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Entre cielo y tormenta por Joker96

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Notas del capitulo:

Volví después de no sé cuánto tiempo, pero creo que eso es irrelevante.

Aquí les dejo con mucho gusto otro capítulo, espero que les guste y perdónenme por las faltas y los errores que pueda tener.

Avery POV

 

El viento danzaba de forma suave y tranquila, moviendo ligeramente mi cabello suelto y el pasto que estaba debajo de mis pies.

 

— Es el último día de este mes. — dije dejando que mis palabras se las llevará el viento. — Te traje flores, esta vez son tulipanes. Se que te gusta la variedad. — tomé con un poco más de firmeza el ramo que tenía en las manos y lo puse sobre uno de los floreros que estaban del lado de la lápida blanca de mármol.

 

Violette Preston Ness

Amada esposa y querida Madre.

1969 - 2007

 

— Este mes fue tranquilo. Bueno excepto por los entrenamientos, han sido muy duros. El coach West nos está presionando mucho, está muy nervioso por el torneo. — con tranquilidad me senté sobre el césped en posición de Loto y dejé mis brazos sobre mis piernas. — Mis calificaciones van bien, serían perfectas si no fuera porque falto de vez en cuando. Es que hay veces en que en serio no quiero ir, sé que es irresponsable pero ya es un hábito. — con mis manos empecé a jugar con el pasto. — Mi papá y Amelia se ven muy felices, Amelia es una muy buena mujer. Estoy segura de que hubieran sido buenas amigas… Camila también está bien, cada vez más hermosa, todavía no sé porque no ha dejado de hablarme, pero se lo agradezco. — deje escapar un pequeño suspiro. — No soy una buena persona mamá. — me mordí el labio inferior mirando el suelo y tratando de no entrar en desesperación. — No importa cuanto lo piense, no me cabe en la cabeza estar con una chica en una relación seria. No me lo imagino, solo pienso en lo complicado que sería, en lo que me haría sentir ese compromiso. En cómo me sentiría si ella dejara de quererme o viceversa. — con cierta incomodidad me pase la mano por la nuca.

 

Me acerqué más hacia la lápida y con mi mano derecha tracé delicadamente las letras que estaban grabadas sobre esta.

 

— No es algo que diría en voz alta, pero últimamente me siento diferente. Siento como si me faltara algo, y eso me deja inquieta...— tuve que apretar los ojos para poder calmarme, sentía que me faltaba el aire. — Es desesperante, me siento así todos los días. — mire la lápida, no sé si esperaba una respuesta, pero si lo hacía era obvio que no la iba a obtener. — Ojalá estuvieras conmigo mamá, ojalá nunca te hubieras enfermado de cáncer… ojalá pudiera abrazarte una vez más. Tal vez tu sabrías la respuesta a esto que estoy sintiendo.

 

Pasaba el tiempo y decidí que el silencio era bueno por el momento. Dejé que el viento me golpeara el rostro y cerré los ojos tratando de mantener mi mente en blanco. Cuando perdí la noción del tiempo volví abrir los ojos, encontrándome con ese pedazo de mármol blanco que me recordaba que la mujer que más amaba en el mundo ya no estaba conmigo. Rendida, me puse de pie y miré los tulipanes.

 

— Me voy mamá. Te extraño, te veré pronto. — acaricie la lápida con la yema de mis dedos y finalmente camine hacia la salida del cementerio.

 

No mire atrás ni una sola vez.


--



Había terminado el entrenamiento de hoy, y lo único que fui capaz de hacer después de que sonó el silbato fue tirarme al suelo como un cuerpo muerto. No me sorprendió en nada no haber sido la única. Todo me dolía, hasta respirar, si esto seguía así no me quedaría de otra más que fingir una lesión o terminaría muerta.

 

— Bueno, aprovechando que están todas juntas. — dijo el entrenador mirándonos a todas en el suelo. — Les daré un aviso muy importante, tómenlo como una buena noticia. — esto último definitivamente llamó la atención de todas.

 

— ¿Lo despidieron? — preguntó Judy, una de las colocadoras.

 

— No me hagas obligarte a dar 10 vueltas por la cancha Anderson.— reto el hombre mirando a la pobre chica,  quien tembló ante la amenaza.— Como decía… se acerca el verano, y después del verano vendrá el torneo de otoño.— ante la mención del torneo varias soltaron un quejido.— Y, la directiva deportiva de la universidad y yo hemos tomado una decisión muy importante para mejorar el rendimiento de este equipo para el torneo.— hizo una pequeña pausa dejándonos a todas en suspenso.— Se realizará un campamento de verano. Así tendremos más tiempo para entrenar y tendremos la oportunidad de conocernos más como equipo. También servirá para poder pulir aún más las capacidades de cada una.

 

Casi segundos después de que terminó todas levantaron la mano.

 

— ¿Es obligatorio? — preguntamos todas a la vez.

 

— No.— se oyeron varios suspiros de alivio. — No, si no quieren seguir en el equipo.

 

De repente todas empezaron a protestar, yo incluyéndome.

 

— Eso no es justo. — dijo Tori, una de las rematadoras del equipo.

 

— Chicas por favor. — insistió el hombre. — ¡CHICAS! — gritó, logrando que todas dejáramos de hablar. — Escuchen, sé que es duro, que todos los entrenamientos lo han sido. Pero todo esto tiene una finalidad, y es ganar el torneo. Se que la idea de ganar un trofeo no les parece suficiente pero esa solo es una de las muchas recompensas que vendrán.

 

— ¿A que se refiere? — pregunté sentándome en el suelo. Todas las demás hicieron lo mismo.

 

— Bueno para empezar, cada integrante del equipo ganador recibirá beca completa para que pueda terminar sus estudios. — empezó. — También se donará una generosa cantidad a la directiva deportiva, lo que significa equipamiento nuevo, instalaciones mejoradas, etcétera. Y, por último, el equipo ganador será reconocido por el estado.

 

Todas empezaron a murmurar entre ellas, se oían muy emocionadas, y sinceramente yo me sentía con más motivación.

 

Al final, todas habíamos acordado que iríamos al campamento de verano, sabíamos que iba a ser un sacrificio, pero estábamos dispuestas a tomarlo.



Camila POV

 

Cuando llegué al estacionamiento me encontré con Avery y con Jax. Ambos estaban recargados sobre el coche de la ojiazul charlando animadamente. No habían notado mi presencia.

 

— Hola chicos. — saludé poniéndome justo frente a ellos.

 

— Hola Mila. — respondieron al unísono.

 

— Jax me estaba diciendo que habrá una gran fiesta este sábado. — dijo Avery. — Deberíamos ir Mila.

 

— Si, se va a poner bueno, escuché que será en una casa en la playa. Con jacuzzi y toda la cosa. — completo el pelinegro con emoción.

 

— Si será en la playa, significa que serán dos horas de camino. — hice un mohín. — No creo que valga la pena.

 

— Oh vamos Milá. — se quejó Avery. — Será genial. ¿sabes que tan perfecta es la combinación entre chicas universitarias y un jacuzzi? — pregunto haciendo movimientos con las manos.

 

— Tan gay. — murmuré rodando los ojos.

 

— Ave tiene razón Camila. Se tienen que aprovechar este tipo de oportunidades. — Jax se veía serio.

 

Genial ahora eran dos contra uno.

 

— Miren chicos, sé que la idea suena bastante tentadora para ustedes. Y si lo piensan pueden ir sin mí, pero estamos cerca de los exámenes finales, no sería buena idea desconcentrarse en estos momentos. — ambos me miraron. — Además falta poco para el verano, habrá muchas más fiestas.

 

— Pero Avery no va estar en el verano, tene…

 

Antes de que Jax terminará Avery le tapó la boca con sus manos, lo miró con una mirada fulminante. Y caí en cuenta, ¿cómo que no estará este verano?

 

— ¿A que se refiere con eso Ave? — pregunté cruzando mis brazos sobre mi pecho.

 

Pude ver como la ojiazul tragó grueso. “Maldición" la oí murmurar.

 

— Yo me voy. Recordé que tengo… algo, tengo algo. — dijo Jax sobándose la nuca. — Nos vemos chicas. — se despidió sonriendo de manera inocente.

 

Mientras se iba ví como Avery murmuraba maldiciones sin apartar la vista del chico, hasta que esté desapareció de nuestra vista.

 

— Estoy esperando. — presione, logrando que Avery enfocará su mirada en mí.

 

Suspiró derrotada.

 

— Vamos a mi departamento, ahí te contaré todo.

 

Asentí, y sin más ambas nos subimos al auto. Por alguna razón tenía un sabor agridulce acaparando mi boca.

 

Durante todo el trayecto no dijimos ni una sola palabra. Nos limitamos a permitir que la radio llenara esos incómodos silencios. El transcurso del camino se me antojo más largo de lo común.

 

— Voy a cambiarme, tu por mientras haz lo que quieras. — dijo Avery en cuanto estuvimos dentro de su departamento.

 

La vi desaparecer por el pasillo y me desplomé en el sillón de gamuza color gris que tenía en su pequeña sala. No voy a mentir, me inquieta la idea de no estar con ella en el verano. Éramos mejores amigas, no estábamos acostumbradas a estar tanto tiempo separadas. Recuerdo que cuando teníamos dieciséis ella y yo habíamos ido de vacaciones a lugares distintos por dos semanas, y terminamos extrañándonos a horrores. Fue el tiempo más largo que estuvimos separadas.

 

— Tienes que calmarte Camila. — murmuré cerrando los ojos.

 

— ¿Tienes hambre? — preguntó Avery apareciendo y sentándose a mi lado.

 

Vestía un simple chándal color negro y una camiseta blanca y holgada.

 

— No en realidad. — mi amiga me miró con sorpresa. Por lo general yo siempre tenía hambre.

 

— Empiezo a creer que estás enferma Mila. — se mofo recargando su cuerpo en el sofá.

 

— Sólo cuido mi figura. — me pase una mano por mi cuello hasta mi abdomen. — Sabes que mi cuerpo no se moldea por sí solo. — bromeé

 

— Tu eres delgada de nacimiento, hasta comes más que yo. Aún incluso cuando llego de entrenar. — ante sus palabras yo solo me encogí de hombros.

 

— Hay algo que tienes que decirme. — dije recargando mi cuerpo de lado para poder verla de frente, cosa que ella imitó.

 

— Lo sé. — dijo rendida. — El día de ayer después del entrenamiento el coach West nos dió una noticia. Al parecer la directiva de deportes de la universidad está muy interesada en que ganemos el torneo de otoño.

 

— Ajá. — solté, aún sin entender a dónde iba.

 

— Y creen que para lograr un mejor rendimiento necesitamos entrenar más y conocernos más como equipo. — continúo. — Va a haber un campamento de verano para eso.

 

— Está bien. Y, ¿las están obligando?

 

— No sé cómo explicar eso. — se tocó la barbilla. — Al principio nadie estaba de acuerdo, pero el coach nos dijo los beneficios de ganar el torneo y como que fue suficiente para convencer a todas; incluyéndome.

 

Asentí simplemente, sin atreverme a preguntar lo que en realidad quería saber. Tenía cierto miedo.

 

— ¿Que piensas Mila? — su pregunta me sacó de mis pensamientos y sacudí ligeramente mi cabeza.

 

— Nada. — mentí.

 

Avery me miró de manera acusadora.

 

— Camila. — presionó.

 

Suspiré en derrota.

 

— ¿Te vas a ir por mucho tiempo? — pregunté temerosa. Avery agacho la mirada.

 

No era buena señal.

 

— Un mes. — respondió bajo.

 

Pude oír como un molesto zumbido empezó a sonar en mi cabeza.

 

— Eso… eso es mucho tiempo. — dije casi sin voz. Avery asintió. — Nunca te has ido por tanto tiempo. — “nunca me has dejado por tanto tiempo” fue lo que en realidad quise decirle.

 

— Es importante. — dijo. — Y no es tanto tiempo. Terminarás dándote cuenta de que pasó mucho tiempo contigo y empezarás a disfrutar que no esté ahí molestándote las veinticuatro horas. — me sonrió tomando mi mano.

 

— Cállate. — dije, intentando no reír y a la vez llorar.

 

— Veo una sonrisa. — presionó. — Sí ahí está.

 

— Déjame. — me quejé ocultando mi rostro con mis manos.

 

Sentí los brazos de la ojiazul envolverme de manera reconfortante.

 

— Todavía falta un mes Mila. — intento animarme. — Podemos hacer muchas cosas, además no es como que no vaya a volver. Serán solo unas semanas.

 

— Cuatro. — recrimine.

 

— Y pasarán volando. — defendió.

 

Avery POV

 

No podía culpar a Camila por cómo se estaba sintiendo. Si era honesta, yo también estaba empezando a ver lo mal que iban a estar las cosas cuando ya no estemos en la misma ciudad. Y no estaba exagerando, era mi mejor amiga, lo ha sido desde que tengo siete años, es difícil no sentirse unida a alguien con quien he compartido trece años de mi vida.

 

Mierda, iba a extrañarla a horrores.

 

— ¿Me puedo quedar hoy? — preguntó Camila. Ambas estábamos sentadas en el sofá, mientras ella se abrazaba a mi cuerpo.

 

— Sabes que si.

 

— Vamos a tener que ir a esa tonta fiesta este fin de semana. — murmuró apoyando su cabeza en mi hombro.

 

— No tienes que ir si no quieres.

 

— ¿Tú quieres ir? — quito su cabeza de mi hombro para verme a los ojos.

 

— Pues sí, pero puedo ir con Jax. — dije restando importancia.

 

— Entonces tengo que ir. — corto convencida. — Tenemos un mes para estar juntas antes de que te vayas, así que iremos.

 

— Como quieras. — sonreí encogiéndome de hombros.

 

Después de menos de una hora, Camila empezó a quejarse de que tenía hambre, y para ponerla feliz pedí una pizza. Siempre era divertido ver la forma en que comía pizza, era como si quisiera devorarla, pero al mismo tiempo, comer despacio para que dure más. Su batalla interna siempre era un espectáculo.

 

— ¿Tus padres saben que te quedaras? — pregunté limpiando mis labios con una servilleta.

 

— Le envié un mensaje a mi mamá. Pásame una. — dijo señalando las servilletas.

 

Cuando Camila por fin se lleno fue a darse una ducha, mientras yo estaba en mi habitación buscando algo que ella pudiera usar.

 

— Oye Camila. — le llame entrando al baño. — ¿Prefieres un pijama o solo ropa cómoda?

 

— Con una camiseta holgada será suficiente. — respondió a través de la cortina de baño.

 

— ¿Estás segura?, Hace algo de frío en la noche.

 

— Más que segura, tu das mucho calor, con eso bastará.

 

— Okay. — respondí restándole importancia. Grave error.

 

Hay cosas, que una persona como ser vivo con ojos simplemente nota, y una de ellas es lo hermosa y sexy que se ve una mujer con nada más que una camiseta y ropa interior puestas. Añadiendo que, ese trasero, era bastante generoso con a la vista.

 

Soy tan gay.

 

— Avery. — asiente, solo asiente. — ¿Sí?, Creí que con el baño se quitaría, debe ser porque es plumón permanente. — no tenía idea de lo que decía, solo vi como Camila se tocaba la parte trasera de su hombro izquierdo.— Creí que estando en la universidad ya no tendría que preocuparme por que un tonto quisiera jugar con plumón, hay chicos tan idiotas.— se quejó.

 

¿Debería volver a asentir? ¡No! Reacciona idiota, reacciona. ¡Es tu mejor amiga con la que estás fantaseando!

 

— Pervertida. — murmuré dándome un ligero golpe en la sien.

 

— ¿Dijiste algo? — Camila me miró de manera sospechosa.

 

— Que tengo sueño. Eso fue lo que dije. — respondí, sin mirarla a los ojos.

 

— Yo también, ¿vamos a dormir?

 

Me limite a afirmar con la cabeza y ambas deshicimos las mantas de la cama para cubrirnos bajo estas. Por mi propio bien me aleje lo más posible de Camila, no quería cometer ninguna tontería.

 

Habíamos apagado las luces, y ahora solo la tenue luz de la luna que se filtraba por la ventana era lo único que iluminaba la habitación. Solté un suspiro y me dispuse a cerrar los ojos.

 

— ¿Avery? — escuché a Camila entre la oscuridad.

 

— ¿Humn? — murmure.

 

— Tengo algo de frío. — se quejó. Trague grueso.

 

— ¿Quieres otra manta?

 

— Abrázame. — fue lo que respondió.

 

No quería que sospechara nada, así que solo me acerque hacia ella. Cuando estuve lo suficientemente cerca, noté que me estaba dando la espalda. “Genial” pensé.

 

Envolví mi brazo en su cintura y ella se acurrucó un poco más en mí. Inevitablemente pude sentir su trasero pegado a mi pelvis.

 

— Buenas noches. — dijo a media voz.

 

— Buenas noches Camila.


Mentiría si dijera que pude dormir bien esa noche.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pásenla bien, diviértanse, salgan, duerman mucho y escuchen algo de música. 

Hasta la próxima.


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