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El hombre de mis sueños por darkmiss

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Un joven moreno dormía profundamente en la habitación blanca, hacia unos minutos atrás había salido del quirófano, tuvieron que usar un potente sedante para lograr tranquilizar al joven postrado gracias al frenético ataque de pánico que tuvo en medio de la cirugía; los doctores y enfermeras se sorprendieron por el cambio del joven, aunque claro un aumento de adrenalina en su organismo pudo ser la justificación más creíble en una situación de esas características y lo más normal luego de pasar una experiencia muy traumática, sin embargo corrían el peligro de causar un paro cardiaco que solo llevaría la joven a una muerte segura, pero gracias a la buena fortuna, eso nunca susedio.

Al concluir la operación fue llevado a cuidados intensivos, y aun cuando estuviera fuera de peligro, tenía que estar en constante observación antes de ser trasladado a los cuartos de recuperación y ser dado de alta, sin embargo todavía tenía que hacer el informe sobre el misterioso joven encontrado en los límites de la ciudad, como también dar con algún familiar que pudiera proporcionar información sobre él, y  pagar los servicios que le ofrecieron, como también realizarse la acta necesarias, en caso de ser un víctima  de trata o tráfico de órganos. 

Los únicos sonidos que había en la habitación del hospital eran del monitor cardiaco, que le indicaba al personal las pulsaciones que daba el débil corazón del paciente, así como la forzosa pero necesaria respiración que daba el muchacho, a través de la mascarilla de aire, siendo los únicos signos de vida que les podía ofrecer, como también el cortante goteo del pequeño mecanismo que le daba sueros a través del catéter de la vena. Removía ligeramente la cabeza como si buscara comodidad en la cama, a pesar de que los médicos tuvieron el cuidado de colocarle en una poción adecuada para que los músculos no tuvieran que ser forzados.

El encargado del cuarto y del paciente, un doctor entrado de edad acompañado de una joven enfermera ven al joven apacible dormir al momento de ingresar, la enfermera es la primera en  acercarse al paciente tomando la presión, temperatura y pulsación del corazón. Todo indicaba que el joven iba mejorando progresivamente, aun cuando su placa indicaba que estaba muy delicado de salud y necesitaría el sueño disponible para recuperarse antes de que llegaran los oficiales, el movimiento de los parpados que tiritan les indican que esta por despertar, sin embargo con el sedante le sería imposible hacerlo hasta que no le diera un viral para  despertarlo.

-en 5 minutos lo despiertas, los oficiales no han de tardar para hablar con el muchacho –dijo el doctor a la enfermera.

-si doctor, ¿quiere que este cuando lleguen los policías?

-si enfermera, no vaya a ser que pierda el control y tengamos que nuevamente sedarlo, para evitar que se haga más daño.

-como ordene, doctor-. Los dos salen de la habitación para continúan con sus rondas y ver a los demás pacientes del hospital si necesitaban algún cuidado.
 
Mientras tanto, el joven carente de conciencia de su alrededor, que ni se percató que una nueva persona ingresaba  la habitación, trayendo consigo una plancha de metal donde sobre sale  una aguja a un lado de un pequeño frasco color ámbar; este camina alrededor de la cama sin dejar de prestar atención al joven durmiente, depositando la plancha metálica en la cama, a un costado del enfermo,  toma la inyección donde sustrae una pequeña porción liquida del frasco e  introduje la aguja en el plástico del catéter, la puerta de la habitación se abre, el doctor anterior vuelve a ingresar a la habitación.

-¿no deberías estar aquí muchacho, es una habitación restringida?

-disculpe la molestia doctor, vengo de parte del doctor Mondragón-ignora el gesto de disgusto por parte de este, saca del bolsillo de la bata una credencial- soy parte de sus practicantes y dijo que teníamos que teníamos que cuidar a los pacientes del área.

-entiendo y, ¿Qué le va a inyectar al joven?
 
-es un antiséptico para evitar una infección en su sistema inmune, fue por mandato del doctor Mondragón.

-Acaso no sabe Mondragón, que yo estoy encargado de este piso.

-no Doctor Kores, supongo que se le habrá olvidado eso.

-bueno-inquiere el doctor, no tiene que enterarse el joven pasante de la enemistad que tiene él con el otro doctor de planta- no importa luego hablo con él, haber déjeme ver.

El prácticamente toma el frasco que tenía y se lo entrega al doctor, este la inspecciona, antes de entregársela nuevamente –creo que es imposible jovencito, este chico fue  inyectado menos de una hora, si se le aplica crearás una sobredosis en su sistema y puede entrar en un coma controlado.

-entiendo doctor, entonces vuelvo en una hor…

-no hace falta-le interrumpe antes de terminar- pero le advierto que esta habitación esta restringía al personal del piso.

-comprendo señor, no quise causar mucha molestia.- responde el pasante en forma de disculpa.

-no hay problema jovencito, solo le pido que le diga a sus compañeros que tienen prohibido ingresar a esta habitación.

-así se hará doctor, yo les diré cuando los vea.

-Por cierto, dígale a Mondragón que luego me vea que tengo mucho que hablar con él?

-como usted ordene doctor.

El joven pasante tomo la inyección junto con la plancha el frasco y se retiraron rápidamente bajo la mirada del doctor que no perdía ningún instante hasta que se retirara de la habitación.

En la entrada del hospital, una patrulla se estaciona, y al instante salen dos oficiales, Camus se adelanta dándole tiempo a su compañero a apagar su cigallo antes de ingresar. El olor a cloro y cloroformo entra en el sistema del pelirrojo mientras tanto Kardia se apresura a llegar con él, ambos van a la recepción donde la encargada los ve llegar y dirigirse hacia ella.

-¿en qué les puedo ayudar señores?- menciona la rubia recepcionista.

-venimos de la comisaria-dice Camus,  ambos oficiales muestran sus placas- recibimos una llamada de un joven encontrado a los límites de la ciudad, se nos informó  que lo trajeron aquí y nos mandaron a investigar

-entendido oficiales, permítame llamar al doctor a cargo.- La recepcionista habla en el alto parlante del hospital, pidiendo la presencia del doctor- en un momento llega, tomen asiento mientras esperan.

Ambos oficiales asistieron, tomaron asiento en la sala de espera viendo la casi nula actividad nocturna que tiene el hospital, debes en cuando observan ver uno de otro paramédico que charlaba de su vida personal, o uno que otro doctor y enfermera que se trasladaba a su lugar de oficio, no esperaron ni cinco  minutos cuando vieron llegar un doctor hacia la recepcionista, esta le hablaba para luego señalarlos, este los ve y se acerca a ambos.

-buena madrugada oficiales, soy el doctor Hades Marx Kores-. Extiende la manos a los oficiales, saludándolos a ambos.- ¿en qué les puedo ayudarle?

-soy el oficial Kardia Elsetetra, y él es mi compañero Camus Keplers, venimos de la comisaria de la ciudad,  recibimos una llamada de un joven encontrado a los límites de la ciudad.

-comprendo oficiales, entonces déjenme llevarlo con el chico o, ¿gustaría hablar con el hombre que lo trajo?, ¿supongo que todavía debe estar por aquí?- lo busca con la vista por toda- es él- señala a un hombre sentado del otro lado de la sala, sentado en la silla mientras dormía en esa posición.

-primero con el chico- se adelanta Camus. –primero hay que ver si las teorías de capital son ciertas.

-vale “Tomatillo”-lo dice en son de burla, mientras el pelirrojo solo frunce el ceño.- tu ve con el joven y yo voy con el hombre que lo trajo, así logramos hacerlo más rápido.

-Muy bien Kardia, ¿me puede llevar con el joven? – se dirige al doctor. 

-si oficial, síganme es por ahí.

Mientras Kardia se acerca al hombre que trajo al muchacho, Camus fue detrás del doctor, donde lo llevo a la zona de terapia intensiva, al llegar a la zona pasaron por tres habitaciones, dos de ellas ocupadas y una vacía antes de que el hombre de blanco se detuviera al frente de una cuarta habitación.

-es esta oficial, solo les pudo que sea en muy poco tiempo, el joven acaba de salir de operación y está muy delicado, estará  una enfermera en caso de que el joven se ponga violento, si me disculpa tengo que continuar con mis rondas.

-no hay problema, muchas gracias. 

Camus toca la puerta y espera, una enfermera abre la puerta apenas asomando la cabeza y mitad del torso. 

-¿en que le puedo ayudar… oficial?-. después de ver la placa de Camus.

-vengo de la comisaria, para hablar con el joven de esta habitación.

-entendido señor, solo que permítame despertarlo, todavía está dormido y puede ser que entre en un shock por la impresión.

-no se preocupe tómese su tiempo.

La enfermera vuelve a ingresar a la habitación mientras el oficial quedan en silencio, mira a través de la pequeña ventanilla que tenía la puerta, Camus al poder estar más cerca de la puerta mira al joven sobre la camilla; era alto, de piel morena, completamente saturado y bañado por lo que resuelve el por qué  la cabellera rubio le llegaba por debajo del mentón,  le cubría aquella bata que los hospitales de daba a sus pacientes junto con una sábana completamente blanca y limpia; su brazo salía sobre encima de la camilla donde le era suministrado por vía intravenosa los sueros y antibióticos recetados. 
La enfermera a su lado miraba como lentamente este comenzaba a despertar, ella misma se acercó al joven susurrando unas palabras antes de alejarse nuevamente, permitiéndole que captara por sí mismo el sitio que se encontraba. Para ese momento Kardia había llegado en silencia posicionándose a un costado suyo, estaba por preguntarle qué había pasado cuando se abre la puerta.

-ya pueden entrar, pero que sea por muy poco tiempo, todavía está muy débil y no esta muy consciente de su alrededor. 

Kardia fue el primero de ingresar a la habitación seguido de Camus, ambos oficiales se pusieron al frente de la camilla, a la espera de que el muchacho abriera los ojos. Ven como lentamente se iba incorporando para quedar sentado en la camilla; la  primera impresión del joven fue de pánico que se removió de la cama, rápidamente la enfermera se le acerca a susurrarle unas palabras, estas tuvieron efecto ya que el joven se calmó, a pesar de que todavía tenía el terror en el rostro.

-hola- Camus tomó la palabras- me llamo Camus Keplers y él es Kardia Elsetetra, venimos a hacer unas preguntas, pero primero nos gustaría saber tu nombre.

-Milo-dice con la voz quebrada, tal vez por todo el tiempo que estuvo sin poderla usar

-¿disculpa?- cuestionan ambos oficiales, sin dejar de observar al joven. 

-Milo...Milo… 

-¿Milo que? –inquiere Kardia, impaciente por no lograr acelerar la investigación, Camus solo frunce el ceño antes de golpearlo por la costilla e indicarle con la mirada que no asustara al chico.

-Milo Krakov, me llamo Milo Krakov.-murmura el joven, ve a Kardia y luego a Camus, ambos  observaban al chico muy agotado luego de solo susurrar su nombre, la enfermera quiso volver a acomodarlo, pero este se negaba a cualquier contacto, se mueve al más leve toque, por lo que la mujer tuvo de desistir por precaución a no lastimar más al muchacho, con resignación le coloca la almohada en la parte baja de la espalda, sirviéndole de respaldo. 

-Muy bien- le felicita Camus-bien hecho Milo, ahora nos puedes decir, ¿qué te paso?

La mirada azulada del moreno cruza por un momento con la de Kardia y luego con la de Camus, busca por toda la habitación como si tratara de captar que a no estaba en el sitio donde lo tenían cautivo.

-¿Dónde está?, ¿Dónde está él? –.Ignora la pregunta de Camus- ¿Por qué me fui? Que no me atrape, no dejen que me alcance, no quiero regresar.-continua insistiendo.

-¿Quién?,¿a quién le llamas?- le pregunta Kardia. 

-A él, él, no lo ve… estoy aquí, no lo ve, me fui cuando dijo que no lo hiciera- responde con miedo en sus palabras. Los dos oficiales se dieron cuenta que el joven tenía pánico de hablar de aquel sujeto como si sus palabras pudieran invocarlo. Camus quiso acercarse a él pero la enfermera lo cubrió con su cuerpo negándose a que lo vean.

-escucha Milo.- le habla Kardia- no tienes que preocuparte, no te hará daño este maldito, estas a salvo.

- timidis autem et incredulis et execratis et homicidis et fornicatoribus et veneficis et idolatris et omnibus mendacibus pars erit in stagno ardenti igne et sulphure hereditatis

Milo continua gritando la oración, los oficiales fueron alejados de la cama, mientras la enfermera trata de inyectarle un sedante, pero la fuerza de Milo era mucho más fuerte que la mando al otro lado de la habitación, en poco rato las puertas de la habitación se abrieron e ingresaron otro par de enfermeros y el doctor a cargo de Milo, mientras los dos primeros se encargan de someter al moreno que se movía de un lado a otro, el doctor termina el labor de la enfermera , la pareja de oficiales ver en silencio como poco a poco Milo cae en el mundo del sueño nuevamente, y recibían una mirada reclamando un explicación por parte del doctor.

-será mejor que se retiren, ya han hecho suficiente por este muchacho, déjenlo descansar. 

Kardia estuvo por responder, pero Camus lo tomo del brazo indicándole con la vista que era mejor salir de ahí antes de que puedan ponerse mucho más grave el caso.

-es latín.- hablo Camus, luego de salir de la habitación

-¿Como sabes eso?- le responde sorprendido.

-mi abuela me hizo tomar catecismo, y estas eran impartidas en latín, el seminarista siempre nos dijo que era mejor impartir la fe en su idioma, y no en el pobre dialecto que nos están enseñando.

-y ¿qué dice?

-si no mal recuerdo, “los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre”.

-no sé por qué, pero esto me suena a algo.

-es una cita de la Biblia- deduce Camus- Apocalipsis 21:8, no te parece extraño eso.

-si duda, ¿Qué tienes que ver con nuestro caso?

-no tengo ni las más mínima idea, sin embargo hay que hablar con el capitán Lina para informarle que su teoría era la correcta y tenemos la última víctima.

-supongo que va a estar muy feliz por haberlo encontrado.

-no lo dudo, tal vez va a querer participar. 

-será muy interesante ver al viejo participar en un caso

-ya lo creo.-manifestó Camus. Lo siguiente sería buscar algún familiar de Milo Krakov, pero no hay registro alguno, el reporte dice que a unos meses despuésde su desaparición, toda la familia murió en el extranjero.

-toda una verdadera lástima, tal podemos llamar a la comisaría, y que Edén busque información de Milo Krakov, tal vez algún tío o abuelo, alguien que vea al chico.

-puede que Edén tenga más suerte, entonces no perdamos más tiempo y hay que movernos.- Los dos regresar a la sala de espera y retirarse del hospital, tal vez en otra oportunidad tengan más suerte para hablar con el chico.

-¿por cierto como te fue con el hombre que trajo al muchacho?-le pregunta Camus a Kardia.

-ira a la comisaria, para tomar testimonio de lo visto, se abrirá el expediente, además de que hay que informarle al capital del hallazgo. 

-hablas tu o lo hago yo.

-hazlo tú, después de todo es tu caso.

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Todo el personal de la comisaria mira con mucha intriga la puerta de la oficina del capitán, cuando lo escucharon gritar de forma eufórica, y no es que sin embargo el nombre de Milo Krakov, tenía que ser algo que ver para ponerlo de buen humor al hombre, mientras tanto el capitán estaba sentado detrás de su escritorio, recriminándose mentalmente por dejarse llevar de la emoción. 

Sin embargo, eso era la mejor noticia que ha recibido en años, luego de la llamada, y que ellos mismos confirmaran su teoría, el caso “El hombres de sueños” volvía a la superficie, el honor de la Comisaria Central volvería luego de ese caso fallido.  Tocan la puerta de la oficia, y con un adelante, un joven de cabello plateado, con unas cadenas en el pantalón, y una camisa negra con un calavera blanca y un piercing en el labio ingresa, toma asiento al frente del escritorio a la espera de cualquier orden. 

-¿Pasa algo capitán?

-Edén, necesito que busques todo lo que puedas encontrar de la familia Krakov antes de su muerte, necesito que busquen algún familiar  vivo, tenemos que buscar alguien que venga para reclamar a alguien.

-como usted ordene capital.

Continuara….


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