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El último pétalo [omegaverse] saint seiya por chibi fujoshi 374

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Nadie conocía a ciencia cierta de donde habían provenían las razas se Alfa, Beta y Omega, pero lo que todos conocían bien era que en algún momento había estallado una gran guerra, se decía que hace ya cientos de años vivían bajo el cuidado de una Alfa, la cual decía buscar la paz en ese lugar, se decía que era justa y de buen corazón, pero en algún momento se pusieron unos contra otros, y lo que alguna vez fue una gran nación se separó dividiendose en varios clanes cada quien se fue por su lado, algunos de esos clanes se perdieron, otros prosperaron, y ya después de mucho tiempo de paz, parecía no existir más que lo que parecía el mito de esas rivalidades, ahora las comunicaciones y tratos entre esos clanes comenzaba a surgir.   Uno de los primeros clanes en volverse grande y muy poderoso fue el clan Bushi, conocidos por el uso innato de la espalda, eran por demás fuertes y estrictos, se caracterizaban por su cabello negro aunque había algunas excepciones, desde pequeños se les enseñaba a pelear y utilizar la espada, en su mayoría entrenados para ser guerreros aun en tiempos de paz, los alfas eran enaltecidos, considerando que los Omegas eran débiles e incluso inútiles, a causa de este pensamiento eran usados como esclavos sexuales en el mejor de los casos, aunque después de varios años se dieron cuenta de que la reproducción era mucho más difícil entre dos alfas o un beta y un alfa, muchos de los embarazos no llegaban al final de su gestación aunque algunos otros fueron muy exitosos, la población de su clan fue descendiendo cada vez más, desde entonces se había mantenido estricto cuidado con los Omegas aunque aún se les privaba muchos derechos, por ello era que Lugonis había elegido a ese clan para dejar a cargo a uno de sus hijos, aunque quizá no le dieran mucha libertad al menos estaría seguro y sabía que lo protegerian.     Dharma era el segundo clan que ahora era considerado de los más poderosos, aunque al principio se pensaba que eran debiles y que no representaban ninguna amenaza, eso fue hasta que tras años de anonimato fueron atacados por uno de los clanes más sanguinarios, y entonces guiados por Asmita y Shijima tras algunos intentos de llegar a un acuerdo los cuales fueron vanos tuvieron que responder con la violencia, el nombre del clan y de sus dos líderes fue conocido desde entonces pues no sólo acabaron con ese clan, sino que también con un segundo clan que vino en ayuda del primero, ambos ejércitos eran igualmente poderosos, no se podía saber quién ganaría, un par de gemelos que lideraban a sus enemigos huyó jurando venganza, ahora que ya no vivían bajo la amenaza de esos clanes habían regresado a su pacífica vida, en un lugar de ensueño rodeados por naturaleza, se decía que incluso podían controlar a sus instintos alfas  u omegas mediante su meditación.   Los lemurianos eran todo un misterio, muy poco se sabía de ellos, quienes vivían prácticamente aislados del mundo, se rumoreaba que poseían poderes como magia o telequinesis que no fueron confirmados por nadie, aún así cuando a Lugonis se le permitió la entrada a ese clan no pudo hacer más que compararlos con los “Dharma” demasiado pacíficos y tranquilos.   Luego los clanes se dividían entre los Scarlett, los Acuario, el clan “Fuego” que había sido la unión de dos antiguos clanes cuyos símbolos de león y flecha aún permanecía en sus escudos, los Scarlett eran demasiado impulsivos y los Acuario demasiado fríos, por ello quizá era que Lugonis no los había considerado, además por que había notado que pretendían unirse también, como si supieran que algo malo vendría, y si lo sabían seguramente no se lo dirían, los Acuario eran muy listos y buscarían su propio beneficio y los Scarlett parecían querer aprovechar ese detalle.   El clan Rosse tenía el mito de haber descendido de elfos aunque no fuese cierto, se les comparaba con esas criaturas mitológicas debido a su belleza y habilidad con los arcos, conocidos con ese nombre debido a que en su mayoría los omegas y varios alfas poseian un característico olor a rosas.   Lugonis había obtenido el puesto de el Líder Alfa a muy temprana edad fue criado por una pareja de betas, consiguió aquel prestigioso puesto, gracias a que su anterior lider había muerto sin dejar descendiente alguno, entonces se realizó una competencia para decidir quien tomaría el control de aquel pueblo inestable y al borde de la extinción, con sólo 16 años se hizo al mando de ese clan, aunque no sabía que tan mal estaban las cosas, una rebelión parecía estar a la vuelta de la esquina, le costó demasiado estabilizar en cierta medida las cosas, aún así sabía que la gente a su alrededor no dudarian en eliminarlo tarde o temprano, lo que nunca supo era ¿qué esperaban? Ante la paranoica idea de que acabarían con el, logro tener una vida prácticamente normal, en su esfuerzo de mejorar la situación había dejado de lado por completo los estereotipos de que los alfas debían tener más derechos que omegas, así que de manera lenta fue introduciendo esa ideología al enterarse de que sus hijos habían nacido como Omegas, no quería que ellos sufrieran, Lugonis buscaba una utopía en ese mundo movido por la avaricia, el egoísmo y sobre todo por aquellos impulsos casi animales que controlaban a una gran mayoría.   -Kannon - llamó el pelirrojo apenas salió de su habitación, un joven de cabello azul brillante y tez levemente bronceada se acercó al oír el llamado.   -dígame señor… - preguntó sonriendo levemente.   -necesito que envíes un mensajero, al clan Mu, ahora - apenas había pasado tres días desde que su segundo hijo Cardinale se había marchado con Izo, y esperaba que todo estuviera bien al menos recibía cartas de el y eso lo tranquilizaba bastante.   -con su permiso - Kanon se inclinó y se fue para realizar el mandado de Lugonis y una sonrisa casi retorcida se formó en su rostro al darle la espalda al pelirrojo.     [......]   No se esperaba esa noticia, para nada, fue una verdadera sorpresa, Hakurei habia muerto hace no mucho tras un ataque de bárbaros que había eliminado a una gran parte de la población de los lemurianos, ahora Shion era el lider, pero eso no era todo lo que le sorprendió, Shion llegó a sus tierras acompañado de un joven castaño de piel bronceada y un niño de unos 7 años de edad con cabellos lilas y ojos verdes a quienes presentó como su familia, al parecer el tal Dohko era un beta y el niño que habían acogido como su hijo había perdido a sus padres el mismo día que Hakurei había muerto, y si habían asistido a su llamado fue en busca de ayuda, por supuesto la opción de algún compromiso quedó desecha completamente, las cosas no estaban saliendo como quería para Lugonis.   -es un lindo niño - habló de manera casi forzada al ver al pequeño Mu correr alrededor de ellos, con la alegría característica de cualquier infante.   -lo es, no es la forma en la que creí que tendría una familia pero no me quejo, estoy muy feliz con ellos - la voz de Shion se oía tranquila, cálida y amable como de costumbre, Dohko sonrió al oírlo, parecía que incluso se entendían con sólo mirarse, Dohko llamó con la voz melódica al pequeño Mu y se lo llevo a jugar.   -no puedo ayudarte - fueron las primeras palabras de dijo el pelirrojo al oír la puerta cerrarse.   -dijiste que buscabas una alianza - Shion fruncio el entrecejo, no se veía para nada contento.   -lo se, pero no puedo confiar tu seguridad en mi gente - añadio en un leve susurro, cruzaron miradas como si buscarán analizarse entre sí, y antes de abrir tan siquiera la boca el aroma a loto llamó su atención el anuncio de la llegada de un carruaje rompió el silencio, el símbolo que podía notar le helaron la sangre al pelirrojo.   -son… maldición… -   [......]   -inaceptable… - fueron las palabras de Shijima quien con una mirada sería observaba a Lugonis - esto es una completa falta de respeto - a saber como se enteraron tan rápido de que su supuesto prometido ahora estaba enlazado con alguien más.   -podemos hacer otro trato - Lugonis intentaba mantener la compostura y arreglar el “pequeño” problema, Shion se unió a el buscando ayudarle, y además pensaba en ver si podían ayudarlo a el y a su gente, sólo por eso estaba ahí.   [.....]   -¿por que tienes ese punto en la frente? - preguntó el peliceleste guiando al rubio menor que tenía los ojos cerrados.   -representa el tercer ojo de…   -wow! Tienes tres ojos - ni siquiera le había dejado terminar, Afrodita era un niño muy animado no había tardado más de dos horas en hacerle recorrer todo el Castillo mientras se entetenian en el jardín debatiendo el por que era mejor el loto o una rosa, por que era más divertido jugar a meditar, ambos comenzaban a llevarse bien, o al menos así fue hasta que el hambre llamó a sus estómagos entre risas y juegos decidieron regresar al castillo en busca de algo que pudieran devorar.   Sus risas suaves resonaban en las paredes, el castillo estaba demasiado silencioso, los adultos se habían encerrado hace más de cinco horas en la oficina de Lugonis y parecía que se quedarían por mucho más tiempo.   -ah ¿qué es esto? - Afrodita fue el primero en darse cuenta de que algo no andaba bien, había pisado algo tibio, líquido y con un olor extraño, tuvo miedo de bajar la mirada.   -¿sangre? - preguntó el pequeño rubio con curiosidad, pues aún no podía abrir sus ojos y Afrodita mordió sus labios y cubrió los ojos del menor aunque aún siguieran cerrados.   -tenemos que buscar… a Alba… - su rostro reflejaba miedo el pasillo estaba con al menos 8 personas muertas cuya sangre comenzaba a teñir de rojo el suelo, tenía miedo y aún algo alterado buscó una salida sin soltar la mano del pequeño, corrió y corrio sin un verdadero rumbo, incluso había olvidado el camino pero quedó helado al oír los leves gritos y golpes secos demasiado cerca.   -ya no queda nadie… - una voz levemente familiar llegó a sus oídos - ¿qué hay de los lemurianos?.   -Mani y los suyos se está haciendo cargo de ellos - las voces se alejaron para su suerte, Afrodita sintió su cuerpo estremecerse y con muchísimo más sigilo busco una salida, la encontró y en su apresurada carrera chocó contra un pelirrojo de ojos azules como el mar, idénticos a los ojos de Shaka.   -Shijima, hay sangre - el rubio pareció reconocerlo al instante, el pelirrojo se veía sorprendido habia sentido la presencia de más alfas, pero no prestó demasiada atención, algo malo sucedía y dirigió su mirada hacia arriba no había forma de avisarle a Asmita, Shion y Lugonis, pero agradeció a todos los dioses el haber salido por un poco de aire al tener que soportar el ambiente tan pesado de aquella oficina.   -Shaka ve al carruaje y diles que te lleven tan rápido como se pueda al clan… no… mejor… - no sabía si sería una buena decisión - Afrodita ¿conoces algún escondite? - esa opción le parecía mas factible, el peliceleste asintió con la cabeza - váyanse ahí… y no salgan hasta que todo acabe - agradeció a Asmita por haber insistido en llevar un escuadrón como guardaespaldas dejando a ambos niños  corrio en busca de su gente para que los ayudarán.   [.....]   -no lo planificamos, fue un accidente - reiteró Lugonis por enésima vez.   -¿por que no seguimos con esto después? Tengo mucha hambre - Shion habló esta vez y el rubio y el pelirrojo giraron a verlo.   -si es verdad, Shaka debe estar hambriento -   -le prometí a Afrodita que hoy comeriamos juntos - ya menos tensos se dispusieron a salir pero la puerta no se abría.   -Lugonis ¿qué significa esto? - dijeron el lemuriano y el rubio al mismo tiempo.   -no es mi culpa lo juro - Lugonis fruncio el entrecejo y trató de ayudarles a abrir la puerta lo cual no consiguieron.   -no, claro que no es su culpa, es mía - desde la ventana se asomó una figura, el reflejo del sol no les dejaba ver el rostro de aquella persona, Asmita logró reconocer ese cabello al igual que Lugonis    -¿Deuteros? - la voz temblorosa del rubio logro arrancarle una carcajada a aquel hombre.   -no, es kanon… - Lugo nos hablo esta vez   -vaya, vaya, jamás imaginé que llegarían a compararme con el viejo de mi padre o peor aún con el inútil de mi hermano - entonces todos lo notaron dada su estatura y tono de voz ese no era más que un joven que difícilmente superaba los 20 años pero su mirada azulada y divertida acompañada de esa sonrisa sádica les dio a conocer que debían andarse con cuidado, los tres alfas comenzaron a mostrarse agresivos pero antes de tan siquiera poder hacer algo todo se oscurecio para ellos.   Shion logro ver la silueta de un niño de cabello corto antes de quedar inconsciente, además escucho el sonido de varios pasos afuera, todo eso en una fracción de segundos aún así fue suficiente para que recordará que había dejado solos a Dohko y Mu.   [.....]   F   lash back...   Las montañas eran hermosas, de alguna manera tenían su encanto apesar de ser sólo un montón de rocas y piedra, en la noche, pese al frío, se podían observar las estrellas adornando el cielo negro, la paz reinaba en ese lugar, los lemurianos vivían pacíficamente aislados de la maldad que habia en el mundo, nada nuevo por ver, sólo disfrutar y agradecer otro día de vida, pero algo comenzó a alterar la paz de la gente, un aroma diferente, alguien se acercaba, y Shion fue el primero en ir a averiguar, lo su vio lo dejó sin habla, sangre.... mucha sangre, y entre ropas viejas, polvorientas y rasgadas un hombre de cabellos castaños cuyo rostro no podía ver.   Aunque muchos se opusieron terminaron por ayudarlo, limpiar las heridas que parecían haber sido hechas por un animal salvaje, incluso había una mordida en la pierna de este limpiaron y cuidaron cada herida.   Al principio se decidio que el castaño se quedaria hasta que sus heridas sanaran, al despertar lo primero que pidió fue un poco de comida, Shion fue a verlo y le sorprendió ver a ese chico tan alegre y vivaz que se ganaba fácilmente la confianza de los demás, desbordaba felicidad y risas, Dohko le contó que el era un viajero, que le gustaba explorar el mundo, al venir de una familia de granjeros no había dejado mucho atrás cuando sus ancianos padres murieron y su espíritu aventurero le habían llevado a buscar aventuras y lugares nuevos que explorar y como lo habían sospechado un animal salvaje lo persiguió y mientras huía subió a la montaña buscando escapar pero fue atacado y luego dado por muerto no recordaba como había llegado ahí pero agradecía profundamente la ayuda de esas personas sin cejas.   Mientras el castaño se recuperaba de apoco comenzaba a hacerse un muy buen amigo de Shion, la amistad que con cada día parecia volverse más fuerte, hasta que la mejoría de Dohko le hizo darse cuenta de que se iría en poco tiempo, la idea llegó a horrorizar al de ojos violetas, ya casi habian pasado 6 meses y aunque aún tenía que ser algo cuidadoso Dohko se veía muchísimo mejor, se iría, aquel castaño y esa sonrisa tan hermosa que siempre mostraba se perdería para siempre.   Fue un año lleno de sorpresas, pues otro hombre de cabellos pelirrojos llegaba a la aldea sólo, y al parecer sabiendo de quienes eran, los habia buscado por mucho, la belleza de aquel hombre dejó cautivados a muchos y las intenciones que buscaba fueron claras en un principio, Hakurei, quien era el líder, se negó pero tras mucha insistencia dijo que lo pensaría, Lugonis se quedó casi dos semanas en ese lugar, como si estuviera estudiandolos y se fue con una gran sonrisa en el rostro.   Shion no creía que fueran a hacer que se casará con un completo extraño, pero de alguna manera le impulsó a confesar sus sentimientos hacia Dohko, quien le dijo un “ya te habías tardado, no puedo verme enfermo por siempre” con un tono jovial y alegre, aunque Hakurei no aprobaba esa relación tampoco parecia querer separarlos a la fuerza, sólo les advertía que pensarán mejor las cosas.   Dos meses habian pasado desde la visita del pelirrojo, Dohko y Shion pensaron en casarse, “demasiado apresurados” les dijo Hakurei y aún algo molestos decidieron esperar un poco más.   Su futuro juntos parecia brillante ante sus ojos, hablaron durante horas y horas de posibles realidades, algunas ahi en la montaña y otras recorriendo el mundo juntos, entre suposiciones y mucha imaginación se quedaron dormidos.   El sol aún no salía cuando el olor a humo los despertó, gritos de ayuda y llantos fue lo primero que escucharon, flechas, espadas y fuego, e incluso algo que explotaba a cada momento, quisieron huir, algunos quisieron enfrentar a los intrusos, Shion y Dohko se encargaron sacar de ese lugar a tantos como pudieron para esconderse y en cuanto el sol iluminó por completo el panorama sus invasores se habían marchado, había mucha gente muerta, niños, mujeres y hombres, sin discriminación alguna, y lo que lo dejó sin aliento fue ver el cuerpo de su padre sobre un charco de sangre y con heridas abiertas tan grandes y profundas que podía distinguir los huesos a simple vista.   -Todo estará bien Shion - fueron las únicas palabras del castaño al verlo en ese estado, tomó su mano y lo abrazó poniéndose de puntitas.   Las pocas casas que habian quedado de pie fueron utilizadas para refugiarse mientras comenzaban con una lenta reconstrucción, incluso su cosecha había sido reducida a cenizas, Shion estaba furioso, la poca comida que tenían se acababa quien hubiese sido las iba a pagar tarde o temprano, el humo había disfrazado hasta sus aromas por lo que no podía identificarlos, su estómago gruño no había comido en dos días, prefería repartir la comida y no se preocupaba mucho por si mismo.   -toma… - la voz dulce y tierna de un niño lo llamó y frente a el estaba una zanahoria no muy grande y la sonrisa de ese niño de cabellos lilas y ojos verdes cuál esmeralda lo confundía - tienes mucha hambre ¿verdad? - antes de poder tan siquiera hablar el menor dejó el vegetal en sus manos y se fue a sentar en uno de los muchos escombros.   Tras varias horas espero a que sus padres fueran a recoger al niño pero nunca llegaron el pelilila parecia entretenerse dibujando figuras en el suelo con una rama.   Ya era de noche y el niño seguía en el mismo sitio removiendo algunos escombros en busca de algo en especial y encontró una almohada sucia que sacudió y limpio con mucho cuidado.   Esta vez se decidió a acercarse, al sentir el frío del ambiente.   -¿cuál es tu nombre? - preguntó el peliverde poniéndose en frente del menor.   -soy Mu - le respondió mirando hacia arriba por la diferencia de estatura.   -aww es una adorabilidad, ¿el me quitó tu atención todo el día? Hola pequeño soy Dohko - saludo animadamente el castaño.   -¿quieres acompañarnos un momento? - Shion le dedico una leve sonrisa y el de ojos esmeraldas asintió dejándose llevar por los dos mayores.   -¿nos lo quedamos? -    -Dohko el no es una mascota - regaño el lemuriano sacando una sonora carcajada de Dohko.   Fin del flash back...   [.....]   ¿por que recordaba eso ahora? Quizá por el olor del humo, de rosas y el aire frío de esa madrugada, apenas parecía despertar y estaba siendo arrastrado por guardias, pensó en culpar a Lugonis pero lo vio en el mismo estado que el, atrás venía Asmita, ¿qué estaba pasando?.   -SHION! DÉJENME, SHION! - aquella voz… podía reconocerla en cualquier lado su peor pesadilla se hizo realidad Dohko estaba ahí parado con las manos atadas y fuertemente sujetado por dos guardias, a sólo dos pasos de la horca, Shion sentia su cuerpo débil apenas logró resistirse levemente al agarre sin conseguir nada.   El grito de gente que no había visto jamás se oia regocijada, como si todo esto fuera un espectáculo.   El sujeto de cabellos azules y mirada maliciosa sonreía victorioso al verlos, ¿estaba viendo doble? Eran dos personas idénticas, aunque luego vino la respuesta obvia a su cabeza: gemelos.   -Desde ahora yo, Saga me proclamó el gobernante de estas tierras, este es tan sólo el inicio mis camaradas!, el mundo estará a nuestros pies como estos hombres que ven aquí! - los gritos no se hicieron esperar, muchos de ahí parecían soldados, ese muchacho tenía un ejército a su disposición. - Tu… serás el primero - Shion sintió paralizarse al ver que lo señalaban - probaras mi nuevo juguete - un debilitado Shion fue arrastrado hacia el borde de una madera que parecia tener un espacio especial para su cuello, no había que ser un genio para saber como funcionaba ese aparato - tu novio, me golpeó… y por eso les daré la recompensa de verse morir mutuamente.   -¿lo… lo golpeaste? Tan imprudente como siempre Dohko - regaño el lemuriano alzando la voz tanto como pudo -... Estoy orgulloso de ti - le dedico una sonrisa al castaño quien temblaba en su sitio, sus ojos se humedecian con lágrimas y aún así sonrio, sonrio ampliamente mientras la soga rodeaba su cuello.   Lugonis y Asmita no podía creer lo que estaba pasando, ¿era una trampa? ¿qué habían hecho ellos en su contra? Alguien debía detener esa locura.   -Saga no hagas esto! - Lugonis grito pero fue callado por un golpe en el estómago de parte de uno de los soldados que lo retenian   Ante los ojos de todos la primera en activarse fue la horca, Shion se removió tanto como pudo buscando liberarse para ir en ayuda de su castaño, grito, grito hasta sentir su garganta dolerle rogó por su vida, no quería verlo morir ahí, no de esa forma, el no había hecho nada malo, Dohko no merecía estar ahí, los gritos de Shion eran desgarradores; los movimientos de Dohko parecían tener cada vez menos fuerza y cuando parecia debilitarse perdiendo el aire, el filo de la guillotina se escuchó como un ruido sordo que no se detuvo hasta mancharse de sangre.   Saga sonrio al ver los cuerpos inertes y luego giró su vista hacia los dos restantes.   -ahora es tu turno -    Continuará….  

 


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