Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando sea digno de ti por Ghost princess Perona

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Espero resultados positivos en los próximos experimentos” Hashirama Senju revisaba los resultados de las pruebas de su próximo producto a ser sacado al mercado. Junto con su amigo Sasuke Sarutobi tenían un laboratorio que se estaba convirtiendo en uno de los más exitosos a nivel internacional. Incluso las empresas de su familia palidecían en comparación con lo que él ganaba por los productos, mejoras a los cultivos, transgénicos, etc. Y lo mejor era que se aseguraban de que sus transgénicos fueran estériles para que no hubiera contaminación genética a su alrededor.

“Te estás obsesionando con esa píldora, mi amigo” comentó su co-propietario casi en broma. Sabía que esa investigación les traería millones de ganancia, pero no debía obsesionarse con eso. “¿Qué planeas lograr? Hacer que alguien acepte estar contigo usando eso.”

“No pienso obligarlo a nada… no ahora” el moreno bajó la cabeza. El Sarutobi sabía toda la historia del chico del yate y lo pasó con él, lo mucho que lo amaba a pesar de todo el tiempo que había pasado… y lo poco probable que era que fuera a siquiera dirigirle la palabra de nuevo. “Yo… sólo quiero hacer las cosas bien con él.”

“Dudo que aunque lo embarazaras aceptara estar a medio kilómetro de ti” se sentó a su costado. “Mira, sé que te has estado esforzando, que has querido ser una mejor persona por esa promesa que le hiciste cuando estaba inconsciente, después de … lo que pasó. Pero sé realista, él jamás va a querer estar contigo así seas la mejor persona del mundo. No después de lo que le hiciste.”

“Deja de repetirlo, lo juré… una y otra vez… que regresaría cuando fuera digno de él” el Senju negó con la cabeza. “Aún no me siento listo.”

“¿Alguna vez lo harás? Con lo que hiciste no lo creo” Sasuke le puso una mano en el hombro. “Mira, Hashi… cometiste un error gravísimo que de seguro lo va a costar muy caro a otra persona y puedes pasar culpándote por eso toda tu vida” siguió levantando un dedo. “Pero no hay nada que puedas hacer para remediarlo. Lo único que queda en tu situación es avanzar, avanzar. Trata de arreglar tu vida, por Dios santo.”

“¿Arreglar mi vida? No lo entiendes. Yo… no podría concebir mi vida sin él”

“Es porque te sientes culpable” Sasuke se levantó. “Vamos, te mostraré unos buenos lugares llenos de chicas de donde podrás escoger” el castaño lo miró como si fuera idiota. “Ah, claro, te gustan los chicos. Bueno, también conozco de esos. Soy un hombre de variedad, tú lo sabes muy bien…”

“Adiós, Sasuke” su amigo comenzó a caminar hacia la salida de vidrio, donde debía estar su limusina esperándolo. Ese fastidioso tenía razón en una cosa. Ya era momento de avanzar. Y para avanzar… necesitaba afrontar el pasado.

“¿Qué? ¡¿A dónde vas?!”

“A hacer lo que debí hacer” el Sarutobi salió corriendo detrás de él, gritándole que no debía presentarse delante del chico del yate así de… “No te preocupes, no lo molestaré. Sólo voy a ir a visitar a mi familia.”

“¿A tu familia?” un gran símbolo de interrogación apareció sobre su cabeza. “Tú detestas a tu familia, no te han llamado o dado señales de vida por años…”

“Hace poco lo hicieron”

“¿Qué?”

“Me pidieron prestada una gran suma de dinero” suspiró Hashirama, colocando su portafolios dentro del auto. “Al parecer la sobreexplotación del mar finalmente les está pasando factura. Para pagar las pérdidas me contactaron” sonrió con tristeza “Es irónico, ¿verdad? No hablan a conmigo desde que me fui a la universidad, pero tan pronto como puedo ser de ayuda corren conmigo y me llaman su hijo prodigio.”

“No es irónico ni sorpresivo, por lo que me has dicho son unos auténticos interesados” el Sarutobi se cruzó de brazos, dejándolo entrar al vehículo. “Cuídate y… por favor no vayas a cometer alguna locura. Sobre todo no con él.”

“Tranquilo, aún no estoy listo para verlo”

“Debería agradecer por eso” Hashirama le sonrió por última vez antes de cerrar la ventana polarizada y ordenar al chofer que arrancara. Sacó su teléfono y puso una de sus películas favoritas en internet, colocándose los audífonos para acallar sus pensamientos. No quería estar cerca de lo que antes consideraba su casa. No quería… no quería siquiera pensar en ellos. Los únicos buenos momentos con ellos habían sido en la casa de playa, con él. Y por eso quiso hacer la reunión familiar ahí. Antes de lo que esperaba llegaron a los rocosos acantilados que bordeaban la pobre ciudad portuaria… y luego al corazón de oropel de la playa. “Como detesto este lugar.”

“¿Entonces por qué regresa, señor?”

“Es mi familia, tengo que” la limusina se detuvo delante de una gran casa con ventanales dirigidos al mar y puertas transparentes. Había un gran y cuidado jardín con una piscina de color azul y muchos implementos para playa. Antes de que pudiera hacer un comentario mordaz acerca de los lujos, alguien surgió de la casa.

“¡Hashirama!” una mujer que sin duda estaba operada, estirada y retocada con el más caro maquillaje salió, portando un vestido de playa hecho para alguien de menos de la mitad de su edad. “Oh, mi pequeño. Mamá te ha extrañado tanto” lo abrazó. “¿Qué? ¿No vas a abrazar a tu madre?”

“Claro que sí, hola, mamá” la abrazó, sintiendo unas ganas asesinas de soltarla. Bueno, Namie era menos molesta cuando hacían lo que ella quería. “¿Dónde están…?”

“¡Ahí está mi hijo prodigio!” Butsuma abrazó por los hombros al hijo que hace algunos años había tirado a la calle como si fuera un desperdicio. “¿Cómo estás? Oye, me han dicho que tu laboratorio es de lo más exitoso, sobre todo los trabajos sobre mejoramiento en peces. ¿Quieres contarme acerca de ellos?”

“Dudo que entendieras, tienes que ser un profesional de la biología para hacerlo” contestó el menor, zafándose del abrazo de su padre. “¿Dónde se metieron mis hermanitos? Pensé que estarían aquí”

“Fueron a la playa, regresarán para la fiesta” esto confundió a su hijo mayor. ¿Había escuchado bien? ¿De verdad creían que él quería codearse con la alta sociedad de ese lugar con todo lo que había hecho de joven para evitarla?

“¿Fiesta?”

“Sí, claro” asintió ella. “El regreso de nuestro hijo merece ser celebrado como se debe.”

“Genial” Hashirama negó con la cabeza. ¿Qué podía ser peor? Unas horas más tarde estaba rodeado de muchas de las más exitosas y poderosas personas del país. Sus ojos verdes observaban con algo de repulsión a todas esas personas que presumían de sus cosas caras, las operaciones y muchas ostentaciones más mientras que al otro lado del acantilado había gente que apenas se las apañaba para vivir.

“Oh, señor Senju” uno de ellos se acercó. Era el viejo Ashina, alguien que no le gustaba nada. “Supongo que recuerda a mi nieta Mito” la pelirroja se adelantó con una sonrisa que pretendía ser hechicera, pero más bien era codiciosa. “Solían jugar muchas veces cuando sólo eran unos niños.”

“Sí, ¿Cómo olvidarme de ella?” sobre todo porque se le pegaba como una bendita lapa. “Hola, Mito, un gusto verte otra vez.”

“El placer es mío” respondió ella. “Cuando me dijeron que el tierno Hashirama se había convertido en un empresario de éxito no me lo podía creer. Con la carrera que elegiste… pero parece que sí habían opciones de negocio en esa rama. Debe ser muy interesante hacer de tu pasión un negocio de alcance mundial. ¿En qué estás trabajando actualmente?”

“En nuevos medicamentos para enfermedades neotropicales y tratamientos anti retrovirales” contestó sin mencionar su proyecto más secreto. “Te los explicaría a más detalle, pero creo que te aburrirían demasiado.”

“No, estoy muy interesada”

“Tal vez en otro momento, ahora mismo me apetece caminar por la playa”

“Qué coincidencia, a mí también” al parecer una vez una lapa, siempre una lapa. Salió de la casa con ella, que usaba un vestido que no era adecuado para caminar en la playa junto con tacones. “Espera, me voy a quitar los zapatos y damos un paseo” el moreno se vio obligado a llevarla del brazo mientras paseaban. “Pasamos mucho tiempo aquí juntos”

“Desde que destruiste mi castillo de arena a los seis años”

“Oh, sí… lo siento, por cierto. Es que era un castillo de arena tan bonito que no pudo evitar pensar que merecía una princesa y como sólo tenía cuatro años…”

“No importa, ya no estoy molesto por eso” estaban paseando cuando un niñito se les acercó para venderles anillos de coral. Asqueada, Mito lo espantó, temerosa que de fuera a ensuciar su blanco vestido con sus sucias manos. Hashirama la regañó y le compró uno de sus anillos. Le hacían recordar tanto a alguien.

“No sé por qué lo hiciste” ella sacó un pañuelo y desinfectante para limpiarle las manos. “Te robará o te contagiará alguna enfermedad espantosa…”

“Yo creo que es otra persona la que lo hará” la soltó. “Me regreso a la fiesta, quédate si quieres.”

“¡Espera! ¡No quiero quedarme sola!” ella lo siguió. “¿Qué no has oído de la ola de secuestros que ha habido en los alrededores últimamente? Muchos señoritos y señoritas han desaparecido en las playas” dijo ella preocupada. “Salió en los periódicos. Además, muchos de ellos fueron… abusados por esos asquerosos…”

“Qué triste”

“De hecho, en este mismo momento el hijo de los Takeda está desaparecido” apretó su brazo con fuerza innecesaria. “¡No quiero ser la siguiente!”

“Claro que no”

-En otra parte-

“¡NOOOOOOO! ¡Ayudaaaaaa!” Madara hacía caso omiso al chico que tenía debajo de él, gritando como si no hubiera un mañana. No era el primero al que había profanado y seguro no sería el último. Los señoritos le daban tanta… rabia. Rabia que había reprimido desde que despertó solo y adolorido en esa casa de madera hace tantos años. Además no era el único de su banda que lo hacía, todos tenían una buena razón para vengarse de ellos. Finalmente terminó y apartó. Dejándolo llorar sólo… tal como se lo habían hecho a él.

“¿Ha estado bueno, jefe?” preguntó uno de los miembros de la banda, entregándole una bolsa con billetes. Tiró el condón que había utilizado a la papelera antes de cogerla. “Sus padres han dado todo esto para recuperar a su retoño.”

“Lo valoran más que el dinero… como todos deberían hacer” Madara echó una cerilla encendida a la papelera, destruyendo la evidencia. “¿Han ido a por unas cervezas? Me muero por tomar algo frío” el otro se quedó en la puerta suplicante. “Si lo han hecho pueden pasar a darle a ese señorito lo que merece.”

“¡Están en la nevera, jefe!” gritó antes de salir corriendo hacia la habitación. Los demás miembros de la banda de secuestradores que lideraba lo siguieron, ansiosos por descargar su rabia con ese pobre chico. “¡Que las disfrute!”

“Que ustedes lo disfruten” abrió la neverita y bebió la primera de un trago. Sacó otra lata, pero esta se quedó en su mano. Los gritos de ese jovencito le llegaban desde el otro lado de su guarida, recordándole los peores momentos de su vida. Solo, indefenso, sometido ante los caprichos de una persona que creía que por tener dinero podía hacer lo que quería con otros. El yate… apretó los puños, doblando la lata y regando la cerveza. Gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas. El secreto que había guardado por tanto tiempo… “Maldito…”

“¿Qué pasa?” la única mujer en toda la banda se le acercó, sentándose en su regazo. Puso las manos alrededor de su cuello sugestivamente. “¿Acaso algún otro idiota ha conseguido que lo arresten? Deja de golpearte por eso, ya te conseguirás a alguien más inteligente que lo reemplace.”

“Ojalá fuera tan simple como eso” respondió. No le caía nada bien Ayumi, era una interesada de primera. Sabía que si se enteraba de lo que le había pasado, entonces no le interesaría más tenerlo como novio. Aparte de que le haría la vida imposible por haber sido violado por un hombre. “¿Qué haces aquí de todas maneras? Pensé que tendrías que quedarte cuidando a tu hermano mientras vendía anillos.”

“Es que pasó algo” ella sonrió como la arpía que era. “hubo una fiesta en la playa a la que asistieron todos los peces gordos de las casas grandes.”

“¿De verdad?” ahora él estaba interesado.

“Sí”

“Y… ¿Cuál es la gran ocasión?”

“Hashirama Senju ha regresado a la ciudad” ese nombre hizo que todo su cuerpo se pusiera de piedra. Ese tipo… de nuevo tan cerca. El que le había violado. La persona que más odiaba en este mundo. Recordó esos momentos de absoluto dolor cuando ese malnacido lo sujetó contra el colchón de la cama de su yate y lo… lo… ni siquiera podía mencionarlo. Se levantó hecho una fiera, dejando caer a la mujer. Esta se levantó con una expresión de absoluto enfado. “Creo que deberíamos aprovechar la oportunidad”

“Opino lo mismo” ella se frotó el trasero, que acababa de pagar con el dinero de sus primeros secuestros. “Sería una idiotez dejar ir semejante botín.”

“Yo también”

“Bueno… ¿Qué haremos?” ella se puso en una pose sugestiva de nuevo, dejando ver las orillas de su sujetador. “Aunque… bien sabemos lo que haremos, ¿verdad? No hay hombre que pueda resistirse a mi belleza.”

“Tu belleza no va a servir de nada en este caso”

“¿Y tú cómo lo sabes?”

“Créeme, lo sé” se tomó lo que quedaba de cerveza en su lata. Si iba a enfrentarse al malnacido que lo violó iba a tener que meterse unos cuantos kilos de alcohol en las venas. Los ojos del pelinegro entonces tomaron un matiz macabro. “Tendremos que ser rápidos en esta. Y muy cautelosos.” Se sobó las manos, notando el líquido en ellas. “Las autoridades de la ciudad no son tan incompetentes como las de aquí. Si ya nos buscan ahora nos cazarán.”

“Estaremos bien siempre y cuando tus amiguitos se comporten” se quejó ella cruzándose de brazos. “No quiero nada como la última vez, ¿entiendes?”

“Eso por descontado” Madara gruñó. Hace poco tiempo uno de sus compañeros había sido capturado por cometer una idiotez: tener sexo desprotegido con una de sus secuestradas. La chica había resultado embarazada y con el ADN del bebé pudieron encontrarlo. No dijo nada acerca de sus cómplices, pero desde entonces los que estaban cerca a él tuvieron que moverse con pies de plomo. Nadie sabía lo que había sido de la chica o del bebé. “Sólo quiero tenerlo en mis garras para…”

“Wow, ¿Qué te hizo?”

“Casi me atropella una vez con su barco” mintió para despistarla. Nadie podía saber la verdadera razón por la que odiaba a ese moreno. “Voy a la playa un rato, tengo que trabajar.”

“¿Con alcohol en la sangre?”

“Tengo que mantenerme y a un hermano que entró a la universidad, ¿quieres otra razón?” el pelinegro cogió una bolsa de tela. Una vez llegó al muelle salió en su barco y se volvió a sumergir entre la espuma. Sacó ostras de las piedras, metiéndolas en su bolso. Cuando ya tuvo las suficientes se subió al barco. Las abrió… cada una tenía una perla negra. “¿Qué más me has quitado? Aquí se supone que no crecen ostras que den perlas negras… pero siempre que abro mis ostras hay perlas negras.”

“Ya regresaste” Ayumi le dijo cuando volvió con un fajo de billetes por la venta de las perlas. Era el único pescador que las conseguía, así que los negocios de joyería le pagaban muy bien por ellas.

“Sí… y estoy listo para la acción”

-En la casa Senju-

“Madara…” Hashirama se recostó en su cama, pensando en su pescador. Desde su balcón podía ver el océano… y eso lo hacía sentir más culpable. “¿Me habrás perdonado? He cambiado mucho, ¿sabes? Yo… creo que estoy en camino de ser el hombre que mereces, pero… tú… ¿aceptarás mi amor si te lo doy ahora? ¿Después de todo lo que te hice?” el sonido de las olas le llegó. “Quisiera saber…”

“Escuché que estuviste con Mito” Kawarama entró en su cuarto portando una bata blanca. Le sonrió pícaramente. “Es bonita, ¿no? Más que bonita, incluso”

“A mí me parece que no es mi tipo”

“Ah, vamos, ¿Cómo no puede ser el tipo de nadie?” el castaño claro levantó una ceja. Quizás su plan no estaba funcionando muy bien. La familia quería que el mayor se casara con la Uzumaki, luego él moriría en un accidente y la fortuna pasaría a ella, que se casaría entonces con Kawarama y les daría el acceso a todos ellos al muy deseado patrimonio del mayor. “A mí me gustaría tener a una chica como esa”

“No soy tú” se volteó, dándole la espalda a su hermano. Este se fue fastidiado, quizás su novia no estaba intentándolo lo suficiente. Tendría que hablar muy seriamente con ella. “Y, Kawarama, si alguna vez quieren meterme a otra chica por los ojos, no me gustan las asquientas.”

“Hump” se marchó a hablar con sus padres.

“Madara” volvió a pensar Hashirama, abriendo un cuadernito de apuntes que siempre traía con él. En él habían algunos bosquejos de su amado saliendo del agua como la primera vez que lo vieron, otros recostado sobre el barandal del yate, en las rocas con una cola de pez… todo lo que su imaginación podía ofrecerle. La cara cada vez se le hacía más conocida, sin duda era algo que no iba a olvidar en toda su vida.

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Cómo debería seguir? Review!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).