos se acentuaban, cada vez eran más fuertes, me estaba aguantando los gemidos… Solo tenía a una persona en la cabeza que me impedía poder disfrutar más del momento.

-          No… - comencé a decir con un hilo de voz.

De pronto la puerta del baño se hizo añicos, y un demonio apareció tras ella, nunca mejor dicho. Sus ojos plateados llameaban de furia, tenía sus puños cerrados con fuerza, estaba lleno de ira.

-          ¿Quién eres-? – empezó a preguntar Álex, Nea le asestó tal patada que no pudo terminar la pregunta y le alejó de mí.

Como tenía apoyada mi cabeza en él, al desaparecer de allí, perdí el equilibrio y caí de cabeza al suelo, por suerte mi guardián me agarró antes de que me diera el golpe. Me tomó en volandas y me sacó de allí sin decir nada. Yo sabía que estaba muy cabreado, y le habría preguntado si mi cabeza no diera tantas vueltas. Notaba que el mundo giraba a mi alrededor demasiado deprisa, y sabía que podía pensar en querer preguntar algo concreto y que luego mi boca soltara algo muy diferente.
Cuando llegamos a casa me dejó en el sofá y no me quitó el ojo de encima.

-          ¿Qué ha sido eso? – preguntó con un rostro muy serio, y sus brazos cruzados.

-          Yo… - No sabía ni qué comentar, quizá decir que simplemente me había dejado llevar sería la mejor opción, pero eso incrementaría su ira.

-          He sido paciente, desde el primer momento sabía que ese hombre no tenía buenas intenciones, pero he esperado. Confié en que pedirías ayuda si algo no iba bien, pero en vez de eso tengo que estar aguantando el placer que te estaba dando otro hombre mientras yo estaba sentado. ¿¡Cómo te crees que me siento!? – exclamó. Yo estaba asustado.

-          Yo… No quería, pero estaba mareado… Yo…

-          Oliver, me estoy jugando la reputación de mi familia por ti, por lo menos respeta eso. – Me dio la espalda, parecía estar intentando controlar sus palabras. Me levanté como pude del sofá y le abracé por detrás.

-          Yo solo te quiero a ti… - musité ocultando mi cara en su espalda. - ¿No escuchas mis latidos? – Se giró y me rodeó entre sus brazos. Sentía su calidez que me envolvía con rapidez, jamás existiría nadie como Nea. Buscó mi barbilla con su mano y la levantó hacia su rostro.

Era la primera vez que él tomaba la iniciativa para besarme.
Normalmente siempre tenía que ser yo el que fuera rogando un simple beso, pero aquella noche, en aquel momento, él me demostró que se había enamorado de mí.
Aquel fue el beso, el beso en el que necesitas pasear tus manos por el pelo de tu pareja, el beso que consigue que las lenguas se fundan, el beso que une a dos almas. Un beso verdadero. Tras aquello, volvió a dejar su mirada fija en mis ojos, después buscó las dos punzadas que sus colmillos habían hecho horas atrás en mi cuello y volvió a morderme muy cerca de ellas. Era la segunda vez que bebía mi sangre en un día, ¿necesitaba poder? ¿Estaba cansado? No entendía por qué lo había hecho.

Notas finales:

Gracias a todos ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).