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Tu sombra [YeHyun/KyuSung] por KYUNNIE-SJ

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza, pero he estado, y todavía estoy, ocupada con la universidad y el trabajo.

Epero ler guste ;)

A esta hora la casa tendría que estar vacía. Mi madre mencionó algo sobre un grupo de costura o algo parecido, Ahra me dijo que estaría con sus amigas para estudiar y mi padre está en el trabajo.

Abro la puerta de entrada y apoyo mi mochila sobre el piso, luego empiezo a controlar cada habitación, buscando… yo tampoco sé qué. Tal vez algo de extaño.

Entro en la cocina y controlo cada armario, estante, despensa, pero además de oyas, vajillas y comida no hay nada que me llame la atención. Hago lo mismo en el salón de estar y en los cuartos, pero no encuentro nada. Estoy por abandonar la busqueda cuando me doy cuenta que hay un lugar al que no he entrado.

Me acerco a la puerta del baño en el cuarto de mis padres. Usualmente, no entro aquí porque tengo uno personal pero, si mis padres escondieran algo de mí, este sería el lugar perfecto.

Entro y me dirijo al armario cerca del lavamanos, abriendo cada puerta pero adentro, además de los normales productos cosméticos de mi madre y los de mi padre, nada me parece inusual en este lugar. Me doy la vuelta hacia el espejo, en el que hay dos puertas, y controlo también ahí.

“Pero qué…” Saco uno de los tantos viales blancos y trato de identificar el nombre, pero me es desconocido. Tomo una foto con el celular y pongo las pastillas de vuelta en su lugar antes de salir del baño.

“Tengo que ir donde un medico… Ahora.” Corro a la planta baja y, sin el más mínimo cuidado, salgo de la casa, directo a la droghería del barrio.

 


 

Este es un psicofármaco. Lo suministran a los pacientes que sufren de delirios y alucinaciones.

Sigo repitiendo estas palabras en la cabeza. Un fármaco para los que piensan ver cosas que no están, que confunden la fantasía con la realidad. Y lo tenemos en nuestra casa. Esto quiere decir que mis padres lo están dando a alguien. Si Heechul y los demás hablaban de un hombre, claro que no se referían a Ahra.

Estoy loco. Estoy malditamente loco. ¿Cómo es posible que no sepa qué me ocurre? ¿Cómo hacen para darme las pastillas? ¿Qué es lo que confundo como real?

Salido de la droguería no logro dar algún paso. Estoy paralizado, dudoso de muchas cosas y en pedazos. No entiendo porqué me esconden la situación ní porqué mis amigos saben todo. Me siento traicionado y aislado por los que tendrían que quererme.

Siento algo mojado deslizarse por mis mejillas y cuando las toco, me doy cuenta de que estoy llorando. No me importa que la gente que pasa me mire con pena o con indiferencia; me agacho y me abrazo las rodillas, desahogando ese dolor, esa desesperación que salieron a flote con este descubrimiento.

“¿Kyuhyun?” Oigo que una voz continua a llamarme, pero no reacciono. ¿Cómo podría,, si no sé qué es real y qué no?

“¡KYUKYU!” Grita esta voz mientras me sacude por las espaldas.

Levanto la cabeza, reconociendo esa voz pero necesitando ver con mis ojos que es él, que es Jongwoon el que me llama.

Siento que las manos de mi amigo me secan llos ojos mientras sigue murmurando palabras de consuelo. Pero, ¿para quién? ¿Para una persona que no sabe nada?

“Kyuhyun, ¿qué pasó? ¿Por qué lloras? ¿Quién te hizo daño?”

Suspiro de alivio, teniendo la certeza que es Jongwoon y que, como cada vez que lo ncesito, está él a consolarme.

Lo abrazo y escondo el rostro en su cuello, inhalando su perfume, buscando algo que me calme. Él me deja hacer lo que quiera y empieza a acariciarme el pelo, meciéndome como si fuera un niño que, en efecto, es lo que soy ahora.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que he salido de casa, pero cuando estoy calmado por completo, Jongwoon me aconseja irme a casa y auque no quiera, acepto. Sé que he visto algo que no debía ver, pero mis padres no lo saben y no quiero decírselo. Por lo menos, no hasta que haya entendido toda la situación.

“Eres un chico fuerte, Kyuhyun, y nada puede demoralizarte. Lucha, siempre, incluso cuando crees que tu batalla ya ha terminado. Y no te preocupes: yo siempre estaré a tu lado”, murmura Jongwoon tomándome de la mano y encaminándose hacia mi casa.

“Hyung, lo siento; te obligué a acercarte a me en vez de ir hacia dónde tenías que ir”, susurro mirándolo de reojo.

“No te preocupes. Había venido por tí”, replica él sonriéndome.

Estoy contento que haya sido él el que me haya encontrado, que me haya ayudado en esta crisis porque, de no ser así, todavía estaría en el suelo en frente de la droguería. Con solo su presecia, logró tranquilizarme, calmar mi sensación de desesperación. No obstante esto, hay algo que me deja perplejo: ¿cómo sabía dónde me encontraba, si no lo dije a nadie?

 


 

Tengo que hablar con alguien de este descubrimiento. O sea, no es algo que se puede tomar a la ligera, sobretodo si estamos hablando de mi sanidad mental.

Mis padres están fuera cuestión y también mi hermana. No puedo fiarme tampoco de mis amigos porque incluso ellos están metidos en esta historia.

“Jongwoon”, pienso improvisamente antes de salir corriendo de la escuela para dirigirme hacia la universidad tan pronto como suena el timbre, indicando el fin de las lecciones.

Cuando llego afuera de las rejas, empiezo a mirarme alrededor para asegurarme que nadie me vea. Veo el pelo rubio de mi hyung al lado de un sauce, en el jardín a las afueras del edificio.

Voy corriendo hacia él, haciendo que algunos chicos se burlen de mí y me miren con curiosidad. No me importa en lo absoluto. Ahora quiero solo desahogarme con Jongwoon y escuchar un consejo suyo.

“Kyuhyun”, murmura apenas me ve en frente suyo con las mejillas rosas por la carrera y el calor.

“Hyung”, respondo antes de sentarme contra el tronco del árbol y respirar profundamente.

“¿Por qué estás aquí?” Pregunta mientras toma asiendo a mi lado.

Sentados espalda contra espalda, debajo de la sombra del árbol, parece como si hubiésemos vuelto hacia un par de meses, antes que todo cambiara. Antes de que mis pesadillas empezaran y el alejamiento entre nosostros todavía no estaba.

Giro a mirarlo y le sonrío. Con él, siempre me siento en paz, no importa la situación en la que me encuentre.

“Sabes hyung, creo que me he perdido.” Levanta una ceja, intrigado por las palabras que utilicé. “No sé quién soy, o quién son los demás…”

“Por qué…?”

No lo dejo terminar la pregunta. “Ayer por la tarde descubrí que mis padres me dan unos fármacos, precisamente, unos psicofármacos. Ellos no los toman y tampoco mi hermana. Él único que queda soy yo.”

“O los tienen desde hacia tiempo y nadie los toma”, comenta él. Siempre así de bueno mi hyung. Siempre piensa bien de todos.

“No. Estoy seguro. Ayer por la mañana oí mi nombre y la palabra ‘medicinales’ en la misma frase. Pregunté a un farmacista a qué servían esos fármacos y me dijo que son para las personas que tienen serios problemas, entre ellos, alucinaciones y delirios”, replico con seguridad. “Ya no sé nada, hyung. No sé qué es real y qué es producto de mi imaginación. Todo lo que me rodea existe, ¿o solo es un producto de mi mente enferma?” Me cojo la cabeza entre las manos y suspiro.

Jongwoon se queda en silencio, tal vez dándome el tiempo de calma, de tranquilidad que necesito en este momento. Pasa un brazo sobre mis espaldas y me acerca a él. Juraría que es como si estuviera abrazando el aire. Sonrío al pensamiento. Sí, definitivamente estoy loco.

“Kyuhyun…¿No has pensado que los locos sean ellos y no tú? Quiero decir, tú sabes que eres normal, o por lo menos lo pensabas hasta anteayer. ¿Y si todo esto estuviera planeado para enloquecerte? Tal vez, no te quieren en sus vidas. Incluso tú me lo contaste, como tus padres se peleaban porque no querían tenerte. Y también de como tus amigos no te soportan, sobretodo cuando demuestras ser un genio. ¿Cómo se están comportando en este periodo contigo? ¿Qué es lo que siguen haciendo?”

“Ellos… me ignoran. Bueno, evitan hablar cuando estoy cerca. Mis padres últimamente los veo solo durante las cenas, y a menudo, tampoco en estas ocasiones. Mi hermana siempre está fuera de casa, nunca la veo. Y mis amigos… Pero hyung, parecían preocupados por mí.” Lo miro antes de volver a hablar.

“Es decir… Mi madre, cuando tengo pesadillas, viene para hacerme dormir nuevamente. Heechul continua a invitarme a su casa, también cuando no quiero salir. Hyung, no pueden quererme mal.”

“¿Y Minha? ¿No es ella la que siempre muestra su odio por tí? Kyuhyun, no eres tú el problema; son ellos”, dice serio mientras mira en la lejanía.

¿Por qué logro sentir tanto odio hacia el mundo de su parte? Hace unos meses no era así. Reía, sonreía y nunca se quejaba. Ahora parece como si quisiera vengarse. Pero ha pasado un poco de tiempo desde que me ha hablado de él mismo. ¿Por qué? ¿No tiene nada que decirme?

 


 

“Kyuhyun, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué nos ignoras? Dejaste de hablarnos hace una semana, ya no vienes a nuestras tardes juntos...” Murmura Eunhyuk posando una mano en mi espalda y dándome la vuelta hacia él.

Estamos es medio del pasillo de la escuela que lleva a la cafeteria. En estos siete días he evitado como la peste entrar en ese lugar, pero esta mañana no he comido el desayuno que me dio mi maá y tampoco he cogido el almuerzo que me había preparado.

Puedo negar cuanto quiera en frente de Jongwoon, pero sus palabras empezaron a hacer su trabajo, haciéndome dudar profundamente de todo. Ya no me fío de lo que cocinan mis padres para mí; tengo que ver con mis ojos que mis platos sean llenados de la misma oya en la que está la comida de mi familia. Evito a mis amigos y a sus llamadas, y cuando los veo cerca mío, sigo derecho, haciendo como si no los hubiera visto.

Jongwoon ya no le he visto, pero cada día me escribe, pidiéndome cómo me encuentro. Ya no ha mencionado lo que me dijo ese día, pero sé que entiende lo que causaron por mis respuestas.

Miro mal a Eunhyuk antes de sacudir su mano de encima mío y alejarme de él y de Donghae.

 

“Ho, ¿ahora exprimen abiertamente su preocupación por mí? No soy un bebé, si tienen algo de lo que protegerme, digánmelo. Solo son unos amigos falsos porque lor verdaderos amigos te dicen las cosas como están, sin tapujos, y no te dejan solo a caminar en la obscuridad.”

Mi ataque los sorprende y sonrío burlón delante de sus miradas confundidas. Nunca antes he deseado con tanto deseo ver a alguien sufrir cuanto lo estoy haciendo yo.

Ellos no saben qué significa sentirse traicionado, perdido y dolorido. Quiero que sientan estos sentimientos que desde hace una semana me están haciendo compañía.

“Kyu-Kyuhyun… yo...”

“Ahórrate el aliento, Donghae”, le miro con desaprobación. “Pensaba poder confiar siempre en ustedes, pero por lo que parece, me equivocaba. Jongwoon tenía razón.”

“¿Qué tiene que ver Jongwoon?” Pregunta Eunhyuk.

“Me dijo la verdad. Me reveló que no me soportan y ahora lo veo claramente”, respondo con veneno.

“Te dijo la verdad, ¿eh? ¿Y cómo lo habría hecho? Dímelo...” Noto que Donghae está estrechando con fuerza el brazo de su novio, tal vez temeroso de algo, quizás que me pueda golpear.

Eunhyuk se libera del agarre de su novio en modo violento. “No, Hae, no me quedaré callado hoy. Cree que lo estamos tomando del pelo, hasta dejándolo solo. ¿Quiere saber la verdad? Bien, se la diré.” Dice en voz alta antes de girarse hacia mí.

“Después de lo que te diga, quiero ver a quién creerás. Si a ‘tu Jongwoon’ o a tus amigos.”

Toma un profundo respiro y me mira serio, haciéndome estremecer. “No creo que Jongwoon haya podido decirte esas cosas sobre nosotros, ní que te haya dicho la verdad, dado que todo empezó después de ese día.”

“¿Ese día? De qué...” No logro terminar la frase porque mis recuerdos se amontonan en mi mente, inundándome de imágenes espeluznantes de mí mismo, de rodillas en medio de una calle, con la caabeza de Jongwoon sobre mis piernas y el resto de su cuerpo tendido en frente mío.

Lo que me da ganas de gritar, de llorar y de vomitar es el charco de sangre que se encuentra debajo de nuestros cuerpos. Empiezo a luchar por respirar.

“Kyuhyun, es hora de que lo sepas, de que recuerdes que pasó hace tres meses… Jongwoon murió”, murmura Eunhyuk antes de abrazarme y romper en llanto.

Yo no me muevo. Estoy paralizado por sus palabras, pero sobretodo por mis recuerdos. Su sangre… La sangre de Jongwoon, en mis manos mientras le grito que no me deje, de volver por mí, maldiciendo el cielo de haberme quitado la única persona en grado de hacerme sentir feliz, vivo; de haberme quitato mi ángel.

 


 

“¿Te sientes mejor?”Pregunta preocupado Donghae, haciéndome sentar en el piso, cerca de los casilleros, con Eunhyuk que me imita.

¿Cómo puedo responder, si lo que me reveló es devastante? Descubrí que mi mejor amigo está muerto, probablemente en mis brazos si la memoria no me falla, y que en todo este tiempo he hablado… con el viento.

Siento que Eunhyuk pronuncia algo antes de ser interrumpido por alguien más, que hubiera preferido no llegara.

“¿Qué diablos lepasó? ¿Por qué se encuentra en este estado?” Grita Heechul, arrodillándose en frente mío, quitándome el pelo de la frente.

“¿Kyu, estás bien? ¿Necesitas algo?”

“...” Abro la boca pero ningún sonido sale de ella.

“¿Por qué se encuentra así? ¿Qué es lo que tiene?” Oigo que pregunta a los dos chicos.

“Yo… Estábamos… peleando y le… Le dije la verdad”, explica Eunhyuk.

“¿TÚ QUÉ?” Vuelve a mirarme, me toma de la mano y la acaricia. “Kyuhyun, todo estará bien. Tú...”

“Casa”, susurro, llamando la atención de mis amigos que me miran con esperanza. “Solo… Quiero que me dejen solo”, añado rápidamente.

“...” Los veo mirarse a los ojos. “Claro Kyu, ahora te llevamos a casa. Ven”, replica Donghae levantándome y llevando mi brazo sobre sus hombros mientras me ciñe la cintura.

Salimos de la escuela, ante las miradas sorprendidas de nuestros compañeros. ¿Qué me importa lo que piensan, si ya me han visto hablar solo? Rechino los dientes. Podrían habérmelo dicho antes, evitando así de volverme el hazmerreír de toda la escuela.

Por tres meses he vivido en la obscuridad, como un ciego que no ve nada. Claro, no por voluntad mía, pero porque mis seres queridos decidieron quitarme la vista, la única cosa que podría haberme hecho vivir este último año de escuela de manera digna.

Me fié de mi instinto y de lo que creía ver, pero en realidad todo era una ilusión. Siempre he estado solo y a los ojos de los demás, titubeaba en la obscuridad, incapaz de ver en dónde caminaba.

¿En quién podré confiar, si quien pensaba me amaba se revelaron egoístas? Y la única persona que tenía mi total confianza… desapareció.

 


 

“No bebe, no come… El doctor dijo de esperar, que es normal reaccionar así… Ya no sé qué hacer y tú nunca estás en casa.”

Ya son tres días que no salgo de mi habitación. Tres días en los que mi única compañía son los pajaritos que cantan del árbol en frente a mi cuarto. Son tres días en los que mi madre y mi padre no hacen más que pelear, provocando explosiones de ira a mi hermana, demasiado extresada por la situación en casa y en la escuela.

Los profesores, y hasta mis compañeros, llaman a menudo para saber cómo estoy. Tsk, hipócritas. Nunca les ha importado nada de mí, ni antes ni después del accidente. Son como buitres que vuelan alrededor de los animales moribundos, esperando a que se vuelvan cadáveres. Pero no les daré la satisfacción. A nadie.

Sí, estoy herido, dolorido y frágil, pero me repondré y cuando lo haré, me iré de este nido de predadores egoístas. No estoy loco y se lo demuestraré.

“Si no quieres volver por mí, hazlo por tu hijo. Necesita un padre.” Grita mi madre de la planta baja.

Oigo alguien que golpea a mi puerta y como siempre, no respondo. Sé que es mi hermana, y también sé lo que quiere.

“Kyu, ¿te sientes mejor? No tienes que escucharlos… Todo volverá como antes y nosotros… tú regresarás a sonreir”, murmura Ahra desde el pasillo.

Sonrío amargamente. “Sabes noona, siempre pensé que la familia fuera un lugar seguro, donde podía ser quien quisieras ser, en el que refugiarte cuando lo necesitabas...” Seco una lágrima, la enésima desde que me encerré aquí. “Pero no es así. Los echos demuestran lo contrario, y sabes cuanto me importen las evidencias, como un scientífico… Deja de decir que todo saldrá bien, porque no es así. Seguirán pensando que estoy loco y al final me llevarán a una casa para enfermos mentales. Mamá y papá no pararán de pelear y se separerán. Tú te irás por tu camino, dejando atrás a tu familia. ¿Y sabes qué es lo chistoso? Que se darán la culpa, pero al final solo hay una persona que tiene la culpa: yo. Si no hubiera obligado Jongwoon a salir de casa aunque nevaba con fuerza… Si no hubiera sido tan egocéntrico… él todavía estaría vivo y nosotros seríamos una familia feliz. Lo siento, Ahra, por haberte quitado la alegría de tener una familia normal”, murmuro rápidamente, secándome las lágrimas.

Del otro lado de la puerta ya no oigo los gritos de mi madre, solo los sollozos de mi hermana que me llama, que me suplica de dejarla entrar. ¿Por qué tendría que hacerlo, cuando ellos mismos me encerraron?

 

 


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