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El último pétalo [omegaverse] saint seiya por chibi fujoshi 374

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Notas del capitulo:

Hola :D nadie me deja reviews pero eso no me desanima XD Seguire actualizando a paso lento peo seguro -.-)9 y a todos mis lectores fantasma los amo :3

 
En el momento en el cual nacieron se había decidido su destino, el rumbo que cada uno tomaría, eran sólo dos almas inocentes que habían tenido la desgracia de nacer en el momento, el lugar y la familia equivocada.
 
Saga, el primero en nacer, el primero en hablar, en caminar, en aprender a pelear, el mejor, le habían recalcado mil veces lo bueno que era, alimentando su ego y vanidad, lo cual lo volvió un poco manipulable, a diferencia de su hermano, Kanon a quien se habían encargado de hundir y desalentar, “¿por que no puedes ser como Saga?” “mejor olvidalo Saga es mejor” Saga, Saga, Saga, era lo único que escuchaba, habia pasado al punto de ser casi invisible pues tambien lo confundían con Saga, era… realmente irritante.
 
Quiza debido a aquellas palabras que enaltecian a su hermano, el tambien comenzo a verlo como si fuese una de las grandes maravillas del mundo, como si Saga fuese perfecto.
 
Saga no era un mal hermano, era un poco arrogante, si, pero también cuidaba mucho de Kanon, nadie más que Saga estaba a su lado, aún en ese momento podía recordar los cálidos brazos de su hermano rodeándolo, brindandole calor, y confortandolo, no importaba nada, sólo ellos dos, como uno sólo, sin embargo, los separaron cuando sólo tenían 10 años, Aspros y Deuteros se quedaron con Saga y enviaron a Kanon con Caín, un hombre de cabello blanco, sensato, inteligente, a quien le  encomendaron educar bien al menor de los gemelos, pues su destino era ser la mano derecha de su hermano.
 
Su último recuerdo de la infancia junto a su hermano tan solo eran forcejeos y gritos de parte de ambos, saga era muy fuerte y kanon muy escurridizo, así que fue necesario algunos soldados para tranquilizarlos.
 
-saga… no dejes que me lleven… - la voz débil y cansada del menor fue silenciada cuando la mano de Caín, que cubrió su boca mientras lo cargaba sobre el caballo para llevárselo.
 
-Kanon…¡¡KANON!! - la voz de Saga fue lo último que escuchó, sintió un hueco en su corazón, no quería alejarse de su gemelo habían estado juntos toda su vida, pero la promesa de que podría volver cuando terminará su aprendizaje fue lo único que consiguió tranquilizarlo y motivarlo.
 
 
Parecía estar encerrado en una casa de locos, Caín tenía un hermano, Abel, ambos parecidos a excepción del color del cabello, Abel tenía el cabello completamente negro, sus personalidades eran completamente opuestas cuando uno estaba el otro no aparecía lo cual siempre le pareció raro, ambos eran estrictos, tuvo que aprender diferentes lenguas, costumbres, historia, ciencias, eso y mas, a gritos de parte de Abel y a amenazas de castigos de parte de Caín, con todo lo que aprendió bien podía hacerse pasar por quien sea, un hombre de la nobleza o bien el más humilde sirviente, aprendió  9 lenguas distintas habladas con fluidez, y también aprendió a escribirlas.
 
En ocasiones solía observar su reflejo en el agua imaginando que Saga estaba a su lado, aunque ya no sabía nada de el, no sabía nada de lo que pasaba afuera de aquella vieja casa, estaba aislado del mundo.
 
En cuanto cumplio 14 años Cain parecia prestar demasiada atención en el, parecía vigilarlo todo el tiempo, casi parecía acosarlo, pero Kanon no reclamo nada y fingió que no lo notaba.
 
Ese dia en especial comenzaba a llover, el menor despertó con el frío  haciéndolo tiritar, no había señal alguna de que Caín estuviese cerca y dificilmente podia adivinar que hora era, pero el frio desaparecio lentamente en pocos minutos, escucho la puerta de la salida abrirse y corrió a ver quien era, no había nadie… esto era algo por demás inusual pues Caín lo despertaba a una determinada hora, no lo encontró en ningún lugar de aquella vieja casa, lo espero por un par de horas pero se cansó de esperar y busco algo de comer.
 
Pese al frío tan sólo se quedó con sus pantalones puestos, ya que la temperatura parecía acrecentarse dentro de su cuerpo, buscaba desesperadamente como disminuir el calor que lo consumía, su respiración se hizo profunda y parecía jadear, necesitaba… necesitaba a Saga, ese fue el único pensamiento que cruzó su mente, quería a Saga a su lado.
 
Caín no estaba por ningún lado, y aunque el cielo se oscureció no regresó esa noche, ni al día siguiente, Kanon ardía en fiebre y su cuerpo se estremecía con cada movimiento, pero con el orgullo y fuerza de voluntad que tenía se las arregló sólo durante dos días, Caín regresó después de que la fiebre de Kanon disminuyera, no tocaron ese tema, pero ambos sabían que ese había sido el primer celo de Kanon, Caín no pensaba tener una conversación incómoda sobre el tema por que no le interesaba y tampoco le correspondía explicárselo, Kanon maldecia en sus adentros el terminar siendo de la estirpe más baja y con menos importancia, pero tenía que agradecer que Caín fuera lo suficientemente sensato como para haber escapado y no hacer nada contra el, en el fondo se lo agradecía con toda el alma.
 
Al dia siguiente Caín quiso regresarlo al clan, se negaba a seguir teniéndolo como aprendiz, un Omega no podía aprender más, y mucho menos podría ser la mano derecha del gobernante, eso logró enfurecer a Kanon, no pensaba rendirse de tal manera, no iba a dejar que lo hagan a un lado sólo por ser Omega, reto a su maestro a una pelea a cambio de quedarse, pero perdió, aunque había conseguido herir a Caín, la leve herida que le hizo fue lo que le permitió quedarse, se prometió a si mismo que se exigiría mucho más en lo intelectual y también se exigiría el doble en los entrenamientos.
 
Dos años más pasaron, en los cuales Kanon busco entre diferentes mezclas para hacer sus propios supresores, pero lo que descubrió fue algo diferente, algo de lo que podía sacar provecho.
 
 
Ya tenía 17 años cuando su aprendizaje terminó, Caín le entregó un caballo y le indicó el camino por el cual debía regresar al clan, nada más que con ropas algo viejas y una bolsa llena con algunos libros y un poco de comida.
 
 
 
 
Lo que alguna vez fue una gran ciudad ahora estaba reducida a escombros, no comprendía qué es lo que había pasado, pero tenía que encontrar a Saga, buscarlo en donde fuese quería saber qué sucedió con el, que sucedió con su clan.
 
Encontró a su hermano, en medio de un campamento que habían hecho los pocos sobrevivientes a los pies de la montaña, sintió que su estómago se retorcio al ver a su hermano así, tirado, ebrio, sucio… y semidesnudo. Por si las dudas lo revisó, al menos no le habían hecho nada… indebido
 
 
 
 
-Kanon ¿en que rayos estas pensando? - la voz de su hermano lo sobresalto un poco, al parecer se quedó mirando a la nada por un largo rato, y ahora Saga estaba ahí con ese porte elegante, mirada penetrante y esa voz estremecedora.
 
-lo siento… ya me voy, enviaré a Paradox con cualquier noticia importante - susurro mientras terminaba de vestirse, Saga revolvió sus cabellos y le dedicó una sonrisa, ¿qué habría sido de todos ellos sin el? Aunque ahora no lo tomaban en cuenta por ser Omega todo giraba en torno a Kanon, el los organizó unió a los que quedaban de aquellos dos clanes, con su elocuencia y la convicción en sus palabras reunió poco a poco a rebeldes, esclavos y a la gente de poblados pequeños, el los levantó de los escombros y puso a Saga al mando, parecía tener todo calculado, hasta el más mínimo detalle.
 
-¿y si algo te sucede?... - Saga habló esta vez, su voz era firme e imponente pero tenía un matiz de tristeza y preocupación.
 
-Lugonis tiene cierto complejo por proteger a los Omegas… no desconfiara de mi, tienes que tener todo listo, en cualquier momento te daré la orden para atacar, todo esta bajo control - afirmó con una sonrisa altanera, Saga sabía que no podía detener a su hermano, Kanon era rebelde, inteligente y no le haría caso, así que sólo le quedaba esperar a que nada le pasará. - ya envíe al escuadrón de Manigoldo, si todo sale como planeo, nos volveremos a ver en unas semanas - 
 
 
 
Por supuesto no le fue difícil encontrar a Lugonis en uno de sus paseos e inventar una trágica historia para que lo recibiera, hizo un reconocimiento de todo el lugar, las cosas se facilitaron para el al notar que la gente estaba en contra de Lugonis, tomando el nombre de su hermano logró que muchos estuvieran bajo su control y había conseguido manipular sus mentes a su antojo.
 
Los hijos de Lugonis eran demasiado predecibles tan puntuales como relojes, así que fue sencillo escabullirse a la habitación de Albafica y esconder su collar, sabía de antemano que cuando el mayor perdía algo, tomaba lo que buscaba de su hermano, cambió los supresores por algo similar que no tendría efecto alguno, por suerte suya el menor de esos tres le dio por jugar con los supresores de Cardinale y nadie llegaría a sospechar nada.
 
Sus planes siempre salían incluso mejor de lo que él mismo esperaba, sólo quería que un Alfa cualquiera marcará a Cardinale, pero para su suerte fue el mismísimo Izo quien lo marcó, Asmita e Ionia nunca se llevaron bien, y aunque no hacían nada uno contra el otro muchos sabían cuánto se odiaban.
 
Esa misma mañana envió dos mensajeros, uno para Saga y otro para el clan Dahrma, en el último le informaban que Lugonis había enlazado a su hijo son el clan Bushi, y que en realidad nunca habían planeado enlazarlo con Shijima.
 
El viaje hacia ese clan era algo largo, pero Shijima y Asmita se movilizaron rápido, Lugonis no lo sabía y probablemente nunca lo supo pero todos los demás clanes en verdad querían apoderarse de sus tierras, el territorio que ocupaba Lugonis era prácticamente un paraíso.
 
Tres líderes de los clanes más problemáticos estaban reunidos en un sólo lugar, eran una presa fácil, pues ninguno tenía los suficientes hombres para defenderse, Saga tan sólo esperaba una señal para atacar.
 
 
[....]
 
 
Los dos gemelos estaban frente a los tres líderes inconscientes y Saga parecía algo dubitativo sobre lo que su hermano proponía, para Saga sólo bastaba con matarlos y ya, no veía por que debía ser una ejecución pública.
 
-Saga, estas hecho para ser un líder, Crueldad y compasión, es algo que un líder debe poseer ¿por qué crees que liberarnos esos esclavos? ¿por qué perdonamos la vida de los soldados moribundos que rogaban por piedad? Esa es la compasión que mostraste… pero la gente se aprovecha cuando uno es demasiado bueno, también debes hacer que te teman y te respeten, para que no pasen sobre ti, para que no haya una rebelión - susurro poniendo una mano en el hombro de su gemelo - pero tú, hermanito, serás alguien grande, el más grande gobernante, no habrá persona que no te tema, tendrás el mundo bajo tus pies -
 
-Kanon… - Saga observó de reojo a su hermano y sonrió - tienes razón… mandaré a preparar todo - dijo regresando a su arrogante sonrisa.
 
Dohko había intentado escapar con Mu pero al no conocer bien ese castillo lo atraparon rápidamente y lo llevaron ante Saga en un intento de defenderse golpeó a Saga en el rostro y eso consiguió enfurecer a Kanon, tomaron al pequeño Mu a la fuerza alejandolo de Dohko, sin importar cuánto el menor lloraba y gritaba lo encerraron en una de las primeras habitaciones que encontraron y no le prestaron mucha más atención.
 
 
[....]
 
 
Mu permaneció tres días en aquella habitación, parecía que se habían olvidado por completo de el, tenia mucha hambre y miedo, no sabía que sucedía afuera, quería a su papá y a su mamá con el, aunque en ese momento la imagen de Shion y Dohko fue lo único que llegó a su cabeza.
 
 
 
-¡¿cómo que acabaste con todos?! - la voz de Saga retumbó en casi todo el castillo - se suponía que debiste traer algunos… por lo menos uno! - Manigoldo se encontraba de pie frente al menor que parecía estar apunto de estallar en ira
 
-escúchame mocoso, debiste decirme eso antes de mandarme, no es mi culpa que seas tan poco especifico - 
 
-se suponía que…
 
-se suponia, se suponia… ¿qué clase de idiota eres? No supongas nada, no llegarás muy lejos con esa actitud - la mirada de ambos se cruzó casi lanzando rayos por los ojos hasta que Kanon hizo acto de presencia.
 
-ejem… ¿interrumpo algo? - preguntó cruzándose de brazos.
 
- Kanon, vete… - Saga le dirigió una mirada fulminante y Kanon sólo respondió con una sonrisa divertida.
 
-si el problema es por los lemurianos, aún tenemos uno… - dijo con completa despreocupación - eso sí aún no murió -
 
-eso es imposible yo me encargué de revisar que todos estuvieran muertos… bien muertos - Manigoldo enarco una ceja, no se veía muy convencido de sus propias palabras.
 
-eso no lo dudo querido Mani, pero había un niño aquí… ¿lo recuerdas Saga? - en ese momento los recuerdos de aquel llanto desgarrador le hizo recordar al pequeño Lemuriano de ojos verdes y cabello lila - eres lento hermano… -
 
-Maldita sea Kanon!
 
-me encanta verte desesperado - dijo el gemelo menor sonriendo ampliamente y tuvo que agacharse para evitar el libro que Saga le lanzó en ese momento.
 
-bien, cómo ya todo ésta solucionado yo me voy, tengo mejores cosas que hacer - Manigoldo hizo un ademán de despedida y desapareció como humo frente a los ojos de Saga y Kanon.
 
- ¿en verdad crees que siga vivo? - la mirada de Saga se concentró en Kanon esta vez, el menor de los gemelos asintió con la cabeza, decidieron ir a buscar al pequeño Lemuriano.
 
 
 
[.....]
 
 
Vaya que la vida da giros inesperados, de estar rodeado de lujos bajo a verse encadenado y arrodillado en medio del lodo, no sabía bien si debía agradecer o maldecir su suerte, pensó que lo más probable era que un maldito pervertido lo comprará, pero en lugar de eso fue un hombre que adoraba ver a sus esclavos pelear hasta morir.
 
Escapar sería difícil, ya lo había intentado, y lo único que consiguió fue que lo atraparan y golpearan hasta romperle algún hueso, Albafica estaba desesperado, ya había eliminado a cinco personas con sus propias manos, el ver la vida abandonar esos ojos, y que esos cuerpos dejaban de moverse sin duda serían recuerdos que lo perseguirian por mucho tiempo, y ahora nuevamente intentaba escapar.
 
Eludir a los guardias no era muy difícil, pero tan sólo tenía cinco minutos antes de que se dieran cuenta que no estaba y saldrían a buscarlo, se perdió entre los arbustos aprovechando la oscuridad de la noche, y como esperaba el escándalo no tardó demasiado, y ahora sólo le quedaba su última alternativa… correr, correr con los pies descalzos, correr sin importar las rocas y las espinas en el suelo.
 
Se sentia mas animado, no había llegado tan lejos la última vez, tuvo demasiada suerte de que las flechas no lo alcanzarán, y en un momento cayó sin previo aviso por una pendiente llena de arbustos secos, podía sentir las piedras chocar contra su cuerpo y las ramas rotas raspar su piel, en cuanto dejó de caer se arrastró unos pocos centímetros sólo para poder ver las patas de lo que parecía ser un lobo enorme, negro de ojos amarillos, quien mostraba sus colmillos de manera amenazante y parecía sonreír ante lo que sería su cena.
 
-¿que es lo que tenemos aquí? - una voz burlona se escucho a una distancia no muy lejana y entre las sombras Albafica pudo identificar la figura de un hombre, no podía ver su rostro, Albafica retrocedió alejándose del lobo y a la vez acercándose a ese extraño sujeto.
 
-ayúdame por favor - pidió en un leve susurro, en lugar de una respuesta sólo escucho el sonido de un metal rebotar cerca de el, el extraño hombre había arrojado una daga, y se cruzó de brazos para ver todo eso como si fuera un espectáculo.
 
-ahora tu vida depende de tus habilidades, demuéstrame que eres capaz de sobrevivir con tu propia fuerza - dijo aquel extraño en un idioma que fue difícil de comprender para Albafica.
 
En cuanto extendió su mano para tomar la daga se dio cuenta que su brazo estaba algo adormecido y adolorido, una flecha lo había alcanzado y le era difícil moverlo, se puso de pie con la daga en manos, los ojos amarillos de aquella bestia no se quitaban de él, hizo algún movimiento nada habilidoso para amenazar a la bestia pero no parecía poder intimidarlo con facilidad, estaba herido cansado y no sabía usar muy bien las armas blancas.
 
Cuando parecía que esa bestia se cansó de jugar se lanzó contra el, Albafica puso su brazo para defenderse y los dientes del animal se clavaron en su brazos, causándole aún más dolor, con su otra mano tomó la daga y la clavó en el ojo de aquel lobo o lo que sea que fuera ese animal, y aun así este no cedió en su agarre, además comenzaba a arrastrarlo, el miedo se apoderó de él ¿este sería su final? Ser devorado por un animal salvaje no era la manera en la que pensó que moriría.
 
-eres aburrido - esa voz nuevamente se escuchó, y parecía que el hombre de cabello gris parecía comenzar a alejarse, decepcionado por no ver nada divertido.
 
- no… no puedo… - en un arranque de adrenalina sacó la flecha que estaba en su brazo, en ese momento la clavó en el otro ojo del animal intentando enterrarlo tan profundo como pudo, la mordida dejó de ser tan fuerte y aprovechó eso para liberarse y correr hacia ese sujeto.
 
- no eres tan torpe como pensé - dijo con una sonrisa divertida, Albafica apenas podía entender lo que él decía, las manos de ese hombre tomaron su rostro y lo obligaron a ver a aquella bestia que ahora estaba ciega, soltaba gruñidos y algo similar a gritos, ante los ojos de Albafica el animal fue tomando forma humana hasta caer al suelo dejando de moverse - eres un buen chico… buen chico… - los ojos azules de Albafica reflejaban su temor, ¿qué clase de destino le aguardaba desde ahora? No supo qué más pasó, sólo se desvaneció y cayó al suelo.
 
 
Cuando por fin despertó estaba limpio y sus heridas habían sido tratadas con una sustancia que no podía distinguir, y tanto sus brazos como piernas estaban adormecidos y apenas podía levantarlas, la única buena noticia era que no le dolía.
 
-¿Hola?... ¿hay alguien? - preguntó a la habitación vacía, nadie respondió, ni nadie vino en varios minutos y en cuanto la puerta se abrió el mismo sujeto de la noche anterior se adentró a la habitación.
 
-ya te despertaste - esta vez si hablaba en su mismo idioma y Albafica por fin lo entendía.
 
-desperté hace horas,  ¿dónde rayos estoy? - aunque se veía en una clara desventaja su tono de voz era mordaz y amenazante.
 
-que agresivo y yo que tuve que cargarte hasta aquí, deberías comer menos pesas una tonelada -
 
-¿me estas diciendo gordo? - Albafica se veía ofendido e intentaba moverse pero no lo conseguía.
 
-oye quédate quieto… les fue difícil curar tus heridas -
 
-¿quien eres tu? ¿por que me tienes aquí? - Albafica obedeció solo porque le tenía un poco de confianza, si quisiera matarlo lo habría dejado en medio de ese bosque desangrándose, pero ahora estaba en una cama y con las heridas limpias y tratadas.
 
-soy Minos un gusto conocerte - dijo sentándose a lado del peli celeste - estuviste estupendo ayer… te lo debo - Albafica sintió su alma abandonarlo pero comprendió que Minos se refería a la bestia de la noche anterior.
 
-¿que rayos era esa cosa? -
 
-no puedo decírtelo… sólo necesitas saber que me hiciste un gran favor y por eso no tienes nada que temer, estarás a salvo - revolvió los sedosos cabellos de su invitado - en cuanto te pongas mejor te pondré al tanto de lo que sucede, estarás bien - no dio más explicaciones y salió de ahí dejando a Albafica completamente sólo.
 
-... Minos! Espera… ¡tengo hambre! - fue lo último que gritó aunque ya nadie podía escucharlo.
 
Continuará…
 

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