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El último pétalo [omegaverse] saint seiya por chibi fujoshi 374

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Se dice que cada persona tiene un destinado, aquel que ya se decide desde el día en que se nace, generalmente es entre alfas y omegas, un destinado es aquella persona que se supone es la pareja perfecta para uno, el celo del Omega puede ser irregular junto a su destinado y es imposible suprimirlo tomando supresores, muy pocas personas son capaces de encontrar a su destinado.
 
El celo suele llegar a los 13 o 15 años, se manifiesta en los Omegas con un elevado calor corporal, y un libido elevado, despide un aroma que atrae a los alfas cercanos, el aroma ya no se percibe cuando el omega ha sido marcado con una mordida en el cuello que generalmente es hecha en un lugar visible para anunciar a los demás que el omega ha sido reclamado, al realizarse la marca se forma un lazo el cual se dice que puede hacer que sientan las emociones de su pareja, se puede evitar el ser marcado usando un collar especial, aunque es poco común, se prefiere usar supresores los cuales logran disminuir el aroma del Omega y también funcionan como anticonceptivos.
 
Durante el celo, los omegas tienen un 100% de probabilidad de quedar embarazados.
 
[.....]
 
Su clan, cuyo nombre no se mencionó en años, alguna vez fueron temidos, fueron de los primeros en surgir, pero también de los primeros en desaparecer, quizá por su naturaleza salvaje y sanguinaria, consiguieron conquistar un gran territorio, y a su vez eliminar y masacrar a más de la mitad de su población, impulsivos, dominantes, y cualquier pelea llegaba con frecuencia al derramamiento de sangre y muerte, su mentalidad era ciertamente sádica también algo retorcida.
 
En sus últimos días quisieron invadir un clan cercano, apoderarse de los omegas y conseguirse algunos esclavos, un plan simple de atacar, saquear y reclamar su recompensa, pero las cosas no salieron como ellos querían, todo se volvió en su contra, perdieron no sólo la batalla, perdieron sus tierras, a lo que quedaba de su gente y todo lo que tenían, sólo un puñado sobrevivió y fueron a pedir ayuda.
 
Aspros y Deuteros eran los líderes quienes terminaron en una disputa interna por ir a ayudarlos o ignorar su pedido, Deuteros vio una gran oportunidad e ignorando a su hermano se lanzó al ataque y como era de esperarse, perdió.
 
Dos clanes desaparecieron por completo en manos de los dos estrategas Asmita y su joven discípulo Shijima, aunque todo terminó mal, Aspros llegó a la ayuda de su hermano para salvarlo y antes de irse lanzó una amenaza de regresar y acabar con todos, no se había sabido mucho mas de Aspros y Deuteros, simplemente parecia que la tierra se los hubiera tragado, pero durante todo ese tiempo sus deseos de venganza se incrementaron en silencio, ocultos, esperando el momento adecuado...

 
[..... ]


 
Tan sólo tenía 12 años, pero algunas cicatrices ya marcaban su cuerpo, pese a ser tan "pequeño" ya tenía su reputación, quizá por eso Saga había insistido en llevárselo para tomar el castillo del clan Rosse, el no era un niño tonto, desde que había llegado a sus terrenos supo que había mucho potencial ahí, era casi un paraíso, un lugar estratégico para plantar, para criar ganado, pero no había mucha gente que estuviera trabajando y supo la razón después, la mayoría de esos "campesinos" conocían a Saga, le sorprendió ver a que grado había manipulado a esa gente, que incluso le habían ayudado a entrar sin problemas al Castillo, hubo muy poca resistencia.
 
Death mask era su nombre, o quizá su apodo, no le parecía que fuera un nombre de verdad pero así le decían todos, mientras algunos cadáveres eran retirados el pequeño de 12 años se paseaba por lo que sería su nuevo Castillo, al menos por un tiempo, el olor a sangre era hasta cierto punto agradable para el, pero algo rompió su calma, un aroma a rosas, dulce, aún algo suave, pero parecía llamarlo, sus piernas corrían en dirección de ese aroma, encontró un pasadizo pequeño apenas lograba entrar en el, era una salida secreta que sólo un niño podria utilizar, un aroma a sangre le hizo apresurarse, salió casi arrastrándose, y en cuanto logró llegar al final de ese pasadizo, vio a un niño de más o menos 9 o 10 años que estaba recostado en la pared, con su pierna sangrando, el aroma dulce provenía de el, ese niño de ojos y cabellos celestes, era... un ángel... si, no había otra forma de describirlo un angel hermoso de ojos grandes y expresivos, estaba hechizado con aquella belleza, eso hasta que notó la ropa que llevaba y el símbolo de rosas doradas bordadas en el lado derecho de su pecho, el era hijo de Lugonis y eso sólo significaba una cosa, tenía que matarlo.
 
El más pequeño, sacó un cuchillo que tenía oculto entre sus ropas, y lo empuño apuntando hacia el mayor modo de advertencia, ya estaba suficientemente asustado, habia ido a buscar a su padre y lo único que encontró fueron más y más muertos, sabía que su padre seguía adentro pero no podía encontrarlo, así que optó por la mejor opción, que era escapar, rezaba a todos los dioses que conocía para que Shaka estuviera vivo aún, no había señales de ningun conocido y mucho menos de alguien confiable, se habia lastimado con su propio cuchillo, lo cual parecia patético, así que espero un momento para recuperar el aliento, y curar su herida, hasta que vio al peli azul salir de su pasadizo.
 
-oh... ¿estas perdido? - Death mask por fin hablo, mostrando su sonrisa casi siniestra y mirada penetrante que hicieron sonar tenebrosa aquella pregunta, Afrodita tenía miedo, pero aún así Death se sentía hechizado por ese aroma, el rostro del peliceleste paso de asustado a preocupado ¿se habría resignado ya a morir? Por que para eso estaba Death ahí, tenía que matarlo, no habia otro destino que no fuera la muerte para ese niño, aunque ya que le gustaba su aroma iba a matarlo rápido para que no sufriera.... Si, muy considerado.
 
Algo cálido y suavecito tocó su hombro, la mirada color cielo del niño parecia entretenida con el hombro del peli azul, ese borde en donde se asomaba el inicio se una de sus cicatrices.
 
-¿te duele? - preguntó el mas pequeño tocando con extrema delicadeza la piel sobre la cicatriz, eso dejó completamente sorprendido a Death, nadie se había preocupado por algo así, y más aún, el mocoso no le tenía miedo alguno ahora, hasta le sonreía con calidez, sintió su cuerpo y su mente en paz, ese leve tacto habia tranquilizado y relajado por completo su cuerpo, se perdió en esos ojos cielo por unos segundos, incluso sus labios se curvaron levemente formando una sonrisa.
 
-... tienes que irte - se alejó de Afrodita usando el raciocino que aún le quedaba después de ese extraño trance, no iba a poder matar a ese niño, simplemente sentía que no podía o mejor dicho no quería hacer nada que lo dañara - escapa, y no le digas a nadie quien eres - dicho esto le entregó su capucha estaba algo vieja pero cubría su cabello y gran parte de su rostro, Afrodita asintió con la cabeza de manera temblorosa y corrió en busca de Shaka, ¿que era esa sensacion?, el sólo apartarse los tenía intranquilos, apenas eran niños pero parecían comprender un poco de esa situación, aunque "destinados" era una palabra que casi era considerado un mito, las esperanzas de encontrar a tu destinado eran mínimas... casi nulas, y ese no era el mejor momento para pensar en eso.
 
Shaka seguía en el mismo lugar, por sus ojos cerrados no se sabía si estaba dormido o despierto, pero afrodita lo movió levemente para llamar su atención.
 
-Shaka necesitamos irnos de aquí -
 
-¿y shijima? -
 
-ya no se si el vaya a regresar - suspiró con pesadez y se escabullo entre las personas escondiendo su rostro y el símbolo de su clan, pese a la advertencia de aquel niño de cabellos azules fue en busca de su padre, tenía la esperanza de que Lugonis hubiera escapado, si tenía suerte lo encontraría, y por fin lo sintió... un aroma a rosas y café, era su papá, estaba sonriente, tomando la mano del pequeño Shaka corrió en busca de su aroma, y logró ver algo que lo aterro... la cabeza cortada de un hombre que identificó como Lemuriano, y un hombre colgado, ambos cuerpos estaban siendo removidos, Afrodita pensó en que hacer, su padre parecia ser el siguiente.
 
-no he hecho nada contra ti... yo sólo... -
 
-si... quieres proteger a tus hijos... morirás sin cumplir tan patético objetivo... Lugonis, no es personal, simplemente... no me agradas - Saga tiró de los cabellos rojizos de Lugonis empujandolo hacia la gillotina que momentos antes habia ocupado Shion, no había necesidad de matarlo, eso era cierto, pero mostraba que había tomado completamente el poder, no sólo del clan Rosse, sino también de los lemurianos y de su principal enemigo... Asmita, matar a Shion, Asmita y Lugonis era una advertencia para todos los demas clanes, una muestra de su poderio, por que no pensaba detenerse ahí... el quería poseerlo todo.
 
-no creo que sea bueno que veas esto Afrodita - Shaka habló por primera vez, y jaló a Afrodita tenía que comprender que era un niño... no había nada que pudiera hacer en esa situación, pero el peliceleste estaba estático, no parecía poder moverse, antes de que la guillotina hiciera su trabajo sus ojos se cruzaron con los de su padre no pudo ver nada más, algo negro lo cubrió y ya no pudo sentir sus pies sobre el suelo.
 
-Hey, Hey reacciona! - era aquel niño de cabellos azules y mirada siniestra ahora estaba en frente de el y parecia reprocharle su actitud, su mirada busco a su padre pero el mayor le cubría cualquier vista - te dije que te fueras - lo roció con un líquido con un aroma similar a amapolas y ceniza, la mezcla era desagradable pero así podía esconder el aroma a rosas que el menor tenía - si te encuentran te matarán vete de aquí - recalcó el mayor.
 
-creo que tiene razón, debemos irnos - Shaka habló esta vez, pero Afrodita parecia no reaccionar, entonces Death decidió que era mejor dejar todo en manos del rubio, le dijo a dónde ir, y como desplazarse, sobre todo como reconocer a los hombres de Saga, aunque lo primero en cuestionar fue ¿por que no llevarlo a las tierras del Clan Dharma? La respuesta fue simple, "en este momento deben estar invadiendo ese lugar", la única salida era el clan de fuego, los Scarlett y Acuario.
 
-mi... mi hermano está con...
 
-si, con los Bushi, Saga tiene hombres ahí también -
 
-¿por que nos ayudas? - fue la pregunta del rubio quien comenzó a sospechar que todo podía ser una trampa, el peliazul se sonrojo, llevo una mano tras su cabeza mostrándose algo nervioso
 
-no lo se - fue la respuesta que dio, quería que el de mirada color cielo estuviera a salvo, era su instinto protegerle, aunque era sólo un niño, se inclino de manera lenta hacia Afrodita, tan cerca, pero aun asi este no parecia querer rechazarlo, podia sentir su calida respiracion sobre su piel, y termino eliminando el espacio entre ambos, solo un beso en la comisura de su labio, eso le bastaba - váyanse... - regreso a perderse entre la multitud, y Shaka fue quien tuvo que llevarse a arrastras a Afrodita.
 
Encontró un carruaje que al parecer se llevaba algunos alimentos y busco el momento adecuado para adentrarse con sigilo en el carruaje y los dos pequeños se escondieron entre todos los víveres, fuera a donde fuera que los llevará.
 
[....]
 
Su instinto no había fallado, antes de que tan siquiera lograrán derribar la puerta de su habitación Albafica ya había bajado por la ventana, y corrió hacia el bosque, tenía que regresar por su hermano y su padre, pero muchos más guardias llegaron, ¿qué podía hacer? Entró en pánico, pero quiza podia escabullirse y por lo menos rescatar a su hermano menor, luego su unica opcion en mente fue huir y buscar ayuda en Cardinale, no entendia que sucedia, pero no podia quedarse de brazos cruzados, comenzo a pensar en como entraria y donde podria encontrar a Afrodita antes de tan siquiera dar un paso sintio un aroma extraño, y que lo sujetaban con fuerza de los brazos, comenzo a desvanecerse y luego... nada...
 
El sonido de las ruedas chocando con algunas piedras y además el sentir el polvo y mal olor le hizo reaccionar, su cuerpo estaba adormecido, abrió sus ojos lentamente una cabellera rubia y una de color morado fue lo que consiguió distinguir.
 
-despertó... - el rubio fue el primero en hablar - ¿cómo estas? ¿cuál es tu nombre? - una sonrisa adornaba su rostro pese a que unas cadenas sujetaban sus muñecas, un momento... cadenas... el también tenía unas, apresando sus muñecas y también sus tobillos, su ropa era simple, ¿qué había pasado con su ropa? - no te alteres... vendieron tu ropa... era muy fina por cierto, ¿eras alguien de la realeza o algo así? - 
 
-yo... yo no se que pasó... - Abafica llevo una mano a su cabeza aun estaba algo mareado - ¿dónde estoy? -
 
-en el carruaje de Caronte... estuviste dormido 3 días completos, no se a dónde vamos ahora.
 
-según escuché... era a la zona de los salvajes - esta vez el pelimorado habló - nos venderán a ellos - Albafica abrió grandemente sus ojos, ¿vender? ¿qué?, termino siendo una mercancía, eso no era posible, no podia pasarle a el, ¿qué pasó con su padre? ¿dónde estaba su hemano? Tenia que salir de ahi.
 
-SAQUENME DE AQUI! - gritó comenzando a mover sus cadenas, pateaba la pared de madera de ese carruaje esperando romperlo, pero no lo conseguía, Misty y Myu le dijeron con señas que se callara pero Albafica no parecía querer tomarlos en cuenta, es más, alzó la voz y gritó a todo pulmón gracias a su fuerza la pared de madera comenzaba a quebrarse.
 
Los gritos lograron llamar la atencion de su verdugo, el carruaje se detuvo, algunos pasos se acercaron, lentos, pesados, un ambiente extremadamente tenso se formó, los dos jóvenes se arrinconaron al otro lado de la pared, la puerta se abrió y entró un hombre de cabellos plateados con un palo en la mano "¿quien fue?" tras esas palabras sólo hubo silencio, los labios de los Omegas se quedarian cerrados, una sonrisa de satisfacción cruzó por el rostro de aquel hombre mientras se adentraba y cerraba la puerta tras si.
 
Minutos después el carruaje seguía su camino, los tres jóvenes no podían levantarse del suelo, sus cuerpos estaban llenos de moretones, pero se había tenido gran cuidado de no dañar sus rostros, los cuales no tenían ni una sola herida, y pese a no poder moverse la sonrisa de los labios del Rubio no desaparecía.
 
-soy Misty por cierto... - murmuró en voz baja el rubio, su mirada permanecía en el techo, puesto que era lo único que los tres jóvenes podían ver.
 
-yo... yo soy Myu ¿cuál es tu nombre? - el pelimorado giro levemente la cabeza para poder ver al peliceleste que desprendía un aroma relajante a rosas, se sentía mucho más seguro con ese aroma.
 
-Albafica... Albafica es mi nombre - ¿cómo era posible que hubiese terminado así?, era una mala jugarreta del destino, y no le gustaba en absoluto, se juro a si mismo que se liberaria cueste lo que cueste.
 
El viaje se hizo largo, cada vez parecia haber más polvo y tierra y mucho calor, les traía un poco de agua y un pan para alimentarlos, Misty y Myu eran chicos muy amigables con los que no tardó demasiado en entablar una conversación, y posiblemente una nueva amistad que se formaría en los siguientes días de su viaje.
 
[....]
 
Shijima era conocido por ser silencioso, sigiloso y bastante listo, y por ello se recriminaba a si mismo no haber visto una emboscada tan obvia, no podia mover ni un sólo músculo, el ataque fue tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar, todos estaban muertos y el fue dado por muerto, Su garganta había sido cortada al igual que la de sus hombres, perdía sangre, pero aun estaba vivo, sentía el aire entrar por su cuello, perdió y recuperó la conciencia varias veces, y lo último que vio fue una zanja en donde tiraban los cadáveres, la muerte parecia a sólo un paso de distancia.
 
El viento removia su cabello rojizo, sus ojos azules se cerraron, las risas de unos niños a lo lejos hizo eco en su mente antes de desvanecerse.
 
[...]
 
-empecemos de cero ¿te parece? Ejem... Hola... mi nombre es Izo... -
 
-mucho gusto, soy Cardinale, el chico que violaste en el bosque - Izo solto un hondo suspiro, no podía lidiar con el, prácticamente lo arrastró y encerró en la habitación para poder hablar con el rubio.
 
- escucha... lo mas probable es que estés embarazado, aun no podemos afirmarlo... pero tenemos que llevarnos bien -
 
-así que soy tu máquina para hacer bebés -
 
-¡yo no dije eso! - se exalto el mayor, Cardinale sonrio, logró hacerlo enojar - lo siento... lo siento, no debí gritarte, pero... -
 
-no lo intentes... ya se que no habrá más entre nosotros, todo fue un accidente, calmare tu celo y tu el mío, ¿para eso estamos no? ¿cuántos hijos quieres? Me gustaría planearlos para pensar en como lidiar con ellos - su voz era tan despreocupada y aburrida que logró encender la ira de Izo, una bofetada lo mandó al suelo, Cardinale pretendia molestarse pero la mirada llena de furia del peli negro lo asustó.
 
El cuerpo del mayor se posicionó sobre el, y con una sola mano comenzó a desvestirlo, casi rompiendo los botones de su ropa.
 
-para... Izo ¿qué haces? Detente! - sus manos trataban de apartarlo pero el Alfa era mucho más fuerte, estaba aterrado, esos ojos carentes de emoción le daban mucho miedo.
 
-¿para eso estamos no? ¿quieres que nuestra relación sea así? ¿así te gusta? Entonces tienes que complacerme - sus manos recorrían de manera torpe y brusca el cuerpo del rubio, cada vez descendiendo más y más a su entrepierna.
 
-no... por favor... Izo... - las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos y en cuanto la primera se deslizó por el pómulo del rubio, Izo se quedó completamente quieto, se levantó y se alejó, los ojos verdes del rubio profesaban un gran temor, el pelinegro no mostro expresion alguna, simplemente camino hacia la puerta.
 
-te veré en la cena - fueron las palabras frías y cortantes que le dirigió a su pareja, la puerta se cerró dejando a Cardinale asustado y abrazandose a si mismo, pero... también se lo había buscado, ahora entendía el por que su padre le reprochaba su actitud, pero era demasiado orgulloso como para retractarse, arregló como pudo sus ropas y se quedó en su sitio pensando en como sobrellevar todo eso.
 
Las voces de algunos guardias y soldados afuera comenzó a oírse, no prestó realmente mucha atención, al menos hasta que escucho el nombre de su padre y su clan, escucho con lujo de detalles y algunas exageraciones de parte de esas voces, no quería creerlo, en cuanto escucho que habían ejecutado a su padre y que sus hermanos habían desaparecido se levantó y salió corriendo de ahí en busca de Izo, si eso era cierto quiza Albafica y Afrodita estaban vivos, y si ese era el caso tenía que encontrarlos, el aroma de Izo lo llevo a un gran salón, escucho el sonido de una espada desenvainarse seguido de una estruendosa risa.
 
-oh vaya... creo que tenemos un nuevo invitado en esta conversación - Cardinale palidecio, pero antes de poder correr la puerta explotó dejando ver el interior, el trono que alguna vez utilizo Ionia estaba ocupado por un hombre de cabellos azules y una sonrisa burlona, su nombre era Manigoldo quien despues de dejar a sus hombres a cargo de los lemurianos y decidio adelantarse con el clan Bushi - pero miren que tenemos aquí - el rubio sintió que algo lo apresaba con fuerza aunque no había nadie a su alrededor, fue casi arrastrado hasta quedar frente a Izo, algunos guardias e Ionia estaban en el suelo sobre una mancha de sangre, Izo y Shura empuñaban sus espadas y se mantenían en posición de defensa.
 
-Cardinale... ¿qué demonios haces aquí? - Izo hablo entredientes se veía realmente furioso, cual León enjaulado y no había nada que pudiera hacer, se sentía impotente.
 
-sueltame... - Cardinale traraba de liberarse pero la fuerza que lo tenía preso no era algo de lo que pudiera zafarse facilmente, se quedó paralizado al sentir el filo de una espada en su cuello.
 
-muy bien querido Izo... ahora que todo esta en tus manos ¿qué es lo que decidiras? - preguntó con una sonrisa burlona y divertida en el rostro, Izo cruzo miradas con Cardinale, bajo su espada lentamente y se puso de rodillas - oh... esa es la actitud... - Manigoldo dejó libre a Cardinale, Izo se levantó y abrazó rápidamente al rubio, había aceptado estar bajo el mandato de un tal Saga, pero al menos si hacía eso no los atacarian.
 
-entonces es hora de irme... no intentes nada tonto aún te quedan dos cosas importantes ¿verdad?... en cualquier momento uno de ellos podría desaparecer - la mirada azulada de Manigoldo se movió de Cardinale a Shura aleatoriamente, luego simplemente desapareció, como si de una nube de humo se tratase.
 
-maldición... esto... no es bueno - murmuró el peli negro aún sin soltar al rubio, Shura tiró su espada al suelo, ambos hermanos cruzaron miradas por un breve instante.
 
-¡Eres un maldito cobarde Izo! - gritó el menor y salió corriendo de ahí, su padre había sido asesinado frente a sus ojos y su hermano simplemente se había rendido no podía aceptar que eso había pasado, Izo no intentó pelear, no intentó buscar venganza, pero si Izo no lo haría entonces el se encargaría de eso.
 
-¿estas bien? - preguntó el mayor agarrándose un poco del rubio, Cardinale asintió con la cabeza, no iba a decirlo pero en el momento que estuvo en frente de Izo noto el brillo de furia y venganza en sus ojos parecia dispuesto a atacar pero cambio rápidamente al verlo, quizá Izo no era tan malo después después todo, aunque ese era el momento menos adecuado para darse cuenta.
 
[......]
 
La mirada de ese niño de tan sólo 12 años era fría, sería, sin emoción alguna, simplemente parecia minimizado con las nubes negras que comenzaban a acumularse en el cielo, anunciando una tormenta.
 
-Camus... Camus vamos a comer - llamó una voz infantil.
 
-Algo malo... se acerca... - susurro en voz baja, hasta que sintió que su mejor amigo comenzaba a tirar de su brazo para que le hiciera caso - ya te oí Milo... ya voy - pareció salir de un trance y esta vez corrió tras Milo para adentrarse al Castillo antes de que la tormenta cayera.
 
En ese día... en sólo un día el destino de muchas personas había cambiado por completo.
 
Continuará....
 


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