Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

...

Avery POV

 

Afuera estaba lloviendo, no era una lluvia leve, era de esas que sonaban en tu cabeza por el simple hecho de ver el agua chocar con el suelo. Parecía que una tormenta estaba en camino. 

 

— ¿Te parece si mejor vamos primero al centro? Me viene la idea de que ahí podría encontrar algo. — dijo Samantha, sacándome de mis pensamientos. 

 

Aleje mi vista de la ventana del auto y la mire. 

 

— Está bien. Pero aún así no podremos evitar el tráfico. 

 

Ella y yo estábamos en estos momentos en busca del regalo perfecto de navidad para Madeleine. Yo misma me ofrecí a ayudarla, conociendo la torpeza natural y predilecta inclinación al desastre de Samantha. Además Madeleine me agradaba y mucho, no podía dejar que mi amiga lo estropeara. 

 

— ¿Ya pensaste en qué comprarle a Camila? — preguntó, dejando de jugar con su cubo de Rubik. 

 

— No, todavía no. — respondí apretando el volante del auto. 

 

A lo que sabía todavía le quedaba una semana más de castigo, y aun así, no estaba segura de que quisiera hablar conmigo. 

 

— Bueno, de todas formas no creo que sea un problema para ti. La conoces desde hace mucho. 

 

— Sí. — me limité a responder. 

 

— Hablando de Camila ¿Sigue la luna de miel? 

 

— Tendría que siquiera poder verla para comprobar eso. — respondí, empezando a avanzar lentamente, gracias al tráfico. 

 

— Oh, problemas en el paraíso… llegaron más rápido de lo que creí. 

 

— Ha estado castigada desde la semana pasada porque su padre… 

 

— ¡¿Ya se enteró que están juntas?!

 

— No, no. Ni siquiera lo sabe aún. Y en parte ese es el problema.

 

— Ya. ¿Quieres hablar de eso? Aún tenemos tiempo. 

 

Lo pensé por unos segundos. Samantha no era una persona a la que le contaba mis problemas personales, pero tal vez era momento de hacerlo. Somos amigas después de todo. 

 

— Si, creo que es una buena idea. — dije soltando un suspiro. — Verás, todo empezó con… 

 

Le conté todo, tratando de no solo mostrar mi punto de vista. Siendo sincera, yo buscaba una opinión parcial. No quería que se pusiera de mi lado, más bien, buscaba una posible solución desde otro ángulo. Quizás Samantha podría llegar a sorprenderme. 

 

— El padre de Camila parece ser bastante complicado. — dijo Samantha después de un rato. — Y te odia. 

 

— Ya lo sé Samantha. 

 

— Pero creo que pudiste hablar con Camila al respecto con un poco más de calma. Mads siempre me dice que antes de decir algo piense muy bien en ello, y en las consecuencias que podrían tener mis palabras. — explicó Sam, logrando sorprenderme. 

 

— Sí, creo que debí ser más considerada con mis palabras. — concorde. — ¿Qué crees que debo hacer ahora? 

 

— Por el momento esperar a que puedas hablar con ella, en persona. Ya después solo disculpate por la forma en que dijiste las cosas. — respondió encogiéndose de hombros. — Creo que a Camila le gustaría eso. 

 

— Pero no estoy tan equivocada, ¿cierto? 

 

— No. De hecho tienes razón en mayor parte. El padre de Camila la trata como si fuera una criatura indefensa y dependiente. Y la verdad creo que hay veces que hasta ella se lo cree, cuando no es así. 

 

— ¡Gracias! — exclamé, mirando hacia arriba. Como si una luz me iluminará desde el cielo. 

 

Sam río ante mi reacción y negó con la cabeza. 

 

— Es solo su primera discusión de pareja, dentro de poco volverán a ser terriblemente cursis. Ya verás. 


--


Camila POV

 

Mire por la ventana de mi habitación como el agua caía. Lo hacía con fuerza, sabiendo que no necesitaba del permiso de nadie. 

 

— Creo que se acerca una tormenta. — susurré para mí misma. 

 

Había estado pensando mucho este día, solo para llegar a la conclusión de que era una vil cobarde. Estaba evitando hablar con mi padre y Avery, y hasta el momento, mi idea era seguir haciéndolo. Avery no haría eso, lo sé. Ella es una mujer bastante decidida, hace lo que tiene que hacer, sin miedo a fracasar o sin pensar en lo que puede salir mal. Y yo soy todo lo contrario; pienso demasiado y hago muy poco. Y no podía evitar pensar en que, las cosas que Avery estuviera dispuesta a hacer por mi, yo no estaría tan segura o decidida al tener que hacer lo mismo. Por eso estaba aquí, viendo a la ventana, sin enfrentar a mi padre o si quiera decirle a mi novia que la extrañaba y que quería verla. 

 

¿Por qué las cosas simplemente no podían ser fáciles? 

 

— Camila, cariño ¿Puedo pasar? — sonó la voz de mi padre. Indicando que el mismo destino venía a buscarme, como siempre. 

 

— Sí, papá. Adelante. — invite, resignada. 

 

— No has salido de tu habitación en todo el día. Hasta pareciera que sigues castigada. — bromeó él con una leve risa. 

 

Atiné a sonreír levemente. 

 

— Solo estoy algo cansada. — mentí, apartando mi vista de la ventana. 

 

— Hay algo de lo que quiero hablar contigo. — anunció. 

 

Se sentó a la orilla de mi cama y me invitó a sentarme a su lado. 

 

— ¿Qué pasa? — me senté junto a él, disimulando mi nerviosismo. 

 

— Sé que lo que pasó con Brody fue una experiencia terrible. La vida a veces no es justa, pero no significa que será así para siempre. — dijo, mirando sus manos. — Pero, somos nosotros mismos los que tenemos que darnos la oportunidad de seguir buscando la felicidad. Camila, hija mía, como tú padre yo siempre he querido que seas feliz, he tratado, y fallado algunas veces, de que la tristeza no se cruce en tu camino. Pero...

 

— Es algo que no se puede evitar papá. — lo corté, tratando de ganar algo de valor. — La vida, como tú dices, puede ser cruel. Y la verdad, no sería ni la mitad de hermosa si no lo fuera. ¿De qué otra manera apreciaríamos las cosas buenas?  

 

Me miró, confundido. Como si no supiera qué decir. 

 

— Puede ser. — cedió. — Pero como padre, no te gusta pensar que tu hija puede llegar a sufrir. 

 

— Hijos. — corregí. — No deberías excluir a tu hijo. 

 

— Seamos sinceros cariño. El mundo siempre va a ser más peligroso para ti, porque te van a considerar más débil e indefensa. Es algo, que a pesar del recorrido de los años, no ha cambiado mucho. 

 

— Eso, y tus ideologías papá. — reclamé. — ¿No es por eso que me quieres emparejar con Marcus? Para que me proteja de este mundo tan injusto y peligroso. — escupí, diciendo esto último con repulsión. 

 

— Camila… — soltó. No esperando esa respuesta de mi parte. — Yo no…

 

— Ni lo intentes. Te escuché hablando con mamá anoche. — le dije, levantándome de la cama. — No voy a dejar que escojas por mi papá. Yo sé lo que quiero, y no es Marcus, ni cualquier otro chico aburrido y sin gracia que conozcas. Ahora, si eso era todo lo que querías decirme, puedes irte. — ofrecí, señalando la puerta. 

 

— Solo quería ayudarte, hija. — se excusó. 

 

— Para esto no necesito tu ayuda papá, con tu apoyo me bastaría. 

 

Mi padre no dijo nada más, solo se levantó y salió de mi habitación. 

 

Al poco rato, mi puerta se abrió otra vez.

 

— ¿Camila? — ahora la que llamaba era mi madre. 

 

— No me voy a disculpar mamá. 

 

— No es por eso mija. — dijo. — Avery me llamo. — informó, bajando la voz. — ¿No sabe que ya no estás castigada? 

 

— Planeaba decírselo ahora. — ante mi respuesta mi madre negó. 

 

— Pues hazlo. — dijo, tendiendome su celular. — Aún está en la línea. 

 

Me apresure a tomar el aparato, y mi madre salió, cerrando la puerta. 

 

— Avery. — llamé, esperando para oír su voz. 

 

— <Hola, probablemente sigues molesta conmigo, pero tenía que decirte esto.> 

 

Quería decirle que ya no estaba enojada con ella, pero tenía curiosidad por lo que ella tenía que decir. 

 

— ¿Qué sucede? 

 

<Solo quería decirte que estaré fuera de la ciudad esta semana. Iré con mis padres a visitar a los padres de Amelia. Y no te preocupes por Yago, mi amiga Hanna lo cuidara estos días por mí.> 

 

Abrí y cerré la boca sin saber qué decir, o cómo reaccionar ante eso. Justo cuando ya podía ir a verla, salía con esto. 

 

— ¿Cuando te vas? — pregunté. 

 

Quizás aún tenía tiempo. 

 

— <En aproximadamente 5 o 10 minutos.>  — respondió. 

 

Era una grandísima idiota. 

 

— ¡¿Qué acaso no pensabas decírmelo?! — pregunté molesta. 

 

No me respondió por unos largos segundos, pero como la conocía, sabía que solo estaba buscando una excusa donde no se metiera en tantos problemas. 

 

— <F-fue algo de último momento. Mi papá me invitó a cenar y después de que le conté nuestra situación me sugirió ir con ellos.> — explicó. — <Tenían un boleto extra por una promoción, y lo iban a revender hasta que salió la idea. > 

 

¿Por qué siempre tienes que ser tan impulsiva? — le reclamé. 

 

— <Solo pensé que era una buena idea. ¿Por qué te molestas? De todas formas no nos íbamos a poder ver esta semana.> — debatió. 

 

— Ya no estoy castigada. — solté finalmente. 

 

— <... oh. ¿Eso acaba de pasar justo ahora?>

 

— Desde ayer en la noche. — respondí, sabiendo que ahora me iba a reclamar ella. 

 

— <¡¿Qué acaso no pensabas decírmelo?!> — exclamó, repitiendo exactamente lo mismo que yo había dicho minutos antes, incluso había tratado de imitar mi voz. 

 

— Está bien, ya. Ambas tenemos la culpa. — cedí, frotándome el puente de la nariz. 

 

— <Gracias.> 

 

— Ya no hay nada que podemos hacer de todos modos. — resople. — ¿Cuándo regresas? 

 

<El sábado, recuerda que Amelia cumple años y papá planeó una fiesta sorpresa el domingo. De hecho ella piensa que el viaje es su regalo. > 

 

— Lo había olvidado. — admití. — Tu tía Carol se había ofrecido a pagar la fiesta. 

 

— < Exacto.> — se escuchó a alguien gritar, y Avery respondió. Al parecer era su padre. — <Ya llegó la hora de abordar. > — informó. 

 

— Sí, está bien, cuídate. 

 

— <Lo haré… te voy a extrañar.> 

 

— Yo también, como no tienes idea. 

 

Avery POV

 

— Te quiero. — dije, sabiendo que realmente quería decir algo más. 

 

— <Te quiero.> 

 

Se colgó la llamada a los pocos segundos y me dirigí hacia donde mis padres me estaban esperando. 


--


La familia de Amelia era como ella, simplemente fácil de amar. Su madre, desde el principio insistió en que la llamara abuela. Y el hermano menor de Amelia, Derek, me dejó conducir su motocicleta. 

 

Mis días en esa casa se basaron en ayudar al padre de Amelia que se dedicaba a narrar los partidos de béisbol locales. En las tardes, ayudaba con la comida y llegada la noche salía con Derek en motocicleta por la ciudad. 

Era una ciudad que estaba en el sur del país, por lo que las noches de invierno no eran tan frías, y los días eran más cálidos. Aquí no habían tormentas, pero me tocó ver atardeceres hermosos, teñidos de rosa, con pinceladas púrpura. Cosa que, de manera inevitable, me llevaba a pensar en Camila. 

 

Una tarde, por medio de una videollamada, pude mostrarle uno de esos atardeceres. Le había encantado, y había dicho lo hermoso que era, a lo que me vi tentada a contestarle que ese atardecer, por muy hermoso que fuera, no era nada comparado con ella. Se sonrojo como un tomate cuando se lo dije, y fue en ese momento en que más ganas me dieron de expresarle mis sentimientos con esas tres palabras que tanto poder cargan.

 

Me contuve, por el único motivo de que quería decírselo en persona. 

 

En el último día estando con la familia de Amelia, lo único que quería hacer era repetir todo una vez más, principalmente, ayudar al padre de Amelia a narrar los partidos de béisbol. Era lo que más me había gustado hacer, relatar, con emoción y lujo de detalle cada momento y hazaña, de tal forma, que podía hacer que alguien más se sintiera dentro del juego. 

 

Descubrí que era algo a lo que podía llegar a dedicarme. Y el padre de Amelia, Joe, estaba de acuerdo conmigo. 

 

— Esa última carrera estuvo bastante cardíaca. — dije, mientras Joe y yo salíamos del pequeño estadio de béisbol local. 

 

— La narraste muy bien. — adulo él, acomodándose la gorra. Desde que llegué, nunca lo había visto sin ella. 

 

— ¿Tu crees? 

 

— Ví como muchos en las gradas volteaban a verte de vez en vez. No sabían si escucharte o ver el partido. 

 

— Creí que me había emocionado de más.— admití, pasando mi mano por mi nuca. 

 

— Eso lo hace todo aún mejor. 

 

— Cuando vuelva a casa buscaré información sobre algún posgrado en comunicación. — dije, con convicción.

 

— A tu edad yo todavía no sabía ni qué hacer. Es bueno que estés tan convencida. — comentó, dándome un pequeño golpe en el hombro. 

 

— Si, parece que últimamente me estoy dando cuenta de muchas cosas. — al decir eso, era claro que no sólo me refería a mi futura profesión. Mi novia, iba claramente incluída. 




— ¿Tienes todo listo? — preguntó Amelia, entrando a la habitación donde me había estado quedando estos días. 

 

— Creo que sí. — dije, colocando mis manos en ambos lados de mi cintura, analizando mi maleta aún abierta. 

 

— Me alegra que hayas venido con nosotros, mis padres y mi hermano te adoraron. 

 

— Y yo a ellos. Gracias por invitarme, este viaje me sirvió para darme cuenta de un par de cosas. 

 

Amelia me sonrió, como solo ella sabía hacerlo, y me abrazó. Le correspondí, pero me separé riendo, al sentir unos golpecitos provenientes de su estómago. Me agaché, quedando a la altura de su vientre y coloque mis manos en él. 

 

— Siempre hace eso cuando estoy contigo o con tu padre. — informó. 

 

— Yo también te quiero, Olive. — dije muy cerca del estómago de Amelia. 

 

— Vas a ser una gran hermana mayor. 

 

— Tendremos que esperar uno meses para saber eso. 

 

Amelia negó. 

 

— Yo lo sé, Avery. Cómo también sé que te tienes que apurar si quieres que lleguemos a tiempo para tomar nuestro vuelo. Dudo mucho que Camila esté contenta si la haces esperar más. 

 

Asentí y me levanté. Cerré mi maleta y la tomé, volviendo a ver a la mujer que tenía enfrente. 

 

— Estoy lista. — anuncié, haciendo un saludo militar. 


--

 

— Estoy lista para morir. — me queje, derrumbandome en el sillón de la sala de mis padres. 

 

— Aún no hemos ido siquiera al salón. Le prometimos a Carol que le ayudariamos con la decoración. 

 

— Se supone que es rica, ¿no podía simplemente contratar a alguien para hacerlo? — dije, hundiendo mi cara en el sillón. 

 

— Es lo mínimo que podemos hacer, Avery. Carol pagó todo lo de la fiesta. 

 

Estaba consciente de que mi padre tenía un punto. Pero por cuestiones fuera de nuestro poder, nuestro vuelo se había retrasado por casi tres horas, y llegamos muy tarde en la noche. Y para colmo, mi padre y yo tuvimos que levantarnos temprano para seguir con la agenda que él y la tía Carol tenían planeada. 

 

— Ya pues. — cedí, levantándome de mala gana. — Pero necesito café. 

 

— Ya lo tengo cubierto, anda. 



Camila POV

 

— Básicamente… Avery tenía razón. — indagó Amanda, viéndome mientras estaba sentada en la orilla de mi cama.

 

— Podría decirse. — solté, casi con pesar. — He estado pensando mucho últimamente… quizás, quiera admitirlo o no, no lo había notado antes porque en parte lo que mi padre cree, también lo hago yo, hasta cierto punto. — añadí, pasando una mano por mi frente, cerrando los ojos. 

 

No me gustaba pensar en eso. 

 

— Es posible. Eso explicaría porque todos tus novios tenían esa característica de tratarte como si estuvieras hecha de porcelana. 

 

— Creía que eso era lo que me gustaba. — admití encogiéndome de hombros. — Era lindo al principio… pero siempre terminaba siendo aburrido. 

 

— Sí, recuerdo eso. 

 

— Con Avery todo ha sido muy nuevo. — sonreí y me senté a su lado. — Quita el hecho de que es una chica… nunca me aburro estando con ella. Puede hacer que me sienta enojada, feliz, sorprendida o cansada, pero aburrida jamás. — Amanda también sonrió y me animó a continuar. — Por ejemplo; la última vez que la ví… le dije que no quería que me llevara a casa porque ya no quería verla, sé que si hubiera sido alguno de mis ex novios, hubieran ignorado mi petición y se hubieran disculpado, aunque yo no tuviera la razón. Con Avery no fue así, ella no me vio como alguien que necesitaba de su compañía, su protección… me vio como alguien que quería espacio, que podía tomar sus propias decisiones. Aunque al principio yo no lo ví así, de hecho me enoje más porque creí que ella no se preocupaba por mí lo suficiente. — le confesé a Amanda, quien me miraba con atención. — Al final, resulta que si necesitaba mi espacio, porque me di cuenta de muchas cosas. 

 

— Me gusta oir eso. — admitió ella, muy para mí sorpresa. — Que su relación es diferente, que te saca de tu rutina y de ese camino aburrido por el que ibas andando. Y amo, que durante el proceso, te estés dando cuenta de lo que puedes llegar a hacer. — Amanda me tomo de las manos y nos miramos cara a cara. 

 

— Gracias Mandy. No sabes lo feliz que me hace oírte decir eso. 

 

Nos abrazamos, quedándonos así por casi un minuto. Al poco tiempo de separarnos, alguien tocó la puerta de mi habitación. 

 

— ¿Si? 

 

— Camila, Amanda, la fiesta será en pocas horas. Ya deberían empezar a arreglarse. — aconsejo mi madre, asomando la cabeza por la puerta.

 

— Está bien, gracias mamá. — agradecí. Mi madre asintió con una sonrisa y volvió a cerrar la puerta. — No sé qué ponerme. — me quejé, mirando a mi amiga. 

 

— No debe ser tan difícil. ¿Todavía tienes ese vestido negro con detalles dorados? 

 

— Si, pero mi padre piensa que es muy ajustado. — mencioné, ganándome una mirada furtiva por parte de Amanda. — Aunque supongo que con que a mí me guste basta. — sentencie, ganándome ahora una clara señal de aprobación por parte de la chica. 

 

— Así se habla… además, es obvio que Avery no te va a poder quitar la mirada de encima con ese vestido. 

 

Asentí, sonriendo.

 

Eso era matar dos pájaros de un tiro. 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).