Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues una historia que me gusta se actualizó hoy y me acorde que tenía que actualizar la mía, que cosas :v

Avery POV

 

Puede que la idea de pelear por Camila la haya imaginado más fácil en un principio, pero es que el hecho de que casi no la había visto en esta semana influía bastante. Al parecer estaba un poco ocupada tratando de conocer mejor a su estúpido novio, no me preocupaba realmente, un mes y una semana no podían compararse jamás con trece años. Por ese lado estaba tranquila.

 

Pero la extrañaba, y en eso no podía hacer nada. Extrañaba su voz, su sonrisa, esa linda manera en que se le tuerce la nariz cuando sonríe ampliamente, me sentía más cerca de ella estando en el campamento que ahora. Nunca me había sentido así, como si hubiera una barrera entre nosotras, una que tenía que romper, no literalmente, no es como si quisiera causarle algún daño físico a Brody, al menos no de gravedad.

 

Estaba comenzando a pensar que necesitaba un pasatiempo. El hecho de ir a clubes nocturnos para conseguir encuentros casuales ya no era viable. Para Jax fue un poco difícil comprenderlo, aún piensa que soy una tarada. Por momentos yo lo pienso también, pero pienso en Camila y se me pasa.

 

 


Decidí salir a caminar, me haría bien un poco de aire fresco. Había mucha gente afuera, familias, amigos… parejas. Ugh.

 

Estúpido verano. ¿Para esto salí? Definitivamente el parque no era opción.

 

Justo cuando me disponía a entrar a una cafetería mi celular empezó a sonar. Miré la pantalla un nanosegundo y respondí de inmediato. Si se trataba de Camila la cosa siempre era así.  

 

— <Hola, Avery.>— en efecto, extrañaba su voz.

 

— Hola. — respondí casual. Postura, ante todo.

 

Que no sepa cómo me tiene.

 

— < ¿Estás ocupada?>— en lo absoluto, pero no le iba a decir eso.

 

Tenía que responder con tranquilidad.

 

— Uhh podría decirse, digo, no estoy haciendo algo importante realmente, ya sabes, ejercitando un poco. — sí, eso es una buena respuesta.

 

— <Ya veo, es que necesito hablar contigo. Es importante.> — y por el sonido de su voz sí parecía ser el caso, pero en mi mente solo cambia la idea de que iba a poder verla.

 

Había llegado el turno de Avery. ¡Yay!

 

— ¿Dónde estás?

 

— <En casa.>

 

— Estaré ahí en quince minutos.

 

Me despedí y colgué. Solté la puerta de la cafetería y caminé de vuelta a mi edificio para ir por mí auto. Me estaba emocionando un poco el hecho de ver a la morena, así que la prisa era un tanto notoria.

 

Fueron menos de quince minutos y aun así el camino se me hizo largo. No la había visto en una semana, no creí que eso pudiera llegar a pasar, pero así era la cosa, quisiera poder contarle que esto no me estaba gustando en nada, pero fui yo la idiota que le dijo que conociera mejor al tipo ese.

 

La persona que me abrió la puerta fue su padre quien al verme frunció el ceño como siempre, o al menos cuando se trataba de mí. Pero eso no iba a afectarme el día de hoy.

 

— Eres tú. — soltó con desgana.

 

— Vine a ver a Camila, me pidió que viniera. — le respondí ignorando su tono de voz. No iba a dejar que él arruinara mi momento.

 

— Pasa, está en su habitación. — asentí y me adentré a la casa, pero él me tomó del brazo. — Deja la puerta abierta.

 

— Sí señor. — dije con el tono cansado, siempre me ordenaba lo mismo como si no lo supiera ya.

 

Subí las escaleras y en el camino me topé con Antonio, no lo había visto mucho estos días.

 

— ¡Avery! — exclamó con ánimo.

 

— Hola enano. — le saludé revolviéndole el pelo. — Tiempo sin verte.

 

— ¿Dónde has estado?

 

— Por ahí. — me limité a contestar.

 

— Y por aquí ni tus luces, la única persona que ha venido es el tonto novio de Camila, lo trae cuando papá no está y él siempre trata de distraerme trayendo dulces como si fuera niño de preescolar. Además, Camila siempre me trata como microbio cuando está con él.

 

Me extrañaba un poco, Camila y Antonio eran muy unidos. No me imaginaba a Camila tratando a su hermano de esa manera.

 

— No te preocupes, hablaré con ella.

 

— Hazlo, se ha comportado como tonta, está pasando mucho tiempo con ese tal Brody. — dijo haciendo una mueca de disgusto.

 

— Déjamelo a mí. — le dije caminando de nuevo hacia la habitación de Camila.

 

— Tienes que volver otro día, me compraron un videojuego nuevo.

 

— Claro. — dije estando ya frente a la puerta de Camila.

 

Antonio sonrió y bajó contento las escaleras, cuando lo perdí de vista toque la puerta y espere.

 

— Hola. — me recibió con una sonrisa débil.

 

Esto no se veía muy bien. Me adentré con ella y la vi sentarse al borde de la cama.

 

— ¿Estás bien? — pregunté estando frente a ella.

 

— Necesito pedirte un favor. — pidió con voz tímida.

 

— Lo que sea.

 

— Es que… no sé qué hacer, lo he estado pensando mucho y por ahora es lo único que se me ocurre. — sin siquiera darse cuenta Camila estaba hablando muy rápido al mismo tiempo que movía sus manos sin razón.

 

— Camila, cálmate. — le pedí tomándola por los hombros, logrando que me mirara a los ojos. — Te estás alterando un poco y estás hablando muy rápido. Además, estás haciendo tú manía con las manos.

 

— Lo siento. — se disculpó tratando de calmarse.

 

— Esta bien, solo respira.

 

Escuché como tomaba aire y lo soltaba poco a poco, la tensión en sus hombros desvaneciendo con la acción.

 

— Lo necesitaba.

 

— Lo note. Ahora sí, dime qué favor vas a pedirme.

 

Me miró aún con inseguridad, como si no estuviera segura de pedírmelo, ¿Que acaso ya no confiaba en mí lo suficiente?

 

O tal vez era algo que me costaría hacer.

 

— Es Yago. — la mire sin entender, ¿Que tenía que ver su gato?, si no recuerdo mal lo había visto aplastado en el sillón de la sala cuando entre. — No puedo tenerlo más aquí.

 

— ¿Otra vez intentó comerse a Ronny?

 

Ella negó.

 

— No, no lo intenta desde hace meses. Es por otra cosa.

 

Tengo la sospecha de que Brody tiene algo que ver en esto.

 

— Es Brody, ¿cierto?

 

— Es alérgico. Se le cierra la garganta y se le empieza a hinchar la cara. La otra noche que estuvo aquí tuvimos que llamar a emergencias…

 

— Espera. — la corte. — ¿Él estuvo en tu habitación anoche?

 

Camila asintió con timidez.

 

— Lo había metido a escondidas, pero con lo de Yago tuvimos que ir por mis padres para que nos ayudarán, si no fuera porque Brody ya estaba muy mal mi padre lo hubiera matado. — no solo él.

 

Bueno, al parecer ahora Brody la conocía un poco más que yo, al menos en ciertos aspectos.

 

— Que mierda Camila.

 

— Lo sé, ahora papá quiere conocerlo y no sé si Brody esté listo. Además, está el hecho de que si quiero que mi novio siga viniendo a mi casa no puede estar Yago…

 

Y para eso me había llamado, no porque quisiera verme, sino porque necesitaba un favor. Qué lindo, es bueno saber que te extrañan.

 

— Ya entendí. Me quedaré con él, al menos hasta que tú y Brody terminen.

 

— Gracias. Digo pudiste haber elegido otra manera de decirlo, pero gracias, en serio. — dijo abrazándome.

 

No le correspondí.

 

— Ahora yo necesito pedirte algo. — ante lo que dije Camila se apartó de mí y me miró expectante. — Es sobre tu hermano, me dijo que cuando tu novio está aquí no lo tratas muy bien.

 

— Si, pero es que tú sabes cómo es Antonio. Se parece a papá, es celoso y hostigante.

 

— Sigue siendo tu hermano Camila, no digo que lo dejes comportarse de esa manera, pero tampoco puedes hacerlo a un lado. Él solo quiere pasar tiempo contigo; sin tu novio de por medio.

 

— Parece que a nadie le agrada Brody. — suspiró derrotada.

 

— No es eso. — me senté junto a ella y pasa mi mano por su pierna. — Lo que pasa es que han sido circunstancias diferentes, yo me acosté con su hermana y me odió por eso, Antonio cree que lo trata como niño pequeño y tu papá… pues él sí tiene un motivo un poco más fuerte, mira que descubrir que se escabulló en tu habitación de noche, tampoco sería santo de mi devoción. — relaté tratando de mejorar su humor. — Hay que tener paciencia, solo tenemos que adaptarnos al cambio.

 

¿Por qué seguía tratando de mejorar las cosas para ellos? Pareciera que ni de mi propio lado estuviera yo.

 

— Necesito un descanso. — se quejó recargando su cabeza en mi hombro.

 

— Necesitas distraerte, olvidarte por un momento de lo malo y creo que tengo una idea. — eso logró llamar la atención de la morena quien me miró con interés.

 

— ¿Que tienes en mente? — yo solo le sonreí.



--




Camila POV

 

Luces de todos los colores que iluminaban el paso, música de carnaval y un considerable número de personas caminando por el lugar. Antonio paso por en medio de mí y Avery saltando de emoción, a él siempre le habían encantado las ferias.

 

— Buena idea, ¿no? — dijo Avery mirando alrededor, posando su mirada en mí después.

 

— Nada mal supongo. — le respondí de manera casual.

 

— Puedes llegar a ser muy cruel Camilita. — dijo con un puchero.

 

Sonreí y me enganche a su brazo dándole un beso en la mejilla que le saco una sonrisa.

 

— Esto es genial. Pero vamos que no podemos perder de vista a Toni, esta noche hay mucha gente. — la jale conmigo y caminamos juntas por el lugar con mi hermano frente a nosotras.

 

Avery había tenido una gran idea al traernos aquí. Me servía como distracción y además ella tenía razón, necesitaba pasar más tiempo con mi hermano, y con ella también. Ya nos hacía falta pasar tiempo juntos a los tres.

 

— ¿Podemos ir por algodón de azúcar? — preguntó Toni mirándonos con ojos de cachorro. ¿Que no se quejaba de que Brody le daba dulces?

 

— Si, pero iremos despacio esta vez, recuerda que la última vez te pasaste con la comida y terminó mal para ti y todas esas personas que estaban en las tazas locas. — le dije, tratando de sonar sería. Tanto él como Avery fallaron al ocultar sus extensas sonrisas, pero sí pudieron aguantar las carcajadas, apenas. — Hablo en serio. — les advertí.

 

Avery carraspeó un poco y quito su sonrisa.

 

— Tu hermana tiene razón, eso no puede pasar otra vez, así que comerás porciones pequeñas y te tomarás tu tiempo.

 

Toni giró los ojos, pero asintió.

 

Nos subimos primero a las atracciones más tranquilas, pero aun así Avery tuvo que llevarme cargando cuando salimos de la casa de los sustos, ya habíamos entrado antes y en repetidas ocasiones, pero eso parecía nunca importarme y seguí asustándome igual.

Cada que pasaba un chico y me miraba notaba como Avery tomaba mi cintura y me acercaba más a ella, hubo ocasiones en donde les lanzaba miradas filosas. No era que me extrañara, ella sabía lo incómoda que me hacía sentir que me miraran de esa forma. Pero no pude evitar pensar en que Brody no lo hacía, él presumía que no era un chico celoso, pero esto lo veía más como protección.

 

Con Avery junto a mí no me preocupaba, sabía que nada malo iba a pasarme a mí o a mi hermano, ella siempre nos cuidaba. Así que decidí hacer lo mismo.

 

Cada que una chica la miraba (y vaya que lo hacían) yo me abrazaba a su cintura y le daba besos en su mejilla hasta que apartaban su mirada, pero creo que mi ayuda no fue muy apreciada.

 

— Es la sexta vez que haces eso, ¿qué está pasando? — cuestionó Avery mientras hacíamos fila para entrar a la rueda de la fortuna.

 

— Te protejo. — dije hundiendo mi cara en su cuello, había una rubia que por más que hiciera no dejaba de verla.

— Si, porque que chicas lindas quieran acercarse a ti es aterrador. — dijo con ironía.

 

— Nunca sabes qué tipo de loca te puedes encontrar. — debatí mirando como la rubia me miraba con recelo.

 

— Ya nos toca. — dijo Antonio avanzando y dejando que el encargado lo guiará.

 

— Solo porque ya conozco a esa chica y en efecto, está loca. — me dijo Avery tomando mi mano y cuando nos sentamos paso su brazo por mis hombros.

 

Cuando volví a mirar la rubia ya no estaba. Sonreí victoriosa. Antonio se nos quedó viendo raro a lo que Avery apartó su brazo de mí y carraspeó.

 

— Hay una explicación. — dije yo.

 

— La verdad no me importa.

 

Y parecía que hablaba en serio, hasta que vi su sonrisa divertida.




--




Ver la cara de concentración de Avery era algo que no veía todos los días, por lo general era algo que guardaba para sus juegos de voleibol o para sus cinco minutos de intenso estudio antes de un exámen (que por alguna extraña razón le funcionaba) pero era divertido verla en este caso. Miraba la pirámide de botellas de vidrio con intensidad y jugaba con la gastada pelota de béisbol entre sus dedos, el encargado del puesto solo se miraba las uñas esperando a que ella hiciera su tiro.

 

— Tu puedes Avery. — la animó Antonio.

 

Yo solo sonreí cruzando los brazos.

 

— Recuerda, quiero el oso panda. — la presione.

 

— No es tan sencillo, necesito enfocarme.

 

— Brody lo haría sin pensarlo. — provoque sabiendo lo que mis palabras le causaban.

 

Avery soltó un gruñido y lanzó la pelota con una fuerza y una rapidez digna de jugador profesional. Toni pegó un salto con emoción y el encargado del lugar miró a Avery con la boca abierta y si no fuera porque yo ya lo esperaba, estaría igual que él.

 

Con la pirámide totalmente derrumbada Avery mostró su sonrisa de triunfo y se acercó más al puesto mirando al hombre que estaba a cargo.

— El oso panda si no le molesta, por favor. — pidió sin borrar su sonrisa.

 

— C-Claro, solo no vuelvas.


Al final me tocó a mí cargar al oso. Estaba pesado, pero era eso o cargar a mi hermano, y Toni era todavía un poco más pesado que un oso de peluche. Mi hermano había caído dormido justo cuando habíamos decidido ir por algo de tomar antes de irnos, el pobre ya no había aguantado más.

 

— Está molido. — comentó Avery quien venía cargando al chico sobre los hombros, como si fuera un costal de papas.

 

Ella y yo sabíamos que ni eso ni nada despertaría a Toni.

 

— Bueno, mientras nosotras caminábamos él corría.

 

— Fue divertido, ¿No? — dijo Avery mirándome por sobre la espalda de Toni.

 

— Si, lo fue. — concorde. — Gracias Avery, era lo que necesitaba.

 

Ella simplemente se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa, pero lo era. Por muy simple que pareciera, esta noche había sido increíble y todo gracias a ella.




Avery POV

 

Nada más entramos a la casa de Camila y su papá optó por tomar a su hijo y llevarlo a su habitación. Seguí a Camila hasta la suya y lo primero que pasó fue que Camila se aferró al felino que estaba posado en su cama.

 

Decidí no decir nada, solo los miré. La morena acariciaba a Yago quien ronroneaba ante el tacto suave de su dueña. Él tan contento y ella tan contrariada.

 

— Te quiero mucho pequeño. — le susurró Camila por sobre su oreja. Cerró fuerte los ojos tratando de evitar las lágrimas y yo simplemente decidí no mirar más.

 

No me gustaba verla llorar, más si no podía hacer nada para evitarlo.

 

— Lo cuidare y puedes ir a verlo cuando quieras, sigue siendo tuyo solo que vivirá conmigo. Si lo piensas es como si tu hijo se mudará para independizarse. — dije, tratando de alivianar el ambiente.

 

Al menos evite el llanto.

 

— Me siento como una mala dueña.

 

— Haces lo mejor conforme a las circunstancias, no lo veo como algo malo.

 

Hubo una larga pausa después de eso, hasta que Camila soltó un suspiró, rindiéndose.

 

— Come dos veces durante el día, una en la mañana y otra en la noche. Necesita un baño una vez cada dos semanas ya que no tiene mucho pelo y no dejes que salga de tu departamento, es un gato de casa no sabría qué hacer en la calle. — dijo mientras yo solo asentí ante sus instrucciones.

 

Camila me ayudó a subir sus juguetes y sus cosas de mantenimiento a mi auto. Al final salió con el felino entre los brazos.

 

— No es una despedida. — le recordé para que no se pusiera demasiado sentimental.

 

— Lo sé.

 

Se abrazó a Yago una vez más y le dio severos besos en la molleja. El animal maulló ante los cariños y Camila le sonrió.

 

— Irás a un lugar diferente, pero te gustará. No es tan grande, pero es cómodo. He estado ahí muchas veces y seguiré haciéndolo para ir a visitarte, no me odies, por favor. — lo último lo dijo con la voz rota y fue cuando la tomé entre mis brazos con cuidado de no aplastar al gato.

 

— No te odia Camila, jamás podría hacerlo.

 

Espere unos minutos para que Camila se calmara. Una vez que su respiración se regularizo tome a Yago y lo metí en su jaula de viaje.

 

Volví a ponerme enfrente de ella mientras se abrazaba a sí misma. No dijimos nada, simplemente apreté su antebrazo y le di un beso en la frente de despedida.

 

Ya en mi auto note que Camila no se metió a su casa hasta que nos alejamos lo suficiente.


— Bueno Yago, supongo que ahora somos compañeros de apartamento.

 

Sonreí cuando escuché su maullido. Había tenido una sola mascota en toda mi vida y era un hámster al que había llamado Freddy que murió por sobrepeso. Después de la muerte de mi mamá las ganas de tener otra mascota y que está muriera habían chocado y desvanecido mis ganas.

 

Pero eso ya no importaba ahora, Camila necesitaba de mí para esto y a ella no podía negarle nada. Así que, a partir de ahora, compartiría el techo con un gato por un tiempo indefinido.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Ojalá les haya gustado :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).