Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Quería terminar bien este año, y pensé que esta es una buena manera de hacerlo. Esta historia ha estado en mi cabeza todo este año y lo seguirá estando el próximo que viene, así que terminare el año con ella y procurare empezarlo también.

A cualquier persona que este leyendo esto les deseo lo mejor de todo, espero que la fuerza que les acompaño para llegar al final de este año este con ustedes para este año nuevo. Y por última vez en este 2018, espero y les guste el capítulo.

 

 

Camila POV

 

— No puedo creer que me convencieras de hacer esto. — resopló Avery  mientras veía la mansión que teníamos al frente. El taxista se aparcó y ambas bajamos del vehículo.

 

— Ya estamos aquí deja de quejarte, pareces niña de cinco años.

 

— Debería estar preparándome para la final, en vez de venir a una comida con gente que ni conozco, y solo por el motivo de que una señora quiere conocerme. — se quejó. — Además, ¿Qué clase de persona organiza una comida tan temprano? Acabo de desayunar hace poco más de una hora.

 

— No es una comida, es un brunch. — le expliqué, pero parecía aún más confundida. — Es un intermedio entre el desayuno y la comida fuerte. — volví a explicar.

 

— La gente con dinero llega a preocuparme en serio. — murmuró por lo bajo. — Aún estamos a tiempo para irnos.

 

— Por favor trata de comportarte, sé que estás ansiosa por el partido de esta noche, y que lo que menos quieres es estar aquí, pero necesito que me apoyes. Estaremos solo un par de horas, saludaremos, te presentarás, comeremos un poco y después nos vamos. ¿Sí? — Avery me miró no muy convencida e hice un puchero. — ¿Por mí? — pedí suavizando la voz.

 

Avery soltó un gruñido de frustración.

 

— Ahora recuerdo cómo es que me convenciste. — dijo rodando los ojos.

 

La tomé de las manos y la miré a los ojos.

 

— ¿Vamos?

 

No respondió, simplemente tomó una de mis manos entre la suya y caminamos hasta la puerta. Había alguien esperando afuera y en cuanto se percató de nuestra presencia abrió puerta.

 

— Bienvenidas señoritas. — saludo el hombre vestido de traje.

 

Ambas asentimos y le respondimos al saludo para después entrar. No tardamos en ser guiadas por la casa por una de las mucamas.

 

— Esto parece una película. — susurro Avery mirando para todos lados.

 

— Trata de no soltar alguna tontería como esa frente a ellos. — le advertí.

 

— Pero vaya sorpresa. — Amber hacía acto de presencia caminando hacia nosotras. — Yo me encargo a partir de aquí Patricia. — le dijo a la mucama, la cual asintió y se retiró.  — Todos esperan en el jardín, síganme.

 

— Casi no te reconocía Amber. — dijo Avery con una sonrisa.

 

— Debe ser porque en esta ocasión estoy vestida. — respondió la rubia. Y ella y Avery empezaron a reír.

 

Carraspee un poco tratando de evitar lo incómodo de la situación, al menos para mí.

 

— Hola Amber. — dije forzando una sonrisa.

 

— Es bueno verte otra vez Camila.

 

— Debo admitir, nunca creí que fueras nacida de buena cuna. Cuando te conocí en esa fiesta parecías una chica normal. — comentó Avery.

 

— Estaba pasando por una faceta rebelde, me habían dejado tener un año sabático. — explicó.

 

— Ya veo.

 

Cuando llegamos al jardín Brody se acercó a nosotras con una sonrisa. Le ofreció la mano a Avery quien la apretó y finalmente me dio un beso corto en los labios. Una parte de mí se sentía incómoda por esas muestras de afecto frente a Avery.

 

— Te ves preciosa. — me dijo.

 

Sonreí y después fuimos recibidas por los demás. Cuando llegó el turno de que Avery se presentará con la abuela de Brody sentí como tenía que retener el aire.

 

— Así que tú eres Avery. — dijo Lucille con una mirada analítica. — Eres muy alta para ser una mujer. — comentó.

 

Cerré los ojos esperando un mal comentario por parte de la ojiazúl, pero escuché su risa.

 

— Práctico voleibol.

 

— Ya veo. ¿Por qué no te sientas junto a mí? Para que pueda conocerte mejor.

 

— Sería un placer. ¿Me permite?

 

Para mi sorpresa Avery ofreció su brazo de manera galante y Lucille encantada lo acepto. Ambas caminaron hacia la mesa y fue cuando los demás empezaron a hacer lo mismo. Me senté al lado de Avery y Brody junto a mí.

 

— Creo que ya te había visto antes. — comentó Charles, el padre de Brody, mirando a Avery.

 

— Es posible, es un mundo pequeño. Tal vez fue en la inauguración de una de mis tantas empresas. — dijo en tono de burla. Logrando que el padre de Brody riera. — El mundo es más pequeño en la cima del éxito.

 

— Puede ser. — dijo sin borrar su sonrisa. — Así que prácticas voleibol. Eso es interesante.

 

— Gracias. Lo practico desde que estaba en secundaria.

 

— ¿Y es algo que planeas hacer de manera profesional? — cuestionó la madre de Brody.

 

— No exactamente. En realidad, mi idea es la publicidad deportiva ya que estudió publicidad en la universidad.

 

— Es bueno saber lo que uno quiere ser. — dijo Charles.

 

Debí haberle dado más crédito a Avery, porque todo parecía ir bien. Se estaba comportando de una manera muy respetuosa y amable con la familia de Brody. Y me di cuenta de que pude haberlos presentado desde un principio evitando todas esas veces donde la dejaba de lado.

 

Llevamos poco más de una hora ahí, Avery parecía tener una plática entretenida con las hermanas de Brody; Amber y Denisse. La pequeña Denisse de nueve años parecía bastante entretenida por la charla, y me estaba empezando a preguntar de qué estaban hablando.

 

— Deberían quedarse para la hora del té. — comentó Lucille, logrando que volviera a la realidad.

 

— Nos encantaría, pero Avery tiene un partido esta noche. Es la final del torneo.

 

— Vaya, es una pena. Brody querido, por qué no mejor la llevas a dar un paseo por el resto del jardín. Apuesto a que le encantará.

 

— Es una magnífica idea abuela. — respondió poniéndose de pie. — ¿Vamos? — dijo ofreciendo su mano.

 

Miré una vez más hacia la dirección de Avery y al verla entretenida decidí aceptar.

 

— Claro. — tomé su mano y ambos caminamos hacia los pasillos que rodeaban el jardín.

 

Había mucha variedad en cuanto a árboles y flores. Varios arbustos también. Y todo eso, parecía estar bajo sumo cuidado.

 

— Este jardín ha permanecido igual durante cuatro generaciones. — comentó él pasando su mirada por los tulipanes que tenía al lado.

 

— Es hermoso.

 

Brody me sonrió y siguió guiándome por el lugar. De vez en vez me explicaba algunas cosas, o comentaba algo sobre el cuidado del jardín. Yo trataba de mantenerme atenta a su plática, pero no se me estaba haciendo fácil. Y empezaba a preguntarme por qué.

 

La respuesta no tardó en llegar, pero tarde en aceptarla; y era que estaba perdiendo el interés. No solo en lo que estaba diciendo, sino en todo. Su voz, su tacto, su historia, nuestra relación. Por Dios, ¿qué demonios me estaba pasando? ¿Es por eso que estos últimos días no quería verlo?

 

— Aquí es mi lugar favorito. — dijo deteniéndose junto a una fuente que se encontraba justo en medio de un círculo hecho de arbustos. Había un banquillo frente a la fuente y Brody caminó hacia él. — Siéntate. — pidió, haciendo lo propio.

 

Me senté tratando de calmar los nervios jugando con mis manos.

 

— Es un lindo día, ¿no? — solté sin nada mejor que decir.

 

— No tanto como tú. — respondió él. Reí un poco de manera nerviosa y clavé mi mirada al suelo. — Mi abuela tiene razón, eres única, y sería un estúpido si te dejo ir.

 

Antes de que pudiera responderle (cosa que probablemente no podría hacer) Brody sacó una pequeña caja de terciopelo color rubí, y lo juro, me sentí paralizada por unos segundos.

 

— ¿Q-qué estás haciendo? — pregunté casi al borde del pánico.

 

Brody notó mi estado y empezó a negar rápidamente con la cabeza.

 

— No es lo que crees, mira. — abrió la caja y dio a mostrar un par de pendientes de oro en forma de mariposa con pequeñas piedras preciosas en las alas. — ¿Te gustan? — Trate de recomponer mi respiración tratando de no estar tan agitada y mire a Brody aún sin entender. — Eran de mi abuela, me los dió para ti. — dijo recobrando su sonrisa.

 

— Brody yo no…

 

— Sé que va a sonar algo apresurado, pero quiero dártelos porque sé que tú eres la chica correcta para mí. Después de ti no veo a nadie más. Por favor Camila, acepta este pequeño obsequio como muestra de mi afecto y tómalo como el inicio de algo más entre nosotros.

 

Si de algo estaba segura era que este era un paso bastante largo en nuestra relación, y la verdad era que yo ya no quería dar ni uno más. No se sentía correcto, y por algún motivo sentí que tenía que seguir mis instintos.

 

La cara de Brody cambio de un segundo para otro en el momento en que me puse de pie. Lo ví a los ojos y negué.

 

— Lo siento Brody. No puedo seguir con esto.

 

— ¿A qué te refieres? — preguntó poniéndose de pie frente a mí.

 

— Ya no quiero estar contigo. — dije lo más firme posible. — Lo lamento, pero ya no siento lo mismo.

 

— No entiendo… — murmuró apretando la caja de terciopelo. —¿Qué hice mal?

 

— Tu no hiciste nada malo, no sé qué es lo que me está pasando, pero te aseguro, no es tu culpa.

 

— Debe haber algo, podemos darnos un tiempo si así lo prefieres, podemos…

 

— Brody no. Tengo que irme lo siento, no me sigas por favor. — dije empezando a alejarme de él.

 

Afortunadamente no me siguió.

 

Cuando llegué a donde estaban los demás y Avery me detuve buscando a esta última con la mirada. No estaba ahí.

 

— Camila cariño ¿Estás bien? — preguntó la madre de Brody con tono preocupado.

 

— ¿Dónde está Avery?

 

— De hecho, no sé qué pasó exactamente, pero se fue casi corriendo. Estaba hablando como si nada con la abuela y se fue, sin más. — explicó Amber algo confundida.

 

Asentí porque sinceramente no sabía exactamente cómo reaccionar ante ello. Pero algo que sí sabía era que tenía que estar con ella en este momento.

 

Casi todos me miraron expectantes de mi reacción y de mi respuesta, cosa que aproveche para expresar mi salida.

— Gracias. Y gracias por todo, por la comida y por la invitación, pero me tengo que ir ahora mismo. — dije rápidamente. — Lo más probable es que no los vuelva a ver así que… fue todo un gusto, adiós.

 

Antes de que alguno de ellos pudiera decir algo al respecto salí con prisa del jardín y luego de la mansión. En el camino pedí un taxi que afortunadamente solo tardó cinco minutos en llegar.

 

— A la universidad estatal por favor. — pedí casi de manera inmediata.

 

— A sus órdenes. — dijo el conductor asintiendo.

 

Flashback

 

— ¿Supiste lo que paso con Jonah y Katie? — le pregunté a Avery quien se veía distraída por el movimiento de las hojas al compás del viento.

 

— No. ¿Los encontraron en el armario del conserje otra vez? — preguntó dándome su atención.

 

— Terminaron. — solté jugando con el pasto que tenía debajo. — Escuché que ambos se asustaron de ir muy en serio.

 

Avery soltó una risa irónica.

 

— Han sido mejores amigos desde preescolar, el que se conocieran tanto debió ser el factor influyente. Digo; ¿cómo no ir en serio con alguien que ya conoces tan bien?

 

— Eso no quita que sean bastante jóvenes, a nuestra edad y en una relación seria… hasta yo me asustaría.

 

— Creo que se equivocaron. Porque sí, todos pueden salir con la excusa de que son jóvenes, pero se querían. Y eso te consta tanto a ti como a mí. — dijo con convicción.

 

— A veces eso no es suficiente. — objete yo con voz suave.  

 

— Para mí lo sería. Estaríamos hablando de la persona que mejor me conoce, a la que mejor conozco y en la que más confío. No encuentro un mejor motivo para no rendirme. — dijo viéndome directo a los ojos.

 

Su determinación no sólo estaba en sus palabras, sino también en sus ojos. Y una parte de mí, muy en el fondo y sin querer mostrarlo, sabía que no hablaba de Jonah y Katie.

 

— Avery, te estaba buscando. ¿Nos vamos? — una chica con el pelo apenas pasándole por los hombros y con una cara fina y casi perfecta le preguntó, mostrando su perfecta sonrisa.  

 

Y lo que sea que estaba pasando se había cortado al instante.

 

— Veremos si con esta no te rindes. — murmuré lo suficientemente alto para que solo Avery me escuchará. — Nos veremos luego. — dije poniéndome de pie y despidiéndome con la mano.

 

Si bien Avery era mi mejor amiga, tenía que admitir que en el territorio romántico carecía de credibilidad.

 

Fin del Flashback

 

El celular de Avery sonaba, pero no contestaba y estaba empezando a impacientarme. Bufé después de que me mandará a buzón por cuarta ocasión y decidí llamar a alguien más.

 

—< Hola Camila.> — saludo Jax a través del teléfono.  

 

— Hola Jax, ¿está Avery contigo?

 

<Creí que estaba contigo, me contó sobre una ostentosa reunión con la familia de tu novio.>

 

— Ex novio en realidad… pero eso lo discutimos luego. Si sabes algo de ella llámame por favor, se fue sin avisarme y necesito hablar con ella. Es muy importante.

 

< ¿Paso algo malo? > — cuestionó un tanto preocupado.

 

— No, pero es algo que hemos estado evitando por mucho tiempo. — admití mirando por la ventana del taxi como nubes grises se extendían en el cielo cubriendo los rayos del sol.




--

 

Avery POV

 

— ¿Y si Lucille tiene razón? Brody tiene todo para ofrecerle… mucho más de lo que yo podría. — admití con pesar. — Yo no tengo nada mamá.

 

Flashback

 

— ¿Tú y Camila se conocen de mucho? — preguntó Lucille sirviéndose una taza de té.

 

— Desde los siete. — respondí buscando a la morena con la mirada, aunque sin resultados.

 

— Entonces son como hermanas. — intuyó de una manera que me hizo sentir algo incómoda.

 

— No exactamente. — me atreví a responder con una sonrisa nerviosa.

 

— Camila es especial. — dijo ella.

 

— En eso estoy de acuerdo con usted.

 

— Encajaría de maravilla en la familia, Brody está muy enamorado de ella y apuesto a que ella siente lo mismo, ¿Quien no lo haría? Mi nieto es apuesto y todo un caballero. No hay nada que él no esté dispuesto a darle, tampoco nada que lo detenga. — el tono de Lucille parecía estar seguro de cada palabra que ella decía, casi como si lo hubiera pensado ya en repetidas ocasiones.  — No quiero sonar mal, pero son una de las comodidades de tener dinero, no tienes muchos obstáculos; y los pocos que tienes… no cuentan como tal. — dijo esto último mirándome fijamente.

 

Había captado el mensaje.

 

— Tengo que irme. — murmuré a duras penas tratando de no llamar mucho la atención.

 

— Fue un gusto Avery. — dijo Lucille luciendo la sonrisa más falsa que había visto en mi vida.

 

— Si usted lo dice. — dije saliendo sin más.

 

Fin del Flashback

 

— ¿Para qué lo intento? No representó ni la más mínima amenaza, como si no tuviera ni la más remota oportunidad. Creo que es aquí donde tengo que detenerme, también tengo que pensar en mí.

 

Mire la lápida y apreté la mandíbula, sabiendo de sobra que no tendría ninguna respuesta, nada. Solo un pedazo de mármol blanco con letras talladas.

 

Mi celular comenzó a sonar y por medio de la pantalla me encontré con el nombre de la morena y esa foto que tenía para identificarla. Hasta cuándo hacía gestos raros era hermosa; pero no iba a responder porque solo podían ser dos cosas: o me llamaba para regañarme por haberme ido de manera repentina o para decirme algo con respecto a Brody… y eso nunca terminaba bien para mí.

 

— Creo que simplemente no está destinado a ser.

 

Le brindé una última mirada a la lápida y di media vuelta. De reojo mire hacia arriba, y al estar a finales de noviembre el nublado que inundaba el cielo no era de extrañarse. Tal vez llueva.

 

--


Si le hubiera dicho a mi yo del pasado que terminaría aquí, me hubiera dado un puñetazo directo en el estómago con la intención de que dejara de decir estupideces. Y en realidad, una parte de mí si quería hacerlo.  

 

— ¿Se le ofrece algo? — preguntó un guardia saliendo de su pequeña caseta al lado de la entrada.

 

— Estoy buscando a Carol Martí, soy su sobrina.

 

El hombre corpulento asintió y sacó un radio del bolsillo de su chaqueta.

 

— Nombre por favor.

 

— Avery Preston.

 

El guardia habló por pocos segundos a través del radio y terminó asintiendo.

 

— Puede pasar señorita Preston, bienvenida. — dijo abriendo la gran puerta automatizada.

 

— Gracias.

 

Tuve que caminar unos cuantos metros para llegar a la puerta de la casa y poco antes de que me acercara a está, se abrió mostrando el cuerpo de una mujer de mediana edad que claramente trabajaba ahí. Por un breve momento recordé la mansión de la familia de Brody, pero sacudí el pensamiento de inmediato.

 

— Bienvenida señorita, pase por favor, ¿se le ofrece algo de beber?

 

— No gracias, estoy bien. — dije, declinando amablemente su oferta.

 

— Te llamaré si necesitamos algo Jackie, puedes retirarte. — dijo Carol quien me esperaba en la sala de estar.

 

— Estaré para lo que se les ofrezca. — respondió la mujer desapareciendo de la habitación y dejándonos solas.

 

— ¿Estás sola? — pregunté caminando hacia ella.

 

— Ahora no. Pero si te refieres a mi esposo, él está fuera de la ciudad visitando a sus hijos. — respondió con una cálida sonrisa que aún no me acostumbraba a ver en ella. — Vamos, ven y siéntate.

 

Hice lo propio y decidí sentarme manteniendo una distancia discreta, estaba algo insegura de mi decisión de venir en eso no podía mentir.

 

— Perdón por venir sin avisar. — fue lo primero que atiné a decir estando frente a ella.

 

— No tienes que disculparte, de hecho, me alegra verte. Creí que nunca lo haría.

 

“Yo tampoco” pensé.

 

— No sé qué decir… en realidad no sé por qué vine si soy sincera. Tal vez debería irme no quiero molestar y tengo un partido en unas horas; debería estar preparándome, pero en cambio estoy aquí y no sé por qué, solo no se me ocurrió otra cosa, yo…

 

— Avery. — me cortó. — Estás divagando. — dijo suavemente. — Tranquila.

 

— Lo siento. Han pasado muchas cosas estos últimos días, y creo que hoy no ha sido muy bueno para mí.

 

— No te preocupes, todos tenemos días malos.

 

— Creo que vine aquí porque quería escapar, al menos por un par de horas.

— Ya veo. Escuché que Camila ahora está con alguien más, imaginó que eso también te tiene mal.

 

No pude evitar reír un poco ante aquello. Casi había olvidado que, para Carol, mi relación con Camila había ido más allá de la amistad.

 

— Creo que hay algo que debo decirte con respecto a eso…

 

Para cuando salí de la mansión de Carol ya había anochecido y el frío se hacía más palpable en la piel. Carol había ofrecido llevarme al partido, pero no acepte debido a que no quería molestarle más y según ella me había dicho que estaba empezando a tener un resfriado. A lo que no pude negarme fue al monto de billetes que me dió para pedir un taxi, y se negó a aceptar que le regresará la mayoría ya que era demasiado.

 

Ya estando en el taxi me rendí completamente y contesté mi celular que empezó a sonar nuevamente cuando lo volví a encender.

 

— Hola. — dije casi con miedo de escuchar una voz gritando.

 

— < Bueno, al menos ahora sé que estás viva, aunque no por mucho si no llegas aquí pronto… ¡El partido empieza en menos de una hora Preston! > — exclamó Samantha al otro lado de la línea. — <Por cierto, Camila ha estado como loca buscándote, evitaré que te mate antes del partido, pero no prometo nada para después. >

 

Nada que no esperara con anticipación. — dije cerrando los ojos. — Ya voy en camino Samantha, así que no te preocupes. Nos vemos en un rato. — colgué la llamada y suspiré mirando al frente. — ¿Cree que pueda ir más rápido? Tengo un partido importante, y probablemente mi asesinato después. — le pedí al conductor quien me miró sin un ápice de reacción y asintió.

 

Cosas más locas habrá escuchado ya.

 

Cuando llegué finalmente al gimnasio de la universidad le pagué al taxista (muy posiblemente más de la cuenta) y salí corriendo como loca con mi mochila deportiva, la cual había ido a recoger a mi departamento.

 

Cuando entré el entrenador me obligó a cambiarme de inmediato y me puso a dar quince vueltas a la cancha para que pudiera calentar. Terminando me acerque al resto del equipo esperando por las instrucciones del entrenador, pero Samantha me tomó del brazo y nos alejamos unos metros.

 

— Tienes que ir a los vestidores.

 

— El partido va a empezar en diez minutos. — apunté.

 

— Exacto, aún tienes tiempo. — dijo pasando por detrás de mí y empujándome por la espalda. — Apresúrate.

 

— Vaya que estás loca. — murmuré caminando hacia los vestidores.

 

— ¡Límpiate el sudor de la frente! — exclamó, por último.

 

Entrando al lugar no fue de mucha sorpresa encontrarme a la morena, lo que sí me sorprendió fue ver lo tranquila que parecía estar.

 

— Tú sí que sabes esconderte, hasta de mí. — dijo mostrando una sonrisa.

 

— ¿No vas a gritarme? — cuestione alzando una ceja y con clara incertidumbre.

 

Camila se acercó a mí negando y sin borrar esa sonrisa que le curvaba los labios. De hecho, se acercó demasiado.

 

— No, y tampoco voy a matarte. Hay cosas que tenemos que hablar y te necesito con vida para eso.

 

Si era sobre Brody juro por Dios que iba a tirarme un balazo en la cabeza.

 

— Habla entonces. — si iba a terminar de machacarme el corazón, era mejor que lo hiciera de una vez.

 

— Ahora no es el momento, solo te llamé para desearte suerte. — dijo de manera suave pasando una de sus manos por mi rostro. — Buena suerte. — susurro.

 

Justo cuando pensé que me soltaría hizo todo lo contrario y me tomo de la parte trasera del cuello impactando sus labios con los míos. Me tomó por sorpresa y cuando intenté moverme se aferró más a mí, así que decidí rendirme.

 

Pasé una mano por su cabello y otra se asentó en su cintura. Sus labios eran tibios, carnosos y se movían de una manera que la sentía en toda la espina dorsal. Por un momento pensé que era un sueño, pero esa pequeña mordida que me dió en el labio inferior me dió el golpe de realidad que necesitaba. Pasé mi lengua por sus labios, pero antes de que pudiera hacer algo más, Camila se separó.

 

Se alejó con un pequeño jadeo y posó su mano en mi pecho cuando intenté volver a acercarme.

 

— Ya es hora. — dijo mirándome a los ojos. — Tienes un partido que ganar.

 

— Pero…

 

Antes de que pudiera reclamar me callo con un corto beso en los labios. Termino dándome media vuelta y empujándome fuera de los vestuarios.

 

— Gana primero, y terminamos esto luego.

 

Solté un gruñido y caminé con ella aún detrás de mí.

 

— ¡¿Dónde diablos estabas Preston!? ¡Apresúrate! — exclamó el entrenador en cuanto me vio.

 

Miré a Camila de reojo una vez más y empecé a correr hacia mi equipo aún con esa sonrisa clavada en mi mirada y ese beso tatuado completamente en la memoria.

 

Irónicamente, aun cuando el partido ni siquiera había empezado, yo ya sentía que había ganado.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡Hasta el próximo año!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).