Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre cielo y tormenta por Joker96

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tarde pero seguro como siempre. Debo decir que es muy difícil deshacerse de los viejos hábitos, pero en fin. Espero y disfruten del capítulo y perdón por cualquier error que puedan encontrar. 

Avery POV

 

Si de algo estaba segura, es de que había cometido muchos errores en mi pasado, la forma en que trataba a las chicas es un buen ejemplo de eso; sin embargo, y algo totalmente contrario, eran las chicas que estaban en mi historial, en eso definitivamente nunca cometí errores.

 

Por eso era tan difícil este momento.

 

— Aprecio tu invitación Holly, y es la verdad. Pero ya no estoy en eso de una noche, ¿entiendes?, Ya no estoy cómoda involucrándome con alguien de esa manera… pero podríamos salir, quien dice y algo bueno podría surgir… — mi boca entre tus pechos es un buen ejemplo.

 

La pelinegra de pechos generosos me miró con los ojos entrecerrados.

 

— No, lo siento Avery, yo solo buscaba algo de una noche. No tengo intenciones de iniciar una relación por un tiempo. — se encogió de hombros y sin más se retiró.

 

Su contoneo de caderas se me restregaba al verla alejarse. Solté un gruñido cerrando fuertemente los ojos.

 

— No llevo ni una semana y esto se pone más difícil cada día. — bufé negando.

 

Derrotada y decaída me dispuse a ir a la cafetería, al menos la comida podría subirme el ánimo.

 

Iba de camino murmurando maldiciones en voz baja, cuando me topé con alguien, una afroamericana de curvas generosas y rostro perfilado.

 

— Hola Avery. — saludo brindándome una sonrisa coqueta.

 

O alguien allá arriba me odiaba, o me estaba poniendo a prueba. Una de las dos.

 

— Hola…

 

— Malia. — se presentó, ofreciendo su mano.

 

En el pasado se la hubiera besado.

 

— Malia, un gusto. — le sonreí tomando su mano.

 

Más bien un placer… a la vista.

 

— ¿Sabes?, he oído que hablan mucho sobre ti. — comentó jugando con su cabello.

 

— Pues espero que cosas buenas. — me reí, pasando mi mano por mi nuca.

 

Aunque pensándolo bien, espero que no.

 

— De eso puedes estar segura. — con su mano acarició mi brazo y se mordió el labio inferior.

 

¡Jesús! ¡Esto ya es demasiado!

 

Reí de manera nerviosa y carraspeé un poco.

 

— Genial… pero tampoco es como que tengas que creer todo lo que dicen los demás ¿sabes?, Ha muchas les gusta exagerar.

 

— ¿Entonces no es cierto que lograste que una chica se desmayará? — cuestionó.

 

“Claro que no… fueron tres, pero ¿Quién las cuenta?”.  Pensé

 

— Bueno...— si era sincera ya no sabía que responderle​ a este punto.

 

— Supongo que tienes razón, muchas exageran y es una lástima. Adiós Avery, que tengas un buen día. — dijo algo decepcionada, dispuesta a marcharse.

 

Pero la detuve, sosteniéndola del brazo. Me miró expectante.

 

— Escucha, no es que lo que escuchaste no sea cierto o que no me atraigas, porque me atraes y mucho, pero las cosas han cambiado para mí, se podría decir que me estoy alejando de mis malos hábitos. — admití mirándola a los ojos. — Estoy tratando de cambiar para bien.

 

La morena quedó en silencio por unos segundos, hasta que me brindo una sonrisa simpática.

 

— Entiendo, suerte con eso. — me dio un beso en la mejilla y se fue.

 

Suspiré, sabiendo que no sería la última chica que vería irse.

 

--

 

— AHHH. — grité, a la vez que golpeaba la pelota que terminó chocando en el suelo.

 

Fue un remate perfecto.

 

— Si no me hubiera movido, esa cosa me habría matado. — dijo Samantha, mirándome con los ojos muy abiertos.

 

— Se supone que tenías que recibirla Bushnell, no apartarte. — la riño el entrenador.

 

— No gracias, quiero vivir. — respondió, mientras el entrenador negaba sobándose la frente.

 

Yo solo reí negando.

 

— Vaya con ustedes. — suspiro el entrenador West. — ¡Terminó el entrenamiento chicas!

 

Todas gritaron gustosas y corrieron a las duchas, menos yo, que me dirigí a las gradas.

 

— ¿Viniste a ver lo buena que soy? — le pregunté a la latina que me sonreía divertida.

 

— No tenía nada mejor que hacer. — respondió encogiéndose de hombros.

 

Me lanzó una botella de agua, y la atrape con maestría. Me tomé hasta la última gota.

 

— ¿Viste mi remate?

 

— Lo único que yo vi fue como intentaste matar a una de tus compañeras con un balón. — respondió la morena recargando su mentón en sus manos.

 

Me reí.

 

— ¿Tanto te cuesta admitir lo grandiosa que soy? — le pregunté enarcando una ceja, sonriendo.

 

— Lo admitiré cuando tú admitas tu narcisismo. — contraatacó mirándome con mofa.

 

— Ya quisieras. — me jacte. — Voy a las duchas. ¿Me esperarás?

 

— Tal vez...— reí negando y sin más me dirigí hacia las duchas.

 

Tarde unos quince minutos, y cuando ya estaba lista salí y volví a ver a Camila, esta vez se veía entretenida leyendo un libro.

 

— Estoy lista, ya podemos irnos. — anuncie acomodando mi mochila en mi hombro.

 

Camila asintió y guardó el libro en su bolso poniéndose de pie, y luego ambas nos dirigimos hacia el estacionamiento. Segundos antes de que abriera la puerta de mi auto mi celular empezó a sonar. Era mi padre.

 

— Hola papá. — saludé, contestando la llamada.

 

Camila me miró y yo solo le hice un gesto con la mano para que esperara.

 

Hola cariño, ¿estás ocupada?

 

Pues no, voy saliendo de la universidad junto con Camila.

 

Perfecto, Porque no vienen a comer a la casa, Amelia va a preparar su famoso pastel de carne.

 

Ante lo que oí, mi estómago dio un salto de alegría.

 

— Espera un segundo papá...— aparte el celular y me dirigí a la morena. — Mi papá nos invitó a comer, Amelia va a hacer pastel de carne.

 

Ante la mención del platillo, Camila asintió energéticamente.

 

— Estaremos ahí en quince minutos papá. — le dije sacando mis llaves y abriendo la puerta del auto.

 

Está bien, las esperamos. — colgué y mientras Camila se sentaba en el asiento de copiloto encendí el auto.

 

— Pastel de carne. — murmuró Camila relamiéndose los labios.

 

— Leíste mis pensamientos. — dije, poniendo el auto en marcha.

 

--

 

Camila POV

 

Mientras Avery y yo estábamos en camino a la casa de sus padres, llame a mi mamá para avisarle que no llegaría a comer, y que estaba con Avery, por lo que no me reclamo nada.

 

El resto del camino nos la pasamos escuchando música del iPod de Avery ya que era su turno, puesto que, aunque éramos mejores amigas nuestros gustos musicales eran distintos. Cosa que causó uno que otro problema en el pasado.

 

Cuando llegamos el primero en recibirnos fue James, el padre de Avery.

 

— Bienvenidas chicas. — dijo con los brazos extendidos. — Me alegra mucho verlas.

 

Avery se acercó al hombre y se dieron un estrecho abrazo. Cosa que imite una vez que se separaron. El padre de Avery siempre ha sido alguien especial para mí también.

 

— Cada vez estás más hermosa Camila. — me dijo, mirándome de esa manera paternal en la que siempre me vio.

 

— Gracias. — sonreí arrugando la nariz.

 

— Ven, vamos a la cocina, seguramente mi hija ya está ahí tratando de convencer a Amelia que le dé una porción más grande que la nuestra. — dijo, pasando su brazo por mis hombros.

 

— No podemos permitir que eso pase.

 

Riendo ligeramente el hombre me llevó con él hacia la cocina, demostrando cuánto conocía a su hija ya que Avery estaba haciendo exactamente lo que él había dicho.

 

— No se te olvide que soy su esposo Avery, soy el que tiene más privilegios aquí.

 

Avery volteo hacia nosotros y elevo una ceja.

 

— Eso crees tú. — le reto. — Amelia, ¿sabes lo que hice la semana pasada? Mira lo que me hicieron. — dijo haciendo un puchero.

 

Le enseñó a la mujer su ya no tan visible moretón que tenía es su ojo. Iba a jugar sucio.

 

— ¿Pero qué te hicieron? — pregunto preocupada la mujer, tomando a Avery por las mejillas.

 

La maldita tendría una porción más grande que la nuestra, eso ya era un hecho.

 

— La semana pasada me había ido a disculpar con varias chicas que había tratado mal en el pasado, y una me golpeó.

 

Ese puchero, ese maldito puchero.

 

— Vaya eso fue muy lindo de tu parte, eso merece una porción más grande. — dijo Amelia asintiendo. — Ese es tu premio por ser buena persona.

 

Avery sonrió de manera triunfal, mirándonos a su padre y a mí. James bufó cruzándose de brazos.

 

Poco después la comida estaba lista, y todos nosotros ya estábamos en la mesa disfrutándola. Era sencillo sentirse cómoda en estas situaciones, para mí, ellos eran parte de mi familia, una extensión de ella.

 

— ¿Como va la universidad, chicas?  

 

La pregunta de James era la misma que hacía mi padre todos los días.

 

— Por mi parte todo va muy bien, he estado pensando en tomar la especialización como cirujana de animales grandes.

 

— Eso suena genial querida. — dijo Amelia sonriendo, mientras cortaba su carne con el cuchillo.

 

— Yo no he faltado a clases. — respondió Avery llevándose un bocado a la boca.

 

— Mi niña, siempre llenándome de orgullo. — se jactó James tomando un sorbo de su copa de vino.

 

— Es mi trabajo papá. — dijo Avery elevando su copa y guiñando un ojo.

 

Era fácil iniciar conversaciones entre nosotros, de todo el tiempo que llevamos conociéndonos y conviviendo, nunca faltaba un tema de conversación. Amelia siempre me preguntaba cosas un poco más personales, pero era por su atención natural hacia mí. Mientras que Avery y su padre siempre peleaban por la atención de la mujer, Amelia se había convertido en una pieza clave para los dos y por mi parte, una gran amiga.

 

— Todo delicioso como siempre Amelia. — elogio Avery recargándose más en su asiento. Parecía satisfecha.

 

— Totalmente de acuerdo. — concorde.

 

— Me alegra saberlo. — sonrió la mujer inclinando levemente la cabeza.

 

— Bien, ahora digan por qué la ocasión.— pidió la ojiazul recargando sus antebrazos en la mesa.

 

La mire algo aturdida, sin entender nada. Pero James río.

 

— Atrapados. — dijo el hombre, elevando las manos.

 

Amelia negó con la cabeza.

 

— ¿Fuimos tan obvios? — preguntó Amelia.

 

— No es eso, es que los conozco demasiado. Pero fue un buen intento.

 

Yo seguía sin entender.

 

— ¿Qué pasa? — pregunté, intercalando mi mirada entre Avery y la pareja.

 

— Pasa que mi papá y Amelia tienen algo que decir, probablemente algo no tan agradable. — Avery dijo, cruzando los brazos.

 

Mire a James y Amelia, parecían apenados.

 

— Bueno Avery, ya que nos ahorramos el principio, creo que podemos ir al grano.

 

Avery asintió ante su padre, mientras Amelia pasaba su mano por el brazo de este. Me comenzaba a inquietar.

 

— Soy toda oídos. — invitó la chica.

 

James soltó un suspiro, miró a su esposa y está le sonrió, asintiendo.

 

— Hace poco nos llegó una invitación para una boda, hace dos días para ser exacto. — comenzó, haciendo una pausa y relamiéndose los labios. — Era de parte de tu tía Carol. — dijo despacio.— Se casará en un par de semanas.

 

Ante la noticia Avery no se movió, no hizo nada, lo cual me asusto. Esa no es la reacción que esperaba, ninguno de nosotros realmente.

 

Avery odiaba a su tía Carol, y no la culpaba, esa mujer era horrible, pero por dentro. La tía abuela de Avery nunca estuvo de acuerdo con el matrimonio de sus padres, argumentando que Violette, la mamá de Avery merecía algo más que un “muerto de hambre”, como le decía a James. Por la misma razón nunca quiso a Avery.

 

Pero adoraba a Violette

 

— Quiero saber quién fue el idiota que se atrevió a pedir la mano de esa mujer. — dijo Avery, riendo.

 

— ¡Avery! — la riño Amelia.

 

— Oh vamos, ustedes piensan lo mismo, todos aquí pensamos lo mismo.

 

La verdad es que tenía razón.

 

— Eso no importa Avery. — dijo James seriamente. — Sabes lo que esa mujer significaba para tu madre.

 

Avery apretó los labios, y se puso sería.

 

— ¿Entonces irán a la boda? — cuestionó mirando a su padre.

 

James soltó un carraspeó.

 

— Esa es la cosa… nos llegaron dos invitaciones. — dijo Amelia.

 

Avery frunció el ceño, comenzando a negar varias veces.

 

— No, no, no. Ni lo crean, no estoy tan loca y lo único que estaría dispuesta a hacer por esa mujer es ir a su funeral, solo para asegurarme que realmente dejó de respirar.

 

Y ahí estaba la reacción que todos estábamos esperando.

 

— Escucha cariño…

 

— ¡No papá!, ¿Se te olvida lo que esa mujer nos dijo en el funeral de mamá?, Se atrevió a culparnos, nos acusó de haber arruinado su vida. — recalcó, poniéndose de pie de manera abrupta.

 

— No es algo que se pueda olvidar fácilmente. — dijo James.

 

— ¡¿Entonces?!— cuestionó Avery elevando los brazos.

 

Hubo un silencio incómodo durante unos segundos, James no apartaba la mirada de su hija y Amelia de su esposo. Avery respiraba de manera pesada, y tensaba la mandíbula. Estaba furica.

 

— Lo que pasa Avery, es que tampoco olvidó la promesa que le hicimos a tu madre… ¿La recuerdas?

 

La ojiazul apretó los puños y bajo la mirada. Asintió pesadamente.

 

— Lo recuerdo. — dijo apretando los labios.

 

— Dijo que jamás teníamos que dejar a la familia atrás y …

 

— … Y eso incluía a Carol. — gruñó Avery soltando un bufido.

 

— Exactamente. — asintió James.

 

Avery dejó caer su cuerpo en la silla, de brazos cruzados y el ceño más fruncido. Estire mi brazo hasta tomar el suyo, dándole un ligero apretón. Ella me miró y le brinde una sonrisa.

 

— No puede ser tan malo. — la animé.

 

— Yo no apostaría por eso.

 

— Iré contigo.

 

Ante lo que dije, me miró con interés.

 

— ¿Lo dices en serio?

 

— Suena como una buena idea. — dijo Amelia sonriendo.

 

— Por supuesto. — asentí. — Para eso estamos las amigas.

 

Mi respuesta logró sacarle una ligera sonrisa.

 

— Entonces es un hecho. — ante las palabras de su padre Avery volvió a fruncir el ceño. — Vamos cariño, puede que el pobre hombre se arrepienta y la dejé colgada en el altar.

 

— No creo tener tanta suerte. — dijo Avery con una sonrisa. — Pero supongo que tendré que ir para comprobarlo.

 

--

 

Avery POV

 

Después de la bomba que me soltó mi papá, y del lío en el que me había metido, decidí que ya era hora de irme. Camila parecía comprender cómo me sentía y optó por no decir nada, solo seguirme.

 

Conduje en silencio, pero con mis pensamientos ametrallándome la cabeza. Estaba molesta, y no iba a ocultarlo.

 

— Mejor detente por unos minutos, no estás concentrada y estás yendo muy rápido. — me aconsejó Camila con voz suave.

 

Asentí e hice lo que me pidió. Me orillé y detuve el auto, apagado el motor.

 

— Odio a esa mujer Camila.

 

— Lo sé.

 

— Esto es una mierda. ¿Quién se cree?, Piensa que solo puede hacer como si nada hubiera pasado y aparecer así nada más. — me quejé apretando mis manos en el volante.

 

— Avery. — la morena tomó mi brazo, pasando su mano por este. — No puedes dejar que esto te afecte, puede que esa mujer fuera la tía de tu madre, pero no tiene nada que ver contigo. Ella no es nada tuyo.

 

— ¿Entonces porque tengo que ir a su estúpida boda? — le pregunté, mirándola.

 

— Por qué amas a tu mamá, y aunque ya no esté aquí harías cualquier cosa por ella. — Me mordí el labio inferior cerrando los ojos. — Se que Violette​ hubiera ido con ustedes a esa boda.

 

— Me hubiera convencido de usar vestido. — dije sonriendo. El efecto de mi mamá siempre lograba eso en mí.

 

— Tenía buen gusto. — contribuyó Camila.

 

Suspiré.

 

— Al menos podré ver a mis abuelos.

 

— Cierto, ha pasado tiempo.

 

— Con eso de que han estado explorando el mundo. — comenté. — Las ventajas de estar jubilado. — sonreí mirando al frente. — … Ahora que lo pienso, la última vez que vi a Carol fue en el funeral de mi madre…

 

Sonreí con malicia.

 

— Ella no sabe que me gustan las chicas. — señalé, agrandando mi sonrisa. — ¿Sabes que lo haría más divertido?

 

— No me gusta hacia dónde va esto.

 

Camila me miró con los ojos entrecerrados, sabía que tramaba algo.

 

— Prometiste ir conmigo. — añadí, moviendo las cejas.

 

No tardó mucho en comprender.

 

— No, ni loca. — negó repetidamente.

— Vamos Mila, será divertido. De solo imaginar la cara que pondrá esa vieja, ya me estoy sintiendo mucho mejor, hasta ganas me dan de ir. — le dije tomándola por los hombros. — Podemos hacer buena pareja.

 

— Avery porque no se lo pides a otra chica, tienes cientos de opciones. — replicó haciendo una mueca.

 

— Porque ahora soy una mejor persona, ¿lo recuerdas?, Ya no trato a las chicas como objetos desechables.

 

— Ah ¿Y a mí sí? — se quejó entrecerrando los ojos.

 

— Eres mi amiga, eso no cuenta. — argumenté, rodando los ojos.

 

— No Avery. — tajo. — No voy a hacerme pasar por tu novia frente a tu familia. Estaríamos cruzando un límite.

 

— Camila es familia a la que casi no veo, no los veré más en mucho tiempo. Vamos será divertido. Solo imagina la cara de la tía Carol, por favor. — le pedí haciendo un puchero, juntando mis manos.

 

La morena bufo, intercalando su mirada entre la mía y el frente. Se encontraba en discordia.

 

— No lo sé…

 

Tenía que jugar sucio.

 

— Recuerda que me iré en dos semanas. — mencioné con cautela. — Y sería un lindo recuerdo para no extrañarnos tanto.

 

Camila soltó un gruñido sobando su frente.

 

— Eres una maldita. — me dijo molesta.

 

— Y tú eres genial. — le respondí dándole un beso en la mejilla.

 

Camila se volvió a recostar en el asiento, negando.

 

— Solo llévame a casa. — dijo rendida.

 

— Con gusto, pero deja esa cara algún día nos vamos a reír de esto. — le dije encendiendo el auto y poniendo la marcha.

 

— Eres idiota.

 

Me reí.

 

— Soy tu idiota.

 

 

 

Notas finales:

Diría nos vemos pronto, pero creo que estaría mintiendo, así que… hasta la próxima.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).