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¿Héroe o Villano? por minima

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4.- Fin de la noche

Mewni, tan solo el nombre es sinónimo de grandeza. Mewni, el reino donde poderosas y gloriosas reinas han gobernado por generaciones desde los inicios de su historia. Mewni, tan perfecto… o casi tan perfecto.

Pues en este glorioso reino había un mal que aquejaba a su gente, un mal que tenía nombre y miles de borrosos rostros, y este mal era conocido como MONSTRUOS.

Monstruos de diversos tipos y tamaños, había tan grandes como una casa y otros tan pequeños como un mewmano, pero no te dejes engañar, sea cual sea su aspecto frágil y engañoso o aterrador y sanguinario, ningún monstruo es bueno.

Viles creaturas que atentaban contra la vida pacifica del reino, seres sin alma o corazón cual su mayor placer es hacer sufrir a los mewmanos.

Por eso la amada reina y su ejército se han encargado de proteger a su gente, y poner como objetivo acabar con este mal que por generaciones ha infestado estas tierras y aquejado a su gente.

Salve la gloriosa reina Moon Butterfly “La inconmovible”, su campaña anti monstruos llevaría a la verdadera paz a Mewni.

Y así fue como un grupo de desorientados adolescentes fueron introducidos a su nuevo infierno, raptados desde su hogar, desorientados y temerosos apenas procesaban lo que aquella chica acababa de decir.

¿Monstruos? ¿Reinas? ¿Qué carajos era “Mewni”?

Pero las preguntas no fueron respondidas, las quejas no fueron escuchadas y si alguien quería pasarse de listo con algún comentario o pensando que podía escabullirse desde el primer intento demostraron con castigos que no tenían opción.

Marco fue uno de esos pobres chicos crédulos que trato de exigir respuestas y negarse a seguir ordenes de esa loca desquiciada en su primer día de “entrenamiento”, el resultado de tal muestra de rebeldía fue ser llevado a un poste por un par de hombre corpulentos, ser despojado de su sudadera y ser atarlo en este para que quedara abrazando a este, para dar la espalda a uno de los entrenadores de su nueva prisión, no supo lo que paso hasta que el primer golpe azoto su espalda rompiendo la tela de su camisa hasta llegar a su piel.

Así Marco Diaz aprendió su primera lección en este espantoso lugar.

Aquí no escuchaban de razones o lógica.

No conocían de derechos humanos o respetaban la vida en general.

Ya no eran simples adolecentes, se habían vuelto esclavos que servirían de soldados para servir a un reino que no era el suyo a una causa en la que no creían.

Lo peor de todo es que no era una pesadilla, con cada golpe y gota de sangre derramada supo en carne propia que esto era la realidad, su nueva realidad.

*+*+*+*

Corre, eso es algo en que ha mejorado mucho en este mundo, corre rápido a través de los arboles esquivando ramas y raíces, piedras y arbustos, corre más rápido de lo que alguna vez lo hizo en la Tierra, pero no es suficiente, aquí nunca es suficiente.

Por eso al igual que sus piernas se mueven más rápido que lo que hicieron en su hogar natal, su mente se ha vuelto más aguda, más rápida de pensamiento para poder sobrevivir en ese lugar.

Les dijeron desde el primer día que los monstruos eran el enemigo, pero todo forastero de ese mundo sabe que no son lo único que hay que temer en ese lugar. Los mewmanos son su propia versión de monstruos, no tendrán escamas, pieles o cuernos y colmillos, pero lo que hacen ellos, lo que les hicieron a ellos solo puede ser descrito como abominable.

Ahora hay un monstruo persiguiéndole, pisando sus talones y más atrás, por los gritos que oye, soldados mewmanos.

Su corazón palpita rápido, la adrenalina inunda su ser, y piensa en mil cosas a la vez, los pensamientos de su familia y hogar siempre enraizados en su mente, descansan en el fondo como consuelo y principal preocupación en cada momento, piensa en lo que pudieran hacerle si cualquiera de sus perseguidores le atrapa, todo por lo que ha estado luchando y planeando podría desaparecer, ya que no solo es su vida la que corre riesgo, pues también están los del campamento y sus amigos.

No regresaría con los soldados de Mewni, ni tampoco se dejaría alcanzar por ese hombre reptil.

En este punto está jadeando bajo su máscara, tiene buena condición física, pero no se compara a los “monstruos”, ha visto a estos cargar grandes rocas, cruzar grandes distancias y resistir los ataques de un soldado mewmano sin pestañear, y aunque un mewmano no es tan fuerte como un “monstruo” en la mayoría de los casos, estos soldados tienen años de entrenamiento.

Es aquí que debe probar ser más listo que sus perseguidores.

El bosque es un terreno difícil, pero no imposible de cruzar, pero no está en la Tierra donde hay senderos y la mayor preocupación es un oso o puma como algo que te pudiera atacar, un alce quizás también, ero esto es Mewni, y aquí hay mucho más que un animal carnívoro o un herbívoro de grande cornamenta.

Gira por el árbol que tiene enredadera de espinas, salta el tronco seco, el suelo se siente más suave, está cerca.

Si hay hidras en este mundo, ¿Qué otras cosas habría ahí afuera?

Ya llevaba cerca de un año ahí afuera y aun existían cosas que desconocía, por eso confiaba mucho en su memoria para guardar cualquier migaja de información valiosa.

Cuando nota el piso más suave y lleno de barro procede a escalar el árbol más próximo, estos bosques tienen arboles gruesos y de ramas resistentes que resisten su peso, por lo que es fácil saltar de una rama a otra sin temor a que se rompa la madera, pasa de un árbol a otro y cuando nota terreno más seco baja de un salto y sigue corriendo.

Por un segundo mira sobre su hombro, y ve como el hombre lagarto sigue una táctica similar a la que uso él para evitar esa parte del bosque llena de barro pero en lugar de saltar de rama en rama utiliza sus brazos para balancearse y avanzar hasta la siguiente rama.

Era más que probable que este supiera que había en el barro, los monstruos han vivido en bosques similares a este por generaciones.

Sigue corriendo sin detenerse, está un poco decepcionado de que su táctica no funciono con este hombre lagarto pero al por fin alejarse unos cuantos metros más puede decir que al menos los soldados mewmanos no tuvieron la misma suerte.

Bajo del barro escondida había una planta, a veces es visible sobre el suelo del bosque, pero cuando la tierra esta húmeda y suave aprovecha esto para esconderse debajo del barro para así ser imperceptible para posibles víctimas, no sabe cómo se llama pero no puede evitar compararla con una planta carnívora, pero en comparación a las de la Tierra que solo atrapan insectos o animales pequeños, esta de proporciones enormes en Mewni es capaz de atrapar grandes animales e incluso personas. La primera vez que vio una está atrapo a un insecto parecido a un ciempiés del tamaño de una manguera de bomberos.

El soldado solo podría escapar si es ayudado por sus camaradas, y estos se quedaran a hacerlo, pues los buenos soldados escasean como para perder uno por una horrible planta.

Pero el hombre reptil es otra cosa, no caerá tan fácilmente o así parece en algún simple truco.

Es casi como si fueran un cazador y su presa, y en este escenario él es la presa.

Si fuera el mismo chico de aquel primer día en Mewni, con la espalda aun sangrando por el castigo del látigo y el miedo ahogándolo, tal vez estuviera aterrado, tendría un ataque de pánico o se desesperaría, pero algo que hicieron bien esos malditos soldados fue endurecer su carácter y a pesar que no se ha librado del miedo no deja que este le domine.

Hay más cosas en este bosque que se pueden aprovechar, y si esas no surten efecto, el mismo carga con un par de trucos.

Busca en el bolsillo de su pantalón y saca un pequeño frasco con una mecha, de su otro bolsillo saca un par de piedras que al chocar fuertemente una contra otra sueltan chispas, es con esto con lo que normalmente prende fuego. Es un poco difícil hacer esto mientras está corriendo y tratando de esquivar los obstáculos del bosque, también está demasiado oscuro debido a que llegaron a la parte más frondosa del bosque.

Empieza a chocar las piedras mientras trata que la mecha está cerca de las chispas, cuando estas chispas por fin crean una pequeña llama en la mecha suspira de alivio.

Relentezca un poco el paso, solo un poco y mira sobre su hombro.

Esta tan cerca, puede ver esa silueta alta acercarse un poco más, seguramente va aprovechar que ahora corre menos rápido para atraparle.

Arroja el frasco a los pies de ese sujeto, aparte de la mecha este estaba lleno de aceite de un tipo de nueces de esos bosques que es altamente inflamable, y para hacer más efectiva esta pequeña arma como truco extra agrego otros aceites de otras planas que al quemarse crean un humo muy irritante para respirar. No es una cosa que cause un daño mortal o al menos para eso no fue creado, más como una distracción la cual está surtiendo efecto inmediato.

Al escuchar la fuerte tos del hombre lagarto apresura el paso y se pierde en la espesura del bosque, debe alejarse lo más rápido posible.

Tose, no puede evitar parar de toser, le arde la garganta, las fosas nasales y los ojos incluso empiezan a picar y lagrimear, la sensación es que es picante, sea lo que haya en el humo es muy picante e irritante.

Eso fue un truco muy listo, no se esperaba que tuviera esta clase de arma, o que la usara de esta manera, no apunto a su cuerpo, si no directamente a sus pies donde sus botas le protegen, si hubiera apuntado directo a su cara desprotegida el aceite hubiera causado graves quemaduras.

Aun así este humo irritante no le deja continuar adecuadamente, sigue tosiendo.

Al menos había confirmado algo esta noche, quizás no había logrado atrapar a aquel ser tan rumoreado en el campo de batalla, pero por fin había confirmado su existencia, y de “espectro” o “fantasma” tenía nada.

Motivaciones y objetivos aun eran desconocidos, especie también, aun no descartaba que fuera una especie de truco, solo podía concluir que era… interesante.

Cuando los efectos de aquel humo se disipan y ya no hay rastro del “espectro” decide volver con su ejército, se agacha y toma lo que queda de aquel pequeño frasco de barro, podría preguntar a sus hombres que había exactamente en esa cosa.

Su presa había huido, pero algo le decía que tendría más oportunidades de ahora en adelante.

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