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No Incondicional por carina_mew12

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Notas del capitulo:

Holo de nuevo peques!!


Bueno, no sé si esta vez les alegre que actualice ya que éste es el último capitulo de este fic… sí, lo sé, algo demasiado pronto e inesperado pero desde un principio esta historia fue pensada para no ser muy larga, así que… bueno, sólo espero que los disfruten


Nos vemos después del epílogo u.u

4. Lo Mejor para los Tres

Ni siquiera toda el agua fresca que salía del grifo parecía calmar el calor que aquejaba el rostro de Kagami… todavía sentía con claridad los demandantes labios del moreno sobre los suyos, su respiración agitada golpeándole el rostro, sus desesperados jadeos taladrando sus oídos, esas enormes manos tirando de su ropa para impedir que se separara…. ¿Cómo fue que terminaron así? ¿Cómo había permitido que Aomine le robara el último vestigio virgen que quedaba en su persona? Ahora, literalmente, su cuerpo le pertenecía de pies a cabeza a ese imbécil…. No, no, ¡No! Se negaba a ceder ante los instintos que su eterno rival acababa de despertar en él, no dejaría que él ganara ese juego. Colocó su cabeza bajo el chorro de agua del lavabo y dejó que el agua fría llegara hasta el último rincón de su nuca, deseando que así su mente se enfriara…

- No pasó nada, ¿De acuerdo?- escuchó la voz del moreno quien, a unos escasos metros, estaba sentado en un banco de madera con los brazos apoyados sobre el respaldo y el rostro inclinado hacia el cielo, siendo su toalla de gimnasio lo que se había puesto en la cara para evitar dañarse los ojos- es verdad que esta vez hicimos un poco más de lo usual, pero antes de que de que pudiera quitarme los pantalones su maldito perro comenzó a ladrar y terminó mordiéndome, así que tuvimos que parar. Por los sonidos que hacía Tetsu, quizá reyó que lo estaba lastimando o algo así…

- No tienes por qué darme explicaciones, no soy nada tuyo- dijo el pelirrojo mientras se secaba furiosamente el cabello con una toalla; no sabía con quién estaba molesto, si con Aho por lo que hizo o consigo mismo por dejar que pasara… y además disfrutarlo- Lo que hagas con Kuroko no me interesa

- Parecía importarte cuando me acribillaste en la cancha con el balón y luego me besaste… no tenía idea que pudieras ser tan intenso

- Cállate imbécil, te dije que fue un error que no volveré a cometer- el pelirrojo soltó un largo suspiro; sería difícil, sí, pero lo lograría por el peliceleste- No puedo seguir haciéndole esto a Kuroko, aunque eso creo que deberías decirlo tú

- ¿Vas a culparme por esto también?- levantó la toalla sobre su cara y buscó al jugador de Seirin, quien ya estaba de pie junto a él, devolviéndole la mirada con la misma intensidad- sé que no debería hacerlo, pero es tu culpa…- el pelirrojo enarcó una de sus peculiares cejas, en busca de una explicación más clara- es tu culpa por gustarme tanto como me gusta Tetsu- incluso Aomine se dio cuenta de lo ridículamente cursi que se escuchó, mas esas palabras salieron sin siquiera avisar; sólo… expresó lo que realmente sentía- Bakagami, yo… creo que…

- ¿Aomine-kun?- la voz de Kuroko bastó para que tono rojizo de ambos desapareciera de sus rostros y dejara paso a un pálido blanco- creí que ya estabas en casa

- Fue extraño no verte en la cancha, así que te esperé por si necesitabas algo- y lo que decía era verdad; lo primero que hizo al llegar al gimnasio de Seirin fue buscar a su novio, sin embargó la gélida mirada que Kagami le dirigió al entrar bastó para que olvidara todo lo demás. De hecho, podía sentir esa misma sensación de rencor emanando del pelirrojo justo en ese momento, pero creyó que era mejor no regresarle la mirada, al menos no por ahora- vayamos a buscar algo de comer, estoy hambriento- Aomine rodeó por la espalda al más bajito con uno de sus brazos y simplemente fue alejándose junto a él, como si no hubiese pasado nada.

Algo en el silencio que se formó entre ellos dos mientras caminaban de vuelta a casa se sintió realmente incómodo… ah, era verdad, acababa de besarse con el mejor amigo de su novio, y lo peor era que Aomine deseaba hacerlo de nuevo; esta vez no era sólo morbo, sino la ansiedad de revivir aquellas sensaciones que le hicieron estremecerse. Apretó un poco el hombro de su pareja sin darse cuenta, quien enseguida se detuvo a mirarle en busca de alguna explicación. Esos enormes ojos azules eran tan profundos que resultaba imposible no perderse en ellos… ¡Joder, no! Estaban caminando por una calle, no era momento para pensar en cursilerías y acciones indecentes… pero, lo deseaba, demasiado.

Aprovechando que ya lo tenía bien sujeto, el moreno empujó al otro al callejón más cercano a ellos, uno estrecho y aparentemente solitario, en donde no tardó en poner al peliceleste contra la pared. Sin embargo era demasiado bajito a comparación suya, ni siquiera podía verle frente a frente, por lo que lo levantó por la parte interior de los brazos y lo subió a un montoncito de piedra y escombros que había en ese lugar. Quizá no le daba mucha altura, pero al menos no tenía que agacharse tanto para perderse en esos intensos ojos celestes. Y mientras se perdía en esa hermosa mirada, las manos del moreno atraparon entre ellas el fino rostro del otro, y sin tapujos comenzaron a acariciarle suavemente… la piel de Kuroko era tan deliciosa al tacto; blanda, lisa y perfecta como un malvavisco…

- ¿Qué haces Aomine-kun?- preguntó finalmente Tetsu; de hecho era un poco extraño que no hubiese preguntado antes.

- Tetsu… ¿puedo besarte?- no sólo Kuroko, él mismo se sintió extraño ante su propia petición; nunca antes le pidió permiso a su novio para besarle, Aomine era de los que tomaban lo que querían cuando querían y ya, mas en ese momento, por alguna razón, sintió que era necesario pedir permiso antes de hacer algo.

Quizá Kuroko no dio una respuesta verbal, pero su lenguaje corporal fue suficiente para hablar por sí solo; el peliceleste cerró lentamente los ojos, entreabrió los labios y soltó un profundo suspiro, de esos que una persona enamorada no podía contener. El jugador de Too dio un último vistazo a ese espectacular gesto que su novio acababa de ofrecerle y fue acercándosele hasta que sus labios se encontraron en un beso. No tuvo que hacer mucho para adentrarse en su boca pues ésta ya estaba más que lista para recibirle; entre suspiros y caricias, la lengua de Aomine recorrió esa pequeña cavidad a la que ya estaba acostumbrado, mas esta vez algo en ella estaba distinto… sí, seguía igual de cálida y dulce que siempre; también podía sentir los jadeos de su pareja chocar contra su garganta, y su húmeda lengua rozar la suya constantemente, despertando esos escalofríos que tanto le gustaban. Sí, todo igual que siempre, a excepción de que su mente se empeñaba en compararle con el beso que tuvo con Kagami.

Con Kagami todo fue distinto; todo fue más salvaje e intenso… quizá por ser la primera vez que besaba al pelirrojo la adrenalina fluyó con más velocidad que cuando besaba a Tetsu… ambas caricias le encantaban por ser tan distintas entre sí. Y no sólo sus besos eran diferentes; su apariencia, su altura, su personalidad… los gestos que hacían al tocarlos, el tono de voz que solían usar al hablar, ¿Cómo era posible que dos personas tan distintas le atrajeran de la misma manera?

- Aomine-kun…- su nombre se escuchó entre el beso y el moreno, aunque dudoso, terminó por deshacerlo para poner atención a cualquier cosa que su novio quisiera decirle- tengamos una cita mañana- de pronto Tetsu estaba mucho más rojo que el bochorno del beso le provocaba, y como si fuese la primera vez que hacían eso, desvió su mirada- podemos ir a donde quieras, y después… podemos ir a mi casa. Te prometo que Nigou no hará nada malo esta vez

- ¿Nigou?- un momento, ¿Acaso Tetsu estaba sugiriendo seguir con lo del día anterior? ¡¿De verdad le estaba pidiendo que lo hiciera con él?!... ¡¿El golpe que Kagami le dio en sus bolas fue tan intenso que ahora estaba agonizando en algún hospital?! No, el delicioso calor que emanaba del pequeño cuerpo de su amante no podía ser una mentira, ¡De verdad le estaba pidiendo tener sexo después de su cita!- Yo… ¡Te llamo después!- Aomine Daiki no era un cobarde, pero en esos momentos no pensaba en otra cosa que huir, y así lo hizo. Se separó dos pasos del peliceleste, se dio media vuelta y comenzó a correr.

Ni siquiera entendía por qué huyó dejando solo a su novio en un callejón, rechazando una oferta que quizá no se repetiría… tampoco entendió por qué, de entre todos los lugares a los que pudo haber ido, terminó frente al departamento de Kagami, aporreando la puerta tan desesperadamente que la tumbaría de ser necesario. Un rayo de esperanza pareció asomarse desde dentro del departamento cuando la puerta se abrió, mas aquel bello momento duró muy poco pues, apenas Kagami notó quien era, cerró la puerta o al menos eso intentó. El moreno logró poner su pie antes de que la puerta cerrara por completo, dejándole apenas un reducido espacio abierto por donde apenas y se asomaba parte de la cara de Taiga.

- ¿Qué demonios quieres aquí, Aho?- al pelirrojo no le importó estar aplastando el pie del otro entre la pared y la puerta, sólo le importaba no verlo de frente, no hablarle… no tocarlo; porque sabía que si lo dejaba cruzar, terminarían enredados como en muchas otras ocasiones

- esto es importante Bakagami- no se creía más débil que el otro pero vaya que le estaba costando mantener la puerta abierta- necesito tu ayuda…- esa última frase pareció ser lo suficientemente atrayente para el jugador de Seirin pues sus fuerzas fueron menguando poco a poco, dejando descansar un poco su ya adolorido pie- Tetsu… él me pidió una cita…

- ¡¿Ah?! ¡¿Y eso qué demonios me importa?!- de pronto se sintió enojado, tanto como para dejar caer su peso de nuevo sobre la puerta e impedir que ese imbécil abriera- ¡Entonces sal con él! ¡Vayan a comer, a pasear, a follar o que quieran! ¡Déjame tranquilo!

- ¡No entiendes nada! ¡No creo poder salir normalmente con él otra vez! ¡Tú y yo…!- tuvo que detenerse para pasar un poco de saliva, calmarse y pensar un poco; Aomine Daiki no podía perder la compostura ante algo como eso- Lo sentiste también, ¿Cierto? Hubo algo cuando nos besamos… fue… diferente…

- Fue un error- desde hace ya mucho tiempo le dolía el pecho cada vez que la relación de Aomine y Kuroko era tema de conversación pero no sabía exactamente por qué; si era por haber traicionado la confianza de su amigo o, quizá, algo más que no se atrevía siquiera a pensar- No pienso seguirle haciendo esto a Kuroko, y tú tampoco deberías

- Lo sé, soy un idiota. Tetsu está dando todo en esta relación y yo estoy aquí, muriéndome de ganas porque me abras la puerta- de pronto sintió el cuerpo tan pesado que dejó de empujar la puerta y en cambio se deslizó por ella hasta quedar sentado en el suelo. Decir que estaba confundido era poco… Aomine, por primera vez en su vida, no sabía qué hacer; se sentía sumergido en un completo caos pero eso no le impedía ser directo como siempre lo fue- me gustas Bakagami, más de lo que estoy dispuesto a admitir. Pero también me gusta Tetsu y no quiero lastimarlo, así que… al menos dime qué debo hacer ahora…

-… Ve con él- del otro lado de la puerta, el pelirrojo se había sentado en el piso también, con sus largas piernas dobladas lo suficiente como para recargar sus brazos y mentón en sus rodillas. No tenía fuerzas para nada que no fuera mirar al frente, perdiéndose en sus propias palabras- si Kuroko te ha invitado debe estar ansioso por estar contigo. No sabes cómo se le ilumina la mirada cuando habla de ti… no parece el mismo… a veces, hasta parece sonreír...- hubo un silencio, uno que pareció una eternidad, pero de hecho, a los pocos segundos, la voz de uno de ellos se impuso inesperadamente

- hola, Tetsu- Kagami se encogió en su lugar mientras se tapaba la boca, Kuroko no debía escuchar su voz ni los sollozos que luchaban por escaparse de sus labios; no importaba cuánto lo deseaba, no iba a interferir con esa llamada- escucha, lamento haberme ido así hace un momento, olvidé algo que Satsuki me había encargado y sabes lo pesada que es- ese maldito era un buen mentiroso cuando le lo proponía- sí, por supuesto que saldré contigo mañana… pasaré por ti a las cinco de la tarde…

Después de aquella conversación, el silencio volvió a extenderse un rato más hasta que escuchó las pisadas del moreno alejarse poco a poco. Quizá Kagami no estaba cómodo con lo que había hecho pero era lo que creía correcto para los tres.

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Esa noche Aomine no pudo conciliar el sueño pues su mente era bombardeada por mil y una ideas de cómo darle una cita perfecta a su novio para borrar la lastimosa primera y única cita que habían tenido como pareja.

Quedaba claro que, por ningún motivo, su cita podía estar ligada los perros, al terror o a los sujetos maniáticos con hachas… si quería algo romántico, era mejor basarse en los cursis programas y películas que a Satsuki que gustaba ver y, muchas veces, le obligaba a verlos con ella. Salir de compras, ver una película o ir a comer; algo sencillo pero lo suficientemente significativo para hacer de ese día algo inolvidable.

- Tengo más en común con Bakagami…- y es que en cuanto a gustos, lo único que compartía con el peliceleste era su pasión por el básquetbol, de todo lo demás eran completamente opuestos… como la luz y la sombra… ¡No! ¡No debía pensar de esa manera y mucho menos pensar en otra persona cuando estaba intentando arreglar una cita con su novio! Él nunca dudaba, si daba un paso era para ganar

Y su cita sería lo mejor que a Tetsu le hubiese ocurrido en toda su existencia.

A la mañana siguiente, Aomine se levantó con todo el entusiasmo del mundo, dispuesto a provocar los sentimientos de Tetsu a tal grado que nadie más le llamaría inexpresivo; traería la felicidad tatuada en la cara por siempre. Para comenzar su día asistió al colegio; si había algo que le gustase al peliceleste era saber que su historial académico era impecable, y aunque no llevaba las mejores calificaciones al menos dio la cara a todos sus profesores de ese día. En cuanto la alarma de fin de clases se escuchó, el moreno usó sus dotes deportistas para salir corriendo antes que sus superiores o Satsuki lo arrastraran a otra práctica inútil; ese día al menos tenía una buena razón para faltar al entrenamiento del equipo.

Fue a su casa exclusivamente para ducharse y cambiarse el uniforme escolar por algo más casual; pantalones grises, una camiseta blanca y una sudadera azul eléctrico… nada presuntuoso pero al menos se notaba su dedicación por lucir presentable esa tarde. Llenó su cartera de paquetitos de preservativos y la mesada que le dieron sus padres y finalmente salió rumbo a casa de su novio, no sin antes desviarse un poco para comprar un pequeño obsequio. No sabía qué tipo de chocolates le gustaban a Tetsu pero estaba seguro que unos caramelos con sabor a malteada de vainilla serían suficiente para alegrarle.

Con su caja de caramelos en mano y el corazón queriéndosele escapar por la garganta, Aomine se dirigió a la casa de su novio mientras en su cabeza repasaba lo que harían ese día… primero comprarían las entradas al cine para una función especial, un partido de la NBA que se transmitiría en vivo sólo ese día, y mientras esperaban comerían los caramelos y hablarían de su día. Después entrarían a la función cargando con todo lo que el moreno comería… y un batido de vainilla para su novio. Al acabar la función, y con la adrenalina del partido aún a flor de piel, regresarían a casa de Tetsu y terminarían con lo que Nigou no les dejó acabar el otro día.

Esta vez no soltaría a Tetsu por nada del mundo; volvería a recorrer cada milímetro de piel con su boca, aspiraría su dulce aroma y se grabaría cada sucio sonido que saliera de sus labios. Usaría todos los preservativos que llevaba escondidos en su cartera, o mejor aún, vaciaría todo dentro de Tetsu hasta quedarse seco; así todos sabrían que ese chico le pertenecía.

Al llegar frente a la puerta de su pareja tuvo que contener la respiración y limpiarse el sudor de las manos; no sabía si estaba nervioso por tener una cita con él o por haber pensado todas esas cosas pervertidas en el camino. No pudo a detenerse a pensar aquello por mucho tiempo pues, al poco rato, la puerta se abrió lentamente

- Tetsu, lamento la… espera…- escaneó al más bajito de arriba hacia abajo; Kuroko no sólo iba vestido de forma desaliñada, tampoco parecía muy animado por verlo ahí- ¿Qué ocurre? ¿Olvidaste nuestra cita?- sonrió presuntuoso pues, por primera vez, no fue él quien terminó como mal novio

- Aomine-kun, tenemos que hablar- al abrir un poco más la puerta para dejarle pasar, el moreno no pudo ignorar las cajas de cartón etiquetadas y las maletas a medio abrir en el suelo

- Tetsu…- confundido y curioso, Aomine entró sólo para descubrir más cosas desperdigadas por el suelo; objetos envueltos en papel periódico y muebles cubiertos por mantas blancas. Al fondo, justo en la cocina, se escuchaba la voz de la abuela del peliceleste junto a algunos sonidos de golpes metálicos; sonaba como si quisiera meter toda a cocina en una sola caja- ¿Tetsu, qué es…?

- Voy a mudarme Aomine-kun- las palabras de Kuroko le cortaron tan tajantemente que casi pudo escuchar algo romperse en su interior, o tal vez sólo fue la caja de caramelos cayendo al piso- mis padres piensan que mi abuela y yo ya no podemos seguir viviendo solos en Japón, así que nos mudaremos al extranjero con ellos

- … ¿Qué?- lo que estaba escuchando simplemente no podía ser, no cuando apenas el día anterior estuvieron hablando de tener un cita- no Tetsu, tú no puedes irte- antes de darse cuenta Aomine ya estaba sujetando al más bajito por los hombros, encajándole sus dígitos con tal fuerza que logró levantarlo hasta que sólo las puntas de sus pies tocaban el suelo- ¡No puedes sólo irte Tetsu! ¡¿Qué pasará con tus estudios, con tu equipo de básquetbol?! ¡¿Qué les dirás a tus amigos?! ¡¿Qué… qué va a pasar conmigo, Tetsu?! ¡¿Me dejarás solo de nuevo?!

- yo no… no creo poder venir en mucho tiempo, así que…- las palabras parecieron atorársele en la garganta pues pasó saliva unas cuantas veces, quizá demasiadas, puesto que sus ojos comenzaron a acuarse del esfuerzo- …lo mejor será que terminemos- esa última frase bastó para que el moreno fuera soltándole poco a poco, dejándole ponerse de pie por su cuenta una vez más- me gustó compartir todos esos momentos contigo, pero sé que la distancia terminará por afectar nuestra relación, así que… terminar es lo mejor, así será menos doloroso para ambos. Yo no pienso dejar de jugar básquetbol y sé que tú tampoco, probablemente… si el destino quiere, podremos encontrarnos en las canchas otra vez, como rivales y… como amigos…- Kuroko levantó su brazo, y como solían hacer en secundaria, cerró el puño y lo dirigió al moreno, esperando que los chocasen como en los viejos tiempos… pero eso no sucedió

- ¿Quieres largarte? Bien, hazlo- el moreno miró aquel puño con desprecio y sólo guardó las manos en el bolsillo de su chaqueta para tratar de ocultar la forma en que temblaban por la rabia- me decepcionas Tetsu, creí que nuestra relación era más importante para ti

-…- Kuroko no pudo hacer otra cosa que ver cómo el otro le daba la espalda mientras se alejaba, más que enojado, le gustaba creer que sólo hacía una rabieta infantil y que, a la larga, terminaría extrañándole- yo también lo creí, Aomine-kun…- murmuró a la nada antes de regresar dentro de la que próximamente dejaría de ser su hogar.

La siguiente tarde de Viernes, Kuroko Tetsuya y su abuela subieron a un avión con destino a Noruega, donde los padres del más joven estarían esperándoles. Todos sus compañeros de Seirin, e incluso sus antiguos compañeros de la generación milagrosa acudieron a despedirse… a excepción de uno, quien no logró llegar a tiempo.

Su orgullo no le permitió hablarle durante esos días, y para cuando al fin pudo poner sus ideas en orden, ya era demasiado tarde. El avión despegó a las 4:48pm en punto, llevándose a la persona que, alguna vez, fue la más importante para Aomine Daiki, incluso más que él mismo.

Sólo esperaba que alguna vez sus caminos volvieran a cruzarse.

The End


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